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Amor Asesino por Tina Black

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Notas del capitulo:

Listo! Voy en serio con la historia :V 

Estaba sentado bajo un árbol mientras detenía la hemorragia ocasionada por la bala con un pañuelo. Sacó del bolsillo de su abrigo su celular y de inmediato llamó a Shanks quien por suerte tenía su teléfono a la mano jugando. Cuando por fin iba a alcanzar su mayor puntuación, fue interrumpido por la llamada de su jefe. Contestó esperando que no fuera nada grave -Bueno...

-Shanks... Ven por mi, rápido... -Decía entre susurros el viejo aguantando el dolor de la herida.

-¡Señor! Dígame en donde está exactamente...

-Estoy en el parque que se encuentra a unas calles del muelle... -Dijo esto seguido de un quejido que intentó ahogar.

-¡Jefe! ¡Voy para allá! -Agarró las llaves de su departamento y salió cerrando sin cuidado la puerta -En cinco minutos le llamo. –En eso escuchó la aprobación de su jefe y colgó. Bajó hasta la cochera del edificio y fue hasta donde se encontraba estacionada su motocicleta indian militar de color negro con doble asiento de cuero color terracota y salió. Se sentó en su moto y arrancó a todo lo que dio para ir a rescatar a su jefe.

-Odio admitirlo... Pero ese mocoso tiene razón... Creo que ya es hora de que me retire... A la organización no le gustará esto... -Recargó la cabeza sobre el tronco e intentó relajarse. Justo en eso, escuchó unos pasos de tal vez unas dos personas inspeccionando el lugar a unos cuantos metros de distancia de donde se encontraba oculto Zeff -<<Maldita sea>> -Pensó al recostarse completamente en el suelo y rodar con cuidado a lo más profundo de los arbustos.

-Parece que no hay nadie... -Dijo la primera persona con una voz joven.

-Debemos regresar... -Habló la segunda persona viendo el oscuro y un tanto tétrico panorama del parque –No hay rastros de sangre... Con esa herida que le hiciste, es inevitable detener tan fácilmente el sangrado...

-Espera... -Dijo prestando atención a su alrededor. Comenzó a caminar en dirección a donde se había ocultado el mayor quien estaba aun recostado sobre el pasto escuchando los pasos cada vez más cerca de donde estaba. Respiró hondo y contuvo la respiración, sacó de su bolsillo un arma y esperó a que el sujeto se acercara lo suficiente para disparar, pero ya a pocos centímetros de llegar al escondite del rubio, sonó una pequeña alarma. Era un pequeño localizador que traía tanto el tipo como la persona que lo venía acompañando.

-Creo que nos necesitan ahora... –Dijo con un tono calmado la segunda persona.

-Vámonos. –Dijo firme el sujeto alejándose por fin de los arbustos. Zeff se asomó entre las hojas para poder ver los rostros de sus captores, pero estos tenían una capa y capucha de color negro puestas. En eso, escucharon el sonido una motocicleta, así que como acto seguido, salieron corriendo del lugar. Zeff, se desplomó en el suelo por el cansancio y el alivio al reconocer motor de la moto de Shanks quien no alcanzó a ver a los sujetos. Se dispuso a llamar a su patrón esperando a que entrara la llamada, el hombre contestó.

-Shanks... –Dijo algo cansado.

-Jefe... ¿Dónde está...? –En eso, escuchó un delgado silbido indicando el escondite de su patrón. De inmediato fue a auxiliarlo y encontrando así por fin a Zeff, se agachó para ayudarlo, sacó de su chamarra un pañuelo y o utilizó como un vendaje en la herida –Por suerte no es grave... Pero debemos tratarlo cuanto antes...

-Iré a mi casa a cambiarme y después iré a hablar a mi sector...

-Eso lo puede tratar después... Ahora debe ir a descansar, debemos ir a un hosp...

-¡No! –Contestó autoritario –Iremos a la casa y me ayudarás a tratar esto... Solo es una herida...

-¡Pero...!

-¡Eh dicho que no! –Zeff miró con al pelirrojo con esa mirada fuerte que podía hacer temblar a cualquiera, bueno a excepción de una persona que conoció en el pasado.

