Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Dragones, Panteras Y Huargos Destinados por Scarlet Secret Rose

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Un hombre de cabello largo recogido en una coleta alta y una marca roja brillante con forma de un rombo en su frente se encontraba sentado en su escritorio ocupándose de unos papeles, su ceño fruncido mostraba su cansancio y un poco su frustración, acomodó los papeles sobre un organizador, paso una mano por su frente intentando acomodar unos cuantos cabellos que se habían soltado de su coleta.

Llevaba 3 años en esa compañía había avanzado rápido en ella, era eficaz, capacitado y entusiasta, cada tarea era elaborada con dedicación y emoción, eso le había valido la simpatía de sus superiores que lo habían apoyado para mejorar su estatus en la compañía, alegando que un recurso tan valioso no podía desperdiciarse, de esa forma le tomo solo dos años y medio llegar a Aquella sección especial de investigación, su sueño, o eso pensaba, desde hacía un par de meses se sentía vacío, algo le faltaba, algo lo llamaba, estuvo a punto de abandonar la empresa, pero no valía la pena botar a la basura tantos años de trabajo.

Un golpe en la puerta lo saco de sus pensamientos.

- Pase, su grave voz resonó en la estancia.

La puerta se abrió dejando ver a otro hombre de cabello corto con traje y bata de laboratorio.

- ¿demoras mucho? Los muchachos ya terminaron, estamos esperándote.
- No, qué pena con ustedes, permíteme coger mi abrigo y ya salgo. 
- Vale, ni demores. Hablo el otro hombre mientras cerraba la puerta tras de sí.

Soltó su cabello para poder recogerlo de forma adecuada y por fin organizar aquellos rebeldes cabellos que se empeñaban en caer por su frente, lo volvió a atar, cogió y se acomodó su larga gabardina, recogió su maletín y salió de la oficina asegurándose de cerrarla con la llave convencional y la de seguridad.

Fuera de mi oficina me esperaban 4 hombres con marcas similares a la mía en la frente, lo único que las diferenciaba era el brillo y el tono rojo en ellas. 
- hombre, sí que te tardas haciendo tus cosas, hablo uno de ellos.

Encogí mis hombros
- ¿nos vamos? O acaso nos van a traer las bebidas y la comida aquí al pasillo de investigación? Mencione con marcada ironía en mi voz
Todos nos reímos y emprendimos camino a los ascensores que nos llevarían fuera del edificio.

Llevábamos varias calles de camino, no nos faltaban muchas para llegar al bar, la noche estaba fría, pero soportable, al menos para nosotros con nuestra resistencia y abrigos, giramos una esquina y debajo de unas cajas de cartón, se escuchaba algo que lloraba de forma suave y un ligero, ligerísimo resplandor azul. Mis compañeros lo ignoraron, pero yo fui incapaz, aquella persona debajo me llamaba, me detuve justo enfrente, en silencio sentía que mi alma pendía de un hilo, me acerque un paso y el murmullo se hizo ligeramente más audible, la voz era aguda.

- J, ¿estás bien? Fran, el hombre pelirrojo que me fue a buscar en mi oficina pregunto, me veía preocupado.

Yo solo lo ignore, avance y retire todas las cajas para encontrarme con un bebé de no más de un par de meses, estaba llorando, temblando y tenía una leve coloración violácea, el chiquillo se estaba congelando.

-déjalo ahí, no es nuestro problema, alguien se hará cargo de él. Otro de los muchachos había hablado.

No es mi problema... Es cierto, no conozco a este bebé, no es mi cachorro, no tiene por qué importarme, pero si, si me importa. Fer me pone una mano en el hombro.

- vámonos viejo, ya tenemos la mesa reservada. 
-vallase ustedes.
- pero J... No alcanzo a continuar, un gruñido gutural salió del fondo de mi ser.

El dio un paso atrás, no suelo mostrar mi naturaleza para exigir mi supremacía, pero, esta vez mi instinto se revelo.

- cogí al cachorro en mis brazos y dejo de llorar, pero seguía temblando, me saque un brazo de la gabardina y lo pegue a mi cuerpo y lo tape en un intento de brindarle calor, el chiquillo estaba envuelto en una manta sucia de la que callo un papel, un registro de nacimiento, el nombre de padre, madre y apellidos estaban tachados, ilegibles junto con sus apellidos, Dimitri, era su nombre.

Mis compañeros estaban helados, yo simplemente me fui ignorándoles, después arreglaría con ellos, mi prioridad ahora era el chiquillo, a pesar de mi alta temperatura no dejaba de temblar.

Paré el primer taxi que encontré en mi camino y le dije que me llevara a la clínica de alta complejidad más cercana, la Vestra, la jefa de urgencias pediátricas me debía un favor.

