-“¡Akihiko-san es tan sexy!” -pienso en medio de mi calentura.
Mi nombre es Hiroki Kamijou, tengo 13 años y aunque apenas estoy entrando a la adolescencia, estoy en pleno despertar sexual. Todo empezó hace un par de días…
*************Flash-back******************************
Acababa de regresar de la escuela y solo podía pensar en lo cansado que estaba. El día había sido particularmente duro, sobre todo por las preguntas que me había hecho responder el profesor Miyagi, aunque no estaba molesto. De hecho, admiro a Miyagi-sensei, témenos en común la pasión por la literatura, él es la razón por la que quiero ser profesor de grande. Siempre lo había visto solo como un modelo a seguir, el mejor amigo de mi padre y el adulto al que siempre acudo en busca de ayuda, pero ese día me sentí tremendamente atraído hacia él, a su voz grave, al olor de su colonia y los abdominales apenas ocultos bajo esas camisas de docente.
Me quite los zapatos y subí a mi habitación, me abrí la camisa, me tire en mi cama y trate de no pensar más en mi sensei favorito. Escuche rizas y chapoteos, gatee sobre mi cama hasta la ventana y divide a mi hermano mayor Haruhiko nadando en la piscina con su mejor amigo Akihiko-san. Mire salir a Akihiko-san de la piscina, sin camisa, con un traje de baño azul obscuro, podía ver como pasaba sus manos por su hermoso cabello gris y como las gotas se deslizaban por sus pectorales marcados. Casi se me caía la baba, sentí mucho calor, pero no podía dejar de verlo, en un momento dado él voltio su rostro hacia la ventana, y se que se dio cuenta que lo estaba mirando, estiro sus brazos y puedo ver como sus bíceps se movían, tomo el elástico de su bañador y comenzó a bajarlo, hasta el punto de poder ver su pelvis, era como un espectáculo solo para mí, entonces me miro directamente y me dedico una sonrisa engreída. Me sonrojé y cerré rápidamente mis persianas.
No podía normalizar mi respiración, tenía pánico, pero no podía quitar de mi mente la imagen de su cuerpo perfecto. Cerré los ojos recordando su sonrisa, y sin proponérmelo dirigí mis manos hacia mi parte baja y empecé a frotarme, en mi mente solo pensaba “Estupido Akihiko-san”.
***********Fin del flash-back*****************
Esa fue la manera en que empecé a explorar mi sexualidad. Desde entonces no puedo dejar de masturbarme cada vez que lo veo, y considerando que es el mejor amigo de mi hermano y casi es de la familia, no es raro verlo caminar por la casa sin camisa por cualquier excusa: estar haciendo ejercicio con Haruhiko, el calor, natación, tomar un baño.
Me siento un acosador, me la paso todos los días pensando en él, no me concentro en la escuela y el único que lo sacaba de mi mente aunque sea por un momento es Miyagi-sensei, pero apenas regreso a casa Akihiko-san sigue aquí, sonriendo, como burlándose de mi sufrimiento.
No puedo definir exactamente desde hace cuanto conozco a Akihiko-san, creo que, de casi toda mi vida, ha sido como un segundo hermano mayor para mí, de hecho a veces lo he sentido mas cercano a mi que mi propio hermano. El me inculco el amor por la literatura, el me enseño a leer. Siempre me ha gustado, creo que es mi primer amor, y aunque mis sentimientos eran puros, ahora se han vuelto carnales.
Actualmente en casa lectura es lo único que me distrae de mis lujuriosos pensamientos. Miyagi-sensei me recomendó un libro, “Memorias de una geisha”, comencé a leerlo apenas ayer y ya voy por la pagina 200, habla sobre una niña que después de enamorarse de un hombre mayor que solo la ve como una niña desea convertirse en geisha para poder seducirlo. Sigo leyendo, quiero saber si lo logra y como lo logra.
Estoy apoyado del marco de la puerta de mi habitación, se que debo entrar en mi habitación, pero no puedo dejar de leer.
-¿Qué lees pequeño?
Mierda, no quiero voltear, sé que él está aquí. Lo miro por el rabillo del ojo y él esta apoyado con un brazo en el marco de la puerta mirándome, puedo sentir sus ojos lilas sobre mi, su aliento en mi cuello y su miembro contra mi brazo. No puedo respirar, no puedo mirarlo, no se como reaccionar, se que estoy sonrojado, y se que el puede verlo… y se que lo esta disfrutando.
-¿Memorias de una geisha? Hm, es un libro muy grande para un niño tan pequeño
No se como responder, el se da cuenta y por eso me sonríe tan burlesco y seductor como solo él sabe.
-¡Akihiko! ¿Qué haces? ¡Apúrate!- escucho a mi hermano llamarlo, agradezco internamente a Dios por eso.
-Bueno, tengo que irme. Estoy muy orgulloso de ti, Hiroki-chan – me susurra al oído con su voz grave, me toma de la barbilla dándome un beso en la mejilla. Me suelta y dándome la espalda empieza a caminar hacia el gimnasio de mi casa. Abre la puerta, se gira hacia mi y sonriéndome, me guiña un ojo.
Apenas escucho la puerta cerrarse mi fuerza se acaba y mis rodillas se acaban. Termino cayendo al suelo derrotado, tengo ganas de llorar -Ya no puedo seguir así, debo terminar esto, ¡Tengo que seducir a Akihiko-san!