-De acuerdo... –Dijo resignado ante la orden de su jefe. Sin mas por el momento lo ayudó a levantarse y fueron a donde se encontraba la motocicleta recargada en un árbol. Shanks la acomodó de tal forma que no se cayera y se sentó dejándole un espació a Zeff quien se sentó detrás de su trabajador –Sosténgase muy fuerte, jefe. Iré con calma para que no haya ningún problema.

-Si, como sea... Vete por esa calle, así llegarás directo a mi casa.

-De acuerdo...

[...]

Estaban en la gran sala sentados en un sillón de color crema y en frente de ellos estaba una mesita de estar con un botiquín de primeros auxilios arriba. Shanks estaba terminando de coser la herida y cuando por fin terminó, cortó lo que sobraba del hilo con unas pequeñas tijeras. Este tipo de curaciones era lo mas común y fácil de tratar para ellos, sobre todo en ese ambiente -¡Listo! Haré algo de té. ¿Quieres lo de siempre? –Preguntó con confianza y mas tranquilo el muchacho yendo a la cocina. Shanks era el aprendiz y trabajador de Zeff de ya hace mas de cinco años. En un principio le costaba adaptarse a la rutina de trabajo en el restaurante, pero poco a poco fue agarrando el hilo y aprendió a tratar a su jefe quien lo llegó a ayudar en alguna ocasión. Le debía mas que la vida y prometió hacer lo posible para compensarlo.

Después de algunos minutos, regresó con dos tazas de té negro dejándolas en la mesa, se sentó a lado de su jefe y dijo –Creo que usted merece ya un descanso de todo esto... –Dijo al tomar su taza y sorbiendo un poco.

-Mañana por la tarde iré a hablar con el sector... No les gustará esto...

-Tendrán que respetar su decisión, usted a sido uno de los mejores asesinos por supuesto, de los pocos que quedan de su generación.

-¡Oye, no soy tan viejo, mocoso! –Gritó haciendo que el muchacho se encorvara un poco –Estoy seguro que la primera bala falló apropósito... –Dijo esto recargándose en el respaldo del sillón y jugueteó un poco con u mechón de su bigote.

-¿Por qué está tan seguro? –Preguntó prestándole mas atención.

-Era evidente que no me había percatado de que éramos vigilados. Ese tirador tenía todas las de ganar... Pero no lo hizo... –Cerró los ojos y cruzó brazos analizando la situación dejando a un intrigado Shanks –Tenía razón, se trataba de una trampa...

-¿No se le ocurre quien pudo haber hecho esa emboscada?

-La verdad no... –Dijo tranquilo.

-¿Cómo puede tomarlo a la ligera? –Dijo molesto el pelirrojo.

-En algún momento moriré en manos de alguien, pero eso le costará... La persona que me avisó de la trampa, me dio otra oportunidad. Pero cuando lo descubra me va a conocer... –Dijo desafiante – Y voy a hacerlo hablar, quiero saber por qué me avisó de esto.

-Bueno, jefe. Debe descansar, le prometo que lo ayudaré a dar con los que lo quisieron lastimar. –Dijo levantándose de su lugar alzando el puño en señal de reto.

-No te comprometas con algo que no es siquiera tu pelea, mocoso... –Respondió serio el chef.

-Pero no puedo dejar que les hagan daño a los que quiero... –Respondió decidido el muchacho. Fue un gesto que apreció Zeff y si le dijo que no se metiera era también para protegerlo no solo a el, si no al resto de los que en verdad sentían una gran apreciación.

-Bien... Es hora de que regreses a tu casa. ¿O gustas pasar la noche aquí?

-Muchas gracias, pero no quiero molestar... Además, debo escombrar el departamento. Mañana tengo una cita.  –Respondió sonriente el muchacho.

-¿Te dijo que si? –Preguntó mostrando una leve sonrisa de lado.

-No... –Se arrinconó en una esquina de la sala pasando su dedo por la pared de madera intentando dar lastima –Aun no le he propuesto nada...

-Hmmm... –Miró con diversión al pelirrojo y dijo –Ya le dirás, pero no tardes o alguien mas te ganará...

-Pero... ¿Qué tal si no siente lo mismo por mi?

-Por eso se lo dirás... Hay que arriesgarse, si no, ya habrá mas peces. –Respondió tranquilo viendo a un pobre Shanks levantándose de su rincón de soledad.

-Bien, lo haré...

