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Armando un Mueble (NASHKURO) por NekoNekoNe

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Notas del fanfic:

ESTE ONE-SHOT CONTIENE OOC (COMPORTAMIENTO FUERA DE PERSONAJE)

DISCLAIMER: NI KNB NI SUS PERSONAJES SON DE MI AUTORÍA.

AGRADEZCO A MY SWEET HONEY POR HABER SIDO BETA READER DE ESTE ONE-SHOT.

 

 

NO ONE’S P.O.V.

 

-Bien, según las instrucciones, lo siguiente sería hacer un hueco con el taladro por aquí.-decía al aire un peli-celeste mientras volvía a apoyar el manual de instrucciones sobre el piso y marcaba con un lápiz el lugar a perforar.

 

-¡VUELVE AQUÍ BASTARDO!- una voz grave resonó en el lugar. -¡NO CREAS QUE TE ESCAPARÁS DE MI, MALDITO MONO!- aquella voz seguía gritando un sinfín de groserías.

 

El griterío llamó la atención de cierto peli-celeste, quien dejó lo que hacía y salió de la casa para ver qué sucedía. Su barrio era tranquilo y las disputas eran inusuales.

 

Al abrir la puerta, fue recibido por la vista de un imponente rubio. Un tatuaje cubría el lado izquierdo de su cuerpo y lo que parecía ser sangre brotaba de su torso. Sin temer a lo que pudiese ocurrir, se acercó a aquel conocido rubio de mal carácter.

 

-¿Gold-san?-preguntó ganando inmediatamente una mirada fulminante del extranjero.

 

-¿Mono? -respondió con incredulidad y suavizando su expresión. A pesar de que el rubio detestaba a la generación de los milagros, le intrigaba el pequeño frente a el.

 

-Mi nombre es Kuroko Tetsuya, no mono.- respondió monótono, se acercó más al extranjero y tomó su brazo para guiarlo dentro de su domicilio.

 

-¿Qué crees que haces? - preguntó una vez sentado en el sofá de la sala donde se encontraban las herramientas y los materiales necesarios para construir algo.

 

Tetsuya salió de la sala dejándolo solo y sin respuestas. Unos minutos más tarde el pequeño volvió a entrar a la habitación con una pequeña caja blanca entre sus manos.

 

-Quítate la camisa.-ordenó seriamente mientras humedecía un algodón. El rubio sin replicar hizo lo que le pedían con una gran duda en mente.

 

-¿Por qué me ayudas? -vociferó sus pensamientos al mismo tiempo que Tetsuya terminaba de limpiar su herida.

 

-¿Por qué no ayudarte? - replicó con otra pregunta mientras tomaba alcohol, lo vertía sobre otra bola de algodón y se volvía a sentar sobre el suelo entre las piernas del extranjero. El misterioso peli-celeste había intrigado al rubio desde que lo había confrontado en aquel bar. Su actitud, sus gestos, su obstinación. El rubio encontraba todo en aquel pequeño chico sumamente fascinante.

 

El extranjero veía como el pequeño peli-celeste se dedicaba a curar sus heridas. El alcohol ardía como los mil demonios pero la vista que tenía del peli-celeste era increíble.

 

Los ojos zafiros  estaban fijos en su piel mientras las delicadas manos pálidas se movían ágilmente de un lado a otro, la expresión del chico era neutra pero su semblante era relajado. Sin ser capaz de detener sus movimientos, se inclinó ligeramente, tomó la barbilla del más pequeño y la alzó para unir sus labios con los del fantasma.

 

Sus labios eran suaves y dulces, sabían a vainilla. Los ojos del más bajo estaban abiertos de sobremanera por el accionar del rubio, sin embargo lentamente se entregó a las nuevas sensaciones que el más alto despertaba en el. Y rodeando el cuello del mayor con ambos brazos, correspondió el beso. Aunque el beso fue prácticamente un simple roce de labios, cuando se separaron el peli-celeste se encontraba sonrosado.

 

Nash podía ser considerado un bastardo, un idiota, un bravucón, un mujeriego empedernido y quizás también un egocéntrico, y estar orgulloso de ser merecedor de esos atributos. Pero al besar los labios de aquel chico no pudo evitar querer ser diferente para el peli-celeste frente a el.

 

El mago alzó al aún confundido pequeño y lo sentó en su regazo para luego repartir algunos besos sobre sus mejillas y volver a besarle los labios. Que el peli-celeste correspondiese su beso solo podía significar que quizás tuviese una oportunidad con el chico de frágil apariencia, pero de fuerte personalidad.

 

Tetsuya miró al extranjero a los ojos, su mirada parecía suave y distinta a aquella que vio en los ojos del rubio la primera vez que lo vio en ese bar. El peli-celeste era conocido por meterse en problemas y por relacionarse con personas complicadas, pero el estaba convencido de poder cambiar a la gente para bien.

 

Desde el primer momento en que sus ojos se cruzaron con los del rubio, sintió una fuerte atracción hacia el. Con un leve sonrojo en sus mejillas, pero sin demostrar expresión alguna en su rostro se inclinó e inició un tierno beso con el mayor.

 

-Mono…-Empezó el rubio una vez que se separaron del beso, pero fue interrumpido por el menor.

 

-Tetsuya.- Corrigió serio.

 

-Bien.-suspiró derrotado con una pequeña sonrisa en sus labios.-Tetsuya.-le miró a los ojos. -¿Quieres salir conmigo? - preguntó finalmente.

 

-Si.- contestó simple mientras una leve sonrisa afloraba en sus labios.

 

-Luego de esa charla Nash y yo comenzamos nuestra relación y terminamos por armar este lindo librero juntos.-comentó apuntando dicho objeto con el pulgar.

 

-Esos detalles eran innecesarios Kuroko, yo sólo te pregunté cómo lo conseguiste, tienes ese librero hace años y Daiki quiere uno.- dijo Kagami Taiga mientras se pasaba la palma de la mano por su rostro en señal de frustración.

 

-Oh, lo compré en Ikea.-contestó monótono.

 

Taiga bufó, pero antes de que pudiese llegar a decir algo a su sombra por desviarse tanto de la pregunta, se pudo escuchar el sonido de la puerta de entrada abriéndose.

 

-Honey, ya llegué.-Dijo un rubio mientras entraba a la sala.

 

-Bienvenido Nash.- La sombra devolvió el saludo parándose de su asiento y besando al rubio en los labios.-¿Cómo te fue en el trabajo?.- le preguntó sonriente.

 

-Bien Honey.- Respondió simple, estaba feliz de haber llegado a casa.-Hola mono.-saludó a Taiga recibiendo un leve golpe por parte de su esposo.

 

Suspiró, miró a su pareja y luego al mono.-Hola Taiga.-saludó nuevamente recibiendo una caricia por parte de su amado.

 

-Hola Nash.- saludó el tigre, aún sin poder creer que su sombra hubiese podido domar al extranjero.-Bien, creo que es hora de que me vaya, Daiki debe de estar esperándome.- el pelirrojo se despidió de la pareja y se fue a su hogar.

 

-¿De qué hablabas con el mo…-fue interrumpido por la severa mirada que le dirigió su esposo.-con Taiga? -preguntó curioso.

 

-Oh, de nada realmente. Sólo quería saber cómo conseguimos ese librero.-contestó escondiendo una sonrisa.

Notas finales:

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO

¡GRACIAS POR LEER!


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