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LO QUE NOS UNE por Mariposa23

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Lo q los une.
Sin importar q, hay algo q los une.
No es q tenga gustos en común. Pues son, la mar de diferencia.
Wolfram podrá ser un mocoso, caprichoso y egoísta. Pero.
Gunter es arrogante, es adulete y pervertido.
No hay hombre perfecto, es lo q dicen…
Tampoco es q ronden por la misma edad.
Gunter a Wolfram le lleva unos cuantos y bien considerados, siglos.
Tampoco es q se parezcan físicamente.
Wolfram tiene el cabello color oro reluciente y los ojos corazón de jade.
Gunter tiene el cabello lila irreal y los ojos de un plata tan puro, q refleja los matices más imponentes del entorno.
Gunter el bueno con las palabras.
Wólfram es bueno con las armas.
Wólfram es estúpidamente inocente.
Gunter solo lo fue al nacer.
Visto desde cualquier ángulo los separa un abismo tras otro.
A ninguno de los dos. El otro le cae bien.
A Wolfram le parece q Gunter es un lambiscón, sin escrúpulos q no necesitaría intereses de por medio para bajarle el marido.
A Gunter le irrita la forma de ser de Wolfram. Tan impulsivo y torpe, tan arrogante y necio.
Ambos tienen mucho q decirse.
Y si bien, estos turbios pensamientos se han mantenido en silencio por largos años. Es porque verdaderamente, nunca han tenido la oportunidad o el tiempo suficiente para gritarse lo q sienten y piensan en la cara.
Al final. Gunter será un perfecto diplomático, como una serpiente q se mantiene serena. Hasta q se lo provoca lo suficiente para q enseñe esos dientes, totalmente envenenados.
Wolfram por otra parte, no necesita de provocación, nada sobrepasa sus límites por q no los tiene. Si siente q debe decir algo. Lo hace, sin complejos, ni peros o excusas, o mentiras. Es honesto aun q sea imprudente.
Nadie q no conociera adecuadamente a estos dos, tan diferentes, sería capaz de advertir. La dura diferencia q los hacia incompatibles tan solo de respirar el mismo aire.
Gwendal lo sabía.
Conocía muy bien a Gunter, trabajo por mucho tiempo con él. Y conocía de sobra a su hermano pequeño. Lo había visto crecer y formarse desde q estaba en el útero de su madre, del tamaño de una pepita.
Sabia q no era buena idea ponerlos a los dos en una misma sala, sin alguien o algo de por medio q distrajera toda su atención el uno del otro.
Gwendal tenía una formación militar. Era un hombre de estrategia, precavido y visionario. Con una proyección muy larga, asombrosa y bien fundamentada; eficaz a la hora de prevenir encuentros posibles q terminaran en seguros desastres. Una de sus especialidades dentro de su carrera militar era la milagrosa eficiencia q tenia de hacer emboscadas. Pese a ello, nunca por ningún motivo bajo su guardia. Gunter y Wolfram habían coincido.
Debía reconocerse a sí mismo, q tuvo bastante éxito durante años de paz y quietud.
Dejando los contradictorios pensamientos de Gunter y Wolfram, para la exclusiva soledad, y los escasos minutos se podían dedicar el uno a pensar en el otro.
Y si Chéri lo sabía. Lo ignoraba bastante bien. Ella era así. No era alguien q supiera como afrontar los problemas o cómo lidiar con ellos; razón misma, por la q abdico. Probablemente, pese a ello. Tampoco era una buena madre. Ella no savia de responsabilidades. Siempre había crecido como la eterna niña y ya se le hacía costumbre, esas malas mañas de la ineptitud de un joven.
Por otro lado, definitivamente Conrad, tenía q saberlo, sobre todo por ser uno de los estudiantes de Gunter, estaría enterado de como pensaba su maestro y q idea tenia de cada uno de los miembros de la familia. Weller no era tonto. Pero como siempre desde su llegada. Había permanecido al margen de la “familia”. Gwendal no podía contar con él, y Conrad lo sabía y lo asumía.
También estaban las criadas más cercanas, y hasta Yozak.
Tal vez, algunos otros más con increíble percepción. Porque nadie era más cercano a ellos.
Como sea. Todo había está funcionando relativamente bien. En esa hipocresía anestésica.
