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En tiempos de Guerra por ReiraUchihaHerondale

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Notas del fanfic:

Espero que les guste, un pequeño shot que fue un desafió terminar hoy debido a mi pereza. 

Notas del capitulo:

Este es mi aporte para el FLSN (Festival Literario SasuNaru), espero que les agrade me costó decidirme por una historia, ya que la mayoría que tenía en mente eran long fics, y yo deseaba un one shot, ya que es complicado que me aviente, cuando ya tengo suficientes fics en proceso.

Pareja: SasuNaru, secundaria JiraOro.

Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen, son obra de Kishi-troll, yo solo los uso porque amo ver enrollados a Sasuke y a Naruto.

Advertencias: Yaoi, BL, chico x chico, Sasuke dándole a Naruto, y no consejos.

                    Pronto estaría muerto, sabía que era cuestión de tiempo antes de que le alcanzaran.

Estaba herido, su pierna había quedado atrapada y le había costado salir, ni si quiera sabía cómo había quedado con vida.

Fue una fortuna que su avión cayera sobre aquellos árboles, aunque su pierna había quedado bastante herida, logro hacer un torniquete, pero correr se le estaba dificultando. Casi podía escuchar a sus perseguidores.

Corre

Corre

Se repetía cual mantra.

A lo lejos pudo divisar un pequeño pueblo, parecía desierto, sin embargo pudo apreciar que algunas personas le observaban, pero se hallaban escondidas.

No los culpaba, en aquel tiempo era más seguro estar encerrados, y aun así nada garantizaba que siguieras con vida.

Estaba en la Francia ocupada por los alemanes, los que quedaban Vivian prisioneros en sus propias casas. Nadie le ayudaría, ¿Quién que quisiera sobrevivir se atrevería a esconder a un soldado Ingles?

Corría el año de 1944, hacía poco se había unido al ejército Ingles, de madre Inglesa y padre Japonés, nació y se crio en Inglaterra cuando sus padres decidieron establecerse ahí.

La historia de sus padres era peculiar, ambos pertenecían a familias nobles y quizás jamás se hubiesen conocido de no ser por aquel periodo de rebeldía que le dio a su padre, y que le llevo a recorrer el mundo.

Su Madre le contaba que no se agradaron al principio, su padre era de modales rígidos y duros, su madre esperaba un hombre romántico. Sin embargo pese a sus diferencias de carácter se enamoraron, y aunque las familias se opusieron al final terminaron aceptándoles.

Mitad Ingles, mitad japonés es de suponer que no ha sido una vida sencilla, siempre llena de exigencias, siempre buscando ser el mejor.

Era el menor del matrimonio Uchiha, su hermano mayor Itachi era un hábil abogado, casado y con un pequeño.

El por su parte, siempre quiso ser policía, a su edad se había convertido en un hábil investigador, entonces la guerra estallo y se enlisto.

Su madre se había opuesto, pero tampoco es que tuviese muchas opciones, con tan solo contar con 16 eran reclutados ya sea de manera voluntaria, o no.

No era fácil por sus ascendencia, peor fue cuando Japón ataco Pearl Harbor, y el país del sol naciente se convirtió en parte de las potencias del eje. Sin embargo su dedicación, su honor, su esfuerzo y su habilidad nata con los aviones, le convirtieron en uno de los mejores.

Logro ganarse el respeto de sus compañeros, pero ahora una emboscada le había llevado a la boca del lobo.

Su resistencia estaba llegando a su fin, a lo lejos pudo observar lo que parecía un granero, si pudiera hallar un lugar donde al menos pasar desapercibido., se desplomo en cuanto entro no había mucho de donde elegir, era un granero común, cuando los soldados Alemanes lo registrarán lo encontrarían sin dudar, su única esperanza es que tardaran en llegar y le dieran el tiempo suficiente para recuperarse y seguir huyendo.

Justo cuando creía que ya estaba a salvo, sintió un golpe y antes de perder la conciencia solo pudo apreciar un par de ojos azules.

 

 

 

             ― ¿Lo mate? ― pregunto un preocupado joven de cabellos rubios, al ver al inconsciente chico que yacía sobre aquel viejo colchón.

Su intención no era matarle, pero se había asustado tanto, que actuó impulsivamente y solo pensó en golpearle.

Era un chico joven, o al menos no se veía tan mayor. Vestía un uniforme de militar, piloto aviador para ser más exacto. Al principio pensaron sería un soldado Alemán, sin embargo al verle bien notaron que este portaba la bandera inglesa en su uniforme.

Estaba herido, al parecer huía de sus perseguidores, si lo capturaban podía darse por muerto, tenerlo en casa era un peligro si lo descubrían, ellos también terminarían por pagar el precio.

― Aún respira, solo está inconsciente por el golpe ― dijo un hombre de largos cabellos platas, que en algún tiempo fueron negros. Era medico por lo que sabía lo que decía. ― No podemos tenerle mucho tiempo aquí ― sentencio mirando a sus interlocutores.

― Pero, está herido si se va en esas condiciones, no sobrevivirá ― dijo el joven rubio, se sentía culpable de haberle dejado inconsciente.

