Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Obsesiones Absolutas por AniBecker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencias: 


-Fic por convocatoria del grupo de Face MuraAka Fans 9x4. 


-Los personajes no me pertenecen, sólo los utilizo para crearles las historias que me gustaría que pasara en el anime. 


-Se menciona el mpreg.


-Se nombran levemente otras parejas. 

Obsesiones Absolutas

Akashi se estaba terminando de arreglar, tenía una cita con algunos de la Kiseki no Sedai y sus parejas, y ya estaba empezando a tardarse demasiado en terminar. La mayoría de los sábados se reunía con Kuroko, Kise, Takao e Izuki, aunque este último no podía asistir ese día.

Dio un último vistazo a su rostro reflejado en el espejo, cogió las llaves y su móvil, para mandarle un mensaje a su esposo avisándole de que regresaría más o menos a la misma hora que él.

Entró en su auto negro, y salió a paso ligero de su casa. No tardó mucho en llegar a su lugar de destino. Entró a la cafetería y sus amigos, nada más verlo, le indicaron con la mano dónde se encontraban.

—Perdón por el retraso, me entretuve demasiado —se disculpó el pelirrojo sentándose junto a ellos a la mesa.

—No te preocupes, nosotros acabábamos de llegar también —dijo un sonriente Kise mientras miraba el menú de postres

Se fijó que la antigua sombra de Seirin iba acompañado de su pequeño hijo de cuatro años, tan igual que él por la diferencia de que tenía el carácter y personalidad que Kagami Taiga

—Hola Tetsuhiro, ¿qué tal, campeón? —saludó al pequeño niño, que le devolvió el saludo de manera muy energética y feliz.

—Taiga-kun no podía quedarse con él hoy, tuvo una guardia urgente en el cuartel de bomberos, así que me lo traje con nosotros.

—Tetsuhiro-chan es un encanto, nosotros encantados de que esté con nosotros —habló Takao, chocando los cinco con el pequeño.

—¡Ay, no sé por cuál decidirme! Se ven todos tan deliciosos.

—Capaz eres de pedirte todos —sonrió Seijuro viendo a su amigo, tan alegre como siempre.

—La culpa no es mía, de verdad, sino de este glotón que hay aquí dentro —respondió mientras se llevaba sus manos a su abultado vientre —. Él me está pidiendo que me elija el de chocolate blanco y frambuesa, la de tarta de queso y el de merengue.

—Kise, creo que estás comiendo demasiado, no debe ser bueno para ti ni para el bebé. Debes controlarte un poco.

—Yo creo que me pediré el pastel de tres chocolates —comentó Takao, ignorando la conversación de sus amigos —, se me antoja chocolate.

—¿Se te antoja? Takaocchi, ¿algo que decirnos? —inquirió el rubio con cara burlona.

—Bueno… Podría decir que sí —se llevó su dedo a sus labios, mientras sonreía —. Estoy embarazado.

—¿En serio? ¡Felicidades! —exclamó Kise feliz.

—Oh, vaya, muchas felicidades Takao-kun.

—Y tú, ¿para cuándo? —le preguntó dejándose apoyar sobre sus brazos, mirando al pelirrojo.

—La verdad es que…

—No me digas, ¿también? —se asombraron sus amigos.

—No, no lo estoy —se apresuró a decir, mientras suspiraba —Nunca he hablado ese tema con Atsushi.

—¿Él no quiere tener hijos? ¿O piensa que es demasiado pronto?

—Repito que no hemos hablado sobre ello, aunque dudo mucho que él no quiera tener hijos.

—¿Y entonces? Llevan al menos ya tres años de matrimonio, ¿verdad? —el ex emperador de Rakuzan asintió —. Entonces sería bueno que hablaran sobre ese tema.

—Sí… Deberíamos hablar sobre ello —respondió sin apenas ánimos.

—¿Tú no le darás un hermanito a Tetsuhiro?

—Lo comenté con Taiga-kun —se sonrojó, antes de seguir hablando—, y ya lo estamos intentando.

—¡Pronto habrá otro nuevo integrante!

—Sólo faltas tú, Aka-chan, deberíais animaros pronto —el nombrado lo miró, sonriéndole levemente.

