Yokozawa meditó como el destino persistía en darle una y otra vez, una razón para lanzarse por una ventana y acabar con su vida.
«Nadie puede hacerle daño a otro, esto ocurre tan solo si la víctima se lo permite». La frase vista desde varios puntos era una tontería, pero si se analizaba bien, tenía mucho sentido.
En una balanza colocó sus aciertos y sus equivocaciones, y se dio cuenta que estas se enlazaban a su vida sentimental y eran por su culpa.
¿Cómo lo confirmaba? Era sencillo. La cotidianidad está llena de eventos que demostraban que cada uno forja la suerte que le toca.
Ejemplos le sobraban. Vas por la calle con el celular en la mano y sabes que puedes correr el riesgo de que te roben, te caigas o te atropellen. ¿Culpable de cualquiera de las opciones? Tu.
Vas manejando, comienzas a chatear, a hablar o a cantar, pierdes de vista el camino, te estrellas ¿Culpable? Tu.
Indudablemente nadie quiere que lo golpeen, ni que lo humillen, mucho menos que lo violen, lo roben o lo maten, pero en cada ocasión, el responsable de volverse vulnerable es uno mismo.
Por eso hoy, mientras escuchaba al tierno y tímido Chiaki hablando de la situación de Usami Jewerly bajo la atenta mirada de los ejecutivos y del penalista Hatori Yoshiyuki, se pregunto qué había hecho en todo ese tiempo con su vida. Parecía que desde los veinte años lo único que logro fue dar pasos en circulo para terminar una y otra vez llorando en su cama.
Se enamoró de Takano en sus primeros años de universidad a sabiendas que él solo amaba a Onodera, y de que su amigo se lo repitió hasta el cansancio. Sin embargo, no escuchó, fue terco y quiso ganar en lo que ya era consciente que había perdido.
Con Zen no fue muy diferente. Era muy fácil entender que le ocultaba algo. Las horas a las que iba a visitarlo, el hecho de evitar ciertos lugares, así como las excusas para no presentarle a sus amigos; llamadas a horas ridículas, y la marca del anillo en su dedo, a pesar de no encontrarse allí. Simplemente no quiso ver la realidad, era mejor negar lo evidente.
Por último, Usami. Siempre fue un sueño. Lo admiraba desde que salió en una revista de economía, pero al saber que era el nieto de Deane, sólo pudo sentirse como un "fan" a punto de conocer a su ídolo. Por eso procuró agradarle, suavizo sus ademanes frente a él para parecerse a aquellos que siempre posaban a su lado. Tenía que aceptar que lo llevó a experimentar un nivel diferente del placer, pero aprender a disfrutar ese estilo de vida fue una manera de complacerlo. De que encontrara en él aquello que siempre había deseado.
En ese instante, la voz de Yoshino le confirmaba que por estar satisfaciendo a los demás, no se percató de lo imbécil que podía llegar a ser.
Acusado de testaferrato, observó como su firma estaba en los documentos que le acreditaban como el titular de dos cuentas donde desde agosto del año anterior se realizaban transferencias millonarias. Por otro lado, se hallaba un CDT a su nombre abierto por Deane Vinstone y los papeles que lo mencionaban como sobrino de la matriarca.
¿Qué podía decir? Y bien que lo entendió el revisor fiscal ya que siguió hablando negandole cualquier posibilidad de defensa o mejor, de hundirse más de lo que ya se hallaba.
Empero, Haruhiko no guardó silencio.
—¿Cómo es posible Yokozawa? —el de gafas era un magnífico actor—¡Maldita sea! tú y mi hermano acabaron con mi empresa.
No era bueno aguantando su ira, así que cubrió su rostro con una de sus manos para continuar oyendo al perito.
—La empresa queda a partir de ahora embargada por el banco, los socios han sido notificados y se comenzará el avalúo de lo que se tiene para poder pagar desde los impuestos hasta a los proveedores.
—¿Los socios ya saben? —parece que eso sí fue una sorpresa para el presidente de la joyería.
Su mirada inmediatamente fue dirigida a Takahashi que asintió con una cara de póquer digna de igualarse a la de Hatori y Asahina.
—Finalmente, desde que se dio a conocer la situación económica de la empresa, las cuentas fueron congeladas —con determinación y sin un ápice de miedo, concluyó— por eso les recomiendo hablar con sus empleados para programar reuniones donde se establecerá la forma de pagos de salarios y prestaciones bajo mi directa supervisión.
Aceptaron porque no tenían otra solución. Cada uno de ellos fue notificado que al igual que el vendedor, estaban en investigación de sus ingresos y manejo de dinero. Pasó las autorizaciones para que se llevara a cabo la acción, la única en dudarlo fue Sakura que trato de preguntar algo, pero la expresión de Haruhiko la hizo acceder soltando un tonto comentario.
Chiaki agradeció a los presentes con una reverencia y se marchó sin siquiera mirar a su pareja. Era impresionante lo bien que manejaban los espacios.
Una vez solos, Hatori Yoshiyuki explicó su presencia en la sala.
El caso del asesinato de Shiiba Mizuki que la familia manejó con total prudencia había sido reabierto por petición del productor y antigua pareja del joven en mención. Ijuuin Kyo presentó una prueba que sustentaba la premisa de que el abogado había estado con el occiso.
Isaka que ya conocía la historia porque Akihiko le pidió averiguar la situación en Londres, prefirió actuar con toda la ingenuidad y sorpresa que ameritaba la ocasión, armó todo un revuelo por la noticia.
Asahina le pidió no sobreactuarse con una mirada. Tori continuó.
Usami había sido detenido a su ingreso al país debido a que la denuncia se colocó en Tokio por parte del productor, quien al ser consciente que esto también lo afectaba porque había negado en la investigación inicial que fue a la escena del crimen, solicitó que esta fuera reabierta y que se ahondara en la forma como la familia Usami había ocultado el hecho.
Un escándalo de esas proporciones hubiese llevado a la ruina de la empresa, por eso Deane movió sus influencias para que el proceso se realizara con el mayor de los sigilos y solo haciendo los reportes a ella y a sus abogados. De esta manera, cuando se hizo pública la muerte de Shiiba, se expuso como el ataque de un loco.
Conocer esa parte de la historia de sus amigos, provoco en Takahiro un sentimiento de completa desilusión. «El dinero permite comprar todo» le había dicho Usami-sama en alguna ocasión, y por lo visto era un lema familiar.
—Por lo tanto, su actual pareja pidió a la fiscalía que se investigaran dos personas más que, según él, podían también estar vinculadas con el homicidio.
En esta oportunidad los asistentes miraron sin entender a quienes hacía referencia. La pregunta brotó espontáneamente de Sakura que era la más desubicada de todos, ya que no tenía la menor idea de lo que hablaban.
—No quisieron dar los nombres para evitar desvíos en las averiguaciones. A su tiempo estarán ubicándolos y llamándolos a declarar.
Con este nuevo panorama que afectaba aún más la ya resentida imagen de la joyería, Haruhiko explotó.
—Ya que por lo visto nos conoce tanto el susodicho, se podría saber quién es la pareja de Ijuuin para semejante petición.
Antes de que Hatori hablara, Isaka quien no se había sentado después del drama que armó por la noticia del encarcelamiento, dio la espalda al grupo para servirse una copa. Su sonrisa confirmó que todo lo planeado valía la pena, cuando escuchó el grito del presidente y su abogado por el nombre pronunciado.
—Takahashi Misaki.