Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My one and only II por yaoista

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +



 

  • Draco! -exclamó Severus saliendo de la casa y yendo hacia el chico, este se detuvo, sin voltear a verlo. 
  • … ¿Qué?  
  • ¿Qué pasó?  
  • Pues lo que todos querían, termine con Potter… 
  • Pero…  
  • ¿No eso ordenó mi padre? -volteó limpiándose una lagrima- y tu estuviste de acuerdo, al igual que Black. 
  • Solo no quería que te pasara nada… -la culpa llegó al mayor, hizo un intento para acercarse al chico, pero este dio un paso hacia atrás- quiero irme rápido… le dije cosas muy feas para que me creyera que todo era mentira. 
  • ¿Entonces ya no estarás en la orden? 
  • Si… pero no quiero verlo más de lo necesario, el que ya no esté con él no quiere decir que ayudaré a que todo esto termine -dijo en tono frio.  

 

Snape asintió y posó una mano en el hombro del menor para desaparecer. 

. . . . . 

 

La puerta se volvió a abrir y la Sra. Weasley aclaró su garganta, su marido miró alrededor y brincó inmediatamente. 


- ¡Harry! –dijo el Sr. Weasley apresurándose para saludarlo, sacudiéndole la mano enérgicamente-. ¡Qué bueno verte! 

Sobre su hombro Harry vio a Bill, quien todavía llevaba su largo pelo en una cola de caballo, enrollando a toda prisa los largos pergaminos que había sobre la mesa. 

  • ¿Tuviste buen viaje, Harry? –preguntó Bill intentando recoger doce rollos al mismo tiempo-, ¿Ojo-Loco no te hizo venir vía Groenlandia, entonces? 

  • Lo intentó –dijo Tonks dando un salto para ayudar a Bill y derribando una vela sobre el último trozo de pergamino-. Oh no, perdón. 

  • Ay, querida –dijo la Sra. Weasley, con tono exasperado mientras reparaba el pergamino con un giro de su varita mágica. En el destello de luz causada por el hechizo de la Sra. Weasley, Harry captó un vislumbre de lo que le pareció el plano de un edificio. 

La Sra. Weasley lo había visto observándolo, arrebató el plano de la mesa y lo dejó en los brazos ya sobrecargados de Bill. 

  • Este tipo de cosas deberían ser retiradas puntualmente al finalizar las reuniones –dijo con irritación antes del ir hacia un aparador continuo del que comenzó a sacar platos para la cena. 

Bill sacó su varita mágica, murmurando “¡Evanesco!” Y los rollos desaparecieron y todos se dirigieron al comedor. 

  • Siéntate Harry –dijo Sirius-. ¿Ya conoces a Mundungus, ¿verdad? 

La cosa que Harry creía que eran un montón de harapos dio un prolongado gruñido y se despertó. 

  • ¿Alguien dijo mi nombre? –reclamó Mundungus con voz somnolienta-. Estoy de acuerdo con Sirius... – levantó la mano muy sucia en el aire cono si estuviera votando, los hinchados ojos rojos desenfocados. 

Ginny se rió. 

  • La reunión ha terminado Dung –dijo Sirius mientras todos se sentaban alrededor de él en la mesa-. Harry ha llegado. 

  • ¿Cómo? –dijo Mundungus mirando detenidamente a Harry a través de su enmarañado pelo rojo... - ¿Estás bien? 

  • Sí –dijo Harry. 

Te debo una disculpa –gruñó. 

  • ¡Por última vez, Mundungus! –gritó la Sra. Weasley-, por favor no fumes esa cosa en la cocina, especialmente cuando vamos a comer. 

  • Ah –dijo Mundungus-. Tienes razón. Perdón, Molly. 

  • Y si quieren la cena antes de la medianoche necesitaré una mano –dijo la Sra. Weasley-. No, tú puedes quedarte donde estás, Harry querido, has tenido un largo viaje. 

  • ¿Qué puedo hacer, Molly? –dijo Tonks con entusiasmo, saltando hacia delante. La Sra. Weasley vaciló, mirando aprensivamente. 

  • Ehhhh, no, está todo bien, Tonks, tú también tienes que descansar, has hecho bastante hoy. 

  • ¡No, no, quiero ayudar! –dijo Tonks alegremente, atropellando una silla mientras se apresuraba hacia el aparador, donde Ginny recogía los cubiertos. 

Pronto una serie de cuchillos pesados cortaba la carne y las verduras por su propia voluntad, supervisados por el Sr. Weasley, mientras la Sra. Weasley revolvía una caldera que pendía sobre el fuego y los demás sacaban platos, más copas y alimento de la despensa. Harry se había quedado en la mesa con Sirius y Mundungus, quién todavía parpadeaba tristemente. 

  • ¿Has visto a la vieja Figgy desde entonces? –le preguntó. 

  • No –dijo Harry-, no he visto a nadie. 

  • Ven, no debí haberme ido –dijo Mundungus con una nota suplicante en su voz-, pero tuve una oportunidad de negocios... 

Harry sintió algo frotarse contra sus rodillas, pero solo era Crookshanks, el gato pelirrojo de Hermione, quién se enrolló una vez alrededor de las piernas de Harry, ronroneando, para luego brincar sobre el regazo de Sirius y enroscarse. Sirius lo rascó distraídamente detrás de las orejas, aún ceñudo, mirando a Harry. 

  • ¿Has tenido un buen verano hasta ahora? 

  • No, ha sido apestoso –dijo Harry. 

Por primera vez, algo como una sonrisa burlona se asomó en la cara de Sirius. 

  • No sé de qué te quejas. 

  • ¿Qué? –preguntó Harry con incredulidad. 

  • Personalmente, yo habría dado la bienvenida a un ataque de dos Dementores. Una lucha mortal por mi alma habría roto la monotonía gratamente. Piensas que lo has pasado mal, pero al menos has sido capaz de escaparte y cosas así, estirar tus piernas, entrar en unas peleas... Yo he estado detenido durante un mes. 

  • ¿Cómo es eso? –preguntó Harry frunciendo el ceño. 

  • Como el Ministerio de Magia todavía está tras de mí, y Voldemort debe saber que soy un Animago, pues Colagusano ya le debe haber contado, mi viejo disfraz es inútil. No hay mucho que pueda hacer para la Orden del Fénix... o eso es lo que piensa Dumbledore. 

Algo en el tono de voz ligeramente plano con que Sirius había pronunciado el nombre de Dumbledore, le hizo pensar a Harry que Sirius tampoco estaba muy feliz con el director. Harry sintió un repentino efecto hacia su padrino. 

  • Al menos has sabido lo que sucede –dijo enérgicamente. 

  • Ah, sí –dijo Sirius sarcásticamente-. Escuchando los informes de Snape, oyendo todas sus viles insinuaciones sobre como él arriesga su vida mientras yo estoy cómodamente sentado sobre mi trasero, pasándola bien... preguntándome cómo me va con la limpieza. 

  • ¿Qué limpieza? –preguntó Harry. 

  • Estamos tratando de hacer este lugar adecuado para la vida humana –dijo Sirius agitando una mano alrededor de la cocina-. Nadie ha vivido aquí durante diez años, no desde que mi querida madre murió, a no ser que cuentes a su viejo elfo doméstico y él solo molesta, no ha limpiado nada en años. 

. . . . 




  • Vamos Draco, debes comer…. -insistió Narcisa viendo a su hijo picotear la comida con su tenedor distraído. 

  • No tengo hambre -dijo con desgano.  

  • Tu madre ha dicho que comas Draco -dijo con tono severo el mayor. 

  • Y yo dije que no tengo hambre -exclamó alzando la voz mientras se levantaba de la mesa para salir de ahí. 

  • ¡Draco!  

  • Déjalo Lucius -dijo Severus deteniéndolo antes de que fuera tras el menor.  

  • ¿Crees que voy a permitir semejante falta de respeto? 

  • Tubo un día difícil de lecciones -añadió el pelinegro 

  • Dale tiempo… -dijo comprensiva la mujer -ha pasado por mucho este verano, se enteró del divorcio… se alejó de Potter… es un buen chico, está tomando clases de defensa con Severus y los apoyó a ustedes dos desde que se enteró que estaban juntos… -Lucius suspiró. 

  • Está bien…  

FLASHBACK 

Draco llegó a su casa, entró y recorrió con la mirada cada rincón del lugar, todo le parecía frio e impersonal, la vibra se sentía pesada.  

  • Hijo, ve con tu pare, me encargaré de que la comida esté servida cuando salgan -dijo con voz suave Narcisa. 

Inmediatamente el menor empezó a caminar hacia el despacho de su padre, sentía su corazón latir rápidamente, ¿tendría que ver con el regreso de Voldemort? Al llegar a la puerta puso la mano en la perilla, pero no podía entrar, sabía que las cosas estaban a punto de cambiar y solo había una puerta de por medio para que eso sucediera. De repente la puerta se abrió de golpe. 

  • Que sea la última vez que dudas de tus acciones Draco -dijo con voz severa su padre, apuntando con su varita -a partir de ahora no puedes dudar ni un segundo de ti, necesito que seas más fuerte, inteligente, calculador y frio. 

El menor se apresuró a reaccionar y de inmediato ingresó. 

  • Si, padre…  

  • Toma asiento -ordenó el patriarca y este obedeció -sé que los últimos días de tu colegio fueron difíciles…pero necesito que tengas claro con quienes están tus lealtades y, sobre todo, como te dije antes, que seas fuerte.  -Alzó una ceja, sus sentidos empezaban a alarmarse.  

  • ¿A qué te refieres padre? 

  • El señor tenebroso ha regresado -Draco casi podía escuchar su corazón palpitar- y es urgente que hagamos ciertos cambios y sacrificios. 

  • ¿Qué… que cambios? 

  • El divorcio de entre tu madre y yo se ha efectuado, pero ella seguirá viviendo aquí y seguirá representando el mismo papel ante todos… 

  • Pero mi padrino y tu…  

Antes de que le pudieran agregar algo más la puerta se abrió dejando entrar a Snape. 

  • Eso no ha cambiado -el menor lo volteó a ver sorprendido, el todo de voz era tan frío como su mirada -tu padre y yo seguimos juntos -dijo viéndolo fijamente- por suerte de él. 

  • Solo que no podemos hacer lo nuestro público porque Voldemort no se puede enterar. 

  • Pero… -trató de hablar el menor, pero fue silenciado.  

  • Es lo único que debes saber por el momento en cuanto a eso y que nadie se debe enterar que las cosas han cambiado -añadió Lucius – y que debes que cuidar minuciosamente cada cosa que hagas… esto nos lleva al tema de Potter.  

La atención de Draco estaba complemente puesta en su padre con esa última palabra.  

  • ¿Qué… que tiene que ver con todo esto? 

  • Dije que haríamos sacrificios, ya te dije el mío… pero tú también debes alejarte de Potter.  

  • Absolutamente no -exclamó poniéndose de pie dispuesto a irse.  

  • Alt ahí Draco -dijo el pelinegro tomándolo de los hombros para volverlo a sentar -tienes que escuchar.  

  • ¿Estás de acuerdo con esto? -espetó el menor. 

  • No es precisamente porque no queramos que estés con él -se justificó Snape- aunque no nos agrade no podemos interferir en tu felicidad.  

  • Pues es justo lo que están haciendo en este momento.  

  • Pero es por tu seguridad -exclamó Malfoy golpeando su escritorio, casi gritando- Potter está bajo la mirada del señor Tenebroso, no pueden asociar a la familia con él y mucho menos a ti, puedes correr un grave riesgo. 

  • No -dijo tajante Draco- no estoy dispuesto a alejarme de él.  

  • Lo harás por las buenas o por las malas -sentenció su padre levantándose de su silla, viéndolo severamente- tu regreso al colegio está en juego, si durante el verano no veo que recapacites no regresarás, tu padrino está completamente autorizado en vigilarte día y noche si es necesario para que no te acerques a él.  

  • Te odio -susurró el menor con lágrimas amenazando por salir, y sin añadir más salió del despacho.  

El sonido reinó unos segundos en el lugar.  

  • No lo dijo enserio. -dijo Snape viendo al rubio que no había despegado la mirada de la puerta.  

  • Lo se… solo quiero que sea feliz… pero no si su felicidad pone en riesgo su vida.  

  • Dale tiempo -dijo comprensivo el pelinegro acercándose a él- verás que en unos días estará mejor. 

  • ¿tú lo cuidarás verdad? -pregunto.  

  • Con mi vida -susurró- estaba pensando en que tomara clases conmigo en verano, de defensa y pociones…  

  • Todo lo que tú quieras -sonrió abrazándolo por la cintura.  

  • Quiero un beso -sonrió antes de besar al rubio, quien lo correspondió gustoso. 

. . . . 

  • Se acerca la hora de irse a la cama, pienso –dijo la Sra. Weasley con un bostezo. 

  • No todavía, Molly –dijo Sirius apartando su plato vacío y girando para mirar a Harry-, sabes, estoy sorprendido contigo. Pensé que la primera cosa que harías cuando llegaras sería preguntar sobre Voldemort. 

La atmósfera en el cuarto cambió con una rapidez que Harry hubiera podido asociar con la llegada de Dementores. Segundos antes estaban relajados, ahora estaban en alerta, incluso tensos. Una sensación gélida había recorrido la mesa ante la mención del nombre de Voldemort. Lupin, quien había estado dispuesto a tomar un sorbo de vino, bajó su copa despacio, mirando cauteloso. 

  • ¡Lo hice! –exclamó Harry con indignación-. Pregunté a Ron y Hermione pero ellos dijeron que a nosotros no nos aceptaban en la Orden. 

  • Y ellos tienen toda la razón –dijo la Sra. Weasley-, tú eres demasiado joven. 

  • Ella se sentaba muy erguida en su silla, sus puños apretados sobre los brazos, y el rastro de somnolencia había desaparecido. 

  • ¿Desde cuándo alguien tuvo que estar en la Orden del Fénix para hacer preguntas? –dijo Sirius-. Harry estuvo atrapado en esa cada Muggle durante un mes. ¡Él tiene derecho a saber qué ha pasado... 

  • ¡Un momento! –interrumpió George fuertemente. 

  • ¿Cómo es que Harry consigue que sus preguntas sean contestadas? –dijo Fred con ira. 

  • ¡Hemos intentado conseguir información de ustedes durante un mes y no nos han dicho una sola cosa! –agregó George. 

  • “Tú eres demasiado joven, tú no estás en la Orden” –remedó Fred con una aguda voz que sonó increíblemente parecida a la de su madre-. ¡Harry no tiene edad! 

  • No es mi culpa si no les han dicho lo que la Orden hace –señaló Sirius con calma-, es la decisión de tus padres. Harry, por otra parte... 

  • ¡No te corresponde decir qué es bueno para Harry! –dijo la Sra. Weasley bruscamente-, ¿No has olvidado lo que Dumbledore dijo, supongo? 

  • ¿Qué parte? –preguntó Sirius cortésmente, pero con el aire de un hombre que se prepara para una lucha. 

