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Te llevo en mi corazón por Dagi

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Notas del fanfic:

No somos dueñas de SPN.

No beta.

El título del fic se basa en el poema de E.E. Cummings

En esta historia existe la idea del hilo rojo/almas gemelas. Solamente le agregamos un toque sobrenatural. Puede ser cursi y tonto pero nos gusto. :)

Notas del capitulo:

Cuenta la leyenda...

Era una noche de otoño cuando Castiel conoció a su alma gemela. El hilo rojo que unía a dos personas que estaban destinadas a estar juntas brillaba de un rojo intenso y nuevo. Era la primera vez que veía el hilo atado en su dedo meñique. Levantó la mirada esperando un reconocimiento del otro hombre, pero nada sucedió. La conexión estaba allí, pero no había respuesta.
Durante la fiesta, Castiel supo su nombre.
Su alma gemela se llamaba Dean.

...

Castiel buscó en libros antiguos, inclusive en Internet, cualquier prueba de un enlace fallido, pero ninguna información marcaba algo fuera de lo común. Su pareja destinada lo había ignorado hace un mes y aunque su corazón dolía por el rechazo, otro sentimiento se alzaba, el de no darse por vencido. Si Dean y él eran almas gemelas, entonces iba a luchar por ello. Tenía que ver a Dean y hablar con él.

...

Gracias a la ayuda de Balthazar, Castiel obtuvo una dirección. No sabía como presentarse, tal vez debería decir que el hilo rojo del amor los unió y que sería bueno conseguir una oportunidad para conocerse... O tal vez debería callarse y ver si Dean reconocía su enlace.
Cas tocó el timbre y esperó. A los pocos segundos un hombre joven y muy alto fue a su encuentro.

—¿Sí?

—Hola... ¿Es la casa de Dean Winchester?

El joven lo miró y asintió.

—Uhm... sí... es mi hermano. ¿Puedo saber quién lo busca?

Castiel frunció el ceño, pensando en responder. No tenía muchas opciones. En otras circunstancias el encuentro con el hermano de Dean sería un acontecimiento importante, pero con la expresión confusa del joven hombre tuvo que ser sincero.

—Soy el alma gemela de Dean.

...

Era extraño estar en el interior de la casa de Dean, cuando prácticamente era un completo desconocido en su vida.
Miró como Sam hablaba por teléfono, caminando de un lado a otro del salón.

—Sí... sí lo sé, Rowena... pero... ¡No! Necesito que vengas... sí, sí está aquí... nos vemos.

Castiel se sobresaltó con la voz de Sam.

—Perdón por hacerte esperar—dijo nervioso. Castiel supuso que Sam no le creía y estaba haciendo lo posible para hacerlo desistir de su postura.

—Está bien, Sam.

—Voy a la cocina. ¿Quieres té?

Castiel negó con la cabeza.

—Y-yo... —suspiró—. Te creo, Castiel... nosotros... Dean volverá a la noche, pero... antes vendrá una buena amiga mía que te ayudara con este problema.

¿Problema? ¿Era un problema encontrar el verdadero amor?

...

Castiel observó a la hermosa y elegante mujer pelirroja. ¿Qué estaba sucediendo? La mujer le pidió una taza de té a Sam antes de dirigirse a él.

—Pobre muchacho. Esto debe ser muy confuso para ti. Pero hoy estoy aquí para ayudarte.

—Rowena—saltó Sam. Sobre una bandeja llevaba la caja de té en hebras, la taza de porcelana, la tetera y un plato de masas finas —. Él no sabe... es decir, no conoce la historia de Dean. Pensé que llegando el momento, podrías ayudarnos.

—Lo haría por ti, Samuel. Tu hermano, por otra parte, es un idiota. Pero se merece ser feliz— la mujer se enfocó en Cas y extendió su mano—. Mi nombre es Rowena y soy una bruja.

...

