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Atrapasueños por YumeRyusaki

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Notas del fanfic:

Hace tanto que no uso AY que me siento virgen otra vez. Por favor, sé amable conmigox2

A ver: 

1. El manga del que habla Reita es One Piece, lo puse como fanboy de Reiju -hermana de Sanji- porque REIJU ES ABSOLUTAMENTE PERFECTA, IRREMEDIABLEMENTE BELLA, PRECIOSA DE MUERTE, LO MEJOR DEL MUNDO, ¡chingá!

2. Siempre he creído que las ninfas de Reita fueron de su abuelo. Las ninfas viven mucho, así que puedo usarlo como un buen headcanon.

3. Sora fue la primer ninfa que se reunió con Morfeo, le siguió Oscar o Osuka, como quieran, las pronunciaciones japo son estresantes.

4. Reita dijo que se sintió horrible cuando le avisaron de la enfermedad de su abuelo y que cuando llegó,ya había muerto, también dijo "quiero que él vea la persona en la que me he convertido", es por eso que le doy tanta importancia a sus sentimientos por abuelo-swan.

Notas del capitulo:

Hey,tú, no te creas especial, esto es para conseguir adeptos y conquistar el mundo. Mentira, ¡feliz -pasado- cumpleaños!

Atrapasueños
Yume Ryusaki


                La lámpara del techo es de bronce y cristal de roca, Ruki —que fue quien la manó a instalar— presume a todo el que se deje que se trata de una reliquia hecha a mano de forma artesanal, sin embargo, el secreto que no son capaces de revelarle al vocal, es que Kai la consiguió en una tienda online sin renombre.

                —¿De qué te ríes? ¡Cuéntame! —Sin despegar la mirada del techo, Aoi señala la lámpara y sigue riendo alegremente.

                Es un hecho de que Ruki es un pequeño zorro astuto y que difícilmente alguien puede engañarle, sin embargo, Ruki aún es muy joven como para ganar ante la inminente maldad de Kai, quizás en unos cien años…

                —Kai es horrible. —Y no hay debate para eso. Reita toma asiento en el sofá al lado de Aoi y también mira la lámpara y repara en toda la cristalería que le da aquel aire ostentoso que Ruki tanto ama. La verdad es que no está mal.

                —¿Por qué no le dices la verdad a Takanori? —Aoi pregunta, aunque él ya sabe la respuesta.

                —Porque no tiene valor —responde por el bajista una tercera voz que se hace un espacio junto a ellos.

                Reita hace un ruidito de protesta muy parecido al gorjeo de un bebé que empieza a querer hablar y Aoi, agradecido con Uruha, sonríe esta vez porque no todos los días puede oír ese tipo de sonidos de un hombre adulto.

 

 

                Normalmente Reita repela cuando Kai anda golpeando por todos lados con las baquetas, pero ahora lleva un buen rato en silencio, escuchándole y repitiendo a voz callada los sonidos que Kai produce. Finalmente, frustrado con él mismo, se retira a buscar consuelo en la persona más amable para él en ese momento.

—¿Rei-chan?

—No me puedo aprender la melodía.

Ruki teclea rápidamente en su teléfono, comprueba que esté bien lo que ha escrito y da un último clic.  Mira al bajista, aguanta como puedo las ganas de reírse de su cara compungida y llama a Koron. El perro, obediente a su amo, corre con la colita moviéndose feliz a los pies de Ruki.

—Estás muy estresado. Mira, ten…

Por reflejo, Reita acepta la patita de Koron que el vocalista le ofrece. Y, Aoi que ha visto todo, cuenta mentalmente hasta seis y luego…

—¿Estás jugando conmigo? —Cuando Ruki empieza a reírse de la reacción del bajista, Aoi se muerde los labios hasta que le duele. No quiere que Reita termine enojándose con él por burlarse también—. ¡Quiero aprenderme la canción, no la pata de tu perro!

—Pero sus gomitas combaten el estrés.

—¡No combaten nada; y tú no te rías!

Lo intenta, Aoi puede jurarlo con una mano en el corazón, pero la indignación de Reita era tan grande que sus mejillas se inflan adorablemente y la risa de Ruki resulta tan contagiosa que cuando se da cuenta, está riendo tan fuerte que ha espantado a Koron y Kai y Uruha que están lejos de ellos, se le quedan viendo de manera extraña.