  • La parte de no decirle a Harry más de lo que él necesita saber –contestó la Sra. Weasley poniendo un fuerte énfasis sobre las tres últimas palabras. 

Las cabezas de Ron, Hermione, Fred y de George giraban de Sirius a la Sra. Weasley como si ellos siguieran un partido de tenis. Ginny se arrodillaba entre un montón de corchos abandonados de cerveza de manteca, observando la conversación con su boca ligeramente abierta. Los ojos de Lupin estaban fijos en Sirius. 

  • No tengo la intención de decirle más de lo que necesita saber, Molly –dijo Sirius- ¡Pero como él fue el que vio a Voldemort regresar... –otra vez hubo un estremecimiento colectivo alrededor de la mesa con la mención de ese nombre-... él tiene más derecho que nadie! 

  • ¡Él no es un miembro de la Orden del Fénix! –dijo la Sra. Weasley-. Sólo tiene quince años y... 

  • Y ha tenido tantos enfrentamientos como muchos de la Orden –dijo Sirius-, y más que algunos. 

  • ¡Nadie niega lo que ha hecho! –dijo la Sra. Weasley-. Pero él es todavía... 

  • ¡Él no es un niño! –expresó Sirius con impaciencia. 

  • ¡Él no es un adulto tampoco! –dijo la Sra. Weasley mientras el color se elevaba en sus mejillas-. ¡Él no es James, Sirius! 

  • Tengo claro quién es él, gracias Molly –dijo Sirius con frialdad. 

  • ¡No estoy segura de que sepas! –dijo la Sra. Weasley-. ¡A veces, la manera que hablas sobre él es como si pensaras que tu mejor amigo volvió! 

  • ¿Qué hay de malo en eso? –preguntó Harry. 

  • ¡Lo malo, Harry, es que no eres tu padre, aunque te parezcas mucho! –aclaró la Sra. Weasley, sus ojos todavía estaban fijos en Sirius-. ¡Todavía estás en la escuela y los adultos responsables de ti no deberían olvidarlo! 

  • ¿Eso significa que soy un padrino irresponsable? –reclamó Sirius, alzando la voz. 

  • Todos sabemos que actúas precipitadamente, Sirius, es por eso que Dumbledore te pidió quedarte en casa y... 

  • ¡Dejaremos las instrucciones de Dumbledore fuera de esto, si te parece! –solicitó Sirius fuertemente. 

  • ¡Arthur! –dijo la Sra. Weasley, mirando a su marido-. ¡Arthur, apóyame! 

El Sr. Weasley no habló inmediatamente. Tomó sus lentes y los limpió despacio con su ropa, sin mirar a su esposa. Sólo cuando los había colocado con cuidado sobre su nariz contestó. 

  • Dumbledore sabe que la situación ha cambiado, Molly. Él acepta que Harry esté informado, hasta cierto punto, ahora que se queda en el Cuartel General. 

  • ¡Sí, pero hay una diferencia entre eso e invitarlo a preguntar todo lo que quiera! 

  • Personalmente –dijo Lupin suavemente alejando la mirada de Sirius, mientras la Sra. Weasley se giraba rápidamente hacia él, esperanzada en que finalmente había conseguido a un aliado-, pienso que es mejor que Harry conozca los hechos... no todos los hechos, Molly, pero una imagen general... de nosotros, antes que una versión alterada por... otros. 

Su expresión era suave, pero Harry estuvo seguro de que Lupin, al menos, sabía que algunos Oídos Extensibles habían sobrevivido a la rabia de la Sra. Weasley. 

  • Bien –dijo la Sra. Weasley, respirando profundamente y mirando alrededor de la mesa buscando el apoyo que no vino-. Bien... puedo ver que voy a ser superada. Sólo diré esto: Dumbledore debe haber tenido sus motivos para no desear que Harry supiera demasiado, hablando como alguien que tiene los mejores deseos para Harry en el fondo de mi corazón... 

  • Él no es tu hijo –dijo Sirius silenciosamente. 

  • Él es tan bueno como si lo fuera –dijo la Sra. Weasley con ferocidad- ¿A quién más tiene? 

  • ¡Él me tiene a mí! 

  • ¿Sí –dijo la Sra. Weasley frunciendo el labio-, la cosa es que ha sido bastante difícil para ti cuidar de él mientras estabas encerrado en Azkaban, ¿verdad? 

Sirius comenzó a levantarse de su silla. 

  • Molly, no eres la única persona en esta mesa que se preocupa por Harry –dijo Lupin bruscamente-. Sirius, siéntate. 

El labio inferior de la Sra. Weasley temblaba. Sirius se hundió despacio en su silla, con su cara blanca. 

  • Pienso que deberían permitir a Harry tener opinión en esto –siguió Lupin-, él es bastante grande para decidir. 

  • Quiero saber qué ha sucedido –afirmó Harry inmediatamente. 

Él no miró a la Sra. Weasley. Había sido tocado por lo que ella había dicho de ser tan bueno como un hijo, pero Sirius tenía razón, él no era un niño. 

  • Muy bien –dijo la Sra. Weasley perdiendo la voz-. Ginny –Ron –Hermione –Fred –George –los quiero fuera de esta cocina, ahora. 

Hubo un gran alboroto de inmediato. 

  • ¡Somos mayores de edad! –Fred y George bramaron juntos. 

  • ¿Si Harry lo tiene permitido, por qué no puedo yo? –dijo Ron gritando. 

  • ¡Mamá, quiero enterarme! –lloró Ginny. 

  • ¡NO! –gritó la Sra. Weasley levantando sus ojos-. Lo prohíbo... 

  • Molly, no puedes detener a Fred y George –dijo el Sr. Weasley fatigosamente-. Ellos son mayores de edad. 

  • Ellos están todavía en la escuela. 

  • Pero son legalmente adultos ahora –dijo el Sr. Weasley con la misma voz cansada. 

La Sra. Weasley tenía la cara de color escarlata. 

  • ¡Oh, bien entonces, Fred y George pueden quedarse, pero Ron... 

  • ¡Harry igual nos va a decir a mí y Hermione todo lo que le digan! –protestó Ron con vehemencia-. ¿No es cierto? –agregó indeciso, mirando a los ojos de Harry. 

Por una fracción de segundo, Harry pensó decirle a Ron que él no le diría una sola palabra, así sabría lo que es estar sin tener noticias de lo que está pasando. Pero el impulso repugnante desapareció. 

  • Por supuesto –dijo Harry. 

Ron y Hermione sonrieron. 

  • ¡Bien! –gritó la Sra. Weasley-. ¡Bien! ¡Ginny... A LA CAMA! 

Ginny no se fue silenciosamente. Ellos podrían oír su furioso reclamo a su madre todo el camino por la escalera, y cuando ella alcanzó el vestíbulo, la Sra. Black emitió chillidos estridentes que se agregaron al alboroto. 

Lupin se alejó rápidamente hacia el retrato para restaurar la calma. Sólo después de que hubo regresado, cerrando la puerta de la cocina detrás de él y tomando su asiento en la mesa otra vez, Sirius habló. 

  • ¡OK! Harry... ¿Qué quieres saber? 

Harry suspiró y preguntó lo que lo había obsesionado durante el mes pasado. 

  • ¿Dónde está Voldemort? –dijo ignorando los estremecimientos renovados que generaba el nombre-. ¿Qué está haciendo? He intentado mirar las noticias Muggles, y no hubo nada que no se pareciera a él aún, ningunas muertes extrañas. 

  • Es porque no hubo muertes extrañas aún –dijo Sirius-, no por lo que sabemos, en todo caso... Y sabemos bastante. 

  • Más de lo que él piensa que sabemos, de todos modos –dijo Lupin. 

  • ¿Cómo es que ha dejado de matar a la gente? –preguntó Harry. Él sabía que Voldemort había asesinado en más de una ocasión sólo en el año pasado. 

  • Porque no quiere llamar la atención hacia él –explicó Sirius-. Sería peligroso para él. Su reaparición no fue como lo había pensado, tú lo viste. Él lo estropeó. 

  • O más bien tú lo estropeaste por él –dijo Lupin con una risa satisfecha. 

  • ¿Cómo? –preguntó Harry perplejo. 

  • ¡Tú no debías sobrevivir! –dijo Sirius-. Nadie, además de los Mortífagos debían saber que él había vuelto. Pero tú sobreviviste para atestiguar. 

  • Y la última persona que quería alertar era Dumbledore –dijo Lupin-. Y tú te aseguraste de que Dumbledore lo supiera de inmediato. 

  • ¿Cómo esto ha ayudado? –preguntó Harry. 

  • ¿Estás bromeando? –dijo Bill con incredulidad-. ¡Dumbledore es el único al que El Que No Debe Ser Nombrado teme! 

  • Gracias a ti, Dumbledore fue capaz de reunir a la Orden del Fénix cerca de una hora después que Voldemort había vuelto –aclaró Sirius. 

  • ¿Qué ha estado haciendo la Orden? –dijo Harry mirando a todos lados. 

  • Trabajando tan duro como podemos para asegurarnos que Voldemort no pueda realizar sus proyectos –dijo Sirius. 

  • ¿Cómo saben cuáles son sus planes? –Harry preguntó rápidamente. 

  • Dumbledore tuvo una idea –dijo Lupin-, y las ideas de Dumbledore normalmente resultan ser exactas. 

  • ¿Qué piensa Dumbledore que Voldemort está planificando? 

  • Bien, en primer lugar, él quiere aumentar su ejército otra vez –dijo Sirius-. En los viejos tiempos él tenía muchas personas a su mando: Brujas y Magos que había intimidado o encantado para seguirlo, sus fieles Mortífagos, una gran variedad de criaturas Oscuras. Tú lo escuchaste planificando reclutar a los gigantes; bien, ellos serán solamente uno de los grupos sobre los que él irá. Ciertamente no va a intentar tomar el Ministerio de Magia con solo una docena de Mortífagos. 

  • ¿Entonces ustedes intentan pararlo atrayendo a más seguidores? 

  • Hacemos lo posible –dijo Lupin. 

  • ¿Cómo? 

  • Bien, el asunto principal es intentar convencer a tantos como sea posible que es factible de que El Que No Debe Ser Nombrado realmente ha vuelto, ponerlos sobre aviso –contestó Bill-. Eso es muy difícil. 

  • ¿Por qué? 

  • Por la actitud del Ministro –dijo Tonks-. Tu viste a Cornelius Fudge después de que Ya –sabes –quién volvió, Harry. Bien, él no ha cambiado su posición en absoluto. Se rehúsa absolutamente a creer lo que ha pasado. 

  • ¿Pero por qué? –dijo Harry desesperadamente-. ¿Por qué es tan estúpido? Si Dumbledore... 

  • Ah, pues has puesto el dedo en la llaga –dijo el Sr. Weasley con una risa sarcástica-. Dumbledore. 

  • Fudge le tiene miedo –dijo Tonks tristemente. 

  • ¿Asustado de Dumbledore? –preguntó Harry con incredulidad. 

  • Asustado de lo que él es capaz –dijo el Sr. Weasley-. Fudge piensa que es una planificación de Dumbledore para derrocarlo. Cree que Dumbledore quiere ser el Ministro de Magia. 

  • Pero Dumbledore no quiere... 

  • Desde luego que no –afirmó el Sr. Weasley-. Él nunca ha querido el trabajo del Ministro, si bien mucha gente quiso que lo tomara cuando Millicent Bagnold se jubiló. Fudge subió al poder en cambio, pero... él nunca ha olvidado cuanto es el apoyo popular que Dumbledore tenía, si bien Dumbledore nunca solicitara el trabajo. 

  • En su interior, Fudge sabe que Dumbledore es mucho más inteligente que él, que es un mago mucho más poderoso, y en los primeros días de su Ministerio siempre le pedía ayuda y asesoramiento –señaló Lupin-. Pero parece que se aferró al poder. Le gusta ser el Ministro de Magia y trata de convencerse que es inteligente y Dumbledore simplemente remueve el problema para sacarlo. 

  • ¿Cómo puede pensar eso? –dijo Harry con ira-. ¿Cómo él puede pensar que Dumbledore inventaría todo... que yo inventaría todo eso? 

  • Porque aceptar el que Voldemort volvió significaría un problema con que el Ministerio no tuvo que enfrentarse por casi catorce años –dijo Sirius amargamente- Fudge no puede afrontarlo. Es más cómodo convencerse que Dumbledore es un mentiroso que busca desestabilizarlo. 

  • Ves el problema –dijo Lupin-. Mientras el Ministro insiste en que no hay nada que temer de Voldemort es difícil convencer a la gente que volvió, sobre todo porque ellos realmente no quieren creerlo. Es más, ha inclinado al Ministerio pesadamente sobre El Profeta para no hacer un informe de lo que llama la divulgación de rumores de Dumbledore, entonces la mayor parte de la comunidad de magos está completamente inconsciente de las cosas que pasaron, y esto los hace objetivos fáciles para los Mortífagos si ellos usan la Maldición de Imperius. 

  • ¿Pero ustedes le dicen a la gente la verdad? –dijo Harry mirando alrededor al Sr. Weasley, Sirius, Bill, Mundungus, Lupin y Tonks-. ¿Ustedes le dicen a la gente que él ha vuelto? 

  • Todos ellos rieron sin sentido del humor. 

  • Bien, como todos piensan yo soy un asesino de masas loco y el Ministerio ha puesto diez mil galeones como precio por mi cabeza, apenas puedo dar un paseo en la calle y comenzar a repartir prospectos, ¿verdad? –dijo Sirius agitadamente. 

  • Y yo no soy un invitado de cena muy popular con la mayor parte de la comunidad –dijo Lupin-. Esto es un gaje del oficio de ser un hombre lobo. 

  • Tonks y Arthur perderían sus empleos en el Ministerio si ellos comenzaran a hablar –dijo Sirius-, y es muy importante para nosotros tener espías dentro del Ministerio, porque se puede apostar que Voldemort los tiene.  

  • Hemos logrado convencer a algunas personas –dijo el Sr. Weasley-. Tonks, era demasiado joven para haber estado en la Orden del Fénix la última vez, y teniendo Aurores de nuestro lado es una ventaja enorme... Kingsley Shacklebolt ha sido un aporte verdadero, también, él es el responsable de la caza de Sirius, entonces él ha alimentado de información al Ministerio que Sirius está en el Tíbet. 

  • Pero si ninguno de Uds. cuenta las noticias Voldemort... –empezó a decir Harry. 

  • ¿Quién dijo que ninguno de nosotros saca las noticias? –dijo Sirius-. ¿Por qué piensas que Dumbledore está en tal problema? 

  • ¿Qué quieres decir? –Harry preguntó. 

  • Ellos intentan desacreditarlo –dijo Lupin-. ¿No viste El Profeta la semana pasada? Ellos divulgaron que él había sido echado de la Presidencia de la Confederación Internacional de Magos porque está viejo y está perdiendo su fuerza, pero esto no es verdadero; él ha sido echado por lo magos del Ministerio después de que él hizo un discurso que anuncia la vuelta de Voldemort. Ellos lo han degradado del Jefe Warlock sobre el Wizengamot –que es el Tribunal Supremo de Magos- y ellos hablan de la acción de quitarle su Orden de Merlín, de Primera Clase, también. 

