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Opuestos por Cristabelle

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Sanrio, yo sólo realizo esto por diversión.

No puedo decir que sea lo mejor que he escrito, mucho más tomando en cuenta que ni siquiera me considero buena escribiendo, pero realmente quería aportar a esta ship, es demasiado linda <3

Notas del capitulo:

Contiene muchos headcanons personales y tal vez un poco de Ooc, lo cual lamento mucho, pero la serie hasta ahora no ha contado tanto sobre estos personajes, de todas formas, realmente intenté describirlos bien, sólo... tal vez me hubiera agradado incluir ese otro headcanon de que Resasuke es neurodivergente, pero no estaba segura por muchos motivos así que no apliqué esa idea.

Días interminables de oficina, kilos de trabajo y estrés laboral. No se puede esperar menos de una productiva empresa comercial japonesa en una hermosa, pero ajetreada metrópoli donde la vida está llena de duras expectativas profesionales y sociales sumado a las cuestiones familiares o personales que se condensan en una constante presión que puede hacer mella en cualquiera con facilidad, así que incluso los pequeños descansos o pausas para almorzar en el trabajo pueden hacer mucho bien y más si se goza de la compañía adecuada.

En el departamento de ventas de la empresa, los colegas de trabajo Manumaru un felino manul y Resasuke un panda rojo, merendaban tranquilamente en un área de descanso alejada a pesar de que Resasuke masticaba con la boca abierta y de que Manumaru podía ser muy hablador, aunque en esa ocasión se encontraba algo más callado, claro que eso no duro mucho pues de repente pregunto:

—¿Y cómo te va con Retsuko, la chica de contabilidad?  

—No la he vuelto a ver.

—¡¿Qué?!

En realidad Resasuke ni siquiera supo definir lo que tuvo con la panda roja, ya que no buscaba más que una amistad, pero cayó en cuenta de que ella no lo entendió así, de todas formas lo que paso entre ellos simplemente no resulto.

—¡Pero si esa chica es muy linda! ¿Cómo la pudiste dejar ir?

—No lo sé.

—Lo dices de forma muy sencilla, ¿no te afecta ni un poco?

—Estoy bien.

—¡No es posible! ¿Ni siquiera te divertiste?

Ante eso Resasuke sólo se encogió de hombros.

—¿Entonces por qué saliste con ella en primer lugar?

—Porque me aconsejaste que lo hiciera.

Siendo tan callado podía dejarse llevar, pero asimismo acepto porque era positivo para él interactuar con más gente del trabajo para variar, siendo que precisamente no era su fuerte y basto para que se diera cuenta de que le gustaba Manumaru.

Dada esa respuesta el mencionado dejo su almuerzo con un gruñido, poso sus zarpas en hombros de Resasuke y comenzó a zarandearlo para ordenarle las ideas diciéndole:

—¡Lo hice por tu bien! ¡¿Acaso debo recordarte las razones por las cuales es importante tener una novia?!

De milagro Resasuke no hizo caer sus alimentos con los movimientos bruscos y siguió comiendo con toda tranquilidad en cuanto Manumaru lo soltó y comenzó a enumerar sus argumentos.

—Razón uno, para que cuide de ti.

—Pero tú cuidas de mí. Te preocupas demasiado en realidad.

—¡Es diferente! —se aclaró la garganta— razón dos, para que te diga cosas lindas y te prepare el almuerzo.

—Son dos razones en una— comento tomando un sorbo de su usual café enlatado.

—Da igual, el punto es…

—Que también haces eso por mí, compartimos el almuerzo a menudo y me regañas con cariño— completo calmadamente.

Era bien conocido en la empresa como “El rey del regaño” porque lo amonestaban por ser siempre inexpresivo, distraído y torpe al punto de que muchos se preguntaban cómo es que no había sido despedido todavía, pero lo cierto es que a pesar de eso él siempre hacía las cosas lo mejor que podía sobre todo si se trataba del trabajo.

Al final sin importar lo que se haga las críticas tanto constructiva como injustas siempre estarán presenten, simplemente es el tipo de cosas con el cual se debe vivir así que estaba acostumbrado a esa clase de opiniones y las tenía presentes, pero no le afectaban casi nunca.

Cabe añadir que Resasuke no tenía conversaciones así de perspicaces con nadie excepto Manumaru, quien se froto las sienes con irritación ya que por ello sus charlas se tornaban intrínsecamente directas y el manul no era el más paciente del mundo para con la frialdad de su interlocutor.

—Pero yo no s-soy una chica…

—Es lo de menos.

—Y se trata de compañerismo ¡te comparto mi almuerzo cuando quemas el tuyo!— comento nerviosamente encrespado.