Pero llego Yuuri.
Y su personalidad descuidada. Hacheando leña a un fuego q amenazaba con ser incontrolable.
De la ya mala relación q se auguraba para Wolfram y para Gunter. Yuuri, vino a empeorarlo todo.
Ahí casi había rivalidad, después de su llega. Solo la molestia de la presencia ajena, era el hecho por quien estaba más cerca de Yuuri. Era una competencia nata.
Donde los dos podían vencer. Excepto q Wolfram llevaba una pequeña ventaja, en un sopapo sobre su mejilla izquierda.
Pero la cosas es q después de muchos años, de aversión asía el otro.
Wolfram y Gunter se dieron cuenta q tenían algo en común.
Yuuri.
Y su amor por él.
Ya sea q Gunter es un lambiscón interesado. O lo q sea. Tenía un real interés por el chico mucho más joven de cabellos negros.
Y por otro lado. Ya sea caprichoso, egoísta y mocoso. Wolfram también tenía un real interés por el debilucho q al principio rechazo.
Los cielos y otros espectadores. Saben de los esfuerzo sobrenaturales q había hecho Gwendal para evitar ese día, esa situación. Ese desastre. Surreal q amenazaba con por fin derruir el castillo Pacto de Sangre, en una lucha sin cuartel a muerte, entre majutsu de dos nobles.
Y esta pasando. El día, la situación. En la q Gunter y Wolfram estaban bajo el mismo techo a menos de 40 centímetros de distancia, sin ninguna persona o motivo q los distrajera de la molestia q sentían por sus diferencias.
El castillo estaba en entera tención desde q los vieron entrar a uno de los salones del castillo y sentarse lado a lado en un amplio sofá. Demasiado juntos para tanto espacio.
Conocidos y extraños paseaban de vez en vez. Por el pasillo. Listos para interponerse en cuanto comenzara la lucha, a la vez, curioseando un poco sobre como aquellos dos personajes diferentes osaban compartir espacio.
Eran como la luna y sol exactamente.
Se repudiaban entre sí. Y aun q ambos eran “astros”. Su eclipse era sinónimo de cataclismo.
La primera hora todos miraban incrédulos.
La segunda hora, muchos más miraban expectantes.
La tercera hora, era irreal; para todo el castillo y algunos más de afuera. Los chismes si q corrían rápido.
Pero a la cuarta hora. Ya era inaudito.
Ya nadie soportaba la tensión, el estrés q se respiraba.
Gunter y Wolfram seguía ahí, perfectamente quietos, y sentados. Mirando a la nada sin siquiera notarse, como si se ignoraran; y aun así. La cercana era tal q sus hombros y sus costados y sus piernas se rozaban. Entre la obvia diferencia de complexión y estatura.
El silencio crítico del momento, fue interrumpido, nada menos q por su majestad.
El único siempre ignorante eh inalterado q era Yuuri.
En las ya ocho horas q Wolfram y Gunter permanecían juntos y sentados. Aun no se habían matado, pero ¿Quién sabe? Agregando a la concentración aquel tema en común q los movía.
Un nuevo elemento una reacción diferente.
Yuuri no noto el aire tenso, el ambiente pesado y estresante. Ni se fijó en las posturas alertas de todos los guardias. Fue directo al grano soltado la “novedad”.
Y fue tan denso. Que todo mundo sintió q seria como encender la mecha de una peligrosa bomba q arrasaría con el planeta. O todos los planetas en su defecto.
Yuuri solo llego y dijo algo como “Gunter, Wolfram. Qué bueno q los encuentro reunidos, por q justo quería hablar con ambos. Es sobre el compromiso. Deseo romperlo ahora q eh encontrado al amor de mi vida. Y para ello requiero tu cooperación Wolfram, a la vez q quiero q Gunter se haga cargo de todos los pormenores. Bueno eso es todo. Voy a enseñarle el palacio a mi novia” o algo así fue lo q todo el mundo alcanzo a entender.
Nadie lo sabe a ciencia cierta. Todos estaban demasiado azorados y estáticos como para comprender más palabra.
Pero en cuanto el mensaje se procesó. Todos corrieron. En silencio. En orden. Pero despavoridos al fin.
Fueron a refugiarse al extremo opuesto de la sala donde justo Gunter y Wolfram estaban.
