Lo encontré mientras jugaba en la playa con unos amigos. Era una criatura diminuta que caía en la palma de mi mano. Tenía cola de pez, pero torso y rostro humano. Sus escamas verdes brillaban al verse en contacto con el sol. La extraña criatura yacía durmiendo en mi palma, quizás la falta de agua lo tenía al borde de la muerte. Sin decirle nada a nadie, partí a casa donde ahora me encuentro.
Desde hace un tiempo que tengo una pecera, como vivo en una ciudad costera, no es raro querer quedarse con algunas presas y admirarlas un tiempo hasta decidir qué hacer con ellas, pero este casi es diferente. Esta criatura es bella, tanto así que sólo yo quiero admirarla, no quiero mostrarle al mundo esto que he encontrado. Estoy en mi derecho de ser egoísta, con 12 años cualquiera todavía puede comportarse algo infantil a veces. Incluso si significa descubrir algún hallazgo científico y que de todos modos decidas esconderlo del mundo.
Pasan las horas, el animalejo no se ha movido desde que lo encontré en la arena, ¿Estará muerto? ¿Habrá sido muy tarde para cuando lo hallé?
Quedo mirando fijamente la pecera, esperando alguna señal de vida o cualquier movimiento, pero nada. El animal tuvo que perecer desde muchos antes de haber tenido nuestro primer contacto. No tiene caso que continúe teniéndolo aquí si nunca abrirá sus ojos.
Meto mi mano en la pecera para sacar al animal y me pega el susto de mi vida: Al tocarlo, la criatura se aferra a mi mano, intenta escalar por mi brazo, aunque termina fallando apenas se resbala en la parte de mi muñeca. Él nunca estuvo muerto o inconsciente, buscaba la manera de salir de la arena y volver al mar. Ya han pasado horas desde que lo encontré, es de noche afuera, no puedo salir tan tarde, aunque tampoco tengo deseos de regresarlo al mar. Como dije antes, es la cosa más hermosa que he visto, su cabello de un verde oscuro oscilando por culpa del agua. Sus brillantes escamas de un verde más claro y su hermosa cola tan blanda. Si decido devolverlo al mar, jamás volvería a verlo. Quiero admirarlo día y noche, este tritón que tengo en casa… Lo quiero para mí y sólo para mí.
- ¡Oh, Katsuki! – Mi madre llega tarde a casa debido a su trabajo, papá tampoco ha llegado, pero quizás tampoco tarde en regresar. - ¿Encontraste algo que meter en tu pecera? ¡Déjame ver! – Si ella lo ve…
- ¡No, no puedes verlo! – Me coloco entre mi madre y la pecera, espero que entienda el mensaje: “Aléjate”.
- Boo~ Que hijo tan egoísta he criado. Tarde o temprano tendrás que dejar sola la pecera, Katsuki. ¡Mamá es incapaz de rendirse! – Guiñó su ojo izquierdo. Está tratando de provocarme.
- ¡Maldita, vieja!
De una forma casi inhumana, soy capaz de cargar la pecera para llevarla a mi cuarto, donde apenas entro pongo el pestillo para que nadie pueda entrar.
Sitúo la pecera en una esquina de mi habitación, justo un lugar donde la luz de la luna pueda darle al tritón, cuyas escamas parecen diamantes al entrar en contacto con el brillo. Se ve más hermoso de noche que de día.
- ¿Debería ponerte un nombre?
Digo mientras miro la pecera, la criatura parece entender y niega reiteradas veces con su cabeza, como queriéndome decir que darle un nombre es innecesario. A estas alturas, poco y nada me sorprendería el hecho de que esta cosa tenga padres que le hayan dado un nombre.
- ¿Cuál es tu nombre?
El pequeño tritón se mueve por la pecera, toma las piedras a su alrededor y comienza a escribir con ayuda de ellas. No tarda mucho en acabar su hazaña: “Midoriya Izuku”. Me impresiona el hecho de que sepa escribir en japonés y en Kanji. Creí que tendría algún tipo de lenguaje extraño incomprensible para el humano común. Bueno, en primer lugar, él ya es una criatura incomprensible para el humano común, él es un ser mitológico que sólo había leído en revistas o visto en documentales.
