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JONGTAE ONE SHOTS (100% LEMON) por Caroand

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Notas del capitulo:

Olis nuevo one-shot.

Enjoy it :)

Taemin se mueve en cámara lenta. O al menos eso es lo que siempre le parece a Jonghyun. Taemin entra volando por las puertas corredizas de vidrio, secándose el pecho después de darse un chapuzón en la piscina. No podía creer que saliera de su habitación con nada más que una ropa de baño muy chiquita, pero el hermano de Jonghyun sólo puso los ojos en blanco y volvió a escanear la aplicación del mercado de valores en su teléfono.


Los ojos de Jonghyun no pueden hacer nada más que devorar su vista, gotas de la piscina que brillan con el sol donde ruedan por sus suaves y demasiado jóvenes piernas. Su polla se despliega, llenando la pierna de sus vaqueros, pero ha aprendido a ir dos pasos por delante de Taemin y ha llevado una camiseta extra larga bajo su corte de cuero. Una forma de disfrazar la evidencia de lo que Taemin nunca deja de hacerle.


Su sobrino se inclina hacia adelante y pasa la toalla por su cabello rojo, tratando de deshacerse de la humedad, casi desnudo con las nalgas frente a él. Jonghyun rechina sus dientes traseros, sus caderas dando un sutil e involuntario empujón, porque no puedo evitarlo. Se ha imaginado a sí mismo dentro de Taemin lo suficiente como para que lo vuelvan a meter en la cárcel.


Taemin tiene 19 años ahora y se dirige a la universidad la semana que viene, y ese hito sólo ha permitido que las fantasías existentes de Jonghyun lo atormenten más a menudo.


Diablos, su hermano y él podrían encontrarse en otro lugar. Salir a tomar una cerveza, pero Jonghyun se siente atraído por esta maldita casa, una y otra vez, diciéndose a sí mismo que esta vez no le echará los ojos a su sobrino. Esta vez se guardará sus pensamientos perversos para sí mismo. Pero nunca podrá.


Taemin se endereza y mira hacia atrás por encima del hombro, dándole esa sonrisa felina.


La que le hace sospechar que Taemin sabe exactamente lo que hace.


Un ex-convicto como él tampoco se anda con rodeos con ese término. Ha estado tras las rejas con asesinos, pirómanos y psicópatas, pero la mente astuta, la lengua afilada y el cuerpo delicioso de Taemin le hacen sudar más que la cárcel.


Su hermano, el padrastro de Taemin, es su opuesto. Jonghyun es un ex-delincuente, su hermano es un juez. La madre de Taemin es su tercera esposa y está organizando una barbacoa en el patio trasero con sus amigos ricos. Su hermano está sentado a su lado en el sofá, absorto en los símbolos de su teléfono, sin prestar atención al espectáculo que su hijastro está montando para Jonghyun. Pero gracias a Dios que está aquí. Siempre que están solos, Taemin sube el coqueteo y trata de sacarle una reacción.


Jonghyun tiene treinta y cuatro años. Eso es quince años más que su sobrino adoptivo. Tiene sangre en las manos, un pasado lleno de agujeros de bala y de violación de la ley. La semana que viene Taemin va a la escuela de arte a estudiar danza, un futuro brillante por delante.


Cuando su hermano se levanta del sofá y se excusa para hacer una llamada telefónica, Jonghyun se llama mentalmente tonto por pensar que podría sacar a Taemin de su sangre.


Taemin mira a su padrastro salir de la habitación, sus labios se curvan con placer. La toalla cuelga de la punta de su dedo índice antes de dejarla caer... y se pavonea hacia Jonghyun en su microscópico traje de baño. Una vez más, todo sucede en cámara lenta y la polla de Jonghyun se carga como una escopeta preparándose para disparar.


—Tío Jjong— Taemin se detiene entre sus rodillas extendidas, recorriendo las yemas de sus dedos en círculos sobre los muslos del mayor — ¿Puedo mostrarte algo en mi habitación?


—Diablos, no puedes. — Rechina su mandíbula. —Vuelve a tu fiesta.


Así es como tiene que tratar con Taemin últimamente. Jonghyun ha empezado a ser un malvado hijo de puta con Taemin porque si se rindo y dice toda la mierda florida en su cabeza, Taemin cruzará la delgada barrera que ha logrado mantener entre ellos. No puede decirle que cree que es la cosa más dulce del mundo. O que es inteligente como un látigo y que probablemente conquistará el mundo algún día. No puede decirle que es la única persona que lo hace reír. Si le dijera todo eso y Taemin sintiera lo mismo, nunca sería capaz de mantenerse alejado. Y tiene que hacerlo. Es demasiado joven, demasiado relacionado con él y está yendo a lugares.


Taemin parpadea, herido por su tono duro. —Es un proyecto de cerámica. Me dijiste la semana pasada que querías ver más de mi trabajo.


De ninguna manera lo seguirá por las escaleras hasta su habitación cuando está casi desnudo. Jonghyun necesita testigos a su alrededor todo el tiempo para evitar que haga algo de lo que se arrepienta.


—Trae lo que sea abajo. — levanta la botella de cerveza de la mesa lateral y da un largo trago, enganchando su barbilla al televisor. —Estoy viendo algo.


—Oh. — Sus hombros se caen. —No importa, te lo mostraré en otro momento.


El pecho de Jonghyun se vuelve hueco cuando Taemin retrocede y sale lentamente de la sala, su decepción es evidente. Sólo han pasado unos segundos cuando maldice y vuelve a golpear la botella en la mesa lateral, sabiendo que va a seguirlo. 


**********************************************************************


Desde que su madre se casó con el hermano de Jonghyun cuando yo él tenía quince años, Taemin se ha encaprichado con el motorista rudo y ruidoso. Jonghyun cree que Taemin no ve debajo de su aterrador exterior, pero lo hace. Puede que sea de acero puro, su piel envuelta en tatuajes de prisión y cicatrices de cuchillo, pero ve la forma cariñosa en que lo ve mirándolo a veces bajo sus cejas negras. Una especie de cruce entre la obsesión y la irritación.


Lo excita.


Todo en él lo hace.


Ama a su tío Jonghyun. Desesperadamente.


Así que necesita que coopere, que lo siga por las escaleras hasta su habitación, para que pueda soltar sus artimañas con él.


Cuando Taemin escucha el pisado de sus botas de motocicleta en las escaleras, un sonido lo estremece y presiona una mano sobre su vientre desnudo, tratando de apaciguar el revoloteo. Jonghyun ha estado en su habitación unas cuantas veces. Una vez para llevarle un zorro de peluche cuando estuvo enfermo el año pasado, aunque parecía que se llamaba idiota en silencio todo el tiempo. También fue a arreglar un cajón roto de su cómoda. Su cajón de la ropa interior, específicamente. Y... puede que Taemin lo haya roto a propósito para que Jonghyun tuviera que mirar. Pero sólo logró hacerlo enojar.


El plan de hoy tiene que funcionar.


Jonghyun se aclara la garganta fuera de la puerta, el sonido como la grava bajo el neumático de su moto. — Taemin. — Una pausa. —Date prisa y muéstrame esta cosa. No tengo todo el maldito día.


— ¡Oh! Tío Jjong. Me has asustado. — Con la mano en el pecho, hace lo posible por parecer sorprendido de que esté ahí. — Pasa. Conseguiré el proyecto para poder mostrártelo.


Gruñe, apoyando un codo en el marco de la puerta. —Me quedaré aquí.


— ¿Afuera en el pasillo?


Jonghyun no responde, simplemente sigue mirándolo con los ojos entrecerrados. Tomando un aliento vigorizante, Taemin se recuerda a sí mismo de su lema favorito.


Sin agallas no hay gloria.


Y cierra su mano alrededor del objeto de cerámica que hizo en secreto mientras sus padres estaban fuera navegando en yate. Si hubieran estado en casa mientras creaba un juguete sexual, probablemente habrían tenido muchas preguntas.


Manteniendo el juguete escondido a sus espaldas, se dio la vuelta y cruzó lentamente la habitación hacia Jonghyun, notando su puño apretado alrededor de la cerveza, cuanto más se acercaba.


—Bien...— Respira —Aquí está.


Prestando mucha atención a su cara, Taemin sostiene el juguete sexual.


Algo primitivo se enciende en los ojos de Jonghyun, su mandíbula se aprieta ominosamente. — ¿Qué demonios es eso, Taemin?


—Es para mí. — se gira de lado a lado, arrastrando la punta del juguete por su ombligo, dejando que se quede en la cintura baja de su ropa de baño —Por diversión.


Taemin tiene la impresión de que Jonghyun está tratando de controlar su respiración. Rechina su frente contra el marco de la puerta, y luego mira hacia las escaleras. Como si se ordenara a sí mismo abandonar la situación inmediatamente. En vez de eso, después de unos momentos difíciles, le pregunta, roncamente. — ¿Lo has usado?


El triunfo le da vértigo. Jonghyun nunca, nunca deja que nuestras conversaciones se vuelvan demasiado personales. Nunca dejará que crucen la línea invisible que se dibuja en la arena entre el tío y el sobrino. Pero acaba de hacerlo. Y Taemin no podría estar más emocionado de que no haya vuelta atrás ahora. —Todavía no. — susurró, metiendo la punta gruesa justo dentro de su trasero. —Estaba pensando en intentarlo ahora.


Sus caderas presionan el marco de la puerta. —Maldita sea, Taemin.


— ¿Qué? — Lentamente Taemin vuelve a la cama y se sienta en el borde, separando cuidadosamente sus muslos. —No tienes que quedarte...


Cada parte de Taemin vibra con el calor, la emoción. Está mojado y bien erecto y aunque es inocente de los hombres y el placer, se ha educado lo suficiente para saber que la humedad es algo bueno. Que es natural cuando un hombre está excitado y, definitivamente lo está. El tío Jonghyun está finalmente en su punto de ruptura, su pecho se agita arriba y abajo mientras lo ve meter el falo de cerámica en su agujero que nunca se ha roto, ni siquiera por sus propios dedos.


—Deja eso. Ahora. — Jonghyun entra en la habitación, patea la puerta detrás de él, peligroso —Eres virgen.


