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Hímero por Mascayeta

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Chiaki evitó sostener la mirada de Fuyuhiko, odiaba a ese hombre.


La remembranza de como su madre y hermana recurrieron a él para que terminara su relación con Hatori. El denigrante recuerdo no solo por la manera como el hombre publicó en la universidad su orientación sexual, sino también por las fotografías que envió al decano de la facultad. Aún podía escuchar las burlas de sus compañeros y como fue echado del recinto.


La fingida tos de Yoshiyuki le ayudó a recuperar la compostura, extrajo los documentos que necesitaba, cuando fue a solicitar a los presentes observar la información de las carpetas, se percató de la presencia de Sakura.


—Esta reunión es solo para accionistas, por lo tanto, su presencia aquí no es necesaria.


Fuyuhiko sonrió por la determinación del tímido ojiazul. A pesar de los años y de que sus gustos definitivamente no iban por los hombres, tenía que aceptar que la inocencia que reflejaba Yoshino era algo que provocaba el deseo de mancillar.


—Por eso ella se encuentra está en la reunión —Haruhiko acomodó sus gafas temiendo que con lo que fuera a decir su padre la asamblea desviara su atención a problemas familiares—. Mi hijo siempre tan descuidado.


Se levantó solicitando a la castaña colocarse a su lado, cogió su mano y la besó para mirar a la mesa y con satisfacción concluir:


—Ya que Haruhiko no lo hizo, tengo el gusto de presentarles a mi futura nuera y madre de mi nieta Usami Hiyori.


Takahiro fue el primero en felicitar a la pareja. La mujer se sentó al lado de su suegro y trato de evitar un enfrentamiento con su futuro marido. Por su parte el mayor de los hijos de Fuyuhiko sabía que la carta a favor de ella era la misma que podía provocar la caída de su padre.


Colocó su mano por debajo de la mesa en la pierna de Takahashi, ambos comprendían la importancia de la afirmación sobre Hiyori. La ambición de Sakura le hizo jugar una carta sin medir las consecuencias que le traería con Kirishima y con el mismo azabache que ahora la protegía.


—Bueno si es así, demos inicio a la reunión.


Sin más preámbulo Chiaki explicó la presencia de Hatori, Takahiro y Asahina. Al estar decidiendo el futuro de la empresa los abogados de los accionistas realizarían los trámites legales que dieran el aval jurídico a lo que se determinara. La idea era no dar largas a la situación y tampoco permearla a la opinión pública, todavía se había logrado manejar el desfalco bajo los radares de la prensa, y así se quería mantener por petición de los hermanos que ya tenían a la prensa encima de ellos por el homicidio de Mizuki.


Las carpetas fueron abiertas y la sonrisa que Akihiko había mantenido hasta el momento exaspero a su hermano.


—Se puede saber el porqué de la sonrisa.


—¿Qué te parece si comenzamos de nuevo? —dijo Usagi-san pidiéndole revisar la carpeta.


En ella para su sorpresa se encontraba el balance real de los gastos de la empresa desde la época en que comenzó a desviar los dineros de Usami Jewerly a las cuentas en América y Europa.


No había error alguno en los documentos, Yokozawa había accedido a los reportes demostrando que no eran culpables del desfalco.


Isaka fue el único del grupo que comprendió la propuesta, era el momento para tomar decisiones por parte de Haruhiko y Takahiro, seguir con la mentira o aceptar la desviación de fondos.


—Esperemos que la reunión avance —respondió a su hermano. El peliplata asintió.


La empresa estaba en bancarrota, los estados de cuenta del último año reflejaban que sobrevivían con lo que estaba entrando de las tiendas del país y la casa matriz de Londres. Se tenían deudas con los proveedores y se habían perdido contratos con varios de ellos, prácticamente la imagen de solidez era una falacia.


—¡Son unos estúpidos!, dejaron caer la compañía de mi padre —el mayor de los Usami se levantó de la mesa, la ira por la ineptitud de sus hijos podía evidenciarse fácilmente.


—¿A quién le dices estúpido? Esta empresa la dirigían tú y Haruhiko —respondió Akihiko tratando de mantener las formas.


—Entonces ¿cómo les digo? —contestó con sarcasmo— ¿patéticos? ¿imbéciles?


