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Zelos & Eros por erickkbaj

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Capítulo II: Celos.

—¿Por qué alguien como tú está en un lugar así? —Aquella peculiar voz le hizo despertar.

—Yo, lo siento, no…no has visto nada. ¿Cierto? —Zelos estaba nervioso, estaba tan cansado que se había quedado dormido mientras cuidaba su puesto.

—No vi nada, Zelos. Después de todo tú tampoco dirás que yo he estado aquí ¿Cierto? —Cuestionó el Dios con una sonrisa peculiar. Zelos asintió, tallando sus ojos y regresando a su posición de siempre, era tan cansado y aburrido.

—No has respondido mi pregunta. —Insistió sentándose a un lado del ser.

—Lo siento pero se supone que no estoy autorizado a hablar con mis superiores. —Se sentía un poco incomodo, y nervioso de que lo hayan descubierto tomando una siesta y que este hablando con alguien que no tiene permitido.

—Yo te doy la orden de que respondas mis preguntas. —Zelos se giró a verlo, un poco molesto y sorprendido por ese ingenio.

—Está bien. —

—¿Por qué vigilas la puerta? —

—Cuando Zeus necesito ayuda en la lucha con los Titanes yo ayudé a juntar los espectros de la naturaleza para pelear…fui de los pocos que sobrevivió a esa guerra y me concedió este puesto. Era divertido al inicio. —Alzó su vista, viendo las aves volar a lo lejos.

—¿Qué sucedió? —

—Dejó de ser interesante y algunos Dioses pensaban que no debería de estar aquí por ser inferior…lo de siempre. —Se encogió de hombros mientras daba un suspiro al aire, Eros le veía con devoción, atento, sin perder ningún solo detalle de sus gestos y de su cuerpo.

—¿Crees que un Dios pueda enamorar a otro Dios? —Llamó la atención del contrario.

—Eso no existe para los Dioses, esos sentimientos son solo para los humanos. —Frunce sus cejas, convencido de su creencia pero extrañado por la pregunta.

—Zelos…has pasado mucho tiempo aislado de todo. —Se pone de pie, mirándole fijamente. —Eres un ser de la naturaleza… —

—Uno de la oscuridad… —

—Tú lugar está allá fuera, en la noche, en la oscuridad y luz de la Luna. —Murmura tomando su mano, acercándose cada vez más a él.

—No puedo desobedecer a Zeus. —Cerró sus ojos cuando las manos de Eros se posaron sobre su cintura, era algo extraño tener aquellas sensaciones, era imposible.

—Sí te diera la orden de escapar conmigo ¿Me desobedecerías? —Murmuró contra su oído, tomando su mejilla con sus manos, alzando su mirada y acercando sus labios a los ajenos pero deteniéndose antes de tocarlos, mirando esos ojos tan oscuros como la noche.  —Tú dijiste que obedeces a tus superiores… —

—Es Zeus…pudo encerrar a su padre… —

—Yo te cuidaré…Zelos… —Eros cerró sus ojos, frotando la punta de su nariz contra su mejilla.

—No puedo, Eros. —

Eros le besó en sus labios, rodeando su cintura con sus brazos, invadiendo el interior de su boca mientras sus manos bajaban y subían por sus costados. Tal vez cometía un error, podía morir, pero la naturaleza de su ser le decía que velara por aquel sentimiento que no era exclusivo de los humanos, que las sensaciones del roce entre piel contra piel iban más allá de pequeños ratos de extasis a los cuales algunos Dioses eran adictos e incluso llegaban a buscar en humanos y enredarse con ellos, él nunca entendió eso, su deber era ayudar a los enamorados a amarse, cuidarlos mientras estos le dedicaban su amor como ofrenda, ese poder lo hacía sonreír hasta que Zelos cruzó mirada con él y sintió la necesidad de enredarse con él.

Porque veía como los humanos lo hacían tan fácil, llegar con un desconocido y besarle de manera apasionada y después entregar sus cuerpos e irse, él aún era nuevo en todo a lo que el amor te llevaba a sentir y hacer, era un Dios joven no como su madre. Pero siempre veía a los humanos a incluso entregar su alma para salvar la vida de su ser amado…como decía, todo era complicado para él.

—Dame esta noche para convencerte. —Murmuró al separarse.

—¿Y si digo que no? —Cuestionó mordiéndose sus labios, queriendo sentir más de aquellos roces.

—No puedes desobedecer una orden…—

Zelos asintió, dándole su mano y alejándose de su puesto de vigilante para seguir a Eros, mientras a lo lejos algunas miradas curiosas observaban la escena.

—¿Deberías ser protectora de los enamorados, Artemisa? —Cuestiona una voz calmada.

—Los Dioses no cambian de puestos, Atenea. —Respondió cruzando sus brazos.

—Eres la Diosa de la Luna, deberías dar un paseo. —Insistía la Diosa.

—¿Por qué tanto interés? —Murmuró recargándose en el pilar sobre el acantilado de la montaña.

—Porque alguien estará detrás de ellos, y ese alguien, enojado es capaz de hacer cualquier cosa…un Dios del amor y un Espectro de la noche no pueden morir por el capricho. —

—¿Afrodita los vio? —Cuestionó con algo de preocupación.

—Es casi tan desquiciada como Hera. Debemos de proteger a Zelos y a Eros…No podemos dejar que ella lo vuelva a hacer. —

Artemisa alzó su mano para cubrir con la oscuridad a Zelos y Eros, llevándolos a un lugar lejos de Afrodita, al menos por un tiempo, antes de que se diera cuenta de las intenciones de las Diosas por ayudarlos.

Notas finales:

Sé que hoy no toca actualización pero como tuve problemas y no actualicé el día que le tocaba pues mejor hoy, así que espero les guste


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