— ¿Y qué?


Sus manos son puños de nudillos blancos a los costados. —Lo has metido demasiado profundo, Taemin. — gruñe con los dientes apretados.


Taemin jadeo cuando el juguete se arrastra sobre un punto sensible y la excitación se extiende a cada rincón de su cuerpo. Un escalofrío pasa a través de él, haciendo un gesto con sus pezones, y Jonghyun gime en respuesta. —No quiero ir a la universidad siendo virgen. Voy a terminar con esto.


—Al carajo que lo harás. — Jonghyun se inclina hacia abajo y se mete en su cara, magnífico en su furia. Aquí está el ex-convicto alborotado del que Taemin ha oído hablar a su padre. El hombre que su padre dice que solía hacer llover el infierno sobre sus enemigos —Pon una pulgada de esa cosa dentro de ti y te azotaré.


Taemin aprieta sus labios para suprimir un gemido —Bien, azótame después. — respira, de forma desigual. —Pero no puedes detenerme ahora.


Su mano se levanta, vacilando sobre la abultada entrepierna de sus vaqueros, antes de ceder y masajearse a sí mismo a través del material rígido. —Tu primera vez debería ser con un hombre de verdad. — dice. —No un juguete pequeño.


Taemin sacude la cabeza desafiante y presiona el juguete a su entrada, un ruido maullador saliendo de su boca. —No quiero esperar más para llenarme. Lo necesito ahora.


—Entonces lo conseguirás de mí, mocoso — se calienta, bajando la cremallera de sus vaqueros y... Santa Mierda. Su eje sale de la abertura, grueso y rebelde. Es dos veces más grande que el falo de cerámica, el cual ha dejado caer en su shock total por la pura circunferencia y longitud de él.


No tiene tiempo para prepararse, ya que su tío lo pone de espaldas y se coloca encima de él, y su peso le roba el aliento de los pulmones —Abre tus muslos y recibe lo que te corresponde.


Al borde del olvido, el corazón de Taemin se regocija en su pecho, lo obedece, abriendo sus piernas lo más posible, lloriqueando cuando Jonghyun se interpone entre ellos, agarrando la carne turgente y...


— ¡Jonghyun! — llama a su padrastro, justo en la puerta. Seguido de un golpe. — Taemin, ¿has visto a mi hermano?


Jonghyun se ha quedado completamente quieto encima de Taemin, su aliento caliente le da en la cara.


—Sí, um...— Llama, su voz no es natural. —Salió a ver cómo iba su moto.


Su padrastro se ríe. —Él y esa motocicleta. Bien, gracias Tae.


Pasan varios segundos donde no hay nada más que sus duras respiraciones, el corazón de Taemin late salvajemente en su pecho. Cree que tan pronto como los pasos de su padre se desvanezcan en su camino por las escaleras, Jonghyun va a terminar lo que empezaron.


Taemin se sorprende cuando Jonghyun se aleja, metiendo una mano en su rebelde pelo negro. —Jesucristo. — escupe, y se da la vuelta para meter su erección en sus vaqueros. —No puedo creer que dejé que llegara tan lejos. Casi me follo a mi sobrino. — le echa una mirada torturada sobre su hombro. —Cúbrete, Taemin.


Su cabeza da vueltas en este giro de los acontecimientos. — Pero...


—Hazlo ahora.


Horrorizado porque su labio empieza a temblar, Taemin busca una almohada y la sostiene sobre su cuerpo aún caliente. —No quiero parar.


—Que. Pena. — Completamente vestido ahora, Jonghyun se da la vuelta y lo señala con el dedo. Pero su ira muere lentamente, reemplazada por nada más que remordimiento y Taemin cree que eso es peor que verlo enojado. —Escúchame. No me importa poner mi polla en algo tan dulce como tú. Vas a ir a la universidad. Tienes un futuro brillante por delante. No te atrevas a joderlo por alguien como yo.


— ¡No lo haría!


— ¿Ah, no?— Mira la cama, el bulto de sus pantalones parece crecer de manera imposible. —Te habría golpeado de inmediato, Taemin.


—Podemos ser más cuidadosos. — susurra, un feliz cosquilleo recorriendo su sistema ante la idea de estar embarazado del hijo de Jonghyun.


Jonghyun se cierra, apretando los labios. —Ve a la escuela. Olvida que esto ha pasado.


Antes de que pueda decir otra palabra o decirle que nunca, nunca lo olvidará, Jonghyun se da la vuelta y sale de golpe del dormitorio, dejándolo con la boca abierta en la cama


Taemin está sentada ahí durante cinco minutos con lágrimas en la cara antes de darse cuenta de que el móvil de Jonghyun está boca abajo delante de él. Debe haberse caído de su bolsillo.


Con el ceño fruncido, lo levanta y pasa un pulgar por la pantalla.


No está bloqueado.


Una sola ceja sube, su curiosidad zumba, y navega a la sección de contactos. Tal vez borre todos los nombres masculinos que encuentre. Se siente bastante despreciado y deprimido en este momento. Podría mejorar mucho su estado de ánimo.


A pesar de la fractura, su corazón empieza a latir alegremente hasta que encuentra un contacto sin nombre. ¿A quién podría pertenecer? Antes de que pueda convencerse a sí misma de no hacerlo, pulsa el botón de marcar.


Hola, soy Taeyeon. — dice una voz femenina. —No reconozco este número. ¿Llama para programar servicios con una de nuestros acompañantes?


El hielo llena sus venas.


¿Un servicio de acompañantes?


¿Jonghyun tiene el número de un servicio de acompañantes en su teléfono? ¿Va a ellos?


Lágrimas frescas vienen a sus ojos al pensar en sus manos sobre alguien más. Es un hombre viril de 34 años. Nunca asumió que fuera célibe, pero la prueba de que ha estado con otro hombre provoca un deslizamiento de tierra en su pecho.


—En realidad, llamo para programar una entrevista de trabajo.


Cuando Jonghyun vuelve a entrar en la habitación unos minutos más tarde, Taemin le sostiene el teléfono con una sonrisa inocente. Lo mira sospechosamente por un momento, con sus ojos llenos de hambre y arrepentimiento, antes de maldecir guturalmente, se da la vuelta y vuelve a salir.


Con un nuevo plan que le da un propósito, salta de la cama y llama a su mejor amigo, Kibum.


—Hola, ¿estás en casa? Tengo una idea.


Kibum gime, bien acostumbrado a él y a sus esquemas. —Uh oh.


**********************************************************************


El sonido de los motores de las motocicletas saliendo de la tienda le hace levantar la cabeza. Limpiándose las manos con un trapo de grasa, va a investigar, aunque ya sospecha quién viene de visita.


Empujo la puerta con el codo y con un gruñido. —La motocicleta no está lista todavía.


Minho se dirige hacia la tienda ajustando su corte de cuero. —Pensé en pasar por aquí y comprobar el progreso— dice.


Se inclinan y se dan palmadas en la espalda.


Jinki se acerca y hace lo mismo, mientras se ríe de su expresión escéptica. —Ah, este hombre no es estúpido, Minho. Sabe que estamos aquí para atraerlo de vuelta al club. Otra vez.


Ya moviendo la cabeza, Jonghyun vuelve a su área de trabajo, ambos hombres riéndose a su paso. —No sucederá.


Cuando salió de la cárcel, se dio por sentado que se uniría al club. Los hombres que cabalgaban a su lado eran su familia. Su vida. Tenían su lealtad.


Luego fue a la casa de su hermano a visitarlo después de una década en la cárcel.


Y todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.


Cambió todo con una sonrisa.


—Necesitamos tu lealtad en la mesa, Jonghyun. — llama Minho con la música alta, pero se calla la voz cuando Jonghyun baja el volumen. — Estos malditos novatos no entenderían el compromiso si les mordiera el culo.


—Amén— murmura Jinki, caminando por la fila de motos personalizadas y silbando con aprobación a lo que ve. —Son buenas para las carreras de cerveza y eso es todo.


—Nada de esto es ya mi problema. — dice cruzando los brazos. —Cumplí mi condena en la prisión y no me arrepiento, pero nada de lo que digas me hará volver.


Minho ve algo sobre su hombro, una sonrisa curvando sus labios. — ¿Es él?


Sabiendo exactamente a lo que se refiere, el calor peligroso lo penetra en las tripas. Hay una foto enmarcada de Taemin en su mesa de trabajo. —No lo hagas.


—Vamos, hombre. Dejaste el club porque tu sobrino te hizo querer ser un hombre mejor. — dice Jinki. — ¿Esperas que nadie sienta curiosidad por él?


Jonghyun se arrepiente de muchas cosas en su vida, pero el número uno es contarles a los miembros del club sobre Taemin. Su confesión ocurrió por accidente. Hace tres años, el día que fue a la sede del club a entregar su parche, una foto de Taemin cayó de su casco. Le preguntaron dónde había estado y se los dijo. Acababa de llegar de visitar la casa de su hermano.


Después de diez años en un feo pozo de desesperación, se senté en el comedor profesionalmente decorado de su hermano, sintiéndose tan fuera de lugar que fue doloroso. Le preocupaba romper la frágil silla debajo de él o comer como un animal delante de su nueva y visiblemente desaprobadora esposa.


Entonces Taemin entró en la habitación hablando a cien millas por hora sobre chicos, deberes y pruebas de bailes. Cuando lo vio, el gran y asqueroso hijo de puta sentado en su caro comedor, no se asustó. Sonrió con todos sus dientes y dijo bienvenido a casa. Ni una sola vez ese día ni Taemin lo hizo sentir nada más que... importante. Como si perteneciera. Como si pudiera ser más que un ex-convicto que volvió a caer en una vida de crimen y dolor.


Él lo cambió.


Y a medida que cambiaba a lo largo de los años, sus sentimientos por Taemin se volvieron más complejos, más inexcusables. Se convirtieron en lo que son ahora.


Una agitación encaprichada.


Minho sigue mirando la foto de Taemin, con la curiosidad en su cara. — ¿Qué edad tiene ahora?


