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You make me strong. ( OnHo ) por J_ondubu

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Notas del fanfic:

¡Mi primer OnHo publicado! Suelo escribir unicamente para mi rol~~ Si alguien lo quiere me dice en un review, ah. u///u

Mentiría si decía que no estaba nervioso. Tener casi 18 años no era fácil según su puberta mentalidad y menos si te alejaban de tu zona de confort donde todo el mundo te conoce y te llevas bien con todos, para pasar a ser un completo desconocido en un lugar lleno de, a su parecer por lo poco que vió, niños consentidos y malcriados. ¿Qué iba a hacer? Siempre fue tímido, y en su antigua escuela todos lo llamaban "Adorable" debido a esto. Él era popular, aunque más allá de su aparente ternura, él no tenía ningún otro motivo.

 

O eso creía. 

 

Eraaplicado, un buen estudiante, y las chicas querían estar siempre con él por su apariencia suave y frágil, sus ojos pequeños y rasgados, su cara delicada y su cabello semi largo, le llegaba un poco más arriba de los hombros, dándole un aspecto incluso afeminado (pero no demasiado). Él solía oír los rumores de que su sonrisa siempre brillante y enorme y su personalidad dulce y amable siempre encantó a todos, era caballeroso, inteligente y guapo, era lo que decían, desde mujeres hasta hombres e incluso sus profesores.

 

De acuerdo, quizá sí tenía varias virtudes como para hacerse popular entre sus compañeros, pero eso no era lo que le importaba sino, que nadie se metía con él debido a ello. Ahora incluso temía que le hicieran “bullying”, o algo así. Las clases ni siquiera empezaban y ya extrañaba a Joon, su mejor amigo. El sonido de la puerta detrás de él cerrándose lo sacó de su ensimismamiento. Un chico alto entró y su pinta no lo tranquilizó para nada: su corbata fuera de lugar y su camisa desabotonada y despreocupadamente fuera de su pantalón gritaba "buscapleitos" por todos lados. Estaba seguro de ver una cicatriz bajo su ojo. 

 

Se sentó de golpe a su lado y él no se habría dado cuenta de que todo este tiempo lo estuvo observando de no haber sido por el "¿Qué miras?" rudo y tosco que el otro le dio. Su mirada no volvió a despegarse del frente, ni un segundo.

 

El director de la institución entró, por fin, rescatándolo de esa inesperadamente incomoda situación. Él le miraba con una sonrisa radiante y amable, eso le quitaba un poco del peso que cargaba en sus hombros. Trató de relajarse y devolverle la sonrisa, tenía que calmarse, no podía ser para tanto, quizá algo bueno podría pasarle. El mayor lo invitó a entrar a su oficina, pero él estaba seguro de que un par de ojos le taladraba la espalda y la llenaba de agujeros con la intención de matarlo. O quizá el chico sólo lo miraba, pero él era un paranoico de primera. Tomó asiento donde le fue indicado.

 

—Bueno... —El hombre mayor miró la hoja para corroborar su nombre y en seguida prosiguió, mientras el se acomodaba en la silla frente suyo.— Joven Lee. A juzgar por sus notas y debido a que fue seleccionado como el segundo mejor de toda su escuela, el internado se encargará de costear sus estudios.

 

Eso sí que era bueno.

 

No.

 

Maravilloso. Sus madre no debería preocuparse, así que estaba feliz. La llamaría en cuanto pudiera.

 

—Sin embargo. —“Siempre hay un pero”, pensó el menor. —Vamos a necesitar que su récord siga intacto, no es fácil pero usted lo logrará. No hay ningun problema con usted así que el papeleo estará listo para cuando salga, le recomiendo que pida un guía puesto que este lugar es muy grande. ¿Le gustaría la idea? Podría—...

 

La conversación fue abruptamente interrumpida por un alumno que parecía no estar demasiado feliz de estar ahí, acompañado de la secretaria del director quien le repetía al joven incesantemente "Espera tu turno" lo que el estudiante ignoró, por lo que notaba.

 

Era el mismo chico de antes y por alguna razón, JinKi tenía más temor que antes.

 

El director le hizo un gesto a la mujer que estaba completamente molesta para que dejara pasar al chico y retomara su trabajo. Ella acató, más roja de rabia que antes, JinKi podía observar cómo la vena de su frente se dilataba mientras se despedía y cerraba la puerta de nuevo.

 

—¿MinHo? ¿Qué te trae aquí ahora?

 

El hombre más viejo mantenía una sonrisa burlona en su rostro y él sentía que sobraba ahí. El otro (Quien aparentemente media dos metros, o era anormalmente alto, o él era demasiado bajo) se sentó confianzudamente en la silla a su lado, dándole una breve mirada que, a su parecer, se suavizó cuando hicieron contacto visual. Se sintió inevitablemente cohibido, recordando su voz brusca preguntandole por qué lo veía hace unos pocos minutos. JinKi volteó su vista hasta sus manos enredadas con su mochila, no despegaría la vista de su regazo hasta que él se fuera.

 

—Esa mujer... —Empezó con rabia, tratando de calmarse ante la mirada de advertencia que le dió el director. —Quiero decir, la maestra de inglés, la señorita Jung, me echó de su clase. Y literalmente, por hacer nada.