La merienda con sus amigos terminó, y Seijuro regresó a su casa. Al entrar, vio que su esposo aún no había llegado. Fue hasta su habitación y se cambió de ropa por otra más cómoda para así preparar la cena.

Él, presidente de la empresa familiar Akashi Corporación, desde hacía tres años. Atsushi, quién montó su propia cadena de pastelerías hacía tres años también. Ambos habían cumplido sus metas, pero… ¿y sus metas y sueños matrimoniales?

Su relación que empezó en la época de Teiko, aunque tuvieron un pequeño distanciamiento después de entrar a la preparatoria, relación que volvió a revivir después de terminar sus estudios superiores y entrar en la universidad.

Después de una pequeña charla subida de decibelios con su padre, quién desde primera hora estaba en contra de su relación y terminó por aceptarla a regañadientes, se habían casado tres años atrás, en una declaración un poco alocada por parte del peli morado. Sonrió como idiota al recordarlo, había sido el día más feliz de su vida.

Ambos eran muy felices, se querían por encima de todas las cosas, se apoyaban, eran el confidente del otro, mejores amigos y amantes. Una relación basada en el respeto, amor y confianza, un lazo imposible de romper.

Todo era amor y felicidad entre ellos, pero… Sí era cierto que se sentía un poco incompleto cómo doncel. Pensó que la plenitud llegaría una vez que formaran una familia.

Kuroko se casó con Kagami en cuánto el pequeño Tetsuhiro cumplió un año de edad, ellos fueron los primeros en dar el primer paso a la paternidad. Kise estaba en una relación con Aomine, y embarazado de siete meses y medio. Takao, estaba comprometido para casarse con Midorima a final de año, y por lo que comentó el día de hoy, embarazado también. E Izuki, estaba con Himuro Tatsuya, mejor amigo de Atsushi, y tenían una niña de tres años y estaba por dar a luz en unas semanas de su segundo hijo.

Ellos, eran los únicos del grupo, que aún no habían formado una familia. Lo tenía decidido, hablaría ese mismo día con Atsushi.

—Aka-chin, perdón por llegar un poco tarde, hoy tenía un pedido de muchos pasteles para mañana —lo sacó de sus pensamientos el gigante, entrando en la estancia y dándole un tierno beso.

—Bienvenido. No te preocupes, justo acabo de terminar la cena —le sonrió.

—¡Tío Sei, hola! —oyó la pequeña vocecita de su ahijada. La azabache lo abrazó de las piernas y extendió sus bracitos, esperando que el mayor la tomara en brazos.

—Tatsumi, hola preciosa —sonrió cargándola y dándole un beso en su mejilla—, ¿y tus papis?

—Hoy me quedo a dormir aquí contigo, tío Sei —dijo alegre.

—¿Ah, sí, y eso? —miró a su esposo—, no pasó nada malo con Shun ni el bebé, ¿verdad?

—No, al menos no malo. Shun-chin se puso de parto, así que Muro-chin me pidió que cuidáramos de Tatsu-chin.

—Mi hermanito ya va a nacer.

—Oh, vaya, entonces ya vas a ser oficialmente hermana mayor —la soltó en el suelo, pero la niña no le soltaba de la mano—, debes estar contenta, ¿verdad?

—¡Sí! Seré la mejor hermana mayor y cuidaré de mi hermanito mucho mucho mucho.

—Así se habla, vas a ser una buena hermana mayor —le volvió a sonreír—, venga, vamos a cenar, que se enfría.

Los tres se sentaron en la mesa a degustar los exquisitos platos de Seijuro, que desde que se casaron, se esforzó para aprender a cocinar de la mejor manera posible.

Después de la cena, acostaron a la pequeña Tatsumi, mientras ellos se quedaban en la sala un poco más. El pelirrojo sirvió una taza de té para ambos, degustando unas pastas que el peli morado había hecho en la pastelería.

—¿Qué tal la merienda con los chicos, pasaste un buen rato? —preguntó recibiendo la taza de té de su esposo.