—No te preocupes por eso— gruñe, dejando caer sus brazos a propósito para que pueda ver sus puños apretados. —No te atrevas a decir su nombre.


—Yo no lo molestaría. — dice Jinki, al lado de Minho. — Todavía cuentan historias sobre cómo Jonghyun solía manejar a la gente que se ponía de su lado malo.


Minho se encoge de hombros. —Otra razón más por la que nos gustaría que volvieras.


—Estoy fuera y me quedo fuera. — se aclaro la garganta y vuelve a coger su llave inglesa. —Tu moto estará lista para el viernes.


Unos minutos más tarde, Jinki y Minho se han ido y Jonghyun se encuentra vagando hacia la foto enmarcada de Taemin.


Tengo que dejar que el chico vaya a la universidad y empiece su vida.


Necesita seguir adelante por su bien. La próxima vez que Taemin lo persiga, estará demasiado débil para decir que no y entonces se habrá acabado. Será su celoso, obsesivo y criminal novio. Oh, y también su tío. Su reputación se quemaría y Jonghyun tendría la culpa.


Soy mayor, maldita sea. Se supone que debo saberlo.


Hace un tiempo, uno de sus clientes me habló de un burdel. Puso el número en su teléfono, seguro que nunca llamaría. Pero tal vez esta es la única manera. Forzarse a estar con alguien que no sea Taemin. Quizás si forzara a su cuerpo a dejar ir la posibilidad de tenerlo, su cerebro seguirá el ejemplo.


Con plomo en su garganta, saco su teléfono del bolsillo y presionó marcar el número.


Hola, soy Taeyeon. — dice una mujer — ¿Le gustaría programar un servicio con uno de nuestros acompañantes?


—Sí— gruñe, la culpa le hace alejarme de la imagen de Taemin. —No tendrás pelirrojos por casualidad, ¿verdad?


Se ríe. —De hecho, acabamos de contratar a un impresionante pelirrojo. — Deja caer su voz en un susurro. —Un virgen. ¿Te gustaría ser su primero? Te costará, pero él vale la pena.


Puedes imaginar que es Taemin.


Bueno, imaginarse a su sobrino mientras se deshaga de esta frustración sexual acumulada no es la mejor manera de superarla, pero no sabe si es capaz de dejarlo de golpe. Una vez más tragándose la culpa, dice: —Pagaré lo que sea. — De ninguna manera iba a negociar los términos cuando este extraño está renunciando a algo tan importante como su virginidad. —Mañana.


Considéralo programado— ronronea. —Por suerte, en realidad, tenemos dos vírgenes en el personal. No conocerás a nadie más que esté interesado, ¿verdad?


Piensa en su amigo que ha estado pasando por un período de sequía autoimpuesta últimamente. Pasa demasiado tiempo concentrado en su trabajo como profesor y no se toma el tiempo para nada más —Sí. Puede que conozca a alguien. 


**********************************************************************


Respirando profundamente, Taemin saca una máscara del bolsillo de su túnica azul y la ata detrás de su cabeza, ocultando la mitad superior de su cara.


— ¿Por qué tienes una máscara? — Kibum se queja. —No conseguí una máscara.


Cuadra sus hombros. Su pobre mejor amigo. Taemin puede ver en sus ojos que sabe que el otro zapato está a punto de caer —Tengo que decirte algo. — dice en voz baja. —Invoco la cláusula de no juzgar.


Después de un golpe, Kibum asiente. —Juro solemnemente no reírme, ni jadear, ni sermonearte.


—Ni siquiera cambies tu expresión facial.


—No lo haré. Dímelo. — Ambos miran el reloj de la pared. —Sólo tenemos como cinco minutos hasta que podamos empezar a quejarnos oficialmente de nuestras primeras veces.


Le empiezan a sudar las palmas de las manos. —Esta es la cuestión. No sé si me voy a quejar. — Cierra los ojos y suelta el resto. —Sé quién es mi cliente.


— ¿Qué? ¿Cómo? Taeyeon no nos lo dijo. — Kibum lo mira fijamente. — ¿Quién es?


—Aquí es donde la parte de no juzgar es crítica. — susurra, observando su cara cuidadosamente. Tal vez para confirmar que está, de hecho, loco. —Es mi tío adoptivo Jonghyun.


La cara de Kibum se pone roja. Se ha convertido en una olla a presión humana.


— ¿Cómo lo supiste? — pregunta, su voz se estrangula.


Sus nervios lo hacen caminar. —Estuvo en mi casa para la cena y puede que haya echado un vistazo a sus contactos. Yo, um... podría haber estado buscando el número de un hombre para borrar. Encontré el número de este lugar, pero no había ningún nombre. Misterioso. Así que lo llamé y...— Kibum se detiene y gira sobre un talón, golpeando las palmas de las manos. —Bam. Encuentro el burdel que ha estado operando bajo las narices de nuestro pequeño pueblo todo este tiempo.


—Bien— dice lentamente. —Por favor, no me digas que llevas esa máscara porque...


—No quiero que sepa que soy yo. — Echa otra mirada al reloj. —Es una larga historia. He estado enamorado de él durante años y... mira, hablaremos de ello después.


— ¿Después de que te metas con tu tío?


Su boca se abre con un jadeo. —Eso suena a juicio. — Lamentablemente, añade: —Y es mi tío adoptivo.


Kibum está preparado para interrogarlo, pero antes de que tenga la oportunidad, Taeyeon entra en la habitación —Habitación cinco, querido. Está listo.


Su mano se coloca en el pomo de la puerta y un millón de mariposas se sueltan en su vientre.


Esto es, de lejos, lo más salvaje que ha hecho, pero Jonghyun lo dejó en el precipicio del auto-descubrimiento hace dos días.


Jonghyun es el hombre de mi vida.


Al recordar lo angustiado que sonaba Jonghyun hacía unos días, empieza una quemadura en su pecho y gira la perilla, preparado para mostrarle a su tío adoptivo exactamente cuán digno de su amor es. Lo que ocurra en esta habitación esta noche determinará la dirección de su relación y Taemin está muy nerviosa, pero está más que ansioso por sentir la pasión de su toque de nuevo. Su cuerpo ya está tarareando por estar tan cerca de toda su intensa energía masculina.


Antes de entrar de lleno en la habitación, Taemin se acerca y disminuye la luz, dejando la habitación casi a oscuras. Hacer que lo reconozca de inmediato podría perjudicar seriamente el plan, así que ayer se cortó el pelo. Si añadimos la luz extremadamente baja, no debería estar en peligro de ser descubierto prematuramente.


Con una respiración profunda Taemin se desliza por la abertura y cierra la puerta detrás de él, apoyándose en ella. Y ahí está su tío, tendido en una silla con aspecto depredador, impaciente y lleno de combustible. Los músculos de sus muslos se flexionan ante su llegada, una línea salta en su mejilla.


Tratando de no traicionar su excitación, Taemin sale de la puerta y avanza hacia Jonghyun lentamente, notando la brillante fotografía que está sentada a su lado en la mesa por primera vez.


Es una fotografía de... mí.


Jonghyun nota que mira la fotografía y se mueve incómodamente en su asiento. —Escucha, no quiero ofenderte. Estoy seguro de que eres un buen chico. Estoy seguro de que eres bonito y todo eso, pero...— Masajea las dos rodillas con brusquedad, como si necesitara desesperadamente una forma de ocupar sus manos. —Te llamaré Taemin. Es a quien me voy a tirar.


La felicidad no adulterada golpea el vientre del menor. Ahora sabe con seguridad que ha tomado la decisión correcta. No ha estado imaginando la conexión entre Jonghyun y él. Es real. Al recordarse a mí mismo, asiente, pero no dice nada.


—No he... estado con nadie en un tiempo. No desde que salí de la cárcel. — dice, su risa teñida de tensión. —Después de que lo conocí... ya no pude más.


El corazón de Taemin va a un millón de millas por hora. Quiere lanzarse a sus brazos y confesar su amor. Alabado sea por esperarlo. Pero hay razones por las que ha ido a un burdel y no a Taemin.


Jonghyun está mirando la foto. Es una que fue tomada hace bastante tiempo.


—No sé por qué llevas la máscara. Este es un pueblo pequeño. Tal vez no quieras que tu identidad salga a la luz. — dice roncamente, pasando los dedos por la superficie de la fotografía. — Cualquiera que sea la razón, me alegro. Hará que imaginarlo sea más fácil.


Cada célula de su cuerpo se inclina cuando Jonghyun se pone de pie a su altura total, considerable, llevando el cuadro al cabecero de la cama, apoyándolo entre una almohada y el cabecero. Taemin se excita de una manera que no esperaba. Mirar fijamente el cuadro mientras usa un cuerpo caliente en la frustración. Y señor, ¿debe estar frustrado? ¿Un hombre viril como Jonghyun no tiene sexo por cuatro años? Su malhumor empieza a tener mucho más sentido.


Jonghyun llama su atención cuando baja la cremallera de sus vaqueros. Mirando fijamente la foto, él alcanza la abertura, hace una mueca, y comienza a acariciarse con dureza, sus gruñidos duros llenan la habitación. — Sé que eres virgen— dice con un fuerte aliento. — ¿Has chupado a un hombre antes?


Jonghyun levantó la vista a tiempo para ver a Taemin sacudir la cabeza.


—Ven a sentarte al borde de la cama— lo instruye, sacando a regañadientes su mano de sus vaqueros, dejando su voluminosa erección tensada dentro de la tela vaquera. —Probablemente no tendrás mucho tiempo para practicar. Nunca tardo más de unos minutos cuando miro esa foto.


Al atraparlo a mitad de camino, Taemin vuelvo a asentir.


—No dices mucho— comenta secamente.


Distráelo antes de que te haga hablar. Con las piernas inestables, Taemin va hacia el lado derecho de la cama, manteniendo la cabeza baja por si la oscuridad de la habitación y la máscara no son suficientes para ocultar su cara. Trata de respirar uniformemente mientras se sienta frente a Jonghyun.


Jonghyun pasa a su lado y ajusta la foto para poder verla mejor, luego vuelve a meter una mano en sus vaqueros, sacando su erección. La primera vez que su eje apareció en el dormitorio del menor, lo sorprendió demasiado para saborear la vista, pero ahora traza cada vena con su mirada y memoriza cada cresta.