Castiel no sólo se sentía vacío por la falta de su alma gemela sino que ahora sabía el por qué de tal situación.
Sam y Rowena trataron de ser claros, pero Castiel inclinó la cabeza más de una vez.

¿Hechizo? ¿Maldición familiar?

—Ya he buscado en el Grimorio de la familia y la única manera de romper el hechizo es con una prueba de amor.

—¿Una prueba de amor?—pregunto Castiel con un aire incierto.

—Sí, veras... dígamos... dígamos que lo sobrenatural ronda en nuestras vidas. Nuestra familia fue maldecida. El primogénito nunca sabría sobre su alma gemela. Sus ojos estarían ocultos al amor. Tú llegaste y él no lo puede ver.

—Y cuando hablamos sobre una prueba de amor...— dijo Rowena moviendo sus manos al aire—, decimos un beso de verdadero amor.

Castiel abrió sus ojos y no pronunció ni una sola palabra.

¿Un beso? ¿Cuántas veces había imaginado, soñado sentir los labios de Dean?

Un ruido de motor se escuchó en el exterior y quebró el momento.

—Dean está aquí—susurró Sam.

...

Castiel pudo escuchar los pasos, la puerta de entrada y el silbido que estaba realizando Dean.

—¡Sam! Ya estoy aqu- —Dean se detuvo al ver que el salón estaba ocupado. Las tres figuras se quedaron congeladas con la aguda observación—. Lamento arruinar su fiesta. Sam... ¿Qué hace la bruja en mi casa?

—Nuestra casa, Dean.

—Paga las expensas y hablaremos, Sammy— miró a Rowena con amargura y se interrumpió para mirar a Castiel. Dean se quedó rígido por un momento— ¿Tú...? Oye, yo te conozco...

Sus ojos se encontraron y Castiel sintió el tirón en su dedo. Nuevamente el hilo rojo brillando con más fuerza.

—Así es, Dean—contestó mientras se acercaba al hombre con paso decidido.

—Nos vimos en la fiesta de Balthazar...—dijo en un tono hipnotizado, aturdido— ¿Por qué... por qué estas...? muy cerca...

Sus respiraciones se entremezclaron y Castiel sintió el aroma de Dean acobijando sus sentidos.

—Porque necesito que veas y sientas lo que estoy sintiendo, Dean.

Dean miró desconcertado y jadeó al sentir los labios de Castiel rozando los suyos. Una sensación cálida y electrizante sacudió su interior. Era sentir un nuevo despertar. Era como iluminar con una luz cegadora una oscuridad que se había instalado por mucho tiempo en su corazón.

Sus labios vibraron y Castiel sintió los brazos de Dean envolver su cintura con suavidad y decisión. El besó fue correspondido y el brillo de la unión se hizo más fuerte.

Dean fue el primero en alejarse y saborear sus labios. Castiel lo secundó y descansó sus frentes juntas.

—¡Qué diablos! Esto es real. Eres mi alma gemela—sonrió mientras movía su meñique, sintiendo el peso del hilo.

—Sí, Dean. El hechizo...

—El hechizo se rompió. Creí que eran malditos cuentos, pero mi familia no es como las demás... —dijo tras lanzar un suspiro—. Siempre pensé que no estaba destinado a tener un alma gemela. 

Castiel no quería nada más que estar en los brazos de Dean.

—Soy Dean... estoy feliz de encontrarte.

—Es un placer, Dean. Castiel. Y estoy feliz de encontrarte... otra  vez.

Es una noche de otoño cuando Castiel conoció a su alma gemela y es una conexión que nunca podrá romperse.

...

La noche era tranquila y Cas estaba despierto, mirando como Dean dormía a su lado. El hilo que los envuelve volvió hacerse invisible una vez que el enlace fue más profundo, todavía lo sentían tensarse, estirarse y enredarse a su alrededor.

Dean lo llamó en sueños y Cas enterró su rostro en el cuello de Dean, relajándose.

Se quedó dormido con una sonrisa en sus labios.

Notas finales:

Gracias por leer.


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