-Capítulo 1-
Inglaterra 1620.
Era un día normal en esa bella ciudad, nada esplendido que ver, personas que deambulaban por la calles, los carruajes siendo jalados por galantes caballos, humo que salía de la chimeneas, él sol cubierto por nubes grises que anunciaban la llegada de una tormenta; cualquiera diría que el día era totalmente aburrido.
Así es, pero no para Yami, comandante de las fuerzas marinas de su real majestad el Rey Jacobo I; Era un muchacho de apenas 19 años, hijo de una familia de pescadores humilde, sin embargo, el no provenía de la nobleza, y aun así, logro superar por mucho a los hombres más viejos y con mayor posición que él, enlistándose en la guardia costera a la edad de 11 años, demostrando gran inteligencia, valor, y fuerza.
Ese día fue llamado ante la corte real del Rey, se encontraba de pie ante su majestad que de inmediato expresaría su petición al joven que lo miraba con sumo respeto.
— ComandanteYami Mouto lo he mandado llamar porque tengo una petición para ti, que es preciso resolver a la brevedad posible, este trabajo te lo encomiendo porque eres de mi absoluta confianza, más debo considerar prudente decir que se trata de una misión en extremo peligrosa, quiero que traigas a un pirata ante la justicia, este hombre es despiadado, sabe cómo son los de su clase, me es sensato advertirle que no dudará ni un segundo en matarlo si tiene la oportunidad, además de ser sumamente orgulloso, no ha de ser sorpresa para usted saber que aquellos valientes hombres que asumieron mi petición no volvieron con vida –Decía el Rey haciendo énfasis particularmente en las palabras finales, lamentando en su interior cada deceso como un pesar que cargaría en su conciencia, esperando rebosante que aquel joven no acabara uniéndose a ellos.
—Comprendo su majestad, pero juro por mi honor que hare que ese hombre pague por sus crímenes, así que acepto la misión que me encomienda, le aseguro que tendrá a ese criminal listo para la orca antes de lo esperado – respondía el comandante Yami
— Es necesario que lo capture con vida, aquí se le dará su sentencia – seguía el rey,
— ¿Puedo saber, cuál será? – pregunto el comandante
—La muerte desde luego – dijo uno de los consejeros reales
— De ser así su alteza si se me permite, no le veo el caso, si lo traigo con vida o muerto – protesto Yami
—Debe ser con vida, debemos demostrar el valor de la ley, y poner el ejemplo para todos aquellos que se reducen a hacer actos de piratería – dijo de nuevo el consejero, Yami, iba a protestar de nuevo, pero de nuevo el rey hablo
— Comandante, es usted a pesar de su estatura y edad, la persona más hábil que hemos conocido, no dudo ni por un segundo que podrá con esto; dígame acepta o no- dijo el rey más como una orden que como una petición.
— Solo para demostrar que me quedo claro: Viajare por mar, para encontrar al Pirata cuyo nombre es Seto que esta con el cargo de Capitán, debo traerlo a él y a su barco Blue eyes, sanos y salvos hasta Inglaterra para que reciba su sentencia de muerte, junto con todos los tripulantes; será sencillo, no se preocupe majestad, cumpliré con la misión- dijo Yami, haciendo una reverencia, — Si me disculpan, debo prepararme para zarpar cuanto antes – agrego, levantando su rostro y dándose la vuelta para salir del lugar.
— ¡No debe subestimarlo comandante, temo que ese hombre es tan per picas y astuto como usted! – dijo el consejero, casi a gritos, pues Yami ya estaba en la puerta y se perdía detrás de esta.
En el muelle se encontraba atado un barco grande, tenía varias velas atadas al mástil, se lograban ver las ventanas en la parte trasera, y en el frente justo en la punta, tenía una sirena, los bordes de este estaban pintados de azul marino, con bordes rojos haciendo que la elegancia del barco aumentará, al verlo a simple vista, cualquiera diría que ese barco no es más que para descubrir nuevos mundos, pero no es así, el Ragnaraf (Rubí), era el barco más temible en las aguas de reino unido, estaba equipado con lo mejor en armamento, y su capacidad de carga era para 400 hombres.
