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Instinto | STONY EMH [Omegaverse] por Mylo Shinobu

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Notas del fanfic:

Contextualizo por si no han visto la serie, en la última temporada hay una invasión skrull en donde se han reemplazado a varios héroes (entre ellos al Cap). Tony se vuelve paranoico dudando de todo el mundo. Steve está en una prisión espacial donde busca salir para encontrarse con sus amigos y detener la invasión. Fue un evento importante en la serie antes de ser reemplazada por Avengers Assamble. Si tienen alguna duda, comenten. Trato de no dar tantos detalles dentro de la serie para que todos entiendan.

Corría desesperado, esquivaba o empujaba a cualquiera que estuviera en su paso. Sostenía un paquete mediano entre sus brazos como si de ello dependiera su vida. Estaba sudando y la respiración acelerada. Sentía que no llegaría, temía por lo que fuese a ocurrir. La voz retumbaba en su cabeza una y otra vez. Eso le hizo acelerar la velocidad, escuchó algunas quejas pero las ignoró, no era el momento, tenía que llegar. A lo lejos vio la puerta, su alma respiraba. Al fin de unos minutos de incertidumbre había llegado. Con un empujón abrió para entrar a aquella habitación.


Trató de recuperar el aire cuando sintió aquella mirada sobre su cabeza, un escalofrío le recorrió el cuerpo temiendo lo que fuese a ocurrir. Un minuto, solo había tardado, un minuto de la hora acordada y sabía que estaba muerto. De pronto sintió ese enorme cuerpo cerca, trató de evitar la vista temiendo por su vida. Tomó aire y alzó la mirada. Los ojos azules se clavaban en él con enfado mientras una risa burlona en fondo se escuchaba. Bajó la mirada.


-¡¿POR QUÉ TARDASTE TANTO?!-la pregunta lo hizo temblar, trató de encogerse por el miedo mientras la risa burlona se hacía más fuerte.


-L-Lo siento... yo... había muchas personas...y... yo...-temblaba mostrando el paquete que le fue arrebatado de las manos.


Ni siquiera volteó a ver a ese imponente ser, solo le regreso el aire al cuerpo cuando sintió que se alejaba. No era una petición justa, lo habían sacado de clases y había hecho lo posible por llegar antes. Sabía que era una misión de vida o muerte. Su vida o muerte, en especial. Sabía que por la situación el Capitán arremetería contra él pero solo fue un minuto. ¡Un maldito minuto!


Cuando se dio el valor, y su respiración ya estaba tranquila, decidió voltear. Se calmó un poco al saber que su verdugo tardaría más tiempo en darle una reprimenda. Pensó en escapar pero ya lo había hecho otras veces y seguramente le iría peor. Se sentó en el sillón de la habitación mientras miraba aquella escena. No sabía cómo sentirse al respecto. Ya la había visto otras veces pero le sorprendía que tan semejante hombre se encontrara en aquella situación. Parecía hasta... tierno.


-Ya Cap-decía la voz del castaño mientras se reía-. Deja de usar a Peter para este tipo de cosas.


-Estoy preocupado por ti-dijo en tono serio-. Y no es disciplinado que prometa una hora y llegue tarde-la risa de Tony se hizo más fuerte con el bufido de cansancio de Peter provocando el enfado de Steve.


Tony se encontraba recostado en la cama mientras era alimentado por Steve. Se le había antojado un postre que hace unos días habían probado y lo único que Steve pudo hacer fue llamar a Peter en medio de clases para hacerlo ir al otro lado de la ciudad por el antojo del genio. La situación solo provocó la risa de Tony pues no era la primera vez que algo como eso ocurría y el pobre Peter tenía que sufrir las consecuencias.


Tras el regreso del Capitán América, el verdadero Capitán, las cosas entre Tony y Steve se establecieron. Se habían dado cuenta de que cualquier cosa, en cualquier momento, podría separarlos y no soportarían más el no decirse nada de lo que era evidente. Se amaban y sus instintos lo sabían pero la terquedad de ambos había logrado que los Skrull los separaran. Ahora que estaban juntos, de nuevo, podían hacer real lo que venía siendo obvio.