Eso sí, sin dejar de prestar atención a lo q sucedería después. Pasando por el lado de una ignorada, joven, morena y obviamente campesina, q todos supusieron seria la nueva novia de Yuuri.
Su majestad ni lo noto. Hasta q Conrad frunció fuerte el entre cejo y se puso alerta para pelear.
Entonces, solo entonces Yuuri, pensó q quizá había dicho la noticia de manera muy torpe y repentina. Por ende se esperaría una mala reacción de ambos.
Ni cerca de entender el verdadero problema.
Y cada persona sin excepción, espero cualquier tipo de reacción monstruosa, viniendo de ellos.
Pero lo único a resonó al tiempo en el q todo mundo serraba los ojos. Fue un claro, y sonoro sopapo…
La mejilla izquierda roja de.
Gunter, confirmaba lo q era. Un propuesta de matrimonio.
Y definitivamente paso la reacción, más irreal y monstruosa. Que nadie jamás imagino.
Todo mundo soltó un jadeo cuando vieron la mano de Wolfram, aun levantada cerca de la cara de Gunter.
Lo peor era todo. La situación extraña. De repente, es como si todo se hubiera dado la vuelta. Como si norte y sur sonaran totalmente discordantes y locos. Cada cosa de la sala, los colores el mero color del atardecer, era como contemplar un paisaje incómodo, desubicado y poco cuajante. Como notar obviamente algo q no pertenecía allí.
Pero lo peor de todo, no era todo en sí.
Sino sus miradas.
Una verde, siempre ceñida de reproche, más verde q la hierba y más brillante q las joyas.
Y una mirada, plateada. Con un contraste lila del cabello q se le resbalaba sobre la cara. Una mirada fría y oscurecida. La de un hombre mayor.
Aun así. Dos miradas seguras de lo q hacían.
Wolfram no se veía arrepentido o en todo caso impulsivo; se veía en calma pero decidido. Seguro.
Gunter, tampoco se veía sorprendido, o molesto; se veía receptivo, a lo q sabia q iba a recibir. Seguro, también.
Y quizá eso era lo más horrible. Lo asfixiante q era el aire entre ellos. Donde no cabía nada, ni siquiera las dudas.
Nadie tenía palabras para expresar su confusión. Era un silencio rotundo. De miles de preguntas q mueren apenas al pasar por sus gargantas. Muchos pares de ojos bien abiertos para asegurarse de q lo q ven es real. Y uno q otro q se veía pálido y lánguido ante la situación.
Yuuri entre ellos…
Pero por primera vez, en siglos de conocerlo. Escucharon una voz muy diferente, en Gunter.
Una voz, serie y sabida. Experimentada. Y afianzada.
G-bueno. Majestad. Realizaremos el proceso mañana. Tal parece q tiene todos los factores a favor para realizar su anulación adecuadamente. Si me permite. Me gustaría, en lo q resta de las horas hábiles, tramitar mi propio compromiso.-hablo todo el tiempo de manera formal, controlada, sin exagerar en su tono, como ya era habitual. Y sobre todo sin romper el contacto frente a frente q tenía con Wolfram.
W-respetare tu decisión majestad. Por muy imprudente q sea. Y si mi opinión contara en algo, sugeriría q fuera mínimo alguien de la nobleza. Es necesario mantener la estirpe y cierto grado de eficiencia. Preparación-Wolfram también hablo sin dejar de ver a Gunter. De manera tan profesional y objetiva q nadie volvería a creer q era solo un niño. Un “mocoso caprichoso” no pensaría de una manera tan racional y políticamente aceptable.
No hubo berrinches y ni reproches.
El consejero no objeto, la obviamente mal decisión.
Wolfram no se resistió, y como su formación lo requería. Dio su opinión estratégica sobre lo q significaba traer a una campirana plebeya para convertirla en reina.
No se quemó nada y no hubo majutsu descontrolado.
Wolfram camino derecho con Gunter a su lado. Aun paso relajado pero firma. Haciendo una pequeña reverencia en despedida, al pasar por el lado de su majestad.
Solo varios eh incontables minutos depuesto. Todo mundo fue capaz de movilizarse, como si recién fueran capaces de volver a latir. A duras penas. Todavía bajo el sopor de lo acontecido. Con la mente en Babia, y en completo shock.
