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El Gran Hotel por Andysenpai

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Notas del fanfic:

Hola a todos J


Gracias por darme esta oportunidad con el fic. Primero que todo, cabe destacar que este fic está inspirado en la serie con el mismo nombre, sin embargo, hay unas modificaciones en cuanto a la trama, para darle más originalidad a la historia. Esta historia es un Omegaverse (mi primer Omegaverse para seros sincera) y pues cuenta con donceles. La Autoría de los personajes son de  Shungiku Nakamura. Sin más, os dejo con este capítulo 1

Era una calurosa mañana de verano. Un joven azabache se disponía a levantarse de su cama con algo de dificultad. Había asistido al bar que solía frecuentar la noche anterior, con lo cual, había regresado a su casa en el alba. Con un poco de pereza, el ojimiel se incorporó y se frotó los ojos con brusquedad mientras apagaba la molesta alarma que le había despertado.


-Joder, a este paso no me quedará energía para ir a la fiesta de esta noche- dijo mientras se intentaba acomodar un poco su alborotado cabello.


-¡MASAMUNE!- exclamó su madre desde la cocina de la casa.


-Dígame madre- respondió el ojimiel mientras se dirigía a la cocina de su casa.


El azabache caminó por el pasillo que estaba vuelto un desastre. La noche anterior, el ojimiel estaba tan borracho que tumbó algunos portarretratos que estaban en la cómoda, por lo cual estaban todos esparcidos en el piso. Hacía más de un año que el joven había vuelto a casa de su madre, ya que su pequeño hermano menor había conseguido trabajo en el Gran Hotel, un recinto que quedaba a las afueras de Kyoto y que tenía fama de ser uno de los hoteles más prestigiosos, con lo cual no podía pagar por si solo el alquiler de la casa en la que vivía con su hermano menor. Cuando por fin llegó a la cocina, su madre lo estaba mirando con una expresión algo melancólica y seria.


-Masamune, hijo, por favor siéntate en esa silla- dijo la ojiverde con una pequeña sonrisa falsa.


-¿Pasa algo, madre? No se ve muy bien- respondió el azabache algo preocupado. Su madre no solía ponerse en ese estado de ánimo. Sabía que su madre no estaba bien.


- Es sobre Misaki, hijo. No ha respondido mis cartas hace ya un mes. Me preocupa que le haya pasado algo-respondía la madre mientras se sentaba en la silla que quedaba en frente a la de Masamune.


-Madre, de seguro es por el trabajo en el Gran Hotel, los dos sabemos que es un trabajo muy demandante para Misaki. Posiblemente haya algún evento en el hotel que no le permita tener tiempo para responderle sus cartas- intentó calmarla el ojimiel.


-No lo creo hijo. Sabes cómo es Misaki. Él nunca ha dejado de responder mis cartas desde que entró a ese hotel. Me preocupa mucho. ¿No podrías ir a buscarle? - preguntó su madre algo preocupada.


-Está bien madre, pero solo espero que Misaki no me regañe por irle a buscar en el trabajo. No quiero que tenga problemas con la dueña del hotel. - respondió el joven algo burlón.


-No creo que sea eso, de todas formas, podrías hacerte pasar por su esposo o algo- rió un poco la señora.


Al cabo de terminar su desayuno, el azabache regresó a su habitación y se dispuso a preparar su equipaje. Tomó 2 camisas y un viejo jean algo gastado, junto con unos boxers y los empacó en una maleta. Sabía que no se iba a demorar mucho en ese pueblo, solo era cuestión de ver a su hermano y pedirle que le respondiera lo más pronto que le fuese posible a su madre. No le gustaba ver a su madre preocupada y más, después de la muerte de su padre. Fue algo que la marcó demasiado y sabía que su madre no quería perder a otro ser querido.