Su pulgar presiona el centro de su labio inferior, tirando de él hacia abajo y guiando su grosor a la boca del menor al mismo tiempo. —Ah, joder. Abre, Taemin, cariño. — Su suave cabeza pasa entre los dientes y llena su boca, su sabor a sal y almizcle lo golpea en la parte posterior de la garganta —Esta es la polla que has estado molestando. — gruñe, inclinando sus caderas hacia arriba y hacia atrás, escabulléndose de en la boca de Taemin y gimiendo para volver a entrar, estirándolo más esta vez. —He pensado en hacer esto más veces de las que puedo contar. Pensé en hacerlo incluso cuando estaba sentado al lado de tu padre.


Taemin gimotea alrededor de su próxima invasión, luego los dedos en su pelo se vuelven más insistentes, el ritmo de sus caderas se acelera.


Las manos del menor se mueven por voluntad propia, envolviendo su sexo hinchado y acariciándolo hacia su ansiosa succión. La polla de Jonghyun está en mi boca. No puedo creerlo. Es mejor de lo que podría haber imaginado, especialmente cuando hace un sonido roto y empieza a empujar más profundamente con cada empujón de sus caderas, empujando la parte de atrás de su garganta con la enorme cabeza de su hombría.


—Sí, sabía que serías así, ¿no es así, Tae? Sabía que en cuanto probaras la polla de tu tío, te subirías a las paredes por ella. Apenas puedes evitar desnudarte cuando ya estamos en la misma habitación. — Gruñe y empieza a bombear más rápido, con más insistencia, su excitación rojiza se mete entre los labios ajenos tan rápido, que sus bolas hacen un sonido de golpeteo de sus muslos cada vez que se retrae. —Si me hubiera rendido y te hubiera molestado mientras tus padres estaban mirando sus putos teléfonos, la próxima vez que viniera, te habrías arrastrado hasta mí de manos y rodillas, señalándote con el dedo y lloriqueando por otra cogida. Nunca nos saldríamos con la nuestra.


Ahora lo sabía. Fue hecho para darle placer a este hombre. Fue hecho para obtener placer de él. El interruptor está siendo accionado con cada movimiento de sus poderosas caderas y Taemin nunca volverá a hacerlo.


—Está bien. Suficiente. — jadea, usando su agarre en el cabello del menor para sacarme de su longitud dura y este se lame los labios, mirándolo, rogando internamente por otra mamada. —Es una dulce y pequeña boca la que tienes, Taemin, pero estoy tras el agujero caliente que me has estado ofreciendo durante mucho más tiempo del que deberías haber estado tentando. Quítate la bata y ponte de espaldas.


Sus manos tiemblan tanto por la necesidad, por los nervios, por todo lo demás, pero se las arregla para quitarse la bata de los hombros. Jonghyun pone ojos hambrientos sobre el pecho, la barriga, las bragas, y de un solo golpe lo coge y lo tira al centro de la cama.


Visiblemente agitado, se quita la camisa, pero no se molesta en quitarse los vaqueros. Taemin tiene unos preciosos segundos para maravillarse de su fuerza bruta, sus músculos hirvientes cubiertos de tatuajes intimidantes, antes de que se suba a la cama y se arrodille entre sus muslos. Las bragas se bajan por sus piernas lenta y minuciosamente, y tan pronto como se descubre su sexo, una cuerda de líquido de la cabeza de la erección del mayor y rayas pasan a través del estómago de Taemin. —Mierda— gruñe. —Deja darte la cabeza demasiado larga. No voy a durar. — Tirando de la ropa interior sobre su hombro, Jonghyun cae encima de Taemin y fija su atención en la foto junto a su cabeza, gimiendo, mojándose los labios. —He estado soñando con meterte entre tus muslos tanto tiempo, Taemin. Vas a abrirlos ahora y darle al tío Jonghyun ese pequeño culo virgen.


Los dedos del mayor recorren el centro de su cuerpo, la almohadilla de su dedo medio se desliza entre sus nalgas. Taemin se sacudo en la cama cuando su tacto viaja sobre su sensible agujero y quiere que se quede, que lo masajee, pero Jonghyun respira con fuerza, el sudor comienza a motear sus anchos hombros. Hay una desesperación en él que le hace pensar a Taemin en la temporada de apareamiento entre animales, lunas llenas y el febril sacudimiento de las caderas.


—Dios, Taemin, cariño, intenté dejar de quererte tanto, pero tú lo haces imposible. — Se mete en el menor, presionando, trabajando sus caderas para estirarlo, y justo cuando el dolor comienza y sus músculos empiezan a agarrotarse, Jonghyun se sienta dentro de él con un empujón brusco. —Ahhhh. Jesús.


El peso completo de Jonghyun lo está sujetando, su eje es grueso y palpitante dentro de Taemin y la presión en su vientre inferior es casi demasiado para soportar. Rasguña las uñas en sus caderas y empuja, tratando de sacarlo, pero es inútil.


—Lo siento— exhala contra su oreja, los músculos de su abdomen saltando, ahuecándose, un hambriento retumbar en su pecho. —Mierda, lo siento, Taemin. Traté de no ser rudo. He estado sufriendo tanto tiempo. Y estás tan caliente y... Dios, nene. Apretado.


—Está bien. — gimotea sin pensar, sus pensamientos se dispersan como perdigones. —Está bien, tío Jjong. Ya me siento mejor.


El hombre con cicatrices encima de él se congela.


Durante largos momentos, no hay ni un solo sonido en la habitación excepto el de su corazón palpitante.


La máscara es arrancada, revelando la cara lívida de Jonghyun que se cierne sobre Taemin.


— ¿Taemin? — gruñe, arrugando la máscara con su puño tembloroso. Shock mantiene sus rasgos como rehenes mientras mira sus nuestros cuerpos el lugar donde se encierran. —Maldita sea. ¿Qué demonios has hecho?


Este es el problema de ser un alborotador. Ser capaz de convencerse de que sus acciones benefician el bien común. Nunca ve los defectos de su plan hasta que se ha ejecutado y luego, whoosh, está ese molesto error, parpadeando como un signo de neón.


—Yo también te he deseado. — susurra temblorosamente, le invade el pánico. —Estabas siendo demasiado noble y...


—Y ahora estoy persiguiendo a mi sobrino virgen en un puto burdel. — Su mano sube y le envuelve la garganta, apareciendo líneas de tensión alrededor de su boca. Sin embargo, se está moviendo. Su polla late a un ritmo bajo, hambriento, y sigue creciendo, presionando imposiblemente más profundo. —Fuiste demasiado lejos esta vez, Taemin. — se ahoga, apretando su agarre alrededor de la garganta. —Estás destinado a algo mejor que esto.


—No— susurra, acariciando sus palmas sobre la carne de los pectorales. —Estoy destinado a ti. Si eso no fuera cierto, no necesitarías una foto mía para...


—Cierra tu perfecta boca. — Su cabeza cae hacia adelante, los hombros comienzan a moverse. —Estoy tratando de hacerme salir, pero me estás agarrando muy fuerte. — Su gemido vibra a través del menor —Dios. Te sientes tan bien.


—No te detengas, tío Jjong.


—Tengo que parar, maldita sea. — jadea.


El dolor se ha ido casi completamente en este punto y ahora hay un trompo en la parte inferior de su cuerpo que coincide con el latido de la hombría de Jonghyun. Sus músculos se han estirado para adaptarse y ahora se fijan a su alrededor casi con amor, contrayéndose y soltándose involuntariamente.  Taemin — suplica roncamente, su mano aún está apretada alrededor de su garganta. —Ahhh, Cristo, qué culo tan ansioso tienes, cariño. Haz que deje de molestarme.


—No. — Levanta sus rodillas, asentándolas contra su caja torácica en expansión. El movimiento hace que se hunda más profundamente y Jonghyun hace un rugido en respuesta, su mano deja la garganta del menor para apoyarse en la cabecera. — ¿No puedes moverte un poco? — Murmura, pasando la punta de sus dedos por su negro pelo del vientre. — ¿Sólo para mostrarme lo que se siente?


Un escalofrío sacude a Jonghyun y Taemin oye el crujido de la cabecera a su alcance. —Me muevo una vez y está encendido. No me detendré hasta que tu pequeño trasero sea descuidado con mi venida.


Mordiéndose el labio inferior y mirándolo a través de sus pestañas, Taemin retuerce sus caderas de lado a lado, levantándolas todo lo que puede con el pesado cuerpo de Jonghyun sujetándolo. Su mandíbula se afloja mientras el menor se contonea y se esfuerza, sus ojos pierden el enfoque. —Muéstrame lo que se siente al ser hombre — susurra, arqueando la espalda —Muéstrame.


— ¿Un hombre? — Su risa es oscura y sin aliento cuando mira la fotografía. —Apenas eres eso. Las cosas que he pensado en hacerte, Taemin... Nunca debieron dejarme salir de la cárcel.


Lleva tanto tiempo plantado dentro de Taemin, palpitando y vibrando, que su cuerpo empieza a aceptar esos golpes de su eje como una fricción. Hay un punto dentro de Taemin que se siente tierno e increíble a la vez y cada vez que se hincha contra él, un poco más de placer invade sus miembros. El placer y la anticipación de tener finalmente mi frustración resuelta. — ¿Qué clase de cosas pensaste en hacerme?


— Suficiente — empuja a través de los dientes apretados, su cuerpo ahora brilla con el sudor. El esfuerzo de quedarse quieto y no conducir hacia el menor —Suficiente o voy a demostrarlo.


Taemin deja caer las manos en los pezones, masajeándolos hábilmente, viendo cómo sus ojos se vuelven negros. —Hazlo, tío Jjong. Me lo merezco, ¿no? ¿Por molestarte durante tanto tiempo?


—Sí— dice irregularmente, su sudoroso cuerpo aplastando el menudo, su cara acariciando bruscamente el hueco de su cuello. —Cristo. Cristo. Me lo voy a follar. No puedo parar.