La cena y la noche. Todo el mundo se la paso así.
Probablemente nadie durmió. Más de un par de horas, si bien el sueño les había vencido en todo caso. Pero hubo aquellos q no pegaron pestaña. Ni por sueño, ni por nada.
Nuevamente, aquellos, eran solo los más cercanos.
Wgendal, Conrad, Chéri. Y sobre todo Yuuri. Había tenido q prácticamente correr a su “novia”. Porque enserio necesitaba ese tiempo a solas. Para bajar de la estratosfera a la realidad.
Y como en cualquier aterrizaje. A Yuuri no le gustó nada.
Seguía sin dar crédito a lo q paso. Como los otros tres familiares cercanos.
¿En verdad Wolfram y Gunter pasaron ocho horas sin matarse?, ¿En verdad Yuuri rompería el compromiso para casarse con una vulgar extraña q apenas había conocido?, ¿En verdad Wolfram abofeteo a Gunter, para proponerle un compromiso. Un matrimonio?, ¿En verdad Gunter no se enfadó ni se sorprendió con esta acción?, ¿En verdad Wolfram iba a permitirle a Yuuri disolver el compromiso?, ¿En verdad Gunter no tenía nada q objetar al respecto de todo lo q estaba pasando?, ¿En verdad esos dos aceptaron tan tranquilos casarse?.
¿Era una mala broma?.
¿Una pesadilla?.
¿Qué era?.
No podía ser real, ¿cierto?. ¡¡¿¿CIERTO??!!.
Y si lo era. ¿Qué aria todo el mundo?.
¿Qué aria Yuuri?.
¿Qué aria la familia de Wolfram?.
Una tras otra, preguntas sin contestar, q apenas y solo en la soledad de la noche, fueron capaces de efectuarlas. Solo a en la mañana se plantearon expresarlas audiblemente. Para quienes era protagonistas del caos q habían causado.
Pero las cosas no fueron diferentes ese día del anterior…
Nuevamente más tención. Y esta vez, Yuuri no sola se dio cuenta de ello. Sino q también la sintió en carne propia.
Cuando, todos estaban reunidos en la mesa. Todo ya estaba servido. Eh incluso estaban quienes ni habían sido invitaos, ni debían estar allí. Demasiados sirvientes y empleadas. Demasiados guardias.
Pero quienes brillaban por su ausencia. Eran nada menos q los principales.
Wolfram y Gunter.
Todos estáticos. Esperando a alguien en particular o los dos, justamente a esas personas. Esperando el siguiente movimiento. El fin de los tiempos.
Creyeron q llegaba cuando avistaron una rubia cabellera y otra lila. Caminando al mismo ritmo y acompasadas.
Dos cabezas, una más baja q la otra. Sinónimos obvios de las muchas y divergentes diferencias.
Hubo respiraciones contenidas y miradas fijas. Un poco de aquello y un poco del otro. En lo q Gunter y Wolfram tomaban asiento. JUNTOS.
Extraño. Era extraño.
Empezaron a comer, aun si el resto no lo hacía.
Gunter un poco de café con leche. Entregándole posteriormente, la tetera de la leche a Wolfram. Quien se sirvió un vaso lleno.
Y Wolfram tomando un poco de las masitas dulces, para luego ofrecerle unas saladas a Gunter. Quien obviamente disfrutaba de este tipo de repostería.
Todo en una armonía aberrante.
Consumieron de apoco y con su acostumbrada educación todos los alimentos.
Hasta q ambos fueron a por el azucarero.
Y sus manos coincidieron en la trayectoria.
Hasta ahora esos juegos de tira y afloja. Solo habían sido una tentativa, un baile picante y peligroso de provocadores. De dos elementos q se incitaban entre sí. Había sido satírico conforme parecía tener cadencia. Mientras provocaban a su impaciencia.
Pero esto. Esto nuevamente era como sentir la chispa del fuego encenderse.
Por el aire voló la tensión y sonidos. Pequeños gemidos de aprensión. Parpados q se sierran fuerte. Y puños q se aprietan. Incluso mandíbulas y dientes q rechinan, hasta espadas y otras armas de defensa q son ceñidas y aseguradas por sus portadores. Todo esperando la conclusión de ese electrizante contacto.
