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moster? por angeloDivoglio

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Notas del capitulo:

Bueno, creo que he vuelto. 
No se si sigo escribiendo como antes, en lo personal creo que he  perdido  práctica, y ya no escribo tan bien, pero aún así espero les gusta este fic,  como los demas que subire,    y retomare como por ejemplo "Mi amigo imaginario"  de death x shura  y " amor y odio" de Milo x camus y " el hombre más hermoso"  de death x afrodita, estos están en mi prioridad así que si te interesaban una de estas historias, espero te alegré saber que regresarán..
Pero bueno,  espero les guste este nuevo fic, repito siento que he cambiado un poco mi forma de escribir, pero tengan paciencia que pronto volveré a ser yo ( espero)... estoy abierta a cualquier crítica y sugerencia... 
De hecho  tengo que admitir que me siento como primeriza...

-       ¿Por qué? ¿Por qué? ¿POR QUEÉÉÉ?

Le gritó a su recuerdos  frente al espejo, rompiéndolo con fuerza, mirando instantes  su imagen distorsionada.

Ya no podía más con aquello, no podía seguir sintiéndose así, no podía dejar que aquel   recuerdo siguiera en su cabeza.

No podía; pero no sabia como borrarlo, sin mas se dejo caer resbalando por la pared del baño, todo estaba apagado, solo la luz de luna  iluminaba el lugar.

-       Por favor, sal de mi cabeza, ya… por favor.

Suplico,  abrazándose a sus piernas, sintiendo aquel deseo de llorar.

-       Mientras sigas en mi cabeza, yo no podre acercármele, no poder  decirle lo que siento por el….YO… YO – pronunciaba con dificultad-  SOLO QUIERO SER FELIZ.

Su voz se quebró ante aquellas ultimas palabras, sintiendo un dolor enorme en su pecho, era como si su corazón pidiera a gritos salir de ahí para poder descansar.

Inmediatamente sintió como si el aire le faltara, y las paredes se hicieran cada vez más y más pequeñas.

Era ya demasiado común que se sintiera así, y siempre era después de ver a aquel chico de negros cabellos y sensual acento español,  le amaba, le amaba desde el primer día que le vio, cuando el con una hermosa sonrisa, le ayudo a llegar a su departamento, después de encontrarle herido en un bar, tras  una de sus muchas pelas.

Y su amor siguió  creciendo al ver que  aquel  chico, a pesar de no conocerlo  se quedó despierto a su lado, curando sus heridas  y incluso al pasar los días lo visitaba continuamente, llevando algunas provisiones de vez en cuando.

Nunca le preguntó su nombre, no se atrevía a hacerlo y el tampoco se lo dijo, mas eso no le era relevante, lo único que verdaderamente le importaba era saber que al menos una vez en su vida era importante para alguien, se divertía estando a su lado, aquel chico era  excepcional, solo él lograba que su corazón se acelerara al tan siquiera pensar que un par de horas le vería de nuevo.

Sin embargo el día que por fin quiso perder aquel miedo y preguntarle ¿quien era?, ¿porque le ayudaba?, ¿Qué ganaba con todo eso?.

Alguien tocó a su puerta, la cual en un inicio pensó ser aquel español, mas grande  fue su sorpresa al saber que no era el; si no aquel demonio que años atrás robo todo su ser convirtiéndolo en lo que ahora era.

Le vio con terror, el era fuerte lo sabia, pero no podía negar que  aun después de los años,  aquel hombre aun le provocaba terror.

No espero a que dijera ninguna palabra, solo cerro su puerta con rapidez, sintiendo el pánico  apoderarse de el.

-       Me ha encontrado, tengo que huir, nuevamente tengo que huir de el.

Se dijo con desespero, tomando una gran mochila  llenandola con las pocas cosas que aun tenia, al menos lo que pudiera llevar consigo,  lo demás no le importaba.

