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Mártir Corrupto por YumeRyusaki

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Notas del fanfic:

Escribí esto en un par de horas y estoy en plan "mala leche", no esperen mucho, bueh, para mayor comprension del fic:

Casa de baños: Un tipo de prostíbulo donde los hombres pueden bañarse y bañar a prostitutas.
Nicho: Se refiere a la abreviación de Shinjuku Ni-chome, conocido como el distrito gay de Tokio.

Ruki se refiere a Noa. Guitarrista de Maredy creia, antigua banda de Kai. En diciembre del 2006 Kai fue patrocinador de un evento donde la banda se reunió.
Sabu: el primer perrito que le conocimos a Ruki. Salió en una sesión de fotos con Ruki por allá del 2006.
DeepEnd: empresa/boutique asociada, qué se yo, a la psc/tG. Uno de sus miembros es Kaolu, quien se encarga del área de peinado y maquillaje, otro miembro es Kyoko barbie, estilista...

Gia sena traducción "por ti", canción de Anna Vissi. El fragmento en negritas es parte de la misma. Incluí el fragmento para que se entienda como la canción que escuchan en el auto o bien un pensamiento de Ruki, en caso de lo segundo, la canción sería Redo.

Notas del capitulo:

Siempre quise escribir algo con la idea de redo porque la compuso Kai y la escribió Ruki y es totalmente kairu, atrevanse a negarlo. Nada, aunque en las interpretaciones que andan por ahí dicen que redo trata sobre querer terminar una relación, a mi me suena a todo lo contrario, redo es la suplica que se hace pidiendo auxilio para que no acabe, porque es ese tipo de amor que no vive con medias tintas, lo quiere todo, incluso en la incompatibilidad, o nada a costa del fin, sin embargo ruega en su requiem por salvación.

Mártir Corrupto
Yume Ryusaki


 

    I.I. Turismo Emocional

    No recuerdo cuando fue la primera vez, ni recuerdo que el hablara conmigo sobre eso, solo sé que un día él se acercó demasiado y yo me llené de autosuficiencia al comprender sus sentimientos por mí.

Al principio solo eran besos tímidos, tal vez porque temía que fuera a huir, tal vez porque no se creía que yo consintiera su deseo por mí.

Eventualmente no fue suficiente.

Sus besos eran calientes e insoportables como el sol de mediodía. Sus labios gentiles eran severos con los míos, me herían, me suplicaban, se olvidaban de las palabras dulces y zalameras y me arrancaban la vida con cada suspiro; sus dientes eran colmillos fieros que amenazaban devorarme como una bestia y yo temblaba de expectación y luego de desencanto conmigo mismo al ponerle un alto.

Me pregunto ahora quién, en realidad, estaba en las manos del otro.

Con una mirada rebelde y tenaz empezó a exigir más y algo fue claro desde el principio, no puedo hacer nada más que perdonar su insolencia.

 

    I.I.I.

Quizás es que yo no conocía a Yutaka tan bien como creía. Consentir una primera caricia suya fue suficiente para que la segunda no pidiera permiso, para que se sintiera libre de jugar con mi cuerpo de la misma manera que lo hace con su batería, con la misma rudeza y con la misma devoción y, Dios, que sus manos frías recorriendo mí cuerpo y su mirada incandescente siempre tuvieron el mismo efecto,  mis piernas flaquean y a mí me dejan rendido a él.

Takanori.

Su voz en susurros… sus besos, sus caricias, sus manos y su lengua recorriendo mi dureza es su último pasatiempo favorito. Sin aviso dado entre la inconciencia y el placer, él me traga de esa forma profunda y deliciosa que solo él sabe y el glande de mi pene choca con las paredes de su garganta. ¡Mátame, Dios! No hay sensación más enloquecedora que esa. Es común también sentir la risita satisfecha de Kai chocando con mi pene al instante en que dejo escapar un chillido vibrante como el de una gata en celo.