Que no resulta, ser más; q tirar. Un mondadientes en un volcán.
Nada del otro mundo. Un trocito de leña tan insignificante q se consumiría tan solo en su caída libre a la ardiente lava.
Para el resto no hubo explosión. No tan literal. No aun.
Vino como un impacto psicológico, segundos después.
Cuando Gunter saco. De algún misterioso lado. Una sonrisa luminosa a ojos serrados. Tonta y divertida. Más parecida al Gunter habitual de hace menos de 48 horas. Y a su lado Wolfram, sonrió también, con los ojos cerrados y las cejas rubias siempre arqueadas en un rictus involuntario de soberbia. Una pequeña sonrisa satisfecha y porfiada. Que siempre daba cuando muy pocas cosas, muy pocas cosas eran de su total agrado.
Luego ambos continuaron con lo q hacían. Wolfram le cedió el azúcar a Gunter primero. Y luego él se la devolvió al otro. Simple y sencillo. Casi insignificante de no ser por esas sonrisitas.
Hubo silencioso caos. Durante unos minutos. Y más preguntas.
¿Qué había sido eso?, ¿se sonrieron?, ¿Wolfram le cedió algo a alguien?, ¿Gunter acepto el cortejo?.
Sí, sí, sí. Y ¡sí!.
Todo eso paso. Era real. Y era aquí y ahora…
Nadie supo cómo continuar después de eso. Asique por más y más minutos todo siguió congelado para el resto. A excepción para Wolfram y Gunter; q continuaron con su desayuno hasta acabarlo; una vez así, ambos se pusieron de pie, encaminándose así a la salida del salón.
Y en algo inusitado. En un gesto espontaneo, poco estudiado. En una total alineación de planetas. Gunter y Wolfram.
Se tomaron de la mano.
A escasos pasos de la mesa, bien iluminados por la luz de la mañana.
La mano pequeña apresando fuerte, a la mano delicada pero obviamente más grande.
No era forzoso o incomodo; era, algo así como casual.
Y para colmo, las palabras de Wolfram…
Quien detuvo sus caminares y giro medio cuerpo para enfocar en la mesa.
W-Majestad. Apresúrate. Tenemos q tramitar la anulación del compromiso.
Nítido, sin sentimientos de trasfondo. Ni desinteresado ni interesado.
Como si hablara sobre una posible tormenta a lo largo del día. O q programara una cita con el dentista. Algo q incumbe un poco a todos. Pero pro sobre todo a ellos tres.
Gunter, Wolfram. Y Yuuri.
Más silencio.
Era tan…
Anormal.
Desde sea q lo vieran. Era terriblemente anormal.
La pasividad. La disolución. La pareja.
No solo extraño. Extraño se queda corto. Ya no puede ser irreal. Ya deja de ser una alucinación conjunta, porque verlo tantas veces en menos de dos días, tan tas personas. Ya está algo más q probado. Anissina no necesita a la ciencia para saber q no cayó en un vórtice de fantasía.
Es real dentro de su realidad.
Pero no es normal.
No puede.
Vale, es raro hasta los cojones. Como ver a una gorda, desnuda en medio del mar, con una cola de pez, cantando. La peor versión de una sirena, un mito q es casi cierto. Pero es raro de encontrar, ver y ver q no es como lo cuentan.
Vale, es real. Tanto q se les erizan los vellos y ya les arden los ojos por no pestañar. Tanto q la imagen quema. De dos manos juntas. Pero no cualquier mano. Sino las de Wolfram y Gunter. Juntas. Otra vez esa palabra q retumba en su silencio.
Juntos. Porque ahora esos dos lo están.
Y ya no son Wolfram o Gunter. Son Wolfram y Gunter. Son pareja.
Porque hasta donde recuerda todo mundo. Ayer Wolfram pidió matrimonio a Gunter. Y él no solo acepto sino q se puso manos a la obra para legalizarlo cuanto antes. Para estas horas del día. Ese documento, en letras mayúsculas. Que dice:
“COMPROMISO VALIDO Y APROVADO, POR LA CORTE Y LA VOLUNTAD DE SU REAL MAJESTAD YUURI SHIBUYA. HABILITADOS, PARA MATRIMONIO, SEGÚN LAS LEYES ESTIPILADAS: Wolfram Von Bienefeld Y Gunter Von Christ DE LA FAMILIA NOBLE, Von Bielefeld Y Von Christ. SON LICENCIADOS, PARA TOMAR LA SAGRADA UNI“N. VIGENTE Y PERMANENTE, POR EL REINO SHIN MAKOKU.
