Sam nunca imaginó que se fuera a costumbrar a vivir junto a sus compañeros Avengers, en un principio ni se imaginó cómo es que aquello iba a estar funcionando, pero ahora, dos años después, él estaba casi totalmente acostumbrado a vivir en el complejo junto con el resto de sus compañeros. Aunque claro que no era común cuando todos se encontraban en el complejo, porque cuando no estaban en una misión conjunta, los demás tenían sus propios asuntos que atender de vez en cuando, o se iban a misiones cortas en solitario, cosas de ese estilo, cosas de superhéroes. Con un carajo, estaba dentro de un grupo de superhéroes. Lo cual debería de sonar lo suficiente cool, pero como está dicho, Wilson ya está acostumbrado a formar parte de un grupo de tales personas extraordinarias. Al menos la mayoría de ellos lo eran. Todavía tenía que lidiar con el bobo de Barnes. Oh, porque por supuesto que el soldado ahora forma parte del equipo.
La incorporación de Barnes a los Avengers fue complicada, como lo fue su búsqueda, ayudarlo a recuperarse del control de Hydra y todo el daño que le hicieron, y el convencerlo de quedarse en el complejo. Todo en ese hombre era complicado y ahora molesto. Steve por supuesto estaba feliz y tranquilo con su Bucky en el equipo, y los demás parecían también contentos de contar con él y verlo recuperado. Después de todo, con el paso del tiempo se integró muy bien al equipo e igual que el resto, terminó relacionándose amistosamente con todos.
El problema que tenía Sam con Barnes y por lo cual le parecía un sujeto molesto, consistía en que James es un dolor en el trasero desde que lo conoció. Sus bromas tontas y las miradas retadoras que le dirigía se volvieron peor cuando el hombrecito se recuperó por completo; cuando Barnes pudo quitarse un poco de la culpa que estaba sobre sus hombros, cuando pensó más claro, cuando comenzó a recordar su pasado, cuando pudo sonreír sinceramente. Además, Bucky parecía tener una preferencia por molestarlo a él. De acuerdo, Wilson estaba consciente que él también molestaba un poco a Barnes, y que respondía a sus provocaciones. Sí, Sam no era un santo. Pero también Bucky ya se estaba pasando de la raya. ¿A caso era el único que lo notaba?
Y parecía que no era el único que disfrutaba de molestarle. Porque también estaba Natasha.
Oh Natasha. Y él ingenuo creyó que habían logrado convertirse en amigos, y ahora apoyaba a Bucky con sus planes malvados de incomodarlo.
Ambos, Natasha y Bucky, eran un poco raros. O mejor dicho, su relación era extraña, ¿curiosa?
¿Seguían saliendo? ¿Ya tenían una relación formal? ¿Sólo eran amigos con beneficios? ¿Qué carajos?
La situación era que a los pocos meses de que Steve y Sam trajeron a Bucky con ellos, Natasha comenzó también a convivir con Barnes, lo consideró compañero tiempo después, y con las misiones se dieron cuenta de que podían confiar el uno en el otro y entonces se hicieron amigos. Sam no sabía en qué momento exacto se volvieron pareja o algo parecido, además no era de su incumbencia. Tiempo después fue que todos notaron que Nat y Bucky estaban más juntos, que se dirigían más miradas coquetas, que conversaban tan relajadamente entre ellos, además de que luego los veían salir juntos de alguna de sus habitaciones correspondientes, o el que Natasha trajese puesta una prenda de Barnes cuando salía rápido a la concina para tomar un café. No pasaba desapercibido para nadie, porque el par de involucrados no intentaba ocultar nada, sin embargo, tampoco hablaban al respecto. Sólo una vez Tony quiso sacar el tema a conversación, pero con sólo una mirada y sonrisa (maligna) que Natasha le dio, tal parece que Stark comprendió que no era buena idea entrometerse en los asuntos privados de la pelirroja, así que nadie volvió a tocar el tema. Sólo parecían no tomarle importancia porque ese par se veían bien y felices.
A Sam también le daba gusto verlos felices, y apostaba a que estaría aun más feliz si tan sólo Barnes se comportara y Natasha no pareciera tan divertida con que lo molestaran.
Y es que Bucky desde hace mucho tiempo, desde antes de que se involucrase amorosamente con Natasha, había cambiado sus formas de fastidiar a Sam. Si antes Bucky le decía cosas como que era casi un inútil o torpe, e infantilmente lo empujaba o intentaba ponerle el pie para que se cayera (cosa que sólo una vez casi lo logra), o insultara su capacidad de pelear. Bucky después cambió a llamarle cariño y decirle lo lindo que se veía ese día (lo cuál no faltaba el maldito día que se lo dijera), también corría a querer ayudarle a cualquier cosa simple que estuviese haciendo; así estuviese bajando la puta avena de la alacena, Barnes corría y con una maliciosa sonrisa él la bajaba y se la entregaba, lo que ya tenía harto a Sam, porque el otro se le pegaba demasiado. ¿Y saben qué hacían los demás al respecto? NADA. Sólo reían discretamente de su incomodidad. Lo único bueno de los cambios de Bucky, fue que siempre estaba dispuesto a ayudarlo a entrenar.