Todo fue evidente cuando se conocieron. En el momento en que Steve empezó a confiar en aquel grupo de héroes lo sintió, Tony Stark era un omega. Por eso fue tan sencillo empezar a adaptarse a ese nuevo hogar. El olor de Tony lo tranquilizaba. Como alfa era inevitable que cayera aunque era extraño, Tony era el primer omega que lo hacía sentir débil. Al único que podía rendirse a sus pies.


Había conocido omegas en el pasado, incluso había estado cerca del celo de algunos pero no habían provocado en él lo que el aroma de Tony provocaba, el simple aroma. Suponía que el suero de súper soldado había ayudado a controlar sus instintos alfa y centrarse en la guerra, que es para lo que fue creado. Ahora, varios años después, por primera vez un omega lo hacía sentir débil, lo tenía a su merced. Sospechó, en primer momento, que era debido a que él y su instinto habían estado congelados gran tiempo pero no era así. Se enfrentó a varios omega y algunos de sus compañeros también lo eran pero ninguno producía esos efectos que Tony sí. Por eso encontró en el castaño su nuevo hogar.


Por su parte, Tony había sentido lo mismo al momento que Steve despertó. Por eso fue tan fácil que lo noqueara, por eso fue tan sencillo buscar simpatizar con el rubio. Su instinto lo llamaba, por primera vez actuaba por su instinto omega siendo que jamás lo había hecho. Era difícil, en un inicio, tener una conversación con el hombre sin que su instinto actuara y los acercamientos con Steve siempre lo ponían nervioso y le subían la temperatura.


Pese a todos los alfas con los que pudo estar, con los que estuvo o con los que convivió, era la primera vez que realmente anhelaba la protección y el cuidado de uno. Ese hombre tan grande, tan musculoso y tan serio le causaba temblor en las piernas y un deseo inminente por ser poseído por él, de que lo marcara y lo reclamara como suyo. Siempre era lo mismo si se trataba de Steve.


Todo mundo notaba como sus líderes tenían sentimientos el uno por el otro pero eran tan torpes que no se arriesgaban a dar el siguiente paso. Siempre tan unidos era evidente que tarde o temprano uno de los dos caería pero su unión tardó más de lo que muchos pronosticaban. Tenía que venir un ejército de Skrulls, que reemplazaran a Steve y derrotar a una reina loca para poder entender que estaban destinados el uno para el otro.


Muchas cosas previas habían ocurrido entre ellos. Fue tan natural que se dejaron llevar.


Fue un día sin mucha actividad, Steve estaba buscando aquel aroma que tanto le causa deseo y calma. Lo encontró analizando algunas cosas en sus pantallas sentado en el sillón del cuarto del castaño. Tony reaccionó al aroma, un escalofrío que recorrió su columna lo dejaba débil y lo distrajo de lo que estuviera haciendo. Steve se colocó a su lado, con esa mirada seria pero tranquila que siempre le ponía a Tony y solo a él. Este le sonrió mientras le ofrecía el lugar a un lado de él. Steve se sentó a su lado y mientras Tony seguía trabajando, Steve lo observó.


Tony estaba nervioso ante aquella mirada que parecía devorarlo. Steve observaba detalladamente cada parte de Tony. Cuando vestía normal Tony dejaba ver sus formas pero con el traje que usaba para la armadura, no dejaba nada a la imaginación. Muchas veces Steve había tenido que calmar su deseo solo pues el aroma de Tony, esa esencia que podría reconocer en cualquier parte de la casa, no lo dejaba en paz. Su instinto le insistía seguir pero no se creía digno de ello, no con alguien tan hermoso como Tony.


-E-En un momento acabo, Cap...-dijo Tony con nerviosismo, Steve despertó de su sueño y se sentó recto en el sillón.


-¿Es importante?-preguntó con seriedad- Puedo irme si...


-Está bien... Me gusta tenerte aquí.


La protección que la presencia de Steve le agradaba, le gustaba. Era reconfortante tener su aroma cubriendo su habitación y esa protección que le daba lo relajaba ante todo. Tony terminó lo que hacía, guardo su trabajo y miró a Steve con una sonrisa. No sabía bien qué había pasado pero sus ganas le hicieron acariciar la mejilla de Tony quien inmediatamente se sonrojó. Steve ignoró el hecho y se recargó en su hombro.


