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LAZO por te rry

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Notas del fanfic:

- esta es una historia que comence a escribir en 2014 como terry tomate y no se porque la abandone, ahora decido continuarla y adaptarla al omegaverse.

- Naruto es seme y Sasuke uke

- en este omegaverse los alfa y omega no se ven afectados por las feromonas de aquellos con los que comparten un lazo sanguineo.

- no soy medico, todo lo que aparece sobre la enfermedad lo busque en internet, si algoo no esta bien, es porque esta adaptado a la historia.

- en este omegaverse los omegas no son escoria. siguen siendo discriminados pero tienen los mismos derechos y oportunidades que los alfa y beta.

- no existe la pareja destinada y los vinculos se pueden romper si ambos estan de acuerdo.

 

Notas del capitulo:

Espero que les guste mi nueva historia.

I

Itachi llegó al hospital y tras dar el nombre de su sobrino en la recepción, la enfermera le informó que se encontraba en el área de cuidados intensivos. Él había estado de viaje, sus superiores le habían enviado a concretar un negocio fuera del país y había estado casi dos semanas fuera.  Hacía tres días su hermano le había llamado diciéndole que Menma había sido ingresado de urgencias en el hospital, que había tenido una recaída y que al parecer tardaría varios días en salir. Su hermano no quería preocuparlo, tan solo informarle sobre la salud de su sobrino, pero él inmediatamente se puso en contacto con el jefe de departamento de la firma donde trabajaba y el hombre comprendiendo la situación le permitió volver antes, dejando aquel negocio en manos de su compañero de trabajo; lastimosamente el vuelo en el que volvería se había retrasado y había tardado dos días en regresar. Dos días en los cuales su hermano había estado solo con su sobrino en cuidados intensivos.

Llegó hasta la habitación que la recepcionista le había indicado y encontró a su hermano de pie frente al cristal que lo separaba del niño. Se encontraba de brazos cruzados, tan quieto como una estatua, su semblante aparentemente frio y sin ningún tipo de emoción, mientras observaba la cuna, donde yacía el pequeño de casi dos años completamente dormido, conectado a varios aparatos que monitoreaban su estado y sus diminutas manos siendo atravesadas por agujas que le proporcionaban el medicamento. Completamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor. Menma era el único niño ingresado en la UCI pediátrica, por lo tanto, Sasuke era el único adulto allí.

-          ¿Cómo esta? – preguntó en cuanto llegó a su lado y le saludo, sintiendo un nudo en la garganta e inmensas ganas de llorar por aquella situación.

-          No hay mejora – respondió Sasuke, sin apartar la vista de su bebé.

Durante todo su embarazo, Sasuke, había gozado de buena salud y según los médicos su embarazo marchaba bastante bien.  Pero cuando Menma nació las cosas fueron muy diferentes, a los tres meses de nacido, el pequeño fue ingresado por primera vez en la urgencia, los médicos descubrieron que sus riñones no estaban en buen estado y había tenido una falla renal. A partir de ese día, la vida de Sasuke, Menma y hasta el mismo Itachi, que nunca dejaba solo a su hermano, se convirtieron en un constante entrar y salir del hospital.

Los médicos llegaron a la conclusión de que la enfermedad del bebé era insuficiencia renal crónica y además era congénita. Le habían estado tratando con diálisis, teniendo buenos resultados. Los médicos le habían dicho que el niño estaría bien, pero existía la posibilidad de que el problema agravara y entonces se debía recurrir a un trasplante de riñón. Luego de dieciocho meses, ese día había llegado.

Sasuke estuvo dispuesto a realizarse las pruebas necesarias para ser el donante de su hijo, pero los resultados fueron bastantes desalentadores, al ser un omega su tipo de sangre no era compatible con el de su pequeño alfa e Itachi que si era un alfa, ni siquiera podría realizarse la prueba ya que sufría de diabetes.

Ahora debía esperar a que apareciera un donante, los médicos le habían asegurado que su hijo estaba en la lista de prioridad, pues tan solo era un niño y su caso era en extremo alarmante.

