El fuego crepitaba en la chimenea, en ella los últimos restos del examen se convertía en cenizas. Una buena redacción y dominio del tema, pero peligroso. Una lástima que algo así debiese quemarse. Al menos ya tenía una excusa, diría que Makkachin se comió aquella prueba. Mientras pensaba en eso se dio cuenta que ya tenía dos temas de los que hablar en su blog: el amor asexual y el peligro a los que se exponían por pensar diferente.
“En un mundo soñado podríamos juntarnos como un colectivo y vivir nuestra asexualidad feliz y tranquilamente, pero en los tiempos actuales no. Pensar diferente, el hecho pensar ya es peligroso. ¿Qué pasaría si descubren que el sexo no les interesa? ¿Qué no obtendrán la cantidad de crías que se espera? Recuerden a Sven quien desapareció en misteriosas circunstancias y cuyo novio fue usado de incubadora humana hasta que falleció. ¿Deben fingir que solo piensan en sexo? Claro, las 24 horas del día. Cuando hablen con sus amigos, finjan que solo viven como conejos. Traten de amar a su pareja aunque sea un alosexual. Y traten de tener hijos, así jamás serán descubiertos. Su seguridad es más importante” Finalizó con enlaces a ciertos artículos sobre asexuales desparecidos, necesitaba que entendieran lo peligros de pensar en un gobierno como el actual.
Viktor llevaba años haciendo activismo en la Deep web. Comenzó con un simple blog para escribir sus historias de romanticismo sin sexo. Un día comentó sobre la asexualidad y se sorprendió cuando mensajes empezaron a llegar. Todos pedían más información, querían hacer una comunidad, pero tras la desaparición de Cao-Bin y el casamiento obligatorio de su doncel Kenjiro Minami con Georgi Popovich, se dio cuenta lo peligroso que podía ser. Viktor dejó el computador mientras se iba a recostar en su sillón. Aún le dolía recordar aquel caso. Ambos chicos habían sido fans recurrentes de su blog. Minami apenas tenía 15 cuando mandó su primer mensaje, 17 cuando se comprometió con Georgi, 18 cuando nació su primer hijo, a los 20 esperaba su segundo hijo. ¿Era eso lo que le esperaba? Preñar una y otra y otra vez hasta que su doncel quedase seco. ¿Y el amor? ¿Y los sentimientos? Porque Viktor aunque fingiera ser un total cabeza hueca frívolo y amante de la ropa y zapatos de marca era un ser bastante emocional. No al grado de llorar por una película (vale, que ni siquiera lloró con Titanic), pero si deseaba amar y hacer cursilerías, tomar la mano de su pareja, leer juntos un libro, sentarse a mirar el atardecer, bailar un lento de los antiguos disfrutando solo el echo de hacerle sentir que es el amor de su vida. Viktor, aquel hombre considerado un genio de la literatura, excéntrico y alegre. Nadie creería lo solo que se sentía. Lo peor es que era tanta su necesidad de afecto que sentía cariño por cada uno de esos cibernautas que llegaban a él en busca de ayuda y consuelo. Como Minami y Cao. Ojalá hubiera podido darle sepultura a Cao, pero estaba seguro que jamás aparecería su cuerpo.
Harto de aquel sentimiento autocompasivo, porque no era tan negativo ni masoquista para regodearse en su propio dolor, se levantó para beber algo. Quizás bebiendo un poco le daría una idea de que hacer para su próxima pornonovela. ¿Quizás dos jugadores de football de equipos rivales? Eso prendía a las masas calenturientas que imaginaban el sexo duro que tendrían en vestidores. Lo gracioso era que siendo totalmente asexual pudiera describir escenas sexuales tan intensas. Una llamada a Giacometti para comprobar como estaba de salud pensó mientras marcaba el numero de su amigo. Amigo que tardó un poco en contestar completamente agitado.
- Aquí Giacometti – contestó y Viktor estuvo seguro que ni siquiera miró quien llamaba.
- ¿Tan mal de salud estas que no puedes respirar? – Viktor se río, aunque estaba bastante preocupado por aquel detalle.
- ¡Viktor! No, yo – iba a alegar algo cuando una segunda voz interrumpió las palabras del rubio con un gemido “Profesor, por favor, quiero correrme” jadeó aquella voz, a lo que Chris replicó - ¡Phichit cállate! Ehh, Viktor no es buen momento….
- Me doy cuenta. Mañana te llamo – Viktor se apresuró a cortar, recordando que “Phichit” era un nombre de uno de los estudiantes. Se paró para tomar los exámenes y revisó. Si, Phichit Chulanot. ¿Acaso Chris se estaba tirando a uno de sus estudiantes? Joder con el rubio.
Bueno, no era algo que importase. Meterse en la vida privada de otros no era algo que debería hacer. Tomó su computadora para ponerse a escribir. Abrió Word y se quedó esperando por si caía una idea, más todo lo que pensaba era en la relación prohibida entre un maestro y un alumno. “No, Viktor, no deberías” se recriminaba. Quizás debería escribir la historia de Cao y Kenjiro, sentía que se los debía, el mundo debería conocer la historia de aquellos dos, aunque eso podría ser contraproducente, debería alterar varios datos, como que las familias de ambos se oponían y por eso querían huir, meterle mucho sexo y finalmente pese a que ambos se amaban y deseaban, Minami termina por casarse con otro chico obligado por su familia y ya vería la manera de honrar la vida de Cao. Cao sería Caliostro y y Kenjiro sería Kendra, le cambiaría el sexo para hacerlo menos evidente. Ya con la idea en mente comenzó a escribir lo que sería su novela.
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