― Naruto, sabes tan bien como yo que…

― Lo sé, es mucho riesgo, no quisiera ponerles en peligro, ya bastante han hecho por mí. Pero es tan joven.

Los tres le miraron con cierta tristeza, aquellos jóvenes valientes que luchaban por liberarles.

Nacido en Japón, de padre Americano y madre Francesa había vivido su infancia en el país del sol naciente, pero a la muerte de su abuela habían decidido vivir en el país natal de su madre para hacerse cargo de la posada que en vida había ostentado la vieja Mito.

Su madre se había dedicado a la enfermería, su padre era piloto aviador, había estado en el ejército americano pero al casarse con su madre había renunciado a ello, se compró dos aviones y rentaba vuelos privados.

Eran felices, algún día crecería y se convertiría en un gran médico, o esa era la ilusión de la infantil mente del rubio a sus 11 años.

Entonces estallo la guerra, su padre tuvo que irse para luchar en la guerra, la Francia fue ocupada, y cuando llegaron a su ciudad su madre fue asesinada, junto con los que quisieron oponer resistencia. Quemaron el que fuera su hogar.

Él había sobrevivido gracias a que se hallaba en la casa del viejo Jiraiya, un gran amigo de su padre que vivía con un amigo suyo el viejo medico Orochimaru., pero cuando el pequeño Naruto quiso volver a casa, solo encontró pesadillas.

Su mundo se vino abajo, se hubiese quedado llorando entre los escombros, de lo que fuese aquel reconocido hotel, y los restos de su madre, quiso quedarse ahí con ella pero al final el anciano lo llevo con él.

Acogieron al joven rubio como un nieto, y de hecho el peli blanco el hizo pasar como tal, cuando los alemanes irrumpieron en aquel pueblo, fueron de los pocos en sobrevivir. Aunque el pequeño Naruto en un arranque quiso atacarlos, los soldados se burlaron y en castigo le marcaron el rostro con una navaja, y golpeando al viejo Jiraiya, sobreviviendo a duras penas.

Tenían una panadería, que aunque ya no ofrecía los mejores panes como en antaño, si no negras y duras hogazas, era lo que había.

No se podía adquirir mucho, la gente sobrevivía a como les era permitido, el alimento escaseaba ya que los soldados reservaban lo mejor para ellos, y a los demás solo les dejaban lo mínimo.

De eso ya habían pasado 4 años, pero para el joven Naruto parecía una eternidad, el año entrante llegaría su turno de enlistarse.

― Podemos esconderlo, en el cuarto oculto bajo el sótano ― comento el chico, los ancianos le miraron.

Ese cuarto en teoría no existía, en su momento Orochimaru lo había construido para sus estudios sobre medicinas, plantas y otras cosas que muchos catalogarían de científico loco, sin embargo con la llegada de la guerra, la ocupaban para esconder provisiones, y al momento un pequeño puerco y un par de gallinas, para poder tener algo de carne que comer, la cual tenían meses sin probar.

Aunque ciertamente estaba oculto, no podían evitar el temor a ser descubiertos, tener animales ocultos y algunas provisiones ya era algo grave, meter un soldado enemigo era prácticamente un suicidio.

Mas nadie tuvo el corazón de dejarle morir a su suerte, así que poniendo un viejo catre le instalaron ahí.

Momento un pequeño puerco y un par de gallinas, para poder tener algo de carne que comer, la cual tenían meses sin probar.

Aunque ciertamente estaba oculto, no podían evitar el temor a ser descubiertos, tener animales ocultos y algunas provisiones ya era algo grave, meter un soldado enemigo era prácticamente un suicidio.

Mas nadie tuvo el corazón de dejarle morir a su suerte, así que poniendo un viejo catre le instalaron ahí.

 

 

 

             Al despertar lo primero que notó fueron un par de ojos color cielo, que le miraban con curiosidad. ¿Dónde estaba?, lo último que recordaba era estar huyendo de sus perseguidores, después encontró un lugar y lo demás es confuso, pero recuerda esos ojos son los mismo que vio antes de perder el conocimientos.

― ¡Despertó! ― escucho que decía el chico, adaptando su vista lo más que pudo, noto que estaba en un lugar oscuro y pequeño, frente a él se hallaba un niño, o al menos un chico bastante joven, y parados a un lado dos ancianos que le miraban con cierta cautela.

― ¿Dónde… ― carraspeo, sentía la garganta bastante seca, por lo que el chico le ofreció un vaso con agua ― ¿Dónde estoy? ― logro preguntar.

― Estas en nuestra casa muchacho ― dijo el más alto de los ancianos, aunque ambos se veían bastantes delgados.

― Estamos en el pueblo de St. Péronne, llegaste a nuestro granero bastante herido y mi nieto te encontró.

Ahora que recordaba ― Espere tú me golpeaste, ¿no es así?, casi me matas tonto ― resoplo, podía sentir todavía un leve dolor en la zona donde le golpeó.

― ¿A quién le dices tonto? , ¡Me asustaste! Además fuiste tú quien se metió sin permiso a propiedad ajena bastardo ― se ofusco el rubito.

