—Sabía que vendrías.
KyuHyun dejó que el aire escapara por su nariz, sus fosas nasales expandiéndose. JongWoon estaba sentado frente a él, con una humeante taza de café en una mesa ubicada en la terraza de una cafetería que nunca había oído antes. El teléfono del mayor estaba en ella, y algo que parecía un sobre. El menor esperaba que no fuera una carta para él.
—Quiero terminar con esto —explicó halando una silla para sentarse.
A pesar de esas palabras, JongWoon no se inmutó. Su arrogante y triunfal sonrisa se quedó quieta.
El cantante sacó su teléfono y también lo colocó en la mesa. Debía llamar a SungMin para que lo recogiera y esperaba no demorarse ni cinco minutos con JongWoon.
El mayor cambió su sonrisa por una amplia y sincera.
—Agradezco que vinieras.
—Ve directo al punto —replicó algo molesto y altanero el menor.
No quería verlo. No deseaba estar cerca de él, verlo a los negros y atrayentes ojos que tenía, escuchar su potente, conocida y extrañada voz... Recobró la compostura, controlando sus pensamientos. Hacía muchos años se había resignado a no saber más acerca de él, y continuó con su vida. Y ahora JongWoon regresaba como si él no lo hubiera abandonado, a retomar la relación desde dónde la dejaron, desde que JongWoon le confesó su amor.
El mayor, ante las palabras y la frialdad del muchacho, se estaba arrepintiendo. Tal vez no había sido buena idea citarlo tan pronto. Habían pasado unos cuantos días desde su fiesta de cumpleaños. Pero JongWoon necesitaba verlo, decirle lo que no pudo el día siguiente, en su departamento. Si no se lo decía la ansiedad se lo comería vivo.
—Tal vez disculparme, en este punto, no sirva de mucho.
—No sirve de nada —interrumpió el castaño, rodando los ojos.
El mayor lo miró. KyuHyun tenía el rostro hacia un lado mirando a la calle, tal vez a los autos o a los peatones al otro lado de la acera. Tal vez miraba a la nada. Iba a continuar hablando, pero la mesera se acercó a ellos con un vaso de batido de fresa y lo puso frente al cantante.
—Que lo disfrute. —Le sonrió y se retiró.
Por un momento, KyuHyun creyó que sería reconocido, pero esas enormes gafas y el gorro que llevaba parecían camuflarlo bien. O ella no sabía quién era. KyuHyun esperaba que fuera lo primero.
—Me tomé el atrevimiento de pedirte esto.
JongWoon señaló el vaso; KyuHyun lo miró indiferente.
—Un verdadero atrevimiento.
El mayor endureció la mirada y apretó los puños. KyuHyun estaba siendo grosero. El castaño, al no escucharlo hablar, miró en su dirección. La tan famosa "mirada sombría" del profesor Kim estaba ahí. Casi sonrió divertido.
—¿Qué? —Levantó la ceja y se cruzó de brazos—. ¿Quieres que te lo agradezca?
—Quiero que dejes de comportarte como un niño.
JongWoon no pudo notarlo, pero los ojos del menor se oscurecieron debido al enojo que estaba creciendo en él. No le gustaba que lo llamaran "niño", mucho menos él. Apretó la mandíbula antes de hablar.
—Si me llamaste solo para hacerme enojar...
—Tú no me dejas hablar.
La calma en la voz del pelinegro hizo a KyuHyun enfurecer más.
—No te estoy cubriendo la boca, ¿o sí?
JongWoon lo miró, controlando su impulso de sonreír. El pensamiento de tener a KyuHyun cubriendo su boca con la de él le había parecido divertida. Estaba seguro que si se lo decía, el menor se iría del lugar y JongWoon no podría decirle nada, así que se guardó su pensamiento y le respondió otra cosa.
—Me interrumpes —declaró con ceremonia.
—Yo no... —calló abruptamente al notar que lo hacía. Bufó, hizo un ademán y alentó a JongWoon a hablar—. Pero que sea breve. Tengo cosas que hacer.
JongWoon no pudo controlar por más tiempo su enojo.
— ¡Demonios, KyuHyun! —habló con los dientes apretados—. ¿Por qué no solo te calmas?
—Porque no quiero estar aquí. —Levantó la voz, sin ser consciente de ello, atrayendo algunas miradas hacia él—. Yo no quería verte. Te fuiste, saliste de mi vida y ahora pretendes entrar en ella de nuevo. No te lo permitiré —dijo lo último con convicción, una convicción que asustó un poco a JongWoon.
Debía mantener la calma. No debía olvidar que él era el mayor, que él debía controlar la situación. No quería perder de nuevo a KyuHyun.
—Me alejé para protegerte —respondió, esperando que el castaño pudiera entenderlo.
KyuHyun bufó.
—Esta conversación es absurda.
Se levantó, tomó su teléfono y se fue sin siquiera guardar la silla. Su madre estaría molesta con él. Y tampoco había bebido del batido. Tendría que regresar alguna vez, o mandaría a SungMin por uno, daba igual.
JongWoon, en cambio, lo vio alejarse. No lo seguiría. KyuHyun estaba demasiado molesto y él no podía armarle una escena. Él ya era una figura pública y las cosas eran complicadas.
—Como si lo nuestro no lo fuera —murmuró.
Terminó su café mirando en la dirección por la que KyuHyun se había ido, mirando el sobre a su lado y pensando en si deshacerse de él o enviárselo al menor.
«Vine por ti y no me iré sin ti, KyuHyun».
—No te desharás de mí tan fácil, alumno Cho.