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The Lights We Chase || VIXX por Moonlightyue

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  Por un momento se quedó callado, con una expresión confusa. Intentó sonreír, pero en vez de eso, hizo una mueca rara.

  -  ¿Casarse? Eso es... - trató una vez más, sonriendo de forma más sincera que antes. - ¡Es maravilloso! Felicidades.

  Mientras abrazaba a su hermana y a su futuro cuñado, tratando de no pensar de forma egoísta. Aun así, sabía lo que significaba: iban a tener que mudarse. A pesar de ello, decidió no pensar en eso por el momento. ¡Amaba a su hermana y estaba feliz por ella!

  -  Escucha, Taekwoon. - dijo el prometido de su hermana. - No tienen que irse ahora, pensamos casarnos en verano; dentro de cinco meses.

  -  Tampoco quiero entrometerme. - respondió algo avergonzado. Después de todo, llevaba casi cuatro años viviendo con su hermana. Los miró sonriendo. - Estoy seguro de que encontraré algo mucho antes.

   En realidad no, no lo estaba. Mudarse indicaba muchas cosas, tendría que conseguir un lugar a mitad de precio del departamento en el que vivía, ya que pagaban a medias. Deberían renunciar a muchas cosas, incluso si consiguiera otro trabajo. ¿Si? ¡tenía que! Esperaba no tener que cambiar a Jihun de su Jardín de Infantes, pero si estaba muy lejos o no podía costearlo, tendría que. Bueno, vamos, que sabía que en algún momento se iban a tener que mudar. Tampoco era pronto, hacía casi cuatro años que estaba allí. Solamente menciono un par de veces mudarse, pero su hermana siempre insistía con que no era necesario. ¿Por qué le hizo caso? Entendía porqué lo hizo, su hermana siempre lo había apoyado y adoraba a su sobrino. Él debió haberlo pensado mejor.

  Camino al jardín, él no alejaba su mirada de la pantalla de su smartphone, buscando lugares económicos y situados en un buen barrio. No tardó en darse cuenta de que estaba pidiendo demasiado. Bien, no importaba, no necesitaba irse ese mes; el siguiente tal vez podría encontrar algo mejor... ¿cierto?

  ¡Cambia esa cara! Pensó cuando estaba a una cuadra, no quería que él lo viese así.

   En el interior del modesto lugar, se escuchaban gritos de niños, emocionados por ver a sus padres. Taekwoon amaba lo sencillo que era para ellos ser felíz, lo tranquilizaba incluso. Bueno, solo un poco. Sabía que Jihun se ponía contento con cualquier cosa y entendía a su corta edad que no se podía todo en la vida, pero no hacía fácil tener que decirle que no a veces. Ahora sería más complicado.

   Miraba las paredes esmeraldas, algunas con dibujos, deseando no tener que cambiarlo. Y allí lo vió, guardando sus cosas en aquella mochila amarilla en forma de un pollito. Su sonrisa se agrandó al verlo.

  -  ¡Papi! - gritó el niño, corriendo hacía él.

 Taekwoon  le devolvió la sonrisa, poniéndose y abriendo los brazos; Jihun saltó contento hacía él.

  -  ¿Vamos a casa? - preguntó, a lo cuál su hijo asintió.

   Su hogar estaba perfectamente ubicado a pocas cuadras del jardín, por lo que podían ir y venir caminando. Raras veces lo hacían en silencio, ya que al niño le gustaba hablar por los codos, contando cada detalle de su día. A  Taekwoon no le importaba, al contrario, se sentiría preocupado si no fuese así.

   Al llegar al departamento, notó que no había nadie. ¿Debía decírselo en ese momento? Lo pensó solo un segundo, pero llegó a la conclusión de que no. Era un viernes, seguro estaba exhausto.

   Por lo que, al día siguiente, lo despertó con la idea de ir a un parque a jugar. Pusó en la mochila del pequeño lo necesario, mientras su hijo no paraba de saltar de la emoción. Pese a su emoción, se quedó quieto para que su padre le ponga protector solar (sabía que no era una opción, de todas formas). Cuando llegaron, Jihun fue corriendo hacia los columpios, mientras Taekwoon descansaba en un banco cercano. Generalmente, él jugaba con el niño o solo se sentaba, pero en días melancólicos miraba a su alrededor; como buscando algo que lo hiciese sentir peor. Y lo hacía, claro. A veces veía a ambos padres, a veces solo a madres, en momentos como ese pensaba en las palabras de su padre. "El bebé necesita a ambos padres, solo lo harás infeliz. ¿Por quién haces esto?, ¿Por él o por ti?" Hasta ese momento, no había dudado en la respuesta. Pero ahora que iba a estar solo, realmente solo, ¿podría darle lo necesario?