—Bien, pero si tan importante consideras tener novia, ¿por qué no tienes una? Pensé que la conseguiste en la reunión de solteros donde me presentaron a Retsuko.

—Ehh…. no desvíes el tema… —suspiro— te veo luego.

La pregunta tomó desprevenido al manul que tan sólo recogió su caja de almuerzo retirándose rápido, de una forma nada habitual en él y Resasuke sólo acabo de beber lo que quedaba de su lata de café.

No siempre podía explicarse cómo se llevaban tan bien siendo tan opuestos comenzando con la estatura, Manumaru a su lado parecía un gigante y de vez en cuando pensaba que tal vez sólo le hablaba por compromiso, conclusión que de hecho lo atemorizaba.

De todas formas jamás pasaban distantes mucho tiempo uno del otro y al día siguiente volvieron a reunirse en un receso del trabajo.

—Disculpa lo de ayer, es cierto… te presione con el tema de las citas y la chica de contabilidad… no es de extrañar que no resultara...— menciono frotándose la nuca y desviando la mirada.

—Pero no fue tu culpa.

Incluso estuvo aconsejándole por celular en medio de la cita que tuvo con Retsuko, pero no imaginaba que intentaba obtenerle una novia pensando que de esa forma podría olvidar lo que sentía por él, pero no sucedió así y sólo complico las cosas.

Resasuke tenía pésimos modales, era frio y nada atractivo, pero a Manumaru le inspiraba mucha ternura. Lo quería tal y como era.

—También lamento haberte sacudido de los hombros… no estuvo bien…

El panda rojo acepto las disculpas, conocía bien lo efervescente y dramático que podía ser Manumaru, pero la energía que transmitía le resultaba muy entretenida.

—Sólo no quiero que mueras solo y rodeado de plantas…

Esa afición por la horticultura era una de las cosas más inesperadas que podías conocer sobre el “rey del regaño”

—No será así.

—¿Cómo?

—Me agradan mis plantas y no estoy solo.

—¿Qué?

—Te tengo a ti.

Manumaru se ruborizo y trago saliva, en tanto el panda rojo de forma sosegada se retiró alegando que iría por otra lata de café.

De vez en cuando la situación parecía querer salirse de control y eso no desagradaba a Resasuke, en realidad le placía molestar al manul y ver esponjarse su brillante y terso pelaje pardo.

No le inquietaba la idea de jamás decirle lo que sentía, prefería no entristecerse y tomar el asunto con profunda serenidad.

Por su parte Manumaru deseaba confesarse, pero deliberaba que su amistad era demasiado valiosa como para arriesgarla de esa forma, sobretodo porque les costó mucho labrarla.

Así los días y el trabajo pasan, también ciertas dificultades, pero lo indistinto entre esos dos son sus conversaciones en los almuerzos y descansos, sus caminatas después del trabajo y una que otra visita al bar cerca de la oficina, aunque Resasuke no gustara del alcohol y se limitara a beber café enlatado.

No percibir demasiadas cosas que afectaban a quienes le rodeaban era definitivamente un inconveniente en sus relaciones interpersonales. Prueba de ello fue lo tarde que reflexiono en lo que sucedió con la panda roja de contabilidad y los inconvenientes que probablemente le ocasionó.

Sin embargo notaba las suaves y constantes palmaditas que Manumaru le daba en la cabeza y espalda, también que era mucho más reservado de lo que parecía.

Ciertamente era muy enérgico, hablaba de maravilla con los compañeros de oficina y podía llevarse muy bien con quien sea que acabase de conocer, pero a la vez era muy impersonal con todos, como si únicamente les permitiera acercarse hasta cierto punto.

En su caso era lo opuesto, nadie se molestaba en acercarse lo suficiente porque lo consideraban demasiado simple; pensó que con Retsuko podría ser diferente, pero a pesar de todo el tiempo que pasaron juntos no conectaron ni siquiera cuando se enteró de que ella adoraba el death metal y la escucho cantar.

El manul fue el único que se tomó la molestia de entender porque siempre estaba tan distraído, lo cual se debía a que siempre tuvo un ciclo de sueño irregular y no descansaba bien prefiriendo decantarse por remedios naturales que no eran tan efectivos al nivel de tratamientos convencionales pese a que Manumaru le recomendó ir con un especialista, situación que también explicaba su alto consumo de café. Del mismo modo se interesó en conocer sobre su hobby relacionado con la jardinería, aunque en realidad Resasuke no tenía un jardín sino muchas vasijas, por lo cual Manumaru solía llamarlo “planta de maceta”. Cuando otros escuchaban el sobrenombre no eran capaces de comprender la amplitud del apodo y cuanto significaba entre ellos.

