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Irogoto por Ogawasan

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Notas del capitulo:

Ahhh!! actualización despues de 4 meses! >< lo único que puedo pedir son infinitas disculpas por la tardanza u.u Tuvieron que pasar tantas cosas para que por fin estuviera lista esta 2da parte.

Espero les guste.

¡A leer! ><

2 de Enero del año 2000

 

  — Tu familia debe ser horrible para que prefieras estar en este lugar que con ellos, muchacho…

Levantando la vista de su plato, Tatsurou se encontró de frente con el rostro de la mesera del pequeño restaurante donde había entrado esa noche para cenar. La mujer, quien le dirigía una mirada compasiva, le dejo sobre su mesa un cesto con dos pequeños Anpan.

  — Cortesía de la casa, para que te animes un poco — le dijo la mujer con una sonrisa —. Si necesitas algo más, avísame ¿nee?

  — Uhm, gracias…

  Incluso aquella amable mujer se había dado cuenta de la expresión miserable en su rostro.

Habían pasado dos días desde que se encontró con Ryutaro en aquella tienda de conveniencia. Días en los cuales Ryutaro había logrado meterse debajo de su piel, escuchando a todas horas su pequeña voz cantarle Wareta mado al oído. Como un dulce tormento.

La realidad de sus sentimientos le había golpeado violentamente como una piedra, rompiendo lo cristales de su frágil tranquilidad.

  Ahora todo tenía sentido.

Por fin había logrado comprender el por qué disfrutaba tanto pasar tiempo en compañía de Ryutaro, el por qué disfrutaba escucharlo reír, el por qué disfrutaba tanto mirarlo más de la cuenta, y sobre todo, el por qué había sentido tanto desprecio hacia Sakurai cuando los vio a ambos esa funesta noche en los sanitarios de aquel bar.

Tatsurou debía de aceptar de una vez por todas lo inevitable, la verdad que siempre estuvo ahí… frente a sus ojos. 

Ryutaro le gustaba y mucho.

  — ¡Ah, maldición! — gruño molesto, azotando la palma de su mano contra su frente.

Aquella revelación solo le había provocado una horrorosa mezcla de sentimientos, miedos, prejuicios y fantasías que le estaba carcomiendo el cerebro. Y lo peor era, que ni siquiera estaba seguro de poder hablar con Ryutaro al respecto alguna vez,  al menos no sin antes disculparse con él.

¿Pero qué caso tendría? Tatsurou no quería que su amistad se arruinara por culpa de sentimientos tontos. Además…Ryutaro estaba con Sakurai,  no había más que decir.

  Ni de chiste se habría fijado en ti… concluyo con amargura.

De pronto, la comida le supo asquerosa.

  — ¡Bienvenido! — escucho a la mesera saludar al nuevo cliente que entraba al pequeño local.

  A lo lejos se escuchaba una canción desconocida la cual parecía reflejar su estado de ánimo, como si de un triste arrullo se tratara, y la cual le hacía pensar en el otro vocalista.

¡Vaya consuelo!

  Bueno, al menos ahora no sentiré vergüenza si Miya asume que somos una pareja de nuevo… pensó, dejando salir una risita triste.

  Repentinamente, Tatsurou sintió un incómodo frío recorrer su espalda hasta su nuca, una sensación que se hacía más y más densa con cada segundo que pasaba.

  Curioso…

Se sentía como… si alguien le observara fijamente…

  A menos que...

El joven vocalista se volvió lentamente sobre su asiento, encontrándose de frente (una vez más) con la persona más inesperada del mundo entero.

  Ay no…

Con los brazos cruzados y enfundado en una holgada gabardina, su amigo Ryutaro le miraba de una manera indudablemente molesta.

  — ¿Qué crees que estás haciendo? — cuestionó Ryutaro, en un tono tan severo que Tatsurou se asustó más de lo que ya estaba.

Esta vez no tendría escapatoria.

  — Pues yo...es que…uhm…yo… — balbuceó estúpidamente, provocando que el ceño fruncido en el rostro de Ryutaro se acentuara aún más.

  — ¿Acaso estas evitándome?

  — ¡No! ¡¿Qué te hace pensar eso?!

El otro vocalista resoplo ruidosamente.

  — No respondes mis llamadas, finges no estar en casa, y cuando te vi en aquella tienda de conveniencia ¡huiste de mí como si tuviera la maldita plaga!

  — No digas eso, es que yo…

  — Dime… ¿acaso te dije o hice algo malo?

  — ¡Claro que no!

  — ¡¿Entonces porque me estas evitando?!

Tatsurou se pasó una mano por el cabello, nervioso. Tendría que decirlo de una vez por todas, pero…

  — Es que… no sé cómo decírtelo.

Un silencio largo e incómodo se formo entre ellos dos. Tatsurou permaneció con la mirada baja, observando de reojo los largos pies de Ryutaro golpetear el piso impacientemente.

