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REACCIÓN por Mariposa23

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Dean no podía decirle a su cuerpo como actuar. La conciencia de él, estaba dormida muy dentro. No dirá q era como estar poseído. Era más bien como estar muy, muy deprimido. Saber q todo está mal, pero no tener la fuerza para hacer algo al respecto. Y solo dejarte ir en ese, anormal sueño.
De todas las cosas q había hecho, sometido a la marca de Caín; esta, sin duda, tenía q ser la peor.
Pero ¿Cómo carajos podía ser su culpa?
Todo lo inicio el ángel. Era su presencia, lo incitaba.
Los dos habían tenido la mala suerte, de tocarse.
Castiel había tenido q detenerlo de alguna manera. Había tenido q avivar su gracia y abrazarlo por la espalda, justo antes de q matara a Sammy. No q no se lo agradeciera. Es solo q.
En el momento en q la marca, sintió la gracia del ángel, fluir libre y ansiosa.
Ese; se había vuelto su nuevo blanco.
Al diablo con matar a Sam o al puto mundo entero. Y aun q seguía sediento de violencia y sangre. Tenía un apetito diferente, ahora. Un antojo.
Por la gracia de Castiel.
Pura, casta, eh inmaculada. Gracia de un ángel, pero no cualquiera, uno pequeño; su ángel.
Los putos ingredientes q, a la marca, le parecían dulces.
Cass tendría q saber entero así. Así de dulce, y puro y sensual al mismo tiempo. Tendría q probar, para averiguarlo.
¿Sabría? como a malvaviscos, lavanda y lluvia. Cass era una nubecita de caramelo, andando.
El pequeño ángel “Cass”, tan sugerente.
Fue por ese, extraño antojo, q la marca se calmó y le rindió algo de control a Dean. Fue porque encontró un “nuevo sabor de helado por probar” y a Dean no le supo nada bien, lo q la marca sugería en su mente, ahora con algo más control sobre su cuerpo, intento por todos los medios, mantenerse lejos del ángel.
Pero, hay q ser realista.
Él y Cass no es q permanezcan muy separados q digamos, porque siempre q están juntos en un caso o lo q sea, ya sea q estén o no poseídos ambos, o solo uno; siempre están, muy pero muy juntos. Como por ejemplo, en las largas miradas, en el, inexistente, espacio personal, las noches en las q Cass, “vigila” su sueño, cuando comparten una cerveza o las veces q Dean le enseña algo nuevo a Cass. Cercanía inminente, una a una se reúnen las cosas o los actos q los entrelazan, inevitablemente.
Desde q lo saco del infierno, Cass parece cocido al costado donde dejó su huella estampada como un “bonito recuerdo” algo así como un enorme “es mío” impreso en el hombro, en forma de la manito de Castiel.
Asique eso de tomar distancias está muy difícil. Cass se las arregla para “visitarlo solo a él” con un muy buen pretexto algo así como: “-es para verificar q la marca este a raya, Dean. No queremos q lastimeras a nadie, y menos a Sam, asique lo mejor es q la mire de vez en vez, ¿vale?-”, se lo dice a la cara, con los enormes y, y, y bobos, ojos azules hipnotizándole, se lo dice siempre q viene en las noches, para cuando Sam ya está muy dormido.
Incluso después de años de conocidos, y Cass con algo más de sentido común. Su ángel seguía sin respetar su espacio personal. Sin respetar nada de la privacidad, en general. Si Cass quiere no hay quien lo detenga…
Y la cosas es q, cada vez q tiene a Cass cerca. La marca bullía, hambrienta y encendida.
Y Cass se le acercaba una y otra vez, incluso cuando dormía. Cass solo se excusaba diciendo, “velare tus sueños Dean”. Otra vez, esa voz, ronca, del ángel, demasiado cerca. Una voz q sonaría, muy, pero muy interesante. Cuando gimiera su nombre, bajo él…
Menuda putada. Mierda, mierda, mierda. Y esa clase de pensamientos eran los q le mandaba la caliente, de la marca. Será puta…
Hasta ahora, Dean se había mantenido más o menos en control, aun con todo y las proximidades del ángel. Y las desquiciantes ideas de la marca con respecto, al “plumero de Chuck”. Pero no sabría, hasta cuándo podría permanecer en control.
Si no habida podido, resistirse a matar en tiempos pasados, ¿Qué le garantizaba, q tendría la fuerza, para no sodomizar al ángel?.
