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RinHaru week 2018 por Yaoi lovers

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Notas del fanfic:

Free! y sus personajes son propiedad de K?ji ?ji y Futoshi Nishiya, son utilizados en esta obra sin fines de lucro y con el único propósito de entretenimiento para los fans.

Notas del capitulo:

¡Quién diría que podría participar en la RinHaru week de este año? Lo dudaba debido a todas las cosas que tengo por hacer con este asunto del último año en la universidad, pero aquí me tienen para compartirles estas pequeñas historias que espero sean de su agrado. Aquí el primer día.

Ese viaje a Australia le había hecho descubrir cosas que no sabía sobre si mismo y no sólo porque fue durante su estancia en otro país que decidió el camino que quería seguir, sino porque algo en su interior había despertado y no podía ignorarlo.


Tras pasar tantos días en compañía del pelirrojo y escuchar lo que sintió tras el relevo en su segundo año de preparatoria su corazón se había agitado haciendo casi imposible que se controlara y pensara en algo más que la emoción que surgía con la simple idea de compartir en algún momento el escenario mundial con él.


Pero no podía hablar de eso, por más que su corazón se acelerara cuando estaba junto a ese chico de dientes afilados que no paraba de hacerlo salir de su zona de confort y experimentar miles de sensaciones nuevas no podía hablar de lo que había comenzado a sentir.


Y no sólo por su inexperiencia en temas amorosos, sino por lo mucho que quería a Matsuoka y su deseo más claro que nunca de ser nadador profesional, lo que le impedía considerar algo en su vida que no estuviera directamente relacionado con su rendimiento como atleta.


Así que prefirió guardar silencio incluso el día en que organizaron la fiesta de despedida para quien partiría de vuelta a Australia, obligándose a mantener en secreto el sentimiento que guardaba por él. Era extraño pensar que pasaría meses sin poder verlo y teniendo noticias sólo en caso de que alguno de los dos tuviera la iniciativa de contactar al otro, sin embargo, los planes de ambos eran claros y él no sería responsable de que tuvieran que cambiar.


Fue justo cuando el evento había terminado que se formaron pequeños grupos reunidos para conversar mientras Rin y Haru se habían separado de los demás observándolos en silencio. Los dientes afilados se mostraban en una amplia sonrisa que no pasó desapercibida para el azabache quien se dedicó a contemplarlo sin palabra alguna.


—Voy a extrañarlos mientras esté en Australia. Mientras fui capitán me volví tan cercano a los chicos de Samezuka que será extraño no verlos. Y que decir de Makoto, Nagisa y Rei; las prácticas conjuntas además de despertar mi interés en su nado los convirtieron en personas valiosas para mí —su vista seguía clavada en el grupo mientras jugaba con sus dedos sobre la pared en que se encontraba apoyado.


Nanase se mantenía en silencio, incapaz de hacer cualquier comentario y con su atención puesta por completo en las palabras del chico a su lado. No quería mencionarlo pero ni él mismo sabía como sobrellevaría la distancia entre ambos durante tiempo indefinido hasta el momento.


—Sé que Sousuke y Gou me enviarán cartas, correos e intentarán llamarme en cada oportunidad para saber de mí y mantenerme al tanto de lo que ocurra, al menos así no me sentiré tan lejos de ellos... —la risa escapó de sus labios antes de girar ligeramente hacia su acompañante.


Sus miradas se encontraron durante algunos segundos como negándose a separarse sabiendo lo que ocurriría después. Ambos desviaron su vista intentando que el hecho pasara desapercibido para el otro sintiéndose avergonzados estando tan cerca y con nadie más participando en la conversación, casi monólogo, que acontecía.


