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¿CONOCES A PARK JIMIN? por Vampiiriita_luna07

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Notas del fanfic:

Hello!, pues traigo este ff que la vdd no creo hacerlo muy largo, depende de como vaya saliendo, aveces me suelo emocionar y termino realizando obras extensas.

 

Este fue hecho con ligero cariño, es una idea que ya me venia rondadno. Le estare dando las correcciones pertinentes en el trascurso de la historia. Por ahora me manejo desde el celular asi que disculpen si se me fue un dedo je, pasa que aunque me leo aveces para checar errores, se me pasan algunos.

 

Esta historia tardare un poco en actualizarla (no estoy hablando de meses, a lo mucho un par de semanas) porque tengo pendiente actualizar mis otros ff. Esta semana ya me debo poner al corriente con ellos.

 

Agradezco mucho el tiempo que me dan al entrar a leer mi loca historia.

Notas del capitulo:

Bueno quiza el capitulo uno no este como realmente yo quisiera. Pero todos estos detalles los estare editando en el trascurso de la historia. 

 

Recuerden que soy nueva en este mundo así que si ven algun error por ahi no duden en hacermelo saber. 

 

Pronto estare trayendo las actualizaciones de mis otros ff. Muchas gracias por leer.

 

loveu!

El día que la muerte se enamoró de la vida… y la perdió.

Todo los días la misma rutina. Una persona cada hora moría y yo tenía que ir en busca de su alma. No había nada divertido en ser un Shinigami. No había nada especial en ser uno de sus ángeles. Nada cambiaba, los humanos morían en masa alrededor del mundo. Así que ahí iba, tocando sus puertas, dándoles la bienvenida al mundo de los muertos, sonriéndoles para que no sientan pesar porque oh si, serán juzgados. La guadaña nunca miente. 


Suspiro.

 Estoy cansado de la misma rutina. ¿Qué debería hacer? Oh si, puedo ir al bosque. 

Me aventuró en lo más profundo de aquel bosque en los que sé, nadie se atrevería a entrar. Empiezo a recorrerlo tocando las flores ya casi marchitas y terminando con los árboles más viejos. Porque la muerte no solo se lleva personas si no también a la naturaleza misma  y poco a poco; la misma tierra. Estoy disfrutando este momento, estoy tocando animales ya enfermos, aliviando su sufrimiento. Estoy añejando a los árboles para dar paso a los nuevos. No me había sentido tan libre. Y entonces sucedió. Ahí, sentado en el lago estaba un chico. ¿Qué haría ahí, a estas horas? 

Me escondo tras el tronco de un árbol. Está cantando. Su voz… esa voz. 
Me siento atraído. Me detengo. Algo anda mal 
Lo puedo escuchar perfectamente, está sollozando. El primer pensamiento que se me cruza es que es un simple humano. ¿Por qué razón lloraría ahora un humano? Calentamiento global, muerte de un ser querido, la vida misma. Muchas razones y demasiadas de ellas son triviales. Todos los humanos se la pasan quejándose por problemas que la mayoría de las veces tienen solución. Sólo la misma muerte no la tiene. ¿Que acongojaría a ese humano? La curiosidad me picaba. 

No sé en qué momento deje de tocar a las flores para dejarlas marchitar y tome mi forma humana. Aquella que alguna vez fui. 
Me acerco con sumo cuidado, si bien soy siglos más grande, poseo magia y una guadaña eso no quita que ese chico sea un simple humano, uno que si me descuido podría ser el causante de la perdida de mi hoz. 
Lo observó más de cerca. Se abraza a sí mismo. Que extraño, los humanos siempre buscan consolarse a través de sí mismos o de terceras personas. No entiendo esas emociones. 
Bueno era de esperarse, soy un ángel de la muerte. Mi único deber es llevarme las almas que ya están por partir y guiarlas a donde sea que vayan. 

–Si pensabas secuestrarme o robarme déjame decirte que no tengo nada de valor y yo tampoco lo soy –lo escucho decirme. 
¿Me ha sentido? 

Me acerco con mucha cautela. Bien podría ser uno de esos entes dispuestos a robarme mi hoz para hacerse del poder del mundo de las sombras. 
Levanta el rostro y la luna lo ilumina. Me pierdo en sus ojos. Los ojos color miel más puros que he mirado en estos siglos están ahí, observándome, pero sin miedo. Puedo sentirlo, no me tiene miedo. 

Me acerco más, su rostro está pálido. Tiene ojeras y se le ve demacrado. Aún así su mirada está llena de vida. Entonces ¿Por qué está llorando? 

