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Mr. Liar por Akudo

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Notas del fanfic:

Los peronajes son de Fujimaki Tadatoshi.

— ¿Por qué el tomate no bebe café? Porque toma-te.

— ¡Jajaja! Ese estuvo bueno, ma.

Himuro habría preferido dispararse en un pie antes que asistir a esta cena, pero debía admitir que la situación estaba siendo más amena de lo que se esperó gracias al humor de las dos mujeres presentes, cuyos chistes solo eran interrumpidos por los balbuceos de la criaturita envuelta dentro de la canasta junto a Shun y que con la más insignificante cosa que hiciera atraía la atención de todos.

Por suerte su “suegra” y su “cuñada” no habían parado de mencionar el nombre de la niña, así no tuvo que levantarse la manga disimuladamente para releerlo escrito a bolígrafo en su antebrazo por si se le olvidaba cómo se llamaba su propia hija. Una hija que apenas estaba viendo por primera vez después de dos meses de su nacimiento y que le provocaba más aburrimiento e indiferencia que una telaraña en el rincón del techo.

— Y dinos, Tatsuya-kun, ¿cuáles son tus planes ahora que regresaste?

El del lunar bebió un sorbo de su refresco y puso su sonrisa estándar mientras la mujer mayor recogía los platos vacíos con la ayuda de Shun.

— No viajarás mucho, ¿verdad? Mai necesita tener presente a su padre. —insistió ahora la hermana.

— Ya, mujeres. Tatsuya está ocupado, además Mai ni sabe todavía quiénes son ustedes y eso que no la sueltan en todo el día.

A pesar de que Izuki intentaba apaciguar la presión sobre él Himuro podía detectar su interés en recibir respuestas concretas, después de todo era un muchacho de casi diecinueve años que acababa de parirle una bebé y ahora mismo se encontraba en un punto un tanto incierto de su vida.

Se conocieron en el último trimestre del tercer año de Izuki cuando el del lunar llegó como profesor suplente de inglés, luego de que al anterior le adelantaran la jubilación gracias a un accidente doméstico. Por supuesto, Tatsuya de inmediato se convirtió en el centro de atención y no había alumno que no le sacara fotos “a escondidas” (solo faltaban los flashes disparándose por todo el salón) durante la clase que se volvió la favorita de todos.

Shun fue una de las jóvenes polillas que voló atraída hacia el maestro seis años mayor que él, y a Himuro tampoco le fue indiferente con su personalidad tan fresca y a veces descabellada.

“No entiendo a los ingleses, en vez de decirle a los niños ven los llaman boy.” eso es lo que Himuro había encontrado escrito al final del examen de inglés de Izuki durante su descanso en la sala de profesores y se rió como por cinco minutos. No tardó en descubrir que no era el único y compartiendo un late con la maestra de matemáticas ella le enseñó un examen de geometría de Izuki del trimestre pasado en el que obtuvo una nota casi perfecta.

“Si el planeta fuera un cubo todos seríamos cubanos.”

— No sé si deba considerarse un talento o una tragedia ser tan inteligente y parecer tan tonto al mismo tiempo. —suspiró la maestra.

Desde su perspectiva Tatsuya lo consideró encantador y como un plus ese rostro bonito golpeó directo en su debilidad. Así terminaron involucrados hasta que llegó la graduación del chico, pero lo que debió ser algo discreto y pasajero solo reseñado en novelas clichés acabó siendo un escándalo familiar cuando Shun salió preñado, o más bien cuando se enteraron de que lo estaba después de los cuatro meses solo porque se le había empezado a notar el aumento de volumen y los primeros movimientos dejaron de confundirse con la actividad intestinal.

La primera vez que Tatsuya enfrentó a las dos mujeres de la familia Izuki recibió una cachetada de cada una junto con la amenaza de una denuncia por estupro, algo por demás ridículo ya que Shun tenía edad más que suficiente para consentir. De todas formas tuvo que renunciar al instituto por obligación moral después de semejante show y para no ganarse a este par de damas como enemigas sacó del bolsillo su pergamino de trucos.

Con el rostro más compungido que sus nervios faciales le permitieron poner Himuro se inclinó tomando la mano de ambas y se disculpó porque sus sentimientos hacia Shun lo hicieran actuar como un adolescente más, pero que no lamentaba estar profundamente enamorado de ese chico.

