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¡Las Bahamas! por OnlyYou

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. El oneshot fue escrito por mi. 

—Insisto, hermanito.— La voz de Itachi sonó por encima del sonido de sus dedos al teclear en la computadora, ganando una mirada hastiada por parte del Uchiha menor, quien cerró su computadora en lo que dejaba escapar un suspiro.

—Ubícate, Itachi, las cuentas no se pagaran mientras me voy de vacaciones. — Contestó, cruzando sus brazos por encima del escritorio. Su hermano mayor se encontraba parado frente a él, brazos cruzados de la misma manera, y lo observaba con una mezcla de diversión y resignación.

—Son vacaciones pagas, eres un obsesivo del trabajo. — Puntualizó, sacando el boleto que anteriormente éste le había negado y deslizándolo por el mueble. —Será una semana, te relajaras y si quieres, cuando regreses, puedo darte el doble de trabajo. — Ofreció, ampliando la sonrisa en su rostro.

Sasuke giró los ojos y soltó un bufido, deslizando una mano hasta alcanzar el dichoso boleto. —Bien. — Acabó por acceder luego de tratar de recordar la última vez que había tenido vacaciones. Ciertamente unas vacaciones totalmente pagas como las que le ofrecía su hermano eran muy tentadoras.

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—No vayas a desear que me vaya tanto. — Gruñó Sasuke, viendo que Itachi prácticamente lo empujaba a las escaleras para abordar el bote, teniendo una pequeña maleta con ropa para lo que durara la estancia en el barco. Apartó el brazo que tenía en su espalda y lo fulminó un momento para que no volviera a tocarlo, relajándose apenas cuando éste levantó sus brazos en señal de paz.

—Tengo miedo de que cambies de opinión. — Bromeó éste, siendo que en el fondo temía aquello, era demasiado bueno haber logrado que Sasuke se despegara de la computadora como para que se arrepintiera. —Ve, diviértete y busca a alguien para entretenerte. — Le dijo, dándole unas suaves palmadas en la espalda antes de apartarse de la trayectoria del puño de su hermano, soltando una ligera risa. —Cuídate mucho, hermanito. — Agregó, alejándose un poco más mientras Sasuke continuaba subiendo la escalera del barco, esperando a que se perdiera de su vista para marcharse a sus propias vacaciones. Si Sasuke no estaba, Sasuke no podía reclamarle que se la pasaba holgazaneando. Era el plan perfecto. —Itachi, eres una mente maestra. — Se felicitó mientras subía a su auto, pensando en la maleta que se encontraba en su baúl y en el boleto de avión que tenía en su bolsillo.

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Día 1

Al final de la escalera, Sasuke se encontró con parte de la tripulación, según pudo adivinar por los uniformes que llevaban. Un rubio de ojos azules y un castaño con una coleta se encontraban dando la bienvenida a aquellos que subían, presentándose luego como el capitán y el segundo a cargo. La estúpida mirada del rubio no tardó en ponerlo incómodo, ¿por qué demonios se lo quedaba mirando tan fijamente? Ni que tuviera algo en la cara. Lo miró durante unos segundos con el ceño fruncido antes de girarse y caminar por la cubierta, sabiendo que debía buscar su camarote para dejar sus cosas, ya luego se relajaría de una vez.

Horas más tarde, Sasuke se encontraba en la proa mirando el horizonte, tomando una que otra foto del paisaje. Se encontraba distraído y bastante relajado hasta que una sensación extraña lo atravesó, haciendo que se estremeciera de pies a cabeza. Giró la cabeza y analizó el lugar, subiendo la mirada hasta la cabina donde se encontraba el capitán, encontrándose con dos ojos azules que lo observaban fijamente desde lo alto. Frunció el ceño y levantó su dedo medio en dirección a este, poniéndose sus cabellos de punta al ver que el rubio sólo sonreía más ampliamente, como contento con su respuesta. Por supuesto que no se quedó más tiempo allí, saliendo de la proa hasta el interior del barco.

Recorrió el barco en su totalidad, maravillado verdaderamente por lo lujoso y amplio que era, admirando sobre todo las ventanillas que estaban bajo el nivel del mar, donde podía ver a los peces nadar realmente cerca de él.

El resto del día pasó rápido si tenía en cuenta que había abordado al atardecer, por lo que antes de darse cuenta, las horas habían pasado y se encontraba entrando en su camarote a descansar. Revisó su teléfono entonces y le mandó una de las fotos a su hermano para que viera que seguía a bordo, además de contarle lo grande y lujoso que era éste. Agradeció también, en otro mensaje, por haberlo convencido de tomar aquel barco.

Día 2

Despertó temprano como era su costumbre, mirando el techo durante largo rato antes de decidirse a salir de su camarote. Para ese día pensaba leer en la piscina y tal vez nadar un rato, luego vería qué actividades proponían o también podría ir al casino. Había bastantes cosas para hacer allí, para su suerte, esperaba no aburrirse.