—Bien, pasé buen rato — fue lo único que respondió. Atsushi se sorprendió de que solamente fuera eso lo que le respondiera, lo conocía de sobra y sabía que algo no estaba bien.

—Aka-chin, ¿todo bien? —preguntó con un tono de preocupación.

—Atsushi… tenemos que hablar —dijo mientras apretaba su taza, con sus ojos fijos en ella.

—¿Sobre qué? Me estás asustando, Aka-chin. ¿Qué es lo que te pasa?

—Tú… ¿Tú estás feliz con nuestro matrimonio?

—¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que sí —respondió con seguridad —¿Acaso tú no?

—Claro que sí estoy feliz, pero… Pienso que todavía estamos incompletos.

—Incompletos —cerró sus ojos mientras se dejaba apoyar en el respaldar de la silla —Cuéntame, ¿esto tiene algo que ver con la reunión de hoy con los chicos? —él asintió.

—Atsushi… no hemos hablado antes de esto, así que pienso que sería bueno hacerlo ya. ¿Qué piensas con tener hijos? ¿Tienes en mente que tengamos?

—¿Qué es lo que pienso? Bueno, no lo había pensado, pero no descarto que tengamos hijos en el futuro, ¿tú no?

—Y… si en vez en un futuro, ¿qué te parece ahora?

—¿Ahora? No sé, Aka-chin… Tener un hijo no es querer tenerlo y ya, eso habría que hablarlo antes y… —pero el ex cuatro no lo dejó terminar.

—Por eso estamos hablándolo ahora —dio un pequeño sorbo a su té y abrió los ojos decidido, mientras soltaba la taza sobre la mesa —. Atsushi, quiero que tengamos un hijo.

El peli morado se atragantó con su propia saliva, agradeció que en ese momento no estuviera bebiendo el té, porque si no, se hubiera atragantado completamente.

—¿A…Ahora? —el chico asintió —. Pero Aka-chin, esto hay que pensarlo y premeditarlo, no decidirlo a la ligera. ¿Por qué ahora con esta rapidez?

—De nuestros amigos, ninguno premeditó la opción de tener hijos, y míralos. Tetsuya comentó que está en la búsqueda de darle un hermanito a Tetsuhiro, Shun hoy tendrá a su segundo bebé, Ryouta dará a luz pronto, y Kazunari nos confesó hoy que está embarazado.

—Ya veo —apoyó su cabeza sobre sus manos —. Entonces estás así con querer que tengamos un hijo sólo porque los demás lo tienen. Aka-chin, eso no es un punto comprensible para tomar la decisión de tener un hijo.

—¡No me entiendes! ¿verdad? —dijo en un tono un poco elevado, levantándose de golpe —Dilo de una vez, di que lo que pasa es que no quieres tener un hijo conmigo.

—Claro que quiero tener un hijo contigo, Aka-chin, pero entiende que decidir así tener un hijo sólo porque los demás lo tienen pues… Entiende la responsabilidad que conlleva eso.

—Eso es lo que pasa, que no quieres responsabilidades —empezó a sollozar. Atsushi se empezó a desesperar, ya que Seijuro nunca mostraba ningún signo de debilidad ni mucho menos ¿lloraba?

—Ay, no… —suspiró —Claro que no es eso, nada me haría más feliz que tener un hijo contigo, pero esa decisión hay que pensarla bien, entiende que después no habría marcha atrás con eso —se acercó a él y lo abrazó, mientras él lloriqueaba en sus brazos.

—¿Entonces no es porque no me quieras?

—¿Cómo puedes decir eso? Claro que te quiero, te quiero más que a nada en este mundo —le dijo tiernamente mientras eliminaba cualquier rastro de las lágrimas y lo besaba —Si tú quieres que tengamos un hijo, tengámoslo.

—¿Seguro? ¿De verdad?

—Seguro, afiancemos nuestra relación formando una familia.

Durante unos meses, estuvieron intentándolo en numerosas ocasiones, pero sin ningún resultado positivo. Atsushi se encontraba nervioso justo en la puerta de la habitación, dando vueltas para un lado y para otro, esperando a que Seijuro saliera y le informara.