Aya y la madre intentaron resistirse a esos encantos de dorama, pero Tatsuya sabía jugar muy bien su juego.

Por su parte, el ojo de águila se había matado tanto para ganarse una beca en la universidad y la terminó perdiendo al no poder presentarse con tremendo bombo debajo de la camisa. «Izuki el preñado» o «La barriga ambulante» así lo conocerían en el campus durante generaciones, habría sido uno de esos chismes que nunca mueren y más temprano que tarde terminaría alcanzando a Himuro (y su reputación) porque al final todo se sabe. Jamás se debía subestimar el ocio y la necesidad casi enfermiza de la humanidad por inmiscuirse en las vidas ajenas.

El joven de dieciocho años tuvo a su hija mientras Himuro le enviaba dinero y fingía estar tomando un curso de preparación en otra ciudad. Sin embargo, ya había dado demasiadas largas con respecto a Izuki y la niña y ahora no tenía más alternativa que darles el gusto aunque sea un poco.

— Bueno, por supuesto que me encantaría establecerme con Shun pero recién estoy trabajando de nuevo y apenas alcanza para solventar lo básico que Mai necesita. También quiero reunir para ayudarlo a ir a la universidad y cuando eso pase habrá que pagar una niñera.

— ¿De qué estás hablando? Con nosotras Mai no necesita que la cuide ninguna extraña.

— Pero…

— Y ese dinero extra mejor lo guardas para la boda.

Esa era la bomba que Himuro había querido esquivar a toda costa y ahí iba la suegra y se la soltaba justo en la cara sin ninguna delicadeza. No pudo evitar que la sonrisa se le torciera.

— Debemos planearlo bien, no hay prisas. —apaciguó el del lunar.

— Por supuesto, primero deben empezar a vivir juntos como pareja.

— Ya basta, alborotadoras. Además él tiene compañero de piso, por ahora está bien si solo nos visita. —Izuki apenas podía controlar el color en sus mejillas, después de todo aunque no quisiera apurar a Himuro todas esas cosas le hacía ilusión que pasaran— Y con respecto a la universidad, Tatsuya… no tienes que preocuparte por eso. Ahora tengo un trabajo que se me acomoda bien así que tal vez no necesite estudiar una carrera, escribo chistes y juegos de palabras para un periódico donde un chico llamado Sakurai los ilustra.

Himuro quiso abofetearlo. ¿Dónde estaban las ganas de superación de este muchacho? Ah, sí, de seguro tenía mucho que ver el haberle metido hasta los huevos y que ahora tuviera una cría en brazos que le quitaba importancia a todo lo demás, sin olvidar a estas dos que no dejaban en paz el temita de hacer las cosas como se deben y formar una familia feliz cuando, de hecho, nunca hubo ni la más diminuta insinuación de que estuvieran en una relación.

A buena hora se le ocurrió bajarse los pantalones con Shun.

Pudo escapar del momento incómodo yendo a ayudar a Izuki con el biberón de la pequeña y al regresar a la sala la doña había traído el sake. No lo dejaron irse tras haber bebido y lo terminaron acomodando en la habitación del hijo menor, como si no hubiesen aprendido la lección sobre las consecuencias de dejarlos a solas y esa consecuencia estaba durmiendo en su cuna ahora mismo luego de que Shun la arrullara y la recostara.

— Finalmente se durmió. —suspiró Izuki regresando del cuarto de la niña y cerrando su puerta sin hacer ruido.

— Sí, nosotros deberíamos seguir su ejemplo.

— O tal vez… —la frase quedó en el aire cuando Izuki se le lanzó encima tirándolos a ambos sobre la cama, y antes de que algún pensamiento se formara dentro de la cabeza ebria de Tatsuya ya respondía a los furiosos besuqueos de su “novio-prometido” y le metía las manos bajo la ropa, mientras que éste le desabotonaba la camisa y llegaba hasta sus pantalones— Estamos a punto de experimentar mucha turbulencia, así que se le pide al pasajero desabrocharse el cinturón.

¿Desde cuándo Shuncito era tan descarado? Sí, esto debía ser su culpa también.

Y con las nalgas del águila haciendo desaparecer su pene a Himuro también se le olvidó su propia lección. No albergaba ningún sentimiento especial hacia este chico y estaba muuuy lejos de querer amarrarse a él y a una nena no deseada, pero no te tropiezas con la misma piedra dos o tres veces a menos de que te terminara gustando.


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