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Orión por llAl16ll

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Notas del fanfic:

Un proyecto Camren, que tendrá fantasía, ecchi, momentos de diversión, y un poco de drama. 

Espero les guste. 

Camren es Camila Cabello x Lauren Jauregui. (Ex integrantes de fifth harmony)

 

 

Notas del capitulo:

Espero les guste, me esforcé para que el primer capitulo sea largo. Este mi primer fic, y si les agrada, comenten por favor, para empeñarme en el segundo capitulo. 

 

Personajes principales:  

Camila Cabello. 

Lauren Jauregui. 

Lucy Vives. 

Verónica Iglesias. 

 

 

CAPITULO I

 

Dios se encontraba frente a mí, al principio me sorprendí un poco pero actualmente, después de que se disculpó por tercera vez comenzaba a preguntarme si era una broma de uno de los chicos que me hacían bullying en la Universidad. No es fácil ser huérfana y asistir de becada a una universidad de paga, siempre hay cretinos que piensan que eres menos por el hecho de ser pobre. No tengo amigos, no tengo familia, vivo sola en una pequeña habitación junto a Verónica, mi mejor amiga desde niña, ahora que lo pienso, lo pasará mal cuando se entere que he muerto.

 

-¡Lo tengo! Michelle Morgado, voy a darte una reencarnación en un mundo donde tendrás poder, dinero, y la decisión de destruir o restaurar- Habló el señor con barba blanca abundante, mostrándome una sonrisa.

-Me cuesta creer que Dios no haya pensado en eso antes.- Era desconfianza lo que se notó en mi voz, después de tanto tiempo siendo huérfana uno aprende que nadie da nada gratis, todo tiene un precio.

-Justo acabo de dejar a una persona casi muerta… ¡Por error! Va a morir igualmente, pero si tú tomas su lugar no será un error, serán dos errores resueltos.-

-¿Y por qué no podría solo morirme?-

-¡No era tu tiempo! Y no pienso entregarte al infierno, no mereces ir ahí, en cambio la que está casi muerta lo merece, su alma está podrida.-

-¿Me meterás al cuerpo de una persona podrida?- Sé que debía poner atención a la parte del infierno, pero me preocupaba más la opción de seguir adelante como una persona demente.

- Si eres tú podrías solucionarlo, no hizo nada como matar a un inocente aún, pero he visto el futuro que le espera y no tiene ni la mínima intención de cambiarlo, y no tomamos en cuenta solo el pasado a la hora de morir.-

-Creo que no sería una mala idea intentarlo, después de todo no quiero morir aún.-

-Te entiendo, te daré mi bendición, sé qué harás grandes cosas en el mundo.- Sonrió ampliamente, casi fraternalmente, se sintió tan bien, hace mucho no sentía esa calidez, desde que murió el padre de la capilla de mi orfanato. Todo se difuminaba y me dormí; ni siquiera pude decirle que me despida de Veronica o que le dé a ella la bendición, solo espero que ella sepa sobrellevar la situación.  

 

Me duele horrible la cabeza, nunca me sentí tan magullada, siento como si un camión me hubiese pasado por encima, quizá un tren.

 

-¡Milagro! ¡Su majestad ha recuperado el conocimiento!- Escuché eso y muchos pasos moviéndose alrededor mío.

-¿Dónde estoy?- Pregunté notoriamente perdida, no entendía porque todos se arrodillaban frente a mí, bajando la cabeza.

-¿Su majestad me reconoce?- Me dijo el mismo tipo que gritaba hace un momento, levantándose rápidamente, acercándose a mí mirándome a los ojos fijamente, colocando su mano en mi frente, bajando lentamente por todo mi cuerpo, en el momento que estuvo por llegar a mis senos lo empuje ante el bochorno que me arremetió al pensar que era un pedófilo.

-Discúlpeme su majestad, estaba escaneando. No hay nada fuera de lugar, podría ser pérdida de memoria.- Tragó grueso y pude percibir que toda la sala tembló, y hasta él tenía miedo, se le notó en la mirada y en la forma en la que comenzaba a sudar.- Sé que puedo solucionarlo, deme tiempo su majestad.- se arrastró por el suelo hasta el grupo de personas. Sólo pude escuchar susurros algo de “el rey Michael nos va a cortar la cabeza” “piedad, tengo una familia que alimentar” “Yo huiré a Avars”… entre otras cosas, ninguna positiva.

