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Para siempre. por Yukino

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Notas del capitulo:

Gracias a quienes leen este OS. Si les gustó y desean apoyarme con sus votos en Wattpad, este es el enlace. Se los agradeceré mucho. 

 

https://www.wattpad.com/story/155411496-para-siempre

 

Un abrazo!!!

 

Yukino. 

PARA SIEMPRE

Fanfic Yaoi por Yukino

One Shot

Yuuri X Viktor

 

Le habían dicho que en ese lugar se encontraba casi todos los ocasos, hora en que empezaban a rondar. La ambición de poder de su familia llegó a tales extremos que harían lo que fuera por ser eternos y sólo alguien de esa especie nocturna podría ayudarlos. De los hermanos él fue el escogido para la misión. La anciana le dijo que había una forma que no implicaba la mordedura pero a un precio alto. Al hombre lobo soberano no le importó. Tenía que vivir para siempre.

No le mintieron, ahí en el borde de un risco veía a su enemigo, a quien le pediría un favor.

—Vengo del Norte, donde mi familia es soberana. Vivimos guerra dolor y muerte. No quiero dañarte, necesito un favor y sólo de los seres como tú, puedo tenerlo. —Y la criatura al borde del risco le miró fijamente. El lobo soberano se estremeció ante la poderosa mirada y la inusual belleza de ese que en apariencia era un hombre.

—Quieres ser inmortal. Lo leo en tu mente. Tienen que estar muy desesperados por el poder como para venir a pedir ayuda de alguien a quien odian. Mi mordida te hará inmortal, pero te convertirá en uno de nosotros, de nada te servirá.

—Los sabios me han dicho que existe otra manera, que no implica la mordida. Pagaré lo que sea. Tengo tanto oro como agua en el mar. Tantas tierras como han visto tus ojos. Lo que sea, por esa otra forma de ser eterno. — Y el perfecto ser de cabellos renegridos y ojos rojizos lo miró, casi con terror. Era claro que no sabía lo que implicaba esa otra "forma". La noche les empezaba a iluminar y Madre Luna besó con su luz al vampiro, dejando al descubierto las creaciones perfectas y malditas. El licántropo viró un tanto la vista, se suponía que ellos eran despreciables, de pieles ajadas y sangre de humanos en sus bocas. Pero lo que veía distaba mucho de lo que había escuchado de los antepasados. El de ojos rojizos viró a verlo y con algo de nostalgia en la mirada, aceptó ayudar.

— ¿Tu nombre?

—Soy Viktor —Respondió con seguridad y firmeza en su voz. —Dime ahora lo que deseas a cambio. Traigo carretas cargadas de oro y joyas, si deseas más lo tendrás. Estoy listo para lo que haya que hacerse.

—Me parece encantador que estés tan dispuesto. Soy Yuuri. No quiero ni joyas ni tierras, mi gente tiene eso por montones. Si quieres la inmortalidad sin ser mordido, durante veintiuna noches, vendrás conmigo y serás mi amante.

El hombre lobo abrió los ojos y la boca como si hubiera escuchado a la muerte hablar. Vio hacia todos lados y sólo se topó con las lucecillas de las luciérnagas bailando a su alrededor. Esa manera de pagar el favor estaba fuera de todo sentido, no estaba dispuesto a semejante atrocidad. Pero de golpe se le vinieron las palabras de la anciana "El precio es muy alto" y entendió que no era algo de metales o puñados de tierra. Había tenido ya muchos amantes antes, pero no de una especie que era enemiga natural. El perfecto hijo de la noche lo miraba y sabía el debate interno que debía estar teniendo. Por un momento le alivió saber que él no aceptaría.

—Lo haré. Si no me das la inmortalidad, te mataré y mataré a todos los que son como tú.

Sorprendido con la respuesta el vampiro llevó la mano a su pecho y luego se acercó a Viktor. Le tomó de la mano y le llevó a través de esa montaña hasta que llegaron a una cabañita, apartada casi que del tiempo y del espacio. Viktor temblaba, sabía que esa noche sería la primera. Le hizo seguir al pequeño sitio, encendió unos candelabros y el vampiro se quitó una pesada capa oscura que llevaba encima. Viktor no pasaba de la puerta. El otro le vio tan divertido que lo tomó de la mano y le arrastró dentro. Ya no había vuelta atrás.