 

Tal vez podría huir. Tal vez le dejarían ir si decía que tenía que ir al baño. Podría escabullirse, la voz del alto sonaba ronca y molesta y eso no le traía buenos recuerdos. Parecía un matón, alguien con quien no quería meterse. No podía escuchar lo que decía pero realmente queria irse de ahí, no supo cuánto tiempo discutieron la situación hasta que la mención de su nombre le hizo levantar la cabeza y mirar al director asombrado. 

 

—... Le planteé al joven Lee sobre un recorrido por las instalaciones. Dada las circunstancia y ya que hoy tus clases culminaron temprano, ¿Qué tal si eres tú quien lo guíe hasta su habitación?

 

Diablos.

 

Pensó que tendría suerte. ¿Qué debía hacer ahora?

 

Salieron de la oficina luego de que el mayor le diera nuevas indicaciones y no sin antes de que “MinHo” recibiera advertencias que probablemente no cumpliría. Estaba seguro de que escuchó un "Pero, papá" mientras el director le regañaba. Ahora sabía por qué la mirada divertida del mayor cuando la secretaria se enojó, estaba claro que era absurdo que lo hiciera.

 

—Ah. Odio hacer estas jodidas cosas así que escucha, si te pierdes no es mi problema. Vete por donde él te dijo, yo me largo.

 

Comenzó a caminar sin dirigirle de nuevo la mirada a JinKi, quién sólo suspiró. Pudo haberlo visto venir pero una pequeña parte de su ser quería que le dieran ese recorrido. Antes estaba asustado, ahora estaba aterrado. Tomó sus dos maletas dispuesto a irse a perder en esa enorme institución, cuando la manija de una de sus maletas se rompió y pasó a abrir el broche que mantenía seguras sus pertenencias, por ende, todo cayó por todos lados. Ahora quería llorar.

 

Se agachó maldiciendo a viva voz y después de darle una patada a la estúpida maleta de mierda, que fue como la llamó desde el fondo de su frustración, recogió sus cosas una a una. Menos mal no había nada vergonzoso en ella como ropa interior y esas cosas, eran sus camisetas, cremas y coletas (por su cabello largo). No se percató que ante el ruido, MinHo detuvo sus pasos y se volteó a verlo, divertido de verlo enojado. Se acercó en silencio y las cosas que cayeron más lejos, él las levantó. Parecía que el niño bonito no tendría un buen día, sería bueno con él sólo porque sus ojos acuosos le instalaron una sensación rara en el pecho.

 

—Toma.

 

Extendió su mano con las distintas camisetas que alcanzó y se las dio al castaño, quien estaba notoriamente sorprendido. Él también lo habría estado.

 

Se las recibió con un suave "gracias" que a MinHo le supo extraño. Se veía demasiado... Sí, dejemoslo en extraño. Se agachó a su lado para ayudarle a cerrar la maleta cuando las cosas estuvieron dentro, estaba asegurada pero el bajito no se levantaba y mantenía su cara oculta por las hebras café claro que parecían relucir con su blanca piel. “Mierda, ¿estará llorando?"

 

—Oye... Es sólo una maleta rota. Puedes conseguir otra, no tienes por qué llorar.

 

JinKi quiso reírse al oírlo, pero sólo consiguió dejar escapar un sollozo, mientras limpiaba incesantemente las lágrimas que ya no podía detener, sorprendiendose de sí mismo. Esa era otra de las razones por las que estaba preocupado, siempre tuvo una personalidad débil y vulnerable, lloraba tan fácil que era ridículo y no quería que nadie lo supiera porque sabía que se aprovecharían y le harían daño. Pero él nunca tuvo suerte y ahora el matón lo había descubierto, ese era su fin. Joder, debía madurar.

 

Se levantó con un "No estoy llorando" siendo obvia su mentira y se apresuró a tomar la maleta rota en sus brazos y arrastró la otra con sus piernas, completamente negando la ayuda que MinHo le ofreció rápido porque no la necesitaba. No era estúpido, sabía lo que estaba pasando ahí y era una de las cosas que más odiaba. Por ello no dudó en hacerle saber su molestia, porque se le había acabado la paciencia. Su primer día ahí era un día de mierda, literalmente.

 

—Ya, detente. Hace pocos minutos djiste que no te gustan estas cosas, y yo no necesito tu lastima.

 

Fue lo que le dijo, dejándolo ahí, agachado y con un anillo, que aparentaba ser especial ya que tenía grabada una fecha, y que no alcanzó a devolverle porque parecía que si le volvía a hablar, terminaría recibiendo una patada en la entrepierna. El bajo estaba tan molesto que MinHo podía sentirlo en el aire, probablemente por haberse permitido llorar frente a un extraño. O por haber quedado en ridículo. Era tan adorable, que quiso ayudarlo casi de inmediato.

 

MinHo frunció el ceño. Eran extraños, ¿Por qué se preocupó tanto? Sólo sabía del otro que su apellido era "Lee", nada más. Pero estaba bien, el anillo con el que jugó mientras se dirigía hasta su dormitorio sería una excusa para verlo durante los próximos días. “Lee” no iba a deshacerse tan pronto de él. 

 

Además, nadie le hablaba fuerte a Choi MinHo y vivía para contarlo.

 

Sin excepciones.

Notas finales:

Y eso, actualizaré probablemente mañana. Ah. Besitos y que viva 5HINee. ♥


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