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Prohibido enamorarte de él por AGR

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Notas del fanfic:

Informo que los personajes de Saint Seiya no son de mi auditoria, la historia plasmada en este fic es original y de mi auditoria. 

Prohibido enamorarte de él.

 

Nunca me había molestado en analizar las circunstancias de haber aceptado ser un participante de esclavo para ese pequeño grupo de personas con mente retorcida. El contrato de trabajo es por un año, normalmente se me explicó que eran dos años, pero no me quería ver sujeto a esa clase de vida por un plazo tan largo. Un año es suficiente para mí, la paga es buena y con ello podré pagar mis estudios.

 

Desde que subí completamente desnudo y atado a esa tarima donde estaba siendo subastado al mejor postor, comencé a dudar y a cuestionarme en lo moral, pero cuando no tienes mucho a elegir aquella opción resultaba mejor.

 

Hombres y mujeres llenaban las bancas en el pequeño salón, la mayoría tenían acompañantes esclavos postrados a sus pies dando uno que otro azote en sus espaldas, vestían con trajes finos de cuero y otros con trajes de etiqueta. Un cóctel refinado como extraño. El hombre encargado en  subastarnos como ganado permitía que los invitados a esa ceremonia nos tocaran con el fin de examinar la mercancía, unos de forma despectiva te daban observaban dando órdenes de que te des la vuelta.

 

Te sujetan con fuerza los testículos o te dan inesperados golpes con esos artículos llamados fustas. Se puede escuchar los consejos de que no debes llevarte aquel, o esa chica es muy torpe, con ello entendí que buscan la excelencia y yo descubrí que solo era un experimento fallido en todo este mundo.

 

Quedé entre los dos últimos y podía ver que los compradores salían del lugar con sus nuevos juguetes, la chica que estaba a mi lado temblaba e intenté darle alguna palabra de consuelo pero se me negó hablar. Un hombre muy silencioso que mostró esa mirada calculadora llegó a mi agarrando mi cuello con tal presión que sentía latir mis sienes, no podía respirar, pero aun así no retrocedí, le desafiaba hasta que el agarre fue más duro que no dudé en bajar la cabeza. Al momento de hacer tal acto me liberó entregando su tarjeta bancaria, no sé cuánto dinero pagó ese sujeto por mí.

 

Un hombre colocó un collar de acero inoxidable en mi cuello y otras más pequeñas en mis muñecas y tobillos, todo ordenado por el comprador. Me cubrió con una manta oscura, lo cual agradecí recibiendo una bofetada por ese empleador, supe que debía estar en silencio. Caminé hasta ese vehículo, no era una limusina como los demás hombres y mujeres llegaron al lugar.

 

–Entra, no hables y no mires al Amo. Sí el Amo te pide algo debes de obedecer.

 

El viaje fue silencioso y la ansiedad me estaba atacando con el constante retumbo de mí estómago exigiendo por algo de comer, cómo orden no podía ver al hombre que pagó por mí, así que miraba por la ventana el paisaje que comenzaba a formarse conforme entrábamos a una zona alejada de la ciudad y su bullicio, resultaba relajante ver tantos árboles y flores con sus distintos colores.

 

El ocaso ya marcaba su pauta dando espacio el anochecer, las pinceladas de rojo teñido de azul iban desapareciendo en el manto oscuro que iba cubriendo el cielo. Llegamos a los pocos minutos de que la luna saliera a dar su brillo.

 

La casa era modesta con la hechura al estilo victoriano, me bajé del vehículo siguiendo los pasos de los dos hombres frente de mí. Al entrar noté su lujo y los colores es sus paredes, los pisos eran de madera fina al juzgar por el buen estado.

 

Me detuve en una habitación donde me dejaron ellos, de pie al menos por quince minutos y luego llegó el chico de cabellera larga, mismo que me dio tremendo golpe en la mejilla por dar las gracias. Abrió la puerta y me empujó, despojando mi cuerpo de la manta.

 

–Te bañaré y luego comerás, no usarás ropa, siempre tendrás que andar desnudo, claro está que deberás de usar ciertos adornos que el Amo quiere que lleve en su cuerpo, en los pezones tendrás pinzas con una pesa en cada una, una jaula para el pene, así no podrás estar erecto, usarás un plug, mantendrás recogido el cabello en una cola y no trenzado. Te bañaré cuatro veces al día y un doctor vendrá a revisarte dentro de una hora. El Amo no confía en los organizadores de las subastas. Se te castigará con severidad por cada falta que cometas contra el Amo y como regla principal, se te tiene prohibido enamorarte de él. Otra cosa no se te permite beber licor o consumir drogas.

 

Luego de comer y ser minuciosamente examinado por el doctor, me mostraron el lugar llevando las prendas exclusivas que el Amo y Señor de la casa exigía, pero fue el sonido de gritos desesperados que eran amortiguados por una mordaza lo que me llevaron a preguntar al chico cuyo nombre ignoraba, pero una nueva bofetada, fue la respuesta a mi pregunta.