¿Quién demonios sería Michael?  Y el destino no me quería, porque me enteré de quién se trataba en ese momento. Un hombre robusto con una corona color negra se acercaba altivamente.

 

-¡Lauren! ¡Al fin! Pensé que morirías y esa bastarda de Taylor no es la mejor opción para la corona, tu madre la ha consentido demasiado.-Ni bien abrió la boca y me caía mal ¿La corona?- Tengo que irme a un viaje de negocios, por lo que espero que estés perfectamente recuperada para mi regreso.-

-¿Qué?… no entiendo.- Fruncí el ceño, me confundían sus palabras. -¿Quién eres?

- ¡Demonios!- Gritó, lo admito, me asusté un poco, no salté sobre mi lugar, la verdad sí, pero es que me sorprendió. Se giró en sus talones y tomó del cuello de su camisa al hombre que minutos atrás me había tocado, jaloneándolo como si fuese un trapo sucio.- ¿Qué sucede con Lauren?- Al menos ahora ya me sé mi nombre.- ¡Habla ahora o te mandaré a quemar vivo!-

-Mi rey, piedad…- Balbuceó como pudo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas  que resbalaban lentamente por su rostro, parecía a punto del desmayo.

-¿Piedad?- Los ojos de Michael brillaron con maldad y pude ver como los dedos de su mano derecha fueron envueltas en llamas de fuego y sin titubear lo impactó contra el ojo del hombre que segundos atrás solicitó piedad. El pasillo se llenó de un desgarrador grito y yo no pude moverme de mi lugar por el shock y el miedo, mis labios estaban medios abiertos, y la sorpresa se notaba en mi rostro, era la primera vez que veía una escena así en toda mi vida.-No temas Lauren, te arreglaran ¿Verdad?- Miró a todos con el ceño hundido y reproche, y toda la sala nuevamente se movía en busca de cómo solucionar mi problema, pero era claro para mí que no tenía solución ¿En qué demonios me había metido? – Lauren, todo irá bien, iré a hacer un trato con la nación Clexars, cuando vuelva todo estará en orden.- No dijo más, tampoco me tocó, solo se fue por la misma puerta en la que entró, y lo único en lo que pude pensar era en huir, estaba muerta del miedo.

-Ah… por favor agua.-Sollozaba el pobre hombre al que seguramente le quedaría una horrible cicatriz en la cara. Corrí a ponerme a su altura, tocándole el rostro para que lo  mantuviese hacia arriba, pensé en que necesitaba agua con urgencia, y tal vez por eso mis dedos fueron envueltos por ella, y sí me sorprendí, pero el hombre parecía aún más sorprendido.

-¿Sucede algo?- No esperé a que respondiera, comencé a mojar su herida, para mí sorpresa se cicatrizaba con velocidad, y mis ojos se abrieron más de lo normal, en serio ¿Dónde había ido a parar?

-Su majestad está usando agua, y conmigo, un simple curandero.- Decía con la voz temblorosa, pero aún sorprendido, y se notó su miedo al toque de mis manos.

-Te debo la vida, es lo menos que puedo hacer-

-Su padre no estaría de acuerdo- Ese hombre no era mi padre, no lo era, ni lo sería, estaba segura de eso.

-Me vale un pepino lo que a él le guste- Me enferma pensar en Michael, ¿ese hombre siquiera merecía ser padre? Me alejé de él, poniéndome de nuevo en pie, y al dejar de pensar en el agua se esfumó.- ¿Por qué te sorprendió tanto lo del agua?- Pregunté, cayendo en cuenta de lo muy sorprendido que se notó al verlo.

-Somos Vhutors, usamos el fuego, algunos logran usar dos elementos y se vuelven sabios, usted puede ser uno.- Me dijo apresuradamente sonriendo lleno de orgullo, y yo me asusté, no quería más problemas.- Lo digo porque usted maneja el fuego, su majestad, lo vi en más de una ocasión, merece el título de sabio de la corona, sería la única de este lugar. – Murmuró lo último con tristeza, y sí, me asusté más, pude sentir un escalofrío como mal presagio.

-¿Por qué la única?-

-El rey Michael se encargó de ejecutar a todo sabio que dominara el fuego y cualquier otro elemento, los que no quería trabajar para nuestra nación fueron acusados de traición, pero su historia es diferente su majestad.- Se le iluminó la mirada, y poquito faltaba para que me lamiera los pies.