Itachi observó a su hermano, se veía realmente agotado y las ojeras que no eran propias de su delicada piel, surcaban sus ojos. Su ropa se veía desaliñada, seguramente había estado esos tres días sin dormir, y sin dedicarse un momento a él mismo, siempre pendiente al estado de su bebé. En su pálido rostro ni siquiera había señales de que hubiera estado llorando, como sucedería normalmente si te enteras que el estado de salud de tu único hijo es crítico. Y ese era el problema, Sasuke se había vuelto bastante retraído y solo solía mostrar su verdadero sentir cuando estaba con el bebé. Menma era la vida de Sasuke, era su todo y al saberlo enfermo se volvió en extremo sobreprotector, desde que se supo embarazado comenzó a vivir por él, y para él.

-          Te ves agotado, ve a descansar – le dijo mientras colocaba uno de los brazos en sus hombros y lo atraía hacia sí, en un reconfortante abrazo –  yo me quedaré con él.

-          Estoy bien – se dejó abrazar y negó lentamente con la cabeza, su tono de vos tratando de sonar despreocupado – no es necesario, además Menma me necesita.

Itachi se separó lentamente y miró a su hermano esbozando una sonrisa, tratando de decirle que todo estaría bien, pero Sasuke sabía que no era así.

-          No querrás que cuando despierte te vea así – le dio un golpecito en la frente con sus dedos – te vez horrible, tonto hermano menor. – Sasuke bufó fastidiado, odiaba que su hermano le hiciera aquello.

-          Tsk – se desembarazó del abrazo y le miró mal – no estoy tan mal.

Se sumieron en un tranquilo silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos, los de uno con más esperanzas que los del otro. Itachi veía fijamente a su sobrino, Menma tenía la piel acanelada, ahora pálida debido a la anemia producida por la enfermedad, tan diferente a la pálida de su hermano y tenía unos hermosos ojos azules, el único rasgo de Sasuke que había sacado era el cabello, tan azabache, característico de los genes Uchiha.

-          Se va a morir Itachi – el aludido frunció el ceño, sintiendo su enojo crecer gracias al pesimismo de su hermano – necesita un trasplante, me he hecho las pruebas para ser el donante, pero yo no soy compatible con él y tú… tú ni siquiera podrás intentarlo. Dicen que esta en la lista de espera, pero… – su vos sonaba carente de vida, como si se hubiese dado por vencido y esperara lo peor.

-          No digas estupideces, todo saldrá bien – volvió a ver al niño y una idea cruzó su mente. ¿Por qué a su hermano no se le había ocurrido antes?

-          ¿Has pensado que su otro padre podría si ser compatible, es un alfa ¿no? – le dedicó una mirada dura – en vez de estar con el pesimismo deberías estar moviendo tu culo para ponerte en contacto con ese hombre.

Sasuke abrió los ojos como platos, realmente sorprendido. Había estado tan preocupado por su hijo y a la vez tan despistado que no había caído en cuenta de ese pequeño detalle. Quizá él podría salvar la vida de su hijo, del hijo de ambos, pero… hacía más de dos años que no lo veía.

-          Ya que no tuvo los pantalones para hacerse cargo de ti y de Menma, que por lo menos ahora sea capaz de dar la cara por él - señaló al inconsciente niño- que no es solo tu hijo, sino también de él – continuó con tono duro .

-          ¡Cállate! Tú no tienes idea… - masculló con la mandíbula apretada.

Sasuke conoció al padre de su hijo en un bar, una de esas tantas noches que al salir de la oficina buscaba distraerse bebiendo un par de cervezas. La atracción fue inmediata, su instinto omega despertó ante el fuerte aroma que despedía el alfa, cayendo rendido a sus pies. Mantuvieron una relación por algo más de un año, tiempo durante el cual Sasuke nunca se quitó su collar de omega.

Pero Sasuke solo fue un amante que se movía entre las sombras de Naruto Namikaze.

Él era un afamado hombre de negocios que estaba comprometido con una famosa modelo, y aun así Sasuke aceptó la relación y se enamoró como un tonto. Aunque el Namikaze muchas veces le dijo que lo amaba, ahora ya no había la menor duda de que tan solo era una mentira.  Naruto se apareció un día en su departamento y le dijo que su novia, una alfa al igual que él, estaba embarazada y su sentido de responsabilidad era más grande que el amor que le profesaba a Sasuke, se disculpó muchas veces para luego decirle que se casaría con ella y la marcaría, que pretendía serle fiel a su esposa, lo haría por su hijo no nato; por lo tanto, ya no podían verse más.