  • Pero Dumbledore dice que él no se preocupa de lo que ellos hacen mientras ellos no lo saquen de las Tarjetas de Rana de Chocolate –dijo Bill sonriendo abiertamente. 

  • Esto no es un tema de risa –dijo el Sr. Weasley bruscamente-. Si él continúa desafiando al Ministro con esto podría terminar en Azkaban, y la última cosa que queremos es tener a Dumbledore encerrado. Mientras Ya- sabes-quien sepa que Dumbledore está aquí, va a estar cauteloso. Si Dumbledore sale del camino Ya-sabes-quien tendrá el camino libre. 

  • ¿Pero si se descubre que Voldemort trata de reclutar a más Mortífagos quiere decir que él ha vuelto, ¿verdad?  –preguntó Harry desesperadamente. 

  • Voldemort no marcha hasta las casas de la gente y golpea sobre sus puertas, Harry –dijo Sirius-. Él engaña y los chantajea. Él es un experto en mantenerse en secreto. En cualquier caso, seguidores crecientes son sólo una cosa en la que él está interesado. Él tiene otros proyectos también, proyectos los que él puede poner en operación muy silenciosamente de verdad, y él se concentra en ellos por el momento. 

  • ¿En qué anda, aparte de su búsqueda de seguidores? –Harry preguntó rápidamente. Tuvo la sensación que Sirius y Lupin intercambiaban la más breve de las miradas antes que Sirius contestara. 

  • Cosas que sólo puede conseguir con cautela –como Harry seguía luciendo perplejo, Sirius agregó-. Como un arma. Algo que él no tenía la última vez. 

  • ¿Cuándo él era poderoso, antes? 

  • Sí. 

  • ¿Cómo qué tipo de arma? –preguntó Harry-, ¿Algo peor que el Avada Kedavra...? 

  • ¡Es suficiente! 

La señora Weasley habló desde las sombras al lado de la puerta. Harry no había notado que había regresado luego de dejar a Ginny arriba. Sus brazos estaban cruzados y miraba furiosa. 

  • Los quiero en la cama, ahora. Todos ustedes –agregó mirando hacia Fred, George, Ron y Hermione. 

  • No nos puedes obligar –dijo Fred. 

  • Solo mírame –gruñó la Sra. Weasley. Temblaba ligeramente cuando miró a Sirius-. Has dado mucha información a Harry. Podrías investirlo de inmediato en la Orden. 

  • ¿Por qué no? –dijo Harry rápidamente-. Quiero unirme, quiero luchar. 

  • No. 

No era la Sra. Weasley quién habló esta vez, era Lupin. 

  • La Orden está compuesta sólo de magos destacados –dijo-. Los magos que han terminado la escuela –agregó mientras Fred y George abrían sus bocas-. Hay peligros relacionados con esto de los que no tienes ni idea, ninguno de ustedes... Pienso que Molly tiene razón, Sirius. Ya hemos dicho bastante. 

Sirius se encogió, pero no dijo nada. La Sra. Weasley llamó imperiosamente a sus hijos y Hermione. Uno por uno se levantaron y Harry, reconociendo la derrota, los siguió. 

La Sra. Weasley los acompañó arriba luciendo inflexible. 

  • Quiero que todos vayan directo a la cama, sin hablar –dijo cuando llegó al primer piso-. Tenemos un día atareado mañana. Espero que Ginny ya esté dormida –le dijo a Hermione-, entonces trata de no despertarla. 

  • Dormida, sí, claro –dijo Fred por lo bajo, mientras que subían al siguiente piso y después de que Hermione les diera las buenas noches-. Si Ginny no está acostada despierta esperando a que Hermione le cuente lo que hablaron, entonces yo soy un Flobberworm... 

  • Muy bien, Ron, Harry –dijo la Sra. Weasley en el segundo piso, apuntado hacia el cuarto de ellos- métanse a la cama. 

  • Buenas noches –dijeron Harry y Ron a los gemelos. 

  • Duerman bien –dijo Fred cerrando los ojos. 

La Sra. Weasley cerró la puerta detrás de Harry con un rápido golpe. Harry se puso su pijama, se sacó sus anteojos y se metió en su fría cama mientras Ron tiró las jaulas de las lechuzas arriba del guardarropa para pacificar a Hedwing y Pigwidgeon, quienes estaban golpeando y sacudiendo sus alas sin descanso. 

  • No las podemos dejar salir a cazar todas las noches –explicó Ron mientras se ponía su pijama color marrón-. Dumbledore no quiere muchas lechuzas revoloteando alrededor de la cuadra, piensa que se vería sospechoso. Ah, sí... me olvidaba... 

  • Se acercó a la puerta y la trabó con el pasador. 

  • ¿Para qué haces eso? 

  • Kreacher –dijo Ron mientras apagaba la luz-. La primera noche que estuve aquí él vino deambulando a las tres de la mañana. Confía en mí, no querrás despertarte y encontrarlo recorriendo tu habitación. De todos modos... – se metió en su cama, se acomodó bajo las frazadas, después giro para mirar a Harry en la oscuridad. Harry podía ver su silueta gracias a la luz de la luna que se filtraba por la mugrienta ventana-, ¿Qué crees? 

Harry no necesitaba preguntarle a Ron a qué se refería. 

  • Bueno, no nos dijeron mucho que no podríamos haber adivinado ¿no? –dijo pensando en lo que se había hablado abajo-. Digo, lo único que realmente dijeron fue que la Orden está tratando de que la gente no se una a Vol... –hubo un fuerte suspiro de Ron-... demort –dijo Harry firmemente-. ¿Cuándo vas a empezar a usar su nombre? Sirius y Lupin lo hacen. 

Ron ignoró este último comentario. 

  • Sí, tienes razón –dijo- nosotros ya casi sabíamos todo lo que nos dijeron, gracias a las Orejas Extensibles. Lo único nuevo fue... 

Crack 

  • ¡OUCH! 

  • No grites, Ron, o mamá va a volver. 

  • Ustedes dos aparecieron en mis rodillas. A partir de aquí puede necesitar correcciones... 

  • Sí, bueno, es más difícil en la oscuridad. 

Harry vio la borrosa silueta de Fred y George bajándose de la cama de Ron. Se escuchaba el ruido de los resortes, y el colchón de Harry bajó unos centímetros cuando George se sentó en él, cerca de sus pies. 

  • ¿Ya llegaron a esa parte? –dijo ansioso George. 

  • ¿Lo del arma que mencionó Sirius? –dijo Harry. 

  • Revelaron algo más –dijo Fred con gozo-, eso no lo habíamos escuchado antes con las Orejas Extensibles ¿cierto? 

  • ¿Qué creen que sea? –preguntó Harry. 

  • Podría ser cualquier cosa –contestó Fred. 

  • Pero no puede haber nada peor que el Avada Kedavra –dijo Ron- ¿Qué puede ser peor que la muerte? 

  • Tal vez es algo que puede matar a mucha gente de una sola vez –sugirió George. 

  • Tal vez es una forma particularmente dolorosa de matar a las personas –dijo Ron. 

  • Él ya tiene el maleficio Cruciatus para causar dolor –dijo Harry-. No necesita nada más eficiente que eso. 

Se produjo una pausa y Harry supo que los otros se preguntaban qué clase de horrores esta nueva arma podía causar. 

  • Así que ¿quién creen que la tiene ahora? –preguntó George. 

  • Espero que sea alguien de nuestro lado –dijo Ron sonando ligeramente nervioso. 

  • De ser así, de seguro Dumbledore la guarda –dijo Fred. 

  • ¿Dónde? –preguntó Ron rápidamente- ¿Hogwarts? 

  • Apuesto a que sí –dijo George-. Ahí es donde escondió la Piedra Filosofal. 

  • Un arma va a ser mucho más grande que una piedra –dijo Ron. 

  • No necesariamente –afirmó Fred. 

  • Sí, el tamaño no es garantía de poder –dijo George-. Miren a Ginny. 

  • ¿Qué quieres decir? –preguntó Harry. 

  • ¿Nunca te has enfrentado a alguno de sus hechizos? 

  • ¡Shh! –dijo Fred a medio pararse de la cama-. Escuchen. 

Todos se quedaron en silencio. Se escuchaban pasos subiendo las escaleras. 

  • Mamá –dijo George, y sin más demora hubo un fuerte crack y Harry sintió como desaparecía el peso que tenía a los pies de su cama. Segundos más tarde sintieron el crujir de una de las tablas del suelo afuera de su dormitorio. La Sra. Weasley estaba claramente escuchando para verificar si estaban hablando o no. Hedwing y Pigwidgeon ulularon. La tabla del suelo volvió a sonar y la escucharon dirigirse al piso de arriba para chequear a Fred y George. 

  • Ella no confía en nosotros ¿sabes? –dijo Ron un poco decepcionado -por cierto… tú y Draco…  

  • Ya no hay Draco y yo Ron… -se apresuró a decir Harry -me cortó. 

  • ¿Pero por qué?... digo, no es que me hiciera mucha ilusión que estuvieran juntos, pero… se veía que eran felices… 

  • Si, bueno, parece que no fue suficiente para él. -respondió el moreno tratando de sonar enojado. 

Ninguno de los dos dijo nada más, se quedaron en silencio tratando de dormir.  

Al otro día Harry bajó al comedor, donde se encontró a los gemelos.  

- Queremos practicar con veneno de Doxy para nuestros productos –George dijo a Harry en voz muy baja. 

  • Queremos experimentar con veneno de Doxy para nuestro Skiving Snackboxes –le dijo Fred a Harry en un susurro. Roció con destreza a dos Doxys cuando volaban directamente hacia su nariz, Harry se acercó a George y murmuró por una esquina de su boca: - ¿Qué son Skiving Snackboxes? 

  • Surtido de dulces para ponerte enfermo –susurró George, manteniendo un ojo atento en la espalda de la Sra. Weasley-. No realmente enfermo, tranquilo, suficientemente enfermo para terminar una clase cuando tú lo desees. Fred y yo lo hemos estado desarrollando este verano. Tienen dos extremos, codificados por color para masticarlos. Si te comes la mitad anaranjada de las Pastillas de Vómitos, vomitas. Momento en el que sales de la clase para ir al hospital, luego tomas la mitad púrpura, que te repone, permitiéndote que sigas con la actividad de ocio que tú elijas durante una hora que se habría ocupado por otra parte a un fastidio improductivo. 

  • Esto es lo que estamos poniendo en los anuncios, sin embargo –susurró Fred que se había puesto fuera de la línea de visión de la Sra. Weasley y estaba barriendo unos Dosis perdidos en el suelo y guardándolos en su bolsillo-, todavía necesitan un poco de trabajo. Por el momento nuestros probadores están teniendo un pequeño problema para parar de vomitar el tiempo suficiente para tomarse el extremo púrpura. 

  • ¿Probadores? 

  • Nosotros –dijo Fred- lo tomamos por turnos. George hizo el Desmayo Imaginario, nosotros dos probamos el Turrón Sangra Narices. 

  • Mamá pensó que nos habíamos estado batiendo a duelo –dijo George. 

  • La tienda de bromas va adelante ¿entonces? –murmuró Harry haciendo ver que estaba ajustando la boquilla de su spray. 

  • Bueno, aún no hemos tenido la oportunidad de conseguir local –dijo Fred bajando aún más su voz, la Sra. Weasley limpió su pañuelo antes de volver al ataque-, así que hemos puesto en marcha un servicio de pedidos por correo por el momento. Pusimos un anuncio en el Diario El Profeta la semana pasada. 

  • Todo gracias a ti, compañero –dijo George-. Pero no te preocupes... mamá no tiene ninguna pista. Ella no volverá a leer el Diario El Profeta, la causa es las graves mentiras que han dicho sobre ti y Dumbledore. 

Harry sonrió abiertamente.  

  • ¡Hola, Kreacher! –dijo Fred cuando éste apareció murmurando. 

El elfo doméstico se quedó quieto, dejó de murmurar, y fingió una muy marcada y muy poco convincente sorpresa. 

  • Kreacher no vio al amo joven –dijo dándose la vuelta e inclinándose ante Fred. Todavía con la cara hacia la alfombra añadió, absolutamente audible-, pequeño mocoso de una sucia traidora. 

  • ¿Disculpa? –dijo George-. No cogí el último trozo. 

  • Kreacher no dijo nada –dijo el elfo, con una segunda inclinación a George, agregando claramente en voz baja-, y ahí está su gemelo, son pequeñas bestias antinaturales. 

Harry no sabía si reír o no. El elfo se enderezó, mirándolos malévolamente y aparentemente convencido de que ellos no lo podían escuchar continuó murmurando: 

  • ... aquí está la sangre sucia, resistiendo allí vigoroso como latón, oh, si mi señora supiera, oh, cómo lloraría, y aquí hay un chico nuevo, Kreacher no sabe su nombre. ¿Qué está haciendo aquí? Kreacher no lo sabe... 

  • Este es Harry, Kreacher –dijo Hermione entrando al comedor-. Harry Potter. 

Los ojos pálidos de Kreacher se ensancharon y murmuró más rápidamente y más furiosamente que nunca. 

  • La sangre sucia le está hablando a Kreacher como si fuera mi amiga, si la ama de Kreacher lo viera en esta compañía, oh, qué diría a ella. 

  • ¡No la llames sangre sucia! –dijeron Ron y Ginny juntos, muy enojados. 

  • No importa –susurró Hermione-, no está bien de la cabeza, él no sabe lo que es él... 

  • No te engañes a ti misma Hermione, él sabe exactamente lo que está diciendo –dijo Fred mirando a Kreacher con aversión. 

Kreacher todavía estaba murmurando, sus ojos en Harry. 

  • ... ¿Es verdad? ¿Es Harry Potter? Kreacher puede ver la cicatriz, debe ser verdad que el muchacho que detuvo al Señor Oscuro, Kreacher se pregunta cómo lo hizo... 

  • ¿No lo hacemos todos Kreacher? –dijo Fred. 

  • De todos modos ¿qué es lo que quieres? –preguntó George. 

Los grandes ojos de Kreacher se volvieron hacia George. 

  • Kreacher está limpiando –dijo él evasivamente. 

  • Una historia probable –dijo una voz detrás de Harry. 

Sirius había regresado, estaba mirando ceñudo al elfo desde la puerta.  

  • ¡Sigue murmurando y seré un asesino! –dijo Sirius irritablemente cuando él cerró de golpe la puerta cerrada del elfo. 

  • Sirius, no está bien de la cabeza –suplicó Hermione-, no creo que él se dé cuenta de que podemos oírle. 

  • Ha estado solo demasiado tiempo –dijo Sirius-, recibiendo órdenes locas del retrato de mi madre y hablando solo, pero siempre fue un poco sucio. 