Salió por la ventana de su departamento bajando por la escalera de emergencia, pensando que si se quedaba mas un segundo mas en  aquel lugar, aquel hombre  haría hasta lo imposible  para llevarle con el, y seguir destruyéndole, el era una persona poderosa, y podría bien hacer lo que quisiera cuando quiera.

Corrió  lo más lejos que pudo del lugar, hasta sentir como sus piernas temblaban de cansancio y el aire le faltaba.

Llego a un barrio totalmente desconocido para el, sin mas en  un intento de  respirar se sentó en la banqueta, recuperando el aliento, sintiendo como su celular sonaba, al parecer le había llegado un mensaje, el cual lo abrió con un poco de miedo.

           “ no importa donde corras ,  ni donde te escondas, yo siempre te encontrare, siempre lo hago  y si hoy te he dejado escapar,   es porque amo este juego, y lo sabes, no hay cosa más excitante que ver tu mirada  llena de miedo al verme, por el momento te dejare que continúes con tu juego, más la próxima vez te llevare conmigo.”

Por cierto, no recuerdo haberte enseñado malos modales, hay un chico pelinegro tocando tu puerta, luce preocupado porque no abres, no creo que sea correcto dejarlo  plantado, porque no vienes con el, antes que yo le cuente quién eres en verdad”

Un sudor frío recorrió su cuerpo, sabía que aquello era una trampa,  que si regresaba el juego terminaba y el volvería a su lado ala fuerza, asi que no podía regresar a su departamento, pero tampoco quería perder a aquel chico.

Golpeo el piso  con tanta fuerza que  su mano sangro al instante.

Lamentándose de nunca haberle pedido ninguna información a aquel chico, no sabia su nombre, ni donde vivía, nada.

Asi que después de muchos años, lagrimas volvieron a salir de sus ojos.

Tenia 17 años en aquel entonces y esa fue la última vez que  supo del peli negro,  no podía regresar al departamento, ni siquiera quedarse en un lugar fijo, se mantenía en constante movimiento  para evitar que aquel demonio le encontrara de nuevo.

Ahora tenia 25,  su vida se había convertido en un caos,  pasando la mitad del tiempo drogado o tomado, saltando de cama en cama en busca del afecto que alguna vez el pelinegro le hiso sentir, mas  nunca lo logro solo se convirtió en un adicto, promiscuo  más, huyendo de un pasado tan horrible como el infierno, pensando continuamente si en verdad valía seguir con una vida así.

Hasta aquel día…

cuando le vio  de nuevo…

esta demasiado lejos de donde le vio por ultima vez cuando tenia 17 años,  le vio  atendiendo mesas en una cafetería,  aun mantenía esa sonrisa calidad que a pesar de la distancia desde donde lo observaba le llenaba de tranquilidad y paz,  haciendo que por un solo instante su vida no se sintiera miserable.

Sin saber por que sus piernas comenzaron a moverse rumbo  a el, sin embargo su mente  hiso que se detuvieran, pensando que tal ves, aquel demonio cumplió su palabra y le dijo cuando tuvo la oportunidad la verdad de su pasado.

Un nudo en su garganta se formo, no podía atreverse a saber si eso era cierto o no,  hasta el momento lo único que le mantenía  con vida  era su recuerdo, y si aquel chico pelinegro sabia la verdad y no le aceptaba en su vida, ese seria su fin, podría con todo menos con eso,  asi que sin mas apretó su puño con fuerza, mordiendo una parte de su labio hasta sangrar, para así dar la vuelta con la idea de nunca regresar ahí.

Mas se mentía a si mismo, al decir que sería la última vez que le esperaría desde lejos, siempre regresaba,  para ver aquella sonrisa que lo enamoraba, sin embargo cuando se iba, la tristeza y la depresión se volvían a apoderarse de él, haciendo que regresara a la realidad, donde solo era un adicto más, el cual  compartía su lecho con desconocidos.

