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Los cuervos también saben amar por Dereck G de Sehamforash

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Notas del fanfic:

Hace años que no hago esto ¿Qué le gusta a la gente hoy en día?

En fin, una nueva historia, aunada al montón que tengo en espera en wattpad pero creo que lo vale, ojalá sea del agrado de alguien y cualquier comentario es bienvenido.

Notas del capitulo:

Bienvenidos sean quienes le hayan dado una oportunidad, espero no tardar tanto entre actualizaciones aunque siendo sincera, mi inspiración y tiempo libre son mucho menores que hace unos 5 años que escribía.

Gracias por leer y les dejo mi -abandonada- fanpage, quizás suba dos o tres cosas interesantes sobe esta y mis demás historias.

https://www.facebook.com/DereckGaark/

De pronto no me sentí de humor para soportar los adolescentes hormonales que deambulaban por la escuela. Todos eran estúpidos y engreídos que tenían las cosas en bandeja de plata, lo único que les importaba era ahogarse en alcohol, echar un polvo o despilfarrar el dinero de sus progenitores en cuanta inutilidad pudieran.


Los hombres saltaban de chica en chica y las barbies anoréxicas vivían obsesionadas por una falsa belleza, tan perdidos en vanalidades mientras otros trabajaban duro para sobrevivir un día más.


Solo un año más y sería libre de aquello.


Un gemido involuntario escapó de mi boca cuando caí en cuenta de que no era viernes como pensé, sino jueves.


Genial, cuatro períodos llenos de miradas y susurros y luego sería el almuerzo.


Di unos pasos hacia delante, escuchando las conversaciones triviales, aburridas y superficiales del resto de los estudiantes.


De repente las palabras escritas sobre la pared llamaron mi atención, había un grupo que las estaba pintando. No les habría prestado atención de no ser porque uno fue quien murmuró.


—Creo que le gustaste al raro —dijo con burla uno de ellos.


—¡Qué asco! —le alcancé a escuchar susurrar al otro.


Gran error.


Las risas de sus amigos resonaron, poniendo a prueba mis límites.


Estuve por pasar de largo cuando miré cómo escribían “Ethan ama las pollas” con la pintura en aerosol. Sus carcajadas llenaron el pasillo y una violenta descarga de adrenalina me impulsaron a golpear al que había hablado primero.


—Maldito fenómeno —lloriqueó desde el piso.


—¿Quieres repetir eso? —espeté tomándolo por el cuello de su camisa, mismo que se había manchado con un hilo de sangre que escurría de su nariz.


Puso las manos frente a su rostro, suplicando que no golpeara su cara.


Un latido sordo me golpeó el pecho, justo a tiempo para evitar que el otro chico alcanzara a golpearme.


—Déjalo en paz —balbuceó con notoria frustración.


—Mantén la boca cerrada si no quieres ser el siguiente.


Las comisuras de su boca se arquearon.


—¿Me estás amenazando? ¿qué se supone que vas a hacer? Tu escuálido cuerpo parece que se quebrará, seguro que por eso no consigues clientes.


Apreté la mandíbula y me mordí la lengua. Este tipo no tenía idea de con quien se estaba metiendo. Solté al anterior chico para dar un paso hacia él sintiendo como se tensaba.


—Vuelve a abrir esa boca y te aseguro que serán tus últimas palabras, Gabriel. O quizás debería decir “Shark”.


Su rostro palideció. Seguro que no esperaba que alguien conociera su identidad -no tan- secreta dentro de la línea erótica.


—¿C-cómo sabes eso?


—¿Asustado? Tengo mis maneras de conseguir información.


En realidad lo había descubierto por accidente, este chico era uno de mis clientes habituales, aunque debía admitir que me divertía tenerlo en una posición vulnerable.


Los chicos con los que estaba parecieron decidir que era mejor marcharse y lo dejaron solo, a mi merced.


—No debiste involucrarte conmigo.


Pateé las latas de pintura, en una elección de la peor acción que pude tomar: el contenido salpicó por el pasillo, llegando hasta una pareja que caminaba.


La cara de estupefacción de la chica fue un poema. Uno que habría preferido no crear, claro.


El blanco y minúsculo vestido se manchaba con verdes y azules máculas de todas las formas y tamaños.


Mi mente se perdió y supuse que Gabriel aprovechó para huir puesto que cuando reaccioné él ya no estaba.


Acto seguido, mi pobre intento de disculpa se perdió entre un río de insultos. Con esfuerzo logré ver al chico que la acompañaba, al principio pensé que solo era un pacifista con niveles inauditos de serenidad, pero tras analizarlo solo pude pensar en la cara de idiota que no cambiaba.


Me irritaba. Estaba seguro de que era uno de esos niños ricos que podía conseguir lo que quisiera por su cara, de los que tenían la vida resuelta. El tipo de persona que más detestaba.


—Tranquila Val, fue un accidente —manifestó el adonis con calma, como apartado de lo que había sucedido.


—¿Se puede saber qué te ha pasado por la cabeza? Este imbécil ha estropeado mi vestido favorito ¿te parece que es para menos?  —escupió con desprecio la chica, sobrepasando los límites de mi paciencia.


—De nada —exclamé con burla—, al menos ahora llamará más la atención el desastre de tus harapos que lo minúsculo de estos y tu lamentable intento por enseñar las miserias que apenas cubren


Si su voz ya me había dejado en claro su desprecio hacia mí, su mirada fulminante me indicaba que su odio le quemaba el alma. Apenas reaccioné cuando apretó los puños, a punto de descargar su ira contra mí.


Fue su acompañante quien lo impidió.


—Cálmate, Valery, estás llamando la atención para mal.


—Él derramó la pintura sobre mí y tiene el coraje de insultarme. Este fenómeno ni siquiera debería de estar aquí y eso me molesta como el infierno.


Listo, anotados en mi lista de odio.


Suspiré.


“Segunda parte de un pésimo día, aquí vamos”

Notas finales:

Estaré leyendo sus comentarios.

Un abrazo y hasta la próxima n.n/


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