Llegamos y le di propina al taxista por su premura. Entre cual huracán en la zona de urgencias pediátricas, el vigilante intento detenerme, pero un gruñido amenazante y la figura del niño que seguía temblando lo detuvo.

Pase por la sala de espera como un vendaval y me dirigí al consultorio de Lena, lo abrí de una patada.

- ¡Que putas te pasa J! Lena se levantó furiosa de su asiento siseando con su bífida lengua violeta y larga asomándose de su boca. 
- atiéndelo.
- eh? La orden la descoloco, ¿a quién? Agrego más calmada.
Abrí mi gabardina mostrando a mi bebé... Mi bebé... El pensamiento me dejo helado, no era momento de divagar.
-atiéndelo, insistí.
Ella estiro los brazos acercándose a mí para cogerlo, yo gruñí en forma de advertencia.
- si no me lo das pedazo de idiota, no poder atenderlo.
Volví a gruñir.
-como quieras, ponlo en la camilla, asegúrate que este quieto.

Apenas lo alejé de mi pecho empezó a llorar otra vez, lo deje en la camilla, me senté su lado, fui incapaz de dejarlo lejos de mí. El chiquillo pugnaba por acercarse a mí, se revolvía en la camilla tratando de acercarse a mí en medio de su llanto. 
Apoye la palma de mi mano en su mejilla y me incline hacia él. 
-calma, le dije de forma suave. El efecto fue mágico de inmediato se recostó en mi palma, buscando mi calor y se quedó callado y quieto, en lo posible, pues seguía temblando.

Lena le examinó el pecho, su respiración y latidos, le tomo la temperatura, él se notaba molesto por su toque, ella de inmediato saco un catéter y se dispuso a canalizarlo, yo gruñí en advertencia, ella solo me miro mal.

Cuando la diminuta aguja entro en su cuerpo el chiquillo se lanzó a llorar por el dolor y de mi pecho salió un gruñido gutural. Lena salto sorprendida.

-Por mas alfa que seas, no me intimidas, el niño está entrando en hipotermia y esta desnutrido. Si no hago esto, morirá.

El simple pensamiento me aterro.

Lena conecto el catéter a una bolsa de suero y le puso una manta con regulación de temperatura.

- ya puedes cargarlo, pero asegúrate que la vía no se obstruya y siga pasando el líquido. 
-gracias Lena. 
- es mi trabajo... Ahora si cuéntame, cuál es tu historia, se nota que no es tu cachorro, ¿debo llamar a servicios sociales?
Le conté todo lo que había pasado, incluso como se descontrolaba mi instinto. 
Ella solo asintió pensativa, saco una aguja y un par de tubos para muestras de sangre.
-bueno, es mi deber llamar a servicios sociales, la situación es anormal, un alfa no puede cuidar solo a un cachorro omega y lo sabes. Yo asentí con miedo. Pero permíteme hacer un par de exámenes antes de cualquier cosa, necesito saber su animal, descartar otras enfermedades y quiero averiguar algo a ver si puedo ayudarte, tonto alfa. Así que descúbrele el brazo al niño y hazlo tu también.
Yo solo gruñí por lo bajo.
Cállate y no me obligues a sacar la botella y echarte agua minino.

El chiquillo ya había entrado un poco en calor, le saque un bracito de la manta y se lo estiré, se quejó un poco pero no me lo impidió, Lena tomó la aguja y la clavó con suavidad en su pequeño bracito retirando la sangre que requería, él abrió sus llorosos ojos por primera vez y su color violeta me dejaron extasiados, pero al mismo tiempo me quebraron el corazón, mis colmillos salieron y se los desenfundé a Lena. Ella cogió una botella de agua con aspersor que había en la mesa y me roció la cara, yo bufé y miré hacia mi bebé algo avergonzado.

Yo estiré mi brazo, ella recogió mi camisa e intentó sacarme sangre, pero la aguja se rompió al tocar mi piel, mis escamas salieron a la luz, ella siseó frustrada, fue a un gabinete y sacó unas agujas más gruesas, largas y fuertes, especiales para penetrar mi piel sin que las escamas aparecieran, con aquella aguja procedió a sacarme sangre, yo simplemente miré al bebé en mi regazo que había perdido aquella preocupante coloración violácea dándole paso a una piel algo pálida, pero menos preocupante.

- Tienes que ponerle algo. Mencionó Lena mientras llamaba a una enfermera por mensajes internos. Ella apareció, me miró con algo de temor y extrañada por el bebé en mis brazos, yo le lancé una mirada de advertencia, ella recogió las muestras y salió como alma que persigue el diablo.