Ah. Qué dulce y mortificante sensación sentir sus dedos como garras sujetarme de los glúteos para inmovilizarme y evitar que le folle la boca. Quien marca el ritmo es él y me enloquece la idea.

 Se dedica a masajear con su lengua el frenillo de mi pene e incluso a tener el pecaminoso atrevimiento de introducirla lo más posible en la uretra y obtiene la victoria… Mis testículos se tensan por el abundante semen que se agolpa, mi pene vibra y mi cerebro hace cortocircuito al primer chisguete.  

Cuando soy capaz de hilar ideas correctamente, de pie frente a mí, con una sensualidad aterradora, le veo desabrochando con lentitud los botones de su pantalón. Masajeó con una mano la prominente erección que adivinaba bajo la tela oscura de su bóxer y la otra la acerca a mis piernas desnudas, humedece mi pene con mi propio esperma y luego, sin dejar de mirarme, sus dedos siguien el caminito de mis testículos a los pliegues de mi culo expuesto ante él.

—Takanori.

Su voz suplicante no se compara a mi voz al cantar, sin duda es el sonido más gratificante.

»Takanori.

Pero —su dedo intenta entrar en mí, su mano no deja de masajear su pene hinchado-- ir hasta el final… ¡No bromees conmigo!

—Suficiente, para.

Retrocede tal como espero. Me hierve el pecho de verle como un cachorro regañado…

Mientras busco mi ropa, él sale de la habitación. Más tarde, cuando termino de vestirme y lo alcanzo en la sala, puedo ver que su erección no ha desaparecido por completo y casi es posible oler su frustración.

—Mañana empieza la grabación. No se te olvide mandarles un mensaje a los chicos para recordarles.

—Ya lo hice.

—¡Vaya, qué diligente! Bueno, no olvides pasar por mí, no tengo ganas de manejar.

—Lo haré.

—¿Sabes? —Sería muy fácil aceptar darle todo lo que él desea de mí, pero no lo haré porque es más placentero verle desesperado corriendo detrás de mí… Sin embargo, yo también soy un hombre y no soy tan malo como para dejarle así, después de todo él me ama—. Si no estás bien con no satisfacerte, siempre puedes ir a una casa de baños o a Nicho*.

Kai asintió, aunque sé de antemano que él no iría a un lugar de esos. Para su personalidad retorcida, él es bastante correcto. Kai una vez que se enamora no es capaz de fijarse en nadie más, incluso cuando se trate de un amor unilateral. Quizás porque desde el principio él ha tenido claro que el amor es, de hecho, el sentimiento más egoísta que existe. Él se enamoró por sí mismo, no estoy obligado a corresponderle.

 

    I.I.II.

    Siempre he sido consciente de lo que soy capaz por egoísmo. Continuamente tengo los reproches de Reita sobre mi comportamiento atroz, como músico y como mi amigo lo respeto y lo quiero, pero no tengo interés en cambiar lo que soy. De hecho no me importa lo que otros piensen de mí. En twitter y en instagram, por ejemplo, suelo tener comentarios ofensivos por mi maquillaje o mi ropa, seres tan pequeñitos, tan insignificantes, ¿por qué, para empezar, se toman la molestia de escribirme? Amo a Koron, amo la vida y, en general, no me gusta ver las injusticias, ¿pero no sería acaso un mundo mejor si no hubiese tantos seres gastando oxígeno inútilmente?

Bueno, en realidad, eso tampoco me interesa. Pero sí es uno de mis comentarios favoritos para alejar presencias aduladoras, incluso sirve como desestresante. Reita y Aoi toman distancia para evitar molestarme, es casi gratificante verles preocupados. Uruha es más de ignorarme… Pero Kai es diferente. Él no me teme, no se desalienta por mis palabras crueles, él no huye a esconderse de mi mal humor o de mi frustración. Él se mantiene impasible cuando canto maldiciones, él espera hasta que me calme y me sonríe tan cálido como el sol de primavera.