—¿Qué vienes a reclamar después de tanto tiempo? —pregunto en el mismo tono Haruhiko—. Años de ausencia para asegurar que somos culpables de esto, dime ¿dónde estabas?


El hombre guardo silencio, su hijo sabía cada uno de sus movimientos y ante la agresión que le había hecho, no podía imaginar con lo que le iba a esgrimir.


Nuevamente se sentó, la sala quedo en silencio esperando que el revisor fiscal hablara del paso a seguir.


Yoshino determinó como la empresa estaba a punto de caer en manos de los acreedores si se ejecutaban las prendas que se firmaron con los inversionistas africanos y latinoamericanos. El pasivo de novecientos millones de yenes equivalía la pérdida total de la joyería.


Así que solo quedaba una opción además de la venta de lo que se tenía que sumaba un poco más de la mitad de la deuda. Las ventas de la última colección y si la siguiente daba los mismos ingresos, podía recaudarse el 80% de esta.


—La decisión debe tomarse de inmediato, pero no veo la necesidad de perder mi fortuna —anuncio Fuyuhiko— si sabemos quiénes son los culpables, que ellos respondan.


Los ojos azules del hombre fueron a encontrarse con la lila del menor de sus hijos.


—Tienes mil trescientos millones ¿por qué no te haces responsable cubriendo lo que hace falta?


—Esto debe decidirse entre los accionistas, si desean los dejó para que decidan.


El revisor salió sin decir nada más junto con los abogados. Quedaron en la sala los tres Usami e Isaka.


—Hay que vender —aseguró el patriarca.


—No lo haremos —gritó el mayor de sus hijos. ¡No voy a perder mi empresa!


—¿Cuál? —con esa pregunta el de gafas no entendio el descaro de su padre. Conocía perfectamente lo que ocurría en la empresa y actuaba como si todo fuera nuevo para él.


—Si me permiten —intervino Sakura— lo único que queda para no perder todo es liquidar la joyería y vender los activos.


—¡NO! —gritó Haruhiko— es mi empresa y no voy a dejar que quede en manos de otros.


El silencio reinó de nuevo en la sala de juntas.


Akihiko esperaba una reacción un poco más valiente de su hermano. Los otros desconocían su responsabilidad en el robo, así como la evidencia que Yokozawa le entregó a la fiscalía. Procuró presionarlo para que pudiese denunciar quien más estaba implicado.


—Si no quieres vender la empresa es porque tienes como recuperarla. ¿Dónde se encuentra el dinero que nos robaron?


Lo sabía, Usagi conocía que era el responsable, por eso trato de interrumpirlo, pero cuando al peliplata se le metía algo en la cabeza, no había quien se la sacara hasta conseguirlo.


—O ¿debemos preguntarle a tu amante?


Podría decirse que lo invocó, porque el primero que ingresó a la sala de juntas fue Takahiro. La risa de Sakura descolocó por completo a los abogados. Dándose cuenta del ambiente, el revisor pidió la resolución, se debía votar y de acuerdo con eso se solventaría lo legal.


Sobre la mesa se colocaron los documentos de disolución y los pagarés respectivos de los pagos. La palabra final la tenía el representante de los accionistas extranjeros. Fue así como los ojos se centraron en él.


—No venderemos.


—¡Estás loco! Es la empresa de mi padre Shin y tú no tienes el poder para decidir su destino.


El que interrumpió en ese momento fue Asahina, pasó los documentos a Chiaki quien leyó de manera rápida para con una sonrisa explicarle a Fuyuhiko la situación.


—Lamento informarle que eso es falso, el dueño de la empresa y principal accionista con el 30% es Isaka Ryūichirō.


Si antes la furia del mayor de los Usami era fingida, en ese instante fue totalmente real. No podía ser cierto, las acciones de él y sus hijos sumaban el 70%, los asociados minoritarios tenían un 15%, el otro 15%... ¡no podía ser verdad!


—Soy el único dueño del 15% de las acciones desde diciembre del año anterior —preveyendo la siguiente pregunta, dio respuesta al supuesto—  el otro 15% me fue dado por Deane antes de morir ¿sorprendido?


Por primera vez en todo ese tiempo, Haruhiko sintió que podía vencer a su padre. 


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