-Confiaré en tu silencio, no me interesa volverme sabio.- Lo dije con irritación, no me llamaba la atención tener más problemas, suficientes con los que ya tenía. Por ahora prefería pasar desapercibida.  

-Su majestad, debería pensarlo con más calma.-

-No quiero que se sepa…-

No pude decir nada más, porque la puerta se abrió y vi a dos mujeres hermosas entraron, una era más joven que la otro, supuse que eran madre e hija por el parecido. La mujer mayor corrió hacia a mí, abrazándome con fuerza, acariciando con cariño mi mejilla, era cálida la sensación que me embargó, nunca había sentido un tacto de esa magnitud, me sentí feliz en ese momento.

-Mamá, te empujará, mejor déjala.- Susurró la más baja, tratando de llamar la atención de la señora y ella negó repetidas veces mientras una lágrima bajaba por su rostro.

-Dios me dijo que tuviera fe, no quiero pensar en que hubiese sucedido si te perdía.- ¿El barbudo hablaba con mi madre?- No te dejaré Lauren, no voy a permitir que sigas los pasos de tu padre, Michael está equivocado.- Por lo que veo solo es una mujer creyendo en su hija, si supiera que no lo soy, aunque básicamente ahora lo soy, qué difícil situación. Suspiré hondamente, y no pude evitar aferrarme a ella.

-¿Te está abrazando? – Preguntó sorprendida la chica, con la cara desencajada, poquito faltó para que me tirara a reír, se veía graciosa. - ¿Es un plan para humillarte? – Lo dijo mientras veía a nuestra madre.

-Taylor, no seas grosera, Lauren no planea eso. – Me vio con duda y un ruego silencioso, me hubiese ofendido, pero entiendo que dude, supongo que antes lo haría sin pensarlo.

- Hasta hace unos minutos ni sabía que era mi madre, me nació abrazarla.- Me sinceré, encogiéndome de hombros para quitarle importancia.

-Lo sé, Lauren, me dijeron que perdiste la memoria, con el tiempo la recuperarás.- No, gracias, qué bueno que eso no pasará.

-No lo haré, sólo lo sé, así que empezaré desde este punto de nuevo.- Le dediqué una sonrisa, logrando que mi madre sonriera y que Taylor me viese achinando los ojos, se notaba su desconfianza ¿Qué le habré hecho a esta niña? – Taylor, dame una oportunidad.-me incliné un poco, ya que es más baja que yo, sus ojitos me veían como si quisiera creerme, parecía ser mayor de los 10 años ¿Qué clase de monstruo trata mal a esta belleza de niña?

-¿No me dirás bastarda? ¿Tampoco me empujarás de las gradas? ¿No más patadas?- Preguntó mientras su labio inferior temblaba tenuemente, y se veía la fuerza de voluntad que ponía para no llorar. Me alejé de mi madre y rodeé a la niña con mis brazos protectoramente.

-Nunca más, jamás pasará de nuevo, perdóname, Taylor.- Me dio una profunda tristeza la relación que tenía con mi pequeña hermana, incluso si no era mi culpa, pero haría todo lo posible para cambiar la situación, no solo con ella, con toda persona que hice sufrir.

Esa noche fue larga, después de llegar a mi habitación, mi madre y Taylor no dejaron de contarme aventuras de ellas, en las que obviamente no participaba, porque prefería ir con Michael y ser su orgullo, trató de omitir momentos que le causaran malos recuerdos, en los que claramente Michael y yo formábamos parte. Michael me parecía un idiota, no podía creer que tenía una maravillosa familia y no sabía apreciarla, por el contrario yo siempre quise una, un familiar con quién compartir tristezas, pero me fue imposible. Pero en cambio tuve a Vero, juntas logramos tantas cosas, éramos como hermanas verdaderas. No sé en qué momento nos dormimos, pero sí, caímos como tamales, nada nos podría despertar.

Excepto una corneta que sonaba como un timbre cerca de la oreja, deberían mejorar la forma de despertar en este reino. Bostecé, haciendo notar mi flojera por despertarme temprano, noté que mi madre no estaba en la cama, Taylor se aferraba a mi brazo, la moví un poco hasta que también se despertó, pasando sus manitos sobre sus ojos para dejar ir el sueño.