Pero probablemente hoy entrene con Steve, o con Natasha, también podría ir con Clint. Cualquiera menos Barnes, que hoy no se sentía de humor para soportar su incómodo coqueteo en broma, realmente ningún maldito día estaría de humor para ello.
A veces se preguntaba si es que Bucky hacía eso porque ya se había dado cuenta de que él se siente atraído por…
—-¡Hola, Sam! — Natasha le saludó, interrumpiendo sus pensamientos. Sam al llegar a la cocina se encontró con ella y con Steve, siempre los que despertaban más temprano.
—Buenos días, Sam —. Steve también le saludó.
—Buenos días —. respondió, mirando por toda la cocina esperando no encontrarse con Barnes, y afortunadamente no era así.
Fue a servirse café, ya que afortunadamente Natasha ya había preparado un poco, lo supuso, porque Steve se encontraba bebiendo un batido. Mientras tomaba su taza de café, Natasha se acercó hasta él para dejarle un suave beso en su mejilla y darle una sonrisa, él correspondió, aunque se notaba confundido, a pesar de que Romanoff tenía la costumbre de regalarle ese tipo besitos al saludarse o despedirse todavía no estaba muy acostumbrado a ello, y eso era porque Natasha no hace eso para nada seguido con alguna otra persona, tal vez con Steve, cuando lo quiere consolar respecto a algo, y claro que Bucky, aunque esos besos eran más en los labios.
Y pensando del tonto ese…
Sam contuvo una mueca de aburrimiento cuando vio entrar a la cocina a un adormilado Bucky. El tipo todavía andaba en pijama, se tallaba los ojos y bostezaba. Sam le ignoró, dirigiéndose a su asiento, mientras que Steve y Natasha le saludaron. Por supuesto que Bucky, terminando de bostezar, se acercó a Romanoff a dejarle un besito en los labios y luego se giró a él. Sam intentó seguir ignorándolo, pero…
—Buenos días, cariño — Bucky le dijo cerca de su oído, casi podía sentirlo sonreír. En un segundo, ahora sentí los labios de Barnes sobre su mejilla, plantando un beso.
—¡Barnes! — se quejó con fastidio, tomando una servilleta y limpiándose las babas del otro. Sólo lo escuchó reír, alcanzó a ver cómo Natasha sonreía discretamente — Steve, ¿nos vamos?
—¿Uh? Pero si apenas ibas a beber tu café — y Steve le respondió tan simple, con una mueca casi inocente, como si no notara lo que sus amigos estaban haciendo, o en realidad muy acostumbrado a ver cómo lo molestaban.
—Steve, no olvides que tú y yo tenemos trabajo qué hacer — Natasha le recordó.
—Cierto — el Cap asintió — Hoy no podré ir a correr, Sam — casi se disculpó por medio de su mirada. ¡Rayos, cómo Steve podía ser tan adorable!
—Oh, está bien. Descuida — Sam le restó importancia, y decidió comenzar a beber su café.
—¿Por qué nos vas con Bucky? — Sugirió Romanoff.
—No.
—Vamos, Sam — Barnes se acercó de nuevo — Pasemos un momento tú y yo…, a solas — le miró traviesamente, sólo escuchó la risita de sus otros dos amigos.
—En realidad creo que ocuparé una de las caminadoras del gimnasio — Sam continuó, volviendo a mirar a Steve — Ya ves que Stark siempre nos molesta diciéndonos que no las ocupamos, aun cuando es mejor porque no estamos afuera con tanta contaminación. Creo que tiene razón.
—Sam, a ti te encanta salir a correr — Steve le recordó, no captando que Sam sólo no quería salir con Bucky. Es decir, si quería, pero… Agh, maldito Barnes molesto.
—Bueno, hoy no — se encogió de hombros — Tal vez Clint esté en el gimnasio.
—Pero Bucky está dispuesto a acompañarte — Natasha insistió.
—Lo haré con mucho gusto — aseguró Barnes, todavía sonriéndole maliciosamente — ¿O todavía no confías en mí? Te aseguro que no te haré nada, o al menos nada que no quieras — y el tonto le guiñó un ojo. Suficiente.
—Ya cállate, Barnes.
—Sam — Natasha le llamó, a la vez que ponía suavemente una mano sobre una de las suyas — Sabes que si Bucky o cualquiera te hace daño, lo mataré. Aunque no creo que sea intención de Bucky lastimarte, así que, ¿qué dices?
—No sé si eso es dulce o tétrico de tu parte, Nat — Sam sintió un escalofrío — Aun así, gracias. Pero creo que hoy me quedaré en el gimnasio.
—De acuerdo.
Notó como Natasha y Bucky compartieron una mirada rápida, ambos parecían desilusionados, lo cuál no tendría sentido, así que debió de malinterpretarlos. Es decir, no era tan capaz como Natasha y Bucky para leer perfectamente a las personas, pues no tuvo el mismo entrenamiento que ellos llevaron por años. Y esa misma capacidad que poseían, es lo que tenía a Sam últimamente todo el tiempo a la defensiva alrededor de ellos, porque era seguro que hacían esas bromitas porque ya habían notado aquello que tuvo temeroso a Sam por un tiempo. Y ahora se regañaba constantemente por no haber sido más discreto. ¿Qué lo habrá delatado? ¿Por qué carajos no pudo ocultar que se sentía atraído no sólo por Natasha, sino también por Bucky?
Continuará…