  • Si pudieras simplemente ponerlo en libertad –dijo esperanzadamente Hermione-, quizás... 

  • No podemos ponerlo en libertas, sabe demasiado sobre la Orden –dijo Sirius lacónicamente-. Y, sin embargo, el susto lo mataría. Sugiérele que deje esta casa y verás cómo se lo toma. 

Sirius caminó por el cuarto hasta el tapiz que Kreacher había estado intentando proteger. 

El tapiz parecía inmensamente viejo, estaba debilitado y parecía como si los Doxys lo hubieran roído en lugares. No obstante, el hilo dorado con el que había sido bordado todavía brillaba bastante como para mostrarles un árbol familiar fechado hacia atrás (Tan lejos como Harry podía decir) hasta la edad media. En grandes palabras arriba de todo el tapete se leía: 

“La Muy Noble y Antigua Casa Black Toujours pur” 

  • ¡No apareces! –dijo Harry después de examinar la parte inferior del árbol más de cerca. 

  • Yo estaba allí –dijo Sirius, apuntando un agujero pequeño, redondo, carbonizado en el tapiz, más bien como la quemadura de un cigarro-. Mi vieja dulce madre me destruyó después de que yo huí de casa. 

  • Cuando yo estaba sobre dieciséis –Dijo Sirius-. Yo había tenido bastante. 

  • ¿Adónde fuiste? –preguntó Harry, mirándole fijamente. 

  • A la casa de tu padre –dijo Sirius-. Tus abuelos eran muy buenos sobre eso, ellos me adoptaron como a un segundo hijo. Sí, yo acampé fuera de la casa de tu padre en las vacaciones escolares, y cuando yo tenía diecisiete años conseguí mi propio lugar. Mi tío Alphard me había dejado un pedazo decente de oro, él fue borrado de aquí también, ese es probablemente el por qué, sin embargo, después de eso yo empecé a cuidar de mí mismo. Aunque yo era siempre bienvenido en la casa del Sr. y la Sra. Potter para el almuerzo del domingo. 

  • ¿Pero... por qué lo hiciste...? 

  • ¿Irme? –Sirius sonrió amargamente y movió sus dedos a través de su largo y desaliñado pelo-. Porque yo odiaba todo de ellos: mis padres, con su manía de la sangre pura, convencidos de que ser un Black te hacía prácticamente Real... el idiota de mi hermano, suficientemente blando para creerlos... este es él –Sirius señaló con un dedo debajo de todo el árbol-, Regulus Black –una fecha de muerte, hacía unos quince años, siguió la fecha de nacimiento-. Era más joven que yo –dijo Sirius-, y mucho mejor hijo, como constantemente me recordaban. 

  • Pero él murió –dijo Harry. 

  • Sí –dijo Sirius-. El idiota tonto... se unió a los Mortífagos. 

  • ¡Estás bromeando! 

  • Ven, Harry, ¿no has visto bastante esta casa para decir qué tipo de magos eran en mi familia? –dijo Sirius irritadamente. 

  • ¿Eran... eran tus padres Mortífagos también? 

  • No, no, pero créeme, ellos pensaban que Voldemort tenía la idea correcta, ellos estaban a favor de la purificación de raza de los magos, liberarse de los nacidos de Muggles y teniendo en cambio sangre pura. No estaban solos, había varias personas, antes de que Voldemort mostrara sus verdaderas intenciones que pensaban que él tenía la idea correcta sobre esas cosas... aunque ellos se quedaron helados cuando vieron lo que él estaba preparando hacer para conseguir poder. Pero apuesto a que mis padres pensaron que Regulus era un correcto pequeño héroe por unirse al principio a él. 

  • ¿Le mató un Auror? -preguntó Harry tanteando. 

  • Oh, no –dijo Sirius-. No, él fue asesinado por Voldemort. O por órdenes de Voldemort probablemente. Dudo que Regulus fuera suficientemente importante para ser asesinado personalmente por Voldemort. De lo que yo averigüé después de que él muriera, él se metió tan adentro que luego tuvo pánico de lo que le estaban pidiendo que hiciese y trató de echarse atrás. Bien, uno no presenta simplemente su dimisión a Voldemort. Es una vida de servicio o muerte. 

  • Almuerzo –dijo la voz de la Sra. Weasley. 

Ella estaba sosteniendo su varita en alto delante de ella, equilibrando una bandeja grande cargada con bocadillos y pastel. Los otros se abalanzaron sobre ella, ávidos por algo de comida, pero Harry permanecía con Sirius que se había inclinado más cerca del tapiz. 

  • No he mirado esto durante años ¿Aquí está Phineas Nigellus... mi tatarabuelo, ves?... el Director menos popular que el Colegio Hogwarts ha tenido nunca... y Aramita MehFlooa... la prima de mi madre... intentó forzar un proyecto Ministerial para hacer legal la caza de Muggles... y la querida tía Elladora... ella empezó la tradición de decapitar a los elfos domésticos cuando ellos eran demasiado viejos para llevar bandejas de té... por supuesto, cada vez que la familia producía algunos medio decentes eran repudiados. Veo que Tonks no está aquí. 

  • ¿Estáis emparentados Tonks y tú? –preguntó Harry sorprendido. 

  • Oh, sí, su madre Andrómeda era mi prima favorita –dijo Sirius examinando el tapiz estrechamente-, No, Andrómeda no está aquí tampoco, mira... –apuntó a otra pequeña quemadura redonda entre dos nombres, Bellatrix y Narcissa-. Las hermanas de Andrómeda todavía están aquí porque ellas hicieron matrimonios con respetables sangre limpia, pero Andrómeda se casó con un nacido de Muggle, Ted Tonks, así que... -Sirius tocó el trozo de tapiz destruido con una vara y se rió agriamente. Harry, sin embargo, no se rió; él estaba mirando fijamente los nombres a la derecha de la marca de la quemadura de Andrómeda. Una línea doble del bordado de oro unió a Narcissa Black con Lucius Malfoy y una línea simple de oro vertical iba desde sus nombres al de Draco. 

  • Las familias de sangre limpia están todos interrelacionados –dijo Sirius viendo el lugar que Harry observaba -Si sólo vas a permitir a tus hijos e hijas que se casen con sangre limpia, tu opción está muy limitada, quedan apenas unos pocos de nosotros. Molly yo somos primos a través de matrimonio y Arthur es algo así como un alejado primo segundo. Pero no los busques aquí, si alguna vez una familia ha tenido un montón de traidores a la sangre esos son los Weasley. 

Pero Harry estaba ahora mirando el nombre a la izquierda de la quemadura de Andrómeda: Bellatrix Black, que estaba conectada por una línea doble a Rodolphus Lestrange. 

  • Lestrange... –dijo Harry en alto. El nombre había revuelto algo en su memoria; él lo conoció en alguna parte, pero por un momento él no podía pensar dónde. 

  • Ellos están en Azkaban –Sirius dijo brevemente. 

Harry lo miraba curiosamente. 

  • Bellatrix y su marido Rodolphus entraron con Barty Crouch junior –dijo Sirius en la misma brusca voz-. El hermano de Rodolphus, Rabastan, estaba también con ellos. 

Entonces Harry recordó. Él había visto a Bellatrix Lestrange dentro del Pensadero de Dumbledore, el dispositivo extraño en el que podrían guardarse pensamientos y recuerdos; una mujer alta y oscura con mirada dura que había permanecido de pie en su juicio y proclamado la continuidad de su felicidad a lord Voldemort, con arrogancia que ella sería premiada un día por su lealtad. 

  • Nunca dijiste que ella era tu... 

  • ¿Importa si ella es mi prima? –contestó groseramente Sirius-. Hasta donde me interesa, ellos no son mi familia. Ella no es realmente mi familia. Yo no la he visto desde que tenía tu edad, a no ser que contemos la vez que la vislumbre cuando llegó a Azkaban. ¿Crees que estoy orgulloso de estar emparentado con ella? 

  • Lo siento –dijo Harry rápidamente-, yo no quería decir... simplemente me sorprendió, eso es todo... 

  • No te disculpes –masculló Sirius. Llevó sus manos del tapiz a sus bolsillos-. No me gusta volver aquí –dijo mirando fijamente a través del cuarto de dibujo-. Yo nunca pensé que estaría de nuevo en esta casa. 

Harry le entendió completamente. Supo cómo se sentía, cuando él pensó que viviría en un lugar libre para siempre, tuvo que volver y vivir en el número 4 de Privet Drive. 

  • Es ideal para Cuartel General, por supuesto –dijo Sirius-. Mi padre puso cada una de las medidas de seguridad conocidas por los magos cuando vivía aquí. No ocupa sitio así que los Muggles nunca podrían venir y llamar -incluso si quisieran hacerlo-, y ahora Dumbledore ha agregado protección, tendrías complicado encontrar una casa más segura en cualquier parte. Dumbledore es el Guardián Secreto de la Orden, como sabes nadie puede encontrar el Cuartel General a menos que él les diga personalmente dónde es, esa nota que Moody te mostró anoche, esa era de Dumbledore... –Sirius soltó una pequeña risa que sonó como un ladrido-. Si mis padres pudieran ver el uso que se le está dando ahora a su casa... bueno, el retrato de mi madre debe haberte dado alguna idea –frunció el ceño un momento, entonces suspiró-. No me importaría si yo simplemente pudiera salir de vez en cuando y hacer algo útil. Le he pedido a Dumbledore si pudiera acompañarte a tu audiencia, como Hocicos obviamente, así podría darte un poco de apoyo moral ¿qué opinas? 

Harry sentía como si su estómago se hubiera hundido a través de la alfombra polvorienta. No había pensado sobre la audiencia desde la cena de la noche anterior, con la excitación de volver con la gente que él más quería, y oyendo todo lo que había sucedido, él lo había olvidado completamente. Sin embargo, tras las palabras de Sirius, la aplastante sensación de terror volvió a él. Miró fijamente a Hermione y a los Weasley, todos zampando sus bocadillos, y pensó cómo se sentiría si regresaran a Hogwarts sin él. 

  • No te preocupes –dijo Sirius. Harry miró arriba y comprendió que Sirius había estado vigilándolo-. Estoy seguro de que lo aclararán, efectivamente hay algo en el Estatuto de Secretismo Internacional que permite utilizar la magia para salvar tu propia vida. 

  • Pero se ellos me expulsan –dijo Harry pausadamente-, ¿puedo regresar y vivir aquí contigo? 

Sirius sonrió tristemente. 

  • Veremos. 

  • Yo me sentiría mucho mejor sobre la audiencia si supiera que no tendré que volver con los Dursley –le presionó Harry. 

  • Deben ser realmente malos si tú prefieres este lugar –dijo Sirius con melancolía. 

  • Daros prisa, vosotros dos o no os quedará comida –les llamó la Sra. Weasley. 

Sirius lanzó otro gran suspiro, lanzó una oscura mirada al tapiz, después él y Harry se unieron a los otros. 

. . . . 


El Sr. Weasley los tuvo a todos ocupados durante los siguientes días. Necesitaron tres días para desinfectar el cuarto de dibujo. Finalmente, lo único indeseable que quedaba era el tapiz con el árbol familiar de los Black que resistió todos sus esfuerzos por quitarlo de la pared, y el escritorio que se sacudía. Moody no se había dejado caer todavía por el Cuartel General, así que ellos no estaban seguros de lo que había dentro. 

El timbre de la puerta sonaba varias veces al día, ésa era la señal para la madre de Sirius comenzara a gritar, y para que Harry y los demás intentaran escuchar a los visitantes detrás de la puerta, aunque se estiraban todo lo posible para enterarse de las conversaciones antes de que la Sra. Weasley les recordara sus tareas. 

Snape revoloteó dentro y fuera de la casa varias veces más, pero Draco no había regresado; Harry a veces sorprendió a su profesora de Transfiguración, la profesora McGonagall, tenía un aspecto muy extraño con ropa y abrigo Muggle, y también parecía no tener tiempo que perder. 

A veces, sin embargo, los visitantes se quedaban a ayudar. Tonks se les unió una tarde memorable en la que ellos encontraron viejos demonios asesinos que acechaban en un retrete escaleras arriba, y Lupin que permanecía en la casa con Sirius pero que la abandonaba por largos periodos para hacer misteriosos trabajos para la Orden, les ayudó a reparar un reloj de caja que había desarrollado el desagradable hábito de lanzar las pesadas saetas a quien pasaba por delante de él. 

A pesar de que aún dormía mal, todavía tenía sueños sobre pasillos y puertas cerradas con llave que hacían que su cicatriz le pinchase, Harry estaba consiguiendo divertirse por primera vez en todo el verano. Todo el tiempo que estaba ocupado él era feliz, cuando la acción disminuía, sin embargo, siempre que él bajaba su guardia o caía agotado en la cama mirando borrosas sombras moviéndose a través del techo, el pensamiento de la importantísima audiencia Ministerial volvía a él. 

Sintió como se hubieran dejado caer un ladrillo en su estómago cuando la Sra. Weasley se volvió a él durante la cena el miércoles por la tarde y dijo calmadamente. 

  • He planchado tu mejor ropa para mañana por la mañana, Harry, también quiero que te laves el pelo esta noche. Una buena primera impresión puede hacer maravillas. 

Ron, Hermione, Fred, George y Ginny todos dejaron de hablar y lo examinaron. Harry agachó la cabeza e intentó seguir comiendo su chuleta, pero su boca se había puesto tan seca que no podía masticar. 

  • ¿Cómo iré allí? –le preguntó a la Sra. Weasley suavemente. 

Ella le sonrió alentadoramente. 

  • Puedes esperar en mi oficina hasta que sea la hora de la audiencia –dijo el Sr. Weasley. 

Harry examinaba a Sirius, pero antes de que pudiera hacerle la pregunta, la Sra. Weasley había contestado. 

  • El profesor Dumbledore piensa que no es una buena idea que Sirius vaya contigo, y debo decir... 

  • Creo que tiene razón –dijo Sirius mascullando entre dientes. 

La Sra. Weasley frunció sus labios. 

  • ¿Cuándo te dijo eso Dumbledore? –preguntó Harry mirando fijamente a Sirius. 

  • Vino anoche, cuando estabas en la cama –respondió el Sr. Weasley. 

Sirius apuñaló malhumoradamente a una patata con su tenedor. Harry bajó sus propios ojos a su plato. Pensar que Dumbledore había estado en la casa en la víspera de su audiencia y no había pedido verlo hizo que se sintiera, si eso era posible, aún peor. 



 



 

  • Draco! -exclamó Severus saliendo de la casa y yendo hacia el chico, este se detuvo, sin voltear a verlo. 
  • … ¿Qué?  
  • ¿Qué pasó?  
  • Pues lo que todos querían, termine con Potter… 
  • Pero…  
  • ¿No eso ordenó mi padre? -volteó limpiándose una lagrima- y tu estuviste de acuerdo, al igual que Black. 
  • Solo no quería que te pasara nada… -la culpa llegó al mayor, hizo un intento para acercarse al chico, pero este dio un paso hacia atrás- quiero irme rápido… le dije cosas muy feas para que me creyera que todo era mentira. 
  • ¿Entonces ya no estarás en la orden? 
  • Si… pero no quiero verlo más de lo necesario, el que ya no esté con él no quiere decir que ayudaré a que todo esto termine -dijo en tono frio.  