—¿Por qué estás llorando? – preguntó mientras acerco mi mano a su rostro. No puedo evitarlo. Nunca había estado cerca de un humano con el reloj en contra y aún así lleno de vitalidad. En espera de la hora. Sonriendo, no, sonriéndome. Deja que acune su cara con la palma de mis manos. Su piel es suave, tan suave como las nubes, sus labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano, como la misma noche alunada. 
Vuelve a mirarme. Sus ojos brillan, están sonriéndome aunque de su boca no haya rastro. 
–Sólo estoy feliz… –me contesta con una débil voz. Vuelvo a observar su rostro. Es tan bonito y tan inocente. No hay rastro de maldad en él. Me hundo en sus ojos, trato de encontrar algo que me diga que esta criatura no es tan inocente. No hay nada más que sufrimiento, tristeza y bondad. Más al contrario también hay felicidad, sonrisas por doquier y amor. Amor…  ¿Cómo será ese sentimiento? 
Perdido en mis pensamientos no me doy cuenta que sus manos se acercan a mí. Doy un salto, trato de alejarme. Nunca nadie me había tocado. 
–¿Qué haces? – le pregunto algo asustado. En todo este tiempo yo soy quien da un toque, quien regala una caricia. Quien mediante el tacto se lleva a la vida misma. 
–Tú me estas tocando, quiero hacerlo también, quizá sea la última vez que pueda admirar un rostro tan bonito– me dice mientras me regala una sonrisa. ¿Bonito? ¿Mi rostro es bonito?  Hago un gesto. Parece divertirle mi contrariedad. – no arrugues el ceño, te vas arrugar. – ¿Qué sucede con este humano? No digo nada, así que el lo toma como una respuesta afirmativa hacia su roce. Sus manos son delicadas, con uno de sus dedos traza la línea de mi mandíbula hasta llegar a mis labios. Me tenso. ¿Qué pretende? 
Niega con la cabeza. Me suelta. 
–Eres alguien muy curioso joven Park– le suelto. Maldición, se supone que no se su nombre. ¿Cómo explicarlo? Lo miro a los ojos. No parece sorprendido. 
–Lo soy y tú, ¿cómo te llamas? –¿qué responderle? no tengo un nombre al menos no uno humano. Suspiro. ¿Qué nombre de los cientos de almas podrías tomar? –¿No tienes uno? – me vuelve a preguntar. Parece divertido. Niego con la cabeza. Es la verdad no tengo un nombre humano ¿para qué mentirle?– te daré uno entonces  déjame ver… – levanta la vista hacia el cielo como si este le fuera a dar la respuesta. –¡oh ya se! — exclama emocionado. – Te llamaré Jungkook– termina diciéndome. Jungkook eh, un humano regalándole un nombre a un ser desconocido. Me pregunto si seguiría sonriéndome de saber que soy.
Una tos me saca de mis pensamientos. Esta tosiendo, mucho. Muy fuerte. Me acerco pero él me indica con un movimiento que no lo haga. Me paralizó. ¿Qué es esta sensación de sosiego en mi pecho? Alcanzo a mirar un pañuelo manchado ligeramente de sangre. Se vuelve y me sonríe. 

–Debo irme, deben estar buscándome– se levanta. De repente siento un vacío. Él se va y yo me quedo aquí; en este bosque, solamente compartiendo tiempo con la naturaleza y con su ciclo de vida. Parece notar mi malestar. Me toma el rostro. Sus ojos están enterrándose en los míos tratando de encontrar una respuesta a mi sosiego.– ¿Tienes a dónde ir? –me pregunta. Ahora es el quien arruga la frente. Está preocupado. ¿Por qué? Soy solo un extraño y no siquiera sabe que soy. Asiento en un ligero movimiento. – ¿Quieres regresar? –Sé a qué se refiere. Me está preguntando si deseo volver a mi hogar. Pero… no tengo uno, mi casa es el mundo y mis hermanos de la noche, mi madre la misma muerte y mi familia son los enfermos, los accidentados, los que ya están por cerrar un ciclo y necesito ir a por ellos. – Ven conmigo. Yo seré tu hogar por esta noche. –me vuelve a regalar una de esas cálidas sonrisas. 
Me arrastra con él. No sé a dónde vamos ni con quienes. Pero él me está llevando y se ha llamado mi hogar. Una sensación cálida nace en mi pecho y se cruza directo al corazón humano que está bombeando sangre y que se supone no debería tener esta clase de emociones mundanas. Pero me importa menos. Porque el sentimiento está inundando todo mi cuerpo sin vida despertándolo del estado inánime en el que se encontraba. 

Notas finales:

¿Les gustó? 

 

Buenos, nos estamos leyendo. 


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