Es un día normal de trabajo en la Editorial Marukawa. Dentro de ésta hay una sección un tanto especial, sobre la que se oyen varias leyendas negras. Emerald, o el equipo doncella, formada por "un grupo de hombres guapos".
Si yo te doy lo que tengo y tú prefieres pensar
Que sólo quiero jugar, es más fácil así.
Me quitas el aliento, pero luego te vas.
Y ahora estás rondando por ahí.
Entre esos hombres guapos, se encuentra el jefe, Takano Masamune, como siempre gritándole y sobrecargando de trabajo a su subordinado favorito, Onodera Ritsu.
-¡ONODERA! ¿Dónde está tu manuscrito? ¡Tráemelo en cinco minutos a mi mesa y después haz 10 fotocopias de esto, 25 de aquello y 50 de lo otro!
Los demás integrantes de Emerald ya lo ven como algo normal. Además, en aquellos días tampoco se encuentran en las mejores condiciones para objetar nada. El fin de ciclo siempre les pasa factura.
Tú quieres hacer del amor una condena.
Pero mira que toda cadena se puede romper.
Pero lo que nadie sabe (pero algunos intuyen) es que Takano y Onodera ya se conocen desde hace bastante tiempo. Cuando eran jóvenes, estudiaron en el mismo instituto y mantuvieron una breve relación, que terminó debido a un estúpido malentendido.
10 años después, Onodera, heredero de una de las editoriales más importantes del país, decide cambiar de trabajo a causa de rumores malintencionados que corrían sobre él en su antigua empresa. Y cuál fue su sorpresa al encontrarse con su amor de juventud, con nuevo apellido y como su jefe.
En cuanto Takano lo reconoció, decidió jugar todas sus cartas. En 10 años, no se habían olvidado el uno del otro. Y eso, decidió dejarlo en claro desde el principio.
-Haré que te vuelvas a enamorar de mí. Prepárate.
Y eso es lo que tuvo que hacer Ritsu, prepararse. Para colmo, resultaron ser vecinos... por lo que muchos días se iban juntos al trabajo, volvían juntos, y... dormían juntos.
Y por eso Takano se encontraba de tan mal humor. La noche anterior había conseguido que Onodera lo esperara para irse juntos a casa, le preparó la cena y acabaron en la cama, donde Onodera se volvía dócil en muy poco tiempo... y cuando despertó, Onodera se había marchado, sin despedirse, sin dejar siquiera una nota... y eso a Takano le dolía más de lo que nadie pudiera imaginar.
Por una calle sin nombre he intentado escapar.
Si pudiera olvidar lo que dije de más.
Qué quería del hombre, di aquella mujer.
Que le hizo creer en la deuda que no termina jamás.
La ruptura que los separó por 10 años fue mala para los dos. El joven Onodera huyó sin mirar atrás y finalizó sus estudios en el extranjero. Su carácter cambió y pasó de ser un joven acosador dulce y amable a ser un gruñón cascarrabias. En cuanto a Takano, sus padres se separaron y lo enviaron a vivir con su abuela. La separación de sus padres, la ruptura con "Oda Ritsu" y el descubrimiento de que su padre no era en realidad su padre biológico, hicieron que se diera a la bebida y que se acostara con más gente de la que podía recordar.
Sólo gracias a Yokozawa fue que pudo encarrilar su vida en la dirección correcta. Terminó sus estudios, consiguió un trabajo, y cuando tuvo problemas en dicho trabajo, otra vez Yokozawa le consiguió el trabajo como editor en jefe de Emerald.
Levantó la revista en un año. En un solo año, era número uno de ventas y había conseguido un gran reconocimiento. Era hora de disfrutar de la fama, aunque sin dejar de trabajar duro. Y un buen día...
-Soy Onodera Ritsu, el nuevo empleado...
Tú quieres hacer del amor una condena.
Pero mira que toda cadena se puede romper.
Déjate de cuentos ya de hombre y mujer.
Que nadie puede creer, pues siempre acaban mal.
Nada de lamentos, tengo la sensación.
De que esta ocasión no la puedes dejar pasar.
Los 10 años que pasaron desde la ruptura convirtieron a Onodera en un sujeto extremadamente inseguro. No cree en los finales felices y menos si es una relación chico-chico. Aunque nunca dejó de querer a Takano, se resiste a confesarlo porque tiene miedo de lo que les deparará el futuro. Pero ya hace mucho que dejó de resistirse cuando Takano lo arrastra hacia su piso...
Takano en cambio, dejó de ser tan frío e inexpresivo. Desde que se volvió a encontrar con su amor le dejó claras sus intenciones, le dijo que nunca lo olvidó, y que quiere "consentirlo y quitarle lo amargado". Pero aún así, es humano y a veces se desespera.
Hubo un día de lluvia en el que Onodera abrió la boca sin pensarlo, y dijo un débil "Te amo" que fue ahogado por la lluvia. Meses más tarde, una noche en el piso de Takano, Onodera volvió a intentar declararse, "Te a..." pero antes de terminar su frase Takano ya se le había tirado encima.
Por eso, la confesión final es sólo cuestion de tiempo.
Tú quieres hacer del amor una condena.
Pero mira que toda cadena se puede romper.
Juega las cartas de otro modo quizás.
Esta tarde caerá la tormenta de besos.
Y la noche será la melodía extraña.
Que silba por la caña de mis huesos.
La jornada laboral toca a su fin. El primero en irse ha sido Mino, por asuntos familiares. Luego, se marchan Kisa y Tori. Al final, queda Takano, arreglando unos papeles, y Onodera, como siempre, con la cabeza en las nubes... esperando a Takano.
-Onodera, nos vamos a casa.
El viaje en tren es rápido, enseguida llegan a sus respectivos pisos. Se detienen delante del 1201, correspondiente a Takano.
-Sabes que vamos a cenar juntos, no te resistas.
Ritsu acepta, es más fácil dejarse llevar. La cena transcurre en un ambiente tenso y ninguno de los dos dice lo que realmente piensa. Al terminar, Ritsu lava los platos como muestra de agradecimiento, y cuando va a despedirse siente como alguien lo sujeta fuertemente:
-¿Quién ha dicho que te vayas?
"No puede ser... me dejo llevar de nuevo"
Tú quieres hacer del amor una condena.
Pero mira que toda cadena se puede romper.
Tú quieres hacer del amor una condena.
Pero mira que toda cadena se puede romper.