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Hímero por Mascayeta

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Misaki lo abrazó transmitiéndole tanto calor, uno que necesitaba, que lo reconfortaba y le aseguraba que a su lado todo iba a estar bien.

Lo separó para besarlo de la misma manera que lo hizo la última vez que se vieron, pero la cadena en su cuello le demostró que las cosas habían cambiado.

El ojiverde llevó su mano al cuello y bajo la cabeza. Usami con dulzura de inmediato la apartó; no tenía por qué avergonzarse, demostraba las intenciones de Kyo. Pudo reconocer que era el de "consideración", un indicio claro de que no podía acercarse a él. Le pertenecía a otro.

Tomo el símbolo y miro en la parte de atrás las iniciales del productor, un sello que implicaba que se responsabilizaba de su pequeño examante. En ese instante las palabras de Isaka regresaron a su mente, y era totalmente cierto, dio un paso al vacío, uno que solo le trajo el duro golpe de entender que confundió sus sentimientos.

—Gracias por venir.

—Usagi-san yo... —como empezar una explicación que no justificaba lo que había hecho. Respiró profundo para iniciar con su expiación— me equivoqué, y te pido que me perdones.

El abogado lo acomodó junto a él en el sofá para escuchar una confesión que simplemente le demostró lo doloroso que puede ser amar.

Takahashi se recostó en el regazo de Usami mientras este le acariciaba el cabello, la sensación de seguridad que le transmitía era deliciosa, pero tan diferente a todas aquellas que disfrutaba con Ijuuin.

Las lágrimas resbalaron por sus mejillas, en el pasado erró con sus decisiones, y tal vez lo seguía haciendo, pero no quería perderlos. El tiempo separado los había cambiado, siendo más cruel con Akihiko que con él.

—Sentí tantos celos de verte con él... de distinguir en tu mirada ese deseo que tantas veces dirigiste solo a mí —era su verdad, lo que le arrastró a aceptar la descabellada propuesta de Sakura de apartarlo de su lado.

El peliplata lo dejó hablar sin interrumpirlo, no importaba que le contara, porque para ambos era necesario aclarar la situación, algo que debieron hacer antes de volver esa noche. 

Misaki sabía que nada volvería a ser como años atrás, que las circunstancias eran demasiado crueles con el hombre que fue su primer amor, que él había contribuido a lastimarlo evitando que pudiese seguir adelante.

—Me apoye en lo que sabía de Haruhiko para convencerte, pero también te oculte muchas cosas. 

La voz de joven era firme, la sinceridad en sus palabras dolía incluso más que saber que lo perdía con cada una de ellas. 

El fotógrafo se incorporó para poder enfrentarlo, limpió su cara y le habló del robo continuado a la empresa por parte de Haruhiko y Takahiro, de la posibilidad de que Hiyori fuera una Usami, y al igual que tuvo que hacerlo en su momento ante Ijuuin, tuvo que aceptar que quizás sabía quién había matado a su primo, aclarando que nunca imaginó que él estaba vinculado al evento.

—No quería perderte, y sabía que Hímero tomaría todo de ti, por eso, a pesar de haber iniciado una relación con Ijuuin, seguí apoyando a Sakura. Cuando llegue al apartamento ese día supe que había estado allí, que lograste obtener de él algo que nunca te brinde, y sentí rabia.

Misaki se apartó de su lado, no hizo nada para detenerlo, reconocía su expresión cuando se enojaba consigo mismo, y en esos momentos era mejor permitirle que continuara con lo que tenía entre manos:

Es tan difícil aceptar que te equivocaste, que las decisiones que tomaste en un momento determinado te alejaron de lo que quizás era lo mejor en tu vida. Fuiste mi apoyo siempre, por alguna razón en la medida que Takahiro se alejaba, tú estabas allí conmigo para darme seguridad. Una que seguiste brindándome aun después de haberte humillado esa noche.

Estás aquí conmigo y no me reclamas, solamente me abrazas como si lo que te hice fuera una tontería. Te amo y muchísimo Akihiko, nunca lo dejare de hacer. Estas en mi sangre, unido a mis recuerdos, a mi vida. Pero debo permitir que sigas, así como yo lo estoy haciendo. 

No soy quien, para juzgar a nadie, pero lo hice con Yokozawa. Pudo más la envidia que la posibilidad de verte feliz. Me aproveche de Ijuuin y de que lo conocía de Londres, de su trabajo y de la relación con tu abuela. Todo en mi favor, porque entendí que a veces el fin justifica los medios, y no estaba en mis planes alejarme de ti. 

Un poco de amor y sexo por la posibilidad de que me volvieras a mirar y a desear de la misma manera.

Misaki nuevamente limpio su cara de las lágrimas que la rodeaban, se arrodilló frente a Usagi y lo tomó de las manos para continuar su relato:

Años de una estúpida fidelidad, aunque no lo creas, de flirteos no pase, no encontraba en otros eso que tú me dabas. Pero tu parecías haberme olvidado, revistas de chismes contando tu vida, tus parejas de una noche, pero cuando te vi con él supe que era diferente. Te delataron tus ojos, la manera como lo abrazaste, en pequeños detalles demostraste las ansias que solo había visto en los instantes que querías hacerme tuyo.

Por eso decidí separarlos... pero el juego se volvió en mi contra y me enamore, demasiado rápido dirás, pero es como...—buscó las palabras precisas en la medida que su rostro se iluminaba— es la sensación de que el tiempo se detiene, de que en el cielo solo hay un sol y su calor te envuelve por completo, pero sobre todo, que puedes ser tú y te seguirá aceptando, porque en la libertad que tienes, sabes que confía que volverás a su lado.

Para Akihiko lo último le dolió más que cualquier cosa. Sus malditos celos lo separaron de él una vez, y hoy enterraban por completo su relación.

Lo acercó para abrazarlo. Desearía tenerlo siempre así, poder inmortalizar esos minutos y mantener a su lado a su pequeño. Pero el tiempo no perdona, y su relación de amantes ya había concluido. De una manera cruel se dieron cuenta que las segundas partes no son buenas. Ambos creyeron que podían volver a tenerse y se equivocaron.

—Gracias —murmuro en su oído. Era momento de que siguieran adelante, de mantener un bello recuerdo de lo vivido—. Me diste demasiado, me ayudaste a olvidar a un amor imposible y me enseñaste que amar no significa dolor...

La risa de ambos por el doble sentido que podía dársele a la frase fue la mejor manera de cerrar ese instante. 

—Deseo que estés bien con él, confío en tu decisión y en lo que me cuenta Hatori de ambos.

—Búscalo, si te ama entenderá todo esto —el peliplata asintió.

El problema radicaba en volver a ganar su confianza, y la de las personas que lo protegían. Pero siempre había la posibilidad de un mañana, el sueño se había desvanecido y le tocaba comenzar a vivir su realidad.


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