Y luego retrocede y golpea sus caderas hacia adelante, empalándolo con fuerza.


La boca de Taemin se abre en un grito silencioso, la lujuria gritando a través de sus terminaciones nerviosas, lanzándose hacia adentro y agrupándose bajo su ombligo. —Oh sí, tío Jjong. — jadea, sus muslos se mueven contra los lados del mayor —Más. Más.


—Mira lo que me hiciste hacer— gruñe en su cuello, meciéndose más rápido en la cuna de las caderas del menor —Tus padres confiaron en mí. Incluso con mí pasado de mierda. Incluso me pidieron que te dejara quedarte en mi casa una semana mientras ellos iban a Daegu. ¿Tienes idea de lo que habría pasado si hubiera dicho que sí?


— ¿Qué habría pasado?


—Habrías caminado de forma extraña cuando te recogieran, cariño. No actúes como si no lo supieras. — Levanta la cabeza y lo mira, con una expresión medio cariñosa, medio mezquina. La combinación es una droga para Taemin. Le encanta, porque define a este hombre. Cabreado y cariñoso. Rudo y tierno. —No, a la mierda, no habría sido capaz de dejarte ir. Tendrían que haberte sacado de debajo de mí, ¿eh, bebé?


—Sí— gimotea, jugando con sus pezones ahora, enviando pulsos a su polla que está empezando a tener espasmos rápidamente, como si predijera una tormenta. —Sí...


Su erección se clava en Taemin sin piedad, la cama temblando y gimiendo debajo de nosotros. — ¿Te gusta oír lo jodido que estoy por ti? ¿Te gusta saber que esta obsesión sólo ha empeorado, cada maldito día desde que te vi?


Incapaz de hablar debido a la prisa de lo desconocido, Taemin sólo puede asentir.


Por encima de él, los rasgos de Jonghyun comienzan a retorcerse y es la vista más sexy que ha visto nunca. La visible pérdida de control. Está cerca del final y puede ver cómo sucede. La parte inferior del cuerpo del mayor se agita furiosamente, encontrando ese glorioso punto dentro de Taemin más rápido, más fuerte hasta que su visión comienza a ser borrosa, los músculos de su estómago se agarrotan. Jonghyun no es el único que está a punto de llegar a este destino hacia el que han estado empujando desde que entró en la habitación. — No me estoy retirando. No puedo. Te advertí la última vez de lo que pasaría y no me escuchaste. — Se inclina hacia abajo hasta que sus labios se separan. — ¿Quieres que me venga, sobrinito testarudo?


—Por favor— gimotea.


—Primero obtengo el tuyo. — gruñe, sus labios rozando juntos y haciendo que el corazón de Taemin se apriete. —Abre bien las rodillas. Ábrelas para mí.


Taemin no rompe el contacto visual mientras sigue sus instrucciones. Enfocarse es casi imposible cuando el placer se le viene encima, pero la intensidad es un ancla que impide que se vaya volando.


—Buen chico. Ahora déjame trabajar. — Con la boca encima de la suya, Jonghyun angula sus caderas de forma diferente, presionando la punta de su erección sobre su próstata sacudiéndose rápidamente. Rápido. Rápido pero suave. La lujuria lo paraliza, lo atrapa, lo asfixia con su agarre mientras la dicha se mueve y desplaza la realidad. Jonghyun lo besa por primera vez. Sus labios son duros y exigentes. Cuando sus lenguas se lamen juntas y ambos gimen, hay una conciencia de lo prohibido que es esto. De lo que están haciendo —Intenté mantenerme alejado, Taemin — gruñe, separándose de su boca. —Ahora nunca lo haré.


Un escalofrío lo sacudió y Taemin comenzó a arrancarle el pelo, frenético por llegar al final, al mismo tiempo que se aterrorizaba la inmensidad de cómo sería su primer orgasmo. —Puedo ser tu pequeño secreto— solloza, sus palabras se mezclan y son casi incoherentes. —No lo contaré, pero no me alejes.


El clímax se apodera del menor y grita, ahogando todo lo que Jonghyun dijo en respuesta. Es más monstruoso y abrumador de lo que podría haber soñado, agarrando sus músculos íntimos y estrangulándolos con la presión, antes de calmarlos con el alivio. Tiembla, se retuerce y gimotea hasta el final, batiendo los hombros del mayor con sus palmas, sintiendo la cascada de su propia humedad en su abdomen.


Creyendo que dejó la tierra por un momento y cuando vuelve, Jonghyun lo golpea con sus amplios centímetros, una y otra vez, con su cara llena de dolor. —Aquí viene. Toma mi venida. Tómala. — Un sonido ronco lo deja y se pone tieso, caliente y llenándolo.


Sintiendo sus ojos ardientes rastrillarlo, Taemin abre bien sus muslos y deja que Jonghyun lo vea tomarlo con avidez, ordeñando su tamaño con sus paredes internas y maullando su placer, sus dedos retorciéndose en su propio cabello. Revelando.


—Mierda. — Sus caderas se agitan con más fuerza, salpicando su deseo por todas partes, el sonido húmedo llenando la habitación junto con sus frenéticos gruñidos. —Pequeño mocoso hermoso.


Jonghyun se queda quieto una última vez, rugiendo en el techo, y se derrumba encima de Taemin.


Un minuto después Jonghyun levanta la cabeza, sus labios se despegan en un gruñido. —Dios, Taemin — gruñe. Mirando hacia otro lado, se sienta en el borde de la cama y entierra su cabeza en sus manos para varios golpes, sudor y marcas de uñas decoran su espalda tatuada. Antes de que Taemin pueda preguntarle en qué está pensando, su mano sale disparada como un rayo, envolviéndole el pelo en su puño y atrayéndolo lloriqueando hasta las rodillas. Lo lanza boca abajo sobre su regazo antes de que pueda recuperar el aliento, su mano lloviendo sobre su espalda con un punzón. Me está azotando. Con fuerza. — ¿Estás contento ahora, pequeño mentiroso? Me has engañado para que te arruine la vida. — Golpe. Golpe. — ¿Es eso lo que querías?


—No estás arruinando nada. — Taemin se ahoga, luchando por escapar. La reprimenda lo está excitando, haciendo que su culo se aprete y busque otra invasión, pero la ira del mayor, sus palabras están haciendo que su pecho se derrumbe. — ¡Tío Jjong! ¡Detente!


— ¿Ves esto? — le palma la mejilla derecha del trasero, calmando el aguijón, antes de golpear la otra en su lugar. —Esto es lo que haré si no contestas el teléfono. Si le sonríes a otro hombre. Si llegas tarde a casa. ¿Pensaste que sería el príncipe azul, cariño? No, soy tu maldito amo. Esto es lo que querías. ¿Verdad?


Las lágrimas inundan sus ojos y gotean sobre la alfombra, la lucha se le va de las manos.


Lo que intenta decirle penetra. Jonghyun está diciendo estas cosas para asustarlo, para hacerlo sentir mal, tal vez incluso para hacer añicos sus sentimientos por él.


Él no siente lo mismo. Soy una molestia para él.


Un triste sollozo desgarra el aire.


El cuerpo de Jonghyun se endurece, su mano cae sin vida a la espalda baja del menor — Taemin — dice roncamente. —Cariño, yo...— Pero Taemin ya se está moviendo de su regazo y buscando su bata en la habitación, con el hipo tropezando con sus labios. Tengo que salir de aquí.


Jonghyun bloquea su salida, sus manos se posan en la carne de los brazos de Taemin y lo mantiene cautivo. Lo que sea que vea en su cara lo deja herido. —No te irás así.


—Oh sí, lo hare.


— Taemin, me engañaste. Estaba enojado. — Su voz tiembla de pasión. —Hay razones por las que he mantenido mis manos lejos de ti y ahora...


—Ahora te lo haré mucho más fácil. ¡Déjame ir!


Incluso con la luz apagada, Taemin ve cómo el color se filtra de cara del mayor —No debería haberte azotado así. Por rabia. Cristo, fue tu primera vez. Debí haberte abrazado...


Taemin lo interrumpe con un hipo, más humedad goteando por su cara y Jonghyun sólo mira, visiblemente devastado. Tanto que sus manos caen como si pesasen mil libras y se tropieza con el lado, abriendo camino hacia la puerta. Taemin lo toma, corriendo por el pasillo descalzo hacia el vestuario, afortunadamente vacío. Ciegamente, agarra cualquier posesión que pueda encontrar que le pertenezca o a Kibum, la envuelvo en su pecho y se va una vez más. 


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Jonghyun es la última persona que Taemin quiere ver y eso provoca que se abra una caverna en su estómago, pero cuando el menor sale de la tienda unos minutos después agarrando una bolsa de papel marrón en su pecho, Jonghyun no tiene más remedio que salir de las sombras.


Taemin se detiene y Jonghyun ve que algunas emociones diferentes pasan por su cara. Sorpresa. Felicidad. Y finalmente la asesina: la indiferencia. —No tengo nada que decirte.


— ¿Es así? — Toma su codo y arrastra a su sobrino silbante por el costado del edificio. —Tengo muchas cosas que decirte, cariño, pero ahora mismo me preocupa una cosa. — Le insta a que levante la barbilla con sus dedos, deseando besarlo — ¿Qué hay en la bolsa, Taemin?


—Nada— dice demasiado rápido, sus ojos se dirigen a un lado.


—Eso es una tontería y ambos lo sabemos. — Jonghyun es dolorosamente consciente de que cualquiera que pase por aquí puede mirar por la calle lateral y verlos. Un delincuente con tatuajes en el cuello que atrapa a un dulce joven contra un edificio. Probablemente pensarán que le está robando o asaltando. Esas diferencias son la razón por la que intentó alejarse, pero al diablo si la lógica importa ahora que tiene sus piernas envueltas a su alrededor. — ¿Estás embarazado, cariño?


Taemin debió sentir la erección de Jonghyun hincharse contra su estómago porque aspira un aliento sexy y pequeño. — ¿Cómo lo sabría? Sólo han pasado seis días.


— Taemin...— advierte.


—Bien. — Su mano libre le empuja al hombro, pero Jonghyun no se mueve.