 

Ahí estaba un chico encadenado con sus brazos arriba y sus piernas separadas por una barra de acero inoxidable, era azotado con maestría y dureza. Sentí miedo un repentino terror ya que no deseo ser golpeado de esa forma.

 

No podía dejar de ver ese acto de salvajismo, aunque su piel estaba roja y marcada no estaba derramando sangre, pero con solo la mirada y sus gestos dejaba en claro el calvario que su cuerpo estaba recibiendo.

 

Que iluso pensar que me salvaría, ahí estaba en la misma posición que aquel chico rubio. El primer golpe cayó a mi muslo, el escozor de inmediato se hizo presente, pero no me moví ni emití un gemido y así comenzó una seguidilla de azotes, el sonido del cuero estrellándose en mí piel era el canto perfecto para el verdugo. No duré mucho tiempo en mantenerme quieto o callado, el cuero fue pronto reemplazado por el látigo y grité a todo pulmón, cuando este besaba mí sudada piel dejando finas franjas rojas casi al punto de sangrar.

 

El cansancio me obligó a cerrar en más de una ocasión los ojos luego los abría para ver al Amo frente de mí inspeccionando cada marca expuesta en mi piel. Quería renunciar y decirle que no me quedaría, pero no pude decir nada.

 

–Shiryu, solo te ha dado unos cuantos azotes y pareces un moribundo. Yo no seré tan condescendiente cuando estés en una sesión. Shiryu lo quiero listo para el fin de semana.

 

Estar listo para un fin de semana era soportar el dolor de cada golpe impartido por diferentes objetos que son utilizados para producir dolor en el castigo para placer del Amo y aunque en ello uno como esclavo adquiere cierto placer al recibir esos castigos.

 

Me llevaron a un lugar rodeado de naturaleza una cabaña muy hermosa, no me importaba estar desnudo y ese plug dentro de mi culo haciendo incomodo el que estuviera sentado.

 

No me puedo quejar cuidan muy bien de mi persona en todos los ámbitos. Esa tarde el Amo me ordenó a darme una ducha y que hiciera una lavativa, el hombre era muy excéntrico y gusta del buen aseo personal. Estuve listo a la hora que me lo pidió y encontré en sus manos el refugio que tanto he esperado.

 

Con experiencia me acariciaba, como si fuera alguna figura frágil que temiera quebrar con sus duras manos. Liberó de aquel encierro mi pene y agradecía eso, pero pronto sus dedos hicieron la magia que necesitaba y estaba tan erecto a los minutos después, pero él se retiró dejando esa sensación frustrante en todo el cuerpo.

 

Caminaba alrededor y yo no me atrevía a mirarlo, un azote en mi nalga derecha, por un instante trastabille ante lo inesperado, pero el tirón en mis cabellos me hicieron quedarse quieto, mientras me golpeaba con más fuerza, luego pasaba sus dedos, estaba goteando de placer, de alguna forma eso me excitaba mucho.

 

–Dime Seiya, ¿qué has aprendido desde que llegaste?

 

–Miedo, es lo que he aprendido Amo.

 

– ¿Miedo de qué?

 

–A ustedes, a no entender lo que me pasa Amo.

 

Me guió a la cama, sus instrucciones eran claras de que no me moviera ni un ápice de la posición que él deseaba tenerme. Cumplí con su orden aunque fuera difícil de hacer cuando su boca y lengua hacían estragos en mis terminaciones nerviosas al rozar mi pene, testículos, su mano golpeando en momentos oportunos las nalgas. Su despliegue de sensualidad que ejercía esa boca me hizo llegar a un orgasmo intenso.

 

Todo en mi temblaba y él estaba ahí con su ropa y esa expresión de gran señor. Mis respiraciones eran profundas y el sueño se apoderaba de mí y duró poco la exquisita sensación de placer que su Amo le produjo cuando este me ató y azotó con severidad cada parte de mi cuerpo. No grité ya soportaba la intensidad de los golpes, pero eso cambió y recordé sus palabras “Yo no seré tan condescendiente cuando estés en una sesión.”, mis lágrimas comenzaban a deslizarse y los gruñidos ya hechos gritos lograban sacar una sonrisa retorcida en él.

 

El cansancio me llegó a vencer y desperté al medio día. Así fue como siguieron siendo las sesiones cada fin de semana, a veces participaba Shiryu, quien me humillaba exponiendo todas mis faltas ante el Amo, que tomaba la decisión final de que debía recibir un castigo.

 

Los meses pasaron rápido y el contrato pronto se terminaría, era lo estipulado, pero yo me rehusaba a dejar al Amo. Cuatro meses antes le declaré mi amor, él se mofó de mis sentimientos y dejó de verme por dos largos meses, solo mandaba a Shiryu a que me azotara o me pusiera hacer alguna labor, pero yo solo tenía un objetivo y era llegar a su corazón.