Pasaron los minutos, Taylor me guío a la sala del trono, donde estaba sentada mamá dando una que otras indicaciones, todos la escuchaban con atención pero lo que me sorprendió más fue que Taylor se notaba igual o más sorprendida que yo. Taylor salió corriendo a los brazos de mi madre, abrazándola por la cintura, mamá le dedicó una corta sonrisa que al verme se ausentó y en su delicado rostro pude ver la abundancia de preocupación. ¿Habría sucedido algo malo?

-Buenos días, mamá.-Le dejé un beso en la mejilla, y mi barriga no tardó en sonar.

-¿No han desayunado aún?- Preguntó, sonriéndome de nuevo con burla ante mi delator estómago, yo me moría de la pena, ni Taylor había hecho tal ridículo.

-Antes deberíamos hablar con la nueva cabeza del trono.- Interfirió un hombre calvo de forma arrogante, me molestó un montón la forma de hablar de ese hombre.- Su majestad, mi nombre es Simon, estoy enterado de su reciente problema, era la mano derecha de su padre, y estoy seguro de que mis servicios le serán de gran utilidad.- Se notaba que era igual o peor que Michael, me causaba por todo lado mala espina.- Empezaré por deshacerme de los ineptos que no solucionaron su problema, mi reina.-

-¿Mi reina?- Pregunté viendo a mi madre, Simon se paró frente a mí para llamar mi atención.

-El rey Michael murió en batalla, no fueron los Clexars, eso es lo que dicen, según ellos fueron rebeldes, vine a dar la noticia.- Nunca me dolió tan poco perder a una persona, ni siquiera cuando aplasté a ese pollito por error al ir a tirar la basura, eso me causó más conmoción, pero lo que sí me tenía en un tipo de shock es saber que yo sería la reina.

-Hija, sé que Michael era importante para ti, te ruego seas fuerte, no vayamos contra los Clexars a ojos cerrados, llegó una carta dándonos las condolencias respectivas, son gente noble y amable, no son traidores.-

-Mamá…- Pero mi madre no me dejó terminar de hablar, se notaba preocupada.

-Dales una oportunidad de defenderse, te ruego que por esta vez no escuches a Simon, no estoy de acuerdo en atacarlos, podríamos llegar a una guerra, esa gente es pacifica pero no débil. – Simon arrugó el entrecejo ofendido por las palabras de mi madre, a mí casi me saca un risotada.

-Mamá, estoy de acuerdo, no haremos nada contra los Clexars, supongo que tendremos que hacer un funeral para Michael, y sobre la corona… me parece que usted es la más indicada para tenerla, madre.- Y todos en la sala me veían sorprendidos,Simon no tardó en hacer llegar su disgusto.

-¡Imposible! La corona es para usted, reina Lauren, es la legitima heredera, cuando recupere su memoria todo volverá a lo de siempre.- Sí este viejo supiera que no hay forma de eso.

-Entonces agradezco tus servicios, Simon, desde ahora con mi autoridad de reina te digo que estás por debajo de mi madre, ella se hará cargo de todo lo que tenga que ver con la nación y tú no puedes mover un dedo sin su autorización.- Simon palideció, negando lo que dije como si se tratase de una burla, pero no dijo nada más, se quedó en silencio, presionando sus manos en puños con la mirada en el suelo. Si no podía ir contra la corriente, me le uniría.

-Lauren la coronación será en 3 días, las cinco naciones han afirmado su asistencia.- Mi madre me veía con orgullo y que bien se sentía ello.

 

No hubiese esperado que el día siguiente termine como un baldazo de agua fría. Sí, aquí estamos con una señorita que jura ser mi prometida, que el trato se cerró en nombre de la paz, y que no aceptarán nada a cambio, la boda se dará y con ello el reino Vhutors queda prohibido de atacar Clexars.

-Lo que intento decir es que no vamos a atacar.-

-¿Cómo quieren que les creamos? Siempre han mentido, no queremos un guerra, entiéndelo.- Decía Camila, la maga de Clexars, sin apartarme la mirada, pero yo no me quiero casar, esto está yendo peor cada vez.- Te casarás con nuestra princesa y punto. Acaso crees que a ella le hace muy feliz, créeme que no, mira que venirse a casar con una cruelregui por el bien de su pueblo.

-¡Basta! Me tienes cansada, mínimo deja hablar a tu princesa- Esta mujer iba lograr que me arranque los cabellos, parecía un loro.