Nada. Exacto. Nada le garantizaba protección a Cass.
Su auto-control se hacía endeble un poco más cada día. Sobre todo, en los últimos días, todo había estado empeorando. Era la marca, reaccionaba ante la gracia de Castiel, portándose incontrolable, agresiva, y…
Excitada.
Exacto. Esa misma palabra. Eso era lo q le pasaba, cerca de Cass.
Primero la marca se encendía en un ardiente rojo, Dean sentía q le estrangulaban el brazo. Y al segundo siguiente, erección instantánea. Que no bajaba con nada. Con nada, q hubiera intentado. A Dean solo le quedaba alejarse de Castiel lo más q pudiera y esperar q esa rigidez en su pantalón se ablandara de apoco, muy lentamente. Y jodidamente doloroso…
Tener cerca a Castiel, 24/7, era una erección permanente, jodidamente apocalíptica. Eh instintos sexuales, mal sanos tirando de su brazo, justo a donde el ángel, era un pesadilla. Era el peor evento sobrenatural q había experimentado.
Nada, ni posesión, ni siquiera, pensar en tener a Gabriel dentro, sonaba tan aterrado, como lo q estaba viviendo ahora.
Dean como buen Winchester, había aguantado hasta las últimas consecuencias.
“sea, hasta ahora.
Asique esa noche, simplemente se volvió inevitable, o eso fue lo q quiso creer Dean, para tener algo de paz, en la conciencia.
Solo fue espontaneo, como cuando juntas los elementos correctos, y tienes una reacción química. Eso mismo fue lo q les paso.
Cass, como muy a menudo hacía, fue al mejor estilo voyerista a “velar los sueños de Dean”, menudas costumbres q tenían los ángeles de la guarda.
Pero esa noche, Dean se había ido algo más q duro a la cama. Ya bien entrada la noche, seguía igual, y de paso tener a Castiel junto, otra vez. Y tan cerca, y ese olor, y las pequeñas ondas de gracia q sentía, desplegarse de Castiel así él mismo. De seguro su ángel de la guarda sentiría, la tención q emanaba Dean, y en un tierno, pero muy estúpido, intento. Trataría de tranquilizarlo con delicadas y cálidas ondas de su gracia…
Joder.
Dean jadeo, al imaginar a Cass. “Tranquilizándolo” de, otra manera. Mucho más sexual y primaria.
Fue el acabose.
Pensar, imaginar todo ello. Fue simplemente el final. Imaginarse a Cass, desnudo, sobre él, montándole vigorosamente. Sonrosado y sudando…
Final del juego.
Su brazo se volvió a encender, solo q ahora era muy obvio, considerando q todo estaba oscuro, y la única fuente de luz era su jodido brazo.
Castiel, francamente se impresiono, se acercó el doble a Dean, apoyándose en la cama, curioseando como un auténtico gato, sobre la marca; hasta q al final, el angelito, había apoyado su mano sobre el muslo de Dean y había apresado, el brazo encendido entre su otra mano, la marca ardió más y se sacudió violenta. Dean cavaba de descubrir q esa cosa en su brazo, era una zona erógena, solo cuando Castiel le tocaba justo ahí, el mencionado al margen de su inicial sorpresa, no hiso amago de marcharse o espantarse. Es más, el muy cretino encendió sus ojos en ese color tan fascinante, entre el azul y brillante.
Dean sintió la humedad de su propio miembro manchar la ropa interior, y hasta las frazadas.
Fue en cuestión de segundos q la luz del brazo, se extendiera por todo el cuerpo de Dean, poseyéndole; con un único deseo.
Poseer a Castiel.
Y no tenía q nada q ver, con una “posición demoniaca” en todo el sentido de la palabra. Era más bien, poseer de: “te lo voy a hacer, muy duro contra la cama”. Simple de entender, ¿no?. Había q ser prácticos.
Y hablando, de practicar.
De pronto Dean empezó a ver todo en un color diferente, como un verde sepia, y supo q tenía los ojos negros como los de un demonio desde ese mismo instante; estaban jodidos, había perdido, todo su puto auto-control justo ahora, y tanto él, como Cass, estaban a la merced, de lo q a la marca le diera la gana de hacer. Aun q quizá, la única parte rescatable de aquella visión del infierno, es q podía ver las alas de Castiel, sin la necesidad de los rayos sobrenaturales q emitía el ángel para q las notaran.
