Se miró en el espejo mientras terminaba de abrochar elegante blusa en color negro, acomodó su cabello de color rojo vibrante y respiró como intentando de tomar energías.
-¿Segura que no quieres que te acompañe? – Erika, respiró de nuevo, se acomodó el cabello y después volteó para mirar a su novia, una chica alta, de cabello negro y piel extremadamente blanca, también vestida de negro, como por si de último momento convencía a su pareja de ir juntas, Erika tomó la mano de Alba y le sonrió de forma algo triste, por eso la otra se sintió mal de haberlo preguntado
Erika miraba la lápida del cementerio, ya había recibido muchos abrazos y disculpas de gente que ella no reconocía y seguramente tampoco la recordaban a ella, le habían dado el lugar donde seguirán con todo el proceso, rezar y esas cosas, no era que a ella no le importara, más bien no lo entendía del todo, ¿la habían invitado por compromiso? La verdad era que la iglesia, el restó de su familia, nunca la habían visto bien, además si es que existía Dios, seguramente ya había pasado al cielo a su mamá y justo ahora se encontraban hablando de gatos, galletas y ese tipos de cosas; tal vez, justo ahora su mamá, ya se había encontrado con su amado esposo, el papá de Erika había muerto algunos años atrás.
-¿Señorita Erika?- escuchó a sus espaldas y no por eso se giró
-¿y usted es?- preguntó con desagrado. Erika no lo vio pero el hombre tras ella le extendía la mano como para saludarla o como para entregarle su tarjeta
-El abogado de sus padres- solo entonces consiguió la atención de la chica en enseguida tomó la tarjeta – tal vez sea un mal momento pero es preciso el que mañana se haga la lectura del testamento de sus padres, además, su mamá ha dejado una carta especialmente privada para usted
-y a ¿qué hora se supone que tiene que ser esto?
-Al medio día, por favor.
-No pensaba quedarme después del entierro- decía por teléfono Erika a su novia- pero ni si quiera yo sabía esto del testamento
-Te puedo alcanzar-contestó Alba- hoy mismo saldré y estaré ahí mismo mañana, dime en que hotel estas- Erika suspiro, el suspiro molesto que Alba ya conocía y que identificaba como el momento para dejar de insistir- entiendo- dijo- mantenme al pendiente, quieres.
-te amo- le dijo Erika, como arrepentida y fue suficiente para que Alba sonriera de nuevo.
La oficina del abogado era Elegante, grande, justo como se la esperaba, realmente no le sorprendió.
Los padres de Erika habían sido “bendecidos” como decía su madre, con empleos increíbles, ambos neurocirujanos con especialidades de esas que al escucharles la mayoría dicen solo algo como “ohhh, increíble” pero que a ella nunca le había interesado porque sus “increíbles carreras” mantuvieron siempre lejos a sus padres de ella.
Esperaba ver a más personas en la oficina, sin embargo solo estaba ella y el abogado
-bueno, dijo que tenía una carta de mamá, me la puede dar? Tengo que regresar rápido a casa o mi novia comenzara a llamarme sin parar
-en realidad, señorita, lo que dejo escrito la señora es primero dar lectura al testamento para posteriormente poderle entregar la carta
-lectura al testamento? Por favor, mi padre le dejo todo a mi mamá, y mi mamá nunca iría contra los deseos de mi padre así que seguro todo esta donado a la beneficencia o algo, no me haga perder el tiempo- aun así como si ni siquiera la hubiera escuchado el abogado comenzó a dar lectura al famoso testamento, en el que a pesar de su sorpresa Erika era la única heredera, sin embargo para que la fortuna pasara a sus manos debía estar casada…con un hombre
-que estupidez- casi gritó enfadada Erika aun sabiendo que el abogado no tenía nada que ver con ello- eso no va a pasar, mi padre lo sabía, así que es lo mismo a no dejarme en herencia nada, como sea no quiero nada de mis padres- dijo finalmente y se levantó tomando su bolso lista para irse
-señorita- la retuvo el hombre y ella solamente volteo para verlo por curiosidad- la carta de su madre- ella la tomo por compromiso pero igual salió de la oficina
--Estoy en casa- dijo cansada Erika al llegar, enseguida Alba salió de la cocina para recibirla con un abrazo amoroso y un beso que en realidad no fue del todo correspondido
- ¿estás bien?- preguntó preocupada
-mis padres y sus estupideces- dijo dolida tratando de sonar severa- creo que su último deseo era que supiera que no me dejarían nada, como si eso me fuera a poner triste-completo sonando realmente triste. Alba la abrazo y beso su frente con amor
-ve a dejar tus cosas, yo te preparare el baño
-Gracias- contesto y le dio un pequeño beso en los labios.
En la recamara Erika dejó su maleta se sentó en la cama, miró su celular y vio que el abogado había dejado un mensaje, ni siquiera lo abrió así que solo arrojo el celular, de pronto recordó la carta y la saco, ya arrugada, de su bolso. Dudo unos segundos y finalmente la abrió, sin embargo justo en ese momento Alba le llamó
-Amor, ya se encuentra el baño listo-
-gracias, iré en un momento
-está bien, comenzare con la cena
Erika entro al baño sin colocar el seguro, dejo la carta en el mueble del lavabo y se retiró con cuidado el vestido negro que usaba, acarició un poco su piel y con cuidado entro a la tina, mojo su cuerpo y su cabello como buscando calor, calor a un frio que no estaba en su piel, se estiro un poco y tomo la carta, comenzó a leerla y de a poco las lágrimas comenzaron a bajar por su rostro; su madre firmaba con un “te amo”, eso fue suficiente para que las lágrimas se trasformaran en un llanto doloroso desgarrado, Alba llegó hasta su amada y enseguida la abrazó y aunque nunca le contestó que le pasaba, mirar de forma rápida la carta fue suficiente para entenderlo, y por un momento Alba odio a la madre de Erika, ¿Como es que sus ultmas palabras fueron que la amaba si al final nunca la apoyo?.