Fue al comedor a tomar su desayuno y, oh sorpresa, los mismos ojos que lo habían perseguido el día anterior se encontraban nuevamente fijos en su cuerpo. Gruñó por lo bajo un insulto antes de darle la espalda, sirviéndose café en una taza y unas tostadas en su plato antes de retirarse a una mesa alejada. Desayunó en soledad y tranquilidad, viendo el brillante día que lo esperaba; lo ocuparía en leer.

Transcurrida la comida más importante del día, regresó a su camarote a ponerse el traje de baño y bloqueador solar, tomando también su libro. Una vez en la proa, se acomodó en una de las reposeras con sombrilla y se dedicó a su lectura, disfrutando del aire en su rostro. En lo que las páginas pasaban, Sasuke se alejó del mundo para internarse en un mundo ficticio, dejando que lo transportara a otro lugar geográfico y momento histórico. Tan concentrado estaba que no tuvo en cuenta las horas que estuvo allí sentado hasta que una sombra humana cubrió el sol que alumbraba su lectura, causando una casi inmediata molestia.

—Disculpe, señor, el capitán le envía esto. — Al alzar su vista, pudo ver al segundo al mando con una rosa roja en la mano, misma que le extendió a pesar de la cara de desagrado que compuso el Uchiha. —También…— Agregó, guardando silencio unos segundos como si pensara en acabar la frase o marcharse. —Quiere saber si aceptaría subir con él a la cabina para conversar o tomar una copa de vino. — Finalizó, poniéndose una mano en la frente, claramente avergonzado de tener que hacer de celestino.

—No. — Fue su cortante respuesta, volviendo a su lectura sin siquiera aceptar la rosa que el otro le había extendido. ¿Qué demonios se creía? Vio por el rabillo del ojo que el ajeno negaba con la cabeza en alto, encogiéndose de hombros y suspirando antes de dar la vuelta y retirarse por donde había aparecido.

Luego de ello, dejó su libro en la silla bajo su toalla y fue a zambullirse al agua. El agua relajó sus músculos y nadó durante un rato hasta acabar sentado en unas escaleras, mismas que le permitían ver el mar desde su lugar. Se quedó absorto en la vista, divagando sobre lo que haría al regresar a su casa y trabajo, además de pensar en que debía investigar qué había hecho Itachi mientras él se encontraba de vacaciones. Se incorporó una vez que se aburrió de estar allí, yendo a su anterior asiento, donde se encontraba el rubio que no dejaba de buscarlo.

Alzó una ceja con curiosidad y levantó la vista, viendo que al mando del timón se encontraba el segundo a cargo, Shikamaru, si no se equivocaba.

—¿Qué haces aquí? — Preguntó con acidez, pues no le gustaba lo insistente que se había puesto, no le gustaba ese tipo de gente pesada.

—Quería invitarte a…— Comenzó, teniendo su sombrero en las manos y jugando con él.

—No. — Lo cortó antes de que terminara, agachándose a tomar su toalla y el libro que había estado leyendo, no iba a permanecer allí.

—…cenar. Joder, teme, ¿siempre eres así de amargado? — Preguntó, sin poder contener su mal genio por la respuesta del contrario. Apretó los labios con el ceño fruncido y resopló apenas, levantándose. —Sólo quiero hablar contigo. — Insistió, caminando tras el Uchiha.

—No estoy interesado, olvídalo. — Contestó éste sin siquiera voltear, perdiéndose dentro del barco.

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Aquello volvió a repetirse rato después mientras Sasuke se encontraba en el casino, cuando mágicamente Naruto apareció para jugar póker con él y otras personas más. Apenas el juego terminó, Sasuke se retiró con clara molestia. Nuevamente se lo cruzó a la hora de la cena, irritando aún más al Uchiha, ¿no tenía mejores cosas que hacer? Tal vez como dirigir el barco en la dirección en la que debía. El rubio se sentó en la misma mesa que él a comer y no se levantó a pesar de las miradas que éste le dirigió, mostrando ser un verdadero dolor de trasero. Apenas terminó, Sasuke se retiró a su camarote a recobrar su tranquilidad y tratar de no pensar en formas de asesinar al capitán del barco, de todas las personas, tenía que molestarlo el encargado del maldito barco.

—“Estúpido hermano mayor, el capitán es un idiota y no deja de molestarme, si cometo homicidio, debes saber que será por tú culpa. Por supuesto espero que pagues mi fianza.” — Y lo envió a Itachi, para luego dejarse vencer por el sueño.

Día 3

—Vamos, sólo será una cena y ya. Lo disfrutarás más si no asistes solo. — Trató de convencerlo mientras caminaba tras de él gesticulando con las manos, siendo olímpicamente ignorado por Sasuke durante sus primeros 5 intentos e iba ya por el 6. —Por favor, tú… Arg, soy Naruto, ¿cómo te llamas? — Renegó, agarrándose el cabello al darse cuenta de que ni siquiera sabía el nombre del pelinegro.