  — Tatsu, estoy esperando…    

Reuniendo todo el valor del mundo, Tatsurou decidió sincerarse con el otro vocalista ¿Qué más daba? Siempre era mejor decir la verdad ¿cierto?

  — Yo… te vi teniendo sexo con Sakurai-san…

Los pequeños ojos de Ryutaro se abrieron enormemente por la sorpresa, mientras que su rostro se tornaba de un intenso color rojo.

  — ¿¡…Qué!?         

Era obvio que no esperaba esa clase de respuesta.

  — Hace una semana en la fiesta post-navideña de Sakurai-san… — prosiguió Tatsurou desviando la mirada —. Entré al sanitario y no pude salir porque llegaste con él y entonces los vi… y ahora no se cómo mirarte a la cara.

Con la vista fija en el suelo, Tatsurou se froto el cuello, sintiendo una descomunal vergüenza ante su confesión.

De nuevo, un silencio incómodo.

El joven vocalista estaba seguro de que pronto Ryutaro le escupiría maldiciones y recordatorios familiares por haber fisgoneado esa noche.

Y por ser un tonto, básicamente.   

  Sin embargo, Ryutaro comenzó a reírse fuertemente.

 — ¿Y eso es todo? ¿Tanto alboroto solo porque me viste con Ao?

 Levantando la vista de inmediato, Tatsurou lo miro confundido.

  — ¿Qué?

  — Entiendo que te avergüences de mi... — afirmo Ryutaro cubriendo su sonrisa con el costado de su mano —. Pero me decepcionas Tatsu, no creí que fueras tan prejuicioso.

  — ¡No lo soy!

  — ¿Entonces porque te escondías?

  — Bueno, es que yo…

  — ¿Estás enojado conmigo?

  — No es eso, lo que pasa es que...

  — ¿O es que acaso te pusiste celoso?

  — ¡Ryutaro, déjame hablar! — le espeto, tantas interrupciones comenzaban a irritarle.

El otro vocalista guardo silencio de inmediato, ocultando sus manos en los bolsillos de su gabardina. Tatsurou entonces se percató de que las personas del lugar los miraban con cierta rareza.

  — Es mejor que vayamos a otro lugar a hablar — le indicó Ryutaro, su vista seguía fija en él —. No queremos hacer un escándalo aquí ¿nee?

Ryutaro le hizo un pequeño gesto con la cabeza mientras caminaba a la salida del lugar. Dejando un par de billetes sobre la mesa, Tatsurou le siguió, olvidándose por completo de los pequeños Anpan que le habían obsequiado.

 

*

 

  El cruel frío que azotaba Tokio aquella noche golpeó las mejillas de Tatsurou como pequeñas navajas filosas. Los pequeños copos de nieve que caían espontáneamente a su alrededor, eran el perfecto augurio de la copiosa nevada que seguramente caería del cielo antes de que la noche terminase.  

  — ¿A dónde vamos? — preguntó Tatsurou colocándose su gorro de invierno. El vaho de su aliento le hizo recordar que debía abrigarse bien si no quería morir de frío.

  — Mi departamento está muy cerca de aquí — respondió Ryutaro, quién a su vez ataba una bufanda a su cuello con un sofisticado nudo. Después de encender un cigarrillo, comenzó a caminar —. Vamos…

  Por tercera vez esa noche, el silencio incomodo volvió a formarse entre ellos dos mientras caminaban por la solitaria calle. Tatsurou volteo varias veces a ver a su amigo, quien caminaba con la espalda encorvada mientras el cigarrillo se consumía en sus labios. Ryutaro era quizá la única persona cuyo andar encorvado le hacía lucir extrañamente lindo.

De pronto, la mirada de Arimura se posó en él durante unos segundos, obligándolo a desviar su mirada enseguida. Fue entonces que comenzó a sufrir un ataque de nervios, debatiendo en todo lo que le diría (o no) a su amigo, pensando en todas sus posibles respuestas y en cómo reaccionaría si Tatsurou se atrevía a confesarle sus recién aceptados sentimientos. Sin embargo, lo que más le ponía nervioso era el hecho de que estarían los dos solos en su departamento.

Y aquello solo podía señalar lo obvio: no tendría escapatoria alguna.

Solos. Los dos. En su departamento. Los dos. SOLOS.

  Demonios…

Tatsurou estaba atrapado.

  — De verdad creí que te habías ido a Ibaraki  — escucho decir a Ryutaro, rompiendo el entrañable silencio con su suave voz —. Y resulta que todo este tiempo estuviste aquí ¡Que malo eres!

  — Lo siento — se limitó a decir Tatsurou.

  — De haber sabido que estabas aquí en Tokio, habríamos pasado el año nuevo juntos…

  — ¿Ehh? ¿Estuviste tu solo?

  — Si, no me apetecía ir a casa con mi familia, además todos mis amigos se fueron también.

El joven vocalista sintió su corazón encogerse.