- ¿A que te refieres lena?

- ¿Eres idiota o te haces J? tienes a un bebé desnudo en tus brazos, solo envuelto en una manta térmica, necesita pañales y ropa, ¡joder hombre! ¡estamos en invierno!.

- No lo había notado.

- Alfa idiota, entrégalo a servicios sociales, ellos podrán cuidar de el de forma adecuada, un omega debe ser atendido con muchos mimos y cuidado, ser tiernos con cachorros que no son nuestros no está en nuestra forma de ser.

- Él es mío y nadie me lo va a quitar, rugí.

Los dos nos quedamos helados ante mi declaración, aquí había algo raro. Nos quedamos callados por un tiempo, Dimitri se quedó dormido en mis brazos y yo ya me estaba empezando a adormilar por el calor que la manta nos desprendía a los dos.

Lena salió del consultorio y yo me quedé en mi lugar. Al poco tiempo ella regresó, llevaba consigo una pañalera.

- Lo tenemos aquí en caso de que nos llegue un omega abandonado, tómalo, todo es para él.

- Gracias Lena, no sé cómo podré pagarte todo esto.

- No te preocupes, el favor que te debía era jodidamente grande, aun con todo esto todavía me siento en deuda contigo.

Me levanté de la silla y puse a Dimitri en la camilla, estaba seguro que debía ponerle un pañal para evitar cualquier accidente. Con toda la seguridad que tenía abrí la pañalera y saqué un pañal Lena me miraba expectante y un tanto sorprendida por mi seguridad... y no supe que más hacer.

- Lena... ¿por favor me enseñas a ponerle esta cosa a Dimitri?

- Con gusto cariño, dijo ella entre carcajadas.

Me quitó el pañal entre mis manos y apenas tocó a Dimitri, él se lanzó a llorar de nuevo, yo la miré mal y ella solo me sacó la lengua. De alguna forma, se las apañó para ponerle el pañal y enseñarme a mí en el proceso como hacerlo, que echarle y en qué orden, todo estaba en la pañalera.

- Gracias Lena, sin ti, creo que me hubiese muerto antes de lograr ponerle algo de la forma adecuada.

- No agradezcas, fue todo un placer ver tu cara de "no sé qué carajos estoy haciendo" creo que soy una de las poca personas en el mundo que la ha visto.

- No me abochornes en frente de Dimitri. No seas mala, pequeña serpiente.

Le puse la ropa a Dimitri, no era más que un enterizo de básico blanco con tela térmica. Él se comportó conmigo de la mejor forma, no se revolvía ni se agitaba, solo se dejaba ser. Tuvimos que desconectar la vía mientras lo vestía para evitar que nos enredásemos, lo jalara y le hiciese daño.

La enfermera entró al consultorio con la hoja de los exámenes y se los entregó a Lena para después salir despavorida... creo que antes la espanté, ella leyó la que menos cosas decía y me dio un zape

- Auch ¿eso por que fue?, refunfuñe mientras me pasaba la mano por la nuca tratando de aliviar el ardor.

- No abuses de los supresores, alfa idiota.

- Tengo dos seres en mi interior, no tengo tiempo para calmar el celo de los dos y mucho menos un omega que me ayude con ello, si no los utilizo sería aún más intratable de lo que ya soy.

- Idiota. Murmuró para leer la segunda hoja, la de Dimitri. Su gesto se endureció

- ¿Qué paso?

Ella seguía sin contestarme.

- Lena, maldita sea, contéstame, ¿es tan grave que no me quieres decir?, ¡mierda Lena!

Ella me ignoró olímpicamente y llamó a alguien por su teléfono, para después salir de la oficina y cerrarla desde afuera. Dimitri se removía inquieto entre mis brazos, mis feromonas de molestia le estaban afectando, me obligue a mi mismo a sentarme y calmar al menos mi olor.

Pasó media hora hasta que escuche unas llaves moviéndose en la cerradura. Yo me levanté a la defensiva, ocultando a Dimitri en mi pecho, desenfundando mis colmillos y garras. Lena entró con alguien con pinta de trabajador social y otro de policía. Y yo me dispuse a lo necesario para que no lo alejaran de mí, por un segundo estuve tentado a dejar salir a Vania y destrozar todo a mí alrededor, pero me contuve.

- Felicidades ya tienes omega. Dijo Lena con una cara un tanto molesta en su cara.

- ¿qué? ¿quién? La miraba confundido, había ya al menos enfundado de nuevo mis garras, los colmillos permanecían afuera por precaución.

- Es Dimitri, alfa idiota.

- Pero como él es un bebé, no lo he marcado.

- Es tu destinado... 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).