No olvidaría por nada, esas alas negras, y bonitas; sacudiéndose agitadas eh inquietas, algo rotas, pero todavía muy hermosas y protectoras. La parte más sensible de todo ángel…
El resto fue confuso. Todo debatido entre dos luces, los brillos en los ojos de Cass tintineado como dos estrellas centellado, y la luz roja q emanaba todo su propio cuerpo, ardiendo como el maldito infierno.
El cerebro de Dean se entumió, y todo lo q paso por el, fueron imágenes muy eróticas del ángel q tenía en frente. Le dieron tantas ganas de ensuciar ese blanco perfecto, esa inocencia q caracterizaba a Castiel. Se imaginó follando las suaves alas rotas de Castiel, hundiendo bien su grueso pene entre tanta pluma. Quiso saber, a q sabia el cuerpo de su ángel, porque quería morderlo, y chuparlo y lamerlo, y dejar su olor sobre esa gracia. Para q cuando cualquier criatura sobrenatural le oliera, supieran todos q ese ángel tenia dueño; su dueño seria Dean Winchester.
Sí. Sonaba tan correcto. Tan cabal…
Que Dean se espantó de sí mismo, por su rotunda convicción; inseguro si era producto de la marca, o de su propio raciocinio.
Dean toco las alas negras y rotas, con sus manos rojas, y Castiel temblor, liberando en pulsaciones descontroladas su gracia. Le toco con nada más q lujuria, y era obvio q Cass lo sentía, por eso ese lindo rojo arremolinado en sus mejilla; además de las propias alas q iban cediendo y abriéndose para Dean, todo para él. Fue cosa de reacción, nada más.
Sin más previos, con el cuerpo ardiendo y con el otro bien servido, Dean tumbo a Castiel donde sea, y su boca con ligeros colmillos pronunciados, empezó a mordisquear la carne dulce. No era el sabor de Jimmy lo q Dean se llevaba a la boca, era algo más, era la inmaculada gracia de Castiel q residía en ese repitiente,
Sus dedos seguían hundiéndose entre las plumas q despeinaba. El contraste era fuerte, y todo aquello era tan exótico y afiebrado. Aquel encuentro sin duda era sobrenatural, razón por la q las ropas se fueron consumiendo en sus cuerpos, literalmente desintegrando, como si la tela no soportara el calor de sus pieles juntas, nada q resistiera la atmosfera magnética entre dos opuesto q se debían juntar.
Sentir la carne de Castiel desnudo fue mucho mejor q solo imaginar.
A trazos largos las manos de Dean echas garra fueron arañando, cada pecaminoso sector de ese cuerpo prohibido.
Primero el pecho, con aquellas erectas aureolas, rosadas y pronunciadas. El vientre plano, y las caderas, afiladas y simétricas, un maldito pecada. El leve y esponjo vello púbico de Castiel, un poco moreno un poco dorado. Lo olio de allí, y juro q nunca capto esencia más dulce, ese olor meloso solo despertó el celo de su demonio, humedeciendo sus fauces como si se tratara de un autentico famélico.
Castiel solo volvió a temblar, soltando un mudo alarido q reventó lo q de vidrio había, definitivamente, ahora estaban a otro nivel.
Uno: Demonio Versus Ángel.
Dean intercambio de posiciones y jalo las alas del ángel, acomodándolo sobre él. Teniendo un jodido control del panorama.
De repente Castiel se volvió algo más brillante, dejando ir gracia por cada porro del cuerpo. Dean fulguro como un puto mosquito de luz, solo q en rojo. Uno agresivo.
Y ese mismo rojo se desprendió de su cuerpo, con forma de un grueso y húmedo tentáculo, o eso parecía de lo largo y pegajoso q era. Se fue frotando en todo en brillante de Castiel, mojándolo con un líquido medio rojizo también.
Castiel sobre el extendió un tentáculo parecido, menos largo y grueso, y blanco, destilando algo de un color gris muy, muy clarito y tibio. Ese tentáculo, se enredó en el suyo, frotándose y arrimando, como un minino q ronronea. Tan hermoso…
Su propio tentáculo se adentró por el valle entre las nalgas del recipiente de Castiel. Dean se medió sentó, acercando a sus fauces hambrientas la tibia gracia, la carne caliente de Castiel, ese bonito tentáculo q no dudo en llevarse al orificio q era su “boca” y saborearlo bien, chupeteando y mamándolo un poco. Cass soltó más gemidos a otra frecuencia, q continuaron rompiendo todo, pero q no incómodo para nada a Dean, es más le parecieron los gemidos más dulces q nunca escucho en toda su vida, tanto como demonio o como humano. Dean le soltó esa parte sensible de Cass, y la dejo curiosear sobre su propio cuerpo, mientras él le mordía el cuello a Castiel, hasta casi arrancarle una parte de carne. Eso, al día siguiente dejara, algo más, q una marca. Dejaría una cicatriz de posesión, de apareamiento.
