La guerra había acabado, Dumbledore consiguió detener a Voldemort definitivamente antes de que creara los horrocruxes, dejando así a sus seguidores, llamados mortifagos, a su vez compañeros de colegio y casa, las cabezas de familia sangre pura, a merced de los aurores, siendo juzgados y condenados a cadena perpetua en Azkaban por el Wizengamot debido a sus horribles crimenes para con el resto de la comunidad mágica.
Los hijos de dichas familias, al ser menores de edad, no habían participado en aquella guerra, ya que se encontraban estudiando en Hogwarts, por lo tanto al no haber crimen, no había condena, sin embargo, no podían dejarlos a su suerte, y menos después de lo que habían hecho sus familias, ya que algún mago o bruja resentidos podrían intentar atentar contra su seguridad tanto física como psicológica, ademas de que esos jóvenes podrían tener ideas peligrosas por cómo habían sido criados, así que Albus Dumbledore propuso que se quedasen bajo la custodia de los miembros de la Orden del Fénix, ejército de personas fieles que él había creado para combatir a Voldemort, para que les echasen un ojo y protegerlos de ser necesario. A todos, salvo a los miembros de la Orden afectados, les pareció una idea maravillosa, y se decidió también que los hijos de los Mortífagos no volviesen a Hogwarts por los conflictos, tanto con otros como con los padres, que podría suponer, así que los recién nombrados tutores se encargarían del resto de la enseñanza en sus casas, sólo acudiendo al colegio para los TIMOS y los EXTASIS.
Después de mucho deliberar, se decidió que el hijo de los Malfoy, Lucius, de 15 años de edad, se quedase con Remus Lupin, de 20 años de edad, pese a las quejas de éste debido a su peludo problema, que el director desestimó debido a que gracias a Severus tenía suficiente poción matalobos para todos los meses que hiciese falta. El hijo mayor de los Black, Sirius, también de 15 años, fue enviado con Severus Snape, de la misma edad que Lupin, al que no le hizo ninguna gracia que violaran su espacio personal, y menos aún que fuese el mocoso que siempre le gastaba bromas a pesar de ser su profesor el que lo hacía. Y por último, el hijo menor de los Black, Regulus, de 14 años de edad, fue puesto a cargo de James Potter, de la misma edad que Remus y Severus, que le recibió con los brazos abiertos y una sonrisa entre amable y divertida a pesar de no conocerlo de nada.
Por supuesto, el que creo las parejas fue nada más y nada menos que el propio Dumbledore, que afirmaba que eran las combinaciones perfectas mientras les miraba con un brillo de diversión en los ojos, y ni la mirada asesina de seis de los cinco afectados (a James de verdad que no le importaba, se sentía solo desde que Lily le dejó, y pensaba que incluso podría ser divertido) hizo que se retractara.
Así pues, no les quedó más remedio que aceptar su nueva vida. Los más jóvenes fueron a recoger todas sus pertenencias a las casas de sus familias, y los mayores hicieron hueco en sus respectivas casas para los nuevos inquilinos.