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Recuerdos por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Cumpleaños de Furuya Satoru


Advertencias: Fluffy style, AU, posible Ooc.


Anime/Manga: Daiya no Ace


Pareja: FuruSawa


Palabras: 2,541 OS-

Notas del capitulo:

Notas: Este fanfic está dedicado a Furuya por su cumpleaños (01/07/2017). Hice este OS rápido porque quería usar la poca creatividad que tengo para darle algo decente a uno de los personajes que más quiero. Este AU se desarrollará en un mundo donde Sawamura y Furuya son pareja, y donde Furuya es modelo y Eijun reportero.

Recuerdos

[Es el cumpleaños de Furuya Satoru y Sawamura le prepara un peculiar regalo de cumpleaños donde volverá a repasar los recuerdos que hacen tan fuerte su relación]

En un año pasaban demasiadas cosas, ese era el pensamiento de Sawamura Eijun ahora que estaba parado en el set donde estaban tomándole una sesión fotográfica a su novio, Furuya Satoru. Hoy era un día especial, tal vez incluso más para Sawamura.

Furuya era realmente atractivo cuando ponía esa cara seria que había conseguido tantos fans cuando su imagen estaba en algún catalogo promocionando un producto.

¡Llego otro más! —escuchó la voz de un integrante de la producción quien se había estado encargando de recibir esos “molestos paquetes”. Sawamura apretó el frasco que tenía en las manos, contenía un único papel de color rosado el cual estaba enrollado y sujetado con un lazo de color rosa intenso.

Su novio era demasiado popular, no había dejado de recibir paquetes desde la mañana y ya iban a ser las cinco de la tarde. Escuchó como el fotógrafo alzaba la voz dando por concluida la sesión y sonrió. Todos los compañeros de Furuya se acercaron a felicitarlo por su cumpleaños y por su arduo trabajo, Eijun se quedó atrás. Se alegraba de poder ver esa pequeña sonrisa en el rostro sereno de Satoru, era un enorme avance desde la primera vez que lo conoció.

La manager del modelo se acercó a Sawamura y le sonrió, este le regresó el gesto.

—Señorita Rei, le tengo que pedir un favor—susurró con la suficiente fuerza para que la mujer le escuchara y esta le prestó atención con curiosidad ¿qué le pediría?

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Furuya logró salir con vida de la montaña de personas que lo contenían, buscó con la mirada a su novio, pero no lo encontró. Una penumbra lo rodeó, provocando que la mayoría de los empleados del set entraran en pánico.

—Furuya, no hay necesidad de que estés deprimido… él dejo esto para ti—mencionó su manager entregándole el frasco de vidrio. Satoru lo sujeto con curiosidad, lo leería después, quería ver primero a su novio—Sé lo que piensas, jovencito—regañó la adulta—Pero Sawamura dijo que leas primero eso, sino se enfadará MUCHO contigo, dijo que quería que comprendieras que MUCHO significa DEMASIADO.

Y tras esa información, Rei pudo notar como ahora el pelinegro era rodeado por un aura de tristeza, de no ser porque la cara de este no expresaba nada… la chica podría asegurar que derramaría enormes lágrimas como si fuera un bebé.

—Bueno, ya puedes retirarte Furuya… es todo—dijo la mujer, usando su fuerza de voluntad para no consolar al muchacho.

Satoru caminó hasta su camerino y empezó a guardar sus cosas, se sentó en una de las sillas que tenía y abrió con facilidad la botella, sacando el colorido papel. Cuando deshizo el nudo y pudo abrir el pequeño pergamino, el contenido le sorprendió, sonrió al ver la letra del reportero y los pequeños dibujos que reconocería en cualquier lugar.

“BIENVENIDO A LA BÚSQUEDA PARA ENCONTRAR EL REGALO DE CUMPLEAÑOS DE FURUYA SATORU, EL MEJOR NOVIO DEL MUNDO”

Era el título estrafalario. El de cabellos oscuros evito reír ante las ocurrencias de Sawamura. Comenzó a leer las instrucciones, las cuales se podían resumir en dos cosas sencillas: Tienes que seguir con el juego y más te vale recordar lo que está en las notas o ¡me enojaré MUCHO! Sonrió tiernamente llegando al final de la nota.

