The Only exception…Is you!
Capitulo I.
Sus pasos lo llevaban con parsimonia hasta el enorme estacionamiento de aquel aeropuerto ubicado en Narita, Japón. Hacía tres años que se había marchado, un taxi frente a él le había estado esperando, sin vacilar subió a este mientras el conductor se hacía cargo se su equipaje. El hombre de mediana edad y de cabellos castaños, subió y se colocó su cinturón de seguridad, pregunto el destino del joven que acababa de subir a su taxi, asintió al conocer el destino. A pesar de que que al hombre le daba curiosidad preguntar por el viaje de aquel joven de largos cabellos azabaches no lo hizo y se concentró en su trabajo. Los ojos negros de largas pestañas se posaron en la ventana, quería admirar nuevamente aquel paisaje nipón, amaba tanto esa sensación de tranquilidad que le invadía estar ahí, muy dentro de sí pensó, que ya no volvería nuevamente, mas ahí estaba. Los enormes y bellos arboles de sakura floreciendo en esa época del año le recordaban perfectamente aquellos bellos momentos vividos a su lado, una emoción en lo más profundo de su corazón se removió, era un sentimiento hermoso y ahora más que nada solo un recuerdo, Años atrás eso hubiera sido suficiente para desestabilizarlo por completo, ahora solo quería seguir adelante y creía, no, mas bien estaba seguro de que podía hacerlo.
El auto se detuvo frente a aquella lujosa mansión, bajó de mientras miraba su antiguo hogar, le pago al hombre, tomo su equipaje y rápidamente corrió hacia la entrada del lugar, deseaba ver a sus padres y a su amado hermano menor, los extrañaba demasiado, a pesar de que el irse fue decisión propia. Abrió la puerta y a la primera persona que vio fue a él, su hermanito, quien bajaba las escaleras mientras se colocaba una chaqueta de cuero.
-Sasuke.- Dijo dejando sus maletas en la entrada.
-Itachi-ni-san.- Hablo sorprendido.- Apresurando su paso para luego tumbarse a los brazos de su hermano.
-¡Como has cambiado!- Dijo emocionado mientras lo abrazaba con fuerza.
-Es lógico, te fuiste tres años, ¡Idiota!.- Dijo deshaciendo el abrazo.
-Perdón por eso, pero necesitaba aclarar mi mente.- Suspiro.
-No tienes por qué disculparte, te entiendo completamente.- Se cruzó de brazos.- El que creo que no lo entiende del todo, es nuestro padre.
-¿Por qué lo dices?- Dijo con curiosidad.
-Cuando hables con él, sabrás porque.
-¿En dónde está él?
-En su oficina.
-Iré a verlo.
-Una cosa más, tanto Madara, mamá y yo tratamos de evitarlo pero, sabes que no siempre escucha.
-No te preocupes, no puede ser tan malo.- Dijo con una sonrisa.
-Bien, nos vemos voy a casa de Naruto.
-Diviértete.- Hizo un ademán de despedida con la mano para encaminarse hacia la oficina de su padre.
Golpeo levemente la puerta con sus nudillos, al escuchar el “pase”, abrió esta y entro, el hombre de cabellos negros con toques castaños, se encontraba detrás de unos cuantos documentos los cuales revisaba con calma.
-Padre.- Dijo mientras caminaba hacia el escritorio.
-Ah, Itachi, eres tu.- Dijo con calma.- Siéntate...- Le señalo el asiento frente a él.
-¿Y mamá?- Dijo mientras tomaba asiento.
-Creo que salió de compras, no sabíamos que regresabas hoy.- Dijo mientras se quitaba las gafas para leer.
-Perdón por eso, debí avisar.
-Como sea, me da gusto que hayas vuelto, hay algo que debo hablar cuanto antes contigo.
-Por supuesto, ¿De qué se trata?
-Bien veras, mientras estuviste fuera, llego a Japón un empresario muy importante Kamiruzu, es dueño de grandes empresas Alemanas, y luego de investigarlo un poco, Indra y yo descubrimos que está en la bancarrota, ya no puede sostener dichas empresas, pensamos en adquirirlas por una módica cantidad….
-Correcto.- Interrumpió.- ¿Qué tengo que ver ahí? Digo, sabes perfectamente que te ayudare en todo lo que pueda pero, eso no tiene nada que ver conmigo.