—Los odio a los dos. —Pero Aoi sabe que la nobleza del bajista es tan grande que, incluso si Ruki y él hacen las peores cosas, es imposible para Reita odiarles de verdad.

 

 

               —¿Lo has leído? ¿Por qué no lo has leído? —Hace tiempo que Reita no se emociona tanto al hablar de manga, el mismo tiempo que Uruha no se esmera en ignorarle con tanto ahínco—. Lloré mucho cuando leí que fue ella quien le ayudó a escapar, además le quitó los brazaletes. Ella es una hermana increíble.

                —¿Te das cuenta que me estás spoileando todo el tomo? —Reita aprieta los labios avergonzado y arrepentido por igual, su emoción esfumándose en el aire.

—Lo siento.

Aoi tiene lástima del bajista. Ahora se parece mucho a un perro regañado y Uruha no se muestra muy interesado en levantar el castigo. Movido por la empatía, está a punto de llamar a Reita, pero ver a Kai cruzando la sala a grandes pasos, se lo impide. El baterista va hasta Uruha y le habla con todas las ganas del universo de joderle la paciencia:

—Otro spoiler: Reiju tiene unas piernas más buenas que las tuyas. Si fueran reales, no me importaría morir ahogado entre ellas.

Impertinente como solo él, Reita rompe a reír a carcajadas hasta que tiene que masajear sus mejillas y Uruha, rojo de indignación, le dedica unas diez maldiciones mentales a Kai y una eterna mala mirada.

—Leeré esta noche el  manga para comentarlo mañana contigo.

—¡Sí! —Animado nuevamente, Reita en mal momento, añade excitado—: Verás que tú también amarás a Reiju.

Aoi no juntaría, ni sus tres vidas futuras, el valor para reírse en la cara de Uruha, pero claramente Kai no es él. Y Kai siendo Kai, no duda en intervenir en una conversación si es con la firme intención de hacer enojar al guitarrista. Como fuera el caso, Reita estaba comentando nuevamente con ilusión infantil sus impresiones de fanboy y era divertido de ver.

 

 

                 Reita tendía a equivocarse continuamente al hablar… A veces abría una botella y regaba la mitad, también pasaba que caminaba con toda la genialidad del mundo y se tropezaba con sus propios pies. Reita era un hombre torpe y tratar con esmero de ocultarlo resaltaba aún más su torpeza.

Hubo un tiempo, que Aoi echa de menos, en que ellos cuatro acostumbraban reírse de Kai, con la guardia baja, nadie había notado cuando Kai les había volteado la jugada y era él quien se divertía, con absoluta maldad, a costa de todos ellos, siendo Reita su principal y favorita víctima. Aoi era incapaz de culparlo porque Reita a todas luces, desde cualquier ángulo, era absolutamente molestable.

Aoi era un observador por circunstancia, cosa que había resultado muy conveniente. Sabía cuándo acercarse y cuándo tomar distancia; sabía ahora, por ejemplo, que la mirada de Kai fija en él no era para intimidarle, era una petición de ayuda.

—¿Nos vamos? —El hombre del staff golpeteaba con los dedos la puerta, impaciente porque Kai se decidiera a seguirle y cumplir con su trabajo. Sin embargo, Kai no estaba muy cooperador.

—Ve, yo me encargo. —Cuando Aoi se decidió a socorrer al baterista, Uruha ya se le había adelantado y, palmeando la espalda de su mejor amigo, lo lleva a sentarse a una silla cerca de la ventana. Aoi respinga con el chirrido de la puerta cerrándose detrás de Kai y voltea con rapidez a donde Uruha está con Reita. Con cierta timidez, se acerca en la espera de no ser del todo inoportuno—. Akira, está bien, el líder no está enojado por tu tardanza, solo estaba bromeando.

—Lo sé.

—¿Entonces…?