Al terminar de empacar su equipaje se dispuso a despedirse de su madre y posteriormente salió de su hogar. Fue hacia la estación de trenes y compró el billete más barato para Ohara, el pueblo en el que se situaba el hotel donde trabajaba su hermano. El plan del azabache era hablar con su hermano y partir de nuevo a Kyoto en el primer tren del día siguiente. Cuando entró en el tren que le llevaría a su destino, se hizo en un asiento al lado de la ventana. Había pasado demasiado tiempo sin que el ojimiel volviese a viajar en tren. Un sentimiento de Melancolía y nostalgia se apoderó de él. La última vez que recordaba haber viajo en un tren, fue con uno de sus exnovios, un chico pelirrojo con el que había salido una que otra vez, pero que le terminó engañando y culpando de un asesinato que el azabache jamás cometió.


Cuando llegaron a su destino, el conductor del tren les pidió a los pasajeros de forma amable que bajaran del tren. Masamune sumergido en sus pensamientos, pegó un brincó al escuchar la ronca voz del conductor. Tomó apresuradamente su equipaje y salió del tren. Fue a la taquilla y le pidió al encargado que le dijese la forma en la que podría llegar al hotel desde la estación.


-Debe hablar con ese hombre que ve allí- señaló a un hombre mayor, de aproximadamente 70 años y que vestía de una forma muy elegante. - Él le podrá ayudar- añadió el encargado.


-Muchas gracias-respondió el joven de forma educada y se dirigió al hombre de cabellos plateados.


-Buenos días señor- Dijo Masamune mientras hacía una reverencia. - Quisiera saber la forma de ir al Gran Hotel- añadió el azabache.


-Buenos días joven. Claro, sería un gusto para mí, llevarle en mi auto. Dígame, se va a postular como nuevo camarero del hotel. Comentó el hombre con cabellera blanca como la nieve con una sonrisa.


-No precisamente señor, vengo a buscar a mi hermano menor. Él es camarero del hotel y es en el encargado del piso-sonrió el ojimiel.


El mayor le sonrió y le guio hasta el automóvil. El azabache se sentó en el puesto del copiloto mientras contemplaba los prados, llenos de cosechas de arroz. Era un ambiente precioso, ya entendía el por qué Misaki se fue a un pueblo tan alejado de todo. Era un sitio aparentemente tranquilo y se sentía sienta calma en el ambiente. A pesar de no ser un pueblo demasiado grande, era un sitio donde el sosiego estaba presente. Era mucho mejor que Kyoto, tanto así que al ojimiel se le pasó la idea de llevar a su madre a Ohara y así darle una vida más tranquila.


No pasó mucho tiempo para que llegaran al hotel. El azabache se bajó del auto, le dio unas monedas al señor, sin embargo, este le rechazó el gesto y le dijo que no se preocupara, que buscara a su hermano. El ojimiel se despidió con una seña y vio el colosal hotel. Era una mansión que conservaba muchas características de la época Edo en Japón. Veía como los empleados salían y entraban en el hotel. Salió de sus pensamientos cuando se percató que un joven (de la misma contextura que su pequeño hermano) entraba en el hotel.


-¡MISAKI! Espera- gritó el azabache sin éxito. Con lo que se dispuso a seguirle y escabullirse en el interior del hotel.


Por dentro, el hotel seguía pareciendo colosal. Estaban los empleados llevando y poniendo comida en la bandeja de los comensales. Se veía un poco agotador ese trabajo. Aún no cabía en su cabeza, el por qué Misaki decidió trabajar en algo como aquello.


-Disculpe señor, pero usted no puede ingresar por aquí- comentó un joven con buen porte, ojos azules y cabellos azulados.


-Perdone la intromisión, pero estoy buscando a alguien- comentó el azabache algo intimidado.


-Pero le reitero que este sitio solo es para el personal del hotel. ¿Puedo saber a quién busca? Tal vez pueda ayudarle-contestó el ojiazul de forma amable.


-Estoy buscando a Misaki, Misaki Takahashi-comentó el ojimiel.


-¿M-Misaki?- preguntó el peliazul algo nervioso.


-Sí, soy su hermano, ¿ocurre algo? -preguntó el azabache levantando una ceja.


-Disculpe señor, pero el joven Takahashi ya no trabaja en el hotel desde hace un mes aproximadamente-respondió el joven.- Al parecer le encontraron robando las pertenencias de un huésped y la señora Aikawa decidió despedirle-añadió el joven.