― Parece ser que se llevan bien ― comento jocoso el mayor de los ancianos, a lo que el otro se limitó a negar. ― Bueno, chicos será mejor que se calmen dejaremos descansar al joven por cierto aún no has dicho tu nombre.

El joven militar medito, es verdad el tampoco conocía el nombre de quienes ahora sabía, les debía la vida.

― Me llamo Sasuke, Uchiha Sasuke.

― Un gusto Sasuke, yo me llamo Jiraiya, él es Orochimaru el medico del pueblo y este joven tan vivaz es mi nieto Naruto.

― Gracias, se lo peligroso que es tenerme aquí, les prometo que en cuanto pueda moverme me iré.

― Tranquilo muchacho ― dijo con calma Jiraiya ― de momento descansa para que puedas recuperarte.

El azabache asintió la verdad le hacía falta, se sentía bastante cansado y desorientado, había contado con mucha suerte.

Se recostó, pero el rubio no se iba ― ¿Qué? ― preguntó.

― Nada ― negó el rubio y salió, lo cierto es que quería preguntarle tantas cosas, quería saber tanto como era estar allá en el campo de batalla, enfrentar a los soldados enemigos.

El Uchiha no le tomo mayor importancia, y decidió descansar cuanto antes se recuperará mejor así podría volver al frente.

Aún en sueños el fulgor de aquellos ojos azules le perseguía.

 

 

 

             Cuando volvió a despertar se sintió mucho mejor, sin embargo aún le costaba moverse, se había fracturado la pierna lo que ya suponía debido al dolor, y se había infectado la herida que tenía en un costado, sin embargo el Dr. Orochimaru era bastante bueno, y le pronostico que estaría bien.

El pequeño rubio solía ir y mirarle, lo que ciertamente le mosqueaba bastante, es decir estaba agradecido con ellos, pero chocaba bastante con el carácter del menor, además que la forma de mirarle le ponía los nervios de punta hasta que finalmente le preguntó.

― ¿Puedo saber porque me miras de esa manera?

― ¡Yo no te miro de ninguna manera, bastardo!

Le dio un tic en el ojo ― claro que sí, dobe. ¿Te gusto o qué?

El rubio se sonrojo furiosamente, y abrió la boqueando sin atinar del todo a que decir.

― ¡No seas imbécil, claro que no! ¡Yo solo quiero convertirme en un soldado como tú!

El azabache se echó a reír, aquello sinceramente no se lo esperaba de todo lo que podría soltarle aquel pequeño barbaján el querer estar en el campo de batalla era lo más impensable.

― ¡Deja de burlarte de mí! ― le señaló.

― No sabes lo que dices ―  bufó ―  un escuincle como tú, no sobreviviría.

― No soy un debilucho ― se mostró indignado, y se fue. El azabache se quedó un tanto divertido pelear con ese mocoso era algo que disfrutaba hacer.

Orochimaru llego para hacer la revisión del joven ― Para Naruto, eres algo así como un héroe eso es porque para él,  que desde niño ha visto la crueldad de una guerra quienes luchan por el lado de la “justicia” son gente admirable. Su padre fue a la guerra y no ha vuelto, ni sabe nada de él, su madre fue asesinada por soldados alemanes, ha tenido una niñez complicada.

El joven se mantuvo en silencio, historias como las del rubio se veían a diario, él podría decir que estaba del lado “correcto”, pero ¿realmente hay un lado correcto en una guerra?

No, porque al hacer un recuento de daños es más lo que realmente se pierde, pero la ambición humana no lo entiende. 

 

 

 

                      La relación entre el rubio y el Uchiha, cambio si bien seguían peleando solían pasar varias horas platicando, Naruto tenía curiosidad por como vivían la guerra en el campo de batalla, si sentía que iban ganando.

Su curiosidad y vitalidad, pese a lo que había pasado en su corta vida aún podía sonreír, y eso era admirable.

La pierna estaba mejor, al menos podía levantarse y caminar apoyado del rubio quien le ayudaba a caminar por el pequeño sótano, no le dejaban salir por el temor a que lo descubrieran.

Lo cierto es que habían desarrollado una buena amistad, sentía cierta admiración mutua.

Cierto día, una caravana de soldados alemanes hizo una parada en el pueblo, como siempre se les tenía que dar lo mejor en cuanto a los pocos productos que había, incluso en la panadería el viejo Jiraiya se veía forzado a guardarles sus mejores hogazas.

Algunas mujeres eran llevadas para “entretenerlos”, y no es como si pudiesen negarse a ello.

Una chica que Naruto conocía era llevada a la fuerza, mas nadie intervenía, el rubio con ira estaba por ir a defenderle pero Jiraiya le detuvo ― Suéltame abuelo ― dijo tirando del brazo, para poder zafarse.

― Lo siento muchacho, pero si te acercas podría irte muy mal.

― Pero Abuelo, no podemos permitir esta injusticia ― el chico estaba rojo de la ira.

Los soldados a los lejos podían ver la situación, y parecía divertirles.

― Lo sé hijo, créeme ¿pero qué puedes hacer eres solo un niño?, aunque me duele admitirlo no podríamos con ellos son demasiados.