 

Snape asintió y posó una mano en el hombro del menor para desaparecer. 

. . . . . 

 

La puerta se volvió a abrir y la Sra. Weasley aclaró su garganta, su marido miró alrededor y brincó inmediatamente. 


- ¡Harry! –dijo el Sr. Weasley apresurándose para saludarlo, sacudiéndole la mano enérgicamente-. ¡Qué bueno verte! 

Sobre su hombro Harry vio a Bill, quien todavía llevaba su largo pelo en una cola de caballo, enrollando a toda prisa los largos pergaminos que había sobre la mesa. 

  • ¿Tuviste buen viaje, Harry? –preguntó Bill intentando recoger doce rollos al mismo tiempo-, ¿Ojo-Loco no te hizo venir vía Groenlandia, entonces? 

  • Lo intentó –dijo Tonks dando un salto para ayudar a Bill y derribando una vela sobre el último trozo de pergamino-. Oh no, perdón. 

  • Ay, querida –dijo la Sra. Weasley, con tono exasperado mientras reparaba el pergamino con un giro de su varita mágica. En el destello de luz causada por el hechizo de la Sra. Weasley, Harry captó un vislumbre de lo que le pareció el plano de un edificio. 

La Sra. Weasley lo había visto observándolo, arrebató el plano de la mesa y lo dejó en los brazos ya sobrecargados de Bill. 

  • Este tipo de cosas deberían ser retiradas puntualmente al finalizar las reuniones –dijo con irritación antes del ir hacia un aparador continuo del que comenzó a sacar platos para la cena. 

Bill sacó su varita mágica, murmurando “¡Evanesco!” Y los rollos desaparecieron y todos se dirigieron al comedor. 

  • Siéntate Harry –dijo Sirius-. ¿Ya conoces a Mundungus, ¿verdad? 

La cosa que Harry creía que eran un montón de harapos dio un prolongado gruñido y se despertó. 

  • ¿Alguien dijo mi nombre? –reclamó Mundungus con voz somnolienta-. Estoy de acuerdo con Sirius... – levantó la mano muy sucia en el aire cono si estuviera votando, los hinchados ojos rojos desenfocados. 

Ginny se rió. 

  • La reunión ha terminado Dung –dijo Sirius mientras todos se sentaban alrededor de él en la mesa-. Harry ha llegado. 

  • ¿Cómo? –dijo Mundungus mirando detenidamente a Harry a través de su enmarañado pelo rojo... - ¿Estás bien? 

  • Sí –dijo Harry. 

Te debo una disculpa –gruñó. 

  • ¡Por última vez, Mundungus! –gritó la Sra. Weasley-, por favor no fumes esa cosa en la cocina, especialmente cuando vamos a comer. 

  • Ah –dijo Mundungus-. Tienes razón. Perdón, Molly. 

  • Y si quieren la cena antes de la medianoche necesitaré una mano –dijo la Sra. Weasley-. No, tú puedes quedarte donde estás, Harry querido, has tenido un largo viaje. 

  • ¿Qué puedo hacer, Molly? –dijo Tonks con entusiasmo, saltando hacia delante. La Sra. Weasley vaciló, mirando aprensivamente. 

  • Ehhhh, no, está todo bien, Tonks, tú también tienes que descansar, has hecho bastante hoy. 

  • ¡No, no, quiero ayudar! –dijo Tonks alegremente, atropellando una silla mientras se apresuraba hacia el aparador, donde Ginny recogía los cubiertos. 

Pronto una serie de cuchillos pesados cortaba la carne y las verduras por su propia voluntad, supervisados por el Sr. Weasley, mientras la Sra. Weasley revolvía una caldera que pendía sobre el fuego y los demás sacaban platos, más copas y alimento de la despensa. Harry se había quedado en la mesa con Sirius y Mundungus, quién todavía parpadeaba tristemente. 

  • ¿Has visto a la vieja Figgy desde entonces? –le preguntó. 

  • No –dijo Harry-, no he visto a nadie. 

  • Ven, no debí haberme ido –dijo Mundungus con una nota suplicante en su voz-, pero tuve una oportunidad de negocios... 

Harry sintió algo frotarse contra sus rodillas, pero solo era Crookshanks, el gato pelirrojo de Hermione, quién se enrolló una vez alrededor de las piernas de Harry, ronroneando, para luego brincar sobre el regazo de Sirius y enroscarse. Sirius lo rascó distraídamente detrás de las orejas, aún ceñudo, mirando a Harry. 

  • ¿Has tenido un buen verano hasta ahora? 

  • No, ha sido apestoso –dijo Harry. 

Por primera vez, algo como una sonrisa burlona se asomó en la cara de Sirius. 

  • No sé de qué te quejas. 

  • ¿Qué? –preguntó Harry con incredulidad. 

  • Personalmente, yo habría dado la bienvenida a un ataque de dos Dementores. Una lucha mortal por mi alma habría roto la monotonía gratamente. Piensas que lo has pasado mal, pero al menos has sido capaz de escaparte y cosas así, estirar tus piernas, entrar en unas peleas... Yo he estado detenido durante un mes. 

  • ¿Cómo es eso? –preguntó Harry frunciendo el ceño. 

  • Como el Ministerio de Magia todavía está tras de mí, y Voldemort debe saber que soy un Animago, pues Colagusano ya le debe haber contado, mi viejo disfraz es inútil. No hay mucho que pueda hacer para la Orden del Fénix... o eso es lo que piensa Dumbledore. 

Algo en el tono de voz ligeramente plano con que Sirius había pronunciado el nombre de Dumbledore, le hizo pensar a Harry que Sirius tampoco estaba muy feliz con el director. Harry sintió un repentino efecto hacia su padrino. 

  • Al menos has sabido lo que sucede –dijo enérgicamente. 

  • Ah, sí –dijo Sirius sarcásticamente-. Escuchando los informes de Snape, oyendo todas sus viles insinuaciones sobre como él arriesga su vida mientras yo estoy cómodamente sentado sobre mi trasero, pasándola bien... preguntándome cómo me va con la limpieza. 

  • ¿Qué limpieza? –preguntó Harry. 

  • Estamos tratando de hacer este lugar adecuado para la vida humana –dijo Sirius agitando una mano alrededor de la cocina-. Nadie ha vivido aquí durante diez años, no desde que mi querida madre murió, a no ser que cuentes a su viejo elfo doméstico y él solo molesta, no ha limpiado nada en años. 

. . . . 




  • Vamos Draco, debes comer…. -insistió Narcisa viendo a su hijo picotear la comida con su tenedor distraído. 

  • No tengo hambre -dijo con desgano.  

  • Tu madre ha dicho que comas Draco -dijo con tono severo el mayor. 

  • Y yo dije que no tengo hambre -exclamó alzando la voz mientras se levantaba de la mesa para salir de ahí. 

  • ¡Draco!  

  • Déjalo Lucius -dijo Severus deteniéndolo antes de que fuera tras el menor.  

  • ¿Crees que voy a permitir semejante falta de respeto? 

  • Tubo un día difícil de lecciones -añadió el pelinegro 

  • Dale tiempo… -dijo comprensiva la mujer -ha pasado por mucho este verano, se enteró del divorcio… se alejó de Potter… es un buen chico, está tomando clases de defensa con Severus y los apoyó a ustedes dos desde que se enteró que estaban juntos… -Lucius suspiró. 

  • Está bien…  

FLASHBACK 

Draco llegó a su casa, entró y recorrió con la mirada cada rincón del lugar, todo le parecía frio e impersonal, la vibra se sentía pesada.  

  • Hijo, ve con tu pare, me encargaré de que la comida esté servida cuando salgan -dijo con voz suave Narcisa. 

Inmediatamente el menor empezó a caminar hacia el despacho de su padre, sentía su corazón latir rápidamente, ¿tendría que ver con el regreso de Voldemort? Al llegar a la puerta puso la mano en la perilla, pero no podía entrar, sabía que las cosas estaban a punto de cambiar y solo había una puerta de por medio para que eso sucediera. De repente la puerta se abrió de golpe. 

  • Que sea la última vez que dudas de tus acciones Draco -dijo con voz severa su padre, apuntando con su varita -a partir de ahora no puedes dudar ni un segundo de ti, necesito que seas más fuerte, inteligente, calculador y frio. 

El menor se apresuró a reaccionar y de inmediato ingresó. 

  • Si, padre…  

  • Toma asiento -ordenó el patriarca y este obedeció -sé que los últimos días de tu colegio fueron difíciles…pero necesito que tengas claro con quienes están tus lealtades y, sobre todo, como te dije antes, que seas fuerte.  -Alzó una ceja, sus sentidos empezaban a alarmarse.  

  • ¿A qué te refieres padre? 

  • El señor tenebroso ha regresado -Draco casi podía escuchar su corazón palpitar- y es urgente que hagamos ciertos cambios y sacrificios. 

  • ¿Qué… que cambios? 

  • El divorcio de entre tu madre y yo se ha efectuado, pero ella seguirá viviendo aquí y seguirá representando el mismo papel ante todos… 

  • Pero mi padrino y tu…  

Antes de que le pudieran agregar algo más la puerta se abrió dejando entrar a Snape. 

  • Eso no ha cambiado -el menor lo volteó a ver sorprendido, el todo de voz era tan frío como su mirada -tu padre y yo seguimos juntos -dijo viéndolo fijamente- por suerte de él. 

  • Solo que no podemos hacer lo nuestro público porque Voldemort no se puede enterar. 

  • Pero… -trató de hablar el menor, pero fue silenciado.  

  • Es lo único que debes saber por el momento en cuanto a eso y que nadie se debe enterar que las cosas han cambiado -añadió Lucius – y que debes que cuidar minuciosamente cada cosa que hagas… esto nos lleva al tema de Potter.  

La atención de Draco estaba complemente puesta en su padre con esa última palabra.  

  • ¿Qué… que tiene que ver con todo esto? 

  • Dije que haríamos sacrificios, ya te dije el mío… pero tú también debes alejarte de Potter.  

  • Absolutamente no -exclamó poniéndose de pie dispuesto a irse.  

  • Alt ahí Draco -dijo el pelinegro tomándolo de los hombros para volverlo a sentar -tienes que escuchar.  

  • ¿Estás de acuerdo con esto? -espetó el menor. 

  • No es precisamente porque no queramos que estés con él -se justificó Snape- aunque no nos agrade no podemos interferir en tu felicidad.  

  • Pues es justo lo que están haciendo en este momento.  

  • Pero es por tu seguridad -exclamó Malfoy golpeando su escritorio, casi gritando- Potter está bajo la mirada del señor Tenebroso, no pueden asociar a la familia con él y mucho menos a ti, puedes correr un grave riesgo. 

  • No -dijo tajante Draco- no estoy dispuesto a alejarme de él.  

  • Lo harás por las buenas o por las malas -sentenció su padre levantándose de su silla, viéndolo severamente- tu regreso al colegio está en juego, si durante el verano no veo que recapacites no regresarás, tu padrino está completamente autorizado en vigilarte día y noche si es necesario para que no te acerques a él.  

  • Te odio -susurró el menor con lágrimas amenazando por salir, y sin añadir más salió del despacho.  

El sonido reinó unos segundos en el lugar.  

  • No lo dijo enserio. -dijo Snape viendo al rubio que no había despegado la mirada de la puerta.  

  • Lo se… solo quiero que sea feliz… pero no si su felicidad pone en riesgo su vida.  

  • Dale tiempo -dijo comprensivo el pelinegro acercándose a él- verás que en unos días estará mejor. 

  • ¿tú lo cuidarás verdad? -pregunto.  

  • Con mi vida -susurró- estaba pensando en que tomara clases conmigo en verano, de defensa y pociones…  

  • Todo lo que tú quieras -sonrió abrazándolo por la cintura.  

  • Quiero un beso -sonrió antes de besar al rubio, quien lo correspondió gustoso. 

. . . . 

  • Se acerca la hora de irse a la cama, pienso –dijo la Sra. Weasley con un bostezo. 

  • No todavía, Molly –dijo Sirius apartando su plato vacío y girando para mirar a Harry-, sabes, estoy sorprendido contigo. Pensé que la primera cosa que harías cuando llegaras sería preguntar sobre Voldemort. 

La atmósfera en el cuarto cambió con una rapidez que Harry hubiera podido asociar con la llegada de Dementores. Segundos antes estaban relajados, ahora estaban en alerta, incluso tensos. Una sensación gélida había recorrido la mesa ante la mención del nombre de Voldemort. Lupin, quien había estado dispuesto a tomar un sorbo de vino, bajó su copa despacio, mirando cauteloso. 

  • ¡Lo hice! –exclamó Harry con indignación-. Pregunté a Ron y Hermione pero ellos dijeron que a nosotros no nos aceptaban en la Orden. 

  • Y ellos tienen toda la razón –dijo la Sra. Weasley-, tú eres demasiado joven. 

  • Ella se sentaba muy erguida en su silla, sus puños apretados sobre los brazos, y el rastro de somnolencia había desaparecido. 

  • ¿Desde cuándo alguien tuvo que estar en la Orden del Fénix para hacer preguntas? –dijo Sirius-. Harry estuvo atrapado en esa cada Muggle durante un mes. ¡Él tiene derecho a saber qué ha pasado... 

  • ¡Un momento! –interrumpió George fuertemente. 

  • ¿Cómo es que Harry consigue que sus preguntas sean contestadas? –dijo Fred con ira. 

  • ¡Hemos intentado conseguir información de ustedes durante un mes y no nos han dicho una sola cosa! –agregó George. 

  • “Tú eres demasiado joven, tú no estás en la Orden” –remedó Fred con una aguda voz que sonó increíblemente parecida a la de su madre-. ¡Harry no tiene edad! 

  • No es mi culpa si no les han dicho lo que la Orden hace –señaló Sirius con calma-, es la decisión de tus padres. Harry, por otra parte... 

  • ¡No te corresponde decir qué es bueno para Harry! –dijo la Sra. Weasley bruscamente-, ¿No has olvidado lo que Dumbledore dijo, supongo? 

  • ¿Qué parte? –preguntó Sirius cortésmente, pero con el aire de un hombre que se prepara para una lucha. 

  • La parte de no decirle a Harry más de lo que él necesita saber –contestó la Sra. Weasley poniendo un fuerte énfasis sobre las tres últimas palabras. 

Las cabezas de Ron, Hermione, Fred y de George giraban de Sirius a la Sra. Weasley como si ellos siguieran un partido de tenis. Ginny se arrodillaba entre un montón de corchos abandonados de cerveza de manteca, observando la conversación con su boca ligeramente abierta. Los ojos de Lupin estaban fijos en Sirius. 

