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Cybernetic Boy [ChenMin] por ChrisaliceCDA

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Notas del fanfic:

Holi, espero que les guste esta locura que salió de mi amor por el ChenMin y una muy activa imaginación. uwu

El fic se encuentra un poco más avanzado en Wattpad, si desean leerlo ahí, pueden encontrar el enlace en mi perfil<3

Era temprano por la mañana, el muchacho de mejillas gorditas suspiró, frotando con el dorso de una de sus manos uno de sus ojos, en un gesto de flojera y sueño, mientras que la otra sostenía sus gafas, en tanto, observaba el salón llenarse. Se sentía extrañamente nervioso ese día, no había una razón específica, simplemente había despertado con una incomodidad extraña en el estómago, y aunque no había pasado nada relevante o malo hasta ese momento, la sensación no había dejado de atosigarlo.


De pronto, su profesor de lenguas extranjeras entró al aula, obligándole  a enfocar toda su atención en este y los conocimientos que les impartiría ese día. No obstante, su interés duró poco, el día transcurría con una lentitud impresionante, era caluroso, el ambiente pesado, completamente un martirio... Sin contar que sólo podía pensar en aquel aparato que descansaba en su casillero, dentro de una funda de color bastante femenino que lo protegía.


Aquello no era algo que sucedía muy frecuentemente, por lo general no le gustaba distraerse en clases, ya que de los resultados de estas dependían sus comodidades, solía esperar a que toda la jornada escolar terminara para saciar su sed de tecnología, así que no entendía el por qué de sus repentinas ansias.


Agradecía mil y un veces ser alguien que pasa desapercibido fácilmente, mientras el profesor interrogaba a sus compañeros sobre la clase a la no estaba prestando nada de atención, Minseok pudo calmarse y respirar con normalidad, intentando absorber toda la información posible, y es que de aquello saldría el examen de la semana siguiente.


Cuando la campana rompió el ambiente tranquilo del aula, anunciando el fin de ese bloque de horas, y el comienzo de un breve descanso de veinte minutos, el bajito salió como alma que lleva el diablo en dirección a su casillero, tomó el aparato que se había apoderado de sus pensamientos desde hacía un rato, y fue rápidamente a la biblioteca, más específicamente se dirigía al rincón de libros sobre matemáticas, si, aquel que nadie visitaba, que contaba con una mesa ratona junto a la ventana y mullidos cojines para no lastimarse las rodillas, el lugar era calmado, se respiraba paz y calma, no comprendía por qué todos ignoraban tal maravilla, pero tampoco se quejaba.


Apenas se hubo ubicado en su santuario, el de mejillas regordetas prendió su celular y lo colocó en silencio, porque no quería ningún regaño de la anciana bibliotecaria. Y las notificaciones le llovieron, una tras otra, sonrió como pocas veces hacia en público antes de entrar a su imbox, ignorando aquel montón de avisos.


Buscó un nombre en específico y su sonrisa se ensanchó al leer tenía tres mensajes sin leer de Minho, su novio virtual desde hacía unos cinco meses.


Rápidamente presionó la pantalla para abrir la conversación, encontrándose con un testamento, abrió los ojos con pánico, ¿habría olvidado algún aniversario y por eso estaba tan nervioso? ¿Sería acaso la sensación de culpa aquello que lo acosaba? Intentó recordar las fechas importantes, y no encontraba el 5 de marzo por ninguna parte. No obstante, sus dudas quedaron resueltas al leer el comienzo de dicho mensaje. Y a medida que bajaba por la conversación, hasta el final de la misma, su sonrisa flanqueaba, su expresión se volvió como la de quien come un ácido limón, y sus lindos ojitos comenzaron a picar.


No podía creerlo, aún así, tuvo que obligarse a hacerlo. No por nada Minho lo había bloqueado incluso. Se sentía humillado, triste, completamente timado. Él nunca había sido la persona más astuta, cosa por la que, aunque sus amigos de internet lo clasificaban como un Slytherin, él, en la vida real, sabía que no era nada menos que un Hufflepuff.


Sin poder controlar aquellas ansias por liberar su frustración, enterró su rostro en sus brazos, escondiéndose del mundo y efectivamente, lloró. Podrán decirle exagerado, que una relación a distancia no era verdadera, que el no haberse visto nunca hacía que sus sentimientos no fueran tan fuertes, que todo aquello no era más que un juego. Pero Kim Minseok sabía que el dolor de su corazón era real, sus heridos sentimientos lo eran, sin importar lo que muchos podrían decir.


Porque el "Lo lamento Min, creo que me gusta un chico que conocí en persona y es mejor que lo dejemos todo hasta acá." con el que concluía aquel último mensaje de exagerado tamaño había sido un golpe directo a su débil corazón. 