Era verdad, los hombres habían ido a la guerra, algunos jóvenes que quedaron y ancianos se habían unido a la rebelión pero fueron masacrados, salvo ellos dos, el boticario, Naruto y par de niños de seis años, los demás habitantes del pueblo eran mujeres.

No que fueran débiles, de hecho algunas valientes les hicieron frente un ejemplo era su madre, Kushina, pero habían tenido el mismo trágico destino.

Naruto lloraba de rabia e impotencia, si tan solo pudiera.

― Naruto, recuerda nuestro secreto ― susurró su abuelo y el rostro de aquel militar ingles que habitaba su guarida secreta, vino a su mente.

Era verdad estaba Sasuke podrían descubrirlo y si lo hicieran, eso pareció calmarlo un poco, pero solo un poco seguía furioso, pero al menos no haría ninguna tontería.

Al final entraron a la panadería por algunas hogazas de pan, actuaban normalmente aunque no podían evitar sentir cierto nerviosismo.

No es que de repente se pusieran a revisar la casa de arriba abajo, pero eso no evitaba el peligro latente pues debajo de ellos se hallaba un soldado enemigo, al menos para los alemanes.

El tiempo que los soldados estuvieron en la panadería, fueron los más largos, no solo para los dueños de la panadería y el rubio, el soldado que se hallaba abajo estaba sumido en profunda tensión, ya había analizado el lugar en busca de posibles armas, aunque no es que tuviese muchas opciones.

― ¿Se han ido? ― pregunto una vez el Uzumaki bajo.

― Si ― El Uchiha notó al menor mas decaído de lo normal.

 ― ¿Qué pasa enano?

El azabache esperaba que le gritase como siempre, le molestaba que le llamase enano y siempre le alegaba que es porque aún era un niño en desarrollo, sin embargo el semblante caído del menor no disminuyo.

― Se llevaron a una de las chicas, quería defenderla pero, el viejo pervertido me detuvo, dijo que no podía hacer nada, que solo era un niño.

― Es verdad. ― El menor le miro molesto ― Naruto, a veces debemos entender que por más que deseemos cambiar el mundo, a veces eso sale de nuestra manos debemos aprender a luchar con nuestras propias fuerzas, y en los momentos oportunos.

― ¿Lo lograremos, Sasuke? ¿Algún día la guerra terminara, y lograremos ser libres?

― No lo sé, pero te prometo que al menos lo intentaremos ― y tomo la mano del menor, este se sorprendió ante el toque, sobre todo al sentir como su corazón se aceleraba, mas no la quito, se quedó ahí en silencio acompañando al soldado a quien tampoco le molestaba la cercanía del chico.

 

 

               Habían pasado algunas semanas, y aunque el Uchiha había insistido en irse sus anfitriones le dijeron que no había prisa, y que lo mejor era que se recuperará por completo, alegando que no quería ser un inútil decidió aprender a hacer pan, siendo honestos le fue complicado, pero al final logró hacer unas cuantas hogazas decentes.

Contrario a lo que se pensaría, que pasar los días en compañía de aquellos extraños sería algo tedioso, incluso aburrido, no lo era, sus momentos favoritos eran los que pasaba con el pequeño rubio, era divertido estar con él, pero se había encontrado con la sorpresa de que realmente disfrutaba los momentos a su lado.

No quería pensar demasiado, en lo que el joven rubio le hacía sentir era algo nuevo, ya que jamás lo había sentido antes y a la vez tan difícil de describir, le costaba ponerle palabras.

¿Amista? No, sabía lo que era sentir amistad y esto era más fuerte, habían formado un lazo distinto, se había descubierto mirándole más de la cuenta, notar la forma de sus ojos, la manera en que estos brillaban cuando hablaba de algo que le gustaba, el batir de sus pestañas cuando sus ojos parpadeaban, hasta hacia ridículas comparaciones poéticas.

Pero lo más alarmante fue cuando en una de sus peculiares peleas, se notó a si mismo con el deseo de callar aquella apetecible boca con la propia.

Sabía lo que le pasaba, pero no se animaba a ponerle un nombre, no solo Naruto era un chico sino además menor de edad.

En cuanto al rubio se hallaba en una situación similar, ya que se había percatado que lo que sentía por el soldado Uchiha, iba un poco más allá de la amistad.

Después del tiempo que llevaba viviendo con Jiraiya y Orochimaru, y conociendo la naturaleza de la relación que mantenían, no lo veía mal.

Era consiente que la sociedad no lo veía bien, enfermo dirían, no por nada ellos lo mantenían en secreto, pero él no lo veía como algo  malo, para el quien creció viendo el amor que sus padres tenían el uno por el otro, incluso el de aquellos a quienes consideraba sus abuelos, al final amor era amor, y no podía ser malo.

Pero se sentía nervioso, ¿Qué pensaría el Uchiha si se enteraba? ¿Se sentiría asqueado de él? Probablemente, dudaba mucho que le aceptará.

Eran dos personas enamoradas, que no se atrevían de decirle al otro por miedo, miedo al que dirán pero sobre todo al rechazo.