“Ve al lugar donde nos conocimos”

Eso no tenía sentido, pensó Furuya, ya que ellos se habían conocido en ese mismo set. Justo cuando Furuya tenía una sesión para ropa de verano. Aun lo recordaba, aquella había sido para la colección de la revista número 274.

Se levantó de la silla y tomo una mochila en la que siempre cargaba cosas importantes, echó el frasco dentro y caminó hasta el set. Los muchachos de producción estaban guardando las herramientas y los aparatos para irse a casa. Buscó con la mirada alguna pista y comenzó a desesperarse ¡era la primera prueba y ya estaba fallando épicamente!

Cuando estaba a punto de rodearse de una penumbra más excesiva, sintió una mano en su hombro y se giró para toparse con una de las chicas que ayudaban al camarógrafo. Esta le extendió un frasco similar al que Eijun le dejo, solo que contenía un papel de color verde.

Sawamura Eijun me pidió que se lo diera si lo miraba desesperado buscando algo en el set—se rio la chica. Furuya tomo el frasco y asintió en agradecimiento abriendo con rapidez el mini pergamino.

“Has pasado la primera prueba. Recuerdo que la primera vez que te vi en ese set, yo solo estaba allí para entrevistar al famoso modelo del que todos hablaban, creía que solo eras un chico ególatra que veía a otros como seres inferiores e incluso pensé que ese rostro serio era una fachada. Pero desde la primera vez que te vi, sentí que quería hacerme lo más cercano que pudiera. Incluso compré 2 veces la revista número 274 y desde ese día, he sido tu más grande admirador también.”

 Nadie pudo evitar intrigarse de qué fue lo que había provocado aquella aura de felicidad en Furuya, pero de seguro todos sabían que iba ligado a Sawamura Eijun.

“Ve al primer lugar en el que salimos juntos”

Fue la siguiente orden, Furuya guardo el frasco en su mochila y saco las llaves de su automóvil. No era momento de desperdiciar su tiempo.

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Llegó a un pequeño restaurante que no relucía mucho, parecía una cabaña de madera, pero sus exteriores estaban recubiertos de luces que le daban una vista hermosa. Eijun y él habían ido a ese restaurante con regularidad desde que se hicieron amigos y después de que se hicieron pareja, el dueño los conocía.

Abrió la puerta del restaurante y fue recibido por una mujer rechoncha que le sonreía amable.

—Furuya… ¡al fin llegas! Eijun me dijo que te diera esto…—le dijo la mujer entregándole comida para llevar y un frasco de vidrio que ahora contenía un papel de color amarillo.

—Gracias—murmuró con una sonrisa. Se sentó en una de las mesas y abrió el papel de inmediato.

“No puedo creer que recuerdes también esta clase de cosas. Estoy orgulloso de ti. ¡ESPERO QUE NO ESTÉS HACIENDO TRAMPA! Recuerdo que dure semanas buscando las palabras para invitarte a comer. Siempre me has dicho que te maravilla la habilidad que tengo con las palabras, pero desde que te conocí me volví más torpe e idiota. No quería arruinar nada. El día que te invite fue por un regalo del Cielo ya que mencionaste que tenías hambre y deseabas comer una pasta deliciosa, yo siempre venía a este restaurante porque amaba su delicioso espagueti. Cuando aceptaste fui el hombre más feliz del mundo y fue la cena más sabrosa que tuve en un buen tiempo, sobre todo cuando vi tu sonrisa iluminando tu rostro. Allí supe que me gustabas.”

Furuya siempre recordaría esa invitación, ya que Eijun había llegado como una luz en su vida. Él siempre era invitado con otras intenciones y cuando las personas descubrían que era alguien “aburrido” que se alejaba de la imagen que proyectaba en las revistas, era rechazado.