FIRMA SU MAJESTAD REAL: ……………………..”
A solo una firma de pasar, sobre la línea de puntos.
Debe estar completamente terminado. Y listo pare recibir el “autógrafo” de Yuuri. Eso más y la sentencia, o más bien. El compromiso esta hecho y listo para ser presentado a sociedad y consumado. Aun q para estas alturas todo el mundo ya lo debe saber.
Nada más una minucia legal. Que solo lo hacía más real.
Y Yuuri. Se ha está conteniendo. Ya no sabe desde hace cuento. Si desde q los vio comprometerse, o desde q se fueron, o desde q llegaron tarde a la mesa, o desde q se tomaron las manos. Probablemente. Desde q los vio juntos en un mismo espacio, solo sentados. Es solo q lo ignoro. Lo mantuvo dentro, por q era un necio y un cobarde. Porque era realmente estúpido.
Pero lo q realmente sentía era desagrado.
Repulsión. Repudio, asco, rabia.
¿Celos?.
Sí, celos. Y unos bien enormes.
Se supone q no tenía esos sentimientos para Wolfram, y se supone q lo q hiciera o dejara de hacer Gunter, le tenía sin cuidado. Pero ahora, la situación era tan seria, q no podía detenerse en lo q se supone q sentiría o lo q sentía realmente.
Ahora solo quedaba. Estallar.
De alguna forma. Quien sea.
Pero tenía q pasar. Todos lo estaban esperando, la situación casi se lo pedía a gritos.
Había cierto tipo de química en el ambiente q requería de una inminente explosión.
Y Yuuri pensó q era su momento para perder los estribos y mandar todo al diablo.
Asique. Se paró tan de golpe de su silla q la volteo. Sus manos hechas puño impactaron contra la mesa haciéndola temblar. Y todo sobre ella. No necesitaba su majutsu para dar mucho miedo de por sí. Cierto, era un joven alegre y despistado. Pero está comprobado q cuando el humano llega a sus límites y se ve acorralado. Se trasforma en una criatura impredecible. Eso era Yuuri ahora. Un cumulo de descontrol humano y terrorífico.
Y-¿Quién les ha dado ese permiso?-silencio tras las palabras dichas en voz gruesa.-¿Quién creen q son. Para tomarse las libertades de comprometerse?... “ más silencio-¡ustedes ante todo, me deben a mí, su obediencia y su respeto. Y no eh escuchado una petición para q les conceda la libertad de formar un matrimonio. Y no lo pienso permitir de esta manera por q yo
Y justo en la parte en la q iba a decir el resto de un discurso. Autoritario eh imponente por primera vez en todo su mandato. Wolfram lo interrumpió. Haciendo gala de su título. De la libertad q podía tener para esto.
W-no majestad, te equivocas. Para algo así. No hay leyes. En Shin Makoku. Que nos obliguen a rendirte tal pleitesía. A excepción de una firma tuya en el documento legalizado de nuestra acta matrimonial. Nada más. No necesitamos una audiencia. Para algo tan simple.
G-¿Qué pasa majestad no veo ningún problema?
Esas voces, la voz, tan calmada y ecualizada de Wolfram. Como Yuuri jamás la escuchó. Y el tono, por primera vez, inocente y hasta blasfemo de Gunter en esa última pregunta.
¿En q momento Gunter y Wolfram cambiaron tanto y porque no lo noto?
La poca de autoridad q quedaba en Yuuri, se escurrió hasta Wolfram. Hasta su mano derecha y hasta la punta de sus dedos. Cuando otro sopapo resonó por todo el castillo. En otro nuevo y menos sorprendente acto monstruoso de reacción.
Una pedida de matrimonio, de compromiso.
Yuuri. Pidió la mano de.
Wolfram.
Otra vez.
Nuevas exclamaciones de sorpresa. Pero lo más sorprendente. El rostro in-sorpresivo de Wolfram. Inmutable y sereno. Aquello, otra vez era raro. Esa expresión en su cara.