Estaban dispuestos a morir defendiendo a su país en una guerra sin sentido, más no se atrevían a profesar el sentimiento del amor por la persona que sentían.

 

 

 

            Sasuke estaba mucho mejor, con eso la tan temida partida del azabache se acercaba, incluso los ancianos, quienes se habían encariñado con el soldado sentían pesar al saber que la fecha se acercaba.

Cierto día el medico se encontraba revisando la herida del Uchiha, ambos eran personas bastante calladas, suponía que por eso se entendían bien, también habría que señalar que tenían breves charlas sobre libros en común que habían leído.

― Si todo sigue como hasta ahora, puedo pronosticar que podrás irte en un par de semanas.

― Tengo que agradecerles, nada de esto sería posible sin ustedes.

― No tienes nada que agradecer, aunque creo que a quien más deberías de agradecerle es a Naruto, te ha cuidado con esmero.

El Uchiha sonrió ― Ese dobe escandaloso, antes no me dejo sordo.

Orochimaru dibujo una sonrisa pequeña, Sasuke había notado que el médico no era alguien muy dado a las sonrisas, pero pese a la circunstancias que vivía parecía satisfecho.

― Es el nieto que jamás tuve, es imposible no encariñarse con él, ¿no?

El soldado se sonrojo, ya que aquella frase parecía tener otro significado, ¿acaso habría notado lo que sentía por el rubio?

No, era muy discreto, entonces ¿Por qué le ponía de los nervios la forma en que le miraba?

― ¿Sabes? Cuando con coci al tonto de Jiraiya, lo odié, de verdad. Era molesto, insistía en que éramos amigos, cuando yo no lo consideraba como tal ― la mirada del anciano parecía recordar con añoranza ― me impuso su presencia, con el tiempo me fui acostumbrando a él.

Nos hicimos buenos amigos, era mi mejor amigo, aunque yo jamás lo admitiría, eventualmente tomamos caminos distintos él se unió a la fuerza aérea, yo estudie medicina. Él se casó, no entendí sino hasta tiempo después que me había enamorado de aquel cabeza hueca, aun así seguí como su amigo.

Enviudo, lo que le puso terriblemente triste y se perdió en el vicio, ha sido complicado pero a pesar de sus malos momentos, y de los míos hemos estado juntos.

Años después me confesaría que también sentía lo mismo que yo, y ahora henos aquí. Un amor como el que sentimos no es fácil, ni mucho menos todos lo entienden, vivimos en un mundo donde el solo creer o pensar diferente, puede provocarte la muerte.

Guerras, asesinatos, discriminación, odio; somos seres complicados y demostramos que somos capaces de las peores bajezas, pero a pesar de todo hay cosas buenas por las que luchar, tú mismo defiendes tu patria porque crees en tu país, tienes ideales.

La familia, la amistad, pero sobre todo el amor, son cosas por las que vale luchar. Que alguien no entienda, no significa que sea malo, si algo me arrepiento en mi vida, es de todo el tiempo que el viejo degenerado y yo esperamos.

― No entiendo ― el Uchiha ahora sí que estaba seguro que sabía su pequeño secreto, si no, ¿Por qué razón le soltó semejante discurso?

― He visto como miras a Naruto, y como te mira él.

¿Estaba insinuando lo que creía, que era?

― Un consejo de este viejo, no esperes demasiado la vida no siempre da segundas oportunidades.

Se fue dejando aun pensativo pelinegro.

 

 

 

                 Estaba algo mosqueado, hacía días que notaba esquivo al rubio. Apenas le dirigía la palabra, ya casi no lo visitaba y siempre alegaba estar ocupado.

Ese rubio cabeza hueca estaba huyendo de él, y no entendía la razón. Vale le gustaba molestarle y pelear con el chico, pero era tan divertido, además cuando hacia pucheros ciertamente lucia adorable, claro algo que jamás pensaría admitir en voz alta.

Hablando de su dolor de cabeza, en ese momento el rubio había bajado a dejarle su comida, apenas lo saludo y ciertamente parecía nervioso.

Él le miraba de manera penetrante, podía notar que eso ponía aún más nervioso al rubio, quien termino por tirar los alimentos.

― Serás torpe ― se burló.

― ¡Cállate bastardo! Es tu culpa.

― ¿Mi culpa? Como si yo te mandará a ser tan torpe, Usurantokachi.

― Deja de llamarme de esa manera tan rara que no entiendo, eres un idiota, claro que es tu culpa ― El rubio se enfurruño ― Te quedaras sin sorpresa.

― ¿Eh? ¿Me tienes una sorpresa? ― pregunto genuinamente sorprendido.

― Bu-bueno yo creí que estabas chocado de estar encerrado, y pensé que respirar un poco de aire te haría bien igual y se te quita un poco lo pálido, pareces fantasma.

El rubio se sonrojo, y el azabache también lo hizo. No se lo esperaba, claro que deseaba salir pero sabía que era complicado.

― ¿Estás seguro?, ¿No es muy peligroso?

― ¿Te da miedo?, ¿No que eres un valiente soldado?