Pero en ese día… Sawamura había dicho algo que le cambió la vida, algo que tal vez el más bajo no recordaba. Fueron palabras sencillas, pero que significaron mucho para Satoru.

—¡Eres justo como lo pensaba! Me divierto mucho contigo Furuya

Y aquello lo había salvado de la soledad que siempre lo persiguió.

“Ve al lugar donde nos tomamos nuestra primera fotografía”

Abrió el paquete de comida y sonrió al ver la misma pasta de ese día. Le dio una probada y sonrió, tenía el mismo sabor.

Un sabor que llenaba su cuerpo de cariño.

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Cuando Furuya estacionó el automóvil en el parque. Se dio cuenta que ya estaba oscureciendo ¿serían las 7 u 8 de la noche? Comenzó a caminar buscando aquel cerezo en el que se habían tomado su primera fotografía y la cual estaba en la sala de su departamento, de un tamaño colosal, idea de Furuya.

Cuando llegó al enorme árbol busco con la mirada algún rastro de la siguiente pista, pero no lo halló y entro en pánico ¡¿y si alguien había tomado su frasco?! Empezó a rodearle una penumbra fatalista hasta que sintió como algo le golpeaba la cabeza.

—¡Te juro que si tardabas más iba a quemar lo que me dio el estúpido de Wamura! —se giró observando a Kanemaru, un compañero de trabajo de Sawamura, ellos eran buenos amigos, aunque el rubio lo negara todo el tiempo—Toma… he estado esperando como idiota por 2 horas, no puedo creer que el idiota de Wamura me metiera en este lío amoroso…—se quejaba mientras le entregaba otro frasco de vidrio a Furuya, con un papel anaranjado adentro.

El de piel pálida ignoró al hombre que seguía tirando maldiciones y se dispuso a leer, pero se le volvió a lanzar otra cosa que le dio de lleno en la cara.

—¡Hey Furuya! Si la gente está hablándote contéstales, maldita sea… ese paquete también es para ti, maldición… no sé ni para que accedí, que molesto—volvió a gimotear enfadado, cruzándose de brazos.

Satoru recogió el sobre amarillo y lo abrió, mirando varias fotos que le sorprendieron. Eran de ese día, el día donde se tomaron aquella foto que era un tesoro para el modelo.

Al no comprender todo eso decidió leer el contenido del frasco.

“¿Sorprendido por las fotos? Bueno, si abriste primero el sobre me imagino que estás sorprendido y si no… ¡pues contiene fotografías! Me he saboteado” al leer aquello no pudo evitar reír por la torpeza de Eijun, no cambiaba con el paso del tiempo.

“Ese día yo estaba nervioso porque planeaba decirte que me gustabas mucho, pero al final no tuve el valor. Estuvimos recorriendo el parque sin decir la gran cosa, y estabas tan cansado que terminamos descansando bajo el árbol de cerezos, por lo visto también lo recuerdas. Yo quería guardar este momento así que te pedí una fotografía, no era tan profesional como las que te toman… pero creo que por primera vez pude ver una sonrisa que me hizo darme cuenta que estaba enamorado de ti. Justamente te quedaste dormido por unos minutos y aproveche para sacarte más fotografías y besarte la mejilla sin que te dieras cuenta, fue uno de los días más felices de mi vida.

Guardó el frasco en su bolso y cuando volvió a revisar las fotografías se dio cuenta de la sonrisa de enamorado que tenía Sawamura en aquellas fotografías sacadas de incognito. Pudo percibir el rubor en las mejillas de este cuando lo había besado en la mejilla, y decidió que jamás se las regresaría. Serían agregadas a la colección de sus tesoros.

Ese día lo recordaba bien, por la sencilla razón de que cuando observó aquella fotografía de calidad baja, pudo notar una sonrisa que jamás mostró a nadie. Parecía otra persona cuando estaba con Eijun, y fue cuando comenzó a dudar de sus sentimientos.

—¡Furuya no ignores a la gente! —se volvió a quejar Kanemaru hasta que vio el aura rosada que rodeaba al modelo y se quedó mudo.