En ese momento se encontraban subiendo todo lo que se necesitaría para el viaje, pues en realidad no sabrían cuánto les tomaría encontrar al pirata Seto,
—Y… ¿ya sabes cómo es el pirata Seto? – preguntaba Joey, el contramaestre, Yami solo pudo rodar los ojos, era la tercera vez que el muchacho le preguntaba; el chico era alto, tenía piel blanca, ojos castaños y cabello rubio; pero no podía hacer nada, él no solo era la segunda persona al mando del barco, no, él era su mejor amigo, en la única persona en la que él podía confiar,
—Ya te lo dije, solo sé que es alto, piel blanca, cabello castaño y ojos azules – dijo – además… sé que lo apodan, el demonio de los ojos azules – agrego Yami.
—No lo sé viejo, pero siento que esta misión es un suicidio – dijo Joey.
Una vez que él barco estuvo listo, Joey dio la orden — Eleven anclas – y se colocó detrás del timón para poder llevar el control del barco, Yami habló a la tripulación sobre la misión y la importancia de traerlo con vida,
- Te encontrare Seto – dijo más para sí.
Ese mismo día en una posada de las Islas Canario, se encontraba un hombre alto, piel blanca, cabello castaño y ojos azules, acostado en la cama, las sabanas solo cubrían la parte de la cintura para abajo; al lado de él se encontraba una mujer alta, delgada, pelirroja con ojos esmeralda, completamente desnuda.
Seto se levantó de la cama, tomo su ropa, un par de pantalones color café, una camisa blanca, botas negras, saco café, un sombrero negro, su espada y pistola; saco una moneda de plata y la arrojo cerca de la mujer que ya estaba despertando, al ver la moneda, la tomo y le dijo
— No olvides visitarme cuando quieras más -, Seto no dijo nada, solo salió de la habitación, llegó a la cantina del lugar y pidió ron.
—Bebiendo tan temprano, ¿mi capitán? – dijo, un niño de cabello negro, el cual reconoció Seto de inmediato
—El ron es bueno para la salud en ayunas, Mokuba – le dijo
—Entonces yo también tomaré ron – dijo el muchacho,
— ¡No!, eso no, tú vas a comer primero – protesto Seto, con una sonrisa de oreja a oreja
— ¡No es justo, tú siempre haces lo mismo!– se quejaba Mokuba
—Mi capitán estamos listo para zarpar – dijo un marino, acercándose a Seto.
— Bien, vamos para allá - dijo Seto,
— Y dime hermano como te fue ¿anoche? – dijo Mokuba, levantando ambas cejas,
—Ni me lo recuerdes – contesto Seto con un gesto amargo
—Siempre dices lo mismo, ya tienes 26 años Seto, creo que ya es momento de que sientes cabeza – insistía Mokuba, Seto solo se burló muy sarcásticamente ante el comentario de su hermano.
—Lo malo, es que no ha nacido el ser que pueda seguirme el paso, por ello me quedaré solo, además mi único amor es el mar, y mientras este con él, no necesito a nadie más – dijo Seto, levantándose y jalando a su hermano para dirigirse al barco.
Una vez en el muelle de la isla, subieron a un barco, grande, muy parecido al del comandante, salvo porque en vez de tener una sirena en la parte del frente tenía un Dragón Blanco con ojos azules; cabe mencionar que de todos los barcos piratas ese era el más veloz y mejor equipo, solo existía un barco que era superior que él suyo en muchos aspectos, pero eso lo solucionaría pronto.
—Eleven anclas, malditos perros sarnosos– dijo Mokuba, amaba ser el segundo al mando, - diga el destino capitán – agrego.
—Hacia el Atlántico, presiento que ahora si lo encontraré – Dijo el capitán Seto.
El Barco empezó a navegar hacia el Atlántico, abriéndose paso sobre las azules aguas del océano, el salado aroma se intensifico mientras más se adentraban, y fueron despidiéndose poco a poco las gaviotas de la costa, sin lugar a dudas el blue eyes era majestuoso.