-Tómate tu tiempo, pero recuerda no tardar demasiado. –Se levantó y fue hasta el chico –Ya no te quito el tiempo, te acompaño a la puerta. –La casa de Zeff era una residencia antigua al viejo estilo de Japón con una gran patio lleno de arboles de cerezo y un estanque, claro sin peces koi. Acompañó a Shanks hasta el patio donde había estacionado la motocicleta y después se dirigieron a la primera entrada de la casa –Bien, vete con mucho cuidado... Me mandas un mensaje cuando llegues...

-Señor Zeff...

-¿Si...?

-¿Por qué alguien tan gentil como usted está en enredado en este tipo de trabajos? Usted es el mejor.

-Aahh, Shanks... –Dijo en un suspiró y continuó mientras abría la puerta –Son cosas que te lleva el destino... La vida da demasiadas vueltas. Anda, debes irte o se te hará mas tarde.

-De acuerdo... Descanse. –Dijo al montarse en su moto –Y en verdad hágalo...

-Te tomaré la palabra, muchacho. Y gracias. –Shanks se despidió de Zeff y arrancó en seguida su motocicleta, condujo por el mismo camino que tomó para llegar rápido a la residencia del mayor. Zeff entró a la casa una vez que Shanks se perdió de su vista –Si... Se oye tan fácil... ¿Cómo se lo tomará ese tipo cuando se lo diga? –Dijo rascándose un poco la cabeza pensando en cómo iría a hablarlo con su jefe.

[...]

 

Había pasado la tarde volando, bueno, excepto para Zeff, quien aun no sabía como decirle esto a su jefe. El hombre para quien trabajaba era el jefe del bajo mundo de los yakuza. Era el mas temido por todos, su nombre era Edward Newgate o mejor conocido como Shirohige. No era injusto con sus subordinados, era un buen jefe, pero así como era amable, también tenía un gran carácter que lograba intimidar hasta al mas rudo de los demás clanes. Había invitado a Zeff mas de una vez a formar parte de su bando, pero este siempre se negó ya que el no acostumbraba a trabajar en equipo, solo hacía los “encargos” para deshacerse de los que amenazaban con destruir el clan, trabajos en los cuales luego los mismos subordinados de Shirohige no podían hacerse cargo. Zeff era el único asesino a sueldo muy bien experimentado. Cuando llegó al despacho de lo que parecía ser a simple vista un hotel, entró y se acercó a una barra donde se encontraba atendiendo una chica de un aspecto algo escandaloso limándose las uñas -<<Oh no... Cada dia contratan a una peor que la anterior...>> -Dijo en sus adentros llegando por fin.

-¿Si, dígame? –Dijo cortante sin dejar de hacer su insignificante labor.

-Si... Busco al encargado de mantenimiento... –Respondió de la misma forma. En verdad no toleraba a las nuevas trabajadoras del dichoso hotel.

-en un momento le llamo... –Descolgó el teléfono que estaba a un lado de ella y oprimió un botón el cual conectaba con la oficina del encargado. Colocó el teléfono en su oído, pero nadie le contestó –Parece que no está...

-Eso no puede ser, siempre está metido en su oficina, no sale para nada a menos que el jefe se lo indique...

-¡Pues no está! –Respondió altanera. Siempre era lo mismo. Sabía cuando ese idiota estaba en su oficina, por qué llamaba antes de venir al lugar. Cuando no se encontraba las mismas empleadas le decían que el jefe le había mandado a llamar, pero en esta ocasión, si estaba, pero tal vez acompañado de alguien y cuando era así, era mejor ir por su cuenta. Se dirigió al elevador ignorando a la chica quien le estaba gritando que no fuera al sótano donde ahí se encontraba el sujeto quien por cierto, tanto el como Zeff no se tragaban. De hecho a Zef le daba mala espina ese hombre.

Cuando llegó al sótano encontró la puerta de la oficina entre abierta, sabía que ahí estaba, y efectivamente, no estaba solo -Ese idiota... –Dijo entre dientes dirigiéndose a la puerta. Al llegar escuchó a alguien suplicando porque lo dejaran ir -<<¿Sera qué...?>> -Pensó lo peor. No era cualquier voz, era la de un muchacho joven, bastante joven. Sin pensarlo mas de dos veces entró encontrándose con aquel bastardo intentando acercar su horrible cara a la de un niño. Pero era mas la impresión de ver de quien se trataba -<<¿Tú...?>> -Tenía los ojos muy abiertos al ver al chico quien rápidamente fijó su vista al chef y seguido del granuja que intentó hacerle algo.