  • No tengo la intención de decirle más de lo que necesita saber, Molly –dijo Sirius- ¡Pero como él fue el que vio a Voldemort regresar... –otra vez hubo un estremecimiento colectivo alrededor de la mesa con la mención de ese nombre-... él tiene más derecho que nadie! 

  • ¡Él no es un miembro de la Orden del Fénix! –dijo la Sra. Weasley-. Sólo tiene quince años y... 

  • Y ha tenido tantos enfrentamientos como muchos de la Orden –dijo Sirius-, y más que algunos. 

  • ¡Nadie niega lo que ha hecho! –dijo la Sra. Weasley-. Pero él es todavía... 

  • ¡Él no es un niño! –expresó Sirius con impaciencia. 

  • ¡Él no es un adulto tampoco! –dijo la Sra. Weasley mientras el color se elevaba en sus mejillas-. ¡Él no es James, Sirius! 

  • Tengo claro quién es él, gracias Molly –dijo Sirius con frialdad. 

  • ¡No estoy segura de que sepas! –dijo la Sra. Weasley-. ¡A veces, la manera que hablas sobre él es como si pensaras que tu mejor amigo volvió! 

  • ¿Qué hay de malo en eso? –preguntó Harry. 

  • ¡Lo malo, Harry, es que no eres tu padre, aunque te parezcas mucho! –aclaró la Sra. Weasley, sus ojos todavía estaban fijos en Sirius-. ¡Todavía estás en la escuela y los adultos responsables de ti no deberían olvidarlo! 

  • ¿Eso significa que soy un padrino irresponsable? –reclamó Sirius, alzando la voz. 

  • Todos sabemos que actúas precipitadamente, Sirius, es por eso que Dumbledore te pidió quedarte en casa y... 

  • ¡Dejaremos las instrucciones de Dumbledore fuera de esto, si te parece! –solicitó Sirius fuertemente. 

  • ¡Arthur! –dijo la Sra. Weasley, mirando a su marido-. ¡Arthur, apóyame! 

El Sr. Weasley no habló inmediatamente. Tomó sus lentes y los limpió despacio con su ropa, sin mirar a su esposa. Sólo cuando los había colocado con cuidado sobre su nariz contestó. 







  • Dumbledore sabe que la situación ha cambiado, Molly. Él acepta que Harry esté informado, hasta cierto punto, ahora que se queda en el Cuartel General. 

 


  • ¡Sí, pero hay una diferencia entre eso e invitarlo a preguntar todo lo que quiera! 

 


  • Personalmente –dijo Lupin suavemente alejando la mirada de Sirius, mientras la Sra. Weasley se giraba rápidamente hacia él, esperanzada en que finalmente había conseguido a un aliado-, pienso que es mejor que Harry conozca los hechos... no todos los hechos, Molly, pero una imagen general... de nosotros, antes que una versión alterada por... otros. 




Su expresión era suave, pero Harry estuvo seguro de que Lupin, al menos, sabía que algunos Oídos Extensibles habían sobrevivido a la rabia de la Sra. Weasley. 





  • Bien –dijo la Sra. Weasley, respirando profundamente y mirando alrededor de la mesa buscando el apoyo que no vino-. Bien... puedo ver que voy a ser superada. Sólo diré esto: Dumbledore debe haber tenido sus motivos para no desear que Harry supiera demasiado, hablando como alguien que tiene los mejores deseos para Harry en el fondo de mi corazón... 







  • Él no es tu hijo –dijo Sirius silenciosamente. 

 


  • Él es tan bueno como si lo fuera –dijo la Sra. Weasley con ferocidad- ¿A quién más tiene? 

 


  • ¡Él me tiene a mí! 

 


  • ¿Sí –dijo la Sra. Weasley frunciendo el labio-, la cosa es que ha sido bastante difícil para ti cuidar de él mientras estabas encerrado en Azkaban, ¿verdad? 




Sirius comenzó a levantarse de su silla. 







  • Molly, no eres la única persona en esta mesa que se preocupa por Harry –dijo Lupin bruscamente-. Sirius, siéntate. 




El labio inferior de la Sra. Weasley temblaba. Sirius se hundió despacio en su silla, con su cara blanca. 





  • Pienso que deberían permitir a Harry tener opinión en esto –siguió Lupin-, él es bastante grande para decidir. 

 


  • Quiero saber qué ha sucedido –afirmó Harry inmediatamente. 




Él no miró a la Sra. Weasley. Había sido tocado por lo que ella había dicho de ser tan bueno como un hijo, pero Sirius tenía razón, él no era un niño. 







  • Muy bien –dijo la Sra. Weasley perdiendo la voz-. Ginny –Ron –Hermione –Fred –George –los quiero fuera de esta cocina, ahora. 




Hubo un gran alboroto de inmediato. 





  • ¡Somos mayores de edad! –Fred y George bramaron juntos. 

 


  • ¿Si Harry lo tiene permitido, por qué no puedo yo? –dijo Ron gritando. 

 


  • ¡Mamá, quiero enterarme! –lloró Ginny. 







  • ¡NO! –gritó la Sra. Weasley levantando sus ojos-. Lo prohíbo... 

 


  • Molly, no puedes detener a Fred y George –dijo el Sr. Weasley fatigosamente-. Ellos son mayores de edad. 

 


  • Ellos están todavía en la escuela. 

 


  • Pero son legalmente adultos ahora –dijo el Sr. Weasley con la misma voz cansada. 




La Sra. Weasley tenía la cara de color escarlata. 







  • ¡Oh, bien entonces, Fred y George pueden quedarse, pero Ron... 

 


  • ¡Harry igual nos va a decir a mí y Hermione todo lo que le digan! –protestó Ron con vehemencia-. ¿No es cierto? –agregó indeciso, mirando a los ojos de Harry. 




Por una fracción de segundo, Harry pensó decirle a Ron que él no le diría una sola palabra, así sabría lo que es estar sin tener noticias de lo que está pasando. Pero el impulso repugnante desapareció. 





  • Por supuesto –dijo Harry. 




Ron y Hermione sonrieron. 







  • ¡Bien! –gritó la Sra. Weasley-. ¡Bien! ¡Ginny... A LA CAMA! 




Ginny no se fue silenciosamente. Ellos podrían oír su furioso reclamo a su madre todo el camino por la escalera, y cuando ella alcanzó el vestíbulo, la Sra. Black emitió chillidos estridentes que se agregaron al alboroto. 




Lupin se alejó rápidamente hacia el retrato para restaurar la calma. Sólo después de que hubo regresado, cerrando la puerta de la cocina detrás de él y tomando su asiento en la mesa otra vez, Sirius habló. 





  • ¡OK! Harry... ¿Qué quieres saber? 




Harry suspiró y preguntó lo que lo había obsesionado durante el mes pasado. 







  • ¿Dónde está Voldemort? –dijo ignorando los estremecimientos renovados que generaba el nombre-. ¿Qué está haciendo? He intentado mirar las noticias Muggles, y no hubo nada que no se pareciera a él aún, ningunas muertes extrañas. 

 


  • Es porque no hubo muertes extrañas aún –dijo Sirius-, no por lo que sabemos, en todo caso... Y sabemos bastante. 

 


  • Más de lo que él piensa que sabemos, de todos modos –dijo Lupin. 

 


  • ¿Cómo es que ha dejado de matar a la gente? –preguntó Harry. Él sabía que Voldemort había asesinado en más de una ocasión sólo en el año pasado. 

 


  • Porque no quiere llamar la atención hacia él –explicó Sirius-. Sería peligroso para él. Su reaparición no fue como lo había pensado, tú lo viste. Él lo estropeó. 







  • O más bien tú lo estropeaste por él –dijo Lupin con una risa satisfecha. 

 


  • ¿Cómo? –preguntó Harry perplejo. 

 


  • ¡Tú no debías sobrevivir! –dijo Sirius-. Nadie, además de los Mortífagos debían saber que él había vuelto. Pero tú sobreviviste para atestiguar. 

 


  • Y la última persona que quería alertar era Dumbledore –dijo Lupin-. Y tú te aseguraste de que Dumbledore lo supiera de inmediato. 

 


  • ¿Cómo esto ha ayudado? –preguntó Harry. 







  • ¿Estás bromeando? –dijo Bill con incredulidad-. ¡Dumbledore es el único al que El Que No Debe Ser Nombrado teme! 

 


  • Gracias a ti, Dumbledore fue capaz de reunir a la Orden del Fénix cerca de una hora después que Voldemort había vuelto –aclaró Sirius. 

 


  • ¿Qué ha estado haciendo la Orden? –dijo Harry mirando a todos lados. 

 


  • Trabajando tan duro como podemos para asegurarnos que Voldemort no pueda realizar sus proyectos –dijo Sirius. 

 


  • ¿Cómo saben cuáles son sus planes? –Harry preguntó rápidamente. 







  • Dumbledore tuvo una idea –dijo Lupin-, y las ideas de Dumbledore normalmente resultan ser exactas. 

 


  • ¿Qué piensa Dumbledore que Voldemort está planificando? 

 


  • Bien, en primer lugar, él quiere aumentar su ejército otra vez –dijo Sirius-. En los viejos tiempos él tenía muchas personas a su mando: Brujas y Magos que había intimidado o encantado para seguirlo, sus fieles Mortífagos, una gran variedad de criaturas Oscuras. Tú lo escuchaste planificando reclutar a los gigantes; bien, ellos serán solamente uno de los grupos sobre los que él irá. Ciertamente no va a intentar tomar el Ministerio de Magia con solo una docena de Mortífagos. 

 


  • ¿Entonces ustedes intentan pararlo atrayendo a más seguidores? 

 


  • Hacemos lo posible –dijo Lupin. 







  • ¿Cómo? 

 


  • Bien, el asunto principal es intentar convencer a tantos como sea posible que es factible de que El Que No Debe Ser Nombrado realmente ha vuelto, ponerlos sobre aviso –contestó Bill-. Eso es muy difícil. 

 


  • ¿Por qué? 

 


  • Por la actitud del Ministro –dijo Tonks-. Tu viste a Cornelius Fudge después de que Ya –sabes –quién volvió, Harry. Bien, él no ha cambiado su posición en absoluto. Se rehúsa absolutamente a creer lo que ha pasado. 

 


  • ¿Pero por qué? –dijo Harry desesperadamente-. ¿Por qué es tan estúpido? Si Dumbledore... 







  • Ah, pues has puesto el dedo en la llaga –dijo el Sr. Weasley con una risa sarcástica-. Dumbledore. 

 


  • Fudge le tiene miedo –dijo Tonks tristemente. 

 


  • ¿Asustado de Dumbledore? –preguntó Harry con incredulidad. 

 


  • Asustado de lo que él es capaz –dijo el Sr. Weasley-. Fudge piensa que es una planificación de Dumbledore para derrocarlo. Cree que Dumbledore quiere ser el Ministro de Magia. 

 


  • Pero Dumbledore no quiere... 







  • Desde luego que no –afirmó el Sr. Weasley-. Él nunca ha querido el trabajo del Ministro, si bien mucha gente quiso que lo tomara cuando Millicent Bagnold se jubiló. Fudge subió al poder en cambio, pero... él nunca ha olvidado cuanto es el apoyo popular que Dumbledore tenía, si bien Dumbledore nunca solicitara el trabajo. 

 


  • En su interior, Fudge sabe que Dumbledore es mucho más inteligente que él, que es un mago mucho más poderoso, y en los primeros días de su Ministerio siempre le pedía ayuda y asesoramiento –señaló Lupin-. Pero parece que se aferró al poder. Le gusta ser el Ministro de Magia y trata de convencerse que es inteligente y Dumbledore simplemente remueve el problema para sacarlo. 

 


  • ¿Cómo puede pensar eso? –dijo Harry con ira-. ¿Cómo él puede pensar que Dumbledore inventaría todo... que yo inventaría todo eso? 

 


  • Porque aceptar el que Voldemort volvió significaría un problema con que el Ministerio no tuvo que enfrentarse por casi catorce años –dijo Sirius amargamente- Fudge no puede afrontarlo. Es más cómodo convencerse que Dumbledore es un mentiroso que busca desestabilizarlo. 

 


  • Ves el problema –dijo Lupin-. Mientras el Ministro insiste en que no hay nada que temer de Voldemort es difícil convencer a la gente que volvió, sobre todo porque ellos realmente no quieren creerlo. Es más, ha inclinado al Ministerio pesadamente sobre El Profeta para no hacer un informe de lo que llama la divulgación de rumores de Dumbledore, entonces la mayor parte de la comunidad de magos está completamente inconsciente de las cosas que pasaron, y esto los hace objetivos fáciles para los Mortífagos si ellos usan la Maldición de Imperius. 







  • ¿Pero ustedes le dicen a la gente la verdad? –dijo Harry mirando alrededor al Sr. Weasley, Sirius, Bill, Mundungus, Lupin y Tonks-. ¿Ustedes le dicen a la gente que él ha vuelto? 

 


  • Todos ellos rieron sin sentido del humor. 

 


  • Bien, como todos piensan yo soy un asesino de masas loco y el Ministerio ha puesto diez mil galeones como precio por mi cabeza, apenas puedo dar un paseo en la calle y comenzar a repartir prospectos, ¿verdad? –dijo Sirius agitadamente. 

 


  • Y yo no soy un invitado de cena muy popular con la mayor parte de la comunidad –dijo Lupin-. Esto es un gaje del oficio de ser un hombre lobo. 

 


  • Tonks y Arthur perderían sus empleos en el Ministerio si ellos comenzaran a hablar –dijo Sirius-, y es muy importante para nosotros tener espías dentro del Ministerio, porque se puede apostar que Voldemort los tiene.  







  • Hemos logrado convencer a algunas personas –dijo el Sr. Weasley-. Tonks, era demasiado joven para haber estado en la Orden del Fénix la última vez, y teniendo Aurores de nuestro lado es una ventaja enorme... Kingsley Shacklebolt ha sido un aporte verdadero, también, él es el responsable de la caza de Sirius, entonces él ha alimentado de información al Ministerio que Sirius está en el Tíbet. 

 


  • Pero si ninguno de Uds. cuenta las noticias Voldemort... –empezó a decir Harry. 

 


  • ¿Quién dijo que ninguno de nosotros saca las noticias? –dijo Sirius-. ¿Por qué piensas que Dumbledore está en tal problema? 

 


  • ¿Qué quieres decir? –Harry preguntó. 

 


  • Ellos intentan desacreditarlo –dijo Lupin-. ¿No viste El Profeta la semana pasada? Ellos divulgaron que él había sido echado de la Presidencia de la Confederación Internacional de Magos porque está viejo y está perdiendo su fuerza, pero esto no es verdadero; él ha sido echado por lo magos del Ministerio después de que él hizo un discurso que anuncia la vuelta de Voldemort. Ellos lo han degradado del Jefe Warlock sobre el Wizengamot –que es el Tribunal Supremo de Magos- y ellos hablan de la acción de quitarle su Orden de Merlín, de Primera Clase, también. 