Y esa noche, la primera de muchas, mientras le quitaban la ropa y le acariciaban como si fuera la seda más fina, Viktor sintió lo que era el erotismo, la conquista, mientras le lamían de pies a cabeza, mientras usurpaban su sexo con lujuria; supo que tales sensaciones no las había experimentado nunca, que lo que él había tenido era todo por instinto básico de su vientre. Pero mientras ese de cabellos negros pintaba sobre su piel el deseo genuino, se dejó llevar. Y cabalgó sobre él pidiéndole más. Ahí ya no importaron las guerras, ni la inmortalidad. Importaba sentirse así, amado.

Volvió todas las noches como él se lo pidió. De día iba a su campamento a informar a sus soldados los avances, pero poco a poco tuvo la necesidad de estar con 'ese' todo el tiempo. Y viajó con su mente por paisajes de cuento donde estaba con él. Y noche tras noche se lo repetía. Hasta que llegó la última de éstas. Pero Viktor ni cuenta se había dado. Yuuri se sorprendió de lo básico que podía ser el querer del lobo y apreció en el alma eso.

—Te amo maldito vampiro.

Y Yuuri supo que era el momento. Tomó una daga y se hizo una herida en la palma de su mano e hizo lo mismo con la palma de Viktor, luego las juntó. Viktor no entendía lo que pasaba, y su alteración fue peor cuando Yuuri le dijo que ahora, le regalaba su inmortalidad. Creyó que todo se trataba de una horrible broma y salió de la cama gritando y vociferando que se había dejado engañar de un vampiro, que sería la deshonra de su trono. Yuuri lo miraba con una sonrisa triste. 

—Debes estar gozando con tu burla. —Viktor empezó a ponerse la ropa furioso, de todas formas ya lo llevaba clavado en el corazón y en el cuerpo como para querer hacerle daño —Voy a regresar a mi reino. Y cuando todo acabe, volveré por ti y para siempre estaremos juntos. —Yuuri sonrió ante la ingenua propuesta. Y lo vio salir sabiendo que era la última vez que lo haría. Se liberaba él pero ahora era Viktor quien tendría que esperar. Miró su mano, y ya ésta estaba arrugada y pecosa. Pronto sólo sería polvo.

 

 

 

Viktor regresó a tu tierra y dijo que había sido burlado. Mostró la marca en su palma y la anciana se llevó las manos a su boca. Los hermanos estaban felices, por fin serían los señores de la guerra. Por fin su trono sería el soberano sobre todos los otros tronos. Viktor no entendía nada, no había conseguido la inmortalidad y aún así, todos parecían muy felices. La anciana le tomó una mano y lo alejó mientras en palacio comenzaba una fiesta.

—Conseguiste que ese ser te diera su vida. No sé cómo lo has logrado pero, te felicito mi señor. Sólo cuando hubiera amor de tu parte él lo haría.

— ¿Darme su vida? Estás herrada, él estaba perfecto y yo voy a volver con él.

—Nosotros somos Nacidos de sangre y fuego, pero ellos son diferentes. Ellos sólo dan su vida por quienes aman. Yo te lo dije el precio era muy alto. Y creo que ahora lo será para ti. Todos estamos condenados.

Y el lobo enloqueció. Corrió sobre sus cuatro patas hasta la cabaña donde lo había dejado pero no había nadie, las velas estaban consumidas y sobre la cama... un puñado de polvo. Era lo que quedaba de él, lo supo por su olor. Viktor, el hombre lobo de cabellos plateados y ojos de océano, tomó un poco de ese polvo y lo guardó en una botella.

Salió dispuesto a vengar a su amado y mató a todos los de su reino. Así supo que era inmortal pues no hubo espada ni flecha que le lastimara. El palacio se consumió en llamas, la anciana lo sabía, el precio era alto y nadie nunca disfrutaría de ese don de vivir para siempre. El lobo aulló a la Madre Luna, la maldita traidora que le arrebató todo y ahora lo maldecía. Fue el lobo solitario que caminó por siglos cada rincón de la tierra buscando, no soportaba un día más su vida sin él, quería morir. Ya era justo.

 

 

 

Un día, cuando ya en ese nuevo tiempo danzaba sobre patines, un hombre entró a su pista de hielo, indicándole que alguien deseaba verlo. Viktor sonriendo le dijo que sería un placer. Su olfato que aún no era del todo humano se estremeció, cayó de rodillas y extendió los brazos. Yuuri, con ojos sesgados y de piel menos pálida, volvía por él. Era ya la hora de morir. Se abrazaron por largo rato. Madre Luna les iluminó y ya nunca jamás se volvió a saber de ellos.

Viktor y Yuuri seguramente volvieron a esa casita en el bosque, a amarse hasta morir.

Fin. 

 

 

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Yukino.


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