Aun cuando lo único que diga sean cosas irrazonables y despreciables, él no huye y terminaba perdonando la mayoría de mis desplantes. No importa a qué hora, no importa dónde o con quién esté, si le llamo, él vendrá corriendo a mí. No hay forma que otra persona en mi lugar no terminase con un sentimiento de superioridad ante tal atención.

Ahora que hago memoria… ¡Ja! Kai en realidad es bastante cobarde. ¿Cuál era su nombre? Nao, Noa… —no estoy del todo seguro— se encontró con Yutaka hace algunos años, fue guitarrista de la antigua banda de Kai y pretendía reunir a los miembros, probablemente interesado en la fama que Kai y que thE GazettE ya tenía para entonces y que podía muy bien aprovechar a su favor.

Creo… —Qué adorable recuerdo, Kai nervioso es arte—. No, no es que crea, estoy seguro… Estoy enamorado de ti, Takanori. —Lo que me molesta recordar es que su confesión no guardaba esperanzas, por el contrario—. Eso es todo lo que quería decir.

Su cara era un poema, el perfecto símil de la derrota. Cuando lo miré a los ojos comprendí que él iba a aprovechar la oferta de ese guitarrista para empezar de nuevo con su antigua banda, no creo equivocarme al pensar que la experiencia que Kai había ganado, le iba a servir para despuntar, era más que seguro que los fans de nuestra banda iban a seguirle en su nuevo proyecto. No recuerdo haber estado tan enojado en toda mi vida como en ese momento en que me di cuenta que Kai pensaba abandonarnos, él solo iba a hacerme a un lado.

Imperdonable. Incluso ahora no puedo evitar no enojarme.

¿Así que me amas? —Lo decidí al instante—: Bien, te dejaré estar a mi lado.

Al final ese guitarrista lo único que consiguió fue un nada modesto evento patrocinado por Kai, luego de un par de palabras conmigo, dudo que algún día lo volvamos a ver.

 —Ah, Koron, ¿tienes hambre? —Este pequeño adora tanto a Kai que casi me siento celoso—.Ya casi se termina tu comida… Mañana le diré a Yutaka que me acompañe a comprar.

Desconozco qué historias se cuentan acerca del origen de Koron, no es que me importen, pero sería interesante saber qué dirían si supieran que Koron es la representación viva de los fulgurantes sentimientos de Kai por mí; el consuelo que me regaló luego de perder a Sabu.

¿No lo sabes aún? Te ataré de por vida, cobarde Yutaka.

 

    I.I.III.

    Cada vez que él me toca es como sentir fuego en la piel.

 

    I.II.

    La línea que delineé, Kai no se ha atrevido a cruzarla, aunque su deseo es grande, su amor lo es más. En el momento en que lo olvide, todo esto acabará. Su expresión se apaga cuando le amenazo con eso… Él es fuerte como una roca, es por eso que aún ahora, Yutaka está conmigo.

De vez en cuando lo ignoro y presumo de ser amigo de otras personas. No hay nada que disfrute más que ponerlo celoso. Reconozco que es bastante retorcido de mi parte pero ya que he llegado tan lejos no puedo dar marcha atrás.

—Si no estás satisfecho, busca a alguien más.

Cualquier otro no sería capaz de soportarlo, saldría corriendo a la primera o estaría feliz de recibir tal oferta, pero Kai no es así. Es fiel a sus sentimientos, si él me ama entonces…

—No estoy insatisfecho.

Ah, bendito Dios. Debo practicar cómo obligar a mis músculos faciales a que no dibujen una sonrisa.

»No estoy para nada insatisfecho. —Su expresión tan solemne al decirlo es magnífica, casi tanto como cuando se concentra en golpear sus tambores, casi.

—Ya veo. Entonces continuemos.

De saber que su devoción por mí era tan grande, debí decir esto desde hace mucho.

Yutaka, Yutaka, Yutaka, deberías amarme por siempre así.                          

