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La luna carmesí por Ryouma XS

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Notas del capitulo:

Primer capitulo, lento pero seguro.

Siglo XVI, Languedoc, Francia

— Por favor, les suplico que lo dejen vivir, sólo es un niño... ¡Es mi niño!

Una bella mujer de cabello color negro se aferraba con fuerza al cuerpo de un bebé envuelto, el llanto de la criatura se mezclaba con los gritos de su progenitora.

— Es un monstruo, trae en su cuerpo el alma del obscuro, sus ojos lo demuestran, el color de la sangre, de las llamas del infierno.

Ahí, frente a la luna como testigo seis hombres asesinaron a sangre fría a una mujer, cuyo único pecado fue amar a su hijo de ojos color sangre y piel morena, antes de que el último aliento le abandonara suplico a la luna por ayuda, por que se pudiera hacer justicia.

La luna es un ser benevolente, siempre ha juzgado a la vida y la muerte por sus decisiones, guerras, ambiciones, el ser perfecto que crearon años atrás había sido corrompido por los regalos que les han hecho y por culpa de uno de estos asesinaron a su semejante.

El tiempo se detuvo, era el único modo de que la luna podía materializarse, su rostro se mantenía oculto bajo un velo, su cuerpo ataviado con una túnica blanca y pulcra, en los brazos de uno de los hombres el bebé apretaba sus manitas expresando su llanto.

— Pobre niño, que triste es ver que los hombres han comenzado a dudar de si mismos, te has convertido en el peón de esos monstruos. animampauperiscondemnabitur

Ocultándolo bajo su manto dejó que el tiempo corriera pero el niño ya no estaba ahí.
Ella sabia que estaba revelándose, había sentido un poder diferente en ese niño, muerte se había encargado de dejar una maldición, Traer la muerte a quien sea que le ame.

—  Naciste para estar solo toda la eternidad, con esta alma consumida por la obscuridad, lo único que lograran es que te transformes en lo que planean, un demonio, un ser capaz de matar sin remordimiento, que ve morir a sus cercanos por el hecho de sentir cariño.

La luna estaba dolida y frustrada con la vida, entonces decidió que era momento de actuar, cuidaría del niño desde las alturas, procuraría que tuviera una vida plena y aún si fuera cruel alejada del amor.

De acuerdo a las características que buscó la luna, el techo donde crecería ese niño sería en una familia de elite, confiaba que el dinero impediría que le quisieran de un modo que la maldición hiciera efecto.

Tal y como lo prometió, lo dejo en una de las familias mas poderosas de Italia, por lo menos tenerlo lejos de su cuna significaba que lo tendrían fuera del radar.

El niño fue bautizado como Xanxus, conforme crecía se volvía un niño más fuerte y alegre, aun si su objeto de deseo eran simples monedas de algún metal, tener juguetes, ropa, animales, trabajadores que le alabaran, la familia hizo de él un completo señorito y la ausencia de las cabezas de la familia impedía ese vínculo.

Sin embargo las cosas no eran buenas para todos, la luna se había enamorado de ese niño.

Había sido exiliada y obligada a vivir eternamente lo más alejada de la humanidad, el tiempo se había compadecido y le dejo ser quien velara al hombre por la noche, en silencio y obediente siempre se centro en su trabajo de guardián, pero siempre soñó con ser madre. Vida y muerte eran padres de millones de personas, y ella estaba sola, quizá esa fue la motivación por la que salvó al bebé.

Todos se referían a la luna como la pureza, la fertilidad, la guía de los mares y océanos, pero eso era por que nadie se había percatado del lado obscuro de la luna. Todos aquellos sentimientos negativos, aquella maldición que ahora se cobraba su vida, se estaban transformado en losas que cargaba a la espalda, pero dentro de toda esa "suciedad" algo más surgía, un sentimiento revolucionario.

Cuando Xanxus cumplió 18 años se podría decir que era relativamente libre para escapar y hacer su vida, en ese momento su personalidad era retorcida, fría, calculadora, era un estratega y guerrero formidable, y por eso mismo temible.

Durante su fiesta la luna aprovechó para bajar a la tierra, tiempo le ayudaría para poder pasar sin parar el tick tack del reloj, sólo unos minutos, se disfrazó y se acerco a dejar sus felicitaciones, el hombre en el que se había transformado le atemorizó, la mirada de alguien que vive sin amor es mas vacía que la de los mismos muertos, la luna tuvo que tragarse sus lamentos.

— Eres un hombre maravilloso, pero te falta lo más hermoso en la vida — la voz de la mujer era rasposa, similar a la de una anciana.

Cuando el chico cruzaba la pubertad apareció el único ser que le había amado, una mujer mayor que era algo parecido a una nana, cuando ambos se volvieron cercanos y el cariño era latente, un cruel y violento asesino se cobró la vida de la mujer, la acusaron de ser bruja, de haber pactado con el demonio por la inmortalidad, así como llegó, se fue. Xanxus volvió a estar solo.

Pues aquella figura trajo el recuerdo de la nana, quizá y solo quizá, esa fue la razón por la que no miró con desprecio a la encarnación de la luna
— Pueri mei amo, amare

Xanxus leyó incontables libros en la biblioteca familiar, conocía la palabra AMOR   pero jamas en su contexto lo había visto, sus padres no se amaban, los trabajadores no lo amaban, ni siquiera los cinco perros Mastín Napolitano lo querían, y por esa misma razón llegó a pensar que no existía.

Quod amor daemonium, al demonio el amor, son pura mierda, palabras bonitas — y con esa frase aparto su mano y su mirada de la luna.

— Si existe mi niño, pero lamento que tú no puedas conocerlo — entre la multitud  la mujer desapareció dejando la semilla de la duda plantada.

La luna sabia que ella no podría enseñarle el amor, ni siquiera una pizca, pero quería que lo hiciera, había estado investigando el maleficio que muerte le otorgó, sabía que existía un modo de neutralizarlo, la vida no la ayudaría ya que era parte de ese juego vicioso.

Su tiempo se vida también se vio afectado, a este paso moriría antes de poder actuar y sólo pudo pensar en una opción, dejar en la tierra una parte de si misma, una que pudiera hacerle frente al destino y a los dioses, ella no podía, simplemente no era lo suficientemente fuerte como para eso.

La luna cayó dormida al amanecer, y aprovechando ese silencio, de la parte trasera de la luna, donde ni el sol le acaricia apareció un lobo, un enorme lobo de un pelaje entre blanco y grisáceo, soltó un bramido, había escuchado los pesares de la luna desde ya muchos años atrás.

— Pobre e ingenua, incluso la pureza mas grande pueden ser corrompida, el bien no puede detener el mal — lo que salió de su hocico parecía una retorcida risa.

— Pero el mal, si puede encargarse — el animal cerro los ojos mientras su tamaño aumentaba, infló su pecho y aulló, el sonido de la bestia llego al mundo humano, especialmente en una cabaña a las afueras de Bruzio donde se fundió el aullido del lobo con el llanto de un recién nacido, un niño de piel blanca y un cabello grisáceo, sus pulmones a pesar de ser recién nacido opacaron cualquier otro ruido.

Desde las alturas el lobo lo conoció.
— La luna morira, y para que el mundo pague por sus caprichos has nacido tú, la espada de la humanidad, la corrupción, el odio, el poder, todo lo que tengo será tuyo, destruye la maldición, destruye, muerde y desgarra.

El llanto del niño no ceso en ningún momento, pero en el instante en que la luna apareció en el cielo, borrosa y apacible, este se cayo.

— Señora, ¿ha pensado en un nombre?

— Si... Su nombre será Squalo.


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