Jonghyun le acaricia las mejillas. — ¿Te sientes bien?


Su afecto lo coge desprevenido. —Estoy bien. Sólo asustado.


—No. — se inclina y le besa la mejilla —No te asustes. Me voy a encargar de todo. Conseguiremos un lugar juntos y lo haremos a prueba de niños...


—No.


A Jonghyun le lleva un segundo registrar esa negación susurrada. — ¿Cómo qué no?


Taemin se aprovecha de su shock momentáneo para deslizarse entre el edificio y el mayor —Quiero decir... ya he decidido que, si estoy embarazado, lo haré por mi cuenta. Criar al bebé. — Su barbilla se levanta. —Tengo un lugar. Mis padres tienen dinero para ayudarme con el cuidado del niño. No necesito que me ayudes con algún... sentido de la obligación. Lo odiaría.


— Taemin. — Su nombre brota de Jonghyun en una risa incrédula. Esto no puede estar pasando realmente. —Es mi hijo el que llevas. Si crees que los estás criando sin mí, te equivocas. Voy a ser parte de su vida y de la tuya, así que acostúmbrate a la idea rápidamente.


Su sobrino nunca se ha echado atrás en una discusión y esta vez no es una excepción. —Todo este tiempo, te has mantenido alejado de mí para que no quedara embarazado. Me lo dijiste ese día en mi habitación. Por eso sé que no quieres esto, y está bien. Soy fuerte e ingenioso. Puedo hacerlo por mi cuenta.


Si Jonghyun hubiera visto venir esta discusión, podría haber estado preparado para ella. Pero ni en un millón de años podría haber esperado que Taemin intentara negarle el privilegio de estar involucrado en su embarazo, su vida, la vida de su hijo. Jesús, debo haberlo herido tanto.


Su barbilla se tambalea, aunque está tratando de ocultarlo. Taemin lleva la bolsa que seguramente contiene un test de embarazo en su pecho como un escudo. Jonghyun está tan enfadado consigo mismo por causarle una onza de dolor y ponerlo fuera de su alcance que lo golpeo.


—No me estás alejando de ti. — gruñe, atrapando su mandíbula en mi mano. —O de este bebé.


— ¿Por qué quieres participar? — llora, sus lágrimas salpican los nudillos entintados. —Te he estafado, ¿no? Te engañé. — Sus párpados caen, ocultando los ojos que el mayor más quiere en el mundo. — Hacerte subir ahora no sería justo para ti, Jonghyun.


Ah, ahora veo lo que realmente está pasando aquí. Es su culpa la que me aleja.


Jonghyun lo hice sentir como una mierda por lo que pasó en el burdel y ahora ha vuelto para morderle el culo. Taemin abre los ojos de nuevo y lo mira fijamente, haciéndolo sentir como si estuviera chupando viento.


—Siento lo que hice. — susurra. —Sólo déjame ir.


Listo para implosionar con negación, sin embargo, Jonghyun controla su manía, tomándose un momento para respirar. Para planear. Luego deja caer du boca en la del menor, esperando que Taemin sienta la promesa en el beso. —Nunca. Nunca te dejaré ir. — gruño contra su boca, antes de apartarse de él y alejarse. Casi lo mata dejarlo ahí parado, pero están en un punto muerto. Si lo presiona demasiado, sabe que sólo se cerrará y no llegará a ninguna parte.


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Lleno de determinación, Jonghyun se baja de la motocicleta y se pone al lado del conductor, con la polla ya pesada por la presión de la bragueta de sus vaqueros. Taemin se sacude un poco cuando lo ve de pie fuera de la ventana, pero se recupera y abre la puerta de golpe, olfateando. —Gracias por asegurarte de que llegamos a salvo, tío Jjong. Podemos seguir desde aquí.


Sus palabras pueden ser un rechazo, pero Taemin se está comiendo con los ojos la bragueta de los vaqueros del mayor y se está poniendo colorado, retorciendo su exuberante labio inferior entre los dientes, con los muslos pegados al asiento.


Quieres abrir las piernas para esta polla otra vez, ¿verdad, cariño?


Retrocediendo un poco, Jonghyun se encogió de hombros. — ¿Me sostienes esto un segundo? — Le entregó el cuero desgastado y Taemin lo toma, como si estuviera en piloto automático, sus ojos pegados a los bíceps del mayor. Escondiendo su oscura sonrisa, se quita la camiseta blanca, se la mete en el bolsillo trasero hasta el final, dejando el resto en el muslo. —Un día caluroso para un movimiento, ¿verdad? — Le guiña un ojo. —Será mejor que empiece.


Dejándolo mirándolo con la mandíbula caída, Jonghyun no puede evitar reírse un poco de camino a la parte trasera del camión. Finalmente, Taemin sale y abre la puerta de su nueva casa, dejando entrar a Kibum, antes de cruzar el césped hacia Jonghyun con cautela.


—Espero que seas feliz. — Cruza sus brazos —Hay un montón de hombres y mujeres que te fotografían desde la ventana de su cocina.


Sin importarle mucho los fotógrafos, dejó el cabecero de hierro forjado que llevaba, apoyándolo en el lateral del camión. — ¿Qué hay de ti, Taemin? — Arrastra su lengua a lo largo de la costura de sus labios, sin poder dejar de mirar su estómago, para juzgar si ha crecido. — ¿Quieres hacer una foto también? Ya estás buscando bastante.


El temperamento estalla en sus ojos, sin hacer nada para ayudar a la situación cada vez mayor en sus pantalones. — ¿De verdad vas a actuar como si nada hubiera pasado?


—Eso sería imposible, ¿verdad? — Jonghyun entra en su espacio, sin molestarse en ocultar el hecho de que está inhalando su olor como un hombre moribundo. —Sólo hay un hombre que quiero en la faz de la tierra. Finalmente lo conseguí debajo de mí y estaba más caliente, dulce y más apretado de lo que podía haber imaginado. Entonces me comporté como un hijo de puta y lo arruiné todo. Lo azoté cuando debería haber estado besando cada centímetro sagrado de su cuerpo. — Miró sus ojos que se abren rápidamente. —Sí. Es jodidamente imposible pretender que eso no sucedió.


El pecho de Taemin se expande con un aliento tembloroso, las manos caen a sus lados. —Creo que lo dejé bastante claro...— Su voz cae en un susurro silencioso. —Que me he movido.


Sus manos empiezan a alcanzarlo, pero Jonghyun se atrapa justo a tiempo, enroscando los dedos en las palmas de las manos. Si tienen un público como Taemin dice, Jonghyun no va a poner un dedo sobre el menor — ¿Podemos hablar dentro?


Parece que a Taemin le falta el aliento. — ¿Qué? ¿Privar a todos estos de tus músculos?


Rompiendo su regla de no tocarlo, le sube la barbilla. —Si recuerdas lo que te dije en esa habitación, cariño, me importan una mierda los demás. Sólo hay una que me pone la polla dura y es un hermoso pelirrojo alborotador con pecas y un culo hermoso en el que no puedo dejar de pensar.


—Me parece recordar algo de eso— dice tembloroso, metiendo el pelo detrás de su oreja con dedos temblorosos. —Supongo que podemos hablar dentro, pero nada ha cambiado.


Soltando su barbilla, Jonghyun sigue la punta de su dedo índice por la pendiente de la garganta del menor, sintiendo su trago. —Dirige el camino.


Taemin gira sobre el talón y Jonghyun merodeo detrás de él, devorando la vista de su delicioso culo con pantalones jean. Están entrando juntos en una casa y, por primera vez, los padres de Taemin no estarán aquí para jugar a la pelota. Jonghyun es muy consciente de eso. Sin mencionar el hecho de que Taemin ya es un niño grande, embarazado de su hijo, y tienen privacidad mientras lo lleva a un dormitorio trasero.


Jonghyun lo sigue y cierra la puerta de una patada, disfrutando de la conciencia en su cara mientras retrocede, su pecho se agita ante el acercamiento intencionado.


 Deteniéndose frente a Taemin, Jonghyun ahueca su suave mejilla, se arrepiento de haberle amontonado dolorosamente en el esternón. —Lo siento, cariño. Por haberme puesto así contigo después de hacer el amor. — su disculpa emerge sonando cruda. —Por hacerte llorar. Me odio a mí mismo por hacerte daño, bebé.


Taemin amplía su mirada a sus disculpas y agacha la cabeza rápidamente. Cuando la levanta de nuevo, hay un ligero brillo de humedad en sus ojos, la terquedad que se desprende de su postura. —No debería haberte engañado. Estuvo mal. Tan mal...


— Taemin.


—No, déjame terminar.


Jonghyun rechina sus dientes traseros para no tranquilizarlo.


Taemin cuadra los hombros. —Lo siento. No hay excusa para lo que hice. — Empieza a decir más, pero en vez de eso dispara hacia adelante, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura del mayor. Taemin entierra su mejilla en el hombro desnudo de Jonghyun —Te extraño.


Caminando con ella hacia la pared, la espalda del menor la golpea una fracción de segundo después y la boca de Jonghyun se mueve en su cuello, besando el sensible parche debajo de su oreja. —Ah, cariño. Te extraño muchísimo. — sus manos le rastrillan las caderas, retorciendo el vaquero de sus pantalones en un agarre desesperado. —Me he sentido jodidamente miserable al no poder oír tu voz.


—Se sentía tan bien... lo que hicimos juntos. — Taemin jadeó cuando le mordió el lóbulo de la oreja, sus dedos cayeron sobre la bragueta de los vaqueros del mayor, abriéndola. — ¿Lo harás de nuevo, tío Jjong? ¿Por favor?


—Espera. — jadeó, agarrando su muñeca y asegurándola a la pared sobre su cabeza. Su polla es más dura que una maldita palanca en sus vaqueros, palpitando con la necesidad de rodearse en el agujero apretado de su sobrino, pero está haciendo esto bien.


—No quiero nada más que darte un paseo en esta polla, Taemin, pero no hasta que te oiga decir las palabras. Me dejarás ser tu hombre. Para siempre. Me dejarás participar en la vida de este bebé. Para siempre.