Mientras las lágrimas corrían por su rostro, aterrizando en la mesa, intentó pensar si recientemente habían discutido, o algo había cambiado entre ellos. Pero no encontró nada, hasta ese mensaje y la bloqueada, Minho no dio ningún tipo de indicio de querer terminar. ¿Acaso fingir estando detrás de una pantalla era tan fácil? Soltó un pequeño y bajo gemido lastimero, si, él lo sabía mejor que nadie.


...


No entendía que rayos hacía él en la biblioteca de la escuela tan temprano... bueno, si lo hacía. Su profesor de química había decidido faltar ese día, dándole el tiempo necesario para concluir su tarea de matemáticas, que le tocaba en la siguiente hora. Por lástima, era un tema complicado, y como ninguno de los monos que tenía por compañeros lo había hecho, decidió simplemente echar un vistazo a alguno de los muchos libros que tenía aquella ala de la institución.


Luego de recibir las indicaciones de aquel fósil que tenían por bibliotecaria, Jongdae cruzó los muchos pasillos entre estanterías, encontrando, luego de perderse más de una vez, aquel pequeño oasis de tranquilidad. Observó, en primera instancia, al chico que dormitaba —al menos eso parecía hacer— sobre la única mesa del lugar, decidió ignorarlo y comenzar a buscar aquello que tanto necesitaba, sus ojos recorrieron los estantes y repisas de libros, intentando encontrar alguno de su grado.


Fue entonces que un ruido le hizo saber que el joven no estaba durmiendo... frunció el ceño extrañado, escaneando con la mirada aquel cuerpo cubierto de ropas holgadas, y fue entonces que notó lo errática de su respiración, como su cuerpo tenía leves temblores y movía una de sus piernas frenéticamente, como quien intenta distraerse. Por un momento se dijo que no era buena idea inmiscuirse en algo que no le correspondía, pero algo dentro de si lo incitaba a acercarse, a tocar su hombro y preguntar por su estado.


Sacudió la cabeza, intentando ignorar lo que había visto y volver a fijar su atención en lo que realmente le importaba.


Pero algo impidió aquello, y fue nada menos que un sonido lastimero proveniente del otro, fue tan desgarrador que inconscientemente Jongdae llevó su mano a su pecho, y antes de poder entender sus acciones, estaba colocando su mano en la espalda del muchacho, acariciándola con aire consolador.


Con rapidez, Minseok se reincorporó, asustado de tener compañía en un momento de debilidad como aquel.


—¿Q... quién eres y qué haces aquí? —intentó sonar lo más duro y amenazador posible para que lo dejara tranquilo, pero francamente, se veía como un gatito bebé titubeando mientras maullaba. 


—¿Estás bien? —preguntó el de cabellera negra a su vez.


Minseok asintió, limpiando cualquier rastro de lágrimas que podía quedar en su rostro y colocándose sus gafas, no sabía qué hacía otra persona en su santuario, y no quería saberlo. Suficiente vergüenza había sufrido porque le vieran llorar. Sólo esperaba que aquel chico no fuera un soplón y le dijera a medio instituto, aunque claro, tampoco es como si importara mucho, nadie notaba su existencia, y si lo hacían, lo ignoraban.


Cuando intentó tomar sus cosas regadas sobre la mesa, su mano fue halada bruscamente, soltó un chillido por la sorpresa, y se encontró cara a cara con el adolescente curioso de hacía unos minutos.


Jongdae no entendía qué estaba haciendo, por qué no simplemente le dejaba marcharse y hacía sus deberes... pero algo se lo impedía, no sabía qué era todavía, pero muy por dentro de él la idea de dejar al de mejillas gorditas sólo en un momento de sufrimiento como ese le devastaba. ¡él nunca se había considerado un buen samaritano! Entonces, ¿por qué no ignorar y volver a lo suyo? Agh, estaba molesto consigo mismo.


—¿Estás triste? ¿Qué te ocurrió? ¿Puedo ayudarte en algo? —bombardeó al de cabellera tintada con preguntas que no comprendía de dónde habían salido.


Minseok se sonrojó por completo, intentando apartarse de aquel invasor, carraspeó, dispuesto a rechazar su ofrecimiento amablemente y marcharse después.


—No, no estoy bien —dijo casi por inercia antes de comprender el significado de sus palabras, cuando recayó en estas abrió los ojos cual platos... ¿qué había dicho?


Maldecía una y otra vez el que su adorada madre le enseñara a ser una persona sincera en todo momento.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, no hay un día fijo de actualización<3


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