    II. Gia Sena.

    Otra vez. Su mirada está lejos de mí otra vez. ¿Desde hace cuánto? No puedo recordarlo.

—¡Yutaka!

—Perdón, me distraje.

Se saca los lentes y masajea el puente de su nariz. No es cansancio, es frustración. ¿Es porque nuevamente no le he dejado follarme?

—No importa. Solo dime si te gusta mi idea.

—Sí.

—Perfecto. ¿Cuándo podremos contarle a los chicos? No sé tú, pero yo tengo el presentimiento de que este disco será un éxito.

—Sí, yo también lo creo. —En el pasillo, en el elevador, en la cafetería, en los camerinos—. Eres un genio para esto.

¡En los malditos camerinos! Delante de sus ojos…

 

    II.I.

    De repente me di cuenta de la existencia de esa mujer. Se ve mustia e insegura. Trabaja diligentemente para Kaolu, según él, pero nunca había visto una persona que desencajara tanto en la imagen de DeepEnd. Es como la antítesis de la deslumbrante Kyoko-chan. Las veces que la he visto o está detrás de Kathy como un perrito o  limpia las brochas en una esquina del salón, aislada e invisible, probablemente si desaparece, nadie lo notará.

Candy recomendó cambiar el color de mi cabello, ¿Debería regresar al castaño oscuro o innovar a uno más… rubio? No sé, ¿qué opinas tú? —Kai preguntó un día. Se veía emocionado por renovar su apariencia y ya que tendríamos conciertos y un disco en puerta, era una de nuestras preocupaciones; sin embargo, el nombre de una mujer saliendo de sus labios siempre me provocaba escuchar no más que zumbidos, como un enorme moscardón torturando mis tímpanos.

—¿Quién es Candy? —La gris asistente, por supuesto. Me provocaba caries recordar que el sobrenombre dado por Kathy se debía a la dulzura que desprendía, dulzura que yo nunca he podido ver en ella, por cierto. Su nombre me sonaba más a la forma amable, y muy sarcástica, de su deslucida existencia—. ¡Ah, ella! Yutaka, por dios, para nuestra profesión necesitamos ideas buenas, no las mediocridades de una mujer tan…

—No termines esa frase, por favor.

Decir ahora que algo resuena en mis oídos sería una ironía muy grande.

Desde que recuerdo, Kai siempre ha estado a mi lado izquierdo. Solo tengo que voltear y él estará ahí, sonriéndome sin importar que cosa desagradable acabe de decir.

Él me perdona todo.

Kai siempre ha sido amable, trata a su manera de arreglar mis males. De disculparse en mi nombre.

Él me perdonaba todo…

Sería tan propio de él, pero no es por simpatía esta vez, sin embargo. Cuando esa mujer de la que hablé mal está cerca, es como si la mirada de Kai se apartara de mí.

Una vez a la semana; una vez cada tantos días; una vez todos los días la presencia de Kai en mi lado izquierdo ha ido enfriándose. Tengo la sensación de que algo en él está cambiando… sus ojos oscuros ya no se incendian al verme, lo que es más, cuando él me mira es como si de alguna forma me comparara. Estoy bastante seguro que no lo hace conscientemente, lo que es peor, sus ojos escarban en la profundidad de los míos algo que parece no encontrar, o quizás es todo lo contrario y encuentra lo que le empieza a disgustar.

 

    II.I.I

    ¿Con quién me comparas, Yutaka?

 

    II. II.

    —Lo siento, ¿te hice esperar?

—No mucho, igual aproveché para jugar con Koron, ¿vamos?

—Sí.

A Kai le encanta hablar, pero él siempre calla para darme a mí la oportunidad de parlotear hasta por los codos. Él me escucha y sonríe cuando hablo de la banda, de los proyectos futuros, de los fans; su expresión se suaviza al verme animado, le encanta discutir conmigo por pequeñeces y suspira encantado los días en que me mantengo sereno sin decir nada malo de algo o alguien.