-¡Maldita sea, Zeff! –Gritó el maldito al alejarse de inmediato del muchacho -¡Debería tocar antes! –Pero no recibió respuesta alguna del mencionado. -¿Qué quieres? –Preguntó al pasar junto a Zeff y fue a cerrar con seguro la oficina.

-Venía a hablar contigo de algo, pero creo que será en otra ocasión... –Respondió al no poder quitarle la mirada al rubio que vio en el restaurante, pero... ¿Qué hacía ese chico en la oficina de Teach. Este se sentó en su escritorio como si nada hubiera pasado. Por suerte, Zeff llegó a tiempo -¿Qué haces con un niño? –Preguntó intentando disimular que no lo conocía, a lo que Sanji entendió y también hizo lo mismo. -¿Por qué solo tiene una camisa y un short? ¡¿Qué le hiciste?! –Dijo ya alterado.

-¡Cálmate! Es solo un niño... –Dijo con descaro el peli negro mientras sacaba un puro de su cajón –Me lo trajeron hace unos minutos... –Encendió el puro y dio una calada –No sé que sucedió... Lo único que me dijeron fue que podría hacer con el lo que quisiera...

-¿De qué hablas? –Aun no entendía la situación.

-Si... Este muchachito parece que hizo algo muy malo o eso fue lo que los tipos que lo trajeron me dieron a entender, tampoco sé al respecto. Lo único que si me dijero fue que podía matarlo, hacerlo mi esclavo o venderlo, si iba a hacer lo ultimo que fuera a un precio muy bajo... Y claro... –Se levantó para querer volver a tocar al chico –No iba a desaprovechar la oportunidad... –Pero antes de acercarse, fue interrumpido siendo jalado desde el cuello de su camisa y se topó un mirada fría y llena de ansias de matar -¡Oye, oye...!

-Sabes lo que pienso de esto...

-Ya sé... Tu trabajo no involucra menores... Pero por favor...  Si te soy sincero esto no es de tu incumbencia... –Dijo al quitarse de encima la mano del rubio. –A menos... –Mostró una cínica sonrisa con los escasos dientes asomándose -¿Qué lo quieras...? ¿Es eso? –Zeff no tenía idea de lo que estaba haciendo, ¿intentando defender a un niño a quien conoció apenas ayer? Si, y tenía una buena razón, pero era algo que nadie sabía. Lo único que pudo hacer fue seguirle la corriente al desvergonzado de Teach.

-Si... –Alzó un maletín que llevaba en su otra mano. Era un obsequio de mas de 20 millones de yenes. Quería darle algo a Shirohige antes de renunciar, tanto los billetes como una gran cena junto con el clan bebiendo el mejor sake. Un plan que mejor pospuso para otra ocasión –Creo que por algo traje esto... –Ni modo, tendría que seguirle la corriente a este pelmazo. Ese mocoso no me quitaba  esa mirada de cordero a medio morir. Pero que se podía hacer, ahora lo mas importante era sacarlo de este lugar y alejarlo de ese mal nacido. Debe haber una muy buena razón para que Shirohige lo tuviera como de sus subordinados.

-¿Cuánto tienes para ofrecer?

-Diez millones.

-Suena tentador... Pero estoy seguro que hay mas en ese maletín.

-Es lo que ofrezco...

-El muchacho se ve en muy buenas condiciones...

-No es un automóvil... –Dijo controlando su ira mientras apretaba la agarradera del maletín.

-Pero es mejor... Mucho mejor.

-Mmm... –Teach era reconocido como uno de los peores asesinos de clan. Eso no le quitaba lo degenerado y lo promiscuo, su afición era las chicas, pero sobre todo los jóvenes y ese niño era el perfecto para su cama. –Quince millones...

-Mmm... No me convence del todo...

-<<Hijo de...>> Está bien... Aquí hay 30 millones. Es todo lo que hay. –Dijo firme y abrió el maletín con los billetes ordenados cubriendo los dos lados. Teach se acercó y vio con gran detenimiento el dinero.