-¿Problemas para dormir?-preguntó Tony nervioso. Se había vuelto costumbre que Steve lo buscara para tener un poco de reposo, Tony simplemente accedió porque así lo deseaba.


-Quiero calma...


-¿Y por qué no vamos a la cama?-Steve reaccionó y se sentó recto, de nuevo, sonrojado pero serio.


Tony se rió ante la reacción, pidió a su IA que se cerraran las puertas y se recostó en la cama. Steve observo cada movimiento de Tony, el cómo se recostaba en la cama y lo vio a esos ojos cafés que le encantaban. Tragó nervioso y se levantó para seguir al castaño. Era una costumbre pero antes dormían en el sillón, fue Tony, que de un día a otro, quiso cambiar a la cama. Steve se sentía agradecido, creía que Tony lo aceptaba pues nadie más que él podía entrar a esa habitación donde el castaño trabajaba todo el tiempo.


Tony se puso un poco nervioso, miraba como Steve se movía hacia él. Una corriente le recorrió el cuerpo. Mirar a Steve moverse entre la cama hacia él le excitaba un poco. El gran cuerpo musculoso lo ponía nervioso, siempre que chocaban, el aroma de Steve lo invadía y deseaba más, lo anhelaba tanto. Steve se recargó en su pecho y lo abrazó, por impulso, de la cintura. Tony lo dejaba y a Steve le preocupaba que fuese natural en el castaño dejar que alguien más lo abrazara así.


Ignoró cualquier pensamiento para sentir ese dulce olor, para calmar sus nervios y sus pesadillas del pasado. Fue tan sencillo acoplarse el uno al otro que temía que fuese una ilusión, por ello deseaba tanto mantener ese contacto con Tony. El castaño era su paz, dejaba sus preocupaciones de lado y dejaba que su cuerpo se relajara. A Tony le preocupaba ese contacto. Últimamente tenía reacciones que no quería que Steve notara.


Para su mala suerte, Steve lo notó.


Steve se movió un poco para acomodarse mejor en el cuerpo de Tony cuando sintió la erección del castaño, se sorprendió. Bueno, al final Tony era un hombre y con necesidades. Steve decidió que era su responsabilidad curar esa necesidad, como agradecimiento a todas las veces que lo mantuvo en calma. Tony quería alejarse cuando sintió como Steve lo acomodaba en la cama, para ese enorme cuerpo era sencillo mover a alguien como Tony. Steve se metió entre las piernas de Tony poniéndolo nervioso.


-¿Q-Qué estás haciendo?-preguntó Tony al ver tan cerca el rostro de Steve, este se ocultó en su hombro.


-Ayudándote-susurró al oído del castaño, este tembló.


Con cierta maestría, Steve desabrochó el pantalón de Tony, bajó el cierre y la ropa interior. Tony estaba temblando por el deseo, se aferro al gran cuerpo encima de él. Sintió los dedos de Steve recorrer su miembro erecto. Empezó a soltar pequeños gemidos, ambos comenzaban a emitir un aroma más fuerte. El deseo, el placer comenzaba a inundar la habitación. Tony sintió la erección de Steve. No podía dejarlo así cuando le estaba ayudando a él.


Tony empujó un poco a Steve para verlo, este estaba deseoso. Su flequillo se estaba pegando a su frente por el sudor, Tony lo apartó y deseo besar esos labios que soltaban gemidos desesperados. Bajo la mirada por el pecho, la camisa blanca ajustada a los músculos del rubio, luego distrajo su vista mientras sus manos buscaron el miembro el otro. Por lo que pudo sentir, era bastante grande. Se mordió el labio inferior y comenzó a masturbar a Steve. Este comenzó a soltar gemidos roncos mientras también seguía con la misión que comenzó.


Ambos cuerpos se calentaron, los aromas de ambos llenaron la habitación y se miraron a los ojos. Deseaban besarse, deseaban saber que era llegar a más pero ambos no creían que fuese lo correcto, no creían que estaba bien. Por alguna estúpida razón seguían creyendo que esas acciones eran por simple agradecimiento por parte del otro. Como si no quisieran que sus instintos naturales actuaran.