-Camila, basta, escuchemos, puede que no tengas… tenga que casarme con ella.- Se corrigió al instante, y yo agudicé mi mirada en Lucy, se veía nerviosa desde que ingresó. Parecía haber sido arrastrada por su amiga, la tal Camila, alias loro.- ¿Puedo pedirles sinceridad?-

-¡Obvio que no! ¡Son Vhutors!- Camila gritó indignada, casi escupiendo el nombre de mi nación.

-¿Puedes callarte? Tengo que hablar con la dueña del circo, no con los payasos.- Solté sin pisca de educación, esta niña me tenía cansada, y ya no podía más.

-¿Me insultaste? ¿Qué es circo? ¿Qué es payaso?- Me preguntó Camila enojada, se veía como un pequeña niña,y no pude evitar sonreír ante su gesto de confusión, era toda una berrinchuda, pero he de admitir que era bonita.

-Si no me da una muestra clara de paz, no podré aceptar marcharme.- Lucy se veía preocupada, y percibí su deseo de que la boda no se realice ¿Tan poco agradable le parecía?- Para nuestra nación lo más importante es el pueblo, sé que usted tiene problemas de memoria ¿Cómo me puede asegurar que no cambiará de opinión mañana?- Tenía razón, no había forma, pero era imposible que recordara cosas que jamás viví, pero no podía decir aquello.

-Lo siento, Lucy. He sido egoísta contigo, discúlpame, pensé en mí, y no en mi nación ni en la tuya, déjame terminar el velorio de mi padre, conozcámonos un poco más, y aceptaré el compromiso. Pero te aseguro que si te arrepientes, te dejaré ir, y no atacaré Clexars, incluso te ofreceré apoyo si alguien se mete con tu nación.- Clexars era conocida por su lealtad, amabilidad, y cariño; por el contrario Vhutors por su oscuro pasado, muchos antecesores locos por el poder; eso es lo que contó mamá en nuestra pequeña platica.

-Me quedaré con Camila en Vhutors hasta el día de la boda.- Expresó con sinceridad, como si hubiese hecho de oídos sordos a lo que le dije, pero lo entendía, no se puede confiar en una nación que recién comenzará por el buen camino.

-Demuestra lo que dices con acciones.- Me dijo Camila cuando pasó a mi lado, y supe que sus palabras eran sinceras, no era tan cabezota como pensé, la observé caminar detrás de Lucy, y fue la primera vez que una chica me parecía hermosa y loca a la vez. Por un segundo pensé que había volteado a verme, pero capaz y solo fue mi imaginación.

 

Post Camila.

 

-Si se enteran estoy muerta, tú no porque eres la princesa ¿Cómo me convenciste?- Decía Lucy con las manos en la cabeza mientras tomaba un par de hojas y una pluma.- Voy hacer mi testamento.- No había dejado de quejarse del plan que se me ocurrió con Normani al llegar a Vhutors.

-No seas llorona, Lucy, nadie lo sabrá hasta el día de la boda, y no dejaré que cruelregui te decapite.- Empecé a jugar con el agua de un pequeño lavatorio hasta que noté la imagen de Normani formándose. Nuestra forma de comunicarnos es por ChatH2O, en pocas palabras, vía agua.  

-¿Cómo les fue? ¿Todo en orden? ¿Lauren está tan buena como dicen los rumores?- Preguntó Normani sin respirar, mientras le echaba agua su planta. Normani es la princesa de Lancers, se caracteriza por su dominio de la tierra, mi nación se caracteriza por dominar el agua, puede que por eso no me lleve bien con Lauren.

-Tampoco está tan buena.- Lo dije arrastrando las palabras, y sí,  no podía decir correctamente las mentiras, Normani ya se estaba riendo de mí.

-Camilita, seguro que vas a disfrutar a tu futura esposa.- Pude notar que Normani daba manotazos sobre la pantalla buscando algo o alguien.- ¿Ya se suicidó Lucy?-

-¡Sigo viva!- Lucy gimió desde el fondo de la habitación, acercándose para que Normani la vea.- Aunque gracias a su fantástica idea me queden solo semanas para disfrutar de mi belleza, y ni siquiera he logrado conseguir pareja.-

-Lucy no seas llorona.- Le dijo Normani y yo la mire en un claro gesto de “te lo dije”.-Camila no dejaría que su cariñito te decapitara, lo único que logrará será quemarte un ojo, he oído que es el ataque favorito de su difunto padre.- Me reí y Lucy palideció.

