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Hímero por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Gracias por sus lecturas. Aquí vamos con la continuación.

La cabeza le dolía. Eran demasiados números para su gusto. Normalmente se dedicaba a estudiar los contratos para su firma y no hacer cuentas.

Echó su cabeza hacia atrás buscando descansar un poco de los documentos que parecían no acabarse. ¿Hacía cuánto que no inspeccionaban la contabilidad?

Ahora entendía la sonrisa de satisfacción que su hermano había hecho cuando se enteró de su decisión. La muerte de la mujer de su abuelo había resentido notablemente el ritmo de trabajo la casa matriz, logrando que los inversionistas amenazaran con desmembrar la compañía y terminar con la razón social de la misma; por eso, y con el hecho de que las diferencias de opinión entre su padre y su “abuelastra”, prácticamente habían dividido la empresa en dos, la junta de socios veía como única alternativa hundir el patrimonio de los Usami y salvar sus intereses.

Asahina entró mostrándole el nuevo paquete de carpetas que debía revisar. Necesitaba encontrar un ayudante y rápido si no quería morir en el intento de cumplir con el deseo de su abuelo, y su reputación como vicepresidente de la firma.

Usami Jewelry  había sido fundada por Usami Shin después de un viaje que hizo a África, el hombre se había obsesionado por los adornos de las tribus que conoció en su recorrido de luna de miel, logrando junto con su esposa Mika, una empresa reconocida principalmente por su joyería no metálica, con prendas donde los diamantes, perlas, rubís y esmeraldas sobresalían. Así llegó a tener contactos con países y personas que abrieron su mente y espíritu.

No obstante, cuando su mujer murió, su fuerza pareció desaparecer, dejó en manos de sus asesores la compañía para dedicarse a la búsqueda de su cónyuge a través de médium y espiritistas que casi lo llevan a la ruina. En uno de esos momentos que llegaba a cumplir las funciones del CEO casi obligado por Fuyuhiko, la conoció.

Deane Vinstone tenía consigo una tentadora propuesta que abría un nuevo mercado: una línea de joyería metálica no solo renovaba el concepto de la empresa, sino que podía estabilizar las perdidas por los gastos innecesarios de los últimos años. El joven heredero los presentó esperando el consentimiento y la firma de su padre, lo que nunca imaginó fue que la mujer se convirtiera en su madrastra.

Akihiko fue quien más sufrió con esa situación; sin embargo, sentado en el lugar que Deane ocupó como la segunda esposa de su abuelo, procuró verla bajo una luz diferente, la verdad era que después de tantos años ya ni siquiera le guardaba rencor.

- Tienes que deshacerte de esta rutina que te has autoimpuesto – dijo de manera histriónica Isaka obligándolo a mirar hacia la puerta donde abrazaba a dos hermosas chicas que le sonreían como tontas. – Deseaba que vieras una muestra de nuestras modelos para la colección de otoño.

Usami las detalló, eran bonitas, pero les faltaba algo que impactara. Las jóvenes se sonrojaron al ver al elegante hombre dirigirse a ellas. Ambas temblaron ante el imponente aspecto de su jefe, pero también por el análisis que les realizaba. Luego como si nada, regresó a su asiento haciéndole una seña a su amigo para que se retiraran.

- No había necesidad de ser tan cruel – dijo Ryu sentándose en el escritorio y revisando los balances, hizo una mueca y volvió a dejarlos donde estaban. – Si deseas busco quien las reemplace para el lanzamiento.

- No hay tiempo, además – pensó mirando el calendario – si todas son como ellas, tendrías que cambiar a las 24 para el evento de pasado mañana.

Ryūichirō mostró satisfacción, para él no era difícil mover las fichas en favor de sus intereses, así que le pidió su autorización para una idea que tenía para la campaña de esa temporada. Akihiko lo observó por encima de las gafas, los hermosos ojos violeta se clavaron en los azules de su amigo. Confiaba ciegamente en ese hombre, así que a pesar de que no quiso darle muchos detalles, le dio vía libre para que hiciera los cambios necesarios. En menos de 48 horas todo debía estar listo para el lanzamiento.

- Es tiempo más que suficiente para mí, pero – y ahí estaba lo que iba a pedir, lo volvió a encarar – no puedes quejarte de nada de lo que tengo planeado.

- Si fracasas me darás lo que pida.

- Tienes un trato, siempre y cuando no te metas con mi amante.

Usami entornó los ojos, nadie en su sano juicio pensaría en esa opción. Dándose la mano, cerraron la negociación.

Al quedar solo, regresó a los malditos números.

 

 

- ¡Oye!, ¡Vamos, despierta! – los suaves golpes en la cara me trajeron de vuelta a la realidad. Una sensación de humedad en mi cabeza y el olor a gasolina me ubicaron de inmediato. Había tenido un accidente. Instintivamente pregunté por quien siempre me acompañaba en el auto, comencé a moverme, pero la presión en mis piernas solo logró desesperarme más.

- ¡Misaki! – mi grito fue más una queja ronca, el calor de la mano de quien se hallaba a mi lado me proporcionó una tranquilidad inesperada. Desde la incómoda posición trate de verlo, pero solo alcance a tener la sonrisa que se dibujó en sus labios. Era hermosa, pero triste. Me sentí estúpido porque, aunque estaba preocupado por el castaño que hasta hace unas horas era mi pareja, algo me incitaba a consolar a ese hombre.

Antes de cualquier respuesta, un grito detrás de él obtuvo un asentimiento que continuó con unas preguntas que me parecieron ridiculas por lo evidentes. Pude sentir como mientras hablaba con delicadeza se arrastraba por el techo de mi antes “costoso” automóvil, para acercarse a mí y poner sus manos debajo de mi cuello palpando si tenía alguna fractura.

- ¿Eres el dueño de este auto? – afirme con un ronco “si”, me sentía mareado y con nauseas. - ¿Sabes hace cuánto estás aquí? – miré el reloj en mi muñeca izquierda, eran pasadas las dos de la madrugada.

- Más o menos una hora. Creo. – dije tratando de entender la situación. La risa suave que soltó mi acompañante me desconcertó.

- No me malinterpretes, me alegra que tu cabeza, después de esta experiencia, - dijo echando un vistazo a su alrededor – se encuentre bien.

Cerré los ojos asintiendo, el dolor en mis piernas me estaba matando. Llevé una de mis manos a la frente, procuré rememorar lo ocurrido esa noche. Era mi error lo que acaba de pasar.

- ¿Alguien salió herido? ¿Misaki? ¿Dónde está Misaki? – me sonrió nuevamente. Otra voz dio una orden y sentí sus manos moverse bajo mi espalda para sujetarme en el tórax, todo mi cuerpo tembló, fue una sensación… ¿cómo explicarlo?... ¿gratificante?

- Aférrate a mí - esas palabras me hicieron volver al escenario en el que me hallaba, como pude pase mis brazos por su cuello. Pude percibir el tenue olor de la colonia que usaba a pesar de lo húmedo de su ropa.

Una vez más la desolada sonrisa que me regaló me distrajo del agudo dolor que sentí cuando retiraron la pieza de metal que aprisionaba mis piernas. Un rápido tirón logró liberarme de mi encierro.

La lluvia me dio la bienvenida nuevamente a la vida. Los paramédicos me recibieron alejándolo de mi lado… las luces de las linternas hicieron que lo viera como una sombra mientras se marchaba.

Alguien más que perdía esa noche.


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