Cuando terminaron, Steve volvió a recargarse en el cuerpo de Tony. Quería mantener el olor de su deseo, esa esencia que lo purifica y que lo protege. Tony lo abrazó con fuerza mientras jugaba con el mechón del rubio que siempre caía por su frente. Por más que tratara, ese mechón era rebelde y no se mantenía quieto. A Tony le gustaba, era como el soldado.


Pasaron los meses y esas acciones se repetían constantemente. A veces ambos terminaban desnudos o con una sola prenda de ropa. Los besos era lo único que no se atrevían a dar. Era el paso que los haría a desear estar juntos por siempre. Ese paso les daba miedo, como si algo malo pudiera pasar. Aún así, las caricias eran suaves, amables. Tony se sentía a gusto con el aroma del alfa. Era un aroma que jamás podría alejar. O por lo menos eso creía.


...


Fue aquel día que sorprendió a todos al no permitir que Steve entrara a su habitación. Todo mundo sabía de sus encuentros, no era que el olor de ambos solo cubriera la habitación pero nadie le daba importancia. Al final ellos estaban descubriendo sus sentimientos pero ese día, el día que Tony no le permitió a Steve entrar todos se extrañaron. Tony alegó que no estaba disponible y cerró las puertas, Steve no se inmutó mucho y se fue. Todos suponían que habían discutido pero eso era muy raro.


Lo que realmente no dijo fue que el aroma de Steve tenía algo diferente. De un momento a otro Steve ya no olía a él y no le permitiría entrar a esa habitación donde aún quedaba la esencia que le gustaba a Tony. Entonces vinieron las dudas, llegó a oídos de Tony respecto a que había un infiltrado skrull con ellos. Tony se volvió paranoico e hizo que el grupo de los Avengers se separara. Aunque seguía confiando un poco en Steve, no lo volvió a dejar entrar a esa habitación. Steve nunca se quejó, lo cual hería un poco a Tony.


Tras descubrir que el Capitán no era realmente él sino un skrull que dejó al Capitán América mal parado ante el mundo, Tony hizo lo posible por encontrarlo. Tras ayudarlo salir de esa nave en la que estaba prisionero, llegaron a la tierra a salvar la situación. Derrotaron a los skrull y la reina que mandó a acabar con los Avengers. Cuando se vieron victoriosos, Tony le sonrió a Steve complacido, ese aroma era el que conocía, el real.


Steve lo miró enternecido y enfrente de todo mundo besó a Tony. Este le correspondió el beso abrazándolo del cuello. Todos murmuraban, Clint y Hulk se reían entre ellos burlándose de lo lentos que eran. Fue ahí donde lo confirmaron, querían estar juntos siempre. Tras el beso pegaron sus frentes como si añoraran tanto el tacto del otro y apenas unas lágrimas dejaron correr. Se habían extrañado. Ignorando a todo el mundo, Tony lo volvió a besar, Steve correspondió el beso profundamente.


...


Esa noche, Tony dejó entrar a Steve a la habitación que estaba perdiendo su esencia. Le ordenó a J.A.R.V.I.S. mantener las puertas cerradas, hacer que el aroma se mantuviera dentro y se insonorizara la habitación. Tony le pidió a Steve esperarlo en la cama. Esa noche la pasarían juntos, de eso estaban seguros. Steve hizo lo que ordenó Tony, estaba nervioso pues no quería dañar a Tony con su gran fuerza. Miraba nervioso sus manos cuando un olor, aún más dulce, le hizo alzar la vista.


La imagen frente a sus ojos hizo ruborizar a Steve. Tony se había desnudado casi por completo, justo en ese momento se estaba quitando la camisa blanca que uso ese día. La figura de Tony se podía observar a través de la camisa. La línea de su trasero tan redondo, su cintura, su espalda. Tony miró reojo a Steve y le sonrió de forma pícara. De él comenzaba a salir un aroma mucho más dulce del acostumbrado. El cuerpo de Steve reaccionó, Tony estaba por entrar en celo.


Las piernas del castaño comenzaron a flaquear, Steve se levantó para sostenerlo. Lo llevó cargando a la cama cuando el olor se hizo aún más fuerte. Lo recostó, se sentó a un lado del castaño. Steve quería tranquilizarse pues un calor en su cuerpo comenzaba a emanar. Tony soltó un gemido agudo tras un escalofrío que recorrió su cuerpo. Steve soltó un gemido ronco, el celo de Steve había sido despertado.