Tatsurou Iwakami, eres un idiota…

  — Es aquí…

Habían llegado a un pequeño edificio de departamentos, el cual tenía un aspecto antiguo y solitario, sin autos en el estacionamiento y alumbrado solo por los minúsculos focos de los pasillos. Si lo que su amigo buscaba era privacidad y anonimato, aquel lugar le caía como anillo al dedo.

Después de apagar su cigarrillo con la suela de su zapato y lanzarlo a un bote de basura, Ryutaro lo condujo por unas oscuras escaleras para subir al segundo piso. Los nervios de Tatsurou aumentaban considerablemente con cada escalón que subía.

  — Llegamos — le indico Ryutaro deteniéndose frente a una de las puertas, y al abrirla se hizo a un lado para dejarlo entrar primero —. Vamos, pasa… 

  — Con permiso  — respondió Tatsurou, haciendo una pequeña reverencia.

Mientras Ryutaro cerraba la puerta a sus espaldas, Tatsurou se dispuso a quitarse la chaqueta y los zapatos.

  — Ponte cómodo, Tatsu — le dijo mientras se despojaba también de su gabardina y bufanda —. En un momento estaré contigo.

Ryutaro encendió las luces y se dirigió a lo que parecía ser el baño.

  Mientras se frotaba las manos para quitarse el frio, a Tatsurou se le ocurrió de pronto que en todo el tiempo de conocer al otro vocalista, no había tenido oportunidad de estar en su departamento.

El lugar era pequeño y estaba bastante ordenado, habiendo solo un par de muebles, un baño y una cocina, lo suficiente para una persona que vive sola. Las paredes blancas solo resaltaban aquella sensación fría que impregnaba la morada. Aquello no le extrañaba, pues siempre le pareció que Ryutaro era una persona sencilla y minimalista.

  Sobre el amplio sofá que se encontraba bajo una ventana, descansaba una guitarra acústica de un hermoso color negro; aun costado sobre una pequeña mesa se encontraba un cenicero y algunas hojas sueltas con números, taches y círculos dibujados, los cuales solo había visto en las notas de Miya.

En una esquina se encontraba un estante repleto de discos de música, acompañados de un modesto reproductor de cd’s. Sin embargo, lo que más llamo su atención fueron los carteles que adornaban la pared, rompiendo por completo con la pulcritud de la pared blanca, como un altar a los héroes musicales de Ryutaro.

Uno siempre podía conocer a una persona por la música que escucha.

El primero de ellos era enorme, el cual tenía la figura del sol naciente y una fotografía del vocalista Robert Smith dentro de este.

The Cure Live Japan 1984

Tatsurou se preguntó de dónde rayos lo habría sacado Ryutaro, ¿acaso no era algo joven para haber estado en ese concierto? 

Su mirada siguió paseándose por los otros carteles, muchos de ellos de bandas desconocidas para él, siendo Radiohead la única banda que logro reconocer entre ellas.

 “Me gustaría que ellos fueran mis amigos ¡son tan geniales!”

Sonrió al recordar aquella tierna confesión que le había hecho Ryutaro un día.
 
  Tatsurou dio un par de pasos más, deteniéndose frente a una fotografía del afamado Kurt Cobain, para observarlo detenidamente. Jamás estuvo interesado en la música de Nirvana, pero estaba de acuerdo en que su muerte lo había convertido en toda un leyenda.

Pobre...

  — Recuerdo cuando él murió — pudo escuchar la voz de Ryutaro justo detrás de él, asustándolo ligeramente —. Tadashi y yo lloramos juntos ese día, fue algo muy triste.

Al volverse, noto que su amigo llevaba dos botellas de cervezas en las manos.

  — Vamos Tatsu, siéntate — dijo entregándole una de ellas.

Tatsurou simplemente asintió, aún sin decir palabra alguna. Los nervios habían regresado a él como plomo pesado en su estómago.

La hora había llegado.

Después de quitar su guitarra del sofá y colocarla a un costado de este, Ryutaro se sentó junto a Tatsurou. Muy cerca de él.

  — Entonces ¿por qué te molestó tanto el que haya tenido sexo con Ao? —  le preguntó sin rodeos, mirándolo de una manera sumamente seria mientras recargaba su rostro en su mano.

Ao

Tatsurou no pudo evitar sentirse molesto por la forma tan cercana con la que Ryutaro se refería a Sakurai.

  — Ya te lo dije, no sabía cómo iba a mirarte a la cara  — respondió, dando un enorme sorbo a su bebida. Tal vez el alcohol calmaría las cosas un poco.

  — ¿Y por qué no? ¿Acaso no somos amigos?

  — Los somos, pero no se trata de eso.

  — ¿Entonces de que se trata?

  — Estabas en un momento muy íntimo con él.

  — ¿Y eso qué? A mí no me importa, y seguro que a Ao tampoco…

De nuevo, Ao…

Algo muy parecido a los celos comenzaba a crecer dentro del pecho de Tatsurou.

  — ¿Es por eso que te fuiste tan repentinamente esa noche?

¿Por qué Ryutaro insistía tanto en saber? ¿Qué se suponía que debía decirle?