― ¡Idiota!, Lo digo por ti, si te descubren podría ser peligroso.

― Ya pensamos en eso, si salimos por la puerta trasera hay una posibilidad de ir cuando menos al granero sin ser vistos. A esta hora la mayoría está en casa, además siempre puedes disfrazarte de chica.

Le dio un coscorrón ― Enano, tú pareces más chica que yo.

Al final después de pelear un rato, decidieron salir como previo el rubio fue relativamente fácil, debido a que como estaba oscureciendo nadie se atrevía a salir. Aunque el campamento alemán no estaba tan lejos, a esas horas normalmente se hallaban cenando, el rubio había acompañado un día a Orochimaru cuando fue requerido por sus servicios médicos, por eso sabían que rara vez se aparecían a esa hora.

Subieron a una especie de tapango con el que contaba el granero, había un par de mantas, y algo de comer, Sasuke no pudo evitar pensar que parecía una especie de cita romántica.

― ¿Vas a declararte dobe? ― pregunto con burla, tratando de romper el tenso ambiente.

― ¿Quién se fijaría en ti? ― dijo por respuesta, pero ciertamente se había sonrojado violentamente.

El azabache no dijo nada más, en un silencio un tanto incomodo se sentaron. Fue el rubio quien rompió el silencio.

― Cuando llegue a vivir con los viejos, solía venir aquí y mirar las estrellas ― señalo frente a ellos, había un enorme hueco que les permitía observar el cielo estrellado que esa noche lucia particularmente hermoso, también podía verse el bosque cercano al pueblo ― Siempre he creído que mamá y papá me observan desde el cielo.

― Seguro lo hacen, dobe, y están orgullosos de ti.

― ¿Orgullosos? ¿Cómo podrían? No pude defenderlos, ni siquiera he podido ir a la guerra. Pero el año que viene cumpliré los 16 y podré ir, aunque los viejos se opongan ― dijo con determinación.

― No quiero que vallas ― dijo el Uchiha.

― ¿Sigues pensando que soy un enano debilucho? ― dijo con cierta decepción, detestaba que ser solo un mocoso débil ante Sasuke.

― ¡No! Eres una de las personas más valientes que conozco, has pasado por tanto y aún eres capaz de sonreír. Pero Naruto la guerra es cosa seria.

― ¡Joder! Sé que es cosa seria, pero tú no crees que tenga la capacidad.

― No se trata de si estas capacitado o no, hasta al más hábil le pueden tender una emboscada y morir, ¡Entiende que no quiero que te pase nada!

El rubio abrió los ojos en sobre manera ­― Tu ― susurró ― ¿Estas preocupado por mí?

― Si ― dijo solemne ― No quiero que te pase nada, no lo soportaría.

― ¿Por qué?

“A veces no hay segundas oportunidades”

Las palabras de Orochimaru llegaron a su cabeza, ¿quería seguir perdiendo el tiempo?, estaba por regresar a la guerra, antes llego a pensar muchas que no sobreviviría, y aunque lo sentía por su familia el realmente, no sentía que hubiese algo por lo que regresar. Aunque luchaba por Inglaterra, realmente nunca se sintió del todo en casa, en Japón le pasaba lo mismo, es como si no tuviese un verdadero lugar al que regresar.

Pero ahora, al ver aquellos hermosos ojos azules que le observaban descubrió que había encontrado un lugar al que volver, quería que aquella absurda guerra terminara, quería salir vivo de ella, quería volver a Francia y quedarse en aquella pequeña casa, hacer pan, criar, gallinas, vacas y plantar semillas, quería que aquel pequeño pueblo que le había proporcionado un refugio prospera y llegara a ser lo que un día fue.

Quería pasar el resto de su vida en compañía de aquel pequeño revoltoso que había revolucionado su vida, y que le había enseñado lo que era el amor.

Quería quedarse con Naruto y amarle toda su vida.

― Porque te quiero.

― ¿Me quieres?

El rubio no daba crédito a lo que escuchaba, no creía que fuera posible, había aceptado que estaba enamorado del soldado, de hecho había preparado aquello porque necesitaba decirle lo sentía, lo había hablado con su abuelo Jiraiya, y aunque estaba seguro que el Uchiha le rechazaría, no quería quedarse con el sentimiento del hubiera, quería vivir sin arrepentimientos, y aunque el soldado le rechazara, sabría que al menos tuvo la valentía de decirlo.

― Si, te quiero.

Y para hacer énfasis en su declaración, tomo el rostro del Uzumaki entre sus manos y le beso, fue un beso tierno e inexperto, de dos amantes que desconocen lo que es besar a otra persona, pero que se dejan guiar por lo que les dicta el corazón.

Un joven soldado que jamás había tenido interés amoroso en alguien más, y un niño cuyas dolorosas circunstancias le hicieron madurar antes de tiempo, y sin poder experimentar lo que era fijarse en alguien más.

― Yo también te quiero ― confeso con los ojos brillando, podía sonar cursi pero nada relucía más hermosos, que los ojos de una persona enamorada ― De todos modos, te iras no es así.