A Resasuke le agradaban las plantas, el silencio y la tranquilidad.

Conocía bien a cada una de las plantas que residían en su pequeño apartamento, estaban aquellas que necesitaban un poco más de luz que otras, a las que se les debe dar menos agua y no necesitan mucha humedad, otras que requieren constante podado. Cada una diferente y maravillosa.

Tenía bastantes tipos de plantas de interior de tipo decorativo y también solía cultivar algunas legumbres para consumo personal.

Ocasionalmente incluso prefería las plantas antes que a las personas debido a que le inspiraban verdadera paz y aun así se sentía muy a gusto con Manumaru quien era muy carismático, algo exagerado y fácil de irritar provocando que riñeran por boberías, pero si bien sus conversaciones no eran perfectas gustaban la mutua compañía y a menudo intercambiaban mensajes de texto antes del trabajo o en la madrugada, cercanía que rebasaba los límites que Manumaru solía imponerse por temor de espantar a los demás con su intenso carácter.

Siendo tan sensible tampoco quería salir lastimado, desconociendo que por eso solía comportarse de una forma que no hacía más que preocupar a Resasuke.

Puede que no lo exteriorizara, pero temía perder a Manumaru.  

Aprovechando que era fin de semana, se quedaron en el bar que visitaban regularmente a puertas cerradas hasta la  madrugada, pero en todo momento el panda rojo estuvo más callado de lo normal, inclusive cuando salieron del establecimiento y Manumaru acompaño a Resasuke rumbo a la estación de trenes.

—Si tanto te desagrada acompañarme a beber deberías decírmelo.

—No me molesta.

Como siempre respondió con la neutralidad de un autómata y Manumaru arguyo:

—¿No te cansas de ser tan frio? Una sonrisa de vez en cuando no te haría mal.

—A diferencia de ti, las sonrisas innecesarias no son lo mío.

—Lo que digas— respondió con fastidio.

—Te irritas demasiado.

—Tú me sacas de quicio.

Detuvieron secamente su caminar.

—En ese caso deberías alejarte de mí. Al fin que soy sólo un simplón… es lo que todos creen… ¿no?

Le entristeció ver que muy en el fondo a Resasuke si le afectaba lo que los demás pensaban de él, incluyéndolo.

—¡No lo eres!

De repente el manul levanto del suelo a Resasuke y le entrego un beso fugaz, pero con notable dureza y ansias.

Quedaron mirándose por unos momentos, pero Manumaru al darse cuenta de lo que hizo dejó al otro en el suelo lo más pronto que pudo y luego de asegurarse de que ningún transeúnte los vio, bajo la mirada nervioso sin creer lo que acababa de suceder mientras el panda rojo se tocaba suavemente la boca.

—No quería arruinar la amistad… pero tú…— apretó las fauces.

—También tienes responsabilidad en esto, pero si quieres podemos ser amigos con beneficios.

Ante tal ocurrencia no supo si reír o gritar, así que gruñó abochornado cubriéndose el rostro.

—Agh… soy un idiota… y tú eres… ¡eres una linda planta de maceta que me vuelve loco…!— afirmó señalándolo de forma dramática.

—Hablando de eso, acabo de cultivar unas lechugas, también tengo brotes de soja y unos tomates, vayamos a mi apartamento y preparemos algo— expreso como si nada hubiera pasado.

—¿M-me estas invitando a comer…?— pregunto con el pelaje erizado y las mejillas ardiéndole de vergüenza.

El panda rojo asintió en tanto su acompañante se calmaba respirando profundamente. Todo sucedió de forma tan rápida y sencilla que era definitivamente hilarante, toda su preocupación fue en vano. Tratándose de Resasuke debió saberlo, cuando para este la dolorosa incertidumbre también fue ineludible.

—¿No es una hora extraña para algo así?

—Que sea el desayuno.

El mundo es complejo, pero la respuesta más sencilla puede ser la correcta, similar al dicho de que los opuestos se atraen y que nunca se acaba de conocer a nadie, frases muy desgastadas que Manumaru comprobó que podían ser ciertas. Por otro lado casi prefería al tierno Resasuke ofuscado, pues cuando era tan directo, podía llegar a darle un poquito de miedo.

Todo es más fácil estando con la persona adecuada, juntos por más opuestos que sean.

—Entendido, pero no quiero ser tu amigo con beneficios… ¿serás mi novio verdad?— inquirió con alguna especie de dulce candidez mientras retomaban el paso.

Y Resasuke como pocas veces sonrío.

Notas finales:

Gracias por leer <3


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