Con un sollozo frustrado, Taemin se escapa y se va al otro lado de la habitación. No seguirlo es un infierno, pero Jonghyun necesita escuchar lo que dice. Necesita saber lo que está pensando. —No puedo hacer esas promesas. Te mantuviste alejado de mí durante tanto tiempo. Nunca te ofreciste a estar conmigo... hasta ahora. Cuando sabes que estoy embarazado. ¿Cómo sabré que no estás aceptando esta responsabilidad porque no tienes otra opción? ¿Porque no te di ninguna opción?


Jonghyun se rasga el pelo, una risa sin humor abandona su boca. — ¿Te perdiste la parte en que llevé una maldita foto tuya al burdel, porque eres la única manera de ponerme duro? ¿Olvidaste que admití que no he estado con otro hombre desde que te conocí? — Cruza hacia Taemin en dos largos pasos, agarrándolo por los hombros. —Jesús, Taemin. Abre los ojos.


Está tan cerca de ceder, dándole una oportunidad, pero sus hombros se hundieron, sus dientes preocuparon su labio inferior por la indecisión. —No sé...


Su instinto es seguir discutiendo, pero Jonghyun vino aquí para jugar el juego largo, el juego de siempre, y eso es exactamente lo que planea hacer. El tiempo que sea necesario. —Está bien, cariño. — Lo tomo en sus brazos, presionando sus labios contra la mejilla de Taemin —Está bien. Pero no voy a ceder hasta que sepas que no hay nadie más para mí. No quiero otra vida que la que puedo tener contigo. Eres el aliento de mis putos pulmones, Taemin.


Sus ojos llorosos parpadean, pero Jonghyun no se da por vencido con la esperanza de que por fin se comunique con el menor. En su lugar, le besa el cuello suavemente, sale de la habitación y saca la mierda pesada del césped.


Paciencia. 


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—Tienes que intentar comer, cariño. — Sus labios le rozan la oreja. —Para nuestro bebé. — Las palabras de nuestro bebé le aprietan el corazón a Taemin. —No te sientes mal por el embarazo, ¿verdad? Podría pedir un poco de Ginger ale...


—No, está bien. — Para apaciguarlo, el menor coge una papa frita y la mastica al final. —Sigo esperando que el mareo golpee. Pero tal vez es demasiado pronto.


Jonghyun se relaja un poco. —Entonces, ¿por qué no puedes comer?


Traga —Me has dado mucho en qué pensar.


—Bien— La determinación brilla en su cara. —Sigue pensando. Tómate el tiempo que necesites. No voy a ninguna parte, Taemin.


El alivio lo inunda, a pesar de sus mejores esfuerzos para mantenerlo preso — ¿Qué hay de la tienda?


Sus ojos corren por delante del menor —Pensé que pasaría el día de mañana mirando la plaza de garaje de por aquí. — responde roncamente, sin ajustar tan sutilmente la cresta de sus vaqueros. —Volveré a tiempo para recogerte de la clase.


La sola idea de Jonghyun sentado en su moto con su pelo negro y azotado por el viento cuando salga de la sala de conferencias hace que el pulso del menor clame vertiginosamente. Aun así, podría sentirse obligado. O protector desde que está embarazado. —No tienes que hacer eso.


— ¿No tengo que hacerlo? — Sacude la cabeza. —No creo que lo entiendas, Taemin.


— ¿Entender qué?


Un latido pasa. —Que cambiaría mi último aliento para que te subas a la parte trasera de mi bicicleta. — Su voz resuena con tal intensidad que Taemin no puede evitar contener la respiración. —Que me rodees con tus brazos, sabiendo que te mantendré a salvo. Sabiendo que estaré allí de nuevo mañana. — Se vuelve hacia el menor en la cabina, deslizando su mano por su muslo interno —Que Taemin dependa de mí, confíe en mí, sonría cuando me vea. ¿Qué más podría querer un hombre de la vida?


—Oh, Jonghyun...— Susurra, dejándole que los acaricie.


—No estoy aquí por obligación, Taemin. — Su mano corre más arriba, sus nudillos frotan su polla —Estoy aquí porque no puedo vivir sin ti. No por un maldito día.


El ruido del restaurante no es más que un ruido sordo a su alrededor. — Llévame a algún sitio.


—No hasta que me dejes volver al sol. — Su boca patina por la pendiente de del cuello del menor —Quiero mi oportunidad. Nos quiero a nosotros. A ti y a mí. Una familia.


Su tacto casi lo abruma, pero, aun así, Taemin dudo. Todo va tan rápido...


— ¿Jonghyun? — dice una voz masculina ronca. — ¿Eres tú?


Jonghyun se queda muy quieto contra Taemin, su mano va de seductora a inmóvil entre mis muslos. Toma dos respiraciones centradas, luego se endereza. Parpadeando su entorno nuevamente, Taemin ve a dos hombres parados junto a nuestra mesa. Están usando chalecos de cuero con sus nombres cosidos en parches sobre sus corazones. Minho. Jinki.


—Estás muy lejos de casa— uno de ellos dice, sus ojos bailando con diversión.


—Podría decir lo mismo de ti— responde Jonghyun con un escalofrío en la voz. —Estoy seguro de que no querías interrumpir.


—Oh vamos— dice el otro. —No podíamos dejar pasar la oportunidad de conocer a tu famoso sobrino. Piensa en los derechos de presumir que esto nos dará en el club.


El agarre de acero de Jonghyun se dobla a al alrededor del menor peligrosamente.


¿Sobrino famoso? ¿Qué significa eso?


—Aléjense— advierte Jonghyun a los hombres.


Minho levanta las manos, con las palmas hacia afuera. —No queremos hacer daño. — Sus ojos brillan con maldad. —Pero supongo que el misterio está resuelto de por qué dejaste el club por él. Él es un poco más que un sobrino para ti, ¿no es así, hombre? — Le da un codazo a Jinki en las costillas. —A menos que esa mano en su pierna fuera una ilusión óptica.


El puño de Jonghyun golpea la mesa con la fuerza suficiente para tirar su cerveza y alterar la platería. Taemin nunca lo ha visto así. Hay asesinato en sus ojos y se centra en estos dos hombres. Nunca he estado más seguro de nada en mi vida que de que Jonghyun está a punto de cometer un doble homicidio.


— Jonghyun — Jinki se ríe nerviosamente. —Sólo estábamos bromeando. Lo que hagas es asunto tuyo.


—No te muevas. — Jonghyun le gruñe la orden al menor, moviéndose para dejar la cabina. Pero Taemin sabe que no puede dejar que eso suceda. Si Jonghyun pone sus manos sobre esos hombres, va a convertir sus huesos en polvo.


—No, por favor. Espera. — Pone su pierna en su regazo y se levanta hasta que se encuentra a horcajadas con sus brazos alrededor del cuello del mayor —No lo hagas. Por favor. Te necesito aquí conmigo y con el bebé. Por favor, no hagas algo que haga que te alejen de mí.


—Te asustaron— grita, con su mirada asesina fija sobre el hombro de Taemin.


—No. Sólo la idea de que te vayas me asusta.


—También te faltaron el respeto. — Intenta salir de la cabina otra vez, pero Taemin le sujeta las piernas por la cintura, así que cuando Jonghyun se pone de pie, se aferró a él como un mono. —Tengo que manejar esto, Taemin.


—No, no lo haces. — su miedo casi paralizante de que se llevaran a Jonghyun le hizo darse cuenta de lo estúpido que fue al pensar que podía enviarlo lejos. Pensar que podría estar sin él. Pensar que podría criar a esta bebé solo cuando tenerlo cerca de él es una necesidad. —Te amo— dice sinceramente, dejando caer besos en su cara. —Te amo y ne-necesito que me lleves a casa. Necesito que me recojas de la clase todos los días y que te asegures de que estoy comiendo para el bebé.


La ira comienza a despejarse de sus ojos cuando lo mira, dejando un rastro de asombro. — ¿Me amas, Taemin?


El menor asiente con entusiasmo, se le forman lágrimas en los ojos. Y por primera vez, se le ocurre lo que los hombres dijeron cuando se acercaron a su mesa. Realmente se hunde. — ¿Dejaste el club por mí?


—Por supuesto que lo hice— Jonghyun se inclina y le susurra el resto al oído. —Eras la luz más pura que jamás había visto. Me bautizaste. Me hiciste nuevo. Me hiciste querer ser digno de cinco minutos en la misma habitación que tú. Te amo.


La euforia lo atraviesa en su confesión. Qué ridículo debió haber sonado, acusándolo de querer una relación por obligación por el bebé. Cambió toda su vida por Taemin hace años y nunca dijo una palabra. —Olvídate de ellos. — Consciente de la multitud de ojos que los miraban, aprieta sus caderas con sus muslos lo más sutilmente posible. —Te necesito tanto. — solloza silenciosamente en su cuello. —Ahora.


Y Jonghyun ya está caminando hacia la parte de atrás del restaurante. 


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Taemin presiono su nariz contra la parte trasera de la chaqueta de cuero de Jonghyun mientras tararean en la carretera, inhalando el aroma que ahora asocia con la seguridad, el amor, la excitación y los orgasmos.


Tantos orgasmos.


Taemin ha pasado horas desnudo, sudado, sin aliento, retorciéndose, la boca del mayor sobre la suya, sus manos por todas partes, sus palabras de alabanza y devoción sonando en sus oídos.


Hacen una parada fuera de la casa de los padres de Taemin y este respira profundamente. Jonghyun les quita los cascos, los cuelga del manillar, y levanta al menor de la motocicleta, deslizándolo lentamente por cada cresta sensual de su cuerpo.


— ¿Nervioso? — pregunta Jonghyun moldeando las caderas del menor en sus fuertes manos.


—Un poco— las manos del mayor se deslizan hacia el pequeño trasero, palmeando las mejillas con brusquedad, y Taemin se balanceo hacia él, subiendo en los dedos de los pies para ajustar mis curvas a su músculo. — ¿Me estás excitando para distraerme de mis nervios, esposo?


El calor se enciende en sus ojos por el título. —Llámame así otra vez y no conseguiremos entrar.