― Si, pero volveré. Sé que podremos ganar y cuando lo hagamos no solo tú no te verás en la necesidad de ir a la guerra, viviré y estaremos juntos. Ahora sé que quiero vivir por y para ti, Naruto.

― No quiero que te vallas, pero lo entiendo y sé porque debes irte. Te esperaré, prometo que lo haré, y si mueres entonces te reviviré a golpes para reclamarte por dejarme ― dijo sin poder evitar que pequeñas lágrimas se deslizaran por sus ojos.

El azabache sonrió con ternura, y limpio las lágrimas de las mejillas del rubito.

― Prometo que volveré, pero al menos por ahora tenemos esta noche.

El chico asintió, y dejo que el soldado le volviera a besar, esa noche se quedaron juntos, las horas se les fueron demasiado rápidas, que olvidaron la noción del tiempo algo que quizás podría costarles más caro de lo que pensaban.

 

 

 

          Despertar así, era lo que ahora sabía quería el resto de su vida, ver ese rostro al despertar sería perfecto.

Pero en esas circunstancias, era peligroso. No sabía cuánto tiempo tenían para regresar, los soldados alemanes no tenían una hora fija para llegar al pueblo de improviso, pero precisamente eso era lo peligroso.

― Dobe, despierta.

― 5 minutos más.

― No seas flojo, debemos volver ya amaneció.

Al escuchar aquella voz, el rubio abrió los ojos de improviso, y una serie de recuerdos acudieron a su mente, se sonrojo violentamente.

― ¿Ahora eres tímido?

― Cállate bastardo ― le dio un golpe en señal de protesta, pero el Uchiha solo se rio más.

Entonces el rubio se percató que había amanecido ― demonios, debemos volver.

Se apresuraron a recoger todo, y se encaminaron a la panadería, escondiéndose entre risas, al llegar fueron reprendidos por los mayores, pero al ver la felicidad de ambos esto menguo.

Lo que ninguno supo, fue que esto fue observado por unos ojos femeninos, quién se hallaba desesperada.

Se había levantado temprano con la intención, de buscar aunque fuese sobras de algo para darle de comer a sus hijos, estaban muriendo de hambre, no eran más que piel con huesos.

Jamás imagino toparse con el nieto del panadero, quien iba acompañado de un apuesto joven al que jamás había visto.

Definitivamente no era alguien de aquí, tenía unos rasgos que le identificaban como extranjero. Pero fue el tatuaje en su brazo lo que le dio la respuesta, llevaba un águila, y había pasado el suficiente tiempo con las tropas alemanas para reconocer a los soldados enemigos de estos, le había tocado ver como mataban a uno que llevaba un tatuaje idéntico.

Quizás aquella era la solución a sus problemas, los soldados alemanes ya no la encontraban atractiva, habían dejado de buscar sus servicios y ahora ya no le favorecían más, pero quizás si llevaba aquella valiosa información podría obtener aunque sea un poco de dinero, o quizás algo de comer para sus hijos.

Perdón, pero no tengo opción.

 

 

Ver llegar a una caravana de soldados de lo habitual, fue algo que causo nerviosismo entre los habitantes del pueblo. No era muy normal, mucho peor fue cuando de unos de los carros se bajó el Kommandant del campamento alemán.

Era extraño que acudiera al pueblo, y normalmente no tenían buenos recuerdos de sus visitas, sin embargo lejos de acudir a los pocos locales que había en busca de algunas raciones, o de lo que pusiesen llevarse, se dirigieron única y exclusivamente a la panadería.

Jiraiya estaba como siempre detrás del mostrador, aguardando con paciencia, el Kommandant y los soldados que le seguían, se paseaban por los casi vacíos estantes.

― Me temo señor, que ya han venido por sus raciones, en estos momentos no tengo más que pan negro.

― Me llego la información, de quizás pueda encontrar algo más que hogazas de pan ― contesto en Francés, aunque la mayoría de los soldados no lo hablaba, algunos como el Kommandant, eran personas educadas, que hablaban más idiomas aparte del alemán.

Naruto y Orochimaru, que para ese entonces habían salido para hacer compañía a Jiraiya, les miraron con extrañeza definitivamente algo no iba bien, aquella visita no era normal.

Una mujer apareció con ellos, la conocían vivía en el pueblo, muchos le habían dado la espalda al saber que ella se prostituía con los alemanes.

Puta

Traidora

La llamaban cuando pasaba por las calles, por dormir con el enemigo, aunque muchos entendían que lo hacía por hambre.

― Dinos lo que viste, quería Amelie

― El chico, el nieto del panadero iba acompañado de un joven mayor, era un soldado de la Alianza, estoy segura ― señalo.

Nadie daba crédito a semejante traición, les estaba vendiendo.

― Es mentira, esa mujer miente ― dijo el rubio.

Orochimaru con una templanza que no sabía de donde sacaba, tomo el brazo de Naruto y le insto a calmarse.

― Desconozco de dónde saca semejante calumnia, pero ustedes han venido sin falta y jamás han visto nada semejante, aquí no hay ningún soldado.

― Mienten, yo lo vi.

Puta

Mentirosa

La gente comenzó a ofender a la mujer.