   No pasó mucho tiempo hasta que el niño volvió a su lado, un poco agitado de tanto andar, buscando un poco de agua. Era el momento de hablar.

  -  Jihun. - empezó, teniendo problemas para continuar. - ¿Sabes que la tía se está por casar?

 Su hijo asintió, más concentrado en tomar su agua.

  -  Después de casarse, van a vivir juntos.

  -  ¿Dónde va a dormir? Casi no hay espacio... - preguntó seriamente, haciendo sonreír a Taekwoon.

  -  Van a vivir ellos juntos, solos. - Jihun le quedó mirando, aun sin entender. Suspiró, iba a tener que ir al punto. - Tu y yo tendremos que mudarnos.

  -  ¿Mudarnos?

  -  Sí, no será hoy ni mañana. Pero pronto... Oh no.

  Podría decirse que Taekwoon era afortunado en muchos aspectos. Le tocó ser padre joven y soltero, algo que definitivamente no estaba en sus planes, pero lo fue de un niño maravilloso. Le tomó solo un par de meses después de nacido en dormir toda la noche (Taekwoon igual se despertaba, preocupado, los primeros meses para ver que seguía bien), reía mucho y casi no lloraba; no era un niño que se ponía a hacer berrinches. Por lo que le sorprendió cuando se pusó a llorar a los gritos.

   Por un segundo solo lo miró anonadado, y por otro hizo contacto visual, sin querer, con las madres que lo miraban con una mezcla de simpatía y prejuicio. Simpatía porque estaba solo y debía ser algo difícil, prejuicio porque no dudaba que creían que era un padre incapaz de controlar a su hijo.

   Lo tomó suavemente de los hombros y le secó las lágrimas.

  -  Escucha. Seguirás viendo a la tía, ¿sí? Tenemos que... Esto era solo por un tiempo. - pero él nunca se lo había explicado, ¿verdad? - Los cambios no son todos malos, éste es un buen cambio. ¿Entiendes?

  El niño asintió, pero no parecía muy convencido.

  -  ¿Lo prometes? - preguntó Jihun.

  -  Lo prometo.

   Con esas palabras tomó al pequeño entre sus brazos y esperó con todas sus fuerzas no haberle roto una promesa a su hijo.

   En las siguientes semanas siguió buscando, encontrando pocos resultados, siendo mayor a su presupuesto o siendo un lugar muy chico. A veces, ambos. Por su parte, su hermana parecía enloquecida con los preparativos de la boda, ella junto a su mejor amiga y a sus otras hermanas, parecían ser la únicas responsables del tema. Al prometido no parecía importarle y Taekwoon era lo bastante listo para no meterse.

   Pasaron dos meses cuando encontró un anuncio en una página: una habitación, un baño, no muy lejos del Jardín de Jihun y costaba... Oh. Bueno, solo era un poco más de lo que pagaba y si esperaba encontrar un buen lugar al precio que pedía, estaba siendo ingenuo. Debía ir.

   Por lo que fue a ver el lugar y, bueno, era pequeño; pero no de la forma en la que te asfixiaba. La cocina, al igual que el baño, era bastante pequeña. No tendrían una bañera, lo cual no le caería muy bien a Jihun; ni el hecho de que no hubiese un balcón. Sin embargo, sabía que no podía encontrar algo mejor. Pese a la locura de la boda, sus hermanas quisieron acompañarlo a verlo.

  -  Pudo ser peor. - dijo la mayor de sus hermanas, más para ella que para él.

  -  Vaya, gracias. - Taekwoon respondió, poniendo los ojos en blanco, lo cual hizo que ésa riera.

  -  Es un lugar muy bonito. - respondió su otra hermana, fulminando con la mirada a la mayor, quien solo se encogió de hombros. - Además no está  lejos.

   De hecho, estaba a solo seis cuadras del departamento en el que vivía actualmente. Fue aquello lo que más lo influenció a tomar una decisión en aquel momento.

  -  Bien, parece que encontré mi nuevo hogar.

   Sabía perfectamente que las cosas no se daban de un día para otro, pero el haber encontrado un lugar lo tranquilizaba muchísimo. ¡y aún quedaban dos meses para la boda! No sabía qué era peor: tener que conformarse en cualquier lugar si no encontraba uno a tiempo o el prospecto de seguir viviendo con su hermana después de casada...