Reita abre la boca pero no emite sonido, en su lugar,  se encoge en la silla negando con la cabeza. Apenas por un par de segundos, sus ojos se encuentran con los de Aoi. Y es apenas el  tiempo suficiente para que Aoi entienda la renuencia de Kai a dejarle solo, sobrecogido por las enormes ganas de llorar del bajista, se muerde los labios y ruega porque Uruha sepa manejar la situación

—Akira… —Sin embargo, la ineptitud de Uruha para socializar y ofrecer consuelo, incluso con su mejor amigo, sume a los tres en una situación incómoda—. Voy a comprar algo, ¿quieres algo?

—Pudín.

Sin saber qué decir y sin querer dejarlo, Aoi se sienta en el suelo y se queda ahí,  acompañando al bajista en deprimente silencio.

 

 

                —¿Rei-chan, estás triste? ¿Quieres tocar las gomitas de Koron?

Reita sonríe forzadamente y niega con la cabeza. Aoi deja su guitarra y suspira largamente cuando Ruki se hunde en el sofá con infantil puchero ante el rechazo. Entiende que para Ruki, solo ver a Koron le da felicidad, pero ese no es el caso de Reita.

Hasta entonces notó, seguramente igual que los demás, lo mucho que el bajista se esfuerza por mantener el buen ánimo en la banda. Tenerlo decaído preocupaba a todos.

               

 

              —¿Estás bien? —Reita termina de comerse el pudín y asiente. Han pasado ya algunos días y, aunque ha mejorado considerablemente, Reita aún no es del todo el tipo alegre y torpe de siempre—. Bueno… tú, cualquier cosa, conmigo… —Aoi ha practicado tantas veces frente al espejo cómo ofrecer su apoyo, sin embargo, no solo ponerlo en palabras resulta más difícil de lo que imaginó, sino que al intentarlo, ni siquiera se entiende lo que ha querido decir.

Gracias a que Dios aún se fija en su genialidad como super star, o que Reita es demasiado bueno para el mundo, da vuelta en sus manos al último pedazo de chocolate que le queda de la tableta y, sin pensarlo más, se la ofrece a Aoi. Sabiendo lo mucho que a Reita le cuesta compartir sus golosinas, el guitarrista acepta y se fuerza a comer hasta que termina, la avellana no es su favorita y más le dan ganas de vomitar, pero resiste y es recompensado, porque cuando escucha a Reita hablar, se convence de que algunos sacrificios bien valen la pena.

—Gracias. Sé que estás preocupado, que todos lo están… Estoy bien ahora, gracias.

—Lamento no haber sido de ayuda.

—Lo fuiste. Saber que ustedes estaban preocupados por mí, hizo que no me sintiera solo.

—Ya veo… —Para algunas cosas, las palabras sobran y ellos lo saben.

En el fondo se escuchan los gritos de Kai dando órdenes, Ruki pelea por teléfono y Uruha toca su guitarra con pasión desmedida con el único fin de callar lo ruidoso de sus compañeros… Y con Reita de mejor semblante, si le preguntan a Aoi, él diría que eso se parece mucho a su definición de un día tranquilo y feliz

»Quiero una cerveza.

—Vamos por una en la tarde. —Aunque Reita no toma ni un sorbo, porque de hacerlo estaría en coma etílico o cantando gangnam style, la compañía para Aoi es más que suficiente.

 

 

                Uno o dos meses después, Aoi no lo sabe con certeza porque él es un hombre que no repara en el pasado, escucha de Uruha la razón por la que Reita estuvo tan abatido.

—¿Por qué no nos dijiste? —Ruki es especialmente sensible cuando de mascotas se trata. El luto por Sabu, su primer perro, le había durado una eternidad y aunque no era especial devoto por las aves, a Oscar y Keiji, como hijos de Reita, les tenía cariño.

—Son solo ninfas, pensé que se reirían de mí si les decía que estaba triste porque una había muerto de vejez.

—Nos reímos de ti porque es gratis —Aoi casi puede ver en su mente a Uruha y Ruki golpear a Kai por su insensibilidad, por fortuna, Kai también es un tipo inteligente que sabe arreglar sus desaciertos—: Pero si estás triste por algo o alguien que tú quieres, queremos estar ahí para ti.

—¡Chicos, son geniales! —Aoi desvía la mirada cuando los ojos de Reita se inundan de lágrimas, conmovido por las palabras de sus amigos.