 

Solo tengo un mes para hacerle entender que lo amo y que podemos estar juntos. Me sudan las manos al tocar la puerta de su pequeño estudio, su voz gruesa me da el permiso de entrar y ahí está con varios documentos en sus manos y un bolígrafo el cual hace sonar con impaciencia al verme de pie como un idiota.

 

–Amo, necesito hablarte, necesito que entiendas lo que siento.

 

–Sus sentimientos son irrelevantes, te sugiero que al terminar el contrato tomes el dinero y busca una nueva vida lejos de esto.

 

–Quiero estar contigo, no puedes dejarme así, no cuando lo amo.

 

–Solo sirves para ser un juguete, un esclavo y nada más. Ahora vete antes de que te haga orinar del castigo que te puedo propinar.

 

–No importa lo que me hagas, solo no me aleje de usted.

 

El sonido de la hebilla sonó y estoy siendo sometido como no lo he estado en meses atrás, intento cubrirme de cada golpe con ese cinturón, pero sería un gran error. Puedo escuchar sus gruñidos mascullando palabras que no logro entender, solo da certeros golpes uno tras otro. Sé que está cansado porque las gotas de su sudor caen frías en mi espalda.

 

Me levantó del suelo sujetando con fuerza mis cabellos, dando manotazos a mi pene que se erecta con solo sentir el dolor o más bien al ver el fuego creciente en esos orbes azules. A pocos centímetros de sus labios y quiero besarlo, me inclino alcanzando un poco su piel pero hace en un nuevo tirón mi cabeza.

 

Puedo ver su desprecio y me lastima.

 

Sacudió varias veces su cabeza, ahí está ese mohín que aún no consigo comprender el significado, solo me abre la puerta para que me salga, pero me es imposible moverme no solo por el dolor en el cuerpo si no por el miedo de salir y no volverle a ver.

 

El bufido de irritación una vez más gorgojando en su garganta, ahora comprendo que todo llegó a su final, cuando Shiryu entra hace su aparición para sacarme a la fuerza. Se me han devuelto mis cosas personales, el equipaje está completo y un cheque con una sustanciosa cantidad de dinero, más de lo que se me pagaría y un extra por parte del Amo.

 

Observé aquellos cheques firmados por dos personas distintas, uno del contratista y el otro con el nombre de Ikki Tavalas. Ahora voy rumbo a mi departamento, tras ser tirado como si no valiera nada. Un año con miles de sensaciones y ahora que puedo entender ese hombre no me ama. Nunca se quitó su traje italiano, nunca dormí en su cama, que iluso soy.

 

Trabajar en un restaurante como mesero tiene sus ventajas, los clientes dejan buenas propinas si les dan un eficiente trato. Ya han pasado tres meses de que salí de aquel infierno. Mi jefe me ha pedido que sea un mesero exclusivo de un empresario, no me molesta, el problema es de quien se trata.

 

–Shiryu.

 

–Veo que se te ha olvidado el respeto que debes de tener.

 

–No trabajo para ese maldito y no me tengo que someter a ti.

 

–Estás en lo correcto, pero trabajas en un restaurante y es su deber atender bien a un cliente. Toma asiento tenemos que hablar.

 

–No tengo nada de qué hablar.

 

–Dejaste los cheques, tienes mucho orgullo. Ikki, estaba molesto.

 

–No tiene derecho a molestarse. Él me sacó de su casa, pisoteando mis sentimientos.

 

El repentino abrumador silencio ya comenzaba a destruir mis nervios, el hombre no pedía nada de comer o beber, solo miraba fijamente por el balcón privado dejando que sus largos y sedosos cabellos revolotearan libres.

 

Por mi parte ese juego me está enojando, así que me dispuse a salir, pero el firme y delicado agarre me detuvo, me sacudí sintiendo la liberación. No lo miraba era mejor darle la espalda y él dejó escapar un irritado suspiro.

 

Si estuviera aún bajo el servicio de ellos como esclavo, me azotaría hasta implorar, dudo que eso suceda ya que aprendí a resistir todo tipo de castigos. Accedí y me senté después de unos minutos de observar la puerta que me sacaría de ese balcón.

 

–No solo a usted ha tratado deforma déspota, es un hombre cruel y lo sé.

 

 –Por mí que se muera.

 

–Vi muchos que le insultaban, otros le acosaban, pero solo uno consiguió cautivarlo.

 

– ¿Eso que me importa?, al menos ese hombre no fue humillado y azotado hasta no poder levantarse. Dejó de castigarme hasta que me oriné como lo predijo.

 

–Lo cautivaste Seiya, pero ya es demasiado tarde.

 

–Ikki, el gran Amo enamorado de mí, ¿me tomas por idiota?

 

–Dije cautivado, no que te amara. El Amo ha muerto y te espero mañana en este despacho, estás en su testamento.

 

– ¿Muerto?

 

La tristeza se veía en sus ojos al marcharse y yo sin poder creer lo que sucede.

 

-FIN-

Notas finales:

Hola!

Es un placer para mí, dejarles este nuevo fic, el cual espero que sea del agrado de ustedes.

Les quiero.

Kisus pervertidos. 


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