Aún se encontraba en el baño, su dificultad para respirar era cada vez mayor, así que una vez más, se levantó de ahí, saliendo de su departamento rentado, dirigiéndose al primer bar que encontró, bebió con desespero hasta que un chico castaño de ojos verdes le llevó  consigo a su hogar, no recuerda si se acostó con él esa noche, solo recuerda que al despertar este ya no estaba, en su lugar en la mesa se encontraba un taza de café y un desayuno sencillo, al lado de unos cuantos billetes y  con una nota que decía.

Perdona tuve que salir por el trabajo, tu puedes quedarte el tiempo que lo desees en mi casa, espero te guste el desayuno que te prepare, lo prepare rápido, aun así espero te guste.

Pd: aun que si lo deseas, toma el dinero que he dejado ahí y pide un taxi, cualquier cosa es tu decisión, aunque me gustaría al menos saber tu nombre.

Leyó la nota una única vez, rompiéndola y tirándola a la basura, no ingirió nada de aquella comida solo tomo el dinero y se marchó,  no se prostituía, pero no negaría del dinero de alguien que no volvería a ver en su vida.

Aun estaba mareado, mientras caminaba por la calle, al parecer la noche anterior se había excedido con el alcohol,  por un momento detuvo sus pasos, pensando si ir a ver de nuevo a aquel chico peli negro o simplemente gastar aquel dinero en mas alcohol,  sin pensarlo mucho se decidió por la segunda, no se sentía de humor para espiar al pelinegro al saber que posiblemente la noche anterior se había entregado a otro desconocido.

Compro una botella de whisky barato y la comenzó a tomar mientras caminaba  rumbo a un parque que le resultaba familiar,  intentaba mantenerse siempre en distintos puntos del país, pero cada cierto tiempo regresaba  a donde se encontraba actualmente,  en un principio  por aquel parque, y ahora por el chico peli negro.

Mientras mas tomaba mas se le dificultaba caminar, por lo que  solía chocar con  las cosas o las personas que pasaran a su lado.

No era más de las 6 pm,  alguno con los que chocaba le ignoraban, otros se burlaban de el por estar  ebrio un martes tan temprano, pero igual estos no le tomaban  mucha importancia,  pero habían otro tipo de personas, unas que le. Miraban con pena, lástima e incluso un poco asco.

Era ese tipo de personas las que más odiaba, eran estas las que siempre le hacían recordar  toda la mierda que había sido de momento su vida.

Eran las mismas personas que sólo sabían mostrar pena con la mirada, porque de verte muriendo, pudriéndote en la calle en soledad y sin comida, no movería una sola mano por ti.

“ellos pueden ver como un monstruo se está formando y no hacen nada por detenerlo”; sólo lo saben juzgar.

Susurró, mientras observaba la mirada de desprecio de una señora que paseaba a su perro, con grandes Aires de grandeza.

Intento ya no tomarle importancia  y continuo su camino, llegando por fin a aquel  parque donde solía escaparse de la realidad cuando era  pequeño, buscando con la mirada  aquellos columpios que en ese entonces le hacía sentir por un momento que era grande y podía volar, haciendo que por un segundo su vida no fuera tan mala.

Y en efecto los encontró, demasiado deteriorados, por los años, estos habían perdido sus hermosos colores tomando ahora el triste y sucio color de metal oxidado.

Aun así se sentó en él, tomando lo que restaba de su botella,  sacando después un cigarro de su chaqueta, el cual prendió con tranquilidad.

exhalo el humo mirando al cielo,  recordando la sonrisa del pelinegro,  y por un momento se imaginó acercándosele, perdiendo aquel miedo formado tiempo atrás, lamentablemente su estado hiso que imaginara algo mas, o mas bien recordara el rostro de aquel demonio  que le ha llenado de miedos.

Un nudo en su garganta se formó al recordarlo.

“ detente por favor, no le diré nada a  nadie  pero por favor detente”.

Dijo en un susurro, doblándose un poco en el columpio cubriéndose la cabeza, mientras su mente seguía recordando, viéndose a  si mismo siendo solo un crio,  cuyos padres divorciados  no querían cargar con su presencia así que dejaron que el estado se hiciera cargo de el dejándole en el primer orfanato  que se encontró, desapareciendo de su vida para siempre.             