-Quedaré como un pirata, así nadie me va a querer.-Se acercó a la cama y se tiró sobre ésta, Lucy de verdad tenía miedo, quizás fui algo egoísta con mi plan, pero ya no podíamos dar marcha atrás, por lo menos no hasta que nos casemos y pueda evitar que la castiguen.

-No temas, Lucy, cuando llegue el momento todo se arreglará.- La abracé por atrás y dejé un pequeño beso en su mejilla.- Una para todas…-

 - Y todas para una.- Dijeron ambas a la vez, y Normani se despidió, tenía que encargarse de un par de cosas.

-Lucy, te prometo que nada te pasará, confía en mí.-

-Camila, no lo entiendes, no estoy preocupada solo por mí, estamos en Vhutors, no Clexars, si Lauren es como su padre, nos cortará la cabeza a ambas ¿Qué hará Clexars sin ti? ¿Qué hará Sinu sin ti?- Sinu era mi madre, pero Lucy la quería tanto o más que yo, Sinu cuidó de Lucy desde que era una niña, le abrió la puerta de su hogar cuando su familia fue masacrada por los rebeldes que iban en contra de los Vhutors. Sí, Lucy sabía usar el fuego y el agua, era de origen fuego, pero al ser recibida en Clexars se volvió un sabio. Lucy fue uno de los motivos por los que el rey Michel quería destruirnos, no quería un sabio con poder del fuego, supongo que temía a un ser más poderoso que él, además de solo querer una excusa para la guerra. La última vez que fue a mi reino habló con mi madre, ella no quería dar su brazo a torcer, hasta que escuché lo que ofreció, que Lauren se casara conmigo, así ambos ganaríamos. Mamá no iba a aceptar, pero yo salté a escena, sabía que Vhutors era una nación peligrosa, y si podía hacer algo por mi pueblo, lo haría.

Nunca pensé que Michel moriría de regreso, parece que los rebeldes le tenían preparada una trampa, aunque Michel nos habló de la falta de memoria de su hija, me entró el miedo, qué tal si quiere atacarnos por la muerte de su padre, muchas vidas inocentes se cobrarían a diestra y siniestra, nadie de Clexars podría huir del odio de Jauregui, tuve miedo por mi madre, así que esa misma noche salí de mi hogar, dejando una carta a mi madre, donde solo le decía que iría a casarme con Lauren Jauregui. Lo único con lo que no conté fue con que Lucy vendría conmigo, y que al llegar, intercambiaríamos papeles, quizás como la última diversión de mi vida, y una burla hacia Vhutors, mientras no se enteraran no habría problema, una vez casada con Lauren, no podría hacerme nada, y no dejaría que le hiciera nada a Lucy.

 

Post Lauren.

 

El resto del día luego de mi discusión con Camila y mi charla con Lucy, fue cansado, tuve que dar palabras en el nombre de mi padre, solo se me ocurrió ser sincera “Sé que hemos estado con tiempos oscuros, pero todo cambiará para bien, no soy su enemiga, desde el día de mi coronación seré una reina para el pueblo. Mi padre Michael descansará en paz, y yo me encargaré de reparar sus errores” Entre otras cosas, que no recuerdo con claridad, solo recuerdo que más de una persona se quedó boquiabierta y otros aplaudían, el pueblo gritó mi nombre, me sentí como uno de los políticos de mi mundo que con unas palabras se llevaban a la población al bolsillo. Pero planeaba cumplir.

No fue la mejor idea ser la reina de la nación Vhutors ¿Estaré capacitada? Nunca he llevado en mis manos más que mis cuadernos, y aun así a veces perdía uno que otro lapicero. No sé qué hacer, Dios me has metido en un gran problema, y de alguna manera me siento sola en este enorme castillo, necesito alguien en quien confiar… si solo Verónica estuviese aquí. Con ese pensamiento me quedé dormida.

Abrí los ojos pesadamente, la flojera me envolvía, siempre me resultó difícil levantarme, para eso tenía a Vero que con un poco de agua lograba levantarme a la cuenta de uno. -¡¿Veronica?!- Grité por el susto que me llevé, además de caer de la cama, golpeándome el trasero con fuerza. Mi amiga, mi mejor amiga, también se despertaba con pesadez, sobándose los ojos.