- ¿Por qué estabas durmiendo en la arena? ¿No se supone que necesitas agua para sobrevivir? Alejarte tanto del mar fue estúpido de tu parte, ¿No crees? – Pensé un momento sobre el comentario que acabo de hacer. - ¿Eres algo así como un inútil en lo que respecta calcular distancias?
Mirándome con esos ojos de color esmeralda, el tritón tomó una coloración roja en su rostro, es obvio que está avergonzado por lo que dije, eso quiere decir que di en el clavo. Es un inútil, quizás en muchas otras cosas también.
- Deku. – No tengo mayores inconvenientes en darle este apodo, pienso que le va mejor, si es incapaz de lograr cosas o seguir reglas, es un sobrenombre que le va bien.
Su cola se movió enérgicamente cuando escuchó eso. ¿Está enojado?
Da un fuerte brinco para salir a la superficie y lanzarme agua utilizando su cola para ello.
- ¡Eres un…! – Vuelvo a meter mi mano para intentar agarrarlo, pero él ágilmente es capaz de esquivarme, sin mencionar que tampoco es fácil tomar algo que tiene un cuerpo tan resbaladizo como el de un pez común. - ¡Muere, maldito! – Me estoy enojando con este bastardo. Se está burlando de mí. - ¡Si te pongo una mano encima te asaré en la parrilla! ¡Maldito, Deku!
Paró en seco de moverse, ahí fue cuando encontré la oportunidad de tomarlo. Lo saqué del agua y le miré un segundo. Él temblaba, de sus ojos caían pequeñas lágrimas. Quizás me pasé un poco con mis comentarios. Lo asusté por culpa de mi carácter.
Volví a meterlo en la pecera.
- Lo siento… - Odio tener que disculparme por esa rabieta, pero él comenzó siendo agresivo cuando yo solamente le di otro nombre. – Estaba bromeando con eso de comerte, probablemente sepas horrible.
Siento que con cada comentario meto más la pata. Hice sentir mal a Deku y ahora no para de llorar. Si las sirenas tienen autoestima al igual que los humanos, supongo que el suyo está más abajo del mismo mar. ¿Qué debería decirle para hacerlo sentir mejor?
- ¿Quieres que te devuelva al mar? – No tengo muchas cosas que decirle.
Niega con la cabeza.
- ¿Quieres quedarte conmigo?
Él asiente de forma frenética.
- ¿Por qué? – Me pica la curiosidad de saber por qué no querría volver.
- Porque no quiero que otro humano me encuentre. ¡Quiero ser el tritón de Kacchan! – El burbujeo del agua distorsiona su voz, sin embargo, se oye claramente el mensaje. Y también me llama de la misma forma que los chicos con los cuales jugué esta tarde. – Kacchan no quiere que nadie más me vea. Significa que estoy seguro aquí. – En realidad, es porque soy egoísta. – Quiero quedarme contigo, Kacchan.
- Sabes que si te quedas conmigo te mantendré como un prisionero, ¿Cierto? No podrás ver nunca más a tu familia ni a tus amigos.
- De donde yo vengo, todos descendemos de una única madre y un único padre, quienes nos gobiernan y enseñan bajo su tutela. Allá somos seres individualistas, que sólo recorremos los mares para atraer incautos humanos hacia la muerte con nuestro canto y belleza. – Esto es igual que ciertos documentales sobre mitología. – Ahora que yo soy tu prisionero, quiero quedarme contigo, porque te preocupaste por mí y no quisiste mostrarme ante nadie. ¡Déjame quedarme a tu lado, Kacchan!
No importa qué excusa le dé, él quiere quedarse conmigo. Tampoco creo que yo quiera entregarlo con lo bello que es. Quedármelo para mí por el resto de mi vida es el mejor regalo que la existencia y el destino pudieron darme. Tengo mi propio tritón, mi propio y bello prisionero acuático.
- Desde ahora eres todo mío… Deku.