Por fin, después de unos minutos de espera, que para él fueron eternos, el pelirrojo abrió la puerta y apareció.

—¿Qué pasa, ya tienes el resultado? —preguntó. Seijuro asintió y le extendió el pequeño objeto alargado, mientras ahora, negaba con la cabeza. Atsushi entendió la situación, y lo abrazó —. Ven aquí. No te preocupes, lo seguiremos intentando, no te preocupes.

—No Atsushi, yo tenía la esperanza de que esta vez sí iba a ser... —él le dio un beso en la frente—. Llevamos bastante tiempo intentándolo y no resulta…

—Tranquilo, quizá por eso mismo está tardando en llegar, porque lo estamos forzando demasiado… No nos demos por vencidos, sigamos intentándolo, ¿de acuerdo? —lo intentó animar, pero Seijuro tenía los ánimos por los suelos, aunque asintió, no se daría por vencido tan pronto.

Durante otro tiempo, siguieron intentándolo, aunque sin éxito alguno. Eso hizo que Seijuro, se desesperara de tal manera, que acabara obsesionado con conseguirlo, cosa que hizo que Atsushi, acabara muy estresado y le afectara demasiado esa situación, ya que el humor del pelirrojo, había cambiado tanto con respecto a eso, que cada vez que el resultado daba negativo, tenían una pequeña pelea debido a ello y eso, estaba empezando a afectar a su relación. 

Justamente después de una de esas riñas, salió de la casa, cogiendo las llaves del apartamento, no llevándose consigo ni siquiera sus preciados dulces. Fue hasta la casa de su amigo Himuro, dónde allí, al menos, se olvidaba por un momento de la presión que Seijuro ejercía en él debido a la búsqueda del bebé.

—No puedo Muro-chin, no puedo más con esta situación… —dijo mientras soltaba su vaso encima de la mesa.

—¿Es que no quieres tener un hijo? —preguntó, temeroso por la pregunta. Desechó la idea, no, su amigo no pensaría así.

—Claro que no es eso. Por supuesto que sí y, aunque empezó siendo por petición de Aka-chin porque él quería y aunque no lo habíamos hablado previamente, no me disgustó la idea. Claro que quiero tener un hijo con Aka-chin.

—¿Pero? —sabía que un pero había en esa situación.

—Es cómo se están poniendo las circunstancias. Es un poco frustrante, no te digo que no, que, aunque lo intentemos no haya resultado positivo, pero es que ya me acosa de tal manera que me siento demasiado presionado. También, últimamente, pareciera que la culpa me la echara a mí.

—Entiendo… ¿Y no has hablado con él de esta situación?

—Lo he intentado, pero siempre que quiero expresarle cómo me siento con respecto a las circunstancias, acabamos discutiendo. Y todo empezó porque los demás tienen hijos o están embarazados...

—Suele pasar que a veces, a algunas mujeres e incluso donceles, si hay gente de su entorno con hijos o embarazados, le entren los deseos y ganas de ser madres. Y eso es lo que le habrá pasado a Seijuro —meditó el azabache llevándose una mano a su barbilla.

—Eso lo sé, y créeme que no me molesta que me haya pedido eso, pero esto ya se está descontrolando demasiado —suspiró dejándose caer sobre la madera de la mesa—. Está empezando a afectar a nuestra relación.

—Intenta hablar con él. Seguro que lo entiende y, aunque ambos deseéis tener un bebé, si no ha habido suerte, seguro que, sin forzar, viene solo.

—Sí… Tengo que hablar con Aka-chin, porque no puedo con esta situación. Hay veces que… esperando al resultado, porque yo también quiero ese bebé, pero a veces…

—¿Pero a veces? —pregunta esperando que terminara la frase. 

—A veces quiero que sea positivo por él, no porque sea feliz en su deseo de tener un hijo, ni por los dos, por tener completa una relación y tener el fruto de nuestro amor, sino que a veces… quiero que sea por mí… —volvió a suspirar —. Para que, por fin, acabe esta situación… Y está mal este último pensamiento.