—Gracias Kanemaru, eres un gran amigo—le sonrió encantadoramente dejando desarmado al mejor amigo de Eijun. Este chico podía ser lindo cuando se lo proponía.

“Ve al lugar donde te hice mi confesión de amor”

Era la siguiente instrucción, corrió hasta el automóvil, pues aquello no quedaba lejos de su departamento. Era en el puente.

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Cuando llegó al puente se bajó al observar cómo había una persona que conocía bien, era otro de los amigos de Eijun, Haruichi Kominato. Se acercó a él y se le entrego una carta y un frasco con un papel morado en el interior.

—Dile a Eijun que espero una enorme recompensa por esta ayuda, feliz cumpleaños Furuya—le dijo el más bajito mientras le palmeaba el hombro y se iba hasta su propio automóvil.

Decidió abrir primero el frasco y leyó su contenido.

“Ya estás en la recta final ¡me alegra que recuerdes todas las cosas que también son preciadas para mí! Esta es una de las más hermosas. La carta que te dieron contiene todo lo que quise decirte el día que me confesé a ti, estaba tan atemorizado y solo miraba como caminabas hasta tu casa. Ya nos habíamos despedido, pero yo ya no quería seguir fingiendo ser tu amigo, la carta estaba siendo oprimida por mi mano… pero al final no te la entregue y grite “te amo” tan fuerte para que me escucharas. Pensé que sería rechazado, pero al final… corriste hasta mí con una sonrisa que sigue provocando mariposas en mi interior cuando la recuerdo. Te amo Furuya”

Observó de nuevo la carta que le fue entregada y pudo notar los miles de dobleces y el paso del tiempo. Cuando la abrió y comenzó a leerla, las lágrimas salieron de sus ojos. Aquella carta contenía sus pensamientos, inquietudes y todas las cualidades que hallaba encantadoras en Satoru.

Sonrió torpemente. Limpió sus mejillas y guardó las cosas en su bolsa. Ya sabía el lugar que seguía. Este era el final de su travesía, estaba seguro.

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Estaba parado frente a su departamento, se acomodó el cabello y soltó un suspiró ansioso. Intentaba controlar sus emociones. Cuando abrió la puerta fue sorprendido por la vista que se extendía.

Toda la sala estaba llena de bastantes globos rojos de los cuales colgaban cientos de notas, alcanzo a leer una de ellas que decía:

Razón #04 de porque amo a Furuya: Es guapo.

Se rio ante las ocurrencias de Sawamura. Sobre la mesa estaba un pastel de chocolate y pudo observar a Eijun dormido plácidamente en el sofá, al parecer se había tardado más de lo previsto, cuando observo el reloj ya eran las 10:30.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos y empezaron a desbordarse, trataba de contener sus gimoteos, pero era imposible. No podía creer que alguien lo quisiera con tanta intensidad.

Le pedía a Dios que, si renacía, lo dejara conocer a Eijun en su otra vida, quería compartir todas sus experiencias a su lado. Él era el único amor de su vida.

—Razón #1 por la que amo a Furuya Satoru—escuchó esa voz de la persona que más amaba y levanto su rostro lloroso, viendo esa sonrisa que le quitaba el aliento—porque es todo lo que he querido en la vida, feliz cumpleaños.

Ah, no quería a nadie más en su vida.

Corrió y lo abrazó tan fuerte que los dos cayeron sobre la alfombra y Sawamura escucho el llanto de alegría de su novio, palmeó su espalda y luego lo abrazó con la misma intensidad.

—Tú eres el mejor regalo Sawamura…

Después de aquellas palabras, Eijun comenzó a llorar. Definitivamente, ellos estaban destinados a crear miles de recuerdos, y quien sabe, tal vez en el siguiente cumpleaños habría lugares más exóticos a los que Sawamura llevaría a Furuya. Pero algo era seguro, siempre regresarían al mismo lugar, su pequeño refugio lleno de amor.

Fin.

Notas finales:

I know, is so cheesy jajajaa

Espero sus reviews!


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