El tentáculo rojo se adentró con violencia a un sector q en definitiva, no solo era el interior del recipiente, era el interior de la gracia de Castiel también.
Y entonces comenzaron los movimientos bruscos.
Dean jamás había embestido así. Y estaba más q seguro q, ningún cuerpo q no fuera celestial soportaría esa clase de arremetidas tan fuertes y violentas.
Los tentáculos apenas si producían sonido, chapoteando en humedad. El de Cass le sobaba la entrepierna humana, juntándola con la de su recipiente, ese ángel, era todo un pervertido. Los gritos inaudibles de Castiel, seguían rompiendo cosas y él por su parte tenia las mandíbulas bien encajadas en la carne del recipiente. También gimiendo como animal en celo, solo q contra esa suave carne…
Sus manos seguían perdidas entre las alas. Masajeando tentativamente, el interior de cada pluma. Las manos de Cass le sobaban la marca en el brazo un y otra vez, como si supiera, q tocarlo ahí, solo lo ponía una más…
La fuerza de las sacudidas aumento más, si era posible. Cuando escucho la voz del recipiente de Castiel hablarle, y no audible precisamente.
Una de las “¿ventajas?” de la marca q Cass le había dejado al sacarlo del infierno, era la comunicación telepática q tenían; cuando Dean pensaba mucho en Cass, el ángel le podía escuchar. Y si Dean se concentraba mucho, también podía escuchar a Castiel.
La cosa es q su ángel seguía gimiendo como loco, en esos lindos sonidos afónicos q rompían cosas, y q su parte demoniaca escuchaba, recocina y disfrutaba. Mientras, q la voz de su recipiente, le hablaba por telepatía al cuerpo de Dean y no a su lado demoniaco, sino a su lado humano.
Y lo q le decía…
Joder.
Cass describía vívidamente, como se sentía. Así, ensartado, tocado, en esos puntos q le arrancaban placer. Por la parte demoniaca y la parte humana de Dean. Cass calmaba la turbulencia en la mente de su humanidad, mientras le decía q todo estaba bien, y algo de su excitada gracia, se distraía, para acariciarlo de la manera más tierna y muy profunda y delicada, el alma humana de Dean. No solo era la sensación más excitante q podías tener, como demonio u humano, era la mejor sensación del mundo, y ya.
Entre la gracia y la marca. Eso sí q era sexo duro.
Entre el ángel Castiel y el humano Dean Winchester. Eso sí q era amor. De verdad…
El cuarto, el mundo entero le daba vueltas a Dean. El rojo en su cuerpo le quemo entero, y los gemidos sobrenaturales de Castiel se mesclaron con los naturales del mismo, haciendo un extraño concierto. Todo un coro de ángeles…
Los tentáculos se pusieron más babosos, literalmente haciendo charcos entre ellos. Rayos rojos y blancos se atravesaros enroscándose. Dean le arranco plumas a Castiel. Y sus colmillos fueron a morder la materia suave entre las alas de ángel.
Castiel primero chillo agudo con la voz del recipiente, y luego con la voz del ángel, un montón de cosas se rompieron ante el segundo gemido sobrenatural. Dean le estaba mordiendo en su ala. La parte más sensible del cuerpo de un ángel. Mientras esos tentáculos le arremetían con violencia a su gracia, calentando el estómago de su recipiente. Y la mano de Dean ahora le retorcía los pezones en el pecho, mientras la otra seguían arrancándole plumas, y tenía esos dientes bien anclados, a esa parte, nerviosas y sensible entre sus alas. El propio tentáculo de Castiel estaba fuera de control abriendo una especie de cavidad, húmeda, babosa, resbalosa y caliente, q se tragaba los miembros juntos de Cass y Dean, enteros succionando y contrayendo sus paredes mientras se movían en sacudidas, conforme Dean lo envestía, los dedos del ángel, se aferraban rasguñando la espalda de Dean y ambos no podrían estar más pegados a menos q fueran una solo piel.
