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Hímero por Mascayeta

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Era demasiado fácil acostumbrarse a las muestras de cariño de alguien como Akihiko.

«Demasiada necesidad de amor» pensó mientras dejaba que la fría mano se deslizara por su espalda. Suspiró viendo como esa sensación provocaba que su virilidad despertara de nuevo. Por más que quisiera negarlo, caía irremediablemente en el juego de placer que el hombre a su lado le imponía.

Usagi sonrió con tristeza, a pesar de ver como el menor respondía tan fácil a sus caricias, no podía sacarse de la cabeza las dudas que tenía sobre él.

Se levanto para dirigirse a la sala. Pudo escuchar como el dueño del apartamento se metía al baño. Por un momento sintió la necesidad de acompañarlo en la ducha que pronto comenzó a oírse, pero decidió simplemente fumar.

Cerró los ojos y recapacito sobre la posición que tomaría de ahí en adelante. Tenía dos días más antes de volver a Tokio, en ese tiempo podría encontrarse con Isaka y Asahina y conversar con ellos de la situación en la que su hermano lo tenía inmerso... su hermano.

La evocación de Haruhiko y Yokozawa en su primera reunión volvía con fuerza haciéndolo dudar de su relación con este último. Llevo el cigarrillo a su boca y mientras liberaba el humo noto como cada uno de los movimientos dados por el presidente de la joyería siempre involucraban a sus amantes.

La duda sembrada por Ijuuin en la fiesta de fin de año dada por Iwaki-san comenzaba a dar sus frutos.

Agradecía al productor que al menos fue sincero al exponer el interés que tenía en Misaki de manera directa, más cuando acompaño la frase con la declaración de «lo que más quería» así como él se lo había hecho. Pero entender el mensaje allí contenido era otro problema.

Recordó como aquella noche pudo ver en los ojos de su expareja la chispa que le perteneció años atrás, una que desde hacía tiempo no brillaba para él. No sabía porque le dolía, al fin y al cabo, ambos acordaron actuar su reconciliación para mantener a Sakura lejos de Yokozawa...

 

—¿Cómo saber que lo que dices es verdad?

—¿Crees que actuaría así solo por celos? —contesto Misaki apretando sus puños, conocía muy bien esa reacción, la tenía cada vez que estaba enojado—, amo a mi hermano Usagi-san, pero lo que está haciendo con Manami no lo soporto.

—Si te creo y hago lo que me pides ¿qué obtienes de todo esto?

Sus ojos verdes se posaron en mi como años atrás. Volví a sentir esa necesidad de no compartirlo con el mundo, de tenerlo solo para mí y poder gozarlo como años atrás. Tal vez debí negarme, pero cuando lo tuve tan cerca mío no pude resistirme a besarlo, mi sorpresa radico en que fui correspondido.

—Lo único cierto es que no quiero ver como destruyen a alguien más —murmuro sobre mis labios—, tampoco sé si esto nos convenga, pero te puedo jurar que Takahiro y Sakura traen algo entre manos desde hace años.

Se reclino en mi pecho como cuando buscaba refugio por sus miedos e inseguridades, para continuar más hablando para él que para mí.

—Después del accidente estuve más de una vez tratando de verte, en cada una de ellas mi hermano evito que me acercara... la noche antes de viajar me escabullí en tu habitación... dormías por los sedantes, me sentí tan culpable...

Misaki se apartó de mi lado, fue cuando me contó lo que me hizo aceptar su propuesta.

—Apenas si tuve tiempo de esconderme —explico—. Haruhiko entró con mi hermano, podría jurar que mi hermano quiso besarlo.

Ese último comentario fue un pensamiento que con un movimiento de su cabeza retiro como si fuera una locura. Dirigió su mirada hacía mí y prosiguió.

—Comenzaron a hablar de Sakura, de su hijo y la amenaza de aborto. Tu hermano estaba furioso porque Takahiro le dijo que podía no ser de él, —me acerque para volver a abrazarlo, pero me rechazo amablemente pidiendo que le dejara terminar— el enredo que tienen esos tres va más allá de un lio de cama, incluye la empresa y, aunque suene desquiciado, te has salvado hasta ahora por la forma como Deane manejo la herencia de tu abuelo Shin.