Pero lo anormal, vino luego. Como ya era costumbre q pasara.
Un berrinche. Si un berrinche. Una cháchara de celos. Ojos q lloran lagrimitas falsas. Y grititos estridentes, mientras le jalonea la ropa reclamándole.
Es Gunter. Infantil y exagerado como siempre. Reclamando a un pasivo Wolfram. En una escena de celos q tiene todo mal, para empezar sus intérpretes.
Lo q nadie sabe es q es una prueba de fuego. La ultima para Wolfram.
Y para ese momento. Todos pierden la cabeza.
Unos dan pequeños saltitos. Otros se paran, otros se echan, incluso alguien se desmaya.
Esto es irreal. Pero está pasando.
La voz, tranquila y equilibrada de Wolfram vuelve a hacer presencia en el lugar y les da orden.
W-por tanto. Un miembro. El principal de la corte real, ha solicitado mi mano en matrimonio. Considerando, q previamente. Yo ya había solicitado matrimonio a alguien más. Me confiere a mí. Decidir. Con quien deseo consumar. Dicha petición.
Era el caso. Era legal lo q decía Wolfram. Y nadie sospecharía q ese niño supiera tanto de las leyes. Pero ahí estaba, declarando como si leyera artículo por artículo, del código penal.
Y ni siquiera el rey podría debatir a no ser q, en menos de 24 horas reformulara los códigos y artículos de las leyes del reino. Lo cual era imposible considerando la cantidad y la complejidad. Además de lo q opinarían otros mandatarios. Era un caos burocrático.
Asique estaba totalmente con las manos atadas.
Todos en las mimas condiciones a ciegas.
Pero fue más bizarro y repugnantemente dulce. Cuando Wolfram de manera galante y caballerosa. Acaricio el rostro agachado a su altura, de Gunter. Como enredo los dedos entre sus cabellos lilas, y como le sonrió.
Fue en un susurro lo q dijo. Pero todo mudo guardo tanto silencio q lo escucharon todo.
G-descuida. No es como q vaya a humillarte. No te deshonrare. Y todo el amor q hemos perdido. Hoy, lo invertiremos mejor.
Fue una promesa personal, eh íntima sobre un futuro; haciendo referencia a algo q era solo esos dos. Algo q hacía sentir al resto del mundo fuera de lugar. Sobre todo a Yuuri. Porque nadie entendía de q diablos hablaba Wolfram. Lo q si era seguro, era su decisión.

Tres meses humanos después.
Wolfram y Gunter eran un matrimonio consolidado. La gente de los demás reinos los había recibido con extrañeza sobre todo. Pero al ver las actitudes tan cambiadas de ambos. Entonces no quedo otra más q ponerle algo de fe.
Wolfram y Gunter sobre todo. Eran personas nuevas. Ya no se fijaban en el resto y lo q pensara. Ni siquiera en Yuuri.
Había sido duro consumar su compromiso. Tenían al mismo rey en contra. Y toda la bola de borregos confusos q eran sus familiares no ayudaban en nada.
Pero tenía q ser así. Esta era la única opción viable.
¿Por qué?
Porque, quizá. Este es el verdadero comienzo de la historia.
La razón de esas ocho horas, sentados en esa sala mirando a la nada. Antes del compromiso roto, antes del nuevo compromiso. Aquellas ocho horas eran de despedidas internas, decir adiós a quienes debemos dejar. Fue también la razón e acepar la disolución de manera pacífica. La razón de marcar otro compromiso.
La razón de todo.
Era Yuuri otra vez.
Y lo q Gunter y Wolfram tenían en común.
Su amor por él.
Porque ambos se enamoraron. Y porque Yuuri se metió con ambos.
Y al final al saberlo. Después de medio matarse en un bosque lejano al castillo. Ambos rotos, desechos y traicionados. Habían aceptado algo.
La resignación.
Dura aceptación de q. Ninguno tendría el amor de Yuuri.
Y estaban tan solos. Y de repente izo tanto frio.
Gunter un poco más conmovido, sintió mucha pena. Sobre el moco a su lado. Se veía frágil ahora. Después de llorar tanto.