  • Pero Dumbledore dice que él no se preocupa de lo que ellos hacen mientras ellos no lo saquen de las Tarjetas de Rana de Chocolate –dijo Bill sonriendo abiertamente. 

 


  • Esto no es un tema de risa –dijo el Sr. Weasley bruscamente-. Si él continúa desafiando al Ministro con esto podría terminar en Azkaban, y la última cosa que queremos es tener a Dumbledore encerrado. Mientras Ya- sabes-quien sepa que Dumbledore está aquí, va a estar cauteloso. Si Dumbledore sale del camino Ya-sabes-quien tendrá el camino libre. 

 


  • ¿Pero si se descubre que Voldemort trata de reclutar a más Mortífagos quiere decir que él ha vuelto, ¿verdad?  –preguntó Harry desesperadamente. 

 


  • Voldemort no marcha hasta las casas de la gente y golpea sobre sus puertas, Harry –dijo Sirius-. Él engaña y los chantajea. Él es un experto en mantenerse en secreto. En cualquier caso, seguidores crecientes son sólo una cosa en la que él está interesado. Él tiene otros proyectos también, proyectos los que él puede poner en operación muy silenciosamente de verdad, y él se concentra en ellos por el momento. 

 


  • ¿En qué anda, aparte de su búsqueda de seguidores? –Harry preguntó rápidamente. Tuvo la sensación que Sirius y Lupin intercambiaban la más breve de las miradas antes que Sirius contestara. 







  • Cosas que sólo puede conseguir con cautela –como Harry seguía luciendo perplejo, Sirius agregó-. Como un arma. Algo que él no tenía la última vez. 

 


  • ¿Cuándo él era poderoso, antes? 

 


  • Sí. 

 


  • ¿Cómo qué tipo de arma? –preguntó Harry-, ¿Algo peor que el Avada Kedavra...? 

 


  • ¡Es suficiente! 






La señora Weasley habló desde las sombras al lado de la puerta. Harry no había notado que había regresado luego de dejar a Ginny arriba. Sus brazos estaban cruzados y miraba furiosa. 





  • Los quiero en la cama, ahora. Todos ustedes –agregó mirando hacia Fred, George, Ron y Hermione. 

 


  • No nos puedes obligar –dijo Fred. 

 


  • Solo mírame –gruñó la Sra. Weasley. Temblaba ligeramente cuando miró a Sirius-. Has dado mucha información a Harry. Podrías investirlo de inmediato en la Orden. 

 


  • ¿Por qué no? –dijo Harry rápidamente-. Quiero unirme, quiero luchar. 







  • No. 




No era la Sra. Weasley quién habló esta vez, era Lupin. 





  • La Orden está compuesta sólo de magos destacados –dijo-. Los magos que han terminado la escuela –agregó mientras Fred y George abrían sus bocas-. Hay peligros relacionados con esto de los que no tienes ni idea, ninguno de ustedes... Pienso que Molly tiene razón, Sirius. Ya hemos dicho bastante. 




Sirius se encogió, pero no dijo nada. La Sra. Weasley llamó imperiosamente a sus hijos y Hermione. Uno por uno se levantaron y Harry, reconociendo la derrota, los siguió. 




La Sra. Weasley los acompañó arriba luciendo inflexible. 







  • Quiero que todos vayan directo a la cama, sin hablar –dijo cuando llegó al primer piso-. Tenemos un día atareado mañana. Espero que Ginny ya esté dormida –le dijo a Hermione-, entonces trata de no despertarla. 

 


  • Dormida, sí, claro –dijo Fred por lo bajo, mientras que subían al siguiente piso y después de que Hermione les diera las buenas noches-. Si Ginny no está acostada despierta esperando a que Hermione le cuente lo que hablaron, entonces yo soy un Flobberworm... 

 


  • Muy bien, Ron, Harry –dijo la Sra. Weasley en el segundo piso, apuntado hacia el cuarto de ellos- métanse a la cama. 

 


  • Buenas noches –dijeron Harry y Ron a los gemelos. 

 


  • Duerman bien –dijo Fred cerrando los ojos. 






La Sra. Weasley cerró la puerta detrás de Harry con un rápido golpe. Harry se puso su pijama, se sacó sus anteojos y se metió en su fría cama mientras Ron tiró las jaulas de las lechuzas arriba del guardarropa para pacificar a Hedwing y Pigwidgeon, quienes estaban golpeando y sacudiendo sus alas sin descanso. 





  • No las podemos dejar salir a cazar todas las noches –explicó Ron mientras se ponía su pijama color marrón-. Dumbledore no quiere muchas lechuzas revoloteando alrededor de la cuadra, piensa que se vería sospechoso. Ah, sí... me olvidaba... 

 


  • Se acercó a la puerta y la trabó con el pasador. 

 


  • ¿Para qué haces eso? 

 


  • Kreacher –dijo Ron mientras apagaba la luz-. La primera noche que estuve aquí él vino deambulando a las tres de la mañana. Confía en mí, no querrás despertarte y encontrarlo recorriendo tu habitación. De todos modos... – se metió en su cama, se acomodó bajo las frazadas, después giro para mirar a Harry en la oscuridad. Harry podía ver su silueta gracias a la luz de la luna que se filtraba por la mugrienta ventana-, ¿Qué crees? 






Harry no necesitaba preguntarle a Ron a qué se refería. 





  • Bueno, no nos dijeron mucho que no podríamos haber adivinado ¿no? –dijo pensando en lo que se había hablado abajo-. Digo, lo único que realmente dijeron fue que la Orden está tratando de que la gente no se una a Vol... –hubo un fuerte suspiro de Ron-... demort –dijo Harry firmemente-. ¿Cuándo vas a empezar a usar su nombre? Sirius y Lupin lo hacen. 




Ron ignoró este último comentario. 





  • Sí, tienes razón –dijo- nosotros ya casi sabíamos todo lo que nos dijeron, gracias a las Orejas Extensibles. Lo único nuevo fue... 




Crack 







  • ¡OUCH! 

 


  • No grites, Ron, o mamá va a volver. 

 


  • Ustedes dos aparecieron en mis rodillas. A partir de aquí puede necesitar correcciones... 

 


  • Sí, bueno, es más difícil en la oscuridad. 




Harry vio la borrosa silueta de Fred y George bajándose de la cama de Ron. Se escuchaba el ruido de los resortes, y el colchón de Harry bajó unos centímetros cuando George se sentó en él, cerca de sus pies. 







  • ¿Ya llegaron a esa parte? –dijo ansioso George. 

 


  • ¿Lo del arma que mencionó Sirius? –dijo Harry. 

 


  • Revelaron algo más –dijo Fred con gozo-, eso no lo habíamos escuchado antes con las Orejas Extensibles ¿cierto? 

 


  • ¿Qué creen que sea? –preguntó Harry. 

 


  • Podría ser cualquier cosa –contestó Fred. 







  • Pero no puede haber nada peor que el Avada Kedavra –dijo Ron- ¿Qué puede ser peor que la muerte? 

 


  • Tal vez es algo que puede matar a mucha gente de una sola vez –sugirió George. 

 


  • Tal vez es una forma particularmente dolorosa de matar a las personas –dijo Ron. 

 


  • Él ya tiene el maleficio Cruciatus para causar dolor –dijo Harry-. No necesita nada más eficiente que eso. 




Se produjo una pausa y Harry supo que los otros se preguntaban qué clase de horrores esta nueva arma podía causar. 







  • Así que ¿quién creen que la tiene ahora? –preguntó George. 

 


  • Espero que sea alguien de nuestro lado –dijo Ron sonando ligeramente nervioso. 

 


  • De ser así, de seguro Dumbledore la guarda –dijo Fred. 

 


  • ¿Dónde? –preguntó Ron rápidamente- ¿Hogwarts? 

 


  • Apuesto a que sí –dijo George-. Ahí es donde escondió la Piedra Filosofal. 







  • Un arma va a ser mucho más grande que una piedra –dijo Ron. 

 


  • No necesariamente –afirmó Fred. 

 


  • Sí, el tamaño no es garantía de poder –dijo George-. Miren a Ginny. 

 


  • ¿Qué quieres decir? –preguntó Harry. 

 


  • ¿Nunca te has enfrentado a alguno de sus hechizos? 







  • ¡Shh! –dijo Fred a medio pararse de la cama-. Escuchen. 




Todos se quedaron en silencio. Se escuchaban pasos subiendo las escaleras. 





  • Mamá –dijo George, y sin más demora hubo un fuerte crack y Harry sintió como desaparecía el peso que tenía a los pies de su cama. Segundos más tarde sintieron el crujir de una de las tablas del suelo afuera de su dormitorio. La Sra. Weasley estaba claramente escuchando para verificar si estaban hablando o no. Hedwing y Pigwidgeon ulularon. La tabla del suelo volvió a sonar y la escucharon dirigirse al piso de arriba para chequear a Fred y George. 

 


  • Ella no confía en nosotros ¿sabes? –dijo Ron un poco decepcionado -por cierto… tú y Draco…  

 


  • Ya no hay Draco y yo Ron… -se apresuró a decir Harry -me cortó. 







  • ¿Pero por qué?... digo, no es que me hiciera mucha ilusión que estuvieran juntos, pero… se veía que eran felices… 

 


  • Si, bueno, parece que no fue suficiente para él. -respondió el moreno tratando de sonar enojado. 




Ninguno de los dos dijo nada más, se quedaron en silencio tratando de dormir.  




Al otro día Harry bajó al comedor, donde se encontró a los gemelos.  




- Queremos practicar con veneno de Doxy para nuestros productos –George dijo a Harry en voz muy baja. 







  • Queremos experimentar con veneno de Doxy para nuestro Skiving Snackboxes –le dijo Fred a Harry en un susurro. Roció con destreza a dos Doxys cuando volaban directamente hacia su nariz, Harry se acercó a George y murmuró por una esquina de su boca: - ¿Qué son Skiving Snackboxes? 

 


  • Surtido de dulces para ponerte enfermo –susurró George, manteniendo un ojo atento en la espalda de la Sra. Weasley-. No realmente enfermo, tranquilo, suficientemente enfermo para terminar una clase cuando tú lo desees. Fred y yo lo hemos estado desarrollando este verano. Tienen dos extremos, codificados por color para masticarlos. Si te comes la mitad anaranjada de las Pastillas de Vómitos, vomitas. Momento en el que sales de la clase para ir al hospital, luego tomas la mitad púrpura, que te repone, permitiéndote que sigas con la actividad de ocio que tú elijas durante una hora que se habría ocupado por otra parte a un fastidio improductivo. 

 


  • Esto es lo que estamos poniendo en los anuncios, sin embargo –susurró Fred que se había puesto fuera de la línea de visión de la Sra. Weasley y estaba barriendo unos Dosis perdidos en el suelo y guardándolos en su bolsillo-, todavía necesitan un poco de trabajo. Por el momento nuestros probadores están teniendo un pequeño problema para parar de vomitar el tiempo suficiente para tomarse el extremo púrpura. 

 


  • ¿Probadores? 

 


  • Nosotros –dijo Fred- lo tomamos por turnos. George hizo el Desmayo Imaginario, nosotros dos probamos el Turrón Sangra Narices. 







  • Mamá pensó que nos habíamos estado batiendo a duelo –dijo George. 

 


  • La tienda de bromas va adelante ¿entonces? –murmuró Harry haciendo ver que estaba ajustando la boquilla de su spray. 

 


  • Bueno, aún no hemos tenido la oportunidad de conseguir local –dijo Fred bajando aún más su voz, la Sra. Weasley limpió su pañuelo antes de volver al ataque-, así que hemos puesto en marcha un servicio de pedidos por correo por el momento. Pusimos un anuncio en el Diario El Profeta la semana pasada. 

 


  • Todo gracias a ti, compañero –dijo George-. Pero no te preocupes... mamá no tiene ninguna pista. Ella no volverá a leer el Diario El Profeta, la causa es las graves mentiras que han dicho sobre ti y Dumbledore. 




Harry sonrió abiertamente.  







  • ¡Hola, Kreacher! –dijo Fred cuando éste apareció murmurando. 




El elfo doméstico se quedó quieto, dejó de murmurar, y fingió una muy marcada y muy poco convincente sorpresa. 





  • Kreacher no vio al amo joven –dijo dándose la vuelta e inclinándose ante Fred. Todavía con la cara hacia la alfombra añadió, absolutamente audible-, pequeño mocoso de una sucia traidora. 

 


  • ¿Disculpa? –dijo George-. No cogí el último trozo. 

 


  • Kreacher no dijo nada –dijo el elfo, con una segunda inclinación a George, agregando claramente en voz baja-, y ahí está su gemelo, son pequeñas bestias antinaturales. 






Harry no sabía si reír o no. El elfo se enderezó, mirándolos malévolamente y aparentemente convencido de que ellos no lo podían escuchar continuó murmurando: 





  • ... aquí está la sangre sucia, resistiendo allí vigoroso como latón, oh, si mi señora supiera, oh, cómo lloraría, y aquí hay un chico nuevo, Kreacher no sabe su nombre. ¿Qué está haciendo aquí? Kreacher no lo sabe... 

 


  • Este es Harry, Kreacher –dijo Hermione entrando al comedor-. Harry Potter. 




Los ojos pálidos de Kreacher se ensancharon y murmuró más rápidamente y más furiosamente que nunca. 





  • La sangre sucia le está hablando a Kreacher como si fuera mi amiga, si la ama de Kreacher lo viera en esta compañía, oh, qué diría a ella. 







  • ¡No la llames sangre sucia! –dijeron Ron y Ginny juntos, muy enojados. 

 


  • No importa –susurró Hermione-, no está bien de la cabeza, él no sabe lo que es él... 

 


  • No te engañes a ti misma Hermione, él sabe exactamente lo que está diciendo –dijo Fred mirando a Kreacher con aversión. 




Kreacher todavía estaba murmurando, sus ojos en Harry. 





  • ... ¿Es verdad? ¿Es Harry Potter? Kreacher puede ver la cicatriz, debe ser verdad que el muchacho que detuvo al Señor Oscuro, Kreacher se pregunta cómo lo hizo... 







  • ¿No lo hacemos todos Kreacher? –dijo Fred. 

 


  • De todos modos ¿qué es lo que quieres? –preguntó George. 




Los grandes ojos de Kreacher se volvieron hacia George. 





  • Kreacher está limpiando –dijo él evasivamente. 

 


  • Una historia probable –dijo una voz detrás de Harry. 






Sirius había regresado, estaba mirando ceñudo al elfo desde la puerta.  





  • ¡Sigue murmurando y seré un asesino! –dijo Sirius irritablemente cuando él cerró de golpe la puerta cerrada del elfo. 

 


  • Sirius, no está bien de la cabeza –suplicó Hermione-, no creo que él se dé cuenta de que podemos oírle. 

 


  • Ha estado solo demasiado tiempo –dijo Sirius-, recibiendo órdenes locas del retrato de mi madre y hablando solo, pero siempre fue un poco sucio. 