Sin embargo, dura poco el emotivo momento. Con Kai y Ruki liderando las burlas por tener un amigo llorón y Reita defendiendo con ahínco sus lágrimas masculinas, Aoi se toma la libertad de también reír y al mismo tiempo admirar la capacidad del bajista para sobrellevar su pena.

Reita ha tenido tres ninfas: la perezosa Sora, el guapo Oscar y el genial Keiji. Habiendo muerto dos, no imagina lo mucho que puede doler perder algo tan querido, porque —y esa era historia del saber de todos— no se trata de simples mascotas, sino de la herencia del hombre a quien Reita quiso como a un padre y por quien anhela convertirse en una buena persona. Objetivo que, si a Aoi preguntan, Reita ha logrado más que bien.

—Dejen de molestarme y vamos a comer. Kai invita.

—¡Hey! —Aoi está feliz de haber conocido a esos chicos que no paran de alegrarle la existencia—. Vamos, vamos, pero no voy a pagarles nada.

—Tacaño. —Como si le hubiese dicho el más dulce de los halagos, Kai le sonríe encantadoramente y se adelanta para que no le sigan presionando con pagar la cuenta.

—Les dije hace años que debíamos conseguir otro baterista y no me hicieron caso.

—¡Te estoy escuchando, Akira!

—¡No he dicho nada!

Aoi suspira al escuchar la risa de sus amigos… No hay duda: the GazettE es su vida entera.

 

 

                 —¡No soy una persona sospechosa! —Al escuchar su voz, Aoi desvía su atención de las modelos extranjeras a Reita—. Si contara todas las veces en que me ha detenido la policía, podría escribir un libro…

—¿Y por qué no lo haces? —Ruki se detiene al lado del bajista, cansado e histérico, y sin dejar de observar al staff que termina de preparar el escenario en que rodaran el nuevo video promocional. Antes de que Reita pueda procesar la idea, Ruki sale corriendo a corregir los nimios errores que ni con lupa, él es capaz de ver—. No, no, les dije que el color era negro bujía, éste es ébano. ¡Kai, ayúdame con este desastre!

Reita camina hacia atrás cuando Kai aparece en escena, a juzgar por su semblante, Reita casi puede jurar que a la próxima interrupción de Ruki con el trabajo del staff, Kai va a sacarlo a patadas por la ventana. Por fortuna, están en el primer piso.

—Uruha… ¡Vaya! Ya estás listo.

—¿Me veo bien? —Reita ladea la cabeza para mirarlo mejor. Con anterioridad habían hecho prueba de vestuario y maquillaje, pero en conjunto, Uruha sugiere bastante.

—Perfecto. Casi podría enamorarme de ti. —El guitarrista sonríe y le muestra el dedo medio, gesto del que Reita pasa galantemente—. Oye, ¿puedo escribir un libro?

                —Si tú quieres… Pero te advierto que es muy caro.

                —No sé si recuerden —haciendo su entrada triunfal, Aoi se acerca para recordarles que, desde el descubrimiento, el dinero en la banda ya no es un problema—: Beneficios del líder.

                Reita emite una carcajada aguda muy similar al canto de una cacatúa vieja, consciente de que ese no es un sonido muy masculino, se tapa la boca de inmediato.

                —Hey, nunca te había escuchado reír así.

                —¡Cállate! —Incluso cuando Reita suele tener más aguante con las burlas de Uruha, esta vez su cara está tan roja que Aoi apenas resiste el tocar que tan caliente pueden estar sus orejas también, de lo que está seguro es que esa era una visión increíble—. Ayúdame a convencer al líder para que sea mi patrocinador.

                Uruha resopla y voltea la cara para manifestar que la petición de Reita es lo más absurda, o bien, que su amigo, es un tonto de campeonato.

                —Bueno, yo me ofrezco a escribir el prólogo.

                —¡Yuu! —La emoción casi infantil con la que Reita le mira es sublime y quizá, Aoi lo siente así, es porque en ese justo instante lo único que aparece en las irises del bajista es él, exclusivo, especial, y le hace darse cuenta de algo que había estado ahí desde hace tiempo—. Eres mi nuevo mejor amigo.