—¿Vas a hacer muchas compras? —preguntó mientras modula el sonido de la radio.

—Solo algunas cosas. —Asiente. Normalmente no es tan silencioso al manejar—. Quisiera remodelar mi habitación, ¿qué opinas?

—No sé —se alzó de hombros—, si tú quieres.

Aunque Kai está justo a mi lado, siento que si volteo a mi lado izquierdo, no voy a encontrarlo esta vez.

—¿Sabes? Reita dice que Koron está muy gordo.

—Bueno —dijo, deteniendo el auto en el semáforo en rojo—, es posible que tenga razón. Lo tienes muy consentido.

—¡Hey! Eso no es verdad.

—Sabes que sí.

—Son unos envidiosos.

Kai soltó una cristalina carcajada al poner el auto en marcha. Fugazmente sus ojos risueños hicieron eco con los míos por primera vez en el día.

—Quizás un poco —pronunció como una breve y opaca caricia.

—Quizás un poco, eh —repito. No hay afirmación y luego de eso, la radio enmudece aún más nuestra, de por sí, silenciosa conversación.

«Toda mi vida está alrededor de nada… caigo al vacío pero no me arrepiento. Te escribí una canción y te la dedico. No es nada importante como tampoco lo soy yo…»

 

    II. III.

    Últimamente Kai ha dejado de darme prioridad. ¿Qué significado debo darle a su ausencia? ¿Cómo debo interpretar que sus mensajes y llamadas sean menos frecuentes?

Sus ojos, de hecho, ya no me buscan.

 

—Akira, ¿podrías llevarme?

—Sí, claro. Pero debo pasar antes por donde Kathy, me prometió un tratamiento para el cabello. Ser «eternamente rubio» tiene su costo, ¿sabes? —Akira ríe alegre, contagioso como solo él puede. Es casi rejuvenecedor para mi alma tratar con él—. ¿Peleaste con el líder?

—¿Qué te hace pensar eso? —Reita se alza de hombros—. No, no peleamos. Si preguntas por que él no me lleva a casa es porque tiene una reunión ahora y me pidió que me adelantara.

—¿Una reunión? ¿Justo ahora?

—Eso dijo, ¿por qué?

Oh. Seguí el dedo acusador de Reita y ahí, en la puerta de la oficina de Kaolu, ignoraba lo que nuestro maquillista terminaba de explicarle y miraba distraído al interior del salón. ¿Distraído? No, yo conocía esa mirada del más puro interés.

—¡Yutaka!

Sonrió para sí mismo moviendo las baquetas en el aire y suspiró largamente. ¿Está tan abstraído que no fue capaz de escucharme?

—Hey, responde cuando te llaman. —Akira se apresuró y le alcanzó para pegarle en la espalda.

—Lo siento —dijo sin sentirlo y hasta entonces fue consciente de mi presencia—. Takanori…

¿Por qué pones esa cara? Es como si te hubiesen quitado un dulce que llevas deseando por tanto tiempo.

—Pensé que estabas en una reunión.

—Se canceló y aproveché para venir por los bocetos que se hicieron con nuestras ideas para el pv.

¿Por qué no me miras?

—Parece que Reita va a tardar con Kathy —Kai asintió, Kathy incluso había cerrado la puerta—. Si ya no tienes más pendientes, ¿me llevas tú?

—Sí —susurró. Avanzó unos pasos pero yo no le seguí, mis pies se habían quedado clavados en el piso.

—Esa mujer —pronuncié llamando su atención—. Mira, allí está esa mujer, parece demasiado aburrida, ¿no?

Mi corazón tembló... En su rostro había nada pero sus ojos interesados lo delataban. Candy me envenenaba la sangre. Acomodaba los materiales limpios y separaba los usados en los clientes del día… no había nada extraordinario en lo que hacía pero tarareaba y movía la cabeza a ritmo desigual. Al darse la vuelta tropezó con el bote de basura y… Kai sonrió apenas.