— Taemin...— dice de forma preventiva, metiendo una mano en la parte de atrás de los boxers del menor y dándole un golpe. —Me estás poniendo duro.


Gimotea en su cuello. —Siempre estas duro.


Murmurando una frustrada maldición, Jonghyun le agarra la muñeca y lo arrastra hacia la casa. —Terminemos con esto para que pueda tenerte a solas.


Con su deseo momentáneamente frustrado, Taemin mira a la puerta principal con un nuevo caso de inquietud. — ¿Crees que lo manejarán bien?


—En este punto, cariño, es sólo una formalidad— se pararon en la puerta, Jonghyun mirándolo con propiedad mientras llama. —Eres mío.


Le acaricio la cara en el brazo de su chaqueta. —Soy tuyo.


Su padrastro elige ese momento para abrir la puerta. — ¿Jonghyun? — Se retrae cuando ve a Taemin, sus dedos se enhebran en los de su hermano. —Uh. ¿Taemin?


Un músculo se flexiona en la mandíbula de Jonghyun, pero mira a su hermano a los ojos, sin pestañear, y una comunicación silenciosa pasa entre ellos. — ¿Podemos entrar?


—Oh, Jesús. — El padrastro de Taemin retrocede, rastrillando una mano por su cabello. —Su madre va a matarme. Ella vio la forma en que mirabas a Taemin. Me advirtió que no te dejara estar cerca de él.


— ¿Sí? Probablemente tenía razón— Jonghyun dice, tirando del menor para dentro, pasando por delante de su hermano. —Aunque ya es demasiado tarde para eso.


La madre de Taemin sale de la cocina con un vaso de vino blanco en la mano. —Cariño, ¿quién es? — se detiene. — ¿Taemin? — Su garganta se balancea. — ¿Jonghyun?


—Mamá, ¿podemos sentarnos? — Dice el menor tratando de sonar relajante.


Ella espía la mano de Jonghyun sosteniendo la del menor con fuerza y hace retroceder su copa entera de vino. —Creo que me quedaré de pie.


Jonghyun y él intercambian una mirada irónica. Sus ojos le dicen a Taemin que le preocupa esta confrontación y cómo afectará a su relación con sus padres. El menor le ha asegurado un millón de veces que está en todo. Que está con él sin importar lo que pase. Sin arrepentimientos. Le sonríe ahora para recordarle las promesas que hizo, sobre todo cuando estaba dentro de él.


—Mamá, papá. Jonghyun y yo fuimos al juzgado hoy y nos casamos. — Jonghyun se puso a su lado y levantó su cara para un beso, que le da lentamente, sus ojos turbulentos de amor. —Siempre ha sido él. Siempre será él.


—Siempre ha sido él— repite Jonghyun bruscamente. —Será él hasta el día en que me muera.


Aunque es difícil, Taemin le arranca los ojos a su marido y comparte una mirada entre su madre y su padrastro. —Espero que puedas estar bien con esto a tiempo. Sé que probablemente sea un shock.


Jonghyun presiona sus labios contra la suave mejilla de su ahora esposo y lentamente desliza una mano por la parte delantera de su vientre, aunque todavía no hay ningún chichón del que hablar. —Voy a cuidar muy bien de ellos.


Su madre chilla, dejándose caer en una otomana de lado. — Voy a necesitar más vino.


Taemin se ríe y su marido sonríe con el sonido.


—Olvidé algunas cosas en mi habitación. Que yo, um... necesito. Para la universidad. — Lleva a Jonghyun hacia las escaleras y él lo persigue, moviendo la cabeza, porque sabe exactamente lo que está haciendo.


Jonghyun ya se está bajando la cremallera cuando entran en la habitación del menor, se sienta en el borde de la cama y estira sus piernas delante de él. Taemin se arrastra los pantalones junto con su ropa interior lentamente —Creo que los escandalizamos.


— ¿Lo hicimos? — Jonghyun bombea su eje liberado en su mano, sus ojos en ese remolino depredador en el que se convierten cuando están a punto de hacer el amor. Su pecho se expande en respiraciones superficiales, el hambre desenfrenada grabada en su expresión. —Sonaba como si lo vieran venir. Supongo que no oculté mis sentimientos tan bien como pensaba. — Su mirada se fija en la de Taemin —Tal vez no es posible ocultar la obsesión.


—Gracias a Dios— susurra el menor deslizándome por el eje de su esposo y comenzando a mecerse mientras gruñe contra sus labios, el lecho de su infancia gimiendo bajo ellos, lo suficientemente fuerte como para ser escuchado en cada parte de la casa. —Soñé con este día mientras estaba en esta cama. El día en que serías mi marido.


Taemin se pone de espaldas y mientras Jonghyun bombea, la cabecera se clava en la pared en sucesiones cada vez más rápidas. —Gracias a Dios que no es un sueño, Taemin. Gracias a Dios que eres mío. 


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Cuatro años después - Jonghyun


La llave de bolsillo está olvidada en mi mano mientras veo a mi esposo trabajar con el torno de cerámica en el estudio, la luz del sol entrando por el tragaluz y proyectándola con un brillo. Está tarareando para sí mismo, perdido en su propio mundo, sin saber que mi corazón va a 500 millas por hora.


Tuve que aprender a darle a mi esposo algo de libertad para que pudiera ir a la escuela antes de graduarse. Para que pudiera ver a sus amigos. Pero nunca dejo de revisar el reloj. Lo sigo en mi motocicleta, le exijo su tiempo y su cuerpo, soy cada centímetro del hijo de puta posesivo que le dije que sería... y él me ama de todas formas, gracias a Dios.


Taemin mueve su pelo hacia atrás sobre sus hombros y sucede en cámara lenta, la luz besando su garganta, sus pies desnudos flexionándose. La perfección de él hace que mis manos tiemblen y tengo que dejar la herramienta antes de hacer más daño que bien a la moto que estoy construyendo.


Después de casarnos, vivimos en su casa fuera del campus por un tiempo, pero no mucho. Kibum se mudó con su propio marido, que resulta ser un buen amigo mío que conoció esa fatídica noche en el burdel... y luego Taemin y yo encontramos un lugar propio, una cabaña aislada y moderna con un estudio conectado. Compartimos el espacio, mi tienda de motos, por un lado, su área de cerámica por el otro. La configuración ideal para un marido que prefiere mantener ambos ojos en su esposo cada segundo del día.


La mayoría de las veces, acabamos follando en uno de los almacenes antes de que llegue la hora de comer, el dulce culo de Taemin clavado en la pared, mis vaqueros en los tobillos. Lo juro por Dios, la necesidad de él se hace más fuerte cada hora, cada día, cada segundo. A medida que mi amor por él crece, también lo hace mi hambre de estar dentro de él.


Nuestras miradas se encuentran a través del estudio y su pie se queda quieto en el pedal que hace girar el volante, una travesura familiar que hace que sus ojos brillen. Lenta y deliberadamente, se limpia la arcilla húmeda de sus manos y se pone de pie. Aun tarareando una melodía ligera y aireada que apenas puedo oír por encima del latido de mi corazón, se quita la ropa, dejándolo en nada más que una tanga. Se pavonea hacia mí, todo pelirroja salvaje. Mi polla presiona insistentemente la bragueta de mis vaqueros, el sudor se desliza por mi columna vertebral.


Me quedo inmóvil al ver a mi increíble esposo mientras se inclina sobre el asiento de la motocicleta en la que estoy trabajando y hace pucheros con sus bonitos labios. —Es la hora del almuerzo y aún no hemos hecho un descanso.


Joder. Estoy tan duro para él, que la falta de sangre arriba me está mareando. —Los niños tuvieron medio día de escuela hoy— gruño, mirando sus alegres pezones y lamiendo mis labios. — ¿Lo has olvidado?


Parte del color deja su cara como, justo en el momento oportuno, el sonido de los tubos chillando afuera. Una risa retumba en mi pecho cuando se zambulle detrás de mí para esconderse de los dos traperos, un chico y una chica, que vienen arrastrándose por el estudio, con mochilas sobre sus hombros. — ¡Mamá, tengo hambre! — dicen al unísono, tirando sus bolsas al suelo.


—Dímelo a mí— murmuro. Mirando a Taemin por encima del hombro, compartimos una risa y me quito la camisa, entregándosela para que se la ponga. —Hola chicos— grito. — ¿Qué tal la escuela?


—A-bu-rri-da— canta mi hija.


Mi hijo señala con el dedo a su hermana. —Se metió en problemas otra vez.


Una risa se acumula en mi pecho, junto con tanto amor, que me preocupa que algún día estalle como un globo. —Por supuesto que se metió en problemas. Es la hija de su padre.


Taemin me empuja por la espalda y se pone de pie. —A veces un pequeño problema puede llevar a las mejores cosas.


—Claro que sí, maldita sea. — Lo llevo en mi regazo y le soplo una frambuesa en el cuello, haciéndola gritar mientras nuestros hijos se divierten. Inmediatamente, me doy cuenta de mi error cuando el trasero de Taemin se mueve en mi regazo y mi polla empieza a suplicar alivio. Sin embargo, no importa.


Planeé esto.


—Niños, hay barras de helado en el congelador de arriba. — digo, refiriéndome a nuestra casa conectada. Ya están luchando por la puerta. — ¡Uno para cada uno!


En cuanto salen por la puerta, estoy de pie con Taemin en mis brazos, colocando su cara sobre el asiento de la moto y rasgando su tanga. La propiedad cruje en mi sangre y gruño, apretando su tensa carne en mis manos y dando un duro golpe. Él empuja sus caderas hacia atrás en respuesta, dando vueltas a su trasero en mi regazo. —Ahora, ahora, ahora.


Mi polla está fuera en segundos, presionando en su calor. Me sumerjo lentamente, sacando un gemido de su garganta, mis manos deslizándose por su caja torácica para tocar sus tetas. —Me has dado el cielo, Taemin. — Pellizco sus pezones ligeramente entre mis nudillos y empiezo a bombear—Ahora déjame dártelo.


—Sí, esposo— susurra, besándome por encima del hombro. — Todos los días. 


 


 


FIN

Notas finales:

Hasta la próxima.

Gracias por leer :)


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