                En protesta por ser cambiado, Uruha golpea la cabeza de Reita y le desbarata el peinado. A Aoi, en cambio, al pasar a su lado, le da una templada palmadita en la espalda. Si incluso Uruha se ha dado cuenta, no hay lugar a dudas:

—Estoy jodido.

 

 

                 Ruki habla alegremente con las modelos y es la envidia de la mayoría de los hombres ahí presentes, incluido él, y aunque Ruki no tiene ningún interés carnal en ellas, parece muy satisfecho de que todos estén mirándole mal por tener a las mujeres extranjeras pegadas a él.

—Vamos a aplicarle la ley del hielo.

Y aunque a Aoi le tiemblan las piernas de solo pensar en ignorar a Ruki y la reacción de éste, está muy tentado a aceptar la propuesta, aunque es seguro que Reita tampoco juntaría valor para hacerlo.

—Pero —Aoi ni siquiera piensa en lo que dice hasta que Reita le mira con verdadero interés—, hay alguien adorable que me gusta más que ellas.

—¿Quién?

—Es un secreto —dice y se siente lo suficientemente optimista como para hacerle espacio a la esperanza—, al menos por ahora.

—Me alegro. Aoi-san ya está viejo, es hora de que encuentre a alguien.

Y la esperanza se derrumba como un castillo de naipes. Cuando la risa de Kai, alegre y estruendosa, llega a sus oídos, las ganas de llorar son insoportables. Por fortuna han terminado de grabar y el cansancio es la excusa perfecta para huir. La brisa fría de la noche le brinda el confort esperado… tal vez no es un ganador en el amor pero sigue teniendo unos amigos increíbles y es suficiente.

 

                Si se equivoca, se corta un brazo, se hace la promesa de manera mental: Kai sabe. No le extraña ya que Uruha le descubrió pero no puede evitar sentirse traicionado… Ese tipo de cosas no se pregonan.

—¿Quieres que te ayude? —Mejor suicidarse, decide, es más sano que negociar con Kai. Rodea al baterista con intenciones de escapar pero Kai haciendo gala de su persistencia, se apresura a cortarle el paso, una vez y otra hasta que Reita pasa corriendo para alcanzar a Uruha y Aoi suspira derrotado—. ¡Dime que sí!

Uruha regresa seguido de Reita, y por la sonrisa de circunstancias de Kai, Aoi cree saber que ya sabe lo que se le viene.

—Voy a matarte, lo juro.

—Cariño, no podrías vivir sin mí.

Uruha ríe en respuesta y sale con Reita haciendo una mala imitación de guardaespaldas y Kai vuelve a reír y procede a contarle su, absolutamente, descabellado plan.

—Akira tenía razón: debimos conseguir otro baterista.

—Es tarde para arrepentirse.

—Eres un gánster.

Y a juzgar por la sonrisa que a Kai le queda, está orgulloso de serlo. Otra cosa de la que Aoi está seguro: está doblemente jodido.

 

 

             La lámpara del techo es de bronce y cristal de roca, sigue tan pomposa como siempre pero Ruki ya no la presume y, sin embargo, Aoi aún se espanta de que esa baratija a Kai le haya costado 50 mil yenes, con ese dinero él podría comprar pudin para él y Reita un año entero.

—Se vería mejor en mi casa. —Ruki se sienta junto a él en el sofá sin dejar de admirar la lámpara—. La mandaré a quitar y que Kai compre otra…

—¿Si sabes que te estoy escuchando?

—Sí, lo sé. —Y no parece que le importe. Aoi sonríe por el cinismo de Ruki hasta que siente que este le empuja porque Kai se hace espacio para sentarse también.

—Uruha, Ruki me quiere estafar.

El guitarrista con un falso orgullo paternal se acerca para acariciar la cabeza de Ruki, felicitándole su hazaña. Y entonces, a Aoi la paciencia se le acaba cuando la serie de empujones llega hasta él y Uruha toma asiento.

—¡Dejen de invadir mi sofá! —El codazo que Ruki le mete entre las costillas le deja marcando ocupado algunos segundos que parecen siglos, y con el tsunami que son sus emociones, toma valor y empuja a Ruki.