»Qué tonta. ¿Sabes que se cuentan historias terribles de ella? Al parecer se pagó sus estudios como niñera… más bien, como amante del padre de los niños.

Kai no hizo ningún movimiento, pero le conozco lo suficiente como para saber que ahora era yo quien estaba por cruzar la línea. Lo sé, lo sé, ¡mierda de dios, lo sé! Pero aunque quiero cerrar mi boca, las palabras crueles salen fácilmente. No puedo parar de hablar mal de ella, no cuando la veo tan tranquila y a Kai tan molesto, apretando las baquetas tan fuerte como para volver sus dedos blancos.

—Quién puede asegurar que no consiguió este trabajo con el mismo método. Imagina eso, el presidente de DeepEnd es un hombre casado. Pretendiendo una imagen dulce y tímida, ¿no es eso muy mezquino? Menos mal que Kathy es gay, no me lo puedo imaginar cayendo en las garras de una persona así. Vaya asco utilizar a las personas así para…

—¡Basta, Takanori, es suficiente! ¿Cómo puedes hablar tanta basura de alguien sin tener pruebas? —Ah. Tardé tanto en comprenderlo, Kai no está enojado, está profundamente decepcionado—. Lo siento, por hoy me iré a casa solo.

Yo soy el villano del cuento.

 

    III. Redo.

    Desde ese día Kai se ha ido alejando aún más de mí.  Estoy siendo abandonado y los días en que él no viene a mi lado están siendo aún más terribles de lo que podía imaginar…. Más y más insoportables.

He dicho cosas peores. Hitler podría pasar por un adorable hombrecillo comparado con las cosas crueles que he dicho y que él perdonó.

—Ruu-san, llega tarde. Kyoko-chan tiene una presentación con un grupo, me encargó que le diera los bocetos de los trajes que usarán y las muestras de tela, aproveché para dejar los míos con los nuevos detalles que me pidieron.

—De acuerdo. ¿Los chicos están en reunión?

—Sí. Dejé a mi asistente para que le señalen si hay cambios o se queda como está.

—De acuerdo. Por cierto, Kathy… —Mordí mi lengua antes de cometer una imprudencia—. No, nada, solo quería agradecerte por tu duro trabajo.

Kaolu asintió con una amable sonrisa. Debo estar enfermo como para plantearme la idea de preguntar por esa mujer, no quiero saber, no quiero verla ni por un momento.

—Ruki, ¡por fin!

Uruha y su reclamo desapareció al instante de entrar a la sala de juntas. No sabía que había sido promovida a primera asistente para asistir a una reunión con la banda, no sabía que un sonrojo podía darle tal resplandor a sus mejillas sin vida, parecía incluso bonita… ¡Ja! Imbécil de mí, y por supuesto tampoco sabía que Kai iba a sonreírle con tal dulzura, que sus ojos al encontrarse… Ah, dios, ¿te estás divirtiendo?

Yo reconozco todo en esa mirada.

 

    III.I.

    Yutaka dijo que me amaba y yo le creí. Me ofreció su mano en mis momentos más difíciles y no la he soltado. Acepté que estuviese a mi lado, permití sus besos, sus caricias. Él no huía de mí como todos los demás, él… ¡no me jodas, Yutaka!

Esa chispa en sus ojos dirigida a ella, su sonrisa de fresca primavera, pequeñas señales que lo son todo. ¿Se está burlando de mí? Como si fuera a permitirlo.

—Despide a esa mujer. —Kathy sonrió y negó con la cabeza. Lo insoportable es que que no hay necesidad de nombres, él ya sabe de quién estoy hablando… Todos lo saben, era yo el que no quería darse cuenta.

Es fácil comprender los silencios que invaden de pronto a Reita y Aoi cuando yo llego. Las miradas reprendedoras de Uruha para con Kai y aquel «no hagas esto» que le escuché de manera clandestina.

—Yo te respeto y te admiro mucho, Ruu-san, pero tus problemas personales no los traigas a mi trabajo.