—También voy a extrañarte, quizá más que a los demás -los dedos del pelirrojo siguieron jugando sobre la pared como muestra de lo mucho que reflexionaba sobre sus palabras antes de decirlas—. Sé que no me llamarás o escribirás con tanta frecuencia como el resto y que tampoco estoy en posición de pedirlo —la atmósfera entre ambos había cambiado y, aunque no sabía lo que podía ocurrir si seguía así, para el azabache era evidente que era mucho más íntima y que cualquier palabra que pronunciara cualquiera de los dos significaría un cambio considerable—. Haru, yo... —una vez más sus miradas se conectaron, los ojos rojos brillando a causa de un par de lágrimas que los invadían y su semblante nervioso y preocupado.


—¡Rin-chan! ¡Haru-chan! -la voz de Nagisa hizo eco en sus oídos, deteniendo por completo las palabras del otro, quien se limitó a mirar al rubio esperando saber la razón de su emoción—. Vengan acá, la mejor parte está por comenzar -sus brazos no habían dejado de sacudirse ni un sólo momento y su mirada no se despegaba del par.


—Ya lo escuchaste, será mejor ir -los ojos azules se clavaron en el menor ignorando por completo la presencia de su amigo. No estaba seguro del rumbo que llevaría lo que sea que intentaba decir, pero por la atmósfera que se había creado prefería no saberlo.


—Haru, de verdad...


—Se supone que estamos aquí porque pasará mucho tiempo antes de poder volver a verte, es seguro que los demás no querrán que sólo estés hablando conmigo —y sin esperar respuesta avanzó hacia donde estaba reunido el grupo, evitando mirar la expresión de frustración que se mantuvo en su rostro mientras se alejaba.


Luego de un par de horas la reunión acabó y Haru se encontraba cubierto por las cobijas sin intenciones de salir de ellas. Se sentía nostálgico pese a las pocas horas que habían pasado desde la partida de Rin y en su mente seguía la duda de que hubiera pasado si su amigo rubio no hubiera interrumpido sus palabras.


El sueño se negaba a vencerlo mientras sólo pensaba en que su decisión había sido la mejor y no tenía razones para arrepentirse aún si en su pecho se mantenía la sensación de vacío y no podía dormir. Sabía lo importante que era para el tiburón llegar a ser un nadador profesional y bajo ninguna circunstancia haría algo que pudiera desequilibrar su vida, pues estaba consciente de la gran influencia que representaba para el otro.


Sin saber en que momento sus ojos se cerraron y se mantuvieron así por un largo rato que para el fueron apenas minutos. Sin embargo, una incesante voz a su lado no paraba de sonar haciéndole imposible seguir así.


¿Oni-san? ¿Oni-san? ¿Estás bien? unos preciosos ojos rojos lo veían con curiosidad mientras una cabellera castaña no paraba de dar vueltas a su alrededor ansiosa por obtener una respuesta.


¡Papá! ¡Papá! ¡Oni-san no responde! las manos de la pequeña a su alrededor tiraban de su ropa mientras su voz se escuchaba cada vez más intrigada.


Dejen a Haru tranquilo, seguro es porque no parabas de saltar sobre él que ahora no quiere jugar. Nagisa trajo dulces y Sousuke quiere verlas, vayan con ellos y luego podrán jugar con Haru tomó a la pequeña que el mencionado cargaba en brazos para depositarla en el suelo y así pudiera correr junto con su hermana hacia donde el mayor los había mandado. ¿Estás bien? Lamento que sean tan ruidosas, con todo el asunto de la fiesta están muy inquietas.


¿Ellas son...? Haruka no sabía donde estaba ni lo que ocurría, sólo recordaba haber estado en cama luchando contra sus sentimientos.


¿Yume y Mirai? Sé que han crecido mucho y que tiene varios meses que no las ves pero no es razón para olvidarlas. Lo que menos querrían en su cumpleaños es que su oni-san favorito parezca no recordarlas.


Todo era demasiado confuso, sin mencionar que Rin se veía diferente respecto a la última vez que lo vio. Mucho más maduro, varonil y apuesto que el día que tomó el vuelo rumbo a Australia tras concluir la preparatoria.