Le dejaron a manos del director del orfanato, un hombre de familia adinerada, la cual solía codearse con lo mas alto de la sociedad, el cual  en su tiempo  fue bueno, pero no hay que olvidar.

 

“ Que los lobos más peligros siempre llevan piel de cordero.”

Lo que al principio, solo fueron halagos y caricias se convirtió en una retorcida historia de terror para el.

Los halagos se convirtieron en palabras de desprecio que utilizaba para mantenerlo en un estado de tristeza constante y así manipularlo a su antojo.

Y en cuanto  a las caricias, estas también cambiaron a algo que hoy en día lo convirtió en lo que es.

Así que por  años fue el juguete de aquella persona, que supuestamente tenía que cuidarlo y darle la protección que un niño de su edad necesitaba, tenía que darle el amor y comprensión que sus padres le habían negado.

pero no fue así aquella asquerosa  persona, sólo alargó su sufrimiento, entrando en su cabeza para hacerle creer tantas cosas crueles, que nadie debería  escuchar en su vida.

todas las noches, después de terminar con su sucio acto, dejando su cuerpo golpeado y con cicatrices le decía.

“ cuando será el día que dejes  pelear  y entiendas que tú sólo eres mi juguete, mi mayor y mas preciado entretenimiento, mi trozo de carne a quien nadie extrañará,tú sólo sirves para satisfacerme.

Y eso es para lo único que en verdad sirves.

Así que acéptalo y deja de luchar y disfruta, porque esto es el único afecto que alguien como tú recibirá”.

Aquellas palabras se clavaron  tanto en su cabeza, que aún después de que escapará, se quedaron en su cabeza, siendo únicamente  silenciadas por aquel extraño de cabello negro, mismo que por el miedo que supiera lo que fue su infancia se aleja, y el cual se tenía que conformar con verle a lo lejos.

Ya no podía más con eso, y aunque odiaba hacerlo se puso  finalmente se puso a llorar,

Mientras más corrían sus lágrimas, más y mas recuerdos se  venían a su cabeza.

Desesperando por completo, haciéndole levantarse de aquel columpio para arrojar la botella ahora vacía contra el piso.

Cayendo después contra  de rodillas, clavándose algunos trozos de vidrio , que lo hicieron sangrar.

- Soy un  monstruo y los monstruos no merecemos ser felices.

Se dijo a si mismo con  odio, sin notar que tras suyo alguien le observaba.

- no lo eres, los monstruos que conozco nunca llorarían, un monstruo de verdad no tiene sentimientos.

Aquellas palabras le hicieron voltear, encontrándose con la mirada de una persona que dé inicio no sabía si era hombre o mujer, pues su belleza  no parecía  tener sexualidad fija.  

pero aquello no le importó, no se encontraba en condiciones para hablar con alguien.

Así que únicamente y en silencio se levantó  del piso limpiando sus lágrimas, sintiendo su  sangre resbalar por sus rodillas.

-  te he  visto- continuo aquella persona-  muchas veces venir por aquí, cada vez peor que la anterior, - bajo la mirada y guardó silencio un segundo- mi nombre es Afrodita y antes que preguntes soy hombre.  ¿ tu cómo  te llamas?

Le miro con molestia, aquella información no le era útil, ni siquiera  le importaba si era un hombre o una mujer, si se acercaba a el por alguna razón debe de Haber sido, y el sabía cual era.

- mi nombre no lo recuerdo, pero todos me llaman deathmask.

Mismo nombre que recibió, hace apenas unos años, al ser encontrado por su grupo de “amigos” con el rostro salpicado de sangre,  de quien nadie  sabía quién.

Le respondió  desviando su mirada disponiéndose a marcharse.

-  espera.

Aquel chico peli celeste le detuvo, tomando ligeramente su chaqueta.