—Kathy, por favor.

Kaolu volvió a negar, inclinó la cabeza como disculpa y despedida y me dejó ahogándome en la desesperación. Sentía por primera vez una sensación de pérdida que no iba a llenar con nada.

Era lo bastante tarde como para que Kai ya estuviese en su casa, incluso si había pasado a hacer compras. El retrovisor y mis lentes estaban empañados, el volante tenía un desperfecto porque temblaba de vez en vez entre mis manos.

No, el que estaba roto era yo, se me estaba muriendo el corazón.

—¿Takanori? —Ya veo. Es por esto que el guardia me entretuvo tanto y no quería dejarme pasar… Es por esto que había un par de zapatos en la entrada—. ¿Qué haces aquí? —Así son las cosas ahora.

—Eres un idiota, Yutaka —No, el mayor imbécil en esta historia soy yo y eso es tan cierto  y desagradable como el reflujo acido que quema mi esófago—. Oh, bien. Haz lo que te dé la gana. No eres nada más que problemas.

Kai no respondió, parecía ido. Cuando reaccionó, se apresuró a cubrir con su camisa la desnudez de la mujer. Cuando me di la vuelta y di unos pasos cansados hasta la puerta alcancé a escuchar cómo Kai le externaba su preocupación por el bochornoso momento y ella, con esa voz que nunca le había escuchado susurró un armonioso «estoy bien» que terminó de quebrarme algo por dentro.

Candy, Candy, qué dulce victoria haz tenido.

 

    III.II

    ¿Debería llorar? Qué fácil sería relegar culpas, acusar a Kai de una traición que yo le canté como permitida tantas veces. ¿Tengo derecho a sentirme tan aterrado porque él no vino detrás de mí para saber cómo estoy? Mentí tantas veces, dije cosas horribles, lo amenacé con terminar… Lo puse a prueba, ansioso y desesperado, por calmar mis dudas con respecto a su amor por mí. Consciente lo he manipulado y he tomado ventaja de su amor… Estúpido de mí, tan solo tenía que voltear para encontrarlo, tan solo tenía que conformarme con lo que me ofrecía, era más de lo que merecía. Mi egoísmo hizo que quisiera ser la única persona que se reflejara en sus ojos, quería que su amor por mí fuera tan grande y profundo hasta poder asfixiarme en el. Estiré tanto la cuerda hasta que se rompió.

Ya es tarde. No hay muchas personas deleitándose con la iridiscencia de las noches de Tokio.

Ya es tarde. Estoy seguro de que ya no me ama.

 

     III.II.I

    —¿Koron? —No viene a recibirme, debe estar dormido.

Aturdido, atormentado por el rumbo de mis pensamientos, avanzo a oscuras hasta mi habitación y me siento en el borde de la cama. He perdido y no sé qué hacer ahora, pareciera que lo único que me quedara fuera…

—¿Por qué lloras? —Voz de ultratumba, preciosa y anhelada viniendo de la puerta me sorprende y un sollozo se escapa—. ¿Por qué lloras? —Y no es un simple gimoteo, es llanto desolado que me sacude con violencia.

Koron se sube a mi regazo y lame mis manos como si buscara darme el consuelo que no me llega. Yutaka no se movió de su lugar, se mantuvo en la espera de una respuesta. Pero no puedo hablar, saber que él no fue detrás de mí horas atrás pero que lleva esperando por mí en mi casa es más de lo que puedo soportar y simplemente continúo sollozando hasta que mi tristeza sucumbe al cansancio.

Kai se acercó y encendió la lámpara de noche. Se mantuvo un momento observando mi rostro mojado y suspiró largamente con profundo pesar, quizás era tanta mi desesperación por él, pero casi podía jurar que mis lágrimas le dolían.

