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Mi Amado Sirviente por Maria-sama

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Un mes había pasado desde la llegada de Uchiha-sama, hasta el momento a todos nos ha tratado &bien “si así lo puedo llamar ya que casi no ha estado en la casa, ya que ha estado arreglando su estancia en el país y también solucionando con su país que papel desempeñara en Japón; así que la persona que más interactúa con el soy yo. Le eh dado unas cuantas clases de japonés y le ayudo cuando no entiende algún escrito que esta en este idioma, así que en estos momentos me puedo considerar su mano derecha.
-Hermano, Uchiha-sama ha llegado-escuchar que Sakura me informaba que el amo ya estaba en casa me sorprendió ya que se suponía que llegaba hasta el día siguiente, lo que me daba la impresión de que había pasado algo malo o por lo menos fuera de lo previsto.
-Gracias Sakura-chan-yo me adelante a la casa y ella se quedó recogiendo unos leños que había cortado, entrando a la casa seque el sudor de mi frente con una pequeña toalla y me dirigí al despacho en donde supuse que estaría.
Me pare delante de la puerta y tranquilice un poco mi respiración tras la pequeña carrera que hice y me dispuse a tocar.
-¿Quién?-escuche su voz tras la puerta igual que siempre, seria y hasta cierto punto fría.
-Soy yo, Naruto, Uchiha-sama-dije fuerte y claro aunque por dentro tenía un poco de nervio pues todavía no me acostumbro al 100% a esta situación.
-Puedes pasar-de inmediato ingrese al despacho cerrando la puerta tras de mí.
-Bienvenido Uchiha-sama, espero que su viaje no haya tenido contratiempos-como buen mayordomo hice una reverencia de bienvenida; pero él de nuevo clavo su mirada en mi, pasando por todo mi cuerpo exactamente como la primera vez cuando lo conocí, pero estas miradas ahora me daban la impresión de que quería cerciorarse que estuviera exactamente igual como cuando él se marchó.
-¿No ha ocurrido nada desde mi ausencia?-me pregunto ya retirando la mirada de mí y posándola en unos documentos que estaban en el escritorio.
-No señor, todo está igual como cuando se marchó-conteste ya sin ese molesto nerviosismo que me había invadido desde el comienzo.
-Está bien, necesito que me ayudes con estos papeles, enserio que difícil es esto de los kanjis-en el rostro de mi amo se mostraba un toque de desesperación y frustración al tener que depender de alguien para poder cumplir su trabajo.
-Como ordene, pero antes ¿no le gustaría comer o beber algo?-retiro su vista de los papeles para posarla de nuevo en mi sin ningún cambio en su mirada.
-Sí, quiero té verde y un postre, te lo dejo a tu elección-yo ya me retiraba para traer lo que me había pedido, pero antes de salir me llamo de nuevo.
-Espera, primero prepárame el baño y después de unos 15min me llevas a mi habitación él té y el postre-salí haciendo una reverencia en señal de que había entendido sus indicaciones. En el camino me encontré con Chiyo-obasan y le pedí que preparara él té y unos dangos como postre; salí al patio para lanzar unos leños a la pequeña &fogata& que servía para calentar el agua de la bañera, escuche como Uchiha-sama entraba al baño y supongo que toco el agua y no la sintió lo suficientemente caliente así que me ordeno que la calentara más, lance más leños para avivar el fuego y fue cuando escuche el agua de la bañera, supuse que a se había metido y que ya comenzaba a bañarse, a ratos seguía avivando el fuego para que el agua se mantuviera a temperatura.
-Naruto ya es suficiente ya termine-la puerta del baño se cerró y yo me fui a la cocina a recoger la comida, tome las cosas y me fui al cuarto, y toque para poder entrar.
-¡Adelante!-abrí la puerta pero no localizaba a la vista a mi amo hasta que escuche la voz que provenía de un pequeño vestidor adjunto al cuarto principal.
-Deja las cosas en la mesa-seguí las ordenes y coloque primero cuidadosamente la bandeja con las cosas y enseguida coloque tanto la taza como el pequeño plato donde estaban los dangos en la mesa y me dispuse a marcharme con la charola, pero cuando me gire para retirarme me encontré con la vista más hermosa que mis ojos pudieran mirar; mi amo salía del vestidor portando una hermosa yukata color azul rey con hermosos de talles color negros y con un cinto(en kimono seria el obi)color de los detalles, la yukata le llegaba un poco arriba de las tobillos, pero era algo tan tierno ver la cara de fastidio de mi amo al tener la yukata mas desalineada que yo allá visto y por lo mismo gran parte de su pecho quedaba al descubierto, claro por unos momentos quede embelesado pero enseguida agache la mirada con un evidente sonrojo y con un poco de nervios que empezaban a invadir mi cuerpo.
-No te quedes ahí y ayúdame con esta ropa-me acerque muy lentamente a mi amo para ayudarle a colocarse como se debía la yukata pero ante mi nerviosismo tropecé con no sé qué cosa y sin poder mantener el equilibrio caí sobre mi amo cayéndose el también, yo quede encima suyo con cada una de mis piernas a un costado de sus caderas y con mi rostro pegado a su pecho, con un evidente sonrojo levante mi vista para verle la cara, se veia algo serio pero adolorido por el golpe, levanté mi cuerpo pero no me levante totalmente y me quede mirándole y de un vistazo rápido vi ahora su torso completamente desnudo, mi cara paso a ser del color mismo de un jitomate.
Yo...ah...lo…!lo siento mucho¡-grite un poco por los nervios pero al parecer a mi amo solo le dio gracia mi actitud pues pude escuchar aún muy tenue risilla.
-Si serán dobe, pidiendo disculpas pero no te levantas-al darme cuenta que seguía sobre el me levante de inmediato y le ayude a levantarse, pero no le podía ver la cara, la vergüenza me invadía por lo dicho a tal grado que me hacía enojar y me daban ganas de gritarle algunas cosas como:
-{Maldito teme como se atreve a reírse de mi}-pero claro todo quedo en mi mente y un poco más &tranquilo& me acerque de nuevo para ayudar a acomodar la yukata, primero retire el cinto (obi) y por lo mismo la yukata se abrió, intente mirar los menos posible el cuerpo semidesnudo y de nuevo cerrar la yukata pero ya acomodada y de nuevo coloque el cinto(obi) fijo pero sin apretar, para tener como resultado a mi amo vistiendo elegantemente su yukata.
Quería salir de inmediato pues los roces que tuve con su nívea piel me habían alterado, me dirigí a la puerta y con otra de las tantas reverencias que había hecho en el día me disponía a salir pero de nuevo mi amo lo impidió.
-Naruto, desde este momento solo tu podrás ayudarme a vestir estas yukatas- salí y cerré la puerta tras de mi, pero mi corazón estaba agitado ante la agradable noticia que yo sería el único con el privilegio de ver su piel y tener el placer de rozar aunque sea un poco con ella...

Continuara...

 


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