—Yutaka, me estás aplastando.

—Ruki me está empujando.

—Porque Aoi me empuja a mí.

—¡Porque ustedes invaden mi sofá!

—¡Shiroyama! —Aoi se estremece ante el tono irritado con el que Uruha pronuncia su apellido, sin embargo, no por eso desiste. No va a dar marcha atrás, defenderá su asiento a toda costa.

—¡No me grites! Igual no es la primera vez que Kai te aplasta.

Ruki silba. Kai se atraganta con su saliva al reír nervioso. La especialidad de Uruha es la venganza en caliente, Aoi lo sabe, por eso cuando Uruha habla, demasiado bajo y sibilante, Aoi se ha arrepentido unas mil veces por lo que ha dicho.

—Akira está llorando.

—¡Mientes!

—Uh, tal vez…

Pero no es capaz de arriesgarse a que sea verdad y él, en lugar de hacer algo, quedarse a pelear el sofá. Así, con Aoi corriendo en busca del bajista y con más espacio en la manzana de la discordia, Kai sonríe al verse entre Ruki y Uruha…

—La lámpara es genial, ¿no?

 

 

                 Después de media hora de infructuosa búsqueda, Aoi sabe que ha sido burlado exitosamente por Uruha.

«Mejor así», se dice, «mejor así.» Camina a la sala de reuniones porque ir a la de ensayo suena a suicido. Abre la puerta y considera la posibilidad de que Uruha es peor que Kai. Ahí, como helado al sol, Reita dormita desparramado en una silla… Sostiene una servilleta de papel en la mano, así que es probable que Uruha no mintiera al decir que lloraba.

Aoi sonríe con amargura y se sienta en el piso en la espera de que el bajista despierte. Nota hasta entonces la bolsa de regalo que está a punto de caérsele de la otra mano. Se la quita con cuidado y la deja en el suelo.

Él sabe muy bien que el amor nace sin preocupaciones de género, que el corazón simplemente siente y al no poderle cumplir su anhelo más profundo,  observa, esta vez por convicción. Reita no lleva la máscara, no es la primera vez que le ve así, pero Aoi queda irremediablemente encantado con lo adorable y redondita de su nariz. Repara también en los labios resecos y en las pequeñas y delgadas pestañas, y suspira porque Reita es aún más bonito de lo que él lo sabía.

—¿Yuu?

—¿Sí? —Y ahí está otra vez, esos ojos solo para él, adormilados, brillantes y preciosos.

—Perdón por lo que dije la otra vez, estaba enojado.

—Uh, sí, está bien. —No tiene importancia, nunca la tendrá si Reita continúa mirándole así.

—Gracias.

—No, tienes razón: si estoy viejo.

—No creo que lo seas y… —Reita busca la bolsa de regalo y la lleva a sus piernas con absoluta devoción—, yo te agradecía por esto. —En la bolsa hay una caja y en la caja un artilugio extraño, Aoi levanta una ceja para evidenciar su confusión y se arrepiente de inmediato de su falta de mezquindad al no tomar crédito por el regalo porque la decepción es obvia en los ojos de Reita—. ¿No fuiste tú?

—Creo que no, lo siento.

—Ya veo… Bueno, no importa, mira… —Reita le muestra un aro de madera con una red en su interior y, Aoi casi se olvida de respirar, al ver esos ojos inundados en lágrimas al acariciar las plumas que colgaban del aro—. Son de Sora y Osuka.

Aoi abre la boca, quisiera decir algo que de consuelo a Reita pero nada viene a su cabeza, se siente frustrado y aturdido por las enormes ganas que tiene de abrazar al bajista.

—¿Está bien que las tengas? —A él le suena a masoquismo puro, pero entonces Reita sonríe y Aoi nota que sus lágrimas no son de tristeza y respira aliviado.

—Debido a las giras, al trabajo a deshoras, yo no fui capaz de cuidarles como correspondía, pero Sora y Osuka, Keiji también, siempre silbaron y cantaron para mí… Incluso cuando eran aves viejas y empecé a cuidarlas por egoísmo, no me dieron más que amor, así que sí, es perfecto para mí tener un recuerdo de ellas.

Aoi pasa saliva, completamente maravillado por el hombre frente a él.