-No, espere. Eso es imposible. Misaki no se ha comunicado con nosotros desde hace un mes. Si le hubiesen despedido, él habría vuelto a su casa-comentó el azabache algo furioso. No podría creer lo que le estaban diciendo. Era imposible que su pequeño hermano se haya ido del hotel así de la nada y no hubiese avisado si quiera.


-Perdone señor, pero es en todo lo que le puedo colaborar-comentó el ojiazul dando una pequeña reverencia. En ese momento, una dama mayor los interrumpió de forma repentina.


-Oh usted debe ser el candidato que estábamos esperando para mesero-comentó la señora con un gesto de amabilidad.


-No espere señora-intentó explicarse el ojiazul pero el azabache lo interrumpió


-Así es señora, mi nombre es Takano Masamune y vine a postularme como mesero- se reverenció el joven.


-Me sorprende joven Takano, y cuénteme, ¿ya había tenido experiencia como camarero anteriormente? -preguntó la señora.


-Claro que sí señora, ya he trabajo como camarero, para una familia importante- Mintió el ojimiel. Su plan era quedarse con el puesto y así averiguar el paradero de su hermano menor.


-No se diga más-respondió la señora. -Por favor Nowaki, guía a este joven a tu habitación y dale un uniforme. Desde hoy empieza a trabajar el señor Takano-comentó la gobernanta del hotel.


Con un gesto algo molesto, Nowaki guio al Azabache por los cuartos del servicio hasta llegar al de él. Abrió la puerta y vio dos camas y un pequeño armario.


-¿Por qué hiciste eso?-preguntó Nowaki algo confundido.


-¿Hacer qué?- preguntó Masamune


-Pues mentir y decir que vienes por el puesto. ¿Qué tal venga el otro aspirante? -preguntó algo preocupado Nowaki.


-Ya te lo dije Nowaki, no voy a dejar que esto se quede así. Tengo que saber lo que le ocurrió a Misaki-dijo firmemente el ojimiel.


-Está bien, entiendo. -comentó resignado el ojiazul.-Mira este es tu uniforme, por favor póntelo y me avisas para que vayamos a la cocina. Debes presentarte con todo el personal-añadió Nowaki mientras salía de la habitación.


Cuando Masamune finalizó de ponerse su traje de camarero se dispusieron a irse a la cocina. Los empleados se quedaban mirando a Masamune. Era cierto que el azabache atraía por su belleza la mirada de todas las criadas y uno que otro camarero. Cuando llegaron a la cocina, el metre del hotel empezó a hablar.


-Y como sabéis, el trabajo esta semana el hotel está lleno, con lo que todos vosotros debéis rendir al 100 por 100. No quiero oír ninguna queja por parte de los huéspedes sobre vosotros-comentó un hombre parecido en cierta manera a Nowaki, pero con una personalidad algo estricta. – Además, hoy este joven- señaló a Masamune.- se incorporó al servicio, así que debéis demostrarle qué es lo que es un buen trabajo-añadió el hombre después de retirarse.


-¿Y ese hombre tan malhumorado quién era?-susurró Masamune en el  oído de Nowaki.


-Yokozawa Takafumi, el metre de este hotel y mi padre- comentó Nowaki con una ligera sonrisa. El azabache se quedó boquiabierto unos segundos y la voz de la gobernanta hizo que se despertara de su trance.


-¿Qué esperáis? Esta comida no se entregará por si sola- comentó la gobernanta haciendo que Masamune tomara la primera bandeja y saliera rápidamente al restaurante.


Al salir al restaurante, se dio cuenta que había demasiada gente. Sin embargo, lo que le sorprendió fue ver la silueta del chico al que había seguido. Éste volteó su cabeza hacia Masamune dejando ver sus orbes verdes, dejando al azabache perplejo.


-¿M-Misaki?-preguntó el ojimiel algo asustado.


CONTINUARÁ….

Notas finales:

Gracias por ahber leído.


Os mando mucho besos <3


 


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