El hombre se subió al cuerpo de Tony, poco a poco el celo estaba haciendo estragos en él. Tony sentía el calor, gemía por el deseo y su celo pedía al alfa que estaba encima de él. Steve trato de mantener calma, era un hombre muy fuerte, podía dañar a Tony y quería que todo eso fuera recordado y no cegado por el instinto. Con ternura, Steve lo miró, movió los mechones de cabello que siempre caían del rostro de Tony, se acercó lentamente a su rostro y comenzó a pegar sus labios.


Empezó con un beso simple pero poco se intensificó. Los labios de Tony le exigían a Steve más. La lengua del rubio invadió su boca. Sus lenguas se lamían, se mordió los labios y volvían a entrar a la boca del otro para explorarlas. Se separaron, sus respiraciones agitadas provocaban deseo. Una punzada recorrió el cuerpo de Tony haciéndolo gemir con fuerza. Su cuerpo exigía con más fuerza al alfa.


El instinto de Steve reaccionó, Tony lo miró sorprendido al ver como esos ojos azules parecían perdidos por el deseo. Su entrada se había lubricado sola, aún así Steve metió los dedos haciendo encorvar a Tony mientras gemía de placer. Los gemidos del castaño era una debilidad para el rubio, su erección se hizo presente, saco los dedos y se dirigió a la entrada, Tony le rogaba entrar entre gemidos débiles. Steve entró, todo el cuerpo de Tony reaccionó mientras soltaba un gemido fuerte.


Steve era más grande de lo que Tony pensaba, el placer y el dolor se adueño de su cuerpo. Mientras Steve embestía, Tony se sujetaba de los hombros del rubio para soportar todo lo que lo hacía sentir. Steve siguió embistiendo con fuerza, levantaba las caderas del moreno, lo lamía, sentía esa piel tersa y bronceada. Tony sentía perder la razón, en especial cuando el rubio lo comenzó a masturbar. Tony abría más las piernas para recibir al cuerpo encima de él.


Se acostumbró al enorme miembro del rubio, ya lo único que podía sentir era placer. Gemía con fuerza mientras el rubio lo mordía y lamía con ganas. Entonces comenzó a sentir un picor en el cuello, su glándula omega le estaba exigiendo ser marcada, sentía al alfa y deseaba ser mordida. Era la primera vez que eso le ocurría y lo deseaba más que nada. Steve detuvo sus embestidas fuertes para ir más lento y poder besar a Tony.


Fue un beso tierno, Tony le pidió a Steve se levantara, este obedeció sintiendo como salía su miembro de Tony, este se quejó por la sensación. Cuando el rubio estaba hincado en la cama, Tony lo miró, seguía usando su ropa, solo que su pantalón y su ropa interior estaban en las rodillas. Le pidió desnudarse, Steve obedeció. Tony observaba como ese hombre se quitaba la camisa dejando ver su enorme y grueso cuerpo. El deseo lo inundó de nuevo, empujo a Steve para acostarlo en la cama y lo montó. Steve seguía erecto, Tony fue penetrado mientras lo montaba. Hacía todo lo posible por mantener la calma pero era imposible cuando las acciones de Tony lo enloquecían.


-Edward-musitó Steve mientras acariciaba las caderas de Tony, este se sonrojó al escuchar a Steve decir su nombre. Lo beso.


Una punzada recorrió el cuerpo de Steve, el deseo había despertado su instinto. Tomó a Tony de forma brusca para recostarlo en la cama bocabajo. Se subió a él mientras besaba la espalda del castaño, daba algunas mordidas y se acercaba a lamer el lugar donde la glándula omega estaba. Una corriente recorrió el cuerpo de Tony, entre hormigueo y dolor se acumulaban en la parte trasera de su cuello. Soltó un fuerte gemido al sentir como los dientes de su alfa se incrustaban en él. Steve lo penetró y bastaron unas estocadas para sentir como comenzaba a anudarse a él.