  — ¡Tatsu, solo quiero que me digas la verdad!

Las manos le sudaban. Los nervios y el enojo que sentía en cuanto a sus sentimientos y hacia Sakurai, amenazaban con agotar su paciencia; eso sin mencionar el ligero mareo que comenzaba a sentir a causa del alcohol. Fue entonces, que el último trago a su cerveza le dio el valor suficiente para confesarle lo que tanto se había guardado para si.

  — ¡Es que me gustas, Ryutaro! —  exclamo Tatsurou, con un tono de voz más fuerte de lo que hubiera querido —. No puedo entenderlo ¡pero esa es la verdad!

Una miríada de emociones se asomó en los ojos de Ryutaro, lo cuales se abrieron por segunda ocasión esa noche, en genuina sorpresa. Abrió la boca con intenciones de decir algo, pero no lo logró.

  — Sé que es imposible que tú y yo tengamos algo, porque somos amigos, pero… — Tatsurou desvió la mirada —. Si te soy honesto, cuando te vi con Sakurai me moleste mucho, demasiado diría yo.

  — Tatsu, yo…

  — Perdóname, Ryutaro.

Dicho lo anterior, el joven vocalista se llevó una mano a la frente, lamentándose en silencio. Por fin lo había dicho y por breves momentos sintió un gran alivio; sin embargo, la incertidumbre no tardo en invadirle. ¿Qué estaría pensando Ryutaro sobre él ahora que sabía de sus sentimientos? Fuera lo que fuera, solo esperaba no perder su amistad.

  — ¿Y qué te hace pensar que tú a mí no me gustas?

Tatsurou levanto la vista de inmediato.

  —… ¡¿Qué?!

Ni en un millón de años, habría esperado escuchar esa clase de respuesta de los labios de su amigo, la cual lo dejo absorto en sus pensamientos, mientras intentaba discernir cada palabra. Estaba preparado para cualquier negativa, burlas, incluso insultos, pero no para esa confesión.

No podía ser verdad.

  — Pero tú… ¿Acaso no estás con Sakurai?

Ryutaro dejo salir una pequeña carcajada. No había duda de que su pregunta pecaba de ingenua.

  — ¡Claro que no!  

  — Oh…

En ese momento, Ryutaro colocó su botella de cerveza (la cual estaba prácticamente llena) sobre la pequeña mesa, acercando después su mano para acariciarle la mejilla. Un tacto en extremo suave y frio.

Ambos se miraron fijamente a los ojos.

Podía sentir como los delgados dedos del otro vocalista comenzaban a bajar lentamente para acariciarle el mentón, mientras que su pulgar se paseaba por la comisura de sus labios. Tatsurou le observaba con detenimiento, pensando en lo diferente que Ryutaro se veía sin maquillaje, con esas bonitas facciones en su rostro, preguntándose incluso cómo se sentirían aquellos gruesos labios sobre los suyos.

Una emoción indescriptible le recorrió de pies a cabeza al ver que Ryutaro acercaba su rostro para besarlo, conteniendo el aliento al sentir esa cálida cercanía, y antes de cerrar los ojos, Tatsurou alcanzó a ver un brillo maravilloso en la mirada de Ryutaro.

Sus labios se unieron en un beso sumamente tierno, casi tímido, conociéndose por primera vez. Tatsurou sintió como ambas manos de Ryutaro lo tomaban del rostro para profundizar el beso, el cual poco a poco subía de intensidad. Los labios de Ryutaro eran suaves y húmedos, los cuales le transmitían silenciosos sentimientos, escondidos en pequeñas caricias y suspiros que tocaron lo más profundo de su alma.

Fue entonces que el beso comenzó de verdad a escaparse de sus manos. Sus lenguas luchaban por imponerse la una sobre la otra, mientras que el deseo comenzaba a avivarse en sus cuerpos. Tatsurou dejó escapar un gruñido de puro deleite al sentir las manos del otro vocalista enredarse entre sus cabellos.

  Después de varios segundos más inmersos en aquel beso, ambos se separaron para buscar un poco de oxígeno, y casi inmediatamente, Ryutaro se acomodó sobre las piernas del joven vocalista.

Tatsurou estaba atónito.

No solo había probado los deliciosos labios de Arimura, sino que ahora lo tenía sobre su regazo moviéndose ligeramente, dedicándole una mirada intensa, impregnada de lujuria. Mientras sentía sus manos recorrer su torso y su pecho bajo su camiseta, Ryutaro se inclinó para besarle el cuello.

Cerrando los ojos, Tatsurou dejó escapar un largo gemido. Esto superaba por mucho todas las fantasías que había tenido con el otro vocalista días atrás. Sintió su entrepierna endurecerse dolorosamente bajo el pantalón, en el momento en que la boca de Ryutaro se apodero del lóbulo de su oreja, mordiéndolo con suavidad.

  — Tatsu ¿Por qué no me tocas?