Había observado por años a Reita y no mentía al decir que fue hechizado día a día por su frescura y su alegría, encantado por su torpeza y por esos ojos puros que destilaban nobleza, sin embargo, Reita todos esos años fue atormentado por remordimientos, por la culpa de no haber estado ahí cuando su abuelo enfermó y murió. Él no podía imaginar cuan duro debía ser vivir con ese peso encima… Cuán terrible podía ser ver a sus ninfas y saber que, su abuelo en su vejez había cuidado de ellas y que, si él no lo hacía bien, estaría fallando monumentalmente.

—Yo creo que lo has hecho bien… La prueba es que las aves son sensibles ante la pérdida de un compañero, pero Keiji está bien gracias a ti.

—Sí…—Esos ojos oscuros que matan, que le llevan y traen, que le devuelven vida. Ah. Aoi recoge sus piernas y oculta su cara sonrojada. —¿Yuu?

—¿Sí?

—Mírame… —Reita se levanta y toma asiento en el piso junto a Aoi—, por favor. —Aoi levanta la cabeza hasta encontrarse cara a cara con Reita y su mansa sonrisa—. Las plumas que solía regalarles no las tienes, ¿o sí? —Niega. Siempre le pareció que era antihigiénico conservar plumas de las mudas de las aves, y aunque las ninfas eran lindas y siempre gustó de jugar con ellas, no encontraba valor en guardar sus plumas. Afortunadamente Kai, o Uruha, habían conservado las suyas para un regalo tan significativo como el de ahora—. Lo sabía. Siempre reprocho a Ruki que esté molestando mostrando fotos y videos de Koron pero no me di cuenta que yo era igual. Pero, ¿sabes…?

—Dime.

—Yutaka me dijo que el regalo era tuyo, y tal vez esto te incomode, pero estaba muy feliz.

—Yo quiero que seas feliz incluso si no es por regalos míos. —La mirada extrañada de Reita le sacude el corazón. Aoi agradece que Kai no recurriera a su insano plan original de conquista pero, reconoce, si gana algo con Reita, quiere que sea por mérito propio.

—Pero no me refiero a los regalos. —Reita ríe porque la manera en la que Aoi se expresa, suena a que le compara con Ruki, y aunque el vocalista es una buena persona, definitivamente no quiere ser como él—. Bueno —intenta nuevamente explicarse—, esto es un atrapasueños, —señala el artilugio—, la creencia es que las pesadillas quedan atrapadas en la red y plumas, pero deja pasar los sueños y visiones positivas. No sé qué tan cierto sea, pero si Sora y Osuka protegen mis sueños, pienso que soy muy afortunado y si ese tipo de regalo me lo da la persona que me gusta, ¿no crees que eso me hará muy feliz?

Dios definitivamente amaba a las superstar.

—¿Bromeas?

—Si te incomoda, entonces sí…

La mirada de Reita le llega hasta el alma, no bromea en absoluto, una sonrisa se desliza por el rostro de Aoi y la respiración de Reita se hace más fuerte producto de sus nervios. Momento de decidir:

—Puedo… —Es como si las puertas del cielo se le hubiesen abierto de golpe porque no le sale la voz, está feliz, tanto que su corazón en cualquier momento saldrá disparado por su boca y morirá—. ¿Puedo tomar tu mano?

Se siente estúpido a proporciones épicas, eso ni los adolescentes lo dicen, sin embargo:

—Sí…

Las mejillas de Reita están tan rojas como las de él. Inspira largamente dejando ir su nerviosismo y cierra los ojos. La sensación de sus dedos entrelazándose, por más simple que sea, llena su corazón de dicha.

»Gracias, Sora; gracias, Osuka, por proteger mi sueño.

Notas finales:

¡A-Y, deja de moverme las jodidas sangrías! No voy a acomodarlas... En fin, que lo de Kai queda a su absoluta imaginación.

¡A L T O! No se vaya sin mandar un msj al 40400 con la palabra "aoita" para que le llegue el libro de Reita hasta la puerta de su casa. Si deja un rw, recibirá dos para regalarle una copia a su mejor amigo. ¡Marque ya!

#NoLookByeBye


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