 


  • Si pudieras simplemente ponerlo en libertad –dijo esperanzadamente Hermione-, quizás... 







  • No podemos ponerlo en libertas, sabe demasiado sobre la Orden –dijo Sirius lacónicamente-. Y, sin embargo, el susto lo mataría. Sugiérele que deje esta casa y verás cómo se lo toma. 




Sirius caminó por el cuarto hasta el tapiz que Kreacher había estado intentando proteger. 




El tapiz parecía inmensamente viejo, estaba debilitado y parecía como si los Doxys lo hubieran roído en lugares. No obstante, el hilo dorado con el que había sido bordado todavía brillaba bastante como para mostrarles un árbol familiar fechado hacia atrás (Tan lejos como Harry podía decir) hasta la edad media. En grandes palabras arriba de todo el tapete se leía: 




“La Muy Noble y Antigua Casa Black Toujours pur” 





  • ¡No apareces! –dijo Harry después de examinar la parte inferior del árbol más de cerca. 







  • Yo estaba allí –dijo Sirius, apuntando un agujero pequeño, redondo, carbonizado en el tapiz, más bien como la quemadura de un cigarro-. Mi vieja dulce madre me destruyó después de que yo huí de casa. 

 


  • Cuando yo estaba sobre dieciséis –Dijo Sirius-. Yo había tenido bastante. 

 


  • ¿Adónde fuiste? –preguntó Harry, mirándole fijamente. 

 


  • A la casa de tu padre –dijo Sirius-. Tus abuelos eran muy buenos sobre eso, ellos me adoptaron como a un segundo hijo. Sí, yo acampé fuera de la casa de tu padre en las vacaciones escolares, y cuando yo tenía diecisiete años conseguí mi propio lugar. Mi tío Alphard me había dejado un pedazo decente de oro, él fue borrado de aquí también, ese es probablemente el por qué, sin embargo, después de eso yo empecé a cuidar de mí mismo. Aunque yo era siempre bienvenido en la casa del Sr. y la Sra. Potter para el almuerzo del domingo. 

 


  • ¿Pero... por qué lo hiciste...? 







  • ¿Irme? –Sirius sonrió amargamente y movió sus dedos a través de su largo y desaliñado pelo-. Porque yo odiaba todo de ellos: mis padres, con su manía de la sangre pura, convencidos de que ser un Black te hacía prácticamente Real... el idiota de mi hermano, suficientemente blando para creerlos... este es él –Sirius señaló con un dedo debajo de todo el árbol-, Regulus Black –una fecha de muerte, hacía unos quince años, siguió la fecha de nacimiento-. Era más joven que yo –dijo Sirius-, y mucho mejor hijo, como constantemente me recordaban. 

 


  • Pero él murió –dijo Harry. 

 


  • Sí –dijo Sirius-. El idiota tonto... se unió a los Mortífagos. 

 


  • ¡Estás bromeando! 

 


  • Ven, Harry, ¿no has visto bastante esta casa para decir qué tipo de magos eran en mi familia? –dijo Sirius irritadamente. 







  • ¿Eran... eran tus padres Mortífagos también? 

 


  • No, no, pero créeme, ellos pensaban que Voldemort tenía la idea correcta, ellos estaban a favor de la purificación de raza de los magos, liberarse de los nacidos de Muggles y teniendo en cambio sangre pura. No estaban solos, había varias personas, antes de que Voldemort mostrara sus verdaderas intenciones que pensaban que él tenía la idea correcta sobre esas cosas... aunque ellos se quedaron helados cuando vieron lo que él estaba preparando hacer para conseguir poder. Pero apuesto a que mis padres pensaron que Regulus era un correcto pequeño héroe por unirse al principio a él. 

 


  • ¿Le mató un Auror? -preguntó Harry tanteando. 

 


  • Oh, no –dijo Sirius-. No, él fue asesinado por Voldemort. O por órdenes de Voldemort probablemente. Dudo que Regulus fuera suficientemente importante para ser asesinado personalmente por Voldemort. De lo que yo averigüé después de que él muriera, él se metió tan adentro que luego tuvo pánico de lo que le estaban pidiendo que hiciese y trató de echarse atrás. Bien, uno no presenta simplemente su dimisión a Voldemort. Es una vida de servicio o muerte. 

 


  • Almuerzo –dijo la voz de la Sra. Weasley. 






Ella estaba sosteniendo su varita en alto delante de ella, equilibrando una bandeja grande cargada con bocadillos y pastel. Los otros se abalanzaron sobre ella, ávidos por algo de comida, pero Harry permanecía con Sirius que se había inclinado más cerca del tapiz. 





  • No he mirado esto durante años ¿Aquí está Phineas Nigellus... mi tatarabuelo, ves?... el Director menos popular que el Colegio Hogwarts ha tenido nunca... y Aramita MehFlooa... la prima de mi madre... intentó forzar un proyecto Ministerial para hacer legal la caza de Muggles... y la querida tía Elladora... ella empezó la tradición de decapitar a los elfos domésticos cuando ellos eran demasiado viejos para llevar bandejas de té... por supuesto, cada vez que la familia producía algunos medio decentes eran repudiados. Veo que Tonks no está aquí. 

 


  • ¿Estáis emparentados Tonks y tú? –preguntó Harry sorprendido. 

 


  • Oh, sí, su madre Andrómeda era mi prima favorita –dijo Sirius examinando el tapiz estrechamente-, No, Andrómeda no está aquí tampoco, mira... –apuntó a otra pequeña quemadura redonda entre dos nombres, Bellatrix y Narcissa-. Las hermanas de Andrómeda todavía están aquí porque ellas hicieron matrimonios con respetables sangre limpia, pero Andrómeda se casó con un nacido de Muggle, Ted Tonks, así que... -Sirius tocó el trozo de tapiz destruido con una vara y se rió agriamente. Harry, sin embargo, no se rió; él estaba mirando fijamente los nombres a la derecha de la marca de la quemadura de Andrómeda. Una línea doble del bordado de oro unió a Narcissa Black con Lucius Malfoy y una línea simple de oro vertical iba desde sus nombres al de Draco. 

 


  • Las familias de sangre limpia están todos interrelacionados –dijo Sirius viendo el lugar que Harry observaba -Si sólo vas a permitir a tus hijos e hijas que se casen con sangre limpia, tu opción está muy limitada, quedan apenas unos pocos de nosotros. Molly yo somos primos a través de matrimonio y Arthur es algo así como un alejado primo segundo. Pero no los busques aquí, si alguna vez una familia ha tenido un montón de traidores a la sangre esos son los Weasley. 






Pero Harry estaba ahora mirando el nombre a la izquierda de la quemadura de Andrómeda: Bellatrix Black, que estaba conectada por una línea doble a Rodolphus Lestrange. 





  • Lestrange... –dijo Harry en alto. El nombre había revuelto algo en su memoria; él lo conoció en alguna parte, pero por un momento él no podía pensar dónde. 

 


  • Ellos están en Azkaban –Sirius dijo brevemente. 




Harry lo miraba curiosamente. 





  • Bellatrix y su marido Rodolphus entraron con Barty Crouch junior –dijo Sirius en la misma brusca voz-. El hermano de Rodolphus, Rabastan, estaba también con ellos. 






Entonces Harry recordó. Él había visto a Bellatrix Lestrange dentro del Pensadero de Dumbledore, el dispositivo extraño en el que podrían guardarse pensamientos y recuerdos; una mujer alta y oscura con mirada dura que había permanecido de pie en su juicio y proclamado la continuidad de su felicidad a lord Voldemort, con arrogancia que ella sería premiada un día por su lealtad. 





  • Nunca dijiste que ella era tu... 

 


  • ¿Importa si ella es mi prima? –contestó groseramente Sirius-. Hasta donde me interesa, ellos no son mi familia. Ella no es realmente mi familia. Yo no la he visto desde que tenía tu edad, a no ser que contemos la vez que la vislumbre cuando llegó a Azkaban. ¿Crees que estoy orgulloso de estar emparentado con ella? 

 


  • Lo siento –dijo Harry rápidamente-, yo no quería decir... simplemente me sorprendió, eso es todo... 

 


  • No te disculpes –masculló Sirius. Llevó sus manos del tapiz a sus bolsillos-. No me gusta volver aquí –dijo mirando fijamente a través del cuarto de dibujo-. Yo nunca pensé que estaría de nuevo en esta casa. 






Harry le entendió completamente. Supo cómo se sentía, cuando él pensó que viviría en un lugar libre para siempre, tuvo que volver y vivir en el número 4 de Privet Drive. 





  • Es ideal para Cuartel General, por supuesto –dijo Sirius-. Mi padre puso cada una de las medidas de seguridad conocidas por los magos cuando vivía aquí. No ocupa sitio así que los Muggles nunca podrían venir y llamar -incluso si quisieran hacerlo-, y ahora Dumbledore ha agregado protección, tendrías complicado encontrar una casa más segura en cualquier parte. Dumbledore es el Guardián Secreto de la Orden, como sabes nadie puede encontrar el Cuartel General a menos que él les diga personalmente dónde es, esa nota que Moody te mostró anoche, esa era de Dumbledore... –Sirius soltó una pequeña risa que sonó como un ladrido-. Si mis padres pudieran ver el uso que se le está dando ahora a su casa... bueno, el retrato de mi madre debe haberte dado alguna idea –frunció el ceño un momento, entonces suspiró-. No me importaría si yo simplemente pudiera salir de vez en cuando y hacer algo útil. Le he pedido a Dumbledore si pudiera acompañarte a tu audiencia, como Hocicos obviamente, así podría darte un poco de apoyo moral ¿qué opinas? 




Harry sentía como si su estómago se hubiera hundido a través de la alfombra polvorienta. No había pensado sobre la audiencia desde la cena de la noche anterior, con la excitación de volver con la gente que él más quería, y oyendo todo lo que había sucedido, él lo había olvidado completamente. Sin embargo, tras las palabras de Sirius, la aplastante sensación de terror volvió a él. Miró fijamente a Hermione y a los Weasley, todos zampando sus bocadillos, y pensó cómo se sentiría si regresaran a Hogwarts sin él. 





  • No te preocupes –dijo Sirius. Harry miró arriba y comprendió que Sirius había estado vigilándolo-. Estoy seguro de que lo aclararán, efectivamente hay algo en el Estatuto de Secretismo Internacional que permite utilizar la magia para salvar tu propia vida. 

 


  • Pero se ellos me expulsan –dijo Harry pausadamente-, ¿puedo regresar y vivir aquí contigo? 






Sirius sonrió tristemente. 





  • Veremos. 

 


  • Yo me sentiría mucho mejor sobre la audiencia si supiera que no tendré que volver con los Dursley –le presionó Harry. 

 


  • Deben ser realmente malos si tú prefieres este lugar –dijo Sirius con melancolía. 

 


  • Daros prisa, vosotros dos o no os quedará comida –les llamó la Sra. Weasley. 





Sirius lanzó otro gran suspiro, lanzó una oscura mirada al tapiz, después él y Harry se unieron a los otros. 




. . . . 




El Sr. Weasley los tuvo a todos ocupados durante los siguientes días. Necesitaron tres días para desinfectar el cuarto de dibujo. Finalmente, lo único indeseable que quedaba era el tapiz con el árbol familiar de los Black que resistió todos sus esfuerzos por quitarlo de la pared, y el escritorio que se sacudía. Moody no se había dejado caer todavía por el Cuartel General, así que ellos no estaban seguros de lo que había dentro. 




El timbre de la puerta sonaba varias veces al día, ésa era la señal para la madre de Sirius comenzara a gritar, y para que Harry y los demás intentaran escuchar a los visitantes detrás de la puerta, aunque se estiraban todo lo posible para enterarse de las conversaciones antes de que la Sra. Weasley les recordara sus tareas. 




Snape revoloteó dentro y fuera de la casa varias veces más, pero Draco no había regresado; Harry a veces sorprendió a su profesora de Transfiguración, la profesora McGonagall, tenía un aspecto muy extraño con ropa y abrigo Muggle, y también parecía no tener tiempo que perder. 





A veces, sin embargo, los visitantes se quedaban a ayudar. Tonks se les unió una tarde memorable en la que ellos encontraron viejos demonios asesinos que acechaban en un retrete escaleras arriba, y Lupin que permanecía en la casa con Sirius pero que la abandonaba por largos periodos para hacer misteriosos trabajos para la Orden, les ayudó a reparar un reloj de caja que había desarrollado el desagradable hábito de lanzar las pesadas saetas a quien pasaba por delante de él. 




A pesar de que aún dormía mal, todavía tenía sueños sobre pasillos y puertas cerradas con llave que hacían que su cicatriz le pinchase, Harry estaba consiguiendo divertirse por primera vez en todo el verano. Todo el tiempo que estaba ocupado él era feliz, cuando la acción disminuía, sin embargo, siempre que él bajaba su guardia o caía agotado en la cama mirando borrosas sombras moviéndose a través del techo, el pensamiento de la importantísima audiencia Ministerial volvía a él. 




Sintió como se hubieran dejado caer un ladrillo en su estómago cuando la Sra. Weasley se volvió a él durante la cena el miércoles por la tarde y dijo calmadamente. 





  • He planchado tu mejor ropa para mañana por la mañana, Harry, también quiero que te laves el pelo esta noche. Una buena primera impresión puede hacer maravillas. 




Ron, Hermione, Fred, George y Ginny todos dejaron de hablar y lo examinaron. Harry agachó la cabeza e intentó seguir comiendo su chuleta, pero su boca se había puesto tan seca que no podía masticar. 







  • ¿Cómo iré allí? –le preguntó a la Sra. Weasley suavemente. 




Ella le sonrió alentadoramente. 





  • Puedes esperar en mi oficina hasta que sea la hora de la audiencia –dijo el Sr. Weasley. 




Harry examinaba a Sirius, pero antes de que pudiera hacerle la pregunta, la Sra. Weasley había contestado. 





  • El profesor Dumbledore piensa que no es una buena idea que Sirius vaya contigo, y debo decir... 







  • Creo que tiene razón –dijo Sirius mascullando entre dientes. 




La Sra. Weasley frunció sus labios. 





  • ¿Cuándo te dijo eso Dumbledore? –preguntó Harry mirando fijamente a Sirius. 

 


  • Vino anoche, cuando estabas en la cama –respondió el Sr. Weasley. 




Sirius apuñaló malhumoradamente a una patata con su tenedor. Harry bajó sus propios ojos a su plato. Pensar que Dumbledore había estado en la casa en la víspera de su audiencia y no había pedido verlo hizo que se sintiera, si eso era posible, aún peor. 



Notas finales:

Estoy triste :( 

por error borré mi fic anterior, perdí todos sus lindos comentarios, los capis si los tengo guardados

estaba re-subiendo el fic wn wattpad por si alguien quiere leer el principio, cada semana subo conti tambien ahí

https://www.wattpad.com/636939145-my-one-and-only-conoci%C3%A9ndote

 

Les mando un abrazo y espero poder seguir leyendolos.

Saludos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).