Más que un reproche, aquello parecía mas una pregunta llena de curiosidad, y cuando abrió los ojos, Tatsurou se encontró nuevamente con la mirada de Ryutaro fija en él.

  — ¿Acaso no quieres hacer esto? — le preguntó en un ronco susurro.

Aquella fue la única manera en que Tatsurou se dio cuenta de que sus manos estaban aferradas al sofá, renuentes a tocar el cuerpo del otro vocalista. Había deseado tanto acostarse con Ryutaro, se había masturbado numerosas veces pensando en ello, ¿por qué ahora sus prejuicios e inseguridades venían a atormentarlo en ese preciso momento?

No supo que responder.    

  Al no conseguir una respuesta, Ryutaro tomo una de las manos de Tatsurou para besarla, primero en la muñeca y luego cada uno de sus dedos, succionándolos gentilmente. El joven vocalista observo boquiabierto como Ryutaro colocaba su mano sobre su propia entrepierna, obligándolo a sentir su creciente deseo. Todo esto sin quitarle los ojos de encima.

Tatsurou trago saliva.

Sentir la erección del otro vocal aun sobre la ropa, solo logro excitarlo aún más, y el deseo que invadió su mente al presenciar toda esa erótica escena, le obligo a desechar todo prejuicio e inseguridad de su ser.

  — ¿No quieres…? — le preguntó de nuevo Ryutaro, insistente, comenzando a desabotonar su holgada camisa.

Aquello fue el detonante que dio rienda suelta a la lujuria de Tatsurou, quien sin previo aviso atrapó a Ryutaro entre sus brazos para besarlo ansiosamente.

Las caricias y besos de Tatsurou eran agresivos, deseosos de poder disfrutar  del cuerpo del otro hombre. Mientras sus cuerpos se frotaban intensamente, Tatsurou aprovechaba para besar y lamer el grueso cuello de Ryutaro, chupando su manzana de Adán, propinándole pequeñas mordidas que seguro dejarían marcas al día siguiente.

Mientras escuchaba a Ryutaro jadear de placer, Tatsurou se aseguró de que el otro no tuviera más opción que entregarse a él sumisamente, permitiéndole la entrada de su lengua a su boca, consintiendo sus rudas caricias sobre sus piernas y muslos. En cierto momento, Tatsurou se atrevió a tirar de su camisa y abrirla con rudeza. 

  — Mmm, Tatsu — los sensuales suspiros de Ryutaro eran música deliciosa a los oídos de Tatsurou, provocando que su deseo por poseerlo aumentara más y más. Y mientras se dedicaba a besar y morder uno de los hombros de Arimura, sus manos apretaban su trasero posesivamente.

  — Nee, ahora es mi turno… — jadeó Ryutaro.

Por segunda ocasión, Tatsurou sintió las frías manos de Ryutaro bajo su camiseta, esta vez, alentándole a que se la quitara. Comprendiendo de inmediato, Tatsurou se sacó aquella molesta prenda para lanzarla después en algún lugar del departamento. Ryutaro volvió a besar su cuello con suavidad, bajando lentamente hasta llegar a su pecho.

  — Me gustas tanto… — le susurro Ryutaro de manera casi inaudible sobre su piel desnuda, lamiendo uno de sus pezones. Tatsurou Intentaba contener sin éxito algunos sonoros gemidos. La boca de su amigo descendía cada vez más, trazando un camino de besos sobre su estómago, y al llegar a su vientre se arrodillo por completo frente a él.

Tatsurou le observo maravillado abrirle el pantalón y sacar su impaciente erección de entre la ropa interior. Al verla, una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro de Ryutaro.

   — No estaba equivocado — susurro, propinándole un pequeño beso en la punta  de su pene —. De verdad que eres grande, y me encanta…

Y sin perder más tiempo, Ryutaro se llevó su erección a la boca, succionándola con erótica lentitud, lamiéndola de arriba abajo, chupando la punta de tal manera que todo ese placer le recorrió de pies a cabeza como un relámpago furioso, avivando la calidez que formaba en su vientre.

Tatsurou gemía ruidosamente. Aquello era un placer indescriptible que no había sentido nunca. La saliva de Ryutaro se sentía fría y húmeda, creando un curioso contraste ante el placer caliente que le ofrecía la boca de su amigo, quien parecía disfrutarlo tanto como él.

Tatsurou estuvo a punto de perder la razón en el momento en que Ryutaro aumentaba la intensidad de su labor, como si buscara liberar hasta la ultima gota de su ser; y cuando se sintió a punto de terminar,  el joven vocal lo aparto con cierta rudeza, rehusándose a parecer un adolecente precoz.

  — ¡Espera, espera! — le pidió Tatsurou entre ruidosos suspiros, luchando con todas sus fuerzas para no venirse. Y Mientras hacia lo imposible para recuperar el aliento, Ryutaro le observaba silenciosamente, con una traviesa sonrisa en el rostro, lamiéndose los labios. Tatsurou ya no tenía duda alguna de que aquella mirada de ojos oscuros había provocado algo entrañable en su corazón, algo que comenzaba a arder dentro de su pecho con gran violencia.