-No grites loca, no ves que estaba durmiendo.-

-¿Cómo es que estás aquí?- Pregunté, sin salir de mi sorpresa, estaba feliz pero asustada, y si era una ilusión, cabía la posibilidad, ya no sé qué es verdadero en este mundo.

-Toma, ahora déjame dormir.- Me tiró un celular, yo lo caché por pura suerte ¿Cómo es que tiene esto? El aparato comenzó a sonar incesantemente.

-¿Hola?-

-¿Morgado? ¿Debería decir Lauren?- ese dejo divertido yo lo conocía, era Dios.

-¿por qué Verónica está aquí? ¿La mataste?- Y no pude evitar sentir lastima por ella ¿Y si fue muy doloroso?

-Oh, vamos, soy Dios, no me equivoco tan seguido, le di a elegir. Y te eligió.-

-¿Qué? Eso no me dice nada.-

-Le dije que si quería quedarse en la  Tierra en soledad, o ir contigo a Orión y juntas vivir aventuras.-

-Tú… ¡Hubieses hecho eso desde un comienzo!- No sé si era posible regañar a Dios, pero en ese momento solo podía pensar que Verónica no pudo llegar en mejor momento y unas lágrimas se me escaparon.

-Soy Dios, debo hacerme un poco de rogar, y este celular es un regalo, todo está afectado para  que sirva en este mundo. Por decir si quieres un mapa te dará el de Orión, y si quieres comprar algunas cosas, muy amablemente puedes ver la aplicación llamada “Mercado Paraíso” Te aseguro que te encantará lo que hay ahí, hablaremos en otra oportunidad, Lauren.- Y colgó, ese hombre era todopoderoso.

-Eres una llorona, hay situaciones que no cambian.- Vero se bajó de la cama y me abrazó, dándome su cariño y demostrándome que también me extrañaba, cuánto agradecía que estuviera conmigo de nuevo, ahora sí tenía a mi familia completa.

-¿Sabes que soy una reina?- No tarde en sorber mi nariz y segundos después ambas rompimos en carcajadas.

-Ni creas que te diré su majestad, Morgado. Sí, Dios me explico todo, y debo admitir que Jauregui me gusta más o cruelregui.- Y empezó hacerme cosquillas cuando le gruñí por llamarme así.

De repente la puerta se abrió de golpe, entrando Camila con Lucy, pude notar la sorpresa de ambas en el rostro, pero Camila se veía mucho más molesta con Lucy, quien la tomaba del brazo para evitar que se caminara hacia donde nos encontramos.

-¡Infiel! ¡Y ni siquiera te has casado!- Gritó indignada Camila y nuevamente Lucy trataba de calmarla.

-¡¿Qué?!- Solté con dificultad, fue ahí donde me fijé en la posición tan comprometedora que me encontraba: Verónica estaba sentada a horcadas sobre mí, y por las cosquillas que me había hecho la playera se me había subido, dejando a la vista mi abdomen. Negué varias veces, moviendo mis manos de manera nerviosa.-¡Es un malentendido!- Grité histérica, realmente nunca intentaría algo como eso … ESO con mi mejor amiga, no me imagino teniendo sexo con Vero.

- No podría esperar más de un Vhutors. Lucy, vámonos.- Dijo Camila, girando sobre su eje, llevándose a la princesa con ella, dejándome sin la oportunidad de explicarme.

-Vero, levántate.- Le dije, pero ella estaba con la mirada perdida en la puerta, y un poco sonrojada ¿Acaso le gustó Camila?

-Oh, sí, claro.- Me dijo nerviosa, sentándose en la cama.- Creo que deberías ir a explicarle a tu novia, qué rápida eres Morgado.- Bromeó, riéndose de mí.

-Ella no es mi novia.-

-¿Entonces por qué te regañó así?-

-Porque me voy a casar con su princesa, y se hizo una falsa idea.-

-¿Quién es la princesa?- Pude notar que había miedo en su voz.

-La chica con la que vino, se llama Lucy.-

-Ya veo…- Juro que el brillo en los ojos de Verónica se apagó… y entendí todo. Verónica había tenido un amor a primera vista con Lucy.

Notas finales:

Espero dejen comentarios, así tendré una idea de como seguir con la historia :3 xD gracias¿? 


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