A Wolfram le paso algo similar. Luego de tener el orgullo bien diluido. Se dejó abrazar. Por la figura adulta de Gunter. Se refugió y soltó lo q tenia q soltar. Recibiendo también lo q Gunter le diera.
Solo eran restos del amor asía Yuuri. Restos de un corazón roto.
Sin más precedente. Ese amor q sentían por Yuuri. Les llevo a unirse. Amarse entre ellos también. Amor de compasión, un amor enfermo, una amor de compensación. Amor al fin y como sea.
Habían pasado meses. En ese estado. Amados en esas desgracias, de desgraciada manera.
Hasta q lo supieron el fin.
El fin de la larga espera.
Porque si ninguno iba a tener a Yuuri, por lo menos entre ellos querían tenerse, aferrarse a algo a lo q fuera q prometiera estabilidad en la tormenta.
Para Wolfram fue la experiencia amplia de Gunter. Para Gunter, fue la fidelidad ciega de un niño inocente.
Entonces acordaron. Hablar con Yuuri sobre la disolución de un compromiso q como el mismo Yuuri dijo: siempre fue un error.
A ninguno de los dos ya le dolía. No tenían sensibilidad es todo. Y no es q hubieran sanado. Es solo q después de tanto golpear, el musculo se acostumbra ese tipo de toques. Y después de todo. Que es sino el corazón, mas q otro musculo del cuerpo, ahora acostumbrado. A la indiferencia de un soberano q nunca supo corresponder su amor.
Por eso, se sentaron a esperar a Yuuri; despidiéndose en silencio del alguna vez, amor q compartieron por el soberano. Era necesario decir adiós, para poder comenzar otra vez, adecuadamente. Hasta q al fin, Yuuri vino y solo les facilito las cosas.
Porque todo tiene una consecuencia.
Hasta aquello q no terminamos.
Siempre nos deja como residuo, algo. Lo q sea.
Aun q sea. Un amor desventurado. Nacido del rechazo.
Porque eso era lo q Wolfram le había prometido a Gunter. La noche q intimaron por primera vez.
Lo prometió, invertir mejor sus sentimientos. En una persona q pudiera corresponder, aun q sea con el tiempo. Querían tener la promesa, q no para siempre su amor, seria unilateral.
Y Gunter acepto.
De la misma manera, gustosa q acepto. La intromisión del miembro del menor entre sus entrañas. Nalgas bien dotadas. Y de la misma manera en la Gunter recíprocamente, le devolvió las palabras. Y la estocada. A Wolfram y a su entrada.
Dos donceles casados. Era raro. Era anormal.
Pero en la cotidianeidad q ambos habían construido.
Lo raro y anormal. Iban de la mano. Como algo q de apoco se integraba en su vida diaria.
Posiblemente los dos querían embarazados, considerando q ambos podían. Y q ambos daban y recibían.
Pero aquello era cosa de tiempo, para comprobar.
Por lo pronto. Gunter y Wolfram estaban ofreciendo su amor. A quien podía devolvérselo. A quien por lo menos, estaba interesado en corresponder.
Y mientras, estaban buscando tener más cosas en común. Algo más q el mal amor. Por un tercero, en relación de dos.
Fue ahí. Cunado Wolfram supo. Que recién comenzaba su vida. Fue ahí. Cuando Gunter, supo. Que recién vivía.
No es perfecto. No es la clásica historia de amor, con final de cuento.
De hecho hubo muchos corazones rotos. Los de Wolfram y Gunter primero…
Yuuri jamás se los perdonarían. Y cierto hermano mayor, de Wolfram tampoco, ya q tenia sentimientos, pero bien ocultos, por Gunter. Él, ahora su esposo.
Pero ¿Qué otro final habría. Cuando el patito feo, no se hacía cisne?
Solo les quedaba recuperarse, y sobrevivir a la marcha. Nada más.
Solo ellos dos, porque estaban solos, con un corazón roto. Por el mismo hombre.
El ex prometido y el ex amante de su majestad. Una persona puede relacionarse con quien sea, en cualquier condición; solo basta con q tengan algo en común. Y aun q lo suyo había sido una trillada historia de juegos de a tres.
Quizás ahora, tenían algo más, en común.
Su amor.
Pero ya no por Yuuri.
Sino, por el uno al otro.

Fin.

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