  Momentos después, Ryutaro se puso de pie para sacar del armario un grueso futón y acomodarlo sobre el piso de la estancia, colocando enseguida dos pequeños objetos que el joven vocalista no logro reconocer a simple vista. A continuación, Ryutaro comenzó a desvestirse ante Tatsurou, quien le observaba con enorme deleite. Sus piernas, la pálida piel de su cuerpo, la anchura de su espalda y la estrechez de sus caderas, e incluso su larga erección, le parecieron endemoniadamente sensuales.

Con miles de pensamientos en la cabeza, Tatsurou deseaba guardar por siempre aquella escena en sus más profundas fantasías, sintiendo gotear dolorosamente la erección entre sus piernas, y la cual clamaba atención.   

  — Ven aquí... — le pidió Ryutaro con suavidad, sentándose sobre el futón.

Embrujado por la lujuria, Tatsurou se levantó del sofá para quitarse el resto de su ropa con una rapidez implacable, sin pensar en otra cosa más que en tener sexo con Ryutaro. Una vez desnudo, Tatsurou se abalanzó sobre él con desesperación, colocándose entre sus piernas.

No había nada más maravilloso que sentir la piel desnuda del otro vocalista contra la suya.  Mientras le besaba agresivamente, Tatsurou acariciaba toda la piel que estaba a su alcance. Adoraba sentirse dominante.

Ryutaro gemía extasiado, abrazándose a él, frotándose contra su cuerpo, pidiéndole más y más, enloqueciendo a Tatsurou de puro placer. De pronto, Ryutaro rompió aquella deliciosa cercanía, para tomar uno de los pequeños objetos que había colocado en el costado del futón, entregándoselo después a Tatsurou.

  — Nee, toma…

Tatsurou observo el pequeño paquete de un condón entre sus manos, sin poder creer todavía que esto estuviera pasando en verdad. Y tal vez la mirada en su rostro era de completa confusión, pues Ryutaro le hizo mirarle.

  — Por favor, dime que sabes cómo usar uno — le dijo en completa seriedad.

  — ¡Claro que sí! — replico Tatsurou un tanto ofendido, provocando risas tiernas en el otro vocal.

Entonces ambos volvieron a besarse, esta vez con lentitud, disfrutándose enormemente. Tatsurou continúo paseando sus manos por las piernas de Ryutaro hasta llegar a sus muslos. Sin embargo, al posar su mano sobre la dura erección de Ryutaro, el joven vocalista se detuvo abruptamente en sus acciones. Incorporándose solo un poco para observar a Ryutaro tendido bajo su cuerpo, Tatsurou se dio cuenta de algo de lo que no estaba completamente consiente: estaba a punto de tener sexo… con un hombre.

Los prejuicios volvieron una vez más para atormentarlo.

¡Un hombre! Alguien de su mismo sexo. Alguien con quien compartía los mismos atributos físicos. Alguien… que era muy cercano a él.

Y pronto se le ocurrió que no sabía cómo hacerlo.      

  — ¿Qué sucede, Tatsu? — pregunto Ryutaro, al percatarse de la repentina seriedad del joven vocalista, quien se limitó a hacer un mueca de preocupación.

  — Es que yo… no sé cómo hacerlo…

Mientras se sentaba en el futón, Tatsurou deseo con todas sus fuerzas que aquella confesión no sonara ridícula. Sabía cómo era tener sexo, y era probable que hacerlo con un hombre no era tan diferente a hacerlo con una chica, ¿pero cómo saberlo?

Ryutaro también se incorporó y se sentó frente a él, ofreciéndole una mirada comprensiva.

  — Lo siento — se disculpó el joven vocalista, lamentando la torpeza de su corta edad.

  — Hey, no te disculpes — dijo Ryutaro, propinándole un pequeño beso en la frente mientras acariciaba su cabeza —. Entiendo cómo te sientes, de verdad.

Aquel gesto tocó el corazón de Tatsurou profundamente, provocando en él la repentina necesidad de abrazar a Ryutaro, en busca de un absurdo consuelo. Y como si hubiera leído sus pensamientos, Ryutaro se acercó a él para envolverlo en sus delgados brazos.

¡Vaya que era curioso!

Momentos atrás, la lujuria y el deseo sexual entre ellos dos eran tan densos que incluso podían cortarse con un cuchillo, y ahora… ambos compartían un cálido abrazo. Tener a Ryutaro tan cerca de él, el poder olfatear el ligero olor a tabaco en su cuello y el sentir como le acariciaba la espalda, provocaba en Tatsurou una dicha que no podía explicar.

 Acaso… ¿así se sentía el amor?  

  — No te preocupes Tatsu — le escucho susurrarle al oído —. Te enseñaré como hacerlo…

Y sin previo aviso, Ryutaro se abalanzó sobre él, recostándolo sobre el futón, con una elegante delicadeza. Tatsurou intento decir algo, pero los labios de Ryutaro sobre los suyos se lo impidieron.

Ahora era Ryutaro quien se posicionaba entre sus piernas y quien acariciaba su cuerpo, quien le besaba el cuello y los hombros. Quien ahora le obligaba a permanecer sumiso bajo su cuerpo.

Esto sí que no se lo esperaba.

Aquella era una faceta de Ryutaro que Tatsurou nunca imagino conocer, como alguien dominante. Y si era honesto, no estaba seguro de que le desagradara por completo la idea.

Desde la posición en la que se encontraba, observo a Ryutaro besarle por todo el cuerpo, el pecho, su vientre, sus testículos, incluso tomo una de sus piernas para recorrerla con la lengua hasta llegar a su pie, al cual le propino ruidosos besos. Y aun si aquello le había resultado un poco extraño, no le impidió a Tatsurou disfrutarlo enormemente.

  Las manos de Ryutaro se pasearon por todo su cuerpo durante largos segundos, como si quisieran apaciguar a Tatsurou de lo que pronto pasaría; y en el momento en que sintió aquellas manos acariciar su trasero, Tatsurou respingó por la sorpresa.

  — Tatsu, no tengas miedo — le pidió Ryutaro.

  — No tengo miedo — mintió. La verdad era que sentía tanto miedo como un niño pequeño que estaba a punto de ser vacunado en el hospital. El miedo, los nervios y prejuicios le carcomían el cerebro, sin embargo, la lujuria y el intenso deseo por sentir a Ryutaro cerca de él hicieron que nada de eso importara.

Necesitaba a Ryutaro.

Aun si eso significara entregarse por completo a él.

  — Chupa — le ordeno Ryutaro acercando sus largos dedos a su rostro. El joven vocalista obedeció tímidamente. De nuevo, aquello era algo que Tatsurou jamás había hecho, y los gemidos que Ryutaro dejaba escapar de sus labios le indicaban que lo estaba haciendo bien. Poco a poco comenzó a disfrutarlo, lamiendo los dedos de su amigo como su fueran un dulce exquisito. Momentos después, Ryutaro llevo sus humedecidos dedos nuevamente hasta su trasero.

  — Esto se sentirá un poco extraño, Tatsu — le advirtió —. Así que relájate…

Tatsurou contuvo la respiración.

Aquella primera invasión, en efecto, se sentía extraña e incómoda, pero no tan dolorosa como había imaginado. Sin embargo, cuando Ryutaro introdujo un segundo dedo, fue cuando una punzada de dolor le recorrió de pies a cabeza. Sentía como los duros dedos de Ryutaro se adentraban con dificultad en su cuerpo, tocando lugares inimaginables y provocando en Tatsurou dolorosas sensaciones teñidas de un extraño placer. Ryutaro se inclinó para besarlo en los labios, silenciando sus pequeños quejidos de dolor.

Tatsurou sentía que su corazón saldría disparado de su pecho en cualquier momento.

De pronto, Ryutaro retiro sus dedos de su cuerpo, tomando el condón que antes había entregado a Tatsurou,  quien le observo silencioso mientras se lo colocaba, deslizándolo lentamente  sobre su larga erección.

  — ¿Dolerá? — pregunto nervioso.

Ryutaro titubeó un par de segundos antes de responder.

  — La primera vez siempre duele — dijo — Pero no será por mucho, te lo prometo.

  — Uhm…

  — Tatsu, ¿confías en mí?

Tatsurou soltó una risita nerviosa. En esos momentos era capaz de confiarle su vida entera de ser posible.

  — Claro que sí.

  — Entonces relájate, todo estará bien…

Tatsurou tragó saliva.

No había marcha atrás.

Aquello estaba a punto de suceder.

  — ¿Sabes qué es esto? — cuestiono Ryutaro mostrándole una pequeña botella color azul. Tatsurou negó con la cabeza, su inexperiencia le estaba delatando cruelmente. Ofreciéndole una sonrisa, Ryutaro le abrió las piernas con delicadeza.

  — Te mostraré… 

 

*

 

  Sentir a Ryutaro moverse en su interior se estaba convirtiendo en una de las cosas más extrañas y placenteras que Tatsurou pudo haber experimentado en toda su corta vida.

Aquella intensidad del momento, la pasión inmensurable con la que Ryutaro besaba sus labios mientras lo penetraba lentamente, el calor y el sudor de su cuerpo, la expresión de placer en su bonito rostro mientras le dedicaba tiernas palabras entre sonoros gemidos. Y tal como le había prometido, el dolor había desaparecido después de tortuosos minutos, avivando únicamente aquel placer sensual que intoxicaba sus cuerpos y sus pensamientos.

Estaba seguro de que le sería imposible olvidar este momento.

Desde donde se encontraba, el joven vocalista tenía una vista que lo hacía sonrojar violentamente: mientras se esforzaba en mantener  las piernas abiertas, las manos de Ryutaro se mantenían firmes sobre  sus caderas, buscando adentrarse en su cuerpo una y otra vez. La posición en la que se encontraban, a diferencia de la que Tatsurou había visto esa noche en los baños con Sakurai, era más íntima y cercana, donde ambos podían mirarse fijamente a los ojos. De alguna manera, el saberlo le enterneció el corazón. Fue entonces comenzó a acariciar tímidamente el torso de Ryutaro, deteniéndose unos instantes para contemplarlo, pensando en la obvia diferencia entre el pecho de una chica y el de un hombre.

  De pronto, Ryutaro se acercó a su cuello para besarlo

  — Mmmh… ¿Te gusta…? — le pregunto sin aliento, mordiéndole el lóbulo de la oreja. Algunos agudos gemidos escaparon de los labios de Tatsurou, quien de inmediato intento silenciar con la palma de su mano.

Ryutaro sonrió.

  — Vamos, no seas tímido,  Tatsu...

  — N-no puedo creer que...ahhh..se sienta tan bien…maldición…mmh… — respondió Tatsurou avergonzado. Le resultaba difícil no sentirse como una colegiala que se encontraba perdiendo su virginidad.

La sonrisa de Ryutaro se acentuó aún más.

  — Tatsu eres tan lindo… tan… ahhh... lindo…

  — Por favor ya no ha-hables… ¡ahhh!

De pronto, Ryutaro aumento la velocidad de sus movimientos, escondiendo su rostro en el cuello de Tatsurou, quien no tuvo más opción que aferrarse a su ancha espalda.

El joven vocalista se sentía en el cielo.

La vergüenza que antes sentía, comenzó a desvanecerse con cada segundo que pasaba, mientras los profundos gemidos de ambos invadían el departamento con gran intensidad, mientras escuchaba el húmedo choque  entre sus cuerpos cuando Ryutaro comenzó a penetrarlo con más fuerza, deseando que este momento nunca se terminara.

En medio de todo ese placer abrasador, Tatsurou comenzó a sentir ese inconfundible calor dentro de su vientre, indicándole que el final estaba cerca, y antes de que llegara a ese momento cúspide, Ryutaro se detuvo en seco, dejando salir un ruidoso gemido de delicioso y completo deleite.

El orgasmo lo había alcanzado primero.

Desplomándose sobre el joven vocalista, Ryutaro trataba desesperadamente de recuperar el aliento, susurrándole palabras inentendibles al oído. Y fue en ese momento, tan solo por unos instantes, que Tatsurou se preguntó cómo sería sentir a su amigo derretirse dentro de él.

Sintió escalofríos de solo pensarlo.

  — Ahh.. Tatsu… — suspiró Ryutaro, y con una expresión satisfecha en su rostro, se acercó para besarle en los labios. 

Tatsurou no estaba seguro de poder soportar tanta sensualidad y tanta ternura por parte del otro vocalista, había visto y había experimentado tanto esa noche que estaba convencido de que nada volvería a ser igual. Sin embargo, un agudo dolor en su entrepierna le hizo volver a la realidad, recordándole que él no había terminado, que su orgasmo se había quedado a medias y que su erección suplicaba atención.    

Comprendiendo de inmediato, el vocal de Plastic Tree sonrió juguetonamente y después de tomar la adolorida erección entre sus manos, comenzó a masturbarla frenéticamente. Basto con un par de solidas caricias para que Tatsurou alcanzara su tan añorado orgasmo, dejando salir unos sonoros gruñidos mientras eyaculaba.

Tatsurou podía jurar por todo lo sagrado, que su corazón se había detenido.

A continuación, Ryutaro se llevó la mano a la boca para lamerla, sin importarle que estuviera manchada de semen ajeno, así como tampoco le importo ofrecerle su mano a Tatsurou para que continuara lamiendo hasta la última gota, ni siquiera cuando lo atrajo a su cuerpo para besarlo.

Tatsurou estaba feliz.

Y satisfecho.

  Los dos se miraron a los ojos. Sentía que la mirada de Ryutaro le comunicaba tantas cosas, tantos sentimientos, que no necesitaban palabras. En cambio Tatsurou, tenía tanto por decirle. Sintiendo su corazón hinchado de ese cálido sentimiento, decidió hablar primero:

  — Nee Ryutaro… quiero decirte que yo…

Pero el aludido lo silencio con sus largos dedos.

  — Tatsu, no digas nada.

  — Pero…

  — Shhh, ahora lo sé… y tú también...

Dándose por vencido, Tatsurou decidió no insistir más.

Ya llegaría el momento.

¿Cierto?

  Esa noche, mientras observaba a Ryutaro dormir plácidamente a su lado, Tatsurou ya no tenía más dudas sobre sus sentimientos.

Estaba enamorado.  

Y con esa verdad en sus pensamientos, cerró sus ojos y lo sueños no tardaron en invadir su mente.

 Sueños sobre él…

… y Ryutaro.

 

 

Notas finales:

Resultado de un inesperado cambio de planes XD 

Los veo en la proxima actualización XD y no olviden dejar comentarios uwu


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