Supe que cada palabra era verdad por sus expresiones, era un libro abierto para mí desde su adolescencia. Esta vez no deje que me apartara, lo tome del mentón y lo bese...

 

Pensar en aquel beso lo hizo sentirse culpable, no podía decir que tan agradable fue volver a tener a Misaki para él. Era un sabor a nostalgia y necesidad. No podía compararlo con el sabor de Yokozawa, pero poseerlos a ambos le provocaban la sensación de estar completo.

Escuchó los ruidos provenientes de la cocina. El azabache preparaba algo que serviría de desayuno y almuerzo, ya que desde la madrugada habían estado follando sin parar, pero ahora que lo veía con el pantalón de la sudadera y la musculosa, quiso comprobar que tan cierto era lo que Ijuuin le contó.

Depositar su confianza en el posible asesino de su primo no era una de sus mejores elecciones, pero cada palabra la había acompañado de pruebas que, aunque no fueran físicas, si coincidían con el pasado que conocía de Takafumi.

Hizo un gesto de desagrado de solo imaginar al productor con el castaño. Sin embargo, no podía negar que las muestras de aprecio y sumisión del fotógrafo confirmaban de alguna forma que el interés era mutuo; incluso podía jurar que le escucho un par de veces llamarlo "amo".

—¿Pasa algo?— la pregunta de Yokozawa se escuchó demasiado fría para su gusto. Esto por alguna razón lo obligo a tomar una decisión que fue no solo una prueba para el de ojos grises, sino también para él. Sin meditarlo pronuncio la orden.

—¡Arrodíllate!— no tuvo que repetirlo una segunda vez. Observó al menor aproximarse e hincarse en el lugar donde le señalo. —¡Manos a la espalda!

Sus mandatos eran seguidos sin oposición. Yokozawa era bueno en su papel de sumiso, tan bueno como en el de host, modelo y ejecutivo. Un actor consagrado y al servicio de su hermano. 

Abrió su bata y con una nueva directriz procedió a violar su boca, porque esa fue la canallada  que cometió con cada estocada. Cuando termino su rabia muy por el contrario solo había aumentado.

Viajó desde Tokio a verlo, a estar con él, pero principalmente a confirmar que era una ficha más en las pretensiones de Haruhiko por quedarse con la compañía. Se encaminó hacia la habitación para cambiarse sin importarle las lagrimas que vio surcar el rostro del azabache.

Yokozawa se sintió denigrado por completo. La orden fue tragarlo todo y la cumplió ante la supervisión de Akihiko. Al quedar solo se incorporó para ir al lavaplatos y con fuerza enjuagar su boca.

Le dolía la garganta y pudo apreciar el ardor en las comisuras de sus labios cuando el agua las mojó. Se preguntó el porqué del cambio en la actitud de Usami, pero no por eso pudo sentir menos rabia por su acción.

—¡Devuélvemela!— giro para encontrar al hombre con su traje y la mano extendida como si le pidiera algo. Con una clara mueca de fastidio porque no le entendía, entorno los ojos — ¡la alianza!

Bien, así que eso era todo.

Sacándola del lugar donde la tenía guardada desde que llegó a Londres, la depositó en la palma de Usami. No obstante, al verlo dirigirse a los cajones de la cocina y destrozarla con el martillo de carnes, el sentimiento de humillación se incrementó.

Luego como si nada tiro los pedazos al recipiente de residuos, cogió su abrigo y se retiró. Antes de que cerrara la puerta escuchó la última orden del vicepresidente de Usami Jewerly.

—Espere la llamada de Asahina para las nuevas condiciones de su contrato, y, por último —el odio en sus ojos lila lo estremeció— le solicito que nunca vuelva a acercarse a mí. Cualquier asunto trátelo por medio de mi secretaria.

No hubo nada más que decir. 

 

Cuando Kisa y Yukina llegaron, lo encontraron abrazado a sus piernas y llorando escondido detrás de uno de los muebles de la sala. Ambos lo consolaron como tantas veces lo habían hecho, ¿por qué siempre terminaba así? 


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