Fue un momento muy confuso q paso extrañamente a tiempo. Mi muy rápido ni muy lento.
Sintieron sus cuerpos levitar sobre la cama y todos muebles en general, los tentáculos de sus cuerpos supurar líquidos, sus propios miembros correrse en abundancia muy juntos dentro del tentáculo de Castiel, y su propio tentáculo rojo dentro la entrada del mismo ángel. Y cada parte de su cuerpo sobrenatural y humano, disfrutando la conexión.
Un instante tan verdadero, como la primera vez q se tocaron. Allá en el infierno. Siendo solo alma y gracia. En ese entonces como ahora. Sus verdaderos sentimientos expuestos; dijeron la verdad por ellos.
Dean y Cass perdieron la noción del tiempo, ignorando cuanto estuvieron así de pegados. Flotando y aun con las partes de sus sobrenaturales presencias, juntas en ese estado…
Pero de apoco los colores regresaron a su normalidad.
Y solo quedaron dos cuerpos desnudos y mojados sobre las frazadas de una cama, rota.
Dos cuerpos unidos, sobrenaturalmente y humana mente.
Cass y Dean…
Dean por segundos se odio, por lo q había hecho con su ángel. Pero le regreso el alma al cuerpo en el momento en q Castiel le abrazo. Sin juzgarle, sin culparle, sin asco de él. Y le prometió una cosa.
C-todo estará bien. Dean…
Porque aun q su parte demonio, reaccionara en celo asía la gracia de Castiel. Nada había q justificara, lo hijo de puta q se ponía cuando su lado demonio lo nublaba.
Tal vez solo uno, solo ese alguien sería capaz de abogar por él en ese mal momento. El ser q más intercedía en su vida, ese q le protegía, le defendía y le resguardaba…
Castiel. Su ángel de la guarda.

Fin.

Extra:

Averiguando más y muy privadamente, Dean y Cass se enteraron q si su gracia y la marca reaccionaban así, era por q tanto su alma como el recipiente de Dean y Castiel, albergaba otros sentimientos. Que solo se desbordaban cuando eran entidades sobrehumanas. Y ahí buscaban salir a flote de una u otra manera, de la q mejor supieran en todo caso…
Sentimientos q desde ese mismo ínstate les toco asumir.
Además q se desayunaron la noticia, que aquello q habían hecho era un ritual muy antiguo y muy blasfemo. Considerando q ese era la principal razón por la q cayeron muchos ángeles del cielo en tiempos pasados. No solo por los humanos y sus relaciones pecaminosas, q tentaban a los ángeles. Sino por los demonios q tenían estas reacciones para con los ángeles.
Descubrieron también. Que la marca de los dientes de Dean entre sus alas, no desaparecería jamás. Era precisamente una cicatriz de apareamiento y cortejo. Una reseña de su intimidad con un demonio.
Dean se sintió perdido después de saber esta información.
Cass extrañamente sonrió.
Asegurando q ahora, estaban a mano, ya q Dean, ahora no era el único q tenía una marca sobrenatural sobre el cuerpo. Sino también la tenía él y era de Dean justamente.
Definitivamente. Cass era el único loco q se podía reír de semejante cosa, y sentirse conforme con ello. Así como era el único q entendía los chistes malísimos en enoquiano, q veía las caricaturas como una persecución del humano por lo divino y q no se embriagaba a menos q se tomara una licorería entera. Y sería como sería el único q amara a Dean. Su único destinado.
Asique en el fondo. Quizá la marca de Caín y la gracia de Castiel supieran muy bien lo q hacían.
Porque en toda situación, siembre hay dos caras. La buena y la mala.
Dean quería quedarse con lo mejor de ser un demonio.
Como cogerse a Castiel de manera sobrenatural, escuchar su verdadera y dulce voz, poder ver sus alas y tocarlas y es más masticarlas y sentirse pleno haciendo lo q hacía con su ángel.
Aun q lo último, sospechaba q igual lo sentiría siendo humano o demonio.
Cass era el único q conseguiría aquello de Dean.
Estaba prácticamente, escrito por Metatrón en cada parte de sus cuerpos. Angelical y humano. Debían estar juntos, esa era la consigna principal. Aun q Dean fuera demonio y Cass un ángel. Aun q Cass siguiera siendo ángel y Dean un humano.
No habría obstáculo q los separara. Ni ahora ni nunca.

Fin.

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