- Por favor espera, no puedo dejarte ir así, te he observado por días, y hoy luces más mal que de costumbre, no puedo,  más bien no quiero dejarte ir, no quiero que nada malo te pase, aparte  pronto lloverá y te mojaras, por que no mejor vas conmigo, mi departamento está el la esquina, en si desde este punto puedes verlo - señaló a  un edificio -, o si no confías podemos ir a otro lado, sólo que no quiero dejarte marchar, por favor.

Aquellas palabras le hacían sentir verdaderamente raro e incómodo, por que estas demostraban  un sentimiento que no sabía descifrar.  

-  a ti que más te importa si algo me pasa, ni siquiera  me conoces.

Respondió  sin mirar el clima o aquel edifico cercano, sólo posando su vista  en el chico que tenía delante.

-  tienes razón no te conozco, pero si conozco esa mirada, es la misma que yo tuve años atrás.

Respondió con timidez y en voz baja, mientras descubría  su muñeca, mostrando  marcas de auto flagelación.

- se lo que está pensando - continuo- y no te dejaré hacerlo, el ¿por qué? Ni siquiera yo lo se.

le miro unos segundos, absorto en sus muñecas.

- yo no voy a suicidarme, así que no te preocupes.

Respondió sin más, dispuesto a marcharse.

-  te creo, pero por favor déjame ayudarte

-       Quien te ha dicho que yo necesito ayuda.

Respondió  de manera cortante, aquello le estaba molestando bastante, se sentía lo suficientemente mal como para seguir soportando eso, así que solo apretó  con fuerza su puño decidido a golpear aquel chico, sin embargo detuvo su acción al ver de reojo, aquel chico pelinegro, caminando en dirección a aquel departamento  que anteriormente le  había señalado afrodita, así que no hizo más que mirarle, olvidando al peli celeste.

- su nombre es Shura, es mi vecino, también es un gran amigo mío, si quieres te lo puedo presentar.

digo afrodita, bajando ligeramente la mirada y fingiendo una sonrisa al notar a quien era quien miraba

death sintió  como si su corazón se detuviera y su estómago se revolviera, por fin después de tantos años, supo su nombre, estaba emocionado, era lo mas cerca que había estado del peli negro, regresó su vista a afrodita, quien aún mantenía la mirada baja.

-¿por que tu harías eso por mi?

Dijo por fin mirando como afrodita solo se encogió de brazos, comenzando a caminar a su departamento, esperando que lo siguiera, y así lo hiso, por un momento dejo de pensar y simplemente lo siguió con la esperanza de  verle aun mas cerca.

- el vive en el departamento frente al mío, pero te lo presentare después, lo mas seguro es que ahora duerma, siempre hace eso después de trabajar.

Dijo afrodita, señalando al departamento frente suyo mientras el abría la puerta de su propio departamento.

death solo le miraba sintiendo un poco de celos, mas se limitaba a guardar silencio.

-  ¿quieres que te prepare algo de comer? o tal vez ¿quieres dormir? luces cansado.

la voz de afrodita era dulce, en verdad parecía como si estuviera preocupado por quien apenas conocía.

- yo, solo quiero saber mas del peli negro, no me quedaré mucho. solo quiero saber mas de el, eso es todo .

contestó death  sentándose  en el sofá, tomando  curioso un  pequeño aparato de vidrio un poco similar a los  que tiene en laboratorios científicos, solo que este tenía  adornos de colores verde amarillo y rojo y en su centro una gran hoja de planta de cannabis.

- ja,y a simple vista te ves un niño bueno, quien diría que tienes las mismas adicciones que yo.

Se mofo al ver que a lo lejos del departamento también habían unas cuantas botellas de licor  vacías.

afrodita, solo miro con una ligera sonrisa y un poco de pena al ver el como death miraba aquellas cosa, asi que solo suspiro con fuerza, para después sentarse en el sofa en una posición similar la de loto al lado de death, retirandole aquel bong, para prenderlo he  inhalar el humo y exhalar un poco de este después en silencio.