—Sasuke. — Contestó con un suspiro, deteniéndose y acariciando sus sienes con los índices mientras invocaba la poca paciencia que tenía ya para soportar al dichoso rubio que llevaba acosándolo desde que había puesto un pie en el barco. —Y ya deja de molestar, no quiero asistir a una cena contigo. — Agregó, acelerando el paso.

Naruto también aceleró el suyo, siendo que no pensaba permitir que Sasuke se bajara del barco sin conseguir su número de teléfono o al menos haber tenido una cita. Había algo en él que le decía que no lo dejara ir como a cualquier otra persona, que había algo de especial en él.

La mayor parte del día Sasuke estuvo huyendo del rubio, quien sólo desaparecía de vez en cuando para ver que todo en el barco estuviera en orden y dar algunos anuncios por los altavoces, como las actividades o el clima para el día siguiente, cosas tontas y sin importancia. Al final, terminó ganándole con la condición de que no pasaría de una cena, pudiendo recién entonces volver a respirar en paz sin que aquellos ojos celestes lo pusieran más nervioso.

Como había estado haciendo desde días atrás, le contó a su hermano que lo habían invitado a una cena de lujo y quién había sido, evitando responder a las burlas de éste sobre que quería conocerlo una vez que pisaran tierra.

Día 4

Si iba a hacerlo, por supuesto que lo haría bien. Con ese pensamiento, Sasuke se vistió de gala para asistir a la cena con el capitán, a quien encontró esperando tras su puerta con su impecable traje blanco y una sonrisa. Apretó los labios al ver y tener que reconocer que se veía bien, además de estar obligado a darle su merecido mérito luego de lo insistente que fue para que lo acompañara durante esa noche. Ya luego podría pasar el siguiente y último día en paz. Acompañó a Naruto hasta el salón de baile, donde también transcurriría la cena de esa noche. No fue sorpresa encontrarse con más de una pareja allí, encontrándose algunas en la pista de baile y otras a los costados, ya sea comiendo o charlando entre sí o entre parejas. Con un bajo suspiro, Sasuke se dejó guiar por el rubio hasta una de las mesas, donde éste no dudó en atacar la comida con más modales que los que Sasuke hubiera imaginado para él. ¿Cómo alguien así había llegado a ser capitán de algo? Le costaba trabajo pensar en él con una mirada seria, revisando que todo en el barco estuviera bien, dando órdenes llegado el momento… Eso era para un hombre, no… no alguien tan… no alguien tan como Naruto, demonios.

Luego de que ambos comieran algo, fue arrastrado a la pista de baile de la mano de Naruto, quien nuevamente lo sorprendió con sus pasos de baile. Si bien la pieza no era movida, fue gratificante no acabar con los pies pisados por el rubio, sumándole algunos puntos extra en una tabla que no sabía cuándo había aparecido en su cabeza.

—Sasuke…— Le susurró éste en un momento, acercándose a su oído para que nadie más los escuchara. —Tú y yo en la cabina, si no me das tu trasero, voy a hundir el barco. — Acabó como si hubiera dicho lo más normal del mundo, dejando en shock al Uchiha, quien sólo atinó a mirarlo con la boca ligeramente abierta y una ceja alzada.

Día 5

—“Querido hermano, el maldito rubio me dijo que si no le daba el trasero iba a hundir el barco. Adivina quién salvó la vida de 1500 personas.” — Fue el primer mensaje que envió apenas despertó, estirándose y sintiendo un par de brazos aferrarse a su cintura. Se quejó en voz baja por estar despierto, cubriéndose la cara con el brazo antes de suspirar, girando en la cama para acomodarse una vez más. Qué noche la de anoche…

Trató de moverse lo menos posible para no despertar al rubio, pensando en que aquella había sido la locura más grande que había y haría jamás… y sin duda había sido la mejor. Contra cualquier pronóstico, había disfrutado mucho junto a Naruto y había descubierto una química que no había tenido con nadie más, tanto a nivel sexual como emocional. Miró el rostro que fingía dormir a su lado, estirando una mano como si fuera a acariciarle la mejilla, conteniendo una risa al ver que parecía estirarse para que el contacto se produjera. Cambió entonces de rumbo, tomando los cabellos rubios y tirando de ellos sin ninguna piedad.

—Levántate y ve a trabajar, que el que está de vacaciones soy yo. — Le dijo con una media sonrisa al ver que éste se quejaba y formaba un puchero antes de abrir los ojos, mirándolo de una forma tan tranquila, lo desarmaba con ese par de zafiros que tenía por ojos.

—Ash, que cruel eres. — Volvió a quejarse, apegándose más a su cuerpo en busca de calor y huir de su trabajo. —Shikamaru es buen capitán, él puede hacerlo por mí. — Se excusó, estrechando más al Uchiha en sus brazos, quien no hizo más que dar vuelta los ojos y acariciar el cabello que anteriormente había tirado. —Buenos días para ti también. — Comentó, entendiendo sin necesidad de palabras a Sasuke, quien sonrió en respuesta.


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