El Kommandant puso orden ― yo me encargare de descubrir la verdad detrás de esto, si en verdad son inocentes no les molestara que revisemos su casa.

¡NO! Querían gritar, pero oponerse era delatarse, si corrían con suerte no descubrirían el sótano escondido, y por ende a Sasuke.

A una orden de su superior, comenzó la revisión. Se mantuvieron en silencio, y lo mas en calma que sus nervios les parecían, los soldados revisaban de arriba abajo dejando un completo desastre, pero no importaba siempre y cuando no encontrarán el escondite. Todo parecía salir bien, los soldados se frustraban al no encontrar nada.

Todo parecía indicar que iba bien, entonces el Kommandant quién había estado observando todo con ojo crítico, comenzó a pasearse por la instancia, ante la atenta mirada de todos, entonces noto algo peculiar por el lugar que acababa de pasar, el piso de madera no sonaba igual sonaba hueca.

Volvió a pisar con más insistencia, y sus soldados se agruparon a su alrededor, a su señal comenzaron a buscar y hallaron unas tablas sueltas. Naruto quiso detenerlos pero fue retenido por los soldados que quedaban, pocos minutos después se revelo una entrada secreta, y hallaron el sótano, minutos más tarde subieron llevando consigo a un furioso Uchiha.

― ¡Sasuke! ― exclamo el rubio, pero fue golpeado con la culata de una escopeta, el golpe le saco el aire, y lo hizo doblase sobre sí mismo.

― ¡Malditos! ― dijo el médico, quien al igual que Jiraiya eran retenidos también.

― Así que después de todo si escondía a una escoria Ingles ― y jalo el brazo, del Uchiha mostrando el tatuaje de un águila, aquel tatuaje era indicativo de algunos miembros de la fuerza aérea Inglesa, lo habían hecho como una especie de identificación entre ellos, incluso algunos extranjeros que habían acudido en apoyo de los aliados, habían adoptado dicho tatuaje.

― Ahora descubrirán el castigo por ser traidores.

― ¿Traidores? Ustedes, son los que han venido a invadir un país extranjero, matan a sus hombres, abusan de sus mujeres, roban, toman todo lo que les da en gana y se atreven a llamar traidores a quienes defendemos nuestra libertad de unos asquerosos como ustedes.

El rubio fue golpeado nuevamente por un soldado, el Uchiha y los ancianos se revolvían, pero estaban bien sujetos.

El Kommandant se acercó y tomo el mentón del rubio  ― eres valiente chico, pero también estúpido.

A una orden suya fueron sacados de la panadería, ante la mirada aterrada de los demás pobladores, y entonces el infierno se desató.

 

 

 

 

                 Habían golpeado a Jiraiya y Orochimaru hasta matarlos, aun así ninguno perdió la entereza y el orgullo que les caracterizaba, murieron juntos uno al lado del otro.  

La crueldad de las acciones contra ellos, seguramente quedara grabado en la mente de todos, causara pesadillas en quienes pudieron observarlo, en cuanto a Naruto fue azotado y torturado, estaba moribundo.

Sasuke no estaba en mejores condiciones, ambos habían sido encarcelados juntos, y estaban a punto de ser ejecutados, el Uchiha había logrado liberarse por un momento movido por la rabia al ver lo que le hacían a su rubio, y tomando una escopeta se había cargado a varios soldados alemanes, incluyendo al Kommandant, pero fue abatido finalmente.

Ahora con sus últimos suspiros de vida, tomo la mano del rubio, quería decirle que lamentaba romper su promesa, que lo lamentaba mucho, aunque se hubiese conformado con que el Uzumaki se hubiese salvado.

El rubio quien no estaba en mejores, condiciones tan solo atinó a medio apretar la mano, las fuerzas le abandonaban.

Unos soldados les apuntaban para darles el tiro final.

Le gustaría creer que si de verdad, existe alguna posibilidad de encontrarse, en otro tiempo, en otro espacio, de verdad le gustaría volver a verlo.

En verdad deseaba vivir con él, en una pequeña cabaña orneando pan.

Entrelazaron sus dedos, y se dedicaron una última sonrisa.

3, 2, 1…

Las detonaciones de unas escopetas, y después silencio.

 

FIN….

Notas finales:

Si llegaste al final, solo debo dar las gracias. No soy mucho de explayarme en torturas, y cosas así porque no es lo mío.

Hablar del tema de la guerra es muy delicado, no quise explayarme tanto, y al final lo aborde de manera ligera, basándome en experiencias que leí de personas que han compartido, lo que vivieron en aquella terrible época, solo tome algunas cosas para poder desarrollar la historia, que estaba ambientada en dicha época.

Originalmente la historia era más larga, y llevaba más elementos, al menos como inicialmente la concebí, pero era demasiado y decidí hacerle más corta, pues no quiero comprometerme en un fic por capítulos cuando ya tengo bastantes en proceso.

Les agradezco infinitamente, que hayan tomado la molestia de leer lo que es mi participación en él FLSN.

¿Comentarios? Son bienvenidos.

P.D. Yo también quería que Sasuke volviera junto a Naruto para vivir tranquilos y hacer pan.


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