- que puedo decirte, no es bueno juzgar sin conocer. Pero bueno te hablare lo que quieras de shura,  pero primero fuma un poco conmigo, solo para relajarnos. ¿si?,

sentenció estirando el bong junto con su un hermoso encendedor dorado, pero sobre todo mostrando una alegre sonrisa

death sonrió un poco ante aquella acción tan infantil,  tomando el bong imitando la acción anterior de afrodita.

El silencio invadió la habitación por algunos minutos, fue hasta entonces que noto que  la música sonaba en  aquel departamento, con una canción que él conocía muy bien, le gustaba  solía escucharla muy a menudo  never too late era su nombre.

sonrió lentamente al sentir por completo  el efecto de la droga.

-The world we knew

Won't come back

The time we've lost

Can't get it back

The life we had

Won't be ours again

(El mundo que conocemos
No volverá
El tiempo que hemos perdido
No puedo recuperarlo
La vida que tuvimos
No será nuestra de nuevo

canto en voz baja, sintiendo la mirada de afrodita, cosa que le hizo detenerse un momento.

-It's not too late

It's never too late

(No es demasiado tarde
Nunca es demasiado tarde)

dijo el peli celeste adelantándose a la canción, sonriendo  y provocando que death sonriera.

Por primera vez en su vida, death se sentía a gusto con una persona, lo cual no conocía en lo más mínimo.

No hablaron de shura aquel día, tal era su comodidad que terminaron  cantando todas las canciones que  tenian en comun,  mirando  el cielo gris  y las gotas  de lluvia resbalar por la ventana, incluso entre risas, habían comenzado a jugar a las carreras usando  aquellas gotas.

Pasaron algunos días después de eso, death, se sentía a  gusto con afrodita, incluso sin importar el poco tiempo que tenía de conocerlo, ya lo consideraba un gran amigo.

Todo esto porque había algo en peli celeste que no podía descifrar, inconscientemente sentía que lo conocía desde años atrás, por no podía estar seguro de dónde, o cuánto tiempo atrás,  pero eso no le importaba, para él, lo verdaderamente importante era el ahora, y el cómo su amistad le hacía sentir mejor.

-          Shura es un hombre en verdad de lo más  tranquilo, es una persona muy simple, y simpático, él fue  la primera persona  ala que yo le hable al llegar a este departamento, y fue el único al no alejarse de mí, cuando intenté suicidarme en repetidas ocasiones, el me  ha ayudado mucho, incluso puedo decir que es mi mas preciado amigo, simpre atento, siempre presente, es el sueño para cualquiera, bueno cualquiera menos para mi, yo solo lo puedo ver como un amigo…aparte, mi corazón pertenece alguien mas  - guardó silencio un momento inhalando de su cigarrillo y sacando el humo después-  yo creo que el seria muy buena pareja para ti.. por eso tienes que esforzarte para gustarle, yo se que el te haria muy feliz.

Decía afrodita en unos de esos tantos días que cada vez se hacían más frecuentes dónde death estaba con él en su departamento, sentados en el sofá, aunque tal vez no se podría decir sentados, ya que tenían los pies  el respaldo del sofá y la cabeza en asiento, mientras miraban al techo, compartiendo un cigarrillo de tabaco, no era que no tuvieran más para tener uno cada quien si no que gustaban de compartirse cualquier cosa.

Death  estiró su mano, pidiendo el cigarrillo, al tenerlo fumo un poco en silencio,  procesando lo que afrodita le había dicho, shura  tenia finta de ser el hombre perfecto, y por lo que escuchaba lo era, sin embargo  sus miedos al rechazo y no ser suficiente para el, seguían ahí, en su mente torturándole.

-          ¿Y tu crees que yo sería bueno para el?

Pregunto sin querer saber la respuesta.

-          Si, y no solo para él, créeme.

Contestó con un poco de melancolía en su voz, fumando un poco del cigarrillo, terminándolo y sacando otro de su chaqueta.

-          Tu – continuo- serás muy feliz con él, te lo aseguro,  yo juro por mi vida, que haré hasta lo imposible para que terminen juntos.

