Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hímero por Mascayeta

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Mi hija estaba feliz, su fiesta de cumpleaños cumplía con cada uno de sus deseos. Las decoraciones de arco iris, hadas y gnomos lucían en el salón y el jardín que Sakura había alquilado. Lo único que me molestaba fue su empeño en pagar ella el lugar. No puedo decir que hubo discusión simplemente dijo que ya estaba decidido y era un regalo para la niña.

Cuando lleguen las tarjetas de crédito igual seré quien debe cumplir con los pagos, el problema radica en el número de cuotas y su valor.

Gou, el padrino de Hiyo llega disfrazado de su personaje favorito, siempre pareció un dios griego según nuestras compañeras de universidad, ahora con los lentes de contacto de color dorado y la peluca, el blanco de su piel se realza. Ella parece transportada a su cuento de hadas y corre hacia su dorado elfo con esa sonrisa que, para mí, la convierte en mi único y verdadero sol.

Veo la hora y noto que pronto partiremos el pastel y la orgullosa madre no se encuentra por ningún lado. De pronto es mi culpa, odio su actitud de quererme mostrar como un trofeo a nuestros amigos y a los padres de los compañeros de Hiyori, por eso le reproche las palabras y poses que adoptaba. Posterior al reclamo, hizo unas llamadas, grito a algunos de los empleados, y no volví a saber de ella.

La voz de mi pequeña, me pide que busque a su mami para poder seguir la celebración. Asiento y le sugiero a Yasuda que la entretenga, con una reverencia le solicita a mi niña que lo acompañe como su princesa, ella ríe y lo abraza.

Entro al lugar, preguntó a los encargados y me dicen que la vieron dirigirse a una de las salitas dispuestas para guardar los regalos, y lo que la familia trajo para las decoraciones. Agradezco y continuo hacia donde me indicaron.

Escuché su voz y procedí a tocar la puerta, pero lo siguiente me detuvo. Me quede allí sin poder moverme, sin saber si abrir o simplemente asumir el papel de estúpido que durante años llevo representando.

—Un año y no más Sakura. Quiero a Hiyori a mi lado, con mi apellido y como lo que es, la heredera de mi compañía.

—¡No!, ella es hija de Zen, te lo he repetido hasta el cansancio.

—Le has mentido por años, ¿por qué crees que voy a confiar en ti? —pude escuchar un golpe, la risa del hombre pronto me ubico quien era; así que Gou siempre tuvo la razón—. De serlo, no me importa. Un cambio justo ya que por su culpa perdí a mi hijo.

El silencio que se formó fue corto, pero creo una confusión de emociones en mi interior, quise defenderla del gañan que la acompañaba o de pronto también herirla como él lo hacía.

Me contuve, debía enterarme de toda la historia o por lo menos de una parte de ella.

—Si Sakura, lo sé. Solo uno de tus supuestos embarazos fue verdad, los otros dos los inventaste porque necesitabas mantenernos como idiotas a tu lado. ¿Te valoras tan poco que tienes que manipularnos para retenernos?

¡Dios! tanto tiempo sintiéndome culpable, creyéndome un asesino por culpa de sus pérdidas. Días de reclamos, de ofensas, y yo... si tiene toda la razón, solo que yo soy el más idiota de los dos. Lo sigo siendo, porque en vez de entrar, escucho lo que mi mujer propone a mi jefe.

Los gemidos y chasquidos del beso que seguramente ha logrado por sus encantos, hacen que ceda a su última petición, más tiempo. 

Me alejo de la puerta cuando percibo como se acercan. Me escondo donde puedo, y los observó alejarse... ¿necesito más pruebas?

Quizás, pero solo para evitar que me quite a mi niña.

 

Sakura observa los papeles de divorcio, cierra la carpeta y se la devuelve al abogado que Zen a contratado. Es un niño, ¿cómo puede imaginar que se intimidara con ese rubio?

Takahiro sabe quién es el muchacho, reconoce la mirada despectiva de la castaña y no puede menos que confirmar que es demasiado confiada, «bruta» realmente diría. Siempre tan inmersa en su mundo que no nota nada más allá de lo que quiere.

El de gafas no pronuncia palabra porque ella toma la decisión sin consultarlo, expone que no va a firmar, que si lo hace le quitara a su hija. Zen amaga con sacar algo de su abrigo, el joven abogado lo detiene. 

Takahashi es bueno en derecho Comercial, sabe que es el mejor en su área, pero el menor de los Takatsuki se está forjando a pulso su reputación en el campo del Familiar, y aunque su experiencia es poca, lo respalda el buffet de su padre, y su pareja.

Nadie con sentido común quiere de enemigo al juez Miyagi You, ni siquiera Haruhiko.

Pero eso no lo sabe ni le da la gana de saberlo a Sakura; se levanta, hace gala de lo que no tiene y desea, ofende al joven, reta a Kirishima y finalmente lo nombra a él, a Hímero.

Los reclamos de la castaña son irritantes, los abogados muestran un claro fastidio por lo que habla, de alguna manera los insultos por las preferencias sexuales de su marido las considera su carta de triunfo. El golpe en la mesa la calla. Shinobu la mira con odio, abre la segunda carpeta y esparce su contenido sobre la mesa.

Takahiro se siente satisfecho, lo sabía. Zen lleva meses siguiéndolos.

Cada fotografía, cada papel, cada copia de las llamadas y mensajes que sostuvo con Haruhiko, y con ¿Misaki?

Es la única que realmente le llama la atención. La mujer le pide sacar del camino a Yokozawa. Hacerlo desaparecer, que cualquier vínculo con Usami Jewerly sea destruido. Takatsuki observa al de lentes, sabe que comprenderá las palabras subrayadas en el texto.

El joven abogado le pide una vez más que firme. Ella se niega. Esta vez Takahiro solicita hablar con su apoderada.

—No lo entiendes ¿verdad? —mira al esbirro del presidente de la joyería como si le hubiese salido otra cabeza— Esto va más allá de tu relación con Kirishima o Haruhiko, ¡estúpida, tu maldito WhatsApp te va a mandar a la cárcel por intento de homicidio!

—¿Por qué a mí? Misaki fue quien lo hizo —Takahashi no la golpeó por el lugar donde se encontraban —tu herm...

—¡Firma el maldito papel!, y ten por seguro que todo esto lo sabrá Usami-sama.

 

Al salir de allí Zen sintió que al fin veía claro su camino. Takahiro no aguantó las ganas y le preguntó como hizo para contratar a Takatsuki Shinobu.

—Me lo recomendó Yokozawa —respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

Se despidieron manteniendo el respeto que siempre había distinguido su relación. Por lo visto Usami lo iba introduciendo a sus gustos y presentándolo con sus amigos. Sin embargo, eso solo aumentaba las posibilidades de que fueran descubiertos. Porque a esa dupla se le unía otra, una que tenía todos los medios para comprobar el fraude que el hermano del peliplata llevaba realizando desde años atrás.

Definitivamente  lo único lógico que había afirmado Sakura era que Takafumi «se convirtió en su peor pesadilla».


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).