BIP... BIP... BIP... BIP
Isaka Ryuichiro se levantó temprano para hacer el desayuno. Había madrugado más de lo normal en él y en ese momento se quería morir.
No puede ser... ¿En qué clase de lío me he metido? Es tu culpa, Kaoru.
Estaba hablando con su pareja, Asahina Kaoru. Después de muchos años de relación y algunos errores y malentendidos de por medio, habían decidido dar el paso y vivir juntos. Pero antes, debían pasar una prueba.
Yo y mi gran boca. Ya tenía razón mi madre cuando decía que calladito estaba más guapo...
Y es que, con el carácter que se gastaba nuestro Ryuichiro, no se le ocurrió mejor idea que proponerle a Kaoru un tonto jueguecito de enamorados, con la esperanza de cambiar la siempre inalterable expresión de su cara. Dios, es que Asahina Kaoru era tan expresivo que a veces sacaba de quicio a Ryuichiro...
-Flashback-
-¿Por qué no nos mudamos juntos?
-Pero... Tú eras el que se oponía siempre...
-Es que me he dado cuenta de algo... Quiero estar contigo a todas horas...
-No me molestaría mudarme contigo...
-Eso me hace feliz. Haré preparaciones para la mudanza.
-¡Haz el favor de ser más expresivo! ¡Ponte algo feliz al menos!
-De acuerdo. Te amo, Ryuichiro-sama.
-Oh... -Ryuichiro enrojeció al momento. -Olvídalo. Prefiero que te comportes como siempre...
-Ryuichiro, ¿en qué quedamos? ¿Cómo quieres que me comporte? Sabes que haré cualquier cosa que me pidas... Siempre que sea legal. -Asahina siempre conseguía desarmar a Isaka. Siempre iba un paso -o tres- por delante de él...
-¡Quiero que te pongas en mi lugar!
-Con gusto lo haré, Ryuichiro-sama, pero... ¿Tú serías capaz de hacer lo mismo? -Asahina encendió la mecha. Isaka iba enfadándose, acumulando rabia...
3, 2, 1... Y explotó.
-¡Soy perfectamente capaz de ponerme en tu lugar!
-¿Sí? Entonces, Ryuichiro-sama, hagamos una cosa... ¿Qué tal si te pones en mi lugar durante una semana... Y yo hago lo mismo?
-¿Cómo que me ponga en tu lugar? ¿A qué te refieres?
-A que actúes como yo... Y yo actuaré como tú...
-Pero... ¿En todos los aspectos? -Isaka estaba asustado pero lo escondía.
-En el aspecto sexual no será necesario... Si no quieres. -Ryuichiro estaba sonrojado como un tomate maduro y ardiendo de rabia. Asahina en cambio, mostraba una sonrisita de suficiencia.
-¡De acuerdo! Pero que sea una apuesta, que haya premio... ¡Y yo voy a ganar! -Dijo Isaka convencido, como el niño pequeño que nunca dejó de ser.
-El premio será... ¿Qué tal si el ganador le pide al otro lo que quiera? Incluso en el aspecto sexual... -Maldita sea, Asahina lo había vuelto a ganar. ¿Por qué era tan difícil alterarlo?
-A-sa-hi-naaa... ¡Te ganaré! -Masculló Isaka entre dientes y frunciendo el ceño. No hacía falta mucho para sacarlo de sus casillas... Y Asahina Kaoru siempre lo conseguía.
-Pues, sellemos la apuesta...
-¿Cómo lo hacemos?
-Vamos a la cama, Ryuichiro-sama...
-Final del flashback-
No debió haber aceptado. Ahora le tocaba madrugar, preparar el desayuno, y hacerlo bien, además.
Ningún problema. Por suerte, y pese a su fama de inútil, Ryuichiro era un hombre que se desenvolvía bastante bien en las tareas del hogar, incluída la cocina. El problema era que le gustaba dormir, que alguien no lo había dejado dormir lo suficiente, necesitaba un baño caliente y había tenido que conformarse con una ducha fría y en definitiva... No podía moverse bien...
Así que andando como los patos, congelado y medio muerto de sueño, pero espabiló y en poco tiempo ya tenía listo un perfecto desayuno japonés.
Al terminar de prepararlo, se dirigió al cuarto de baño de la casa, sabía lo que encontraría allí.
Asahina Kaoru medio acostado dentro de la bañera de agua caliente, con los ojos cerrados y el rostro relajado (aunque estaba conteniendo la risa).
Con una mezcla de envidia y fastidio, Ryuichiro se acercó a la bañera con decisión y quitó el tapón del desagüe.
-Despierta.
Asahina hizo como que se desperezaba y se dirigió desnudo hacia el armario donde guardaban las toallas, llenándolo todo de agua a su paso.
-Isaka... Sécame.
Esto es una venganza, claramente.
Isaka sacó una toalla blanca del armario, y se la lanzó a Asahina a la cabeza con expresión fastidiada. Éste último se la quitó de encima para anudársela a la cintura, y sin perder la compostura, preguntó:
-¿No se supone que es tu trabajo cuidar de mí? -Isaka tenía el contraataque perfecto. Recordaba perfectamente las palabras que le dirigió Asahina hacía más de diez años...
¿No quieres jugar, Asahina Kaoru? Con Isaka Ryuichiro no se juega...
-No es necesario hacer tantas cosas por un tipo de 35 años. Si quieres alguien que cuide de ti, contrata una sirvienta o cásate.
Asahina sonrió casi imperceptiblemente al reconocer esas frases. El también recordaba lo que seguía... Así que le siguió el juego.
-Si tú te casas, yo también lo haré.
-¡Yo no me casaré hasta que tú lo hagas!
-¿Por qué? -El estúpido jueguecito continuaba.
-Pues porque... De todas formas, deja de pedirme cosas que puedes hacer por ti mismo. Ahora vamos a la editorial, esta semana hay una reunión y asistirás tú... -Decia Ryu con expresión malévola. Sería el sirviente de Asahina durante toda la semana, pero podría librarse de las juntas de Marukawa. Kaoru, mientras oía a Ryu, había enchufado el secador de pelo y ya empezaba a vestirse.
Serás el jefazo esta semana, y yo tu secretario. Y tenemos junta en un par de días... ¡Correrá la sangre!
La semana prometía ser muy interesante...