   Entre todo el papeleo y las horas extras que tomó en el restaurante, llegaba casi muerto al apartamento. No del todo, porque primero debía ver a Jihun, aunque muchas veces ya lo encontraba durmiendo. Las pocas veces en las que estaba despierto, le pedía que le contase algún cuento. Ambas situaciones tenían un gusto agridulce. Por un lado, estaba el saber que su hijo no lo vio en todo el día; por el otro, estaba el usar la energía que no tenía para pasar tiempo con él. Allí no se daba cuenta realmente, solo después de despertarse al otro día lo hacía; como le costaba seguir el hilo del cuento, como perdía la paciencia rápidamente. Iban a ser días difíciles, pero todo iba a estar bien.

   Todo iba a estar bien.

   El día en que empezaron a empacar para la mudanza, Jihun se rehusó a cooperar en todos los aspectos. En vez de apoyarlo, su hermana decidió ponerse triste junto al niño. ¿Te olvidaste de que fuiste tu quien me pidió que nos fuéramos?, quiso gritar. Pero era más que injusto reclamarle algo así. Después de todo, tenía el derecho de sentirse mal por extrañar al sobrino.

   Para empeorar las cosas, la cara de su hijo se transformó cuando vio el lugar donde vivirían.

  -  No me gusta. - dijo con los brazos cruzados, haciendo suspirar a su padre.

  -  Todavía no hemos desempacado nada, es por eso. - respondió agotado.

  Lo que hacía no era nada del otro mundo y todas las mudanzas eran estresantes, pero era tres veces peor para él. Estaba cansado, estresado, pero por sobre todas las cosas, estaba asustado.

  -  ¡Es un lugar feo! Quiero volver con la tía...

  Todo eso sumado al berrinche de su hijo (¡que nunca hacía berrinches!), lo hizo explotar.

  -  ¡Entonces vete con ella! - gritó, y si no fuese porque vio la mirada del niño, tal vez hubiese seguido gritando. Pero lo vio. -  Jihun, lo siento...

  Sin embargo, no parecía escucharlo, su cara escondida entre sus manos pequeñas mientras sollozaba.

  -  ¡Lo siento! No quise... Lo siento.

  Allí Jihun levantó la mirada, más sorprendido que angustiado. Fue entonces que se dio cuenta. Vaya, nunca antes había llorado frente a él; bueno, habían muchas cosas nuevas que experimentó en las últimas semanas. Cambios, que se suponían que iban a ser buenos. Pero ahí estaba, gritándole a su hijo, llorando frente a él. 
  El pequeño (de cuatro años, vaya) paró de llorar y se acercó a él.

  -  Esta bien, papi, ya estará más linda. Me quiero quedar contigo.

  Recordó las veces que consoló al pequeño; tras una pesadilla, tras haberse lastimado jugando, tras habérsele roto su juguete favorito. Era la primera vez que Jihun lo consolaba a él, la primera de pocas, esperaba. Tenía que ser fuerte, pero en ese momento siguió llorando al sentir los brazitos de su hijo alrededor de su cuello. Luego sintió a alguien tocarle el pelo, su hermana, quién había ingresado quien sabe cuando. 
  Se secó las lágrimas y, como si no hubiese pasado nada, habló.

  -  Ayúdenme a desempacar.

________

  -  ¿Alguien nuevo? - preguntó Hakyeon al ver el camión de mudanzas afuera del edificio. 
  -  ¿No te enteraste? El viejo del cuarto piso se ha mudado. - respondió una vecina que también miraba, cigarrillo en mano, con curiosidad el camión. 
  -  ¿En serio? ¡Gracias al cielo!

  Porque, vaya, ¡por fin pasaba algo que no fuera una reverenda mierda! Igual, que ese viejo ruidoso y mirón se haya mudado no arreglaba en nada su situación. Pero bueno, debía aprovechar ese sentimiento de bienestar mientras pudiese. 
  Cuando estaba por preguntar los detalles del nuevo inquilino, vió a un joven cargando una caja y... Vaya. Hora de conocer al nuevo vecino.

Notas finales:

¡Hola a todos! Espero que les guste mi primer fic para este fandom. En el próximo capítulo, veremos un poco sobre la vida del querido N. Las cosas también están un poco complicadas para él... 
En fin, gracias por leer :)


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