-Bien... No le he dicho a nadie sobre este niño, así que podemos hacer este negocio bajo el agua sin ningún problema... –Respondió al lamerse el labio. Fue hasta Sanji y lo tomó con brusquedad del brazo y se lo aventó a Zeff –Todo tuyo... Has lo que quieras con el... –Zeff no dejó que Sanji se cayera y lo logró atrapar, sus rostros quedaron algo cerca y se miraron fijamente. Por supuesto, Sanji estaba algo asustado por la situación que estaba pasando, pero por otra parte, se sentía aliviado de volver a ver a su héroe quien lo ha rescatado dos ocasiones, la primera fue con su hermano y esta. Zeff lo ayudó a levantarse para al fin poder salir de esa horrible oficina, pero antes de poder hacerlo, recordó que el tipo había puesto seguro a la puerta –Es cierto... –Dijo –Lo dejé con llave para que no escapara este gatito –Dijo al desnudar al pobre del rubio con la mirada, este por su parte solo se intentó esconder detrás de Zeff. El chef vio las intenciones del mal viviente y mejor esperó a darle un poco de ventaja.

-Bien, pues entonces abre... –Dijo a secas.

-Lo siento... –En eso, con gran velocidad, ya estaba apuntándoles con un arma a la cabeza. Los dos rubios se quedaron inmóviles por un momento, estaban en las garras de Teach... O tal vez... –Siempre decidí quedarme con el niño...

-No estoy para juegos...

-Yo nunca dije que se trataba de un juego...

-¿Es en serio Kurohige? –Suspiró cansado cerrando por un momento los ojos. Sanji se quedó callado y pensó en algo para zafarse de este lio. Nunca fue el mejor para pelear, pero esto lo ameritaba mas que nunca si quería salir d esta y ayudar a Zeff. Cuando quiso hacer el primer movimiento, una ráfaga de viento pasó por su mechón, levntó la vista y vio la escena mas impresionante. Zeff le plantó de lleno una patada en el rostro de Kurohige, este terrizó chocando provocando un estruendoso sonido en la pared dejándolo aturdido. Al caer al suelo, Zeff se acercó con toda la calma y se agachó para encarara a su enemigo –Si no quieres que te vuele los demás dientes... –Estiró su brazo para sacar del cajón del escritorio una pinzas de metal y le abrió la boca para después colocar las pinzas sobre uno de los dientes –Tu decides... Dejas de hacer tus tonterías o... –Apretó las pinzas y jaló un poco. Barba Negra estaba comenzando a sudar en frio, sabía que el rubio estaba hablando en serio.

Prefirió no arriesgarse y dijo -¡Está bien! ¡Está bien! ¡Llévatelo!

-Así me gusta... Pero para que te quede claro... –Torció el diente que estaba sujeto a las pinzas haciendo que Kurohige sacara un horrido grito lleno de dolor y desesperación. Cuando por fin sacó el diente, este aun se mantenía unido a las encías por un nervio –Creo que se ve bien así... –Se acercó a un hombre agonizando por el dolor para decirle con esa mirada fría –Si vuelvo a ver una de tus porquerías, haré esto con tu pene. –Sanji estaba petrificado al ver esa escena, jamás alguien había hecho algo por el. Pero... ¿Por qué lo ayudaba? ¿Por qué un desconocido estaba salvando a un chico de catorce años con quien solo tuvo unos veinte o treinta minutos de platica? Sería algo que discutiría una vez que todo esto pasara. Zeff se levantó dejando a un inconsciente Kurohige, no sin antes sacar las llaves de su pantalón. Fue hasta Sanji, lo miró por un instante y sin decir mas, se quitó su abrigo y se lo dio al muchacho para que se tapara, se acercó a la puerta y quitó por fin el seguro, salieron, llegaron a la puerta de emergencia y salieron sin ningún problema. –Que bueno que traje el coche... –Llegaron a un camaro modelo del 69 estacionado en frente de la banqueta, sacó las llaves del abrigo. Abrió la puerta del conductor, entró y se estiró para levantar el seguro de la puerta del copiloto. Le hizo un ademán a Sanji para que entrara. Una vez que los dos estaban dentro del auto, lo encendió y fueron directo a casa.

Notas finales:

Nos leemos pronto


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