—Entiendo tu posición, pero seguro que, si lo hablas con Seijuro, lo entenderá, y entenderá cómo te sientes. A veces las cosas llegan solas y sin forzarlas. Seijuro te quiere tanto cómo tú a él, por lo que entenderá que la situación, se está empezando a descontrolar —le aconsejó.

—Llevas razón. No puedo permitir que esto afecte a nuestra relación, es lo último que quisiera. Hablaré con Aka-chin, seguro que cuando no pongamos tanta presión en buscarlo, lo conseguimos.

—Seguro que sí —le sonrió en modo de apoyo —. Ánimo, hablar las cosas, siempre es lo mejor.

—Gracias Muro-chin, necesitaba desahogarme y expresar lo que sentía. También necesitaba que me aconsejaran, y tú siempre estás ahí, eres un gran amigo.

—Lo hago con mucho gusto, ambos son muy importantes para mí.

—¿Cómo vais con el pequeño Jiro-chin?

—Se porta muy bien, incluso nos deja dormir por las noches, eso sí que es sorprendente, y Tatsumi está todo el tiempo pendiente de su hermanito —el peli morado sonrió.

—Tatsu-chin es un encanto de niña, y estaba deseando poder conocer a su hermanito, normal que sea tan buena hermana mayor.

Los dos amigos se despidieron y Murasakibara, regresó a su casa. Antes de entrar, se paró delante de la puerta, y respiró hondo. Quería que todo saliera bien. Cuando se vio preparado, entró.

—¡Atsushi! mira, el día 13 del mes próximo será el día indicado para ello. Seguro que, en esta ocasión, será seguro, lo presiento —nada más entrar, el pelirrojo se acercó a él con un calendario en la mano.

—Aka-chin, espera, tenemos que hablar —el chico lo miró con preocupación.

—Atsushi, me estás asustando —respondió arqueando una ceja mientras lo miraba fijamente.  

—No es nada malo. Sólo quería hablar de esta situación que se está originando… No es que no quiera un bebé contigo, créeme que es lo que más feliz de haría, pero después de estar buscándolo por un tiempo, y sin resultado alguno, has originado tanta presión sobre mí que me está desbordando.

—¿Qué me estás queriendo decir con todo esto… qué no quieres al final un bebé?

—Claro que no es eso. Por supuesto que sí lo sigo queriendo, sólo que cada vez que sale un negativo, tenemos una pequeña pelea debido a ello y eso, está empezando a afectar a nuestra relación, cosa que no quiero que pase.

—Entiendo… —se mordió el labio inferior, mientras apretaba sus manos que las había colocado sobre sus rodillas —. Te he estado presionando demasiado y echándote la culpa de ello… Lo siento mucho —se pausó unos segundos, para seguir hablando—, lo mejor será que… dejemos de buscar un bebé. Quizá… quizá no es una buena idea…

—De eso nada —se apresuró a decir —, pero sí con menos insistencia, seguro que llegará pronto, quizá si aún no hemos tenido suerte, es porque no es el momento de que llegue.

—Perdóname, te he estado presionando, y todo por querer un bebé al igual que los demás… —dijo con culpabilidad. Atsushi, sonriéndole, movió su cabeza, mientras posaba sus manos en las mejillas del ex emperador.  

—Si queremos un bebé, que sea porque ambos queremos formar nuestra familia, no porque amigos, vayan o ya sean padres. Nuestro momento llegará.

—Sí… —el peli morado lo abrazó —. Estemos un tiempo sin buscarlo, para después, volver a intentarlo. Creo que es lo mejor.

—Me parece bien.

—Gracias por ser tan bueno y comprensible conmigo. A veces no me doy cuenta que sólo doy órdenes y siempre quiero que todo salga sólo cómo yo quiero.

—Gracias por formar parte de mi vida —respondió, para después, ambos darse un tierno beso, lleno de amor.

Después de esa pequeña charla, que era necesaria para que el agua de la relación volviera a su cauce, pensaron que lo mejor era estar un tiempo sin obsesionarse con buscar el bebé, porque tarde o temprano, llegaría a su vida la mayor felicidad para la pareja. Porque justo cuando habían dejado de lado el empeño de la búsqueda, tuvieron una feliz noticia.

Porque a veces… Obsesionarse no es bueno…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).