—Yutaka…

—Muchas veces me dijiste que podía acostarme con otra persona —dijo sonriendo con amargura. Tomó asiento a mi lado y le acarició la cabeza a Koron, mi pequeño fiel abandonó mis piernas y se acomodó entre los dos, probablemente entendía que en ese momento era el único lazo emocional que quedaba entre Kai y yo—. ¿Sabes? No creo que tu personalidad sea realmente mala. Estos años he sido testigo de tu dedicación, tu entusiasmo, tu ternura, tu pasión, incluso tu bondad, como músico y como persona creo que tu nobleza es más grande que tu egoísmo, pero te empeñas en ocultar tus lados buenos.

»La verdad —dijo, modulando despacio—, la verdad es que tus palabras hieren, Takanori.

—Lo siento —pronuncié con voz tranquila mientras seguía llorando por dentro.

—Su nombre, su verdadero nombre, quiero decir, es Kanna —Kai tiene razón: las palabras duelen y nada cambia ahora sea cual sea su nombre—. Es una buena mujer y me gusta, así que no hables mal de ella otra vez. —Kai jalo aire por un par de segundos antes de pronunciar lo que a mis oídos sonaba a que estaba dispuesto a enterrar definitivamente sus sentimientos por mí, mordí mis labios y ahogué nuevos y renovados sollozos—: Lamento haberte forzado a salir conmigo, no voy a molestarte más.

Yo podía entenderlo. Siendo objetivo hasta le daba la razón, incluso me preguntaba cómo me había aguantado tanto tiempo, pero siendo yo el que estaba siendo dejado, en este contexto, con mi corazón agonizando de amor por él, no podía hacer nada salvo morderme los labios para no hacer muy audible mi líquida tristeza.

—Pero —Kai emitió un suspiro muy parecido a un sollozo, se volvió a mí con violencia y me sujeto en el más desesperado abrazó—, ¿por qué lloras? ¡No soporto verte sufriendo! Eres tan irracional, Takanori, justo ahora, cuando has sido tú quien me ha mandado a buscar amor a otra parte, justo ahora es a ti a quien amo tanto.

Oh, Dios, si esta es mi última oportunidad, déjame tomarla. Te lo ruego, déjame ser feliz junto a Yutaka, ¡por favor!

 

    IV. El mártir corrupto.

    No es como si hubiese hecho ojos ciegos a que algo en su personalidad no se llevaba bien con la mía. No es como si hubiese querido hacerle llorar pero esta era mi última apuesta. He tenido claro desde siempre que solo cuando Takanori está contra las cuerdas es que toma una decisión.

—¿Yutaka? ¿Qué haces a esta hora despierto?

—Lo siento. Olvidé que debía hacer una transferencia —una vez me llegó un correo de que se había enviado exitosamente el dinero a otra cuenta, cerré sesión y mandé un mensaje por el móvil. Cuando regresaba a la cama y Takanori se acurrucaba a mi lado, recibí como respuesta el clásico «un placer hacer negocios con usted». Sonreí. Esa debía ser mi frase.

Para ser completamente honesto, al principio era suficiente con permanecer a su lado, y era glorioso cuando obtenía un beso. Fui yo el egoísta que no se conformó. Yo le arrinconé, yo le seduje hasta volverse completamente dependiente de mí, se me fue de las manos un poco y me enojé, encontré en Kanna la dulzura que Takanori había extraviado, pero…

—A decir verdad —Oh, pensé que dormía—, me gustó desde siempre la forma en que podías comunicarte solo con la batería, pero…

 

»La primera vez que escuché mi nombre de tus labios, supe que estaba enamorado de ti.

 

Notas finales:

Por si se preguntan: Sí, aunque a Kai le gustaba de verdad Kanna, él estaba apostando todo por Ruki. Sí, fue un plan usarla... No, ella no es una villana ni una víctima.
La última frase la pueden entender como que lo dijo Kai o Ruki, o ambos.
Entonces, diganme pues, quién en realidad es el martir corrupto aquí.

Bueno, lean los fics del DIK, dejen muchos rw y amorcito...
Gracias, totales


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