-Déjame terminar, Kamiruzu no es un sujeto fácil de manejar, cuando le presente mi propuesta la negó rotundamente, así que buscamos otra manera de adquirirlas y bueno lo que él quiere es que alguien se haga cargo de su único nieto.
-¿Con eso a que te refieres? ¿Una especie de niñera?...
-No.- Se puso de pie dándole la espalda a su hijo.- Mas bien como un esposo, tal parece que Kamiruzu está enfermo, algo grave según se, y bueno, su nieto tiene solamente 18 años, así que no quiere dejarlo a la deriva con una empresa que ya no puede sostenerse por sí sola y bueno, también el chico ha vivido casi toda su vida en internados y es muy mimado; No podría vivir solo en el mundo real.
-Bien, comienzo a comprenderlo, tú quieres que yo sea esa persona, la que se encargue de ese chico, ¿No?.- Pregunto cruzándose de brazos.
-Así es, lo hable con Kamiruzu y está totalmente de acuerdo con ello, le explique todos tus logros, tus cualidades y le pareciste lo más adecuado para su nieto.
-No sé qué decir.- Susurro
-No tienes nada que decir, la boda será dentro de un mes, el chico aún vive en Alemania y por lo que acordamos llegara aquí uno o dos días antes de la boda y…
-¿Por qué no me lo consultaste antes?- Interrumpió con brusquedad.
-No habría nada que consultarte, sabes que es lo mejor para nuestro prospero futuro industrial
-Antes de pactar todo esto debiste hablarlo conmigo, ¿Acaso olvidas lo de hace tres años? Perdí a mi novia días antes de la boda!....¡Y ahora planeas casarme con un completo desconocido!.... Como puedes ser tan egoísta…
-Itachi.- Lo miro con seriedad.- Comprendo tus sentimientos y por eso deje que te fueras por tanto tiempo, a mí también me dolió la muerte de Naori, era una gran chica pero, también debes seguir con tu vida, quizás sea muy pronto o tal vez esto llego en el momento más adecuado…
.-No lo sé.- Se puso de pie.- Te veo mañana.- Le dio la espalda.
-Piensa bien las cosas, esto es lo mejor.
El más joven no dijo nada, simplemente salió de ahí y se dirigió a su habitación, ya dentro de esta solo se tumbó en su cama, miraba el techo como si fuese lo más grandioso del mundo y es que regresar después de tanto tiempo y enterarse de esa noticia, no era lo que él esperaba, sus ojos viajaron por la habitación, se incorporó un poco y tomo el portarretrato que se encontraba en su mesita de noche, en este se encontraba la fotografía de él mismo cuatro años atrás y de ella, esa hermosa chica de ojos negros como la noche y de largo cabello violeta, de piel pálida y tanto mejillas como rosados labios. Aun a pesar del tiempo no podía dejar de amarla. Nunca pensó que tendría que casarse por algún trato laboral de su padre, ahora solo, lo único que quedaba era conocer a ese chico,, de quien seguramente sería prácticamente su niñero, era tan increíble como para unas personas su vida era completamente arreglada y planeado minuciosamente y como a otros se les arrancaba de un instante a otro.
-Demonios.- Susurro mientras apegaba la fotografía a su pecho.
-Demonios!- Exclamaba con enojo el chico mientras lanzaba su celular contra el colchón.- Quien carajos se cree este anciano para decidir por su cuenta.
-¿Estas bien?- Preguntaba curioso otro joven de cabellos lilas sin apartar sus ojos cafés de esa revista.
-No es nada que no pueda remediar pronto pero, estando aquí encerrado….
-No entiendo.- Cambio de página.
-Ranmaru…Mi abuelo me ha demostrado una vez más que solo soy una molestia para él…Una carga.
-Ah?- Dejo la revista de lado.
-No le ha bastado encerrarme en internados desde los 6 años.- Se sentó en el frio piso mientras dirigía su mirada hacia el enorme ventanal.- Cuando por fin seré libre, me va a volver a encerrar en algo peor…Sera como una pequeña burbuja de cristal, todos creerán que soy libre pero, solo yo sabré la verdad.
-No puede ser tan malo.- Se sentó a su lado.
-Prácticamente venderte a una de las familias más poderosas de Japón.- Susurro de manera casi inaudible.
-Solo pon un poco de tu parte y veras que habrá algo divertido, y algo que podrás disfrutar.- Dijo con una enorme sonrisa.
-No lo entiendes.- Dijo mientras abrazaba sus piernas.