Todo el dolor que sentía fueron desaparecidos por los besos, caricias y el que el rubio lo masturbara para olvidar los pensamientos del nudo. Después de un rato de sentir el nudo expandirse, se relajo cuando el nudo aflojó. Steve se terminó viniendo dentro de Tony, lo volteo para ver la cara de excitación, también había llegado al orgasmo. Se besaron un poco más, Tony lo abrazó para sentirlo cerca. Se mantuvieron así por unos minutos antes de volver a besarse y seguir.


Después de una noche entera de amarse y reafirmar que ya eran pareja, las cosas mejoraron. Conocieron a más héroes, entre ellos a Peter o Spiderman. Para ambos se convirtió como un hijo a quien tenían bastante aprecio. Peter los quería como padres, se habían vuelto una familia. Fue unos meses después cuando Tony empezó a sentir los primeros estragos: estaba esperando al hijo del Capitán.


Tony se instaló en esa habitación, lo más sorprendente fue que, además de Steve, fue Peter a quien permitió entrar también y debido a que Steve no quería alejarse de Tony por cualquier cosa, tenía a Peter como el encargado de suministrar los antojos del millonario. Para Tony era divertido ver cómo Steve reprendía a Peter cuando llegaba uno o dos minutos tarde. Steve Rogers sería el mejor padre del mundo, de eso se convencía Tony.


-¿Si te das cuenta que no lleva ni dos semanas de que te enteraste de su embarazo y pareces paranoico, Cap?-preguntó Peter mirando la escena, Steve lo fulminó con la mirada mientras Tony seguía riéndose.


-En eso tiene razón-dijo Tony-. ¿No te parece un poco exagerado esto, Steve?-este lo miró, con mirada enternecida y se recargó en el pecho de castaño quien le acarició la espalda.


-Quiero que todo salga bien...-le murmuró Steve-. Ahora es mi misión protegerte.


-Voy a estar bien-dijo el castaño acomodando el flequillo rubio.


-¿Me puedo ir ya?-preguntó Peter algo avergonzado por la escena que representaban esos dos. Steve se iba a levantar pero Tony lo detuvo, con un gesto le dijo que sí y Peter salió huyendo. Steve se levantó y lo miró alzando una ceja.


-Vas a ser un padre muy permisivo-alegó Steve fingiendo enfado, Tony sonrió y le acarició la mejilla.


-Tengo que serlo si tú vas a ser un padre muy enojón.


-No soy enojón.


-Si lo eres-Tony lo jaló para acercarlo a su rostro, se miraron a los ojos y lo beso tiernamente-. Oye... Ahora tengo antojo de otra cosa- Steve se levantó sonrojado.


-No creo que... sea buena idea-Tony le rió pícaro mientras se mordía un labio.


-¿En serio no quieres?-preguntó Tony con una voz seductora que le encantaba a Steve.


-No hagas esa voz, Tony... Podría...


-Vamos, Cap... ¿Me negaras esto? J.A.R.V.I.S. cierra la puerta...-la IA acató la orden.


-Tony...


-¿Estás enojado conmigo?


-Yo no... Tony...-Steve percibió un olor dulce-. D-Deja de soltar tus feromonas para atraerme...


-No me lo quieres dar a la buena...


Steve se encimó en el castaño quien se reía del rubio y lo veía con ojos de deseo. Steve recargó su frente en él, suspiró pesadamente. Jamás podría comprender a este hombre pero era feliz tenerlo entre sus brazos. Lo besó con ternura mientras lo abrazaba con más fuerza.


-Te amo-susurró Tony, Steve lo miró sonriendo.


-Yo también... Aunque seas un poco caprichoso.


-Tú tienes la culpa. Siempre me consientes.


-Me gusta hacerlo


Los labios de Steve se recargaron en el cuello de Tony para morderlo un poco, el castaño tembló al contacto mientras sujetaba con fuerza los brazos de Steve. El rubio jugueteo un poco con el cuello y pecho de Tony hasta volver a su rostro, miro el sonrojo del castaño mientras se mordía los labios. Extrañaba su pasado pero estaba demasiado feliz con su presente al ver como esos ojos color miel lo veían con amor. Tendría un hijo con el hombre que ha amado desde que fue descongelado, el que siempre ha visto por él.


-Tony...


Susurró Steve antes de sellar, con un beso, los labios del castaño. Volver a fundirse juntos, deseando no separarse jamás.


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