Sasuke aceptó aquello con aparente calma y una sonrisa fingida, pero al marcharse Naruto, dejó correr sus lágrimas durante horas. Él tuvo que soportar verlo en las revistas de farándula y los programas de chismorreo donde siempre pasaban noticias de la top model Hinata Hyuga con su prometido. Un mes después y con la boda de su ex amante sucediendo, a la falta de su celo mensual, el cual Naruto solía ayudarle a aliviar, Sasuke se enteró de que él también estaba embarazado… y ya no había nadie que se hiciera responsable.

A partir de ese momento solo fueron él y su hijo… y su hermano Itachi, que nunca le dio la espalda y siempre se mostró comprensivo por su situación, aunque nunca hablaba del padre del niño. A veces se sentía culpable, desde que su bebé había enfermado él se había convertido en una carga para su hermano mayor. El delicado estado de salud del niño requería demasiados cuidados que Sasuke nunca quiso delegar a alguien más e Itachi casi le obligó a dejar su trabajo para poder cuidar de su hijo, alegando que él se haría cargo de los gastos de ambos.

Sasuke miró a su hermano, quien le miraba severo y no pudo más que asentir. Itachi tenía razón, Naruto podría salvar a su bebé.

Había llegado el momento de hacerle frente a un fantasma que creía haber superado.

Itachi sonrió afable y acarició la mejilla de su hermano para darle apoyo. No le gustaba mostrarse duro con él, pero a veces, ante su terquedad era necesario.

-          Pero antes ve a casa, date una ducha y duerme un par de horas – el menor asintió como autómata y tras dedicarle una última preocupada mirada al bebito, tomo rumbo hacia su hogar.

****

Decir que no estaba nervioso sería una gran mentira. Ahora miraba, sin saber realmente que hacer, el imponente edificio que se alzaba ante él: Rasengan S.A. allí dentro se encontraba el padre de su hijo, haciéndose cargo de la que era una de las empresas multinacionales más grandes del país.

Sabía todo de Naruto, claro que sí, no por nada guardaba todas las revistas y encabezados de periódicos que hablaban sobre él – lo hacía para cuando, llegado el momento, Menma preguntara por su padre, tener las respuestas precisas para darle – a excepción de las de chismorreos, en las cuales se mencionaba a su esposa y ese era un tema que Sasuke prefería evitar; quizá por eso no sabía que el Namikaze y la Hyuga estaban terminando los tramites de su divorcio.

Mientras tomaba un relajante baño con agua caliente, el cual necesitaba, se dio la oportunidad de pensar y analizar todas las situaciones que podían presentarse si acudía a Naruto, la que más temor le daba era que intentara quitarle al niño. Pero al final llegó a una conclusión:

Amaba demasiado a su hijo y haría lo que fuera por salvarle, aunque eso significara no volver a verle.

Itachi pasó la noche en el hospital con Menma, y Sasuke se maldijo, pues, al intentar dormir un par de horas antes de volver con ellos, consiguió quedarse dormido hasta la mañana siguiente; se llenó de valor y fue a buscar al Namikaze, por cada minuto en que él no se decidía a buscarlo, su bebé perdía un minuto de vida.

Y allí seguía, observando la majestuosa estructura.

No tenía miedo de volver a verlo, claro que no. Tan solo se sentía inquieto por tener que encontrarse nuevamente con él y lo peor eran las circunstancias en que lo harían ¿Cuál sería su reacción? Seguramente le rechazaría, ya que la última vez que se vieron le pidió que no lo buscara, pero era necesario que se vieran. Y peor aún ¿Cómo tomaría el hecho de que tenían un hijo en común? Él tampoco quería verlo, sentía coraje hacia el Namikaze por haberlo dejado embarazado, aunque en realidad Naruto nunca lo supo, aun así, si hubiera permanecido un poco más de tiempo a su lado, seguramente si se habría enterado.

Tomó una larga bocanada de aire y volviendo a la pose altiva que siempre caracterizaba a los de su apellido, se decidió por entrar al edificio, sin notar la mirada de cierto rubio que le miraba desde la distancia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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