Fingió una sonrisa dejando de ver el techo, buscando la mirada de su amigo, notando al instante la duda  y miedo en la mirada de este.

-          Te seré sincero, tengo miedo, miedo a que las cosas no funciones, y al final todo haya sido en vano, no se porque, pero hay algo en el que me tiene perdido, nunca he sentido esto por nadie,  pero  es como si el tuviera todo lo que yo busco,  y por un momento pienso en acercarme a él y hablarle, pero son esos putos miedos, que no me dejan hacerlo… no se que hacer afrodita. Por que siento que si continuo, solo te hare perder tu tiempo, porque al final seré tan cobarde que nada de esto servirá en lo absoluto.

Escucho las palabras de su compañero,  analizándolas por completo, para así levantarse del sofá,  tomándole de la mano para que hiciera lo mismo,  llevándolo hasta su cuarto, sacando una camisa negra y unos jeans azules.

-          Póntelos, para que no luzcas como delincuente, después de eso, arregla tu cabello  que vamos a salir, tienes 15 minutos.

Ordenó afrodita,  sin esperar respuesta de su compañero, saliendo del cuarto, death miró  aquella ropa y sin más obedeció, no es que tuviera otra opción, aparte sentía gran intriga por el cambio de comportamiento tan radical de su compañero.

-          Bien, salgamos.

Sentenció con una sonrisa Afrodita al estar todo listo,   comenzando a caminar al lado de death,  el cual como un niño y usando la ocasión para jugar un poco.  Repetía una y otra vez, que si ya habían llegado a su destino.

- ya llegamos.

repetía nuevamente caminando en la orilla de la banqueta intentando mantener el equilibrio para no caerse.

- ya te dije 100 veces que no. pero pronto ya llegaremos.

contestaba alegre, mirándole caminar tan infantil.

- pero afrodita,tengo hambre, no he desayunado ni siquiera.   además hace frío, pronto lloverá y no me dejaste traerme mi chaqueta…

- parecías asaltante con esa chaqueta y tienes que verte bien para dónde vamos.

death se encogió de hombros riendo ante el comentario.

- nuestro destino está cruzando la esquina.

dijo afrodita fingiendo una sonrisa al notar que death ya era consciente a donde irán, sin embargo este no dijo nada, solo sentía su corazón acelerarse tras cada paso que daba,

por que estos lo acercaban mas y mas a la cafetería donde trabajaba shura.

no dijo nada ni siquiera  cuando le vio atendiendo otras mesas,

- bueno, entremos yo te invito el desayuno.

dijo afrodita,   sin recibir respuesta de death, quien  se mantenia estático, solo mirando al peli negro.

-  no creo estar listo.

contestó death, dispuesto a dar media vuelta he irse, sin embargo, a pesar de la distancia escucho a afrodita gritar el nombre de shura,  llamando su atención,  alzando su mano para  saludarlo, intentó evitar su mirada lo más que pudo.

-  ya me vio contigo así que ahora tienes que ir conmigo, no tienes opción.

tras decir aquello afrodita comenzó a caminar, sentándose en una pequeña mesa fuera del local, siendo seguido por death, quien solo  intentaba controlar  el gran nervio que sentía.

- todo saldrá bien, lo juro.

las palabras de afrodita  lo calmaron un poco, más sus manos seguían temblando al notar que  shura se acercaba cada vez más, rápidamente  prendió un cigarrillo sintiendo sus manos temblar.

- hola afrodita, perdón no he pasado por tu departamento,  he estado muy cansado por los turnos dobles que he tomado.

la voz de shura le hizo estremecer, no pensó nunca en su vida volver a escuchar ese hermoso acento español.

- no te preocupes, ya me hice un nuevo amigo, uno que  no se olvida de mí cuando está cansado. 

contestó afrodita   de forma burlona,  sonriéndole a shura, el cual solo  rio ante el comentario volteando a ver al nuevo amigo de su amigo, abriendo los ojos sorprendido al reconocer el rostro, de aquella persona.


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