Lamento que las gemelas estén tan efusivas, luego de verte en la última carrera no paran de hablar de lo increíble que eres y están ansiosas por preguntarte miles de cosas la hermosa mujer castaña se había acercado al verlo tan confundido y no pudo hacer más que disculparse con una sonrisa. ¿Seguro que no quieres sentarte un momento? No parece que te sientas bien.


Tranquila querida, ve con los demás. Yo me encargo de él ¿Sí? besó su frente con una sonrisa mientras la mujer se alejaba. Quizá debas tomar un descanso por unos minutos, no te ves bien...


Definitivamente necesitaba una explicación, no era posible que hace unos instantes estuviera en casa intentando dormir y de pronto estuviera en la fiesta de cumpleaños de los hijos de su primer amor sin poder recordar nada más que su pequeña conversación antes de partir.


Las respuestas eran algo necesario y sabía que, sin importar si era un sueño, el único que podría responder sin hacer más preguntas sería Makoto. Así que en cuanto la oportunidad llegó se acercó hasta él y comenzó a hacer todas las preguntas que habían en su mente.


Fue así como descubrió que en la realidad que tenía ante sus ojos habían pasado casi diez años desde su último recuerdo y que en ese tiempo Rin, además de cumplir su sueño de ser nadador profesional había conocido a esa chica castaña de ojos azules de quien se había enamorado, con la cual comenzó una relación para luego pedir su mano y, tres años antes de ese día, recibir a las pequeñas a quienes celebraban.


Al volver al lugar que era su hogar seguía esforzándose por entender que había ocurrido y por más que lo intentaba sólo lograba recordar que estaba recostado pensando en el pelirrojo y como enfrentar sus propios sentimientos para que no afectaran a si mismo o al chico.


Fue así como nuevamente volvió a perderse en sus pensamientos hasta escuchar que una voz que conocía a la perfección repetía su nombre sin cesar mientras lo miraba.


Vamos, no exageres. Sé que sólo han pasado un par de años desde que los presenté y les dije que estábamos saliendo pero estoy enamorado de ella y quiero pasar el resto de mi vida a su lado sus dientes afilados se mostraron en una disimulada sonrisa mientras tomaba la taza frente a él.


El azabache no podía hacer más que mirar al chico sin saber que decir pues, además de estar confundido por no entender lo que estaba ocurriendo para que nuevamente apareciera en otro lugar sin ninguna explicación, no sabía como reaccionar ante lo que acababa de decir.


¿Sabes? El día que estábamos en mi fiesta de despedida, cuando sólo estábamos nosotros dos, estuve a punto de decir que me gustabas un ligero tono rojizo decoraba sus mejillas. Evitando los ojos azules giró su rostro unos centímetros como muestra de lo avergonzado que se sentía. Que no me dejaras hablar en ese momento fue lo mejor, sería bastante incómodo invitarte a mi boda unos años después de decir eso. Además, simplemente estaba confundido en la manera de decirlo; te admiro y eres un amigo muy importante pero hay una gran diferencia entre eso y el amor...


Rin... la necesidad de hablar por fin lo había vencido y estuvo a punto de levantarse de su asiento y acercarse el chico.


Tranquilo, puedes hacer como que no dije eso. Sólo quería que lo supieras para no seguir avergonzándome cada que pienso en ello. Después de todo, tienes asuntos más importantes que atender que preocuparte por algo que no tiene sentido y yo voy a casarme el próximo mes. Espero que no tengas ninguna competencia planeada para ese día, es importante para mí que asistas sus labios apenas se curvaron en un intento de sonrisa antes de levantarse. No te preocupes por la cuenta, yo invito. Nos veremos después.


Quería correr tras él, detenerlo y por fin hablar de sus propios sentimientos pues si de algo estaba seguro es que fuera la realidad o un simple sueño no era sencillo saber que estaba con alguien más sin siquiera haber tenido la oportunidad de decir algo más.


Pese a lo que deseaba no pudo hacer más que quedarse ahí, pensando en lo que acababa de ocurrir, preguntándose como serían las cosas si en lugar de huir de lo que quería decirle en aquel momento hubiera sido capaz de sincerarse y decirle que también él le gustaba.


Se sentía tan abrumado por lo que escucho que ni siquiera sabía que debía hacer o como reaccionar. En ese momento lo que menos le importaba era encontrar una explicación lógica para lo que fuera que estuviera ocurriendo y le mostrara al chico en esa situación sin siquiera haber sido rechazado apropiadamente.


Apenas podía pensar sin sentir que de un momento a otro caería de rodillas al suelo con la confusión plasmada en su rostro borrando todo rastro de su expresión siempre imperturbable.


—¡Rin-chan! ¡Haru-chan! Vengan acá, la mejor parte está por comenzar —los brazos de Nagisa no dejaban de sacudirse ni un sólo momento mientras su mirada no se despegaba del par a quien llamaba.


De pronto los ojos del azabache miraron en todas direcciones intentando asegurarse de que sus sentidos no lo engañaban luego de lo que hace nada había experimentado.


—¿Estás bien? Nagisa quiere que vayamos —la voz del pelirrojo sonó llamando su atención mientras sus miradas volvían a encontrarse.


—¿Qué es lo que ibas a decirme? —instintivamente tomó su muñeca, deteniendo cualquier intento del chico por alejarse.


—¿Eh...? —su expresión parecía incómoda pero era sólo la prueba de que no estaba dispuesto a mostrar su vergüenza—. No sé de que hablas, debemos volver con el resto.


—Rin —se acercó a él casi aprisionándolo contra la pared tras él aun sin estar dispuesto a dejarlo ir—. Tienes que saber esto antes de irte...


—No tienes porque ponerte así, si hay algo que quieras decir hazlo pero podemos hablar normalmente —tener al chico tan cerca sólo lograba avergonzarlo más y lo ponía nervioso, no podía creer estar en esta situación unos segundos después de estar a punto de confesarle sus sentimientos.


—Me gustas Rin —se separó sólo unos centímetros de él, mostrándole tanta determinación como ese día en que, bajo la lluvia de estrellas, intentó convencerlo de no dejar la natación nuevamente.


—¿Qué? ¿De qué hablas? Deja de decir tonterías —la vergüenza incremento, obligando al pelirrojo a girar su rostro para evitar su mirada.


—Me gustas Rin, sólo quería que lo supieras. No tienes que decir nada más si no quieres, me basta con que sepas lo que siento por ti —dio la vuelta mientras soltaba su mano dispuesto a volver hacia donde estaban sus demás amigos hasta que sintió la mano del chico sosteniendo su muñeca.


—Maldición... Sí que eres problemático —una vez logró detenerlo soltó su mano y lo miró. Luego de unos instantes mirándose a los ojos rascó su nuca sin poder ocultar lo avergonzado que aún se sentía—. Supongo... Que también me gustas. Aún con lo extraño que puedes ser de un momento a otro ¿¡Cómo se te ocurre acorralarme contra la pared para decirme eso!? De verdad eres problemático... Date prisa, nos esperan —y sin dejar a Haru decir una palabra más comenzó a caminar hacia donde sus amigos estaban.


Le fue imposible ocultar la sonrisa que le causó la reacción de Rin mientras llegaba con el resto y por más preguntas que hacían al verlo simplemente ambos se negaban a decir algo.


Quizá no se casarían ni podrían tener hijos tal como había ocurrido con la chica que vio en lo que fuera que sea lo que le llevó a tomar esa decisión, ni siquiera estaba seguro de cuanto tiempo podía durar una relación entre ellos pero al menos había podido decir lo que siente por él y escuchar que le correspondía de la misma manera y eso era más que suficiente para sentirse feliz.

Notas finales:

Este fue el capítulo que tengo para hoy, espero